Lagrimas de cristal

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LÁGRIMAS DE CRISTAL.

Marisa Villanueva1 Figuer


“La mente imagina personas perfectas”

Margarita no es un nombre demasiado adecuado para una mujer tan fría como yo......o por lo menos para una mujer sin amor. El dolor del desamorado se instauró en mi vida una mañana de otoño: una mañana nubosa, oscura y que incitaba a sacar las penas de la garganta, a gritar que ya valía de soledad y trabajo de oficinista. No sé lo que es el amor......Mis padres no se amaban. Yo no me amo a mi misma. Fumo sin parar...... 2


La intuición, esa capacidad de adivinar que algo especial va a suceder, pertenece al espíritu de cada uno. Esa mañana de octubre, a punto de arrancar el coche, sentí que alguien me miraba. El retrovisor fue cómplice y testigo. Ahí estaba Carlos, el hombre que no era como yo imaginaba. Obstinadamente aparecía en mis sueños, le buscaba en la Plaza Mayor con sus largos cabellos al viento. Su sola presencia me asustaba y al mismo tiempo me alegraba más que nada en este mundo, incluso más que contemplar a mi propio hijo. -Estoy hechizada- pensé-. Encendí el motor del coche y esperé para ver si se acercaba. Pero él seguía mirándome de lejos, sin moverse. Llovía y se estaba mojando. Yo no iba a delatarme, a reconocer que lo estaba viendo. Toqué la llave- sí me voy, quizás no vuelva a verle-. ¡Había venido a mi encuentro! Él, el hombre duro y, según sus palabras, capaz de no amar a nadie. Él, que no sentía esa imperiosa necesidad de buscar a una persona que te acompañe, aunque sólo sea una tarde.......

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Giré la llave y me fui. Aquella tarde compré un cactus para contarle las espinas, era un cactus grande con flores artificiales. - ¡Me duele tanto el corazón!- me dije en voz alta- ¿Cómo se puede amar a alguien con la imaginación? ¿Cómo no olvido a ese hombre frío y sin emociones? ¡Me atrae tanto! Se que detrás de esa estatua debe haber un corazón, aunque él jure que no es así. Al llegar a casa coloco el cactus sobre el aparador y recuerdo la frase de alguna conocida mía: “una mujer sin pendientes es como un aparador sin fuentes” y me siento a contar las hojas del cactus, transformadas en dolorosas puntas agudas y afiladas. Posee 43 aguijones- me digo- y lloro lágrimas de cristal mientras lo observo. ¿Por qué no le olvido?- silabeo¡Si pudiera verle y contarle otra vez que le quiero, aunque no me haya dado nada! ¡Está loco, pero sigue atenazando el corazón mío!- susurro-.

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------------------------------------------------------------------------------------------------------------Clara era mi amiga desde hacia más de cinco años. Nuestros hijos jugaban juntos a novios, a columpiarse y a enfadarse. ¡Eran tan felices...! o al menos lo parecía. ¡Viven el momento de una manera escandalosa! Me preparo una taza de café y llamo por teléfono a Clara. Le explico mi problema.-Deja hacer a la vida y al tiempo- me dice Clara-. Eso le pasa a muchas personas, y además, tu mente puede controlar tus sentimientos. - Claro, llevas razón....- le contesto sin convencimiento-. Gracias. Adiós. Mi café se había enfriado......

--------------------------------------------------------------------------------------------------------Aun no lo he contado. Yo soy una mujer joven, tengo veinticinco años y el pelo corto y de color castaño, ojos marrones que suelo pintar en azul y ademanes más bien serios. Suelo ponerme prendas azules de lino y me gusta colorearme las uñas con una laca que tiende a los marrones. Soy guapa por fuera; no me avergüenza decirlo. Podría ser modelo profesional de algún país de la antigua Rusia, y quizá llamarme Luzmila......Pero me 5 y aplastante. llamo Margarita Robledo y eso conlleva una realidad negra


-----------------------------------------------------------------------------------------------------Cuando contacté con él por teléfono a los tres meses, después de tres años sin saber nada de su vida, a excepción del incidente del coche, me contestó con mucho cariño y quiso quedar para ese mismo día. Yo no imaginaba el dolor que vendría después...... Cuando le vi quedé algo decepcionada, lo recordaba distinto. Estuvimos besándonos y tratando de esclarecer el motivo de mi vuelta después de tanto tiempo. -Te cuento la verdad-dije-. Me acordaba mucho de ti. Quiero conocerte y estoy convencida de que eres muy especial. Me ha costado mucho deshojar la margarita y elegir verte-concluí-. -----------------------------------------------------------------------------------------------------Su dormitorio era muy raro. Muchas máscaras colgaban de unas paredes ocres. Detrás de la cama aparecía un enorme espejo antiguo. También había muchos libros y un despertador y apuntes y bolígrafos y...... ¡La colcha era horrorosa! Era dorada y con flores en relieve. Unos cojines morados acababan de rematar la cama de matrimonio. Él estaba apoyado en el quicio de la puerta con un pijama granate y un pañuelo, dorado como la colcha, envolvía su cuello como para evitar un molesto catarro. 6


La imagen general es de lo más lúgubre-pensé-. Luego vino la agresión. La tulipa en forma de rosa de la mesilla se rompió hecha añicos en mi cabeza. Me dio un puñetazo terrible en toda la boca. Yo trataba de hacerle entrar en razón, pero pronto comprendí donde me había metido. Carlos no era lo que yo pensaba ni mucho menos- me dije a mi misma-. Imaginaba miradas de amor mientras me daba tremendas patadas en el estómago, en las piernas, en el pubis, en la espalda, en la cara, en el pecho, en el alma......

¡Eres una zorra!-me gritaba- ¡Una puta poniéndole cuernos a tu maridito! ¡Y quieres dejarme a mí como compañero a ratos, para olvidar desamores! -¡Me está matando!-pensé de pronto, con la piel ardiendo. 7


En la radio sonaba la canción “Savia nueva” de Carmen París, y mis manos están llenas de sangre cuando lo agarro del tobillo y no sé como, cae al suelo. -Perdona, estoy bebido-me dice Carlos-. Yo no puedo hablar ni respirar. Se que me estoy muriendo. Agarro un orinal de cerámica que está debajo de la cama, al alcance de mi mano y me acerco hacia donde su voz me dice: -¡Perdóname! Lo siento moverse. Me acerco más, arrastrándome y cuando me dice-¡te quiero, zorra!- y ya ha levantando la espalda del suelo, le doy con todo el orinal lo más fuerte que puedo en la cabeza. -No quiero matarle- pienso-, bien lo sabe Dios, pero tengo que defenderme. Tengo un hijo-continuo pensando- que está aprendiendo a leer y me espera. Lloro sin parar y las lágrimas se funden con mi sangre, aguándola. -¡Haz realidad tus sueños!- me grita una voz interior- ¡Mi hijo Mario está esperándome!-susurro como puedo. 8


Casi no veo y reptando voy dirigiéndome hacia la puerta. Me golpeo con lo que debe ser una pared. Mi respiración es entrecortada. ¡Me ahogo! ¡No sé si llegaré a algún sitio......! ¡Debo hacerlo!-me grito interiormente. Sigo avanzando apoyada en los codos. Pienso que la inocencia es un bien precioso, pero que pasa factura. ¿Cómo puedo amar a este hombre?-. Oigo que Carlos grita: “¿Dónde estás, guarra?”. -¿Por qué vivir después de esta experiencia? ¿De dónde sacar fuerzas para no fallecer?-pienso. Llego hasta la puerta de la calle, lo noto por la corriente que entra por debajo. -¡Seguramente se está levantando y vendrá a rematarme!-intuyo con grandes escalofríos que recorren todo mi cuerpo. Levanto dolorosamente el brazo y golpeo la puerta-pam, pam-. El golpe es imperceptible, no puedo...... ¡Socorro! ¿Qué hago? ¡Socorro!pienso-. Tiento alrededor de mí por si hubiera algún objeto. Descubro el paragüero, lo vuelco. Caen bastones y paraguas con gran ruido. -¡Qué bien! ¡Voy a salvarme!-me digo-. Nunca he experimentado posteriormente mayor alegría. Se me acelera el pulso y sonrío por fin. Agarro un bastón y golpeo la puerta una y otra vez, y otra y otra y otra 9 más......


Se oyen voces fuera. Sigo golpeando, pero no puedo hablar ni levantarme. De pronto, Carlos me habla al oído:-¡Hola preciosa!-. -¡¡¡NOOOO......!!!- grito con todas mis fuerzas-. La puerta se abre. Es el portero con la policía. Toda la indecisión desaparece de mi espíritu y comprendo en un segundo que los que no tienen amor deben tener mucho cuidado......Este policía y este conserje quizás salven mi vida. -------------------------------------------------------------------------------------------------

No estoy obligada a dejar de querer a Carlos. Le seguiré queriendo desde esta silla de ruedas mientras viva. Pero no voy a verlo más, es un trabajo de voluntad, como dejar de fumar, siempre te sigue apeteciendo...... Debo inventarme una nueva vida. 10 -------------------------------------------------------------------------------------------------


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