Pérgola de humo, núm. 3 abril-junio 2020

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COMITÉ EDITORIAL PÉRGOLA DE HUMO Núm. 3 (abril-junio 2020) Coordinadora general Tania Rivera Relaciones públicas Alejandra Zuccolotto Dictaminadores de poesía Edgar Humberto Paredes Ornelas Gerardo Ronzón Dictaminadores de narrativa Alejandra Zuccolotto Tania Rivera Colaboradores externos Evaluna Pereyra Eufrasio Daniela de la Fuente Mtro. José Luis Martínez Suárez Portada e ilustraciones del presente número Gilberto Ibarra Pacheco REDES SOCIALES Facebook: @pergolaDhumo Instagram: @PérgolaDeHumo Correo electrónico: pergoladehumo@hotmail.com

Registrado bajo licencia Creative Commons. Se permite su reproducción total o parcial citando la fuente.


Sobre nuestro artista invitado: Xilote Ibarra Pacheco “Inicié en el año 2010 trabajando el collage, la escultura y la fotografía; posteriormente incursioné en el ensamblaje y el grabado, lo que derivó en una fusión experimental de técnicas que me permitió desarrollar una cosmogonía gráfica y plástica distintiva, en la que una variedad de objetos y materiales confluyen para conseguir una transformación radical en los elementos. La construcción de una obra surge a partir de un objeto, éste me incita a la especulación en relación con su origen (quién lo diseñó, fabricó, usó, desechó, recolectó o transformó), éstas son algunas cuestiones que me estimulan mi desarrollo de conceptos y nuevas historias”. Redes sociales Instagram: @xiloteibarra Facebook: @xiloteibarrapacheco


PRESENTACIÓN

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ARTÍCULO Lo íntimo, lo público y lo privado en los cuentos del exilio Yivini Itzel Rodríguez Avila

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NARRATIVA Aquellos tiempos Diego Alba

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La bolsa de basura Luis Mendoza Vega

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Buenas noches caballero Rafael Roque

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POESÍA

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El oficio del escarabajo Lorena Huitrón

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Si aquí, mil veces Miguel volviera Quetzalli Domínguez

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Poemas consanguíneos Ángel Fuentes Balam

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Todas las lágrimas/A donde todos los jazmines María Eugenia Elizondo

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ENSAYO Animal simbólico Daniela de la Fuente

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TRADUCCIÓN Hablar con padre, de Anton Van Wilderode Traducción Paula Busseniers

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RESEÑA Entre riscos y llamas: Reseña Portrait de la jeune fille en feu (2019) de Céline Sciamma Tania Rivera

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POÉTICA ASTRAL

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PRESENTACIÓN

sufrimiento ante la muerte del ser querido; Ángel Fuentes Balam, nos presenta “Poemas consanguíneos”, una visión del mundo desde la perspectiva de ser padre, pero también hijo. Asimismo nos es grato presentar la traducción inédita del poema “Hablar con padre” del poeta belga Van Wilderode, traducido por Paula Busseniers, donde el luto sigue siendo evidente. Como broche de oro, Daniela de La Fuente nos presenta un entretenido ensayo sobre la vida diaria con un perro que, parecido a un niño en búsqueda de atención, recurre a ciertos actos en los cuales el dueño, tal como lo haría un padre, debe poner límites. También queremos agradecer a Xilote Ibarra Pacheco por sus ilustraciones que han servido como portada e ilustración de cada una de nuestras secciones. Sus collages son un ejemplo de versatilidad e ingenio. Por último, agradecemos a ustedes, nuestros lectores, a quienes esta revista va dedicada, ya que sin su apoyo, lectura y entusiasmo este proyecto no tendría un propósito. Dentro de nuestros objetivos está el dar a conocer el panorama tan grande de artistas en nuestro país y el resto del continente americano, por ello a lo largo del camino iremos rescatando esas voces que merecen ser oídas.

Estimados lectores: El comité editorial está muy contento de darles la bienvenida a nuestro tercer número, el cual hemos dedicado a dos figuras importantes dentro de nuestra sociedad: el padre y la madre. Ellos han sido motivo de inspiración para múltiples creaciones literarias y que han despertado los más íntimos sentimientos; desde el más lastimoso rencor hasta la afligida añoranza por la pérdida. Motivados por las fechas en que esta edición tiene lugar, reunimos una serie de textos en los cuales el tema de lo materno y/o paterno han fungido, para sus respectivos autores, como claves en su escritura Encabezando la sección de narrativa tenemos la microficción “Aquellos tiempos” a cargo de Diego Alba, escritor argentino, quien gusta del humor, el absurdo y los giros sorpresivos en sus relatos. Posteriormente se encuentra el cuento “La bolsa de basura” de Luis Mendoza Vega, estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura de la Universidad Veracruzana, un monólogo quejumbroso contra las constantes órdenes de un compañero de cuarto con aires paternales. En nuestra sección de poesía, la muerte y la pérdida duelen. Lorena Huitrón, poeta xalapeña, nos presenta fragmentos de su libro El oficio del escarabajo, un retrato de la vida familiar en torno al luto; Quetzalli Domínguez con su poema “Sí aquí, mil veces Miguel volviera”, continúa con esta línea del

Comité editorial de Pérgola de Humo Xalapa, Veracruz, México

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ARTÍCULO

Lo íntimo, lo público y lo privado en los cuentos del exilio Yivini Itzel Rodríguez Avila Universidad de Alcalá de Henares yivini.r@gmail.com Resumen: Durante su ausencia, los autores proscritos -renuentes a renunciar a la figura de intelectual que les fue arrebatada- manifiestan sus pensamientos a través de la literatura. A partir de cuatro cuentos seleccionados se articularán los principios de lo íntimo, lo público y lo privado. Además, se propondrán dos escenarios de conflicto: el primero cuando el exiliado regresa a España por un breve periodo, y el segundo cuando se encuentra en el país de acogida y debe adaptarse el cambio cultural. Palabras clave: Exilio, Exiliado, Cuento, Íntimo, Público, Privado.

Introducción El periodo del exilio representó para la sociedad española un estado transitivo de la iluminación académica hacia la oscuridad absolutista; fue una etapa en donde los espacios para la crítica política quedaron más que censurados, los círculos de intelectuales revolucionarios fueron disueltos y confinados al destierro. Aparecieron figuras militares que establecieron un control sobre lo que debía “ser pensado” y edificaron sobre la memoria colectiva la imagen de la guerra. Este ensayo se centra en aquellos autores que escribieron alejados de su tierra, y cuyo nombre no hizo eco en España sino hasta culminado el franquismo. Si bien no ahondo en el impacto que tuvieron en sus respectivos países de acogida, sí pretendo exponer algunas de las características manifiestas en sus cuentos que relacionan su contexto sociohistórico con la postura del exiliado. En la primera parte de este ensayo comienzo definiendo las nociones de lo íntimo y lo público, pues considero que a partir del esclarecimiento de ambos puntos será posible sostener el argumento de que, si generalmente lo íntimo se construye a partir de la esfera pública, entonces los cuentos del exilio como una muestra representacional de lo íntimo y lo privado estarán construidos necesariamente a partir de un fenómeno público. Refiriendo lo anterior, introduzco además el término de lo privado como un punto de transición entre lo íntimo y lo público. Posteriormente, en la segunda parte, esbozaré algunas actitudes de los intelectuales exiliados que se manifiestan a través de su literatura. Hago hincapié en que la correlación existente entre lo íntimo y lo público se hallará principalmente a través de los autores

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ARTÍCULO proscritos pues, es a través de ellos que este fenómeno se hace latente y donde convergen todos los ámbitos de las esferas tanto individual como social. Finalmente, en la tercera parte planteo la noción del cuento como una estrategia que servirá al autor para manifestar su posicionamiento respecto a la situación en que se encuentra. Para este apartado he tomado como referentes cuatro cuentos de autores exiliados, que son: La cabeza del Cordero de Francisco Ayala, La Mujer de Fabián de Manuel Andújar, El Remate de Max Aub y El Encuentro de Segundo Serrano Poncela.

Lo Íntimo, lo Público y lo Privado De acuerdo con Garzón Valdés (2003) lo íntimo señala al ámbito de los pensamientos y a la formación de decisiones de manera no expresada, ya sea porque no se desea expresarlo o porque es inexpresable (Pág. 15). Cabe mencionar que, dentro del campo de lo íntimo, no existen afectaciones por parte terceros; asimismo, el sujeto puede concederse una libertad autonómica de la moralidad.

Ahora bien, si lo íntimo se caracterizaba por la individualidad y la confidencialidad, lo público será el perfil opuesto, pues este último se caracteriza por la transparencia y lo manifiesto socialmente. Es importante reconocer que, en el ámbito de la convivencia pública, el individuo recurrentemente ha de encontrarse frente a restricciones normativas, estructuradas como la base de la organización social. Por otro lado, la privacidad es el ámbito donde imperaran exclusivamente los deseos y preferencias individuales, sujetos a cierto tipo de decisiones sociales, es decir, se consolida como una esfera personal reconocida cuyos límites serán trazados a partir del contexto cultural y social. (Garzón Valdés, 2003; pág.17). En este sentido, lo privado actúa como un mecanismo de selección de lo público que será incluido en lo íntimo.

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ARTÍCULO El intelectual exiliado En lo que concierne a la figura del intelectual expatriado, considero conveniente destacar algunos aspectos; primeramente, que el exilio representó para ellos un distanciamiento no sólo geográfico sino temporal, siendo este último un factor decisivo en la construcción de la nostalgia del exiliado. Por otra parte, la autoridad profesada por estos autores en su carácter de crítico autonómico ha perdido el impacto que tuvo alguna vez en su nación. Aunado a lo anterior, el intelectual exiliado se encuentra en una constante lucha contra el olvido impuesto por el régimen, cuya eficacia fue tal, que condicionaría el juicio de las siguientes generaciones. De este modo, lo políticamente público en oposición a lo íntimo del pensador proscrito hubo sobrepasado el recuerdo de su lucha, imponiendo sobre los individuos una imagen peyorativa de quienes, alguna vez, altercaron contra sistema. Como resultado, esta situación se presenta a manera de discurso bipartito en donde, por un lado, nos hallamos frente a la retórica del poder, y por otro, frente a la retórica del exilio. La primera, que posee un carácter más público, se implanta sobre la cultura de la época al tiempo que se esparce hacia lo privado; por otra parte, la segunda se consolida en lo íntimo y en lo lejano, se vale de memorias para satisfacer su cometido y corre el riesgo de perderse en el olvido.

El cuento como estrategia que unifica lo íntimo, lo privado y lo público Primeramente, la noción del cuento en calidad de estrategia que va más allá de su valor literario surge ante la necesidad -por parte de los autores- de comunicar tanto su postura política como su experiencia durante el exilio. En otras palabras, sirve para relacionar lo íntimo y lo público a través de la literatura. Frente a este escenario, surgen dos posturas de conflicto visualizadas en los cuatro cuentos seleccionados. En la primera postura, el personaje principal será un exiliado español que ha decidido regresar a España, a su regreso descubre que si bien, sus memorias habían permanecido indemnes, los lugares y personas que antes frecuentaba habían cambiado; le parece que la comida ya no es del todo apetecible; que la gente se encuentra distante, entre

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ARTÍCULO otras cosas. En el segundo caso, el protagonista se encuentra en una situación particular durante su periodo de exilio y, a lo largo del trayecto narrativo, compara continuamente las virtudes y deficiencias de su estancia, al mismo tiempo que añora una temporalidad y una territorialidad alterna. En ambas posturas el protagonista se encuentra en constante conflicto ya que, por un lado, nada de lo que recuerda con relación a su país ha permanecido intacto. Por otro, la nostalgia del pasado y el anhelo de un futuro alternativo invade su pensamiento constantemente. Al final, emerge ante él la necesidad de afrontar todos los cambios por los que ha atravesado su nación, y que, además ya no forman parte de su identidad. Esto culmina en un vaivén de pros y contras respecto a su condición tanto humana como política. Así, por ejemplo, en la situación planteada por Manuel Andújar en La Mujer de Fabián es evidente el choque emocional experimentado por la figura principal. Para él, el regreso a España implicó la revelación de la monstruosidad en que se habían convertido las personas a quienes guardó aprecio años atrás. Significó el advertir, durante su visita, que tanto Fabián como su esposa mostraban en lo público una fachada de cortesía y benevolencia, mientras que, en lo íntimo, en la manifestación de su verdadero ser no había más que atrocidad y dureza. Bajo esta circunstancia, el develamiento de la intimidad representó la eliminación de lo secreto, es decir, la exteriorización de los pensamientos y sentimientos más recónditos de estos dos personajes. Por otra parte, cabe resaltar el conflicto que invade a Remigio Morales en el cuento El Remate de Max Aub. Este personaje es -al igual que el autor- un intelectual revolucionario y exiliado que, al volver a España se topa con un catálogo de decepciones sobre lo que ha transcurrido durante su ausencia. En Remigio es visualizable no sólo el coraje de Aub, sino los rasgos más distintivos de los escritores del exilio: el rencor por el olvido y la nostalgia por el tiempo del que fueron despojados. A lo largo de todo el cuento se erigen tres fundamentos principales: primero, la banalidad que representó su lucha ante el poder ejercido por un gobierno que arremete contra la memoria; segundo, que el tiempo olvida a quienes han sido borrados del pasado y que no se encuentran presentes para seguir alimentando una imagen suya; y tercero, que la construcción histórica del país no atiende a las máximas de justicia y libertad, en palabras de Remigio: “si está bien que se olvide a los muertos, que los muertos -naturalmenteolviden a los muertos, lo que no me cabe en el entendimiento es la glorificación de un asesino” (Aub, 1961; pág.44). Asimismo, y retomando los términos de lo público, lo íntimo y lo privado, este cuento presenta una articulación de estos conceptos de forma íntegra, pues basta con traer a colación el discurso de Remigio en donde expresa su postura respecto a un periódico local. Lo público -en este caso el periódico- se contrapone a lo privado entre dos figuras de

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ARTÍCULO exiliados; además, será esa construcción de lo público lo que moldeará el pensamiento de las generaciones venideras. Para el segundo escenario, tomo como ejemplo el extenso caso de José Torres en La Cabeza del Cordero; él debe pugnar perpetuamente lo íntimo con una basta serie de pensamientos acerca de la supuesta familia marroquí; lo privado, a través de las innumerables experiencias y memorias que tiene sobre su vida en España, aunado a toda la justificación que elabora respecto a por qué obró de la forma en que lo hizo. Y finalmente, lo público, en donde ha de actuar cordialmente frente a esta nueva parentela que se le presenta. Este cuento de Francisco Ayala muestra claramente la conmoción constante entre lo público y lo íntimo, pues refleja todas las actitudes manifiestas que no corresponden al pensamiento del personaje y que, encima, atentan contra su autonomía moral. En concreto, se expresa la inquietud de José Torres respecto a que el ámbito público devenga en el pensamiento ético; asimismo devela su carácter moral en lo íntimo cuando este declara: Lo malo es que por la noche cuando uno tiene la mala pata de desvelarse, la razón se oscurece, se turba el juicio, y todo se confunde, se corrompe, se tuerce y se malea. Entonces, aun las cuestiones más simples adquieren otro aspecto, un aspecto falso; vienen deformadas por el aura de la pesadilla, y no hay quien soporte (Ayala, 1948; pág.144). De igual modo, el personaje de Esteban en El Encuentro de Segundo Serrano Poncela enuncia otro de los principales conflictos del expatriado: el requisito de integración inmediata a una nueva cultura. Vale decir que el exiliado no se siente cómodo en el país de acogida, pues le perturba saber si la situación en su tierra es tan precaria como supone; lo que desemboca en un pendular deseo por volver.

Conclusiones En estos cuentos los autores plasman lo íntimo de sus pensamientos y sentimientos respecto a su condición de exilio que, dicho sea de paso, recae en el ámbito de lo público. De igual manera, manifiestan a través de su literatura el coraje que pesa sobre sus hombros al no defender sus ideales dentro de su territorio. La mayoría de los personajes –a manera de retrato de los autores- se ven trastocados por un periodo de guerra en donde lo público no sólo influyó en lo íntimo y en lo privado, sino que envenenó la historia y provocó en la memoria un cambio irreversible. Y si bien, la estrategia de la literatura parece eficaz e innovadora, las medidas franquistas de infravaloración obstaculizarán la llegada de estos textos a través de la censura.

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ARTÍCULO

Bibliografía Andújar, Manuel. (1970). La Mujer de Fabián . Aub, Max. (1961). El Remate. Ayala, Francisco. (1948). La cabeza del Cordero. Garzón Valdés, Ernesto. (noviembre de 2003). Lo íntimo, lo Privado y lo Público. En Claves de Razón Práctica (137), págs. 15-37. Serrano Poncela, Segundo. (s.f.). El Encuentro.

Yivini Rodríguez Ávila. Estudiante de la Facultad de Antropología Lingüística y la Facultad de Teatro en la Universidad Veracruzana, realizó una estancia académica en el Máster en Investigación de Literatura Anglófona e Hispánica Contemporánea de la Universidad de Alcalá de Henares; ha participado en diferentes festivales y congresos sobre lingüística, literatura y teatro.

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NARRATIVA

Aquellos tiempos Diego Alba

―¡Mira lo que hice, Mami! ¿Si cierto que está bien bonito? Sus ojos de madre juzgaron asombrosa la imperfecta creación del niño. ―¡Órale Jeho, si'stá retelindo! Qué pena que tengas que desarmarlo… ―Un rato más, Mami, porfis… ―Mañana lo empiezas de nuevo, ahorita a descansar, bebé. —Ta' bueno, ma'. Una sonrisa traviesa iluminó la cara del pequeñín. ―¡Mírame, Mami. Mira como lo destruyo! Jehová separó los brazos y se abrieron las compuertas del cielo y durante cuarenta días y cuarenta noches llovió sobre la tierra…

Diego Alba es un novel escritor argentino residente en la localidad de Ciudad Evita, en el Gran Buenos Aires. Desarrolla su obra creativa principalmente en la modalidad del microrrelato, relato breve o minicuento valiéndose del absurdo, el humor, la ironía y la sorpresa para impactar al lector en menos de doscientas cincuenta palabras. Publica diariamente el blog Historias de dos minutos (https://h2minutos.blogspot.com.ar). Ha concursado en certámenes del género en diversos países de habla hispana y colabora con publicaciones en España, México, Estados Unidos, Colombia y Costa Rica.

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NARRATIVA

La bolsa de basura Luis Mendoza Para Ricardo Mi departamento es un asco. Mi mesa de estudio se encuentra abarrotada de colillas y demás desechos humanos que perforan la podrida madera. Las sábanas de mi cama son una maraña de problemas de insomnio. Mi ropa, sucia y apestosa, ya casi puede tocar el techo. Ni hablar de la cocina, que es propiedad de monstruosas cucarachas. ¿Qué carajos hago aquí? Bueno, soy parte de toda esta basura. Me lo recuerdo. Ojalá estuviera aquí mi amigo César, tiene meses que no lo veo. Aunque está pendejo y los pendejos se enojan por lo que sea, él sabría cómo ayudarme. Él me dice, con la resonancia de padre que detesto: “Antonio, no seas pendejo. ¡Párate! Limpia un poco tu vida, hombre”. Y yo aquí, tirado en el suelo, visto un short con olor a orines y una camiseta estampada por el frente con un “México para adelante”. Así que le contesto a Cesarín, como le digo de cariño: “César, hombre, estamos jodidos, estamos en la basura”. Pero a él no le importa eso. Tal vez sacaría a colación a mi sacrosanta madre, levantándola de donde se está pudriendo y, al ver cómo terminó su hijo, ardería en cólera y reclamos. Pinche gordo, mejor ponte a hacer ejercicio. Acabo de gritar: ese gruñido es un grito. En fin, debo de levantarme. Creo que aún queda un poco de vodka en el baño. Éste sí lo mantengo limpio. No sé por qué, pero es un lugar de meditación para mí. Todo el mundo debería tener limpio su baño, siempre. No me he bañado en días y me orino sin bajarme la bragueta, pero, demonios, el baño siempre debe de estar limpio. ¡Victoria! Queda justo para un vaso de vodka. Lo bebo lentamente. A lo lejos, escucho: campanadas y más campanadas. ¡La basura! ¡La basura! He estado esperando tanto ese sonido, me recuerda a un ángelus. Sonrío estúpidamente. Cesarín estaría contento por el siguiente acto que haré. Tomo la bolsa más grande. Está pesada, pero la cargo. Debo hacerlo. Abro la puerta del departamento: un aire de octubre me golpea el cuerpo. No hay más calor. La noche está fresca. Lo agradezco, si fuera el sol quien me recibiese en las afueras de mi guarida me perturbaría y dejaría al descubierto todo este pinche desastre. Deposito la bolsa a tres cuadras distantes. Regreso, entro al departamento y me encierro en el baño. El suelo está frío. Es agradable. Cierro los ojos y logro concebir el sueño. Creo que estoy borracho porque, por un momento, me siento tranquilo. Cuando el sol brille en la mañana y se cuele por la ventana a través de las cortinas como un intruso y no me muestre más la bolsa de basura chorreada, podré continuar; ya no recordaré la molesta voz de César diciéndome que saque la basura ni sus insistentes alaridos y demás. Mi vida seguirá siendo un basurero, pero con menos carga. ¡Qué pendejo, César!

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NARRATIVA ¡Ja!, él reprimiendo mi desastre y, justo ahora, viaja muerto y descuartizado en una bolsa directo al basurero.

Luis Mendoza Vega (1999). Estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Veracruzana. Miembro del equipo editorial de la revista literaria Tintero Blanco.

Buenas noches caballero Rafael Roque A Ramón Lo miran extrañamente: su ropa, sus movimientos, su rostro, todo es estudiado y comentado por la gente del pasillo. Las enfermeras lo observan y con sonrisa disimulada le piden calma. La gente camina a su alrededor y lo señalan, ríen, esperan algún movimiento, alguna mueca, un truco. Él está consciente de lo que ocurre a su alrededor, qué importa, le gusta, para eso ha nacido. Una flor echó agua cuando no debía la corneta suena y estremece a media sala de operación. La noticia le cae bien, lo sabe por el movimiento extraño que hace su corbata michi. Es varón. Una hora más de espera y por fin le permiten ingresar a la sala donde están las parturientas; ahí se encuentra su esposa, con el cabello azul despeinado, el rostro pálido y los pómulos morados. La nariz conserva el color rojo fuego de siempre, sus ojos la forma de estrella fugaz. Él ingresa a la sala sonriendo caminando como pingüino, el overol naranja inmenso, los zapatos talla 53 color marrón, los cabellos verdes, unas flores en mano y la felicidad única de un payaso que acaba de ser padre.

Le acercó el regalo, ella olió las flores con ternura y un chorro de agua le empapó el rostro. Rieron. A modo de respuesta le tiende la mano y una descarga eléctrica le eriza los cabellos al esposo. Esperan impacientes al bebé. Está ansiosa, se le nota tanto que un tic comienza a

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NARRATIVA palpitar en su corazón. Él lo advierte y piensa que algo va a explotar, sale apurado de la habitación completamente asustado, sin embargo, unos segundos después regresa con el gesto y la inocencia de un niño torpe. Ríen otra vez. Una enfermera ingresa con dos niños, uno es el de ellos. Se los entrega no sin mirarlos de manera extraña. Está cubierto con una frazada que abren con suavidad, el padre está anhelante, la madre feliz. Lo ven, lo estudian. Lo cargan, revisan cada una de sus extremidades, es distinto. El niño, ajeno a todo, duerme, con rostro rosado, cabello negro, muy pequeño, muy normal. El padre lo quiere, la madre lo adora. Poco a poco crece, es cuestión de tiempo. El padre continúa enseñándole las primeras palabras, aquellas que abren el show de todos los días: Buenas noches caballero. Nada, ni siquiera quiere probar la comida dulce, odia desde muy pequeño los cabellos de colores, las bocas rojas, los ojitos de estrella. Hace interminables pucheros cuando le obligan a ponerse overoles fosforescentes, eso no es lo suyo. El payaso anda medio decaído ante las negativas de su pequeño, pero no pierde las esperanzas. Todas las tardes salen a comer helados. En su caminar las flores le sonríen, los perros lo saludan y el cielo le regala dulces rellenos con menta. Las personas lo observan, ríen, disfrutan. ¡Mamá ahí está el payaso!, señalan los niños, con evidente encanto. Su hijo está avergonzado, no le agrada esa atención, no existe tanta gracia cuando tu papá es el centro de las burlas, de los dedos que apuntan. Un día se armó de valor y le comunicó la vergüenza que sentía. Al principio no entendía qué quiso decir, después de discutirlo y meditarlo sesudamente con el gato por fin comprendió que su hijo se siente apenado de él. En la cama la esposa le dice que no se preocupe, que es una etapa, que se quite los zapatos y se acueste en la cama porque mi flor necesita un jardinero apuesto, muy apuesto. La corbata michi giró interminablemente aquella noche. El niño crece y reniega de su padre. Su vestir es moderado, lo que destruye la armonía fosforescente de la casa. Su andar, los modales, todo correcto. Ama los libros. Maldice su destino, las burlas de los compañeros, los dedos acusadores. Tu padre es un payaso, un ridículo, solían decirle mientras lo golpeaban y por fin una nariz roja, de sangre. Adolescencia, terrible momento para tener un padre payaso. Constantemente miente, -soy adoptado, son unos tíos lejanos-, cualquier excusa es buena para que no los vinculen. El padre ya no insiste más, se contenta con su pequeño que no quiere ser payaso, qué importa, al fin y al cabo, lo ama. Aunque a veces intenta en vano explicarle lo del cofre secreto de los polvos mágicos: con echarse un poco es suficiente y, si en verdad eres un payaso, la

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NARRATIVA transformación será inmediata. Su hijo le contesta, una y otra vez, que los polvos mágicos no existen. Creció ausente, nunca fue a las funciones, siempre detestó ese mundo y a los amigos de su padre: la mujer con barba, el enano, el fortachón, el domador; todos le parecen ridículos. Prefiere estudiar, le gusta mucho eso de las matemáticas.

Lo del circo no va tan bien, la gente no asiste a las funciones y la magia se está perdiendo. La mujer barbuda decidió afeitarse después de tantos años. El hombre más pequeño del mundo salió en busca del amor y abandonó la carpa. El domador agoniza de tristeza después de enterarse que el único león, su fiel amigo anda muy mal de salud, que la jubilación está pronta. El fortachón decidió dar a conocer su homosexualidad y el amor que siente por el gerente del circo. Fue correspondido. Todos fueron tomando sus propios caminos y cada vez la situación se puso peor, sobre todo con la invasión de circos plagados de mujeres desnudas, cómicos sin gracia, animales muertos de hambre, acrobacias con red. Todo está perdiéndose. El retiro está cerca, la universidad también. Para orgullo del payaso su hijo ingresó a la Universidad Nacional de Ingeniería, voy estudiar matemáticas, papá. El padre trata de complacerlo, por eso acepta dejar el circo y buscar trabajo. Sin embargo, nadie lo contrata, su ropa no es la adecuada, los modales incorrectos, su rostro es blanco. Desempleado, sueña con la última función, la de despedida, el final de todos los actos. El hijo se fue de casa. Lejos conoció a una buena mujer, una empleada de tienda que aceptó ser su novia y que le decía y repetía que tenía algo: tu forma de reír, tus movimientos, algunos gestos, a veces como caminas, tu palidez, no sé, tienes algo… Él trata de disimularlo, cree que se está dando la transformación que su padre había augurado. Decidió disimular bien sus maneras, las risas, los gestos, el caminar y esas extrañas ganas de ponerse corbatas michi. Buenas noches caballero, dice por unas monedas en algún puente de la Vía Expresa; una moneda, solicita con sonrisa, con una mueca que en algún tiempo fue graciosa, pero no se puede competir con las groserías de aquel cómico de la calle, piensa. Se acerca al cómico grosero y

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NARRATIVA le da la mano, con la descarga eléctrica respectiva. Entonces es expulsado del puente por los ambulantes y comerciantes. Decide subir a los microbuses, sus bromas serán entendidas ahí y el resultado es el mismo, el chofer apura: si no vendes nada bájate, payaso. Siempre baja sin monedas. Estima que lo mejor será comprar una bolsa de golosinas para vender cualquier cojudez, dice la lisura y se ruboriza. Compra los dulces y el resultado no varía nada. Supo de algunos colegas de profesión que se dedican a animar fiestas infantiles, lo medita y le parece buena idea, allí hay niños y se entusiasma. Se presenta en las casas y deja una tarjeta pintada con plumón fucsia, la gente desconfía del payaso avejentado. Ya no tiene mucho cabello, su palidez es preocupante. La esposa lo espera siempre en casa haciendo maravillas en la cocina, magia. Dos papas, un pedacito de carne y un guiso mágico. Intenta entonces reunir a la gente de antaño, quiere despedirse con dignidad de los escenarios, julio se avecina y con él la época de circos. La gente quiere lo de antes les dice con su característica voz ridícula. Sus amigos están dudosos y después de muchas bromas y algunos dulces, aceptan. Se contactan con el dueño de una carpa de circo percudida en un cono de la capital, donde la estrella principal es un perro amaestrado que supuestamente habla. Y efectivamente parece pedir que lo maten a cada ladrido que da el perro flaco con collar de limones. Los dueños de aquel circo aceptan encantados, no tienen que pagarles a los nuevos integrantes y encima aumentarán en dos monedas el precio de la entrada. La esposa plancha a conciencia el traje verde para la función que se viene. Él se peina los cabellos, se fija si su palidez es la correcta y la flexibilidad de su corbata para el futuro acto final. Buenas noches caballero. Siente un tic en el corazón, como una bomba a punto de estallar y trata de salir corriendo. Es inútil, el tic lo sigue a todos lados, está dentro de él. Se intensifica cada vez más y de pronto, como quien no quiere la cosa, deja de latir, despacio, muy despacio y el payaso se recuesta en el suelo y sonríe para su esposa, la payasita ojos de estrella alegre que por el contrario comienza a llorar.

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NARRATIVA

El hijo llega dos días después de enterarse de la noticia, la novia espera afuera de la casa. La joven no sospecha nada aún, ese hogar no es el de antes, no hay brillo ni alegría. La madre le narra lo sucedido, aquella función que no se dará, la despedida que se frustró. Dios se lo llevó porque está seguramente aburrido, le dice. Él escucha atento y siente algo parecido a la tristeza. Revisa el cajón del padre, el pequeño cofre con recuerdos, fotos, los polvitos mágicos. Una foto llama su atención. En ella está llorando, es muy pequeño por eso no recuerda la escena. El padre está frente a él tratando de animarlo con una mueca y evidentes movimientos de brazos, una pierna está recogida, lo que indica que un salto ha sido efectuado, hay algo en el rostro del payaso: rigidez. Sí, el rostro a pesar de la mueca graciosa demuestra tensión, acaso por no poder consolar al hijo que llora. Se exige al máximo, solo quiere una sonrisa, una pequeña mueca de su pequeño. Queda desconcertado, la tristeza se apodera de su pecho y las lágrimas de las mejillas. No soporta la imagen de aquella foto y la deposita nuevamente dentro del cofre. Una idea nace y se decide. Los polvos mágicos están frente a él, saca unos pocos, los esparce cuidadosamente en la palma de la mano y poco a poco los espolvorea en el rostro. Un minuto después ya es un payaso. Su cabello es rojo, la nariz también, ojitos de estrella, corbata michi de cuadros marrones, overol verde fosforescente, zapatos talla 53 púrpura. Una mueca, el movimiento de cabeza y un saltito hacia un lado. Es un payaso. Feliz sale de la habitación, de un salto hace su aparición ¡taráaaan! Su madre le observa impresionada. Él le muestra con orgullo la flor que lleva en el pecho y un chorro le moja el rostro, ella ahora le da la mano con la descarga respectiva. Su novia lo ve desconcertada, le pregunta qué hace y él brinca mil, dos mil veces y la corbata michi hace remolinos. Sonríe y le dice: me gustas. La función debe continuar. En el funeral del padre tomaron la lo decisión de que el hijo ocupara el lugar del payaso ausente. Por supuesto, están orgullosos de él. ¡A la mierda las matemáticas!, dijo en voz alta la lisura y se ruboriza: es un payaso.

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NARRATIVA

En el circo la gente continúa llegando y casi hay lleno total. La madre está en primera fila, orgullosa, feliz de su payasito. El presentador empieza con las palabras de bienvenida. Primero, desde tierras lejanas donde el diablo no es diablo, donde el fuego emana del suelo, está hoy con nosotros: la mujer barbuda y su esposo, el hombre lobo (se casó con un hombre muy peludo). Las palmas, los espectadores señalan asombrados. Siguiente. El único hombre capaz de cargar una pesa de 300 kilos, que puede doblar un fierro como si se tratase de un palito de dientes: El fortachón. Palmas, los niños hacen punche tratando de emular al gran tipo, de inmensa fuerza y mirada penetrante. Y ahora, desde tierra feliz, el único payaso que no necesita maquillaje… ¡tatatatán! Un salto y ya está en medio de la arena. Los mira a todos con asombro, es maravilloso percatarse de las miradas incrédulas de los niños, felices, expectantes de la primera gracia, de alguna torpeza, de la enésima caída. Toma aire, una, dos, tres veces, hasta que por fin dice con algo de nerviosismo: Buenas noches caballero. Palmas, la madre sonríe, orgullosa. Una pareja a lo lejos aplaude, resignada con su hijo de veintiséis años que viste como payaso, alegre, aprendiendo todo lo que se debe saber sobre trucos y exagerados gestos. Sus padres lo observan, casi acostumbrados a su presencia, pensando que efectivamente es su hijo, aunque a veces guardan una pequeña esperanza de que todo haya sido un error, que se equivocaron en el hospital. Es su hijo, aquel payasito que se ríe de la experiencia de ese otro payaso torpe, sus bromas y aquella corbata michi.

Rafael Roque Rebaza, 37 años, escritor, periodista y padre de Ramón. En 2008 publicó su primer libro de cuentos En nombre del padre y otros cuentos. Ha ganado concursos literarios y publicado varios cuentos en distintas revistas.

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POESÍA

El oficio del escarabajo1 Lorena Huitrón En la escena primera del quinto acto de Hamlet, un sepulturero le dice a otro que los caballeros de nobleza más antigua son los jardineros, los cavadores y quienes hacen tumbas. Pero son ellos, los sepultureros, los constructores de las obras más durables, éstas permanecerán hasta el día del juicio final. *** En la historia de mi familia un hijo [mi papá] enterró a toda su progenie: hermano, padres, hermanas. Durante el último entierro, se improvisó un espacio para que la urna de mi tía estuviera entre la sepultura de mis abuelos. Una caja amplia para una cajita. La tapa de cemento no cabía, en medio de la solemnidad uno siente la ridiculez de sonreír porque el sepulturero se da cuenta de que estaba al revés y por eso no embonaba en la caja. Se cubre con más mezcla, improvisamos oraciones por la falta de asiduidad a misa. Miro la resistencia estoica de mi padre, como la del escarabajo enterrador. *** El escarabajo enterrador deposita cadáveres de animales pequeños en una cámara subterránea. Los limpia, da vuelta al cuerpo hasta quedar de forma esférica para impedir su putrefacción. *** Mi padre envuelve a su familia porque los cadáveres requieren cuidado permanente, porque es su responsabilidad. Yo siempre le he ayudado aunque no lo sepa, entro a esa cámara porque cuando las larvas crecen los padres se van en busca de nuevos cuerpos para sepultarlos. La belleza de esta especie son sus lazos: actúan en parejas y cuidan de sus crías.

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Estos poemas pertenecen al libro El oficio del escarabajo, Querétaro, Ediciones El Humo, 2019. 19


POESÍA

*** Nosotros nos alimentamos de la muerte mientras el enterrador coloca la última capa de cemento para fijar la pequeña lápida que guardará por siempre las cenizas. *** Los escarabajos abundan, aunque su población disminuye durante las lluvias. Reaparecen en octubre. Poco se ha estudiado a esta especie en México, nada más en su relación con el clima y el área boscosa. Poco sabemos de nosotros. Nos asomamos como familia usualmente al llorar. *** Arropo con mi padre el cadáver de mi tía, lo giro como a las vendas que ella tenía en las piernas y en la cintura un día después de su operación. Lo voy haciendo con cuidado para que nada se mueva, ni su cara, ni su cabello perfectamente blanco debajo de las orejas, ni los ojos rojos de mi padre en el panteón con una lágrima, el sepulturero familiar, el oficio de nobleza más antigua según el primer enterrador del quinto acto escena primera en Hamlet. Hago más grande esa esfera, la pinto de granate para depositarla, para que los nietos la descubran, la devoren y se cumpla el oficio del escarabajo enterrador

Lorena Huitrón Vázquez (Xalapa, 1982). Estudió Lengua y Literatura Hispánicas. Fue beneficiaria del Programa de Estímulos a la Creación Artística en el Estado de Veracruz (PECDAV) en poesía (2009-2010) y novela (2013-2014). Sus poemas han aparecido en distintas revistas impresas y electrónicas de México, Colombia y Puerto Rico, así como en antologías. Ha publicado: Parábola del desconocido (FETA, Colección la Ceibita, 2012); Erigir una Fortaleza (Instituto Literario de Veracruz, 2013); Una violencia sencilla (Sedeculta, Instituto literario de Veracruz, 2017), libro ganador del Premio Nacional de Poesía Experimental Raúl Renán 2015; Wintu (digital, Stomias Boa, 2017); y El oficio del escarabajo (Ediciones el Humo, 2019).

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POESÍA

Si aquí, mil veces Miguel volviera Quetzalli Domínguez

A MIGUEL L. G ASESINADO EL 16 DE MAYO DEL 2019 A MANOS DEL CRIMEN ORGANIZADO EN VERACRUZ.

Miguel: te he llamado esta noche para hablarte del tiempo y del río seco que somos,

de lo poco que ha reverdecido el pueblo después de ti

Han mandado voces ancestrales a liberarte un poco de esta carga que suplican se haga etérea rezan con voz suplicante al dios que te mató.

¿Por qué me hablan aquí al oído? con el izquierdo oigo lejanas sus voces con el derecho sólo escucho el sonido del río al que no me llevaste No puedo rezarte con el habla, Miguel. no quiero ni quieres te pregunto y dices que no te sirve de nada ya, ésta, mi voz.

¿Dónde te quedaste? Si aquí fue el cuerpo sobre la cama tendida de sangre 21


POESÍA

que se mezcló con las lágrimas de tu padre y las plegarias de tu madre

Si aquí tirada la camisa azul turquesa que llevabas puesta esa tarde a las tres y media hora aciaga donde soltaste la broncínea arma de tu cuerpo ¡Oh! Guerrero

Si aquí regada también Sobre el campo caliente de mayo tras estos doce meses que te nombran Yo que no soy nadie ni fui alguien, que no caminamos en las calles ni reímos frente a todos, que no me emborraché ni terminé en la cama contigo, Aquí estoy, llorándote.

Miguel, mil veces amado mil veces llorado, ¡Cómo puedes estar allá tan solo con puros huesos! quisiéramos mejor estar ahí tu abuela y yo, y no aquí sentadas una junto a la otra mes con mes día dieciséis repitiendo palabras sin sentido que van cansando en la medida que se nombran.

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POESÍA

Hoy me he rehusado a estar en este cuerpo que arde al cual se le pudren las cuencas de los ojos que soy y tengo y no tengo.

Quisiera mejor meterme en esa caja y abrazarte entre mis piernas para que estés en un lugar calientito donde tu negra carne no sea ya para los gusanos que se han llenado de ti, glotones, alimento.

Miguel, si te preguntan ahora que a dónde iremos dirás que a ver el mar diré que sí, que esta vez sí y todas las veces.

Ya no hay trabajo Miguel, ni tiempos perdidos, ni viejos amores encarpetados, ahora que ya puedo verte tampoco hay cuerpo que responda cuando llamo Miguel López Gerón en voz alta.

Miguel, si te preguntan por tu pulmón perforado no respondas, ni llores no desperdicies lágrimas que de igual manera las nuestras ya no te han de lavar la herida.

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POESÍA

Quetzalli Domínguez Sa. (Xalapa, Veracruz, 1994) Es licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Veracruzana; lectora y escribiente. Interesada en el estudio del testimonio literario y los diferentes rostros de la memoria. Ha publicado sus textos en diferentes medios impresos y electrónicos.

Poemas consanguíneos Ángel Fuentes Balam

ARIADNE

Mi hija es una piedra. Ahí me apoyo para construir la catedral de la paz que desplume al arcángel de mi tiniebla. Mi hija es raíz de marzo por ella nace la primavera definitiva. La floresta milagrosa, donde los más sabios extraen pociones para curar el luto. Mi hija es una barca ahí navego hasta descubrir la cuna del sol,

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POESÍA

el recipiente de la luz no cegadora, la mañana imperecedera. Cuando sea el Fin y los ángeles toquen las trompetas, renaceré en la casa de mi hija; su madre preparará hogazas tiernas, mientras yo bajo por la escalera circular cargando a la pequeña que recibirá con limpia sonrisa el nuevo mundo.

MA A mi madre, Rosalinda Cuando fui gaviota herida bajo tu playa me escondí, en su brisa vehemente sacudí mi pluma; la arena no me pareció desierto sino larga caricia. Oigo tu voz, rezos en las noches secas: ¿hablas con dios sobre mí y de los arcanos en tu corazón de espuma?, ¿le cantas rondas infantiles?, ¿lo reprendes por su ausencia? El único dios que yo he conocido son tus brazos, madre. Tus palabras han nutrido las mías: los versos no son sino un espejo que pretende reconstruir tu belleza, tu savia. Tú, sabia y melodiosa, nota final de primavera, invierno cadencioso, estío orquestal: ahí tu risa, madre, incomparable acorde mayor tiñendo de oros el otoño. Tus labores rutinarias no son menores que las de los héroes, salvan a esta raza: desde cómo colocas la olla en el fuego, cómo miras la tela que remendarás, cómo nos dotaste

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POESÍA

de brío en ásperos tiempos: eso es lo que hace inmortales a las almas. Y vivirás por siempre, madre nube, pesebre de la gracia, bosque perfecto donde aprendí a amar. La primera sílaba que salió de mis labios fue tuya y la última regresará a tus alas.

PÁ A las lágrimas de mi padre Fernando Fuentes en el momento de partir, y a la sonrisa de mi hija al verme llegar.

Papá todo lo puede resolver: desde medir la anchura del firmamento, hasta iluminar la caverna más profunda, colocando un millón de bombillas eléctricas para que no me dé miedo la oscuridad. Papá puede lograrlo todo: jugar conmigo aunque se sienta derrotado, construirme pequeños muñecos con cerillos y cebolla, enseñarme a cruzar la calle y a patear el balón. 26


POESÍA

Papá está aunque no esté: tiene esa habilidad de superhombre. Papá a veces se siente solo y no le dice a nadie; pero su corazón se llena -igual que un lago- de mis ojos. Yo nunca olvido que sigue siendo un niño asustado (aunque muy adentro de su laberinto) y por eso me ama tanto, porque le recuerdo a él. Mi padre es nube radiante cuando anochezco y nube negra cuando requiero agua. Mi padre no habla mucho, es como un árbol que susurra y fructifica para alimentarme. Mi padre detendría la migración de las mariposas si yo necesitara, pelearía contra halcones, dejaría de ser piel para convertirse en frío si el ardor de la tristeza tocara mi cuerpo.

Ángel Fuentes Balam. Mérida, Yucatán, México. 1988. Director de teatro, escritor y actor. Es autor de los libros: Melodía tu engranaje quieto (Editorial El Drenaje), Cruoris o la rabia que fuimos (Libros en Red) y Devoré el cráneo de Eros (Ediciones O). Ha publicado en antologías y revistas a nivel nacional e internacional. Productor de: “Buqueic” (2017-2018), presentación de lectura y acciones escénicas sobre literatura pornográfica, erótica y violenta, realizada por autores mexicanos.

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POESÍA

Todas las lágrimas/A todos los jazmines Eugenia Elizondo Todas las lágrimas que no lloré por ti cenizas fueron cerrando mis pupilas como párpados de hierro no sentí el viento acariciado por tus alas mariposa fuiste silencio desvanecidas tus palabras nunca vi tus rostros reflejados en el agua olvidé los besos las rosas las bienvenidas me envolvió tu ausencia y el coraje de perderte con cual derecho me diste tanto para luego arrebatarlo no desaparecen las cicatrices mariposa sólo nos recuerdan lo vivido hoy quiero recuperar los hilos aquellos que tejieron nuestras vidas 28


POESĂ?A

han de regresar las rosas las bienvenidas y los besos.

A donde los jazmines los limones el verde pasto

las margaritas el cielo azul

el blanco de las nubes

de cristal y porcelana ya estĂĄn los jarrones en albricias para las rosas pletĂłricas de aromas perfumando nuestras vidas

te reconozco en el viento en la suavidad de los duraznos en tus contundentes y diminutos pasos

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POESÍA

te imagino en mi nombre musitado en tu garganta el que no escucharé

nunca más

se extiende larga la mirada en este mar tan diferente

¿cómo quiero encontrarte? si el camino me llevó tan lejos del lugar donde nos dijimos adiós

te busco pretendiendo olvidarte es el pasado que regresa una y otra vez

Eugenia Elizondo, Monterrey, N. L. Radica en Tijuana, B.C. Lic. en Comunicación por la Universidad Regiomontana. Publicaciones: revistas, blogs de poesía y antologías a nivel nacional e internacional. Participó en las antologías bilingües San Diego Poetry Annual, 2013-2014 y 2016-2017. Autora de los libros Tierra de sal (2013), Palabras callejeras de Honda (2013), San Jorge bendito de Onomatopeya (2014) y Juana de Cadereyta (2015). Fundadora del Colectivo Poético “Mañana Lloverá”. Miembro del Movimiento Mujeres Poetas Internacional (MPI) desde 2013. Colaboradora de la Revista Tijuana Poética. Fundadora y Coeditora Editorial en Ediciones Mañana Lloverá.

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TRADUCCIÓN

Hablar con padre Anton Van Wilderode, Traducción de Paula Busseniers

Padre, te hemos sepultado, cuidamos que la tierra fuera suave para dormir, suave para olvidar: arena que desvanece y agua, que sin saberlo, es recuerdo y tristeza jamás conocida.

No estarás solo, dormirás, dormirás de noche con las estrellas, fuegos eternos, y alrededor de tu isla, agua que lento fluye. Los arboles saludan eternamente y cada hora.

No estarás solo. Las flores y las hierbas fueron apenas interrumpidas en su floración y cada primavera crece la enredadera cuando el viento joven vuelve del sur.

No estarás solo: cantará el ruiseñor.

Paula Busseniers nació en la región flamenca de Bélgica y es xalapeña desde hace mucho. Fue co-traductora de Huesos de Jilguero (UV, 2015); escribe poesía y cuento.

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ENSAYO

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ENSAYO

Animal simbólico Daniela Isabel De la Fuente Esquinca

“Niebla”, mi camarada, aunque tú no lo sabes, nos queda todavía, en medio de esta heroica pena bombardeada, la fe, que es alegría, alegría, alegría. Rafael Alberti

La pragmática estudia el contexto situacional del proceso comunicativo, pero no sólo eso, sino también las relaciones interpersonales entre los hablantes, las normas de interacción social, los actos performativos del habla, la información secreta y compartida entre emisor y receptor, es decir, todos los aspectos extralingüísticos de la comunicación y cómo estos afectan su realización.

Hace unos días me encontraba poniéndome los zapatos para salir de casa cuando mi perro, un cachorro de 7 meses de edad, se dirigió a mí y comenzó a morderme los zapatos. Ya sabía que quería algo, ya fuese que le diese comida, agua o sacarlo de paseo, pero en ese momento mi prioridad era atarme las agujetas de los tenis, pues tenía que llegar a la escuela, así que me vi en la necesidad de poner una barrera entre ambos que le impidiese morderme los zapatos, los tobillos y las manos. Lo único que tenía a mano era el tripié de una cámara, que para efectos prácticos no tenía gran utilidad como barrera, pero era todo lo que había cerca y eso puse entre nosotros, esperando lo que creía sería la respuesta más lógica: el perro atravesaría el tripié y no habría diferencia entre su anterior posición y la nueva. Sin embargo, no fue el caso. En cuanto puse el tripié entre nosotros, el perro cesó su berrinche —debo

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aclarar algo: no le llamo berrinche al que me pida cosas esenciales para su sano desarrollo, como comida, agua o paseo, le llamo berrinche a su forma agresiva de exigirme cosas muy específicas. Cuando me pide comida, no sólo pide comida. También espera que se la dé en la boca. Si sólo se la sirvo en un plato, no comerá—. Había algo que interponía entre él y yo, pero no era un tripié. Era una barrera simbólica. Bueno, en realidad no era aún una barrera simbólica, sino un tripié, un artefacto que le era desconocido a mi cachorro y cuyas tres patas de metal lo confundieron. No supo cómo atravesarlas, si bien el espacio entre ellas era suficiente para ser cruzadas por él. Esa confusión probablemente lo asustó. En aquel momento todo lo que pensé fue: “Excelente, ahora podré continuar amarrándome las agujetas, mientras él descubre cómo pasar entre ellas”. Lo hice y después de dejarle comida, aun sabiendo que no la comería, y agua, salí de casa.

Por la tarde de aquel mismo día, cuando ya había regresado, nuevamente el perro intentó morderme los zapatos. Yo estaba sentada en el sofá tratando de ver una película, por lo que pensé que tal vez podría volver a funcionar el tripié como barrera, aún esperando que de hecho no lo hiciera, porque si el perro hubiera querido continuar mordiéndome, todo lo que tendría que haber hecho era saltar al sofá y morderme la cabeza y los brazos. Pero apenas puse el tripié entre él y yo, después de haberle pedido “¡Ya basta!”, el perrito paró y se alejó, y no intentó subir al sofá para continuar su berrinche. Me pareció extrañísimo, pero afortunado. Mi mensaje había sido comprendido. Después de unos 10 minutos o menos, el perro volvió. Yo aún no había retirado el tripié, me había distraído haciendo alguna otra cosa. Febo, que es el nombre mi perro, subió nuevamente al sofá y pensé: “Oh, no, volverá a intentar morderme para conseguir su objetivo, cualquiera que sea.” Pero otra vez me sorprendió. No se acercó a mí, a pesar de haber hecho el gesto de acercarse, algo lo detuvo. Observó el tripié todavía frente a mí actuando como barrera, ahora sí, simbólica, y desechó

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su idea. Algo en su rostro me dijo que le ponía triste no poder acercarse, y, conmovida, moví el tripié a otro lado para ver qué hacía. Inmediatamente de haberlo quitado, él se dispuso a mi lado y reposó su cabeza en mis piernas. Habíamos hecho las paces. Un minuto después, se fue. Me pareció interesante cómo Febo, después de un primer intento por transmitirle un mensaje a través de algo distinto de la lengua hablada, de una acción arbitraria como la colocación de un tripié, comprendió mi intención y transformó el significado de ese objeto, dándole un sentido de barrera, de “no te me acerques”. Este suceso que relaté aquí es un buen ejemplo de cómo puede darse un proceso comunicativo sin necesidad de la lengua hablada y cómo, de acuerdo con la información inferida y contextual, se establece un diálogo entre emisor y receptor, permitiendo a ambos comprenderse y establecer significados alejados del significado literal de las cosas. Charles W. Morris dijo que el hombre es un animal simbólico, pero parece ser que no es el único. Los perros dialogan con sus amos a través de símbolos. Cuando entrenas a un perro, para que comprenda una orden, debe ir acompañada de un gesto con la mano, de modo que, incluso si no dices la orden, pero realizas tal gesto, el perro obedecerá. Para que el perro comprenda este gesto, tendrá que haberle designado un significado y tendrá que saber que está siendo dirigido a él. Por supuesto, el perro no le asigna un significado la primera vez que observa el signo, sino que lo hará más adelante, una vez que hayan ensayado amo y mascota muchas veces dicha orden. Del mismo modo, el amo aprende a comprender el significado de los gestos de su perro. Por ejemplo, yo sé que Febo me muerde para pedirme cosas, del mismo modo en que los bebés lloran a sus madres para hacer lo mismo. Al principio no sabía por qué lo hacía, pero con el tiempo comprendí que en cuanto le daba de comer, le ofrecía agua o le abría la puerta, sus mordidas cesaban. También puedo saber cuando se encuentra incómodo o harto. A veces sólo basta con una mirada o la observación de su caminar para que lo sepa. Quizás es debido a esta capacidad de diálogo entre perros y hombres que el perro es considerado su mejor amigo. Sé que Febo es el mío al menos, o está a la mitad de camino de serlo.

10 de diciembre de 2019.

Daniela Isabel De La Fuente Esquinca, nacida en Cárdenas, Tabasco, reside actualmente en Xalapa, Veracruz, donde cursa la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Veracruzana.

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RESEÑA

Entre riscos y llamas: Reseña Portrait de la jeune fille en feu (2019) Céline Sciamma Tania Rivera A principios de este año, en redes sociales podían leerse estados en los que se pedía “2020 sorpréndeme” y tal parece que estos ruegos elevados al Dios omnipotente del internet dieron resultado: el 2020 ha sido una mala noticia tras otra: incendios en Australia, la caída del precio del petróleo y recientemente una pandemia. Si comienzo estas líneas con un claro pesimismo es porque, en el fondo es lo que todos opinamos sobre lo que va del año, sin embargo esta cuarentena también tiene un lado positivo: el tiempo. Y aprovechando que muchos de nosotros no sabemos qué ver, a continuación hablaré de una película que es una pena que no se haya podido estrenar en cines –su estreno estaba previsto para el 09 de abril– pero que confío, en que al final de esta reseña todos corran a mirarla. Portrait de la jeune fille en feu (2019) –en español Retrato de una mujer en llamas– es el cuarto largometraje de la directora francesa Céline Sciamma, conocida por su exploración de la sexualidad femenina en la adolescencia y la pubertad y, además, por retratar a personajes LGBT+ como en la película Tomboy (2011). Sin embargo, en esta ocasión presenta un film con mujeres maduras, viviendo la intensidad de la adultez, pero siendo frenadas por las convenciones del siglo XVIII. Esta historia le valió a Sciamma el premio a mejor guion y la Palma Queer en Cannes 2019. Retrato de una mujer en llamas nos presenta la historia de Marianne (Noèmie Merlant), una pintora que recibe el encargo de retratar a Hèloïse (Adèle Haendel), una chica que acaba de salir del convento para casarse. Este matrimonio sólo se llevará a cabo si el retrato es del gusto del futuro marido, sin embargo, Marianne se topará con la indisposición de la modelo para posar y deberá realizar la pintura en secreto. Poco a poco, la investigación de Marianne a su modelo terminará por desdibujar la barrera entre el artista y la musa, entre el observador y el observado y con ello, se abrirá la posibilidad al amor desenfrenado. Dicho lo anterior, puedo imaginar la cara que habrá puesto el lector asustadizo (por no llamarlo mojigato) o el lector voyeurista (por no decirle morboso) y permítanme explicarme antes de que se hagan una falsa idea en la cabeza. Sí, está es una película de amor entre mujeres pero no encontrarán aquí una mera representación sexual de dicha relación. Cuando se le cuestionó a Sciamma sobre la sensualidad en la película dijo lo siguiente: Puro erotismo, diría yo. Pero me he encontrado con muchos críticos, en su mayoría de una generación anterior, que la critican por no mostrar suficiente carne; supongo que ellos prefieren “La vida de Adele” (2013). Y que conste que me parece una película estupenda, pero sus escenas de sexo son una fantasía

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RESEÑA masculina inspirada en el porno. Las mujeres lesbianas no follamos como lo hacen sus protagonistas. Erotismo es lo que podremos encontrar entre Marianne y Hèloïse; puede verse en las miradas, en los roces, en la respiración, en la mera cercanía. Aquí es donde radica la madurez de la historia de amor. No se trata del romance producto del deseo, nos enfrentamos a la pasión como resultado de la contemplación, de la presencia del otro, del silencio sólo interrumpido por el sonido del lápiz al pintar o de las llamas en la chimenea.

Hay que destacar el papel del silencio en la construcción de la atmósfera que propicia el romance, la música no está presente en toda la película, pero cuando aparece lo hace con la fuerza que solamente Vivaldi puede provocar. Y ya que tocamos ese tipo de advertencias, también es de mencionar la “lentitud” con que se nos presenta la historia, Sciamma se toma su tiempo para mostrarnos esos hermosos paisajes románticos que recuerdan a David Friedrich y, de igual forma, con las acciones de los personajes. Todo es quietud en esos solitarios riscos, por lo que no se desesperen y disfruten de la vista. Otro error en los que podemos caer antes de acercarnos a la película, es creer que encontraremos un retrato fiel del siglo XVIII. No se deje engañar futuro espectador: es una película completamente contemporánea, conocemos mujeres que podrían ser nuestras amigas, vecinas y compañeras pero vestidas como antes de la revolución francesa. Veremos las mismas aspiraciones femeninas de nuestros días: escapar de muchas cárceles que aún nos aprisionan; es una exploración completa de todo el universo femenino, la maternidad y el rechazo a ella, el matrimonio, el deseo, la sexualidad e incluso, en el caso de Marianne veremos cómo es que el mismo arte también encarcela a las artistas. En ese sentido, no se espante querido lector si descubre en Retrato de una mujer en llamas ideas tan de nuestros días como la sororidad, el papel de la mujer en el arte y las lesbianas en la historia. Las palabras “universo femenino” pueden hacer surgir sospechas a aquel lector que aún conserve dudas para ver esta película. Especialmente quiero dirigirme a los hombres, pues dicho así parece que los estoy mandando a ver Mujercitas –que por cierto me pareció maravillosa–, Orgullo y Prejuicio o cualquier otra película fácilmente tachable de “cursilona”; decir “una película de mujeres y sobre mujeres” podría dar la impresión de que tratará temas ajenos a los intereses masculinos y no voy a mentir: no hay hombres en esta película,

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RESEÑA más allá de apariciones incidentales y sí, también verán escenas de temas como el aborto – escenas brutales que no son muy distantes de los métodos ancestrales utilizados todavía en México– o el matrimonio, pero la belleza de este film radica en que también muestra sentimientos y experiencias universales: todos hemos amado profundamente, todos nos hemos preguntado el porqué perdemos a un ser querido, todos tenemos un recuerdo brillante y doloroso como ver a una mujer en llamas. En fin, despreocúpese lector de que no logrará congeniar con Marianne y Hëloise. Por último, quiero repetir que me parece una verdadera pena que Retrato de una mujer en llamas no llegue pronto a las salas mexicanas, así como también es lamentable que haya sido ignorada en premios tan importantes como el Oscar de este año, sin embargo es sabido que ese tipo de galas desde hace mucho tiempo obedecen a motivos totalmente ajenos al arte, – aunque el nombre de Céline Sciamma si desfiló por la alfombra roja en el abrigo Dior de Natalie Portman–. Todo esto lo menciono porque creo que con esas circunstancias tal vez no haya muchas posibilidades de encontrar esta película en el cine, pero si tiene la fortuna, querido lector, no dude en mirarla. No incito a la ilegalidad, pero si ve esta película en internet, véala, que seguramente observar el amor entre riscos y llamas le hará más soportable cualquier mala noticia que aún quede por darnos este año.

Referencias Couvreur, B. Cayla, V. (Productores) y Sciamma, C.(Directora). (2019). Portrait de la jeune fille en feu.[Cinta cinematográfica]. Francia: Lilies Film, Arte France Cinéma y MK2 Diffusion. Salván, N. (19 de Octubre de 2019). “Céline Sciamma: las lesbianas no tenemos historia, y yo he querido otorgamos una”. El periódico. [Consultado el 05 de abril de 2020]. Recuperado de: https://www.elperiodico.com/es/ocio-ycultura/20191019/entrevista-celine-sciamma-directora-retrato-de-una-mujer-enllamas-7691205. Zurdo, J. (17 de octubre de 2019). “Céline Sciamma: El consentimiento es erótico; enseñar la boca y no el cuerpo es sensual”. El español. [Consultado el 05 de abril de 2020]. Recuperado de https://www.elespanol.com/cultura/cine/20191017/celinesciamma-consentimiento-erotico-ensenar-no-sensual/437457322_0.html.

Tania Viridiana Hernández Rivera (Xalapa, Ver., 1997). Estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas. Ha publicado en varias revistas digitales. Actualmente forma parte del comité editorial de Pérgola de humohum 40


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POÉTICA ASTRAL

Poética astral En pérgola de humo somos fieles defensores del amor en todas sus formas, por eso en vísperas del mes del orgullo LGBT+ le hemos preguntado a Masahati sus poemas favoritos de escritores que intentaron vivir libremente su sexualidad y recordarnos que amor es amor. Te compartimos los textos que eligió Mahasati.

ARIES Seguid, seguid así, tan descuidadamente, Atrayendo al amor, atrayendo al deseo. No cuidéis de la herida que la hermosura vuestra y vuestra gracia abren En este transeúnte inmune en apariencia a ellas. Luis Cernuda TAURO Nada fue como dicen. Yo descubrí mi cuerpo mojado en la maleza y lo empecé a palpar. Era mi cuerpo solo el que se hinchaba inflamada mi vela. No supe qué corría por mi vientre trepaba hasta mi pecho enceguecía. Tuve miedo y grité tuve miedo y rodé por la maleza. Odette Alonso GÉMINIS Seguid, seguid así, tan descuidadamente, Atrayendo al amor, atrayendo al deseo. No cuidéis de la herida que la hermosura vuestra y vuestra gracia abren En este transeúnte inmune en apariencia a ellas. Néstor Perlongher 42


POÉTICA ASTRAL

CÁNCER Pase lo que pase entre nosotras, tu cuerpo va a atormentar el mío - tu modo tierno, delicado de hacer el amor, como la apenas curvada fronda del helecho en los bosques recién bañados por el sol. Tus experimentados, generosos muslos entre los cuales mi cara entera avanzó y avanzó – Adrienne Rich LEO Amor es el chico parado en la cubierta en llamas tratando de recitar “El chico parado en la cubierta en llamas”. Amor es la declamación tartamuda del hijo que mira de pie mientras el pobre barco incendiado se hunde. Elizabeth Bishop VIRGO El pasado es todo lo perdido y si del presente me levanto es para ver que estoy herido (y de muerte) porque ya el futuro lo he vivido. Ésa, indiscutiblemente, ésa es la suerte que por venir del infierno arrostro. Extraña amante, sólo me queda contemplar tu rostro (que es el mío) porque tú y yo somos un río que recorre un páramo incesante, circular e infinito: un solo grito. Reynaldo Arenas

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POÉTICA ASTRAL LIBRA En el amor, y en el boxeo todo es cuestión de distancia Si te acercas demasiado me excito me asusto me obnubilo digo tonterías me echo a temblar pero si estás lejos sufro entristezco me desvelo y escribo poemas. Cristina Peri Rossi ESCORPIO mientras mi amor espera una trampa sembrada en la puerta de mi casa una boca llena de dientes perfectos seguros de su fuerza sobre el hueso espera para tragarme entera y atravesarme como ecos de risas sin sombras. Audre Lorde SAGITARIO Mujeres que hacéis del tiempo desdicha ingrata sobre vuestro mundo creado a encargo de otros llevando en el corazón oculta la mirada de una mujer, buscáis consuelo en las sobras del amor borrado besando por un momento el deseo que os daña, recogiendo las pistas que dejáis sobre la tierra del sueño prohibido por la cárcel de nácar. Laura, A, Cancho

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POÉTICA ASTRAL CAPRICORNIO Tú nunca entenderás lo que te quiero porque duermes en mí y estás dormido. Yo te oculto llorando, perseguido por una voz de penetrante acero [...] Pero sigue durmiendo, vida mía. Oye mi sangre rota en los violines. ¡Mira que nos acechan todavía! Federico García Lorca ACUARIO Recuerda, cuerpo, no tan solo cuánto te han amado no solamente las camas en las que te acostaste, sino también tantos deseos que por ti hacían destellar tanto los ojos, y que temblaban en la voz —y algún obstáculo casual los anuló. Constantino Cavafis PISCIS Pálido y dulce camarada de la luna y del mar, príncipe del dolor, gran señor traicionado: todavía te exaltas, más bello cuanto más pálido, ante ese sol que inunda tu habitación de enfermo que llora al sonreírle y que sufre de verle: ¡ sonrisa de pesar, lágrimas de esperanza ! (Chopin, Marcel Proust)

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