El Ciudadano N 234 . Entrevista exclusiva Rafael Correa: La Mala Prensa es Mortal

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$1000 / Julio 2019 / año 15 / No 234

ENTREVISTA AL EX PRESIDENTE DE ECUADOR, RAFAEL CORREA:

“LA MALA PRENSA

ES MORTAL” ESPECIAL ABUSO Y VIOLENCIA POLICIAL EN CHILE:

Entrevistas a abogada de Defensoría Popular y a padre de José Vergara

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Escolares y niños mapuches bajo represión policial permanente

Hablan inocentes encarcelados por el actuar de Carabineros

Suplemento de literatura Grado Cero

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El sueño de la actriz Bianca Figueroa

Sebastián Saá

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paisaje_social

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234 Director

Editorial 3

violencia Y ABUSO POLICIAL:

O D N A G E P N E U IG S S NO ABAJO

Leonardo Robles Belmar

Editor Daniel Labbé Yáñez

Diseño / Portada Anahí Saá Cepeda Milena Egaña Moraga

Periodistas Javier Karmy Bolton Absalón Opazo Moreno René Vera Muñoz Carlos Montes Arévalo Camila Sierra Madrid

Ejecutiva Comercial María Eugenia Flores Dickens Jeremy Frank biobio@elciudadano.cl

Suplemento Grado Cero Editor: Cristóbal Gaete Diseño e Ilustraciones: Harold Bustos

El Ciudadano es un medio libertario e independiente de partidos políticos, grupos económicos y religiosos, que concibe la comunicación como una herramienta de transformación social y utiliza los soportes impreso, electrónico y audiovisual. Fundado en la comuna de La Unión, Región de Los Ríos, en el año 2005.

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unto a la entrevista en profundidad al ex Presidente de Ecuador, Rafael Correa, en la que el otrora mandatario aborda la “traición” de Lenín Moreno, el proceso contra Julian Assange, la arremetida de la derecha en Latinoamérica, la figura de Salvador Allende y un eventual segundo gobierno suyo, entre otros temas, en esta nueva entrega de la revista El Ciudadano hemos querido sumergirnos a través de un especial periodístico en la alarmante realidad del abuso y la violencia policial en la actualidad. En periodismo hay una suerte de dogma que sostiene que una ‘noticia’ se da cuando un hombre muerde a un perro. Es decir, será digno de destacar informativamente aquello que escape a lo habitual. Lamentablemente, es eso justamente lo que ocurre en nuestro país con el actuar policial al margen de la ley, especialmente el de Carabineros. Es ya tan natural el proceder abusivo, está tan aceptado y legitimado por las autoridades y los medios de comunicación tradicionales, que pareciera haber dejado de ser un hecho noticioso. Lo único importante es cuando el civil ‘muerde’ al uniformado. De ahí en parte nuestro interés en destacar en una edición especial las brutales experiencias que han padecido en los últimos años, en plena democracia, civiles de distintas áreas del quehacer, mayores y menores de edad, en manos de miembros de la policía. El objetivo es visibilizar y cuestionar prácticas que -como sostiene en la entrevista realizada para esta entrega la abogada de la Defensoría Popular, María Magdalena Rivera- evidencian una continuidad de aquellas usadas durante la pasada dictadura cívico militar. A través de la conversación con la jurista -voz autorizada para hablar de esta problemática- intentamos comprender los elementos que han permitido justamente la perpetuación del abuso y la violencia de miembros de instituciones como la de Carabineros. Una realidad que incluye desde golpes, insultos y torturas durante la detención de un manifestante, pasando por desnudamientos en comisarías y secuestros en esos mismos contextos, hasta la desaparición de civiles

en situaciones distintas a una movilización, como lo ocurrido al joven José Vergara. Un muchacho pobre de Alto Hospicio, hoy en calidad de detenido desaparecido luego de que su padre -quien otorgó una entrevista a El Ciudadano para esta edición- decidiera en 2015 confiar en la policía uniformada para poder controlarlo frente a una crisis por la esquizofrenia que padece. ¿Qué dicen las ONG que han decidido alzar la voz en contra de las agresiones sufridas por las alumnas del Liceo 1 de Niñas, por ejemplo; o las integrantes de la Asociación de Abogadas Feministas ante la violencia sexual policial de la que hemos sabido más en el último tiempo gracias al crudo relato de una joven profesora de Copiapó obligada a desnudarse al interior de una comisaría? ¿De qué hablamos cuando hablamos de la violencia de los agentes del Estado en contra de los niños y niñas mapuches en La Araucanía? ¿Cuál es el diagnóstico de los juristas que han conocido de cerca esta estremecedora realidad? Esas son también algunas de las miradas que quisimos integrar en este especial, al igual que la del abogado Julio Cortés, quien en una sólida columna aborda los alcances de los distintos controles de identidad realizados sistemáticamente por Carabineros de Chile. Por último, son parte de esta nueva entrega las historias y reflexiones de aquellos que han sido privados de libertad injustamente por el actuar malintencionado y prejuicioso de los funcionarios policiales. Cuatro experiencias vividas por Pedro Mendoza, Víctor Hugo Montoya, Jorge Mateluna y Luis González, quienes nos cuentan cómo es la vida después de haber sido protagonistas de esa pesadilla judicial que Franz Kafka describiera magistralmente en su obra El Proceso. El abuso y la violencia policial erosionan peligrosamente los pilares de la democracia y, de paso, ponen en duda la legitimidad que supuestamente poseen las autoridades locales para accionar internacionalmente en contra de lo que consideran violaciones a los Derechos Humanos por parte de gobiernos de otra naciones. En Chile la policía detiene ilegalmente, agrede, tortura, secuestra, encarcela injustamente y hace desaparecer personas. No reconocerlo y actuar negligente e indolentemente ante esa brutal realidad, es contribuir a que ella siga ocurriendo.

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RAFAEL CORREA, EX PRESIDENTE DEL ECUADOR

“El mayor enemigo de la democracia s

medios de c

Encontramos a Rafael Correa en Bruselas, Bélgica. Los ecuatorianos en el extranjero hacen fila para abrazarlo y fotografiarse junto a él. Preparan una nueva emisión de Enlace Ciudadano, programa donde el ex Presidente da rienda suelta a sus ideas para sostener un discurso solo frente a las cámaras, el que incluso puede llegar a durar hasta dos horas y más. Correa, como otros líderes sociales de la izquierda latinoamericana, se encuentra bajo persecución política y judicial. No existen pruebas claras en su contra, pero la estrategia de Estados Unidos, aliada a las derechas de este lado del mundo, es sacar del tablero del juego, mediante el lawfare, a toda persona que potencialmente pueda llevar a la izquierda nuevamente al poder. La sala se va desocupando poco a poco y es el turno de prender nuestras cámaras. La presente entrevista que dejamos a ustedes en formato texto, también tiene su respaldo audiovisual. Vamos con el Play. POR BRUNO SOMMER CATALÁN / COLABORACIÓN: DENIS ROGATYUK

- Rafael Correa, hombre cuyas iniciales coinciden con las de Revolución Ciudadana, movimiento político y luego partido que lo llevó a la presidencia, fue propulsor de un proceso de Asamblea Constituyente para su país que concluyó con una Nueva Constitución y que incluso considera como sujeto de derecho a la Madre Tierra, si no me equivoco, bienvenido. - Gracias Bruno, un abrazo a toda la audiencia de El Ciudadano. Me causaba gracia al principio pues fue una estrategia de campaña. RC, Revolución Ciudadana, Rafael Correa, porque yo era muy poco conocido y para que la gente retenga el nombre. Y luego fue una leyenda, ya es parte de la Historia, y finalmente fue mucho más allá de una persona. Pero cuando llega (Lenín) Moreno, fue lo que más le disgustó. ¿RC? ¿Revolución Ciudadana? Entonces, te lo digo textualmente: llamaron pendejada a cualquier revolución, cuando pocos meses antes decía que la revolución ciudadana era lo máximo, el mejor gobierno de la Historia, pero así son los traidores.

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- Bueno, la Revolución Ciudadana ha inspirado a tantas personas y organizaciones a lo largo del mundo… - Jean-Luc Mélenchon, un gran líder de la izquierda francesa, no en ésta, en la anterior elección, su propuesta se llamó Révolution Citoyenne, Revolución Ciudadana. Y algunas universidades en Europa y en Estados Unidos tienen cátedras sobre la Revolución Ciudadana, porque nuestras políticas impulsadas fueron muy exitosas.

“MORENO ES UN CRIMINAL” - Pasando a un tema contingente, quiero preguntarle por la decisión del ministro del Interior británico, Sajid Javid, quien firmó la petición de extradición para Julian Assange. Quiero saber su parecer sobre esta decisión - Crónica de una muerte anunciada; bueno, no quiero hablar de muerte porque puede aterrar. Pero mira, iba a pasar lo que hizo el gobierno ecuatoriano, Moreno es una vergüenza, una traición. Él pactó con los norteamericanos entregar a Assange, entre otras cosas, para que

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a son los

e comunicación burgueses” lo dejen en impunidad a él, ya que tiene gravísimos casos de corrupción, cuentas secretas inidentificadas y no le abren la cuenta porque se va preso y lo tienen que mantener ahí como títere entregando todo a los norteamericanos. Entonces, el objeto de cambio fue Julian Assange al permitir la entrada de la policía británica en la embajada rompiendo el Convenio de Viena, rompiendo el artículo 41 de la Constitución ecuatoriana, que expresamente prohíbe la devolución de un asilado. Esto saldrá 200 años después como un país que traicionó a su asilado; nos ha hecho quedar como vergüenza mundial. ¡Quién más va a pedir asilo en un país latinoamericano, no solo a Ecuador! Nos ha hecho un daño enorme. Y eso de que demos garantías de que no lo van a extraditar, nadie lo va a creer. Qué garantía va a poder exhibir un gobierno como el de Moreno. Sabíamos que lo iban a sacar de la embajada y no hay garantía de nada. Él puede ser extraditado, enfrenta pena de muerte, y si no es pena de muerte, los cargos que le están presentando -18 cargos- son 175 años de prisión.

También por la doble moral internacional. Si hubiese sido un gobierno de izquierda quien hacía la décima parte de esto, ya estaríamos en el Tribunal Penal de La Haya. Y una prueba es Ola Bini. Ecuador tiene presos políticos: Jorge Glas, Vicepresidente electo, reelecto, ya va a tener dos años de prisión y no le han encontrado un centavo. Y los verdaderos corruptos de Odebrecht ni siquiera fueron acusados. Hubo un pacto entre el Gobierno y Odebrecht para deshacerse de Jorge Glas, garantizando la impunidad de los verdaderos corruptos de Odebrecht y el gobierno actual. Ola Bini, primero te meto preso. Acusaron a Ricardo Patiño, alto dirigente nuestro, canciller histórico de Revolución Ciudadana, de ser cómplice de Assange y de trabajar con dos hackers rusos. Resulta que capturan a un supuesto hacker que dijeron era suizo, resultó ser sueco y el traductor norteamericano. Son un desastre. Y como no tenía nada que ver con Patiño, acusan a Patiño de incitar a la violencia por un discurso que dio en un encuentro con la militancia, y tuvo que refugiarse.

- ¿Pero ve usted alguna posibilidad de frenar todo esto? - En teoría tienen que decidir las cortes británicas, pero yo creo que eso ya está… Ojalá me equivoque. Y te insisto que lo vamos a enviar a un país con pena de muerte con tortura. ¿Qué peor pena que 175 años? ¿Qué mayor tortura que enfrentar una amenaza así por informar?

Pero para graficarte lo de Ola Bini: Te meto preso por asesino / ¿A quién asesiné? / Ya vamos a encontrar al muerto, pero eres asesino / Te meto preso por hacker / ¿A quién hackié? / No sé, pero te meto preso… Eso en un estado de derecho es imposible.

- ¿Cómo ve la percusión constante por parte de Moreno en contra de Ola Bini? ¿Cree usted que Moreno podría ser incluso juzgado por crímenes de lesa humanidad? - No de lesa humanidad, pero obviamente si regresa el estado de derecho a Ecuador tiene que ser juzgado. Entendamos, estamos viviendo dictaduras veganas, sin sangre, pero dictaduras. Totalmente fuera del orden constitucional. Pasó en Brasil, pero donde más se perfeccionó es en Ecuador. Porque han hecho lo que les ha dado la gana y nadie ha dicho nada porque tienen de cómplice a la prensa. Tal vez porque Ecuador no tiene la importancia relativa de Brasil o Venezuela, nadie habla de Ecuador. Y se tomaron por asalto el Estado, es una verdadera dictadura. Ecuador está totalmente fuera del orden constitucional, tiene cooptada a la Justicia, a la Corte Constitucional, cooptado el Consejo Nacional Electoral, todo tienen cooptado y de la forma más ilegal y abusiva.

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- Usted me dice que juzgarlo por lesa humanidad no, pero ¿qué pasa si se comprueba que Assange u Ola Bini han sido víctimas de tortura? - Mira, no soy experto en derecho internacional, probablemente califique para lesa humanidad. Algunos dicen que la persecución descarada a los correístas puede ser. Pues te hablan con desparpajo: ‘Este es correísta, hay que sacarlo’. Dicen que esto también puede ser lesa humanidad, persecución a un grupo humano por su ideología. Pero no soy experto en el tema, ojalá se le pueda juzgar, porque realmente el tipo es un criminal.

EL MERCURIO, “PERRO GUARDIÁN” DE LA DICTADURA - Ahora, respecto al caso Lava Jato y Lula y lo que hemos sabido los últimos días. ¿Cree que esto va a tener alguna repercusión en la persecución política y judicial que hay sobre Jorge Glas? - Sí, ayuda al cambio indudablemente. Viene una arremetida de derecha brutal. Aprendieron de 10 o 12 años de derrota,

articularon discursos, recursos ilimitados, apoyo de Estados Unidos, coordinación entre prensa nacional e internacional, discursos únicos, para explotar las debilidades de gobiernos exitosos, pero no perfectos. No hay gobiernos perfectos, entonces el caso de corrupción que encontraban lo generalizaban, de la coma que faltaba hacían el mayor escándalo. Siempre cuando quieres hacer el mal, cuando tienes cooptada a la Justicia y tienes el apoyo de la prensa, puedes hacer escándalos de la nada. La realidad es que no han encontrado un centavo mal habido de Jorge Glas. Yo tengo 25 juicios penales, no pueden demostrar corrupción, entonces ahora es que soy represor, que he mandado a asesinar, que he mandado a secuestrar, ya no saben qué hacer. Entonces claro que lo de Lula ayuda.

MORENO PAC TÓ CON LOS NORTEAMERICANOS ENTREGAR A ASSANGE, ENTRE OTRAS COSAS, PARA QUE LO DEJEN EN IMPUNIDAD A ÉL. TIENE GRAVÍSIMOS CASOS DE CORRUPCIÓN, CUENTAS SECRETAS INIDENTIFICADAS - ¿Para el caso Arroz Verde va a ser lo mismo? - Si para el caso de Jorge Glas y para el caso de lo que me acusaron a mí hubiera una filtración como lo que ocurrió en Brasil, se podría demostrar que hasta Moreno se reunió con el supuesto secuestrado para planificar todo en abril de 2018, que su ministra de gobierno se reúne permanentemente con Carlos Calun y levantan falsos testimonios, etcétera. En el caso de Lula siempre se supo que era una persecución política, pero no había cómo demostrarlo. Ahora está demostrado que el Gobierno se puso de acuerdo con el fiscal, que el Gobierno asesoraba al juez (Sergio) Moro, que lo quisieron poner como la madre Teresa de Calcuta; un pillo, politiquero, que estaba conspirando contra Lula y el Partido de los Trabajadores, que no solo le robó la libertad a Lula, sino que le robó la democracia a Brasil, porque si Lula era candidato como tenía el derecho a serlo, derrotaba a Bolsonaro. Se pusieron de acuerdo. El caso Lula sirve, pues se demuestra que no se estaba buscando la justicia, sino que era

una confabulación para perseguir a los lideres progresistas. - Y a su juicio, ¿quiénes son hoy los enemigos de la democracia en América Latina? - El mayor enemigo de la democracia -para mí al menos, sin duda alguna- son los medios de comunicación, los medios de comunicación burgueses. Y dicen lo contrario -’somos el pilar de la democracia’-, cuando esa es la buena prensa. La mala prensa es mortal para esa misma democracia. Dicen “somos los ‘watch dog’ de la democracia”, y en América Latina han sido los ‘watch dog’ de las dictaduras, está demostrado. El Mercurio en Chile, El Comercio en Perú… Te insisto, tenemos dictadura vegana, pero dictadura al fin y al cabo; el mayor enemigo para la democracia es la mala prensa que tiene América Latina. - Y haciendo un mea culpa, dígame cuáles son los peores errores que cometió la izquierda latinoamericana, teniéndolo todo, estando Lula en el poder, Kirchner, usted, Evo, Chávez... Y dígame, ¿cuáles son las lecciones aprendidas? - Siempre se habla de errores; como qué, si no hicimos nada. - Hicieron muchas cosas positivas y estamos claros, pero… - Es que se hizo lo que se pudo, y no estamos peleando contra la madre Teresa de Calcuta, estamos peleando contra 200 años de explotación, estamos peleando contra lo que se llama los factores reales de poder. Tú dices qué hemos aprendido, pues bien, que el poder popular no es suficiente, son los mitos de la izquierda. No es suficiente para captar el poder en América Latina. Son suficientes los factores reales de poder. Puedes tener 200 mil personas en la calle, 500 mil, un millón de personas, pero si los medios de comunicación siguen protegiendo al gobierno de turno, si las Fuerzas Armadas siguen protegiendo al gobierno de turno, si el poder económico sigue protegiendo al poder de turno, que si los Estados Unidos... Entonces, cuando los factores reales se articulan para proteger a un títere, el poder popular no es suficiente, es uno de los grandes errores de la izquierda y su romanticismo. - ¿No habrá sido uno de los grandes errores de la izquierda el no construir medios de comunicación para dar la batalla cuando se pierde el poder? - Es que los construimos, nosotros ga-

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Entrevista 6 namos todas las elecciones. Cambiaron las circunstancias porque fuimos traicionados. Quién puede prever una traición de esta índole, de esta magnitud. De un tipo que es un mentiroso profesional, que decía antes de ser electo que yo era el mejor Presidente de la Historia. Fuimos el mejor gobierno del mundo, la Revolución Ciudadana ya es leyenda; ahora somos los corruptos, los asesinos, todo lo hemos hecho mal y colabora con eso la prensa económica. No sería nada sin la prensa. Alguien de izquierda que no entiende que el verdadero adversario es la prensa, no entiende nada. O sea, en Argentina se perdió democráticamente, pero realmente se perdió contra el grupo Clarín; en Brasil no hubiera sido posible lo que ocurrió sin O Globo; en

- Un saco de papas - Claro, pues no tiene valor intrínseco. El valor que tiene esto es por un acuerdo social; que los gringos tengan ese acuerdo está bien, pero por qué el mundo tiene que tener ese acuerdo. Más tarde se rompe ese acuerdo y esto no tiene valor. Tiene valor que estamos aceptando como medio de cambio un papel cualquiera.

Ecuador este gobierno no hubiera durado dos meses sin la complicidad abierta de los medios de comunicación. Sin prensa honesta, profesional, independiente, no tendremos democracia ni desarrollo. Y sí, hicimos medios, pero nos traicionaron y se entregaron esos medios públicos a la prensa burguesa.

papel le da riqueza real a Estados Unidos. Y si mi silla vale 20 dólares -la ecuatoriana, la peruana, la chilena-, emito 20 dólares, la compro y me la apodero. Es lo que se llama señorial, como los señores feudales que emitían sus propias monedas duras y emitiendo eso capturaban producción real.

- Quedaron con más medios finalmente - Así es. Ya tenemos dos años de un discurso único.

- Siguiendo en la economía, ¿pensó usted alguna vez en desdolarizar el Ecuador, tuvo algún plan para ello? - No es imposible, pero para un gobierno como el mío hubiese sido una catástrofe social económica y política. Sí puedes mitigar los efectos de la dolarización y en eso trabajamos; como mitigar aumentando la velocidad de circulación. La economía ecuatoriana es tan vulnerable que nosotros necesitamos ir a buscar en aviones estos papelitos a Estados Unidos. Si Trump bajara el pulgar y decidiera no dar más papelitos, nos quebraba. Pero por qué no lo hizo Obama ni Trump, porque quieren que más países adopten el dólar para dominarlos. Esto te demuestra lo vulnerable que son las economías dolarizadas.

abaratan las exportaciones, vendes más, compras menos, se aumenta la actividad nacional de producción, el empleo nacional, y acumulas divisas. Ya no tenemos ese tipo de cambio. ¿Cómo mitigar ese problema?

- ¿Cómo es lo de aumentar la velocidad de circulación? - Nosotros mitigamos los efectos de la dolarización, aumentando la velocidad de circulación con dinero electrónico, que lo trató de boicotear y lo logró la prensa diciendo que era lo peor. Ahora este negocio fue a la banca privada y dicen que es lo mejor. Ponían un costo por adquirir, porque la dolarización ecuatoriana

- Usted dijo a Unasur hace poco la idea de una moneda regional, quizá sin cometer el error de la Unión Europea que eliminó las monedas locales. ¿En Latinoamérica ve alguna posibilidad cercana de tener una moneda regional sin eliminar las monedas nacionales? - Si algún día llegamos a tener una moneda regional, deberíamos explicar por qué nos demoramos tanto. Hay mucha

“CON UN POCO DE ESFUERZO, TODA SUDAMÉRICA PODRÍA TENER UNA MONEDA COMÚN” -Hablemos un poco de economía. ¿Cree usted que el dólar goza de su posición actual, de su precio, gracias al trato preferencial que le dan algunos países de América Latina, mientras que ellos proporcionan economía real, materias primas para su soporte, entre otros? - (Saca su billetera, la abre y toma un billete de 20 dólares que luego estrella contra la mesa) Mira, aquí está mi billetera, la billetera de un economista, un desastre. Aquí tengo 20 dólares. ¿Para qué sirve este papel? - Acá en Bélgica para poco, porque está todo muy caro - No te sirve para nada, me refiero a su valor intrínseco. Si vinieran marcianos a conquistar la Tierra, tendríamos que escondernos en cavernas. ¿Qué prefieres: llevarte un saco de estos billetes o un saco de papas?

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- Pero ese valor está dado también por el respaldo que le dan los Estado-Nación en Sudamérica - Aceptamos esto como medio de cambio, pero mañana podríamos cambiarlo. Por eso siempre en Unasur propusimos una moneda regional. Es un absurdo que el intercambio regional se maneje con un papel extra regional, porque además este

fue tan mal hecha, que hicieron dólares sobre todo la banca, pero era responsabilidad del Banco Central del Ecuador garantizar los dólares. En Panamá tienes dolarización, nació así Panamá, pero son los bancos privados los que tienen que garantizar la cantidad de dólares. Acá era el Banco Central. Nos pusimos un costo para esa liquidez y eso disminuyó la demanda física de billetes. Pero no fue suficiente. El principal rol de la moneda, peor en países en vía de desarrollo, cuyo Talón de Aquiles es el sector externo, es el tipo de cambio, pues con eso regulas el sector externo. Sube el tipo de cambio, se deprecia la moneda, más sucres por dólares. Cuando teníamos Sucre, se encarecen las importaciones, se

VIENE UNA ARREMETIDA DE DERECHA BRUTAL, APRENDIERON DE 10 O 12 AÑOS DE DERROTA, ARTICULARON DISCURSOS, RECURSOS ILIMITADOS, APOYO DE ESTADOS UNIDOS, COORDINACIÓN ENTRE PRENSA NACIONAL E INTERNACIONAL, DISCURSOS ÚNICOS, PARA EXPLOTAR LAS DEBILIDADES DE GOBIERNOS EXITOSOS, PERO NO PERFECTOS

teoría de esto. Una parte de mi tesis la hice en política monetaria internacional, precisamente cuando estaba haciendo mi doctorado en Estados Unidos, que es cuando dolarizan Ecuador. Te desesperaba ver esa estupidez técnica. Uno de mis paper de disertación fue una moneda común para el Pacto Andino y los estudios salieron positivos. La unión monetaria más perfecta son los Estados Unidos. Para tener unidad monetaria qué requieres: tener coincidencia de ciclos económicos, y cuando hay ausencia de coincidencia de ciclos económicos, qué requieres, pues teoría OCA (Optimal Currency Areas). Esto es conocido, teoría de áreas monetarias óptimas. Entonces qué necesitas: movilidad de fuerza de trabajo. Si tienes la misma política monetaria con ciclos

diferentes, Texas entra en expansión, necesita restringir un poco la emisión monetaria para evitar la inflación; Illinois está en recesión, necesita aumentar crédito para reactivar la economía: necesitan cosas contradictorias, no lo puedes hacer, entonces mantienes la misma política monetaria y lo que se mueve es la fuerza laboral, el ajuste viene por el sector real. Los trabajadores desempleados de Illinois pueden ir a trabajar a Texas o viceversa. Entonces para tener una moneda común necesitas coincidencia de los ciclos económicos o movilidad de la fuerza laboral. Imagínate Ecuador, tiene exactamente ciclos económicos opuestos a Estados Unidos; sube el precio del petróleo, nos va bien, en Estados Unidos se prodiga o viceversa. Y la fuerza laboral, sí, si cruza el río Bravo con las espaldas mojadas. Por si acaso desde ese punto de vista lo de Europa también fue muy forzado. De acuerdo a ellos, obviamente Grecia y Alemania no tienen los mismos ciclos económicos, pero por ser parte de la Unión, en teoría, hay movilidad de fuerza laboral entre Grecia y Alemania, pero hay griegos que van a trabajar con diferentes idiomas y cultura, por eso los problemas. Pero al menos el Banco Central europeo sabe dónde está Grecia; anda a preguntar a la Reserva Federal dónde está Ecuador y te dicen en África. Nosotros tenemos una moneda extranjera, dependemos totalmente de la política que se les ocurre y necesite los Estados

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Unidos. Técnicamente fue una brutalidad la dolarización. Por el contrario, para una moneda regional, tenemos estructuras económicas muy parecidas en Latinoamérica, con sus diferencias. No es lo mismo Nicaragua que Argentina, pero tampoco es un diferente idioma, hay muchas cosas comunes. Probablemente, centroamérica sea otra clase de economía, pero a nivel de Sudamérica, Conosur por ejemplo, se podría tener una moneda común; la Región Andina, una moneda común, y con un poco de esfuerzo, toda Sudamérica podría tener una moneda común. Y te aseguro que los factores técnicos son más razonables que en Europa, pero se necesita voluntad política.

Entrevista 7 mismo tiempo se apreció el dólar en un 30% en vez de depreciarse -le llamamos a eso la tormenta perfecta-, dejamos al país con superávit comercial en 2017, en 2018. Ya el 2019 tenemos déficit.

CUANDO LOS FACTORES REALES SE ARTICULAN PARA PROTEGER A UN TÍTERE, EL PODER POPULAR NO ES SUFICIENTE, ES UNO DE LOS GRANDES ERRORES DE LA IZQUIERDA Y SU ROMANTICISMO

prepara el golpe y protege a Pinochet, no solo esos 17 años de dictadura, sino que también después, hasta que murió de viejo, cuando debió morir en una cárcel por corrupto y por criminal. Salvador Allende demuestra coherencia de demócrata, de progresista, pero también muestra la doble moral internacional. - Finalmente, quiero preguntarle algo personal. ¿Cómo ve usted su regreso a la presidencia del Ecuador, o dónde se ve Rafael Correa en 10 años más? - Yo me veo con mi familia, cocinándole a mi hijo que come como náufrago, que está en plena adolescencia y ya está más alto que yo .

- Así es, pero entonces para ello sí estaría disponible - Sí. - Para cerrar, quiero invitarlo a un pin pong. Le voy a decir una palabra y usted dice lo primero que piense - Por qué tengo que jugar a ese juego. Uno dice las cosas sin pensar y puede meterse en líos. - Vamos, va a ser sencillo: Dios - Ser supremo. - Vladimir Putin - Líder. - Amor - Sublime. - Trump - Peligro. - Deporte - Bueno.

- Ecuador actualmente ha pedido prestamos millonarios al FMI. ¿Habrá capacidad de pago, cree que el país pueda ir a un default en manos de Lenín Moreno? - Puede haber una crisis muy grave como la de los ‘90. Porque en el dogmatismo de toda esta gente el problema es el sector fiscal. Es falso. Eso no es política económica, eso es economía política. Es la visión, la ideología de las relaciones de poder que dominan un país. Como el país lo están dominando los grandes negocios, el capital financiero, los grandes importadores, te dicen que el problema es fiscal. Reduzca el gasto fiscal, deje todos los negocios al sector privado, bote empleados públicos; eso sí, suba las tasas de interés, baje salarios, porque el problema es el costo laboral. El problema no es que suban 40% las utilidades en un país en recesión, el problema es el costo laboral. Nunca dicen que son demasiadas las utilidades o que el costo financiero es muy alto, porque es en función de los intereses del gran capital y sobre todo el financiero.

Un país petrolero con recuperación del precio del petróleo, con déficit comercial total, incluyendo el petróleo, es gravísimo. Si siguen en ese camino, salen divisas y no entran y colapsa la dolarización. Pero en su dogmatismo todo el problema es fiscal y nadie te habla del problema externo. Ellos creen que resuelven las dos cosas al mismo tiempo atacando al sector fiscal. Pues obviamente si reduces gastos, actividad económica, ingresos, algún día importas menos; pero los efectos son mucho más graves y con eso no equilibras el sector externo. Primero, si lo equilibraras, el sector es muy alto y el fin de la política económica es resolver los problemas con el menor costo. Pero, además, pierde dinamismo, tiene efectos sobre el sector exportador, también no lo resuelves, pero dicen sí, esta vez va a funcionar, y finalmente lo que van a hacer es quebrar el país.

(Risas) ¿Cuál era la pregunta exactamente?

- ¿Quién es para usted Salvador Allende y qué le inspira? - Obviamente me inspira muchísimo, era un hombre extremadamente coherente, una referencia para toda América Latina, víctima de la hipocresía, de la doble moral. O sea, la democracia era buena hasta que ganó la izquierda; luego empezaron a boicotear a su gobierno, pese a eso ganó las elecciones parlamentarias poco antes del golpe de Estado, y cuando da el golpe de Estado (Augusto) Pinochet, no solo lo aplaude la prensa, sino que El Mercurio

- Si Ecuador puede ir a un default - El verdadero problema no es el sector fiscal, es el sector externo, pero no han controlado nada del sector externo para garantizar el negocio de los grandes importadores. Nosotros pese a que tuvimos un terremoto que nos costó más de 3 puntos del PIB, pese a que se desplomaron las exportaciones, el 2016 acabamos con 64% de las exportaciones del 2014; pese que el

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“SALVADOR ALLENDE DEMUESTRA COHERENCIA DE DEMÓCRATA”

- Pero si el pueblo se lo pide - Mira, ojalá que lo pueda hacer alguien más. Si hubiera querido ser Presidente me hubiera lanzado a la reelección el 2017, tenía dos tercios de la Asamblea, se hizo la reforma para reelección indefinida porque yo creo en eso, pero para evitar que digan que fue para beneficiarme y aprovecharme del poder, dije ‘pongan una transitoria que prohíba que sea reelecto el Presidente y que sea luego de que pase un periodo para evitar conflictos de interés’. Quise recuperar mi patria, creo que lo hice con todo cariño, creo que lo hicimos bien, solo un necio puede negar la transformación histórica del país que sorprendió a América Latina y al mundo entero. Y obviamente conozco mis responsabilidades, y si es necesario estaré donde debo estar, pero ojalá lo pueda hacer en Bélgica. Aquí la discusión siempre se reduce a si quiero hacer posible mi regreso a mi país. Quién ha dicho que yo quiero regresar. Yo le dije al pueblo ecuatoriano que mi vida los próximos años estaba acá, mi esposa es belga, 25 años viví en el Ecuador y es justo vivir acá. ¿Que mi futuro político? ¡No me interesa! Perdónenme la expresión: me importa un bledo.

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- Y si el pueblo decide llevar adelante una Asamblea Constituyente... - Ahí sí participaría, porque para recuperar la patria se requiere una Asamblea Constituyente. Pero no es el futuro político de nadie, es el país de todos, el futuro de todos.

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Cronica 8

NOS SIGUEN PEGANDO ABAJO:

Niños, mujeres y mapuches bajo brutal represión policial Carabineros afuera de colegios o entrando armados a las salas de clases. Revisión de mochilas y controles preventivos de identidad. Obligación de desnudarse en comisarías. Secuestros, interrogatorios, allanamientos y torturas en el sur. Acá un repaso por la violenta realidad instaurada por quienes detentan el uso exclusivo de la fuerza en nuestro país. POR CAMILA SIERRA MADRID Y DANIEL LABBÉ YÁÑEZ

L

a violencia desmedida de Carabineros en contra de los estudiantes secundarios en Chile es un hecho objetivo. El Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura (CAT por su sigla en inglés) emitió un informe en agosto de 2018 con recomendaciones al Estado chileno al respecto. Nuestro país es uno de los 164 Estados que han ratificado la Convención contra la Tortura, hecho por el que está sujeto a exámenes periódicos del CAT, formado por diez expertas y expertos independientes internacionales. Específicamente, el Comité requirió que en casos de uso excesivo de la fuerza y

denuncias de violencia sexual policial en contra de mujeres y niñas, se investigue, enjuicie y condene a los responsables, así como también se garantice la reparación de las víctimas. El CAT recomendó paralelamente formar en diversas materias de Derechos Humanos a los agentes públicos, específicamente a los de orden y del sector judicial. Junto con ello “invita” al Estado chileno a presentar un informe a más tardar en agosto de 2022. ¿Qué debiera decir ese documento si es redactado ajustándose a la realidad? ¿Cómo es hoy el comportamiento de la policía, especialmente de Carabineros -a quienes se les ha encargado la represión de las manifestaciones estudiantilesfrente a niños y adolescentes que participan legítimamente de ellas?

“UN DÍA VAMOS A ENCONTRAR A UN ALUMNO MUERTO” En junio de este año Hellen Figueroa, apoderada del Instituto Nacional Barros Arana (INBA), denunció un constante

hostigamiento en contra de su hijo por parte del rector del establecimiento, Jaime Uribe, “con complicidad del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri”, según apuntó. En ese contexto, dibujó de manera dramática la realidad que enfrentan algunos jóvenes por el hecho de movilizarse. “Todos los días toman detenidos a estudiantes, quienes han sido torturados arriba de los carros policiales y abandonados en los parques (...) Un día vamos a encontrar a un alumno muerto y eso es lo que no queremos”, advirtió. Virginia Palma Erpel, presidenta de la ONG Acción Mujer y Madre, sostiene que el diagnóstico que hacen como organización es que “a simple vista pareciera que hay una provocación constante (de Carabineros), más que un afán de querer que las manifestaciones se detengan. Más bien pareciera que hay como un dejo de provocación constante de parte de Fuerzas Especiales (FFEE) a las comunidades educativas”. Una compleja realidad que experimentan algunos colegios emblemáticos de la capital, como el Instituto Nacional y el Liceo 1 de Niñas, caracterizada por la revisión de mochilas al ingreso a clases y permanentes controles de identidad, entre otras medidas represivas. Algo que para la presidenta de la ONG resultan acciones “reprochables y que están totalmente fuera del contexto de lo que de manera internacional se promueve para el bienestar de los niños, niñas y adolescentes”. Palma recuerda una situación de la que fueron testigos con la concejala de Santiago Irací Hassler, cuando el primer día de clases del Liceo 1 de Niñas Javiera Carrera de la capital acompañaron a Arlene Aliaga, la primera adolescente trans en ingresar a la comunidad del emblemático establecimiento educacional. “Sin

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haber absolutamente nada irregular en el colegio, ya había presencia de Carabineros. Había un furgón policial, un piquete y los comentarios inmediatamente de las chicas era ‘Ay, parece que ya va a empezar esto de los encontrones con Carabineros’”. Hassler manifiesta preocupación por estos hechos, debido a que a su juicio la permanente presencia policial “provoca y afecta el estado psíquico de las comunidades educativas y, por tanto, también la convivencia escolar”. La concejala de Santiago acompañó también a la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados en una visita al Instituto Nacional, esto luego de que efectivos de FFEE entraran al establecimiento. Junto con el mencionado Liceo 1 son los dos colegios en donde se ha concentrado de forma más brutal la represión uniformada contra los alumnos movilizados. Allí conversó con profesores y profesoras. Recuerda que una de ellas comentaba lo difíciles que son estas situaciones “No saben qué hacer, buscan resguardar a su curso, sacar a los estudiantes del establecimiento y eso se hace imposible porque tampoco se dejan siquiera vías de acceso y de salida, que es uno de los elementos que contempla el protocolo de actuación para restablecer el orden público de Carabineros”, plantea Irací.

POLICONTUSA Y CON UN TOBILLO CON BOTA ORTOPÉDICA M.S.D tiene 14 años. Es estudiante del Liceo 1. Su madre, Natalia Díaz Mardones, decidió llegar hasta la Justicia luego de la brutal agresión que sufrió su hija a manos de Carabineros. La acompañaron la concejala Hassler y la ONG Acción Mujer y Madre, quienes presentaron un recurso de protección en contra de funcionarios pertenecientes a la 28ª Comisaría de Fuer-

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Cronica 9 “LA VIOLENCIA POLICIAL EN CONTRA DE NIÑOS MAPUCHES ES SISTEMÁTICA” Si las agresiones policiales en contra de la población ya son brutales en la capital, estas pueden llegar a ser peores cuando ocurren en lugares alejados del centro, en La Araucanía, por ejemplo, en territorio mapuche. Y allá, la calidad de niño o niña tampoco importa. Los abogados del Centro de Investigación y Defensa Sur (CIDSUR) bien lo saben.

acción de tortura. Eso está reconocido por los tratados internacionales. (...) Una de las primeras conductas que cometían los funcionarios de la dictadura era hacer desnudarse a las personas, porque la persona desnuda evidentemente queda en una situación de completa vulnerabilidad”, sostiene en la entrevista realizada para este especial la abogada de la Defensoría Popular, María Magdalena Rivera.

zas Especiales de Santiago. La razón fue la multiplicidad de lesiones con que quedó la estudiante la tarde del 13 de junio tras participar de una manifestación pacífica que fue duramente reprimida: policontusa, un tobillo con bota ortopédica y una afección en la cara por el abuso de gases lacrimógenos. La presentación del recurso tuvo una consecuencia que ha sido bien recibida por las denunciantes y la comunidad estudiantil, luego de que la Corte de Apelaciones solicitara un informe a Carabineros y a la Municipalidad de Santiago, encabezada por el alcalde Felipe Alessandri, en donde sean estas dos instancias las que expongan los antecedentes que existen en su poder respecto a lo que se acusa en la acción legal, imponiéndoles un plazo de 5 días para ello.

LA INVISIBILIZADA VIOLENCIA SEXUAL POLICIAL Una de las expresiones más brutales de la violencia policial en contra de manifestantes es la que alcanza una connotación sexual. Agresiones que hacen recordar que históricamente los represores de todo tipo han hecho de la desnudez una herramienta para doblegar a sus víctimas. “Hacer desnudarse a una persona es una

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Es lo que vivió la profesora de la Escuela San Pedro de Copiapó, Paulina Cuadra Varela, quien fue brutalmente agredida el pasado 19 de junio en el marco de una manifestación pacífica afuera del casino Antay en Atacama. La docente realizó un relato estremecedor ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado. “Entré en pánico frente a su insistencia (...) Insistía en que nos teníamos que bajar los calzones (...) Me pasé mil películas de por qué ella (la carabinera) se arreglaba tanto el guante”, narró respecto a la traumática experiencia que enfrentó cuando fue obligada a desnudarse en la Segunda Comisaría de la ciudad nortina. Para la Comisión de Derechos Humanos de la Asociación de abogadas feministas (Abofem) -quienes de manera voluntaria patrocinan acciones legales en casos de agresiones contra mujeres- “es fundamental contribuir a la visibilización de la violencia sexual para su adecuado reconocimiento y sanción”. En ese sentido, advierten que “si no nombramos a los fenómenos como tal y los hacemos pasar sólo por violencia, por ejemplo, estamos dejando de lado que la violencia sexual responde a un contexto histórico de relaciones de distribución desigual del poder entre hombres y mujeres, como lo reconocen las convenciones internacionales al respecto, y que constituye un telón de fondo de la violencia policial que se ejerce”.

“Hoy no hay un ejército como el de 1860, pero sí está instalado el GOPE, Fuerzas Especiales, PDI y el Ministerio Público en el territorio; todas instituciones de un Estado que sistemáticamente ha violentado a las comunidades mapuches y donde la afectación a los niños es gravísima e histórica”, apunta la abogada Karina Riquelme. Una lectura que comparte su compañero en el Centro de Investigación y Defensa Sur, Sebastián Saavedra, quien sostiene que en ese sector “la violencia policial es un elemento sistemático en contra de los niños y niñas mapuches”. Esta se traduce, explica el jurista, en “golpes, dichos racistas, lanzamiento de bombas lacrimógenas en los alrededores de escuelas, controles de identidad absolutamente fuera de la ley, interrogatorios a niños y adolescentes”. El abogado concentra todo ello en el caso del acompañante del comunero mapuche Camilo Catrillanca -M.P.C- al momento de ser asesinado, quien posteriormente denunció haber sido torturado por los miembros de Carabineros. “La violencia con la que se actuó en contra de este adolescente es realmente brutal. Dispararle con ese tipo de armamento a un niño de 15 años, desarmado, que se encontraba huyendo en un vehículo agrícola, es de una fuerza absolutamente desproporcionada”, plantea.

“ACÁ LOS NIÑOS MAPUCHES SON VISTOS COMO UN ENEMIGO DEL ESTADO” “Acá los niños mapuches son vistos como un enemigo del Estado (...) El enemigo para el Estado es el mapuche que está en contra de sus intereses económicos, y no importa su cultura ni menos su edad; son violentados gravemente y sin ningún tipo de ayuda post daño”, espeta la abogada.. Respecto de esto último y la respuesta de las instituciones del Estado que debieran velar por los derechos de los niños, la integrante del CIDSUR sostiene que lo que ocurre es que finalmente se da una doble vulneración en su contra, pues dichas instancias estatales “no se encuentra capacitadas interculturalmente para entender su espiritualidad y su relación directa con la tierra y las aguas”. Sobre el rol de la Justicia apunta que “en innumerables oportunidades se han ejercido recursos legales para que esta situación no continúe y la Corte Suprema ha establecido vulneraciones en contra de niños y niñas mapuche, pero no ha cambiado nada, ha sido pura letra muerta”. El abogado Sebastián Saavedra adhiere a esta posición, apuntando que “como suele ocurrir, la Justicia no alcanza a reparar los daños irremediables que se han causado a las comunidades”. Si bien reconoce que un sinnúmero de recursos de amparo han sido acogidos por la Corte de Apelaciones de Temuco, y la Fiscalía ha procesado a los carabineros que dieron muerte a Camilo Catrillanca, “ni por muchas de estas acciones legales acogidas o investigaciones que se han llevado a cabo, la situación cambia, ni un ápice”.

Una violencia que, amplía la abogada Riquelme, va desde la falta de reconocimiento de parte del Estado de la existencia de un pueblo indígena, pasando por “la discriminación constante en distintas situaciones de la vida diaria, para luego llegar a lo que hoy conocemos como la militarización y criminalización instalada en comunidades que ejercen una lucha territorial por aquello que fue usurpado”. Investigaciones a los niños mapuches y a sus padres, allanamientos y encarcelamientos a sus dirigentes, son una expresión de esto último, según agrega.

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RADIOGRAFÍA A LA VIOLENCIA POLICIAL EN NUESTRO PAÍS

MARIA RIVERA, ABOGADA DE LA DEFENSORÍA POPULAR:

“LOS METODOS DE REPRESION EN CHILE N

“La formación de las policías no es que sea casual, hace varios años que tienen como objetivo abatir o terminar con el enemigo interno”, sostiene la jurista, quien aborda las responsabilidades políticas en esta realidad, la ley Aula Segura y la crisis en el Instituto Nacional, entre otros temas. POR DANIEL LABBÉ YAÑEZ

M

aría Magdalena Rivera Iribarren es una voz autorizada para hablar de violencia policial en el Chile actual. En su calidad de abogada y Coordinadora de la Defensoría Popular ha conocido por parte de las propias víctimas relatos de golpes, torturas y secuestros, y ha accionado legalmente en contra de los victimarios, principalmente funcionarios de Carabineros. Esto último le ha permitido comprender además el escenario adverso en el que hoy se intenta hacer justicia ante los abusos sistemáticos de quienes detentan en nuestro país la exclusividad del uso de la fuerza.

es generalmente que los uniformados aplicaron sus protocolos internos. Frente a eso uno tiene dos opciones: O creer que están mintiendo o constatar que dichos protocolos legitiman los abusos y las agresiones. ¿Cuál es su mirada al respecto? - Si nosotros hablamos objetivamente de los protocolos, estos no autorizan evidentemente aplicar la violencia de la que hablábamos; la autorizan específicamente, según el protocolo, cuando es ultra necesario. Sin embargo, nosotros, los defensores penales y abogados de Derechos Humanos en general, hemos podido constatar que esos protocolos son absolutamente vulnerados por los funcionarios y lamentamos que desde la Dirección de Carabineros -que ya sabemos que ha sido tremendamente cuestionada este último tiempo- hagan caso omiso y los protocolos terminen siendo letra muerta. Es lamentable que la Dirección de Carabineros no defienda la aplicación correcta de los protocolos que ordenan sus actuaciones, cuando son evidentes las contradicciones que hay y salen a la luz pública día a día. Nosotros creemos que los métodos de represión en Chile, lamentablemente, no han cambiado desde la dictadura.

- En base a la experiencia que tienen ustedes como Defensoría Popular, ¿de qué hablamos cuando hablamos de violencia policial en el Chile actual? - Hablamos de violencia policial cuando en medio de procedimientos -ya sea por delito flagrante o por órdenes de un tribunal- los funcionarios policiales, al instante de realizar las detenciones de los posibles imputados, utilizan fuerza innecesaria, métodos que están absolutamente reñidos con los protocolos de las policías y con lo que ordenan los tratados internacionales vigentes y ratificados por el Estado chileno. Para muestra un botón: nosotros en las movilizaciones estudiantiles hemos preY esa violencia se concreta en hechos sentado sendas querellas por diversos como golpes o amenazas con el arma hechos, en los que hemos logrado al mede fuego de los funcionarios; encierros nos en uno condenar a un funcionario por horas indeterminadas en calabozos de la policía civil, en donde ha habido cuando no es necesario, o en furgones a literalmente tortura y secuestro contra mucha o muy baja temperatura, de niños un ex estudiante del Liceo Barros Borincluso de 14 años -que no son imputa- goño. Ahí se pudo acreditar que a este bles-, no permitiéndoles alimentarse, estudiante no solamente le provocaron acudir a los servicios higiénicos, beber lesiones físicas -porque tenía golpes, heagua, siendo tratados con golpes, pisados matomas-, sino que también se convirtió muchas veces al interior de las micros de en una querella por delito informático Carabineros, agredidos doblándoles los porque lo obligaron -amenazándolo con brazos; golpes en la cara tremendamen- armas, poniéndole un revólver en la cate violentos que han hecho a personas beza- a que entregara las claves de sus perder dientes. Además de eso hay que redes sociales. sumar la violencia en que se traducen los disparos indiscriminados de balines “HACER DESNUDARSE A UNA PERSOde goma o bombas lacrimógenas, las que NA ES UNA ACCIÓN DE TORTURA” han golpeado y hasta hecho perder ojos, han roto cabezas -hay personas que que- - Los casos de mujeres obligadas a desdan con Traumatismo Encéfalo Craneano nudarse en comisarías, como lo ocurri(TEC), ya sea abierto o cerrado-, entre do recientemente con una profesora en otras cosas. Copiapó, ¿podrían tener alguna justificación real por parte de Carabineros? - La respuesta de la institución de Ca- - Absolutamente ninguna justificación. rabineros ante denuncias de violencia Hacer desnudarse a una persona es una policial en contexto de movilizaciones acción de tortura. Eso está reconocido

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por los tratados internacionales. En el Informe Valech se establece que una de las primeras conductas que cometían los funcionarios de la dictadura era hacer desnudarse a las personas, porque la persona desnuda evidentemente queda en una situación de completa vulnerabilidad. Entonces, no existe ninguna justificación porque para investigar o determinar, por ejemplo, si alguien lleva un arma encima o algo oculto, existen detectores de metales. Y, en el caso que mencionas, los profesores evidentemente no van a ir a una manifestación con armas de ese tipo. Y, además, la tortura está penada en la legislación chilena.

UN CHIQUILLO QUE SE ENCAPUCHA Y LANZA UNA MOLOTOV ES CONDENADO CON UNA PENA MUCHO MÁS DURA QUE UN POLICÍA QUE LE DISPARA A MANUEL GUTIÉRREZ O MATÍAS CATRILEO Y LO MATA - Personalmente, ¿qué caso de violencia por parte de Carabineros en contra de civiles ha conseguido impactarla más que el resto? - El caso del chico del Liceo Barros Borgoño (N.del.R: César Reyes) ocurrido el año 2013. Fui yo quien presentó el amparo ante el 7º Juzgado de Garantía de Santiago. Estuve toda la tarde en contacto con el magistrado (Darwin) Bratti. Él descubrió que el chico estaba en una oficina de la policía civil. Yo fui y la verdad es que lo vi completamente golpeado, en un trauma atroz, corrían las lágrimas por su cara, y no entendía por qué si era un chico de 16 años -que si bien tiene eventualmente responsabilidad penal, sigue siendo un niño para cualquier adulto- estaba en esas condiciones. Fue tremendo. Eso evidentemente me demostró que lamentablemente no se reformaron los métodos de las policías chilenas desde la dictadura. - Y esa constatación de que finalmente no se han renovado esas prácticas que vienen desde la dictadura, ¿a que se podría atribuir? ¿Se requiere, por ejemplo, integrar el tema Derechos Humanos en la formación de los uniformados? - Lo que pasa es que hay que pensar que, primero, las policías tienen el monopolio de las armas -son los únicos facultados para usarlas-; son los que realizan las investigaciones por orden de los distintos

fiscales, nacional o regionales. Y lamentablemente yo creo que la formación de las policías no es que sea casual; las policías hace varios años ya que tienen como objetivo -haciendo cursos, yendo a Colombia, a la selva, todas estas novedades que trajo el gobierno de Sebastián Piñera, pero que vienen de los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría también- abatir o terminar con el enemigo interno, esa es la política. Y nosotros podemos ver que se compran aviones, tanques, armas, municiones, cuando sabemos perfectamente que no existe ningún peligro de guerra. Entonces, ¿dónde utilizan todo eso? Lo usan con el supuesto enemigo interno, que no son nada más y nada menos que las personas que se oponen a los planes que los gobiernos de turno aplican. En los gobiernos latinoamericanos, cuando hay movilizaciones importantes, evidentemente las consecuencias las sufren quienes están en primera línea oponiéndose a eso.

“LA RESPONSABILIDAD ES DEL FUNCIONARIO QUE DISPARA, DEL GOBIERNO Y DE LOS PARLAMENTARIOS” - El pitonero que estuvo a punto de matar a Rodrigo Avilés fue sentenciado a dos años y medio de prisión, pero está cumpliendo su pena en libertad. A su juicio, ¿son las bajas condenas contra carabineros por actos de violencia responsables igualmente de que se perpetúen estas prácticas entre sus funcionarios? - Acá hay dos cuestiones. Primero, las bajas condenas o las condenas irrisorias, como en el caso de los responsables de las muertes del estudiante Manuel Gutiérrez o de Matías Catrileo. Entonces esa es una de las cuestiones: que las condenas son demasiado bajas, entonces no tienen ningún tipo de ‘lección’, por así decirlo. Pero el 50% o más de responsabilidad

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E NO HAN CAMBIADO DESDE LA DICTADURA” condenar a uno que otro carabinero, si las políticas desde el gobierno continúan siendo las mismas. - ¿Y cómo observan el accionar de los fiscales en estos casos cuando llega la hora de pedir una determinada condena para un uniformado responsable de alguna agresión? - Lo que pasa es que el problema ni siquiera es mucho de los fiscales al momento de que se dicte una sentencia, porque ellos se enmarcan en la legislación. Entonces podríamos opinar si fueron acuciosos o no en la investigación, pero la ley permite a los jueces recorrer una cantidad de espacio entre la mínima y la máxima pena, entonces eso tiene que ver más bien con las leyes. Por ejemplo, la reforma última que es muy dura -del año 2015 con la Presidenta (Michelle) Bachelet- es la de control de armas. Un chiquillo que cometió la debilidad, el error o, digamos, hasta el supuesto delito lanzando una bomba molotov, arriesga 3 años y 1 día de cumplimiento efectivo. Entonces la conclusión que sacamos nosotros es que un chiquillo que se encapucha y lanza una molotov es condenado con una pena mucho más dura que un policía que le dispara a Manuel Gutiérrez o Matías Catrileo y lo mata. Es decir, no hay comparación. Pero insisto en que eso tiene que ver con la legislación, por lo tanto la responsabilidad no es solamente de los funcionarios policiales que disparan o que cometen hechos de tortura, sino que es por partes iguales del gobierno -porque el ministro (Andrés) Chadwick y los ministros de Interior de los gobiernos anteriores han sido los responsables directos del funcionamiento del cuerpo de las policías, de Carabineros sobre todo- y de todos los parlamentarios de todos los partidos, porque son ellos quienes redactan las leyes y no han hecho absolutamente nada ni se han escandalizado por mandar a chiquillos de 18 años a cumplir efectivamente 3 años y un día por una bomba molotov, y tampoco se escandalizan por las penas que le han dado a quienes son los responsables de asesinar a estudiantes como Manuel Gutiérrez o comuneros mapuches como Matías Catrileo y otros tantos.

“AULA SEGURA NO TIENE NINGÚN PARÁMETRO EN UN ESTADO QUE SE DICE DEMOCRÁTICO” de eso es del gobierno de Chile, porque Carabineros depende directamente del Ministerio de Interior. Entonces, ese tipo de acciones, esa represión, esa compra de armamentos, esa política de combatir al ‘enemigo interno’, viene directamente del gobierno. Entonces acá no sirve de mucho

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- ¿Qué representa para usted la ley Aula Segura, impulsada y promovida justamente por el alcalde Felipe Alessandri? - Aula Segura es una norma absolutamente represora, está fuera de todo criterio. Primero que todo, la Constitución Política dice que está prohibido que alguien sea juzgado por comisiones especiales, sin

embargo, los rectores o directores de los colegios hoy están convertidos en una comisión especial. Si yo cometo un delito es un juez de la República quien debe dictar una sentencia, pero acá las autoridades de los colegios están dictando sanciones terribles. Porque, además, no se trata solamente de que expulsan a los alumnos de un colegio, sino que también los otros colegios de la comuna no reciben a estos chicos. Entonces, estamos mandando a chiquillos y chiquillas, literalmente, a la calle. Es una aberración. Aula Segura no tiene ningún parámetro en un Estado que se dice democrático, ninguno. - ¿Qué lectura hace de lo que ocurre en el Instituto Nacional? ¿A qué atribuye usted la represión sistemática y la intención permanente de criminalizar al estudiantado de ese colegio por parte del alcalde Felipe Alessandri y del Gobierno? - La verdad es que es escandaloso. Primero, es muy contradictorio que al colegio público de mayor calidad o categoría del Estado chileno, hoy con su discurso ellos lo estén convirtiendo en un antro de de-

LA RESPONSABILIDAD NO ES SOLAMENTE DE LOS FUNCIONARIOS POLICIALES QUE DISPARAN O QUE COMETEN HECHOS DE TORTURA, SINO QUE TAMBIÉN DEL GOBIERNO Y DE TODOS LOS PARLAMENTARIOS DE TODOS LOS PARTIDOS, PORQUE SON ELLOS QUIENES REDACTAN LAS LEYES lincuentes, porque eso es lo que dicen: ‘No vamos a permitir delincuentes’. Y se están refiriendo a chicos que lo más probable es que después, cuando rindan la PSU, sean puntaje nacional. Lo que están haciendo es una aberración; yo creo que evidentemente tienen como objetivo acabar con la educación pública, no existe otra explicación. Hay que estudiar bien a fondo lo que sucede, hacer por ejemplo un estudio sociológico, porque dice el alcalde, la vocera de Gobierno, la Intendenta de Santiago, que ‘no podemos permitir que veinte violentistas…’ , y perdón pero cualquier persona con dos dedos de frente no puede creer que veinte chicos tengan a ese instituto en la crisis que está. Esa crisis tiene muchos más ámbitos que el de los chicos encapuchados o los supuestos delincuentes. Acá no hay una inversión real, hay profesores que están absolutamente sobreexplotados, con una cantidad de trabajo que es impresionante y que, además, se han convertido con la

Evaluación Docente en obreros que tienen que cumplir un nivel más de producción. Entonces, no existe -como en la época en que nosotros estudiábamos- profesores bien especializados, dedicados, tranquilos; hoy corren todo el día para poder garantizar su puesto de trabajo. Por ejemplo, en el Liceo 1 tenemos dos demandas por vulneración de derechos en contra del municipio, porque dos profesoras que eran críticas al tratamiento que se le estaba dando a los problemas que había entre las niñas de colegio y el cuerpo directivo, fueron literalmente sacadas de su lugar de trabajo, trasladadas a colegios de distinta categoría, etcétera. Entonces, no es solo con los estudiantes, también con los profesores. - ¿Y de qué tipo de país habla uno en el que se espera a las estudiantes del Liceo 1 con FFEE antes de que ingresen a sus salas, o de policías armados entrando a las aulas mientras profesores y alumnos realizan clases, como ocurrió en el Instituto Nacional? - Nosotros nos jactamos de vivir en democracia, pero en definitiva las democracias siempre terminan siendo dictaduras de una clase por otra, desde la época de los griegos incluso. Es decir, se originó la democracia, pero ahí no votaban todos -no votaban las mujeres, por ejemplo-, solo algunos. Evidentemente se está aplicando acá lo que se llama la dictadura de una clase sobre otra. Y cuando los gobiernos no pueden convencer de que las políticas que están aplicando la ciudadanía en general tiene que recibirlas obsecuentemente, aplican la violencia. Cuando vemos fotografías y videos de Fuerzas Especiales ingresando a las salas de clases, pensamos que eso podría pasar en Palestina o en algún país del Medio Oriente, pero no en un Estado que se dice defender la democracia, respetar a todos los ciudadanos. Acá la falta de respeto, la vulneración de derechos parte de las instituciones del Estado. Los chicos y chicas están viviendo una situación que es gravísima. Hace un par de semanas a una chica que se le reconoce como presidenta del Centro de Estudiantes del Liceo Darío Salas, un funcionario del colegio la golpeó. - ¿Alguna última reflexión para agregar? - Sí, quisiera enfatizar en que las policías están integradas por hijos de trabajadores, por trabajadores, por padres de estudiantes. En ese caso, yo les haría un llamado a pensar en eso; no es poesía, es un hecho concreto: ellos pueden negarse a golpear a su pueblo, a su clase. *Te invitamos a leer una versión más extensa de esta entrevista en www.elciudadano.com

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Opinion 12

CONTROLES DE IDENTIDAD:

PERFECCIONANDO EL ESTADO POLICIAL miento sospechoso. Por eso es que con mucha razón se ha dicho que el control preventivo es una auténtica “detención sin sospecha”.

EL PROYECTO DE LEY DE PIÑERA Y CHADWICK Actualmente el Gobierno está promoviendo nuevas modificaciones legales a ambas variedades de control de identidad, mediante el Boletín 12.506-25.

A pesar de su semejanza, ni siquiera la “detención por sospecha” era tan arbitraria como este control preventivo. Por eso es que con mucha razón se ha dicho que éste último es una auténtica “detención sin sospecha”. JULIO CORTÉS MORALES, ABOGADO

LOS DOS CONTROLES Actualmente la policía cuenta con dos herramientas para poder retener a una persona y exigirle que se identifique. La primera es el control de identidad a secas, que la policía suele denominar “investigativo” porque está regulado en el artículo 85 del Código Procesal Penal (CPP). De acuerdo a este tipo de control se puede solicitar a cualquier persona, desde los 14 años de edad, que se identifique ante ella con documentos oficiales (cédula de identidad, pasaporte, carnet de conducir). Los motivos, que no sólo autorizan sino que obligan a los funcionarios de Carabineros e Investigaciones a realizar este control, han ido aumentando en el tiempo, luego de varias modificaciones legales, y son hoy los siguientes: 1- Si es que consideran que hay indicios de que se podría haber cometido un delito

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o estar a punto de cometerlo; 2- Si creen que alguien puede suministrar informaciones sobre un delito ya ocurrido; 3- Si una persona se encuentra encapuchada y 4- Cuando tengan cualquier antecedente de que alguien podría tener órdenes de detención pendientes. Las facultades que le entrega el Código Procesal Penal (CPP) a las policías permiten no sólo el exigir documentos, sino que también registrar vestimentas, equipaje y vehículo de la persona controlada. Si esta no colabora, por negarse a identificarse o a ser registrada, es posible que la conduzcan hasta un recinto policial, hasta por 8 horas, aunque la ley es clara en señalar que la persona no está detenida, así que no podría ser mantenida en calabozos ni en el mismo espacio con detenidos. Cualquier infracción de las policías a esta normativa sería constitutiva del delito del artículo 255 del Código Penal, conocido como “abuso a particulares”. La segunda forma es el control preventivo de identidad, creado y regulado en el artículo 12 de la Ley 20.931 (la segunda “agenda corta antidelincuencia” de la Presidenta Michelle Bachelet). Este control puede ser aplicado a cualquier persona mayor de 18 años, sin necesidad de ningún indicio ni supuesto, con el único límite de no poder revisar bolsos ni poder conducir a la persona a una comisaría. Como contrapartida, esa misma Ley obliga a las policías a crear un “procedimiento estandarizado de reclamo” y al Ministerio del Interior a publicar trimestralmente cifras detalladas para poder analizar posibles abusos y aplicación discriminatoria de estos controles. Ninguna de esas obligaciones se ha cumplido íntegramente. Cabe destacar que a pesar de su semejanza, ni siquiera la “detención por sospecha” -regulada en el antiguo Código de Procedimiento Penal y que existió entre 1906 y 1998- era tan arbitraria como este control preventivo, pues tenía dos supuestos que, aunque eran muy vagos, apuntaban a cuestiones tales como andar a deshoras en circunstancias que hagan presumir malas intenciones, con disfraz y/o no dar una explicación razonable del comporta-

Entre ellas se incluye aplicar el control preventivo a adolescentes desde los 14 años de edad y facultar a las policías para que puedan revisar superficialmente las vestimentas de las personas controladas, además de obligarlas a exhibir el contenido de bolsos y maleteros de vehículos, para realizar una “inspección ocular”. El “investigativo” procedería ahora también ante quienes la policía crea que intentan evadir su control, además de crearse nuevos indicios relativos a andar en vehículos sin patente (lo que ya es un delito para la Ley de Tránsito) o transitar con vidrios polarizados (lo que, curiosamente, es permitido por el actual Reglamento de la Ley de Tránsito). Durante la discusión del proyecto en la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados una diversidad de organizaciones y expertos (Unicef, Defensoría Penal Pública, Ministerio Público, Fundación Paz Ciudadana, Universidad Diego Portales) se manifestaron en contra de la extensión de esta facultad policial a los adolescentes. Todas esas instituciones coincidieron en que realizar una medida intrusiva como ésta a menores de edad, sin ningún fundamento en algún tipo de sospecha, viola claramente la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Para esta Convención, cualquier forma de privación de libertad de menores debe ser legal, no arbitraria, de aplicación excepcional, y deberá durar el menor tiempo posible (art. 37).

ALGUNAS CIFRAS Antes de la creación del control preventivo, cuando sólo existía el control de identidad del Código Procesal Penal (CPP), la policía practicaba alrededor de 2 millones de controles al año, con un 6% de eficacia en cuanto a detectar personas que tenían órdenes pendientes de detención. Así, por cada 100 personas controladas, encontraban a 5 o 6 que tenían órdenes, y un total de 120.000 terminaban siendo detenidas por mantener esas órdenes vigentes. Apenas se creó la nueva figura, se pudo apreciar una tendencia a usar cada vez menos el control de identidad tradicional, para sustituirlo progresivamente por el preventivo: mucho más fácil de aplicar y más alejado en principio de las posibilidades de control o intervención por parte

de fiscales o jueces. Así llegamos al año 2018, en que ya se sabe que solamente Carabineros aplicó 4.818.074 controles en total, de los que 4.395.066 fueron preventivos y sólo 423.008 “investigativos”. El problema es que la eficacia del control preventivo es mucho menor: de 100 personas controladas, 98 no tienen órdenes ni antecedentes, y sólo sobre 2 de ellas es posible que el control termine efectivizando órdenes de detención. Otro problema grave, al que no se la da importancia alguna, es que pese al claro límite de edad señalado en el artículo 12 de la Ley 20.931 y a que la delincuencia juvenil ha venido disminuyendo sostenidamente desde el 2008, la policía controló la identidad de más de 73.000 personas menores de 18 años. Se trata de actuaciones absolutamente ilegales que a lo menos debería entenderse que configuran el delito de abuso contra particulares, tal cual lo indica el art. 85 del CPP para los casos en que los funcionarios policiales no aplican los límites que se señalan para el control “investigativo”. Además, estos 73 mil controles ilegales contrastan con las cifras que da el Gobierno, que insiste en que en todo el año 2018 hubo sólo 33 reclamos, de los cuales 1 sólo fue acogido. Un dato importante es que es un contrasentido señalado por diversos estudios el que sea la misma policía que comete la ilegalidad quien deba recibir los reclamos por su propio comportamiento. Más aún en Chile, cuando luego de casos como el de Camilo Catrillanca y el de la llamada Operación Huracán el propio ex General Director de Carabineros Hermes Soto reconoció que existe una verdadera “cultura de la mentira” al interior de la institución. Así las cosas, el Estado de Chile después de esta profunda transformación que realizó en las facultades policiales legalizando la arbitrariedad pura para su accionar en las calles, se encuentra enfrentado a la evidencia de un dato absurdo: al haber aumentado la cantidad de controles de identidad desde 2 millones a casi 5 millones al año -lo que da una tasa récord de 255 mil controles al año por cada 1000 habitantes-, no ha logrado detectar más personas con órdenes pendientes de detención, sino que esa cifra se ha mantenido casi en las mismas 110.000 detenciones anuales como resultado total. Pero todo esto no importa: el nuevo argumento para fortalecer el Estado Policial y seguir avanzando en la construcción de una Sociedad de Control, con intentos de imponer incluso “toques de queda juveniles”, es que los controles preventivos tienen un poderoso efecto “disuasivo”, aunque no se pueda medir cuántos delitos se han dejado de cometer por y ante el temor de una persona a ser controlada por las policías. Un cálculo así ya queda fuera de cualquier política pública racional, entrando de lleno en el terreno futurista y distópico que se puede apreciar en películas como Minority Report (Steven Spielberg, 2002).

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J U A N V E R G A R A , PA D R E D E L D E T E N I D O D E S A PA R E C I D O E N D E M O C R A C I A J O S É V E R G A R A

“Todos los días que pasan son terribles, porque no sé qué hicieron con mi hijo”

Como sucedió también con Hugo Arispe (2001 ) o José Huenante (2005), a José Vergara un día se lo llevó Carabineros y no volvió nunca más. Su papá va a completar cuatro años buscándolo. Igual como ocurría en la dictadura. POR CAMILA SIERRA MADRID

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casi cuatro años de la detención y desaparición de José Vergara el 13 de septiembre de 2015, su familia no descansa. Aún esperan saber la verdad. Hoy el caso se encuentra cerrado, los cuatro carabineros responsables cumpliendo su condena a 4 años de presidio en la comodidad de sus casas, el desierto llano e inmenso esperando a que en él encuentren el cuerpo del joven, y su padre y hermana pidiendo a gritos que se haga justicia.

gorda. Nosotros quisimos una audiencia para plantearle el tema, que hiciera algo, que obligara a estos carabineros a decir la verdad, porque el error que cometieron fue grande. Aquí en Chile las policías son corruptas, ladronas, asesinas y abusan de su poder; todo el país sabe eso.

El joven esquizofrénico, en ese entonces de 22 años, vivía en Alto Hospicio, en la Región de Tarapacá. Su padre, Juan Vergara, no confía en la versión de los condenados. Carlos Valencia Castro, Ángelo Muñoz Roque, Abraham Caro Pérez y Manuel Carvajal Fabres son los cuatro ex carabineros imputados por la desaparición. La de Juan es una familia pobre. Pareciera que por eso están condenados al olvido y a que la desolación sea perpetua. Kilómetros y kilómetros de desierto. Alto Hospicio –que fue una estación de tren salitrero luego de la Guerra del Pacífico- se encuentra a 10 kilómetros de distancia y a 800 metros sobre el ‘bajo Iquique’. Para personas que conocen el lugar, podría ser fácil hacer desaparecer un cuerpo. Los carabineros imputados, que como menciona Juan, nunca dijeron la verdad al ser interrogados, indicaron haber dejado a José en el sector de Huantajaya, a unos tres kilómetros al nororiente del actual Centro Penitenciario de Alto Hospicio, hacia el interior. El padre de José relata que su hijo conocía el lugar y sus alrededores, puesto que habían ido juntos en dos oportunidades a buscar algo que les sirviera entre las ropas y zapatillas que van a botan de la ZOFRI. “Si ellos lo hubieran dejado donde dijeron, mi hijo se habría parado, habría visto todo Hospicio y habría vuelto a la casa”, dice. Pero la historia fue otra. Juan pidió ayuda a Carabineros para que auxiliaran una crisis por la que estaba pasando José ese día. “Toda persona teme a las policías, veía a los carabineros y se calmaba”, relata su padre. Luego de 30 minutos o una hora, su hijo volvía, ya más sereno. Después de esa última crisis en septiembre

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AQUÍ EN CHILE LAS POLICÍAS SON CORRUPTAS, LADRONAS, ASESINAS Y ABUSAN DE SU PODER; TODO EL PAÍS SABE ESO. de 2015, José Vergara nunca más volvió a su casa. - ¿Qué cree usted que pasó con su hijo entonces? - Como mi hijo estaba descompensado, seguramente se les fue en collera, le pegó una patada a un paco o presintió que lo iban a torturar hasta matarlo y se defendió, y como eran cuatro -figúrese, cuatro pacos- armados, con pistola y ese instrumento eléctrico que tienen ahora, cómo debe haber estado; hasta el día de hoy nunca dijeron dónde lo dejaron.

- Pero en lo más profundo, ¿qué siente? - En lo más profundo, me siento muy triste y con rabia día tras día. Todos los días que pasan son terribles, porque no sé qué hicieron. Las primeras veces trajimos una vidente de Arica, hizo unas sesiones aquí con la familia, hipnotizar a las personas y, pucha, fue cruel escuchar todo el relato. Nosotros sin ver sabemos cómo actuó Carabineros. Entonces es terrible. El General (Bruno Villalobos) en esa época vino a Hospicio, me mandó a buscar, yo cedí y conversé con él en la comisaría para que me diera una solución, pero ninguna; podría él como General Director exigirles a estos asesinos que dijeran la verdad. Nada. Porque no les conviene que eso se sepa, que Carabineros actuó así. Figúrese un General Director de Carabineros cómo se siente si sus subordinados hacen eso. Cómo queda. Nadie hizo nada, porque toda la institución sabe lo que pasó con mi hijo y nunca nadie se ha atrevido a decir la verdad. Ahora el caso está cerrado, los pacos condenados, y ahí están tranquilamente sin decir la verdad, sin remordimiento de conciencia. Juan Vergara acusa indiferencia de la prensa: “Al comienzo vinieron todos los medios, pero ya se olvidaron, los canales de televisión se olvidaron de mí”. Dice

que quisiera ir a algún matinal a contar su historia. “Me gustaría que informaran para que la opinión pública no se olvide de esto, porque es terrible que Carabineros, a los que el pueblo les paga para que lo protejan a uno, hagan desaparecer a una persona que además estaba enferma”, reflexiona, aludiendo a la esquizofrenia que padecía su hijo. “No estaba en sus cinco sentidos”, apunta. - ¿Usted cree que Carabineros habría actuado de la misma forma si se tratara de alguien con poder o dinero de Iquique? - No harían eso, porque la influencia entre los milicos, Carabineros, la marina, Investigaciones, es una mafia. Yo lo he vivido y lo puedo catalogar así. El poder son ellos, a los ciudadanos se los meten en el bolsillo. A mí me gustaría desenmascarar a este señor de los ‘Topos’ (N.del.R: Francisco Lermanda, líder en Chile de la agrupación internacional de búsqueda de personas en contexto de catástrofes, ‘Topos’) que vino aquí, estuvo en mi casa, tomando once y dijo: “Ya, si José Antonio está allá arriba, lo vamos a encontrar don Juan”. Quedamos de acuerdo para un día martes salir a la búsqueda con su grupo y nunca más vino. No sé yo si acaso el Gobierno le pasó unos millones y le dijo: “No, a qué vas a ir para allá, vas a encontrar caleta de gente muerta para allá arriba”. Porque es así. En el sector donde dejaron a mi hijo, Carabineros está acostumbrado a ir a botar gente para allá, gente que todavía no aparece, no tan sólo mi hijo, hay harta gente que está perdida por las manos de Carabineros.

- ¿Qué sentimientos le produce el hecho de que las personas en las que confió para poder calmar a su hijo, sean quienes lo hayan hecho desaparecer? - Una desconfianza total por parte de las dos policías, porque ninguna de las dos hizo nada. La Presidenta (Michelle Bachelet) en ese tiempo tampoco. Todos estos casos primordialmente llegan a La Moneda, y la señora Bachelet hizo la vista

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ENCARCELAMIENTOS KAFKIANOS

HABLAN INOCENTES PRIVADOS D

por montajes p

PEDRO QUEZADA, EL DETENIDO DEL OVEROL El 28 de marzo de 2012 funcionarios de Fuerzas Especiales (FFEE) de Carabineros sacan por el ingreso principal de la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso a un sujeto con overol. Es Pedro Quezada Neculmán, estudiante de 23 años de cuarto año de Historia y Geografía en esa casa de estudios. Lo llevan ante la Justicia y lo acusan de ser el mismo manifestante que un rato antes había lanzado una bomba molotov hacia los uniformados. “Intento de homicidio” es uno de los cargos en su contra. Tienen videos de los dos momentos. Pedro se pasará 73 días en prisión preventiva antes de que una jueza admita que existe un error evidente que la policía no ha querido reconocer: en los registros queda claro que ambas personas no visten el mismo traje. “La detención comenzó con amenazas y manipulación de ‘pruebas’, las cuales ya tenían preparadas previamente. En la comisaría pude ver que tenían botellas y mochilas que no eran de ninguno de los detenidos, estaban aparte, ya listas. Trataron de amenazarme con ‘pasarme a Justicia Militar’ si les seguía insistiendo con ver el vídeo que habían grabado, donde según ellos salía claramente lanzando la molotov. En el proceso en todo momento intentaron que todo calzara a la medida de su relato y conveniencia y no a la de los hechos concretos y objetivos. Al final, ni con toda la parafernalia de la Gobernación, el Ministerio Público, las querellas y las declaraciones de los mismos funcionarios que participaron en mi detención, me pudieron inculpar; más aún, cuando fueron sus propias contradicciones las que terminaron por descartar los cargos en mi contra”, recuerda hoy Quezada. Y es que fueron justamente los registros audiovisuales presentados por Carabineros los que Rodrigo Román, el abogado de la Defensoría Popular que representó al estudiante, exhibió en la audiencia en donde se logró su libertad con el objetivo de demostrar que los protagonistas de los dos videos tenían una contextura física distinta, calzaban zapatillas de colores diferentes, que había ausencia de guantes en las manos de Quezada al momento de su detención y que las huinchas de embalaje en su overol no las usaba el sujeto que lanzó la bomba a los funcionarios de FFEE. “Asumí la prisión como parte del riesgo que se corre estando en la lucha, convencido de mis ideas, pensamientos y acciones, que son necesarios para crear y construir cambios. Estando preso vi y viví cosas que probablemente nunca vuelva a experimentar fuera de ésta. Es una experiencia que creo jamás olvidaré y estaré constantemente sacando lecciones de ella”, reflexiona Pedro sobre su privación de libertad. Y agrega: “Me sirvió para asumir y reafirmar mis convicciones de que esta sociedad, con muchos matices fascistas, se niega a morir y asumir su derrota generacional, y que por lo mismo todas, todos y todes, jugamos un papel fundamental al organizarnos y asumir las responsabilidades que significa combatirle”.

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VÍCTOR HUGO MONTOYA, PERSEGUIDO POR SU ESTILO DE VIDA Un total de 16 meses estuvo en prisión preventiva Víctor Hugo Montoya. Carabineros se querelló en su contra acusándolo de haber colocado un artefacto explosivo en el retén Las Vizcachas en febrero de 2013. Entonces tenía 23 años. “Una querella infundada, siempre en base al prejuicio -por mi ideas y posturas políticas, además de mi estilo de vida (N.del:R: vegano y straight edge) y el entorno en el cual me desenvuelvo- y con una total falta de seriedad a la hora de argumentar y sustentar su acusación en mi contra”, apunta el relacionador público respecto a dicha acción legal en su contra, a la cual se sumaría después el uniformado que resultó lesionado con el bombazo. “Probablemente lo hizo bajo la presión de la Fiscalía y de su misma institución”, cree Montoya. Cabe recordar que tras su detención la policía llegó hasta el hogar en donde vivía con sus padres para allanarla, y luego de dar vuelta su pieza se llevaron -entre varios otros artículos personales- el libro “La moral anarquista”, folletos de tocatas, documentos alusivos al Caso Bombas, una bufanda con un bordado que decía vegan straight edge y un disco de la banda punk Coche Bomba. “¡Su hijo es anarquista!”, le dijo uno de los agentes a Lidia, su madre. “Mi hijo es vegano”, le aclaró ella. “Pero es lo mismo po”, remató el hombre. Cuatro años y ocho meses han pasado desde que fuera absuelto por segunda vez. “No he podido conseguir un trabajo estable, lo cual me ha dificultado poder llevar a cabo mi vida con normalidad. Tengo una hija de 3 años y claramente se hace pesado al no poder conseguir un sustento fijo, sólo manteniendo pegas informales”, advierte el joven relacionador público. En ese sentido, plantea que aun habiendo sido absuelto de todo cargo, su “historial” en Internet se ha traducido en acciones en su contra que han coartado su libertad, impidiéndole por ejemplo salir del país. Víctor Hugo sostiene que lo vivido no ha hecho más que reforzar su negativa visión de los funcionarios policiales y de “su institución basura”, así como su convicción de que “el Estado tiene la facultad de hacer lo que le plazca con la gente sin apellido y sin cargos importantes dentro de sus jerarquías impuestas”. En este contexto, tal como sostuvo el también encarcelado Pedro Mendoza, Montoya cree que tras una experiencia como la que vivió “lo único que creo que se debe hacer es hacerse más fuerte, más frío y más determinado; de otro modo consiguen su cometido de intimidar y oprimir mediante el castigo traumático y su adoctrinamiento de shock”.

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S DE LIBERTAD

s policiales

Foto: Radio Bío Bío

JORGE MATELUNA, UNA “INJUSTICIA ABERRANTE” El caso de Jorge Mateluna (45) está definitivamente entre los más kafkianos del último tiempo. El 17 de junio de 2013 fue detenido por funcionarios de Carabineros y acusado de haber participado de un asalto a una sucursal del Banco Santander en Pudahuel minutos antes. Tras un juicio plagado de escandalosas irregularidades y mentiras, en 2014 fue condenado a 16 años de prisión. Entre los antecedentes que hacen de este proceso una verdadera atrocidad judicial, destaca por ejemplo que fue sentenciado aun cuando dos de los cuatro asaltantes detenidos que confesaron su participación en el atraco descartaron que Mateluna haya estado involucrado en el hecho. Uno de ellos, Alejandro Astorga, dijo expresamente que Jorge “no participó ni en las reuniones previas ni en la ejecución del robo”. Por otra parte, durante el proceso en su contra tuvo lugar un hecho extremadamente grave cuando en medio de una ronda de reconocimiento de los supuestos asaltantes, un testigo -como quedó registrado en un video difundido profusamente- reconoció al aludido Astorga como uno de los participantes en el atraco, sin embargo, el mayor de Carabineros Juan Muñoz Gaete consignó en el informe entregado al tribunal que dicha persona había identificado a Jorge Mateluna. “Llegamos a la conclusión de que acá había una injusticia aberrante”, señaló el abogado Davor Harasic, quien en su calidad de rector de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile se integró a la defensa de Mateluna. La afirmación la realizó el día de los frustrados alegatos ante la Corte Suprema a fines de 2018, donde se buscaba que se revisara el proceso que lo condenó. El máximo tribunal no accedió a la petición, aun cuando se presentó un contundente informe pericial elaborado por el Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones que -apuntó el jurista- “dice que Jorge no participó en el robo, que no ingresó a la sucursal, que no estuvo en la sucursal, que no salió de la sucursal y que por lo tanto no participó”. La razón de la condena contra Jorge no obstante todas las pruebas que lo exculpan, es a su juicio una sola: su calidad de ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Fue ese antecedente el que llevó a concluir a los carabineros que lo detuvieron que no había duda de que él era uno de los asaltantes del banco. “Me condenaron por mi pasado y tienen a una persona inocente en prisión hace más de cuatro años. La única explicación que me queda es que ellos (los jueces) también se prejuiciaron con este tema y entendieron que yo siendo un ex frentista tenía participación sí o sí en el delito. De otra manera, no entiendo la cantidad de errores que tiene el fallo”, declaró el propio Mateluna en mayo de 2018 al programa Informe Especial de TVN desde la Cárcel de Alta Seguridad donde se encuentra recluido.

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Junto con los asesinatos de personas inocentes, una de las expresiones más perniciosas del actuar abusivo de los funcionarios policiales, básicamente de Carabineros, son las detenciones, acusaciones y encarcelamientos de ciudadanos inocentes cuyo único “delito” fue el haberse topado con los uniformados en el lugar y momento menos indicados. Acá las historias y reflexiones de cuatro de ellos sobre probablemente la pesadilla kafkiana más terrible de sus vidas. POR D.L.Y

LUIS GONZÁLEZ, LA PESADILLA DE UN INOCENTE El estudiante y trabajador Luis González Valdivia (20) pasó 19 días en prisión preventiva luego de ser acusado como uno de los manifestantes que el 31 de mayo pasado quemaron un bus del Transantiago. Quedó con firma mensual mientras dure la investigación en su contra. Tanto él como su familia alegan absoluta inocencia. Aseguran que existen las pruebas para demostrar que el joven no tuvo participación alguna en los hechos de los que se le acusa, entre ellas videos, mensajes de WhatsApp y el registro del uso de su tarjeta de movilización durante aquella jornada. Simplemente pasó por el sector donde se había realizado la protesta, a la altura de Metro Salvador, cuando venía de realizar algunas compras en el mall Costanera Center. Por ser el estudiante todavía sujeto de un proceso en su contra, es su madre, Ivonne Valdivia, quien habla con El Ciudadano para este especial y afirma de forma rotunda que Luis “es inocente”. “Ha sido terrible. Mi hijo está con psicólogo, con psiquiatra, le da miedo salir a la calle -gustaba mucho de caminar y ahora ya no-, le tiene terror a los carabineros”, alcanza a decir la mujer antes de que se le quiebre la voz. “Yo pasé 19 días sin dormir, sin comer. Fueron 7 días en los que no supe nada de él”, relata Ivonne, quien recuerda que en la primera visita que pudo tener con Luis lo encontró lleno de picadas.También se enteraría luego de que su hijo durmió 11 días en un suelo de cemento húmedo. El padrino de Luis es suboficial retirado de Carabineros. El primo de su madre es carabinero y el hermano trabaja con la institución uniformada. “Yo tengo amigos carabineros. Confiaba totalmente en ellos, ahora no. Se me cayeron totalmente; yo sé que no todos son iguales, pero el procedimiento que hicieron con mi hijo estuvo mal. Ellos lo tomaron y lo acusaron de algo que no sabían si lo había hecho o no”, espeta la mujer. Es tan categórico el convencimiento de la inocencia del joven por parte de su madre, que sostiene que quieren llegar hasta el final del proceso. “Ellos (Carabineros y la Fiscalía) ya saben que mi hijo es inocente. Yo no voy a permitir que cierren el caso antes. Quiero que en el juicio muestren todas las supuestas pruebas que tienen en su contra”, señala. En ese sentido, se muestra confiada y profundamente agradecida del trabajo realizado en favor de Luis por los abogados de la Defensoría Penal Pública, Rodrigo Barrera San Martín, Octavio Sufán y Andrea Lema. Cabe recordar que el mismo día en que se arrestó a Luis González, también fue detenido el fotógrafo Claudio Zúñiga, acusado igualmente de la quema del bus del Transantiago. Luego de 35 días en prisión preventiva, fue liberado a la espera de la investigación en su contra. “También es inocente”, asegura Ivonne, quien en el marco de esta pesadilla judicial ha podido conocer a los padres del joven reportero.

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grado cero

perdidos leyendo traducciones

Por Cristóbal Gaete

l escritor porteño Víctor Rojas relató en Escenas de la vida bohemia (2002; sí, el mismo título del libro de Henry Murger) el que puede ser el primer pirateo chileno: el poeta Zoilo Escobar reproducía en servilletas la letra del colega Rubén Darío, añejaba el papel y las vendía a coleccionistas. Cuando ese fetiche se empezó a repetir, terminó aquel excelente negocio, y Zoilo no pudo continuar con la fantasía máxima del que deja correr el tiempo en el arte: no trabajar. Era un pirateo y también algo más: un sampleo, una curatoría. Escobar debía elegir qué poema reproducir, para eso debía saber qué había escrito Darío andando por este puerto, y reinventar el cuento de la relación del vate con una pasajera de la noche, albacea esporádica. Es una operación parecida a la de los memorialistas y epígonos que armaron libros de Darío: aprovechar y estrujar los 1000 días chilenos (también están sus propias memorias, que lo muestran tomando chimbombo con los choros del camino Cintura). En casos notables, podemos homologarla al dig in de los deejay del rap, robar trocitos que montados arman otra secuencia; en otros vemos un ejercicio fútil, la basura de una escritura en formación. El puente entre Escobar y esos trabajos es Raúl Silva Castro, recuperador clave de obras como las de Carlos Pezoa Véliz; según Jorge Edwards, él tenía una de esas servilletas. En esos 1000 días está por supuesto Azul, prologado originalmente por Eduardo de la Barra, texto que cayó en el olvido a medida que Darío se fue liberando de sus condiscípulos chilenos. Un largo escape por el mundo que los alimentó y los olvidó; la paradoja de la permanencia en la literatura. Hoy hay que crear nuevas formas para sobrevivir al lado de otros escritores más grandes, como un pez piloto, mínimo carroñero que acompaña a los tiburones. Jamás en fotografías o inmortalizados por Hollywood, comen tranquilamente de los restos de carne que sobran de la mandíbula del tiburón. El tiburón de la prosa argentina es César Aira. Atrapado en Youtube en distintos momentos muestra su incómoda notoriedad. Pero lo que realmente importa está en esa página que escribe todos los días que lo dejan, no esas que lo asimilan, que reproducen su acto directo al teclado de autores que caen en la agonía del epígono en su imitación. Porque la naturaleza del continuador, extraviada entre tanta challa académica o economía de mechero del supermercado de la literatura, es devolver el lector al texto o autor que lo abastece. El pez piloto de Aira es Ricardo Strafacce, especialista en andar al lado de otros tiburones. Si antes publicó una extensa biografía de Osvaldo Lamborghini, el año pasado realizó Cesar Aira, un catálogo (Mansalva). Solamente el pez piloto

El más hermoso pez piloto: epígonos contra el bostezo

más fiel podía tener la memoria de todos los libros de Aira; de cada uno se incluye la tapa y una página. Esa misma página que imaginamos escribiendo incesantemente; cada número podría ser el día que llevaba el proyecto del libro. Y si fuera así, sería detectable el punto alto del proceso.

otras cosas además. Frente al (auto) cliché airiano de escribir corto, hay novelas en que el recorte pertenece a la página 271 o 239. Los años en que son terminados los libros y cuánto demoran en ser editados tienen apéndices específicos. En un caso como el de Aira, ¿cuántos libros termina para que sea publicado uno? Mientras que Strafacce empezó Cesar Aira, un catálogo fueron publicados 2 más. La realidad y los peces de culto siempre escapan de la literatura, para que valga la pena la caza. Desde 1993 Aira mínimo termina 3 libros al año. Hay ciertos emparejamientos que se agotan o estiran (porque el editor debe ser como una pareja, para hacer mejor al escritor y entender la oscilación del oficio) con determinadas editoriales como Beatriz Viterbo o Mansalva. Los libros que toman más tiempo en editarse llegan hasta los 4 años, en transnacionales; los que menos demoran a veces salen el mismo año. Todo es parte de la estrategia que detectó Pauls—en El arte de vivir en el arte— en Aira: la de colapsar el mercado en ediciones de distinto tamaño. Llamativa resulta la extensión en proyectos internacionales: ¿se habrá esforzado Aira para los mismos? ¿Habrá creído o querido ser otro novelista? Strafacce sale incluso de la literatura para seguir demostrando nuevas formas de continuar, de exhibir textos, de renovarlos para una nueva luz de vidriera. Fue el abogado que defendió a Pablo Katchadjian en el caso de El aleph engordado (2009), en que el escritor le agregó 5600 palabras al clásico cuento de Borges, en una autoedición de 200 ejemplares, y fue puesto frente a la justicia. Más valdría la pena que encanara el que puso la firma de Borges en ese poema de autoayuda de las ferias artesanales, Instantes:

Catalina Porzio. Ella elige montar Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. fragmentos para retratar personaNo intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. jes, como un esqueleto de la invesSería más tonto de lo que he sido, tigación revelado. de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Y si Catalina Porzio informa Sería menos higiénico. sus fuentes al lado de cada pieza/ Correría más riesgos, párrafo que ensambla, cada díptiharía más viajes, co en Cesar Aira, un catálogo percontemplaría más atardeceres, mite acercarse a ediciones que no subiría más montañas, nadaría más ríos. podremos conocer, una antología Iría a más lugares adonde nunca he ido, de niveles de producción editocomería más helados y menos habas, rial —y diseño— argentino desde tendría más problemas reales y menos imaginarios los años ochenta: Urania, Javier /(…). Vergara, Mate, gel, que derivan de Buenos Aires y sus provincias, también otros países. 100 libros, 100 fragmentos, 100 días. Los peores epígonos son los que operan Aira alguna vez fue el pez piloto de Ale- sin siquiera la ética de Escobar o Katchadjandra Pizarnik, Lamborghini y Copi. Es jian, apropiándose de los materiales como difícil saber los motivos del por qué un si ellos los hubieran llevado a cabo. Escoautor toma ese lugar, muta en el agua de bar no plagió, no buscó la gloria. Otros la la escritura para convertirse en candidato encontrarían para él. al Nobel. Lo concreto es que Strafacce sí Escobar, aparte de escribir en servilletas vio esa transformación. A varios que llevan poemas de Darío, fue amigo de Pablo Neaños con esas candidaturas, o que recién ruda y Pablo de Rokha, ambos le escribielas empiezan, con suerte podemos digerir- ron poemas y el último incluso perdonó la los. Aira se salva en su acción cotidiana, la amistad con el Nobel. Debe haber sido un que importa, la que da sentido. sujeto encantador para superar la antítesis. Un viaje de esa profundidad muestra Tuvo un olfato maravilloso para los amigos.

«Pero ni yo soy tan modesto ni mi lector es tan ingenuo. Al reducir mi tarea a la selección de un pasaje (equivalente, dependiendo de los avatares gráficos de cada edición, aproximadamente a una página del libro) me he arrogado la potestad de decir, sin otras limitaciones que mi capacidad y mis gustos, cuál es la página que mejor expresa a cada uno de los libros de César Aira. En ese sentido, para quien ya haya leído esa novela, relato, diario, obra de teatro o ensayo, mi recorte funcionaría como un verdadero comentario (la repetición haría la diferencia). Para quien esa página elegida resulte nueva, se trataría de una invitación, irresistible, a leer íntegro el volumen que la contiene». Es un ejercicio tan inteligente y sintético como el de Viñamarinos (2015, Laurel), de


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Literror: literatura y error Desde el año 2014 se desarrolla esta actividad multidisciplinar en Copiapó, expandiéndose a otras provincias de la región de Atacama e incluso México, con el único afán de provocar situaciones anómalas para el orden de la ciudad, detonar donde la literatura y el arte son una alianza política. Literror es una actividad, más que un colectivo es algo que se hace. La instancia, el instante, el momento donde actúa va variando de formas y formatos. Lo esencial es la puesta en escena de la lectura literaria, que tiene una propuesta en que nada de lo que se plantea es nuevo. Nace a partir de una desvinculación con la institucionalidad cultural copiapina, tanto de las estructuras estatales como de organizaciones de escritores. Si bien sus integrantes pueden o no trabajar y ser parte de estas, el espacio Literror es un territorio liberado de esa dependencia-sujeción. Su forma de organización es asambleística y también espontánea. Las personas que llegan a la actividad pueden ser parte de la organización en ese mismo instante. Tomar decisiones, mover cosas, etc. Pero los que están fijos son varias personas, entre ellas Tania González, Víctor Munita, Vicente Rivera, David Ortiz, Gabriel Ocaranza, Nicolás Puelles y Yerko Ravlic» nos cuenta David Ortiz Zepeda – uno de sus integrantes–, intentando definir como se organizan. Él, al igual que sus compañeros, toma un megáfono y su capucha, indumentaria necesaria para intervenir la ciudad, y se decide a intentar extrañar al público copiapino que improvisadamente va agrupándose en torno a la literatura. La actividad propone una convocatoria abierta, megáfono abierto para ser exacto, pero cuenta con algunos invitados seleccionados como nos relata otro de los organizadores, Vicente Rivera Plaza: «muchas veces los invitados llegan a la zona por otras invitaciones, generalmente de la sec [Sociedad de Escritores de Copiapó]. Pero nosotros nos colgamos de eso, hacemos un atajo y un desvío en el trayecto que traen y los invitamos. Siempre con muy buenos resultados. Porque Literror llega a gente que no cuadra con propuestas que pueden ser valiosísimas desde el punto de vista literario, pero que por su formato no enganchan y se restan de participar en lecturas que son igualmente nutritivas. En este sentido la sec es un extraño aliado, en cualquier momento se tensan esas relaciones, pero son importantes, porque hasta antes de esa agrupación –donde muchos de nosotros nos conocimos– en Copiapó prácticamente toda la literatura era costumbrismo y anécdotas. Existe una suerte de paz armada entre nosotros. Que para algunos es como una guerra interna».

convocatoria

Para otro de los participantes, el poeta Gabriel Ocaranza, el hecho de utilizar capuchas «no es nada nuevo en el barroco latinoamericano, la estética es propia de elementos del cotidiano de la región de Atacama por su ligadura con los pueblos altoandinos y de allí la presencia de máscaras, para de alguna manera situar una forma de pensarse copiapino o del Valle del Copayapu. Además las máscaras están ligadas al carnaval, lo cual le da en esencia el valor de subversión o inversión de la realidad hacia otra expresión más amena para nosotros. Por lo demás, sí, se invita abiertamente a la participación del público ambulante de Literror, quizá eso es lo que agrada en la medida en que se fricciona lo que entendemos como espectáculo y espectador gracias al mismo megáfono. Además termina siendo un elemento democratizador de la palabra, lo que no deja de ser curioso porque los megáfonos están relacionados a desastres naturales o protestas sociales, por lo que implica trasladar lo caótico a un plano súper sencillo y desde allí empezar a transmitir».

capuchas y megáfonos

modos de producción, de la forma de socializar y de la manera de concebir el mundo. Como un carnaval, es una representación simbólica de un mundo lleno de vida, de imprevistos y libertad que funciona sin un palco, de manera horizontal, donde las personas pueden convertirse en cualquier cosa al momento de chantarse una máscara. Es un espacio fundamental que se requiere para una vida mejor, más allá de los egoístas anhelos que el mercado ha insertado en las mentes blandas de una sociedad. Al

El evento ha ido mutando en su propuesta, la cual inicialmente solo incluía actividades literarias, y que hoy alberga diferentes manifestaciones artísticas como música, fotografía, collage, dibujo, performance e incluso magia. Para Vicente Rivera es «la precariedad la que nos ha exigido hacernos más performáticos, inventar personajes, escritores falsos hasta con biografías y bibliografía que no existe. Pero esa ficción nos ha mantenido vivos. Como te decimos, estamos completamente diseñados por las necesidades y condicionamientos del entorno. Es preciso leer y leer bien, escribir y hacer uso de la palabra, pero también de otros lenguajes y abandonar cierto encasillamiento, partiendo por los géneros literarios, creemos que esas distinciones sirven más a las lógicas policiales que a la política. Nosotros vemos en lo plural espacios de libertad y por tanto de una política real, que no es la de los medios oficiales que homogenizan todo en un afán sutil, pero profundamente policial».

artes que se cruzan

espacio político

Selección del antepenúltimo Manifiesto Literrorista (Agosto 2017) Literror no declara ni se declara. Porque Literror antes que un enunciado, es una presencia activa, una energía en acto, de allí su comportamiento cuántico, es decir funciona a veces como partícula y a veces como honda. Literror es como la guerra, no se declara, se hace. En Literror toda posibilidad de vanguardia queda excluida, nada de lo que Literror plantea es nuevo y esto es muy relevante en términos estéticos y políticos, reiteramos: nada de lo que Literror plantea es nuevo. Hemos surgido para cambiar nada haciendo de todo, como una respuesta a las precariedades de la vida cotidiana que nos impone este lugar del mundo, que no es ni mejor, ni peor que muchos otros, pero que sin embargo demanda más y mejores espacios para la vida social y política de sus habitantes. Literror no somos nosotros, somos todos ustedes. Se considera toda acción de Literror como un poema ambulante, sobre el entendido y la convicción, quizás la única convicción de Literror, que la poesía es mucho más que letras y palabras, más que escrituras y libros. La desconfianza profunda en toda frontera impulsa los actos de Literror, de allí también la enorme complejidad de concretar sus difusos propósitos.

Al ser consultado sobre el fin político de la actividad, David Ortiz es enfático «de todas formas, y de todos fondos. Literror propone una reorganización de las fuerzas y los

Literror ha manifestado una tendencia terrible a su autodestrucción, de allí su profundo sentido antropológico.

mismo tiempo es un ejercicio imaginario de defensa del territorio, pero de un territorio real que se deteriora y que tratamos de defender con las palabras». Tania González Chávez es la más nueva de los congregantes a la actividad, pero es clara al momento de definir cuáles son los pasos a futuro: «nuestra primera proyección es no morir. Casi hemos muerto porque el capitalismo nos mata de distintas maneras, nos drena la energía por la avaricia y traición de gente que nos rodea, malos amores, y para qué decir los trabajos de mierda que tenemos que soportar. Porque este evento se trata de jugar, no ganar lucas, y a veces el mismo juego de siempre aburre. ¿Qué nos mantiene? El fuego que tenemos dentro no más. Que no nos gane la desidia. Que la gente siempre llega… Estamos tratando de juntarnos a leernos entre nosotros. Hace un tiempo tratamos de hacer charlas más cabezonas, un poco para disputar unas reuniones new age de la Nueva Acrópolis. Tenemos pendiente desarrollar una estrategia para entrar a la escuela. Estamos de una u otra forma todes relacionades con la enseñanza, y creemos que la juventud (grupo al cual no pertenecemos) necesita más espacios creativos y donde desarrollar el pensamiento propio». Aterrizando a lo concreto, David Ortiz nos comentó que «para la primera semana de agosto realizaremos la celebración de los 5 años de Literror, un evento magno donde esperamos tener una alfombra roja enrollada y bien guardada en el clóset del BAR O’Higgins. Eso sí, esperamos mostrar parte del material audiovisual recopilado en estos 5 años de andanzas y además comenzar con publicaciones de bajo costo», sentenció el organizador.

proyecciones


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11, poesía visual Si a los 60’ se le entra con filosofía por ser este su objeto, a los 70’ hay que entrarle por la estética, porque su objeto es el terror (un género cinematográfico), propone más o menos Schwarzbock. Un juicio adorniano que completo con el mismo Adorno: «Al repetir el arte el hechizo de la realidad, lo sublima convirtiéndolo en imagen y, por su tendencia, se libera de él». Esta estrategia del espejo es la que usa Carlos Soto Román para abordar el evento del 11 de septiembre y sus implicancias, en un libro de poesía profundamente visual, concreto, que sigue ese dictum de la preocupación por la expresión plástica, basada principalmente en la línea y la superficie, y en menor medida el color. ¿De dónde provienen los materiales de 11? Dentro de las principales fuentes está la Constitución Política de la República, el Informe Rettig, el Informe Valech, algunos diarios y revistas de la época como Revista apsi o Análisis. Por ese tiempo estaban pasando una serie que se llamaba Los Archivos del Cardenal, y la Escuela de Periodismo de la udp junto a ciper, hicieron un sitio web que se llama Los Casos de los Archivos del Cardenal, donde están explicados los casos tratados en la serie. También del archivo digital del Centro de Estudios Miguel Henríquez. Me basé mucho en archivos que encontré en la biblioteca digital del Museo de la Memoria. Hay algunos audios que fui sacando de documentales o noticieros de la época. Notas en vivo de las que saqué audios que me interesaban que pasé a texto y los trabajé. Todo está disponible en internet. De hecho lo tengo como en una especie de matriz que no alcancé a terminar, pero la idea es, más adelante, en alguna reedición, poder colocar al final un codificador donde se mencione de dónde sale el documento

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de cada página. Estimé que eso no tenía sentido en una primera edición porque la idea era apelar a los retazos de la memoria, y ver qué se iba gatillando con los textos. ¿Cómo fue la composición del libro? Me fui fijando en procedimientos que usaran esto de escribir usando estrategia, eso fue iluminando el camino hacia la idea de escribir acerca del 11 de septiembre desde una perspectiva un poco inusual y radical. De ahí a recopilar el material. Y a partir de ahí fue el material el que me guió, el que me dio la estrategia. Entonces lo fui viendo caso a caso, se generó un cierto ejercicio de infidelidad, y con esto me refiero a que no fui riguroso con un tipo de procedimiento o con un set de procedimientos, sino que los iba cambiando de acuerdo al material fuente. En cuanto a la disposición del texto, en algún momento se decide seguir un orden cronológico. El libro tiene dos grandes

paréntesis que son los desaparecidos. Toda la narración está articulada por la desaparición de los cuerpos, que está evidenciada por los espacios en blanco, por la falta de texto que se fue generando a lo largo de la composición del libro. ¿Podés contarme sobre el paso de la idea hacia el resultado? No recuerdo muy bien, pero tengo la sensación de que esto se resolvió muy rápido; hago una pequeña encuesta y le pregunto a amigos y colegas cuál era para ellos el libro más representativo del 11, una pregunta espinuda que sin embargo me fue dando algunas referencias de cómo había sido retratada esta tragedia. Pienso que vivir los 40 años del golpe fuera del país hizo que la idea se gatillara de manera más rápida. Creo que resolví el libro casi dentro del mismo año. ¿Por qué 11 es una autoedición? Un poco por accidente y otro poco por

la obra de Juan Luis [elige mencionarlo por el nombre, y esto no es menor] llegará a quienes deba Eric Schierloh llegar. Que es una ilusión capitalista eso de que la Eterna Cadencia mpiezo con una anécdopresencia te asegura lecto159 págs. ta que me marcó y me res. Schierloh es concreto. Por Matías Ávalos parece pertinente, sobre Edita lo que puede porque todo porque reseñas tentrabaja solo, hace clases y drá muchas y muy merevende libros para mantecidas, pero M, como todos, pero especialmente ner a su familia. Punto. No pretende ser millolos buenos libros, exige otras lecturas. nario. Sabe el riesgo que habita en la edición de Después de leer sus poemas en el subte- masas y trabaja con traducciones o autores que rráneo de la librería porteña Concreto Azul, entiendan y acompañen su ética. Minutos antes se abrieron las preguntas para Eric Schierloh. Rafael Cuevas habló de la escritura de Schierloh Habla un poco de su forma de dirigir Barba de como una comunión. Y ahora nos metemos a M, Abejas, los números que imprime, cómo vende o que además de ser una gran novela, tiene el médistribuye, defiende las tiradas de 50 ejemplares. rito de hacer pensar en estas cosas. El poeta copiapino Vicente Rivera pregunta por El cineasta e historiador Jay Leyda es autor de los riesgos de editar esas cantidades, el riesgo de un documental escrito sobre Melville [tiene otro la fetichización del libro y de su advenimiento fascinante sobre Emily Dickinson]. Schierloh en objeto de lujo. Atinadamente cita el caso de toma ese registro como punto de partida para arLa nueva novela, libro al cual la mayoría de los mar su propia biografía-novela-documental de mortales no podemos acceder [el precio ronda M. Y cuando digo propia no hablo de un montaje los 80.000 pesos y sus ediciones están relacio- distinto, una versión al castellano, sino literalnadas con gente de artes visuales, es decir, con mente propia y me extenderé en este punto. La una aproximación a los objetos diferente que la mayor apuesta de su editorial es la traducción, a literaria]. El argumento es sólido, la obra de Mar- este respecto el autor, en la anécdota con el que tínez es poco conocida en el continente a pesar abro el texto, responde a una pregunta acerca de sus obvios méritos formales y no es un delirio de las decisiones que toma con respecto a este pensar en la escasez de ejemplares como la prin- ejercicio en el plano terminológico [el objeto de cipal causa de esta falta. Schierloh responde que burla de la pregunta eran los españolismos] «yo está bien, que cada libro tiene sus lectores, y que traduzco para mis amigos, en City Bell, que es

donde vivo, ojalá que a partir de eso haya traducciones de los mismos autores en el norte, el sur, traducciones de Valparaíso, de Santiago». Todo es situado, lo sabemos, pero acá se juega una dimensión interesante y que otorga sentido a mi insistencia sobre usar el nombre de pila para referirse a Martínez. En una nota al pie del final, Eric escribe: «Prácticamente todos los datos están tomados del Log, aunque no todos los datos fueron tomados. Todo cuanto parezca, e incluso sea un dato fáctico, es de seguro una traducción, aunque una fiable traducción libre despojada en lo posible de ciertas coordenadas rígidas (nombres, fechas, lugares, &c). Después de todo, en este lugar nadie puede negar cosas como que el 2 de agosto de 1866, el día después de su cumpleaños número 47, M se tumbó en el pasto junto a su hermano Tom para contemplar un cielo cubierto de nubes que se cernían agoreras sobre las aguas del lago Saratoga». ¿Qué importa si eso pasó o no pasó? Esa libertad fiable a la que hace mención se refiere a esta relación de amistad con muertos o absolutos desconocidos que vos y yo, apasionado lector, tenemos con las y los autores que nos patearon la cabeza. Esto es literatura y en literatura, importa lo que aún con rigor, solidez y

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necesidad. Sucede que tenía editorial pero debía adecuar el libro al diseño de su colección de poesía. Entonces reformateamos de acuerdo a las nuevas condiciones estéticas, el tamaño de caja, el tipo de fuente, etc. Haciendo este ejercicio me doy cuenta que el libro cambia, y decido sacar el proyecto de la editorial. Quedo un poco a la deriva hasta que se me ocurre contactar a Joaquín Contreras, que es diseñador y tipógrafo del Estudio Navaja. Le conté que tenía ganas de autoeditarlo con ayuda de su ojo clínico y él me dice que le hace mucho sentido que un libro de tales características salga de manera independiente. De ahí en adelante, más allá de posteriores ofrecimientos, lo que prevaleció fue un convencimiento pleno de que el único camino posible para el libro era una autoedición. En ese sentido, ¿podés decirme qué lugar ocupa la calidad material del libro, el aspecto del diseño? Es crucial el trabajo de Joaco Contreras. Él es el que va puliendo ciertos aspectos estéticos. Porque si bien el paso del Word a la maqueta no se afectó como con las otras condiciones que finalmente rechacé, hay detalles que con su trabajo se potenciaron. Aspectos muy precisos, la fuente que elige, la diagramación en términos de espacio de algunos textos; hay dibujos que para recuperar nitidez Joaco rehízo completos. Un trabajo muy delicado. Después las decisiones de portada. Cuando fuimos a imprenta a seleccionar materiales sabíamos que necesitaba algo que le diera presencia y nos encontramos con este papel maravilloso que Joaco supo acompañar con un diseño muy sobrio pero decidor. Creo que lo importante es trabajar el libro como un objeto único más allá de ser un objeto en serie. Que se le dé importancia al aspecto visual del trabajo. Que yo consideré al momento de su composición y que en diseño se le da el lugar que corresponde.

precisión formal, nos conmueve. M es impublicable. Si un libro de segunda o tercera mano baja su precio por tener rayas y marcas, un libro compuesto de rayas, marcas, extractos y comentarios laterales tendrá un valor distinto al que en general se le asigna dentro de la lógica del mercado. El chiste que hace Osvaldo Lamborghini en ese monumento al cuento argentino que es La causa justa, adquiere un cariz radical en M: «No leía jamás, pero sus subrayados eran perfectos». Impublicable en el sentido en que lo fue Lamborghini, tan literario en un mercado al que cada vez le importa menos la literatura, donde los narradores si no narran guerras, conflictos, desigualdades, si no son «el reflejo crítico de la horrenda injusticia» no son merecedores del Nobel (otorgado por la academia de un país que, dicho sea de paso, fabrica las armas con las que se amasijan en esos conflictos). Con este panorama afectando los modos de producción, hay obras que solo son posibles si son autistas, si vienen de un escritor-editor-traductor, como lo fue por ejemplo De Rokha o el mismo Martínez; es decir, con una conexión con la realidad tan profunda que excede o trasciende la relación superficial, inmediata, con ella. Así es M.


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Un objeto del rumor

Un libro de perfiles de personajes extraordinarios de la ciudad jardín, construido por múltiples voces, donde aparece desde los mega millonarios Vergara hasta el Charles Bronson chileno, pasando por Teresa Wilms Montt y Juan Luis Martínez. Con una fluidez asombrosa, Viñamarinos es un híbrido entre investigación histórica y copuchenteo de pueblo, entre el collage de voces y la postal. Los personajes se dividen en tres unidades que la autora señala en el subtítulo (y que más de un matinal regional tomó como insulto directo): Aburridos, Excéntricos y Decadentes. También son los estadios por los que la ciudad pasó: de los potreros donde no pasaba nada, al veraneo chic de los inicios del Festival de la canción, hasta el actual estado del balneario en el que, entre otras cosas, se encuentra la Felipe Camiroaga, uno de los campamentos más grandes de Chile. ¿Cómo surgió la idea? Quería hacer un libro sobre Viña y tenía unas crónicas que me parecían agudas, pero había sobre todo fragmentos que me gustaban. Entonces acumulé citas. Ahí me di cuenta que aparecían reiteradamente estos personajes y opté por eso, estructurar en tres épocas que corresponden al subtítulo; centrarme en esos personajes y el rumor, que es fundamental. Eso fue una decisión importante. Porque al comienzo tenía a los personajes hablando de sí mismos pero en algún momento los saqué para que quedaran solo las voces del rumor. Es interesante que, finalmente, uno empieza a pensar en tu propia concepción de Viña, en qué querés contar y efectivamente contás usando las voces de otros. Sí, hay una intención, toda la selección es súper arbitraria. Elegir a un autor o un fragmento en lugar de otro es elegir qué tipo de personaje quiero presentar. Aunque todas estas voces que te van susurrando te lleven a construirlo. Porque toda esta investigación fue bien fuerte. ¿Cuánto duró? Aproximadamente dos años, con algunos períodos bien intensos de pasearme por todas las salas de la Biblioteca Nacional, ir temprano a Santiago, y también conversando con otras personas que te van sugiriendo textos. Siempre a alguien le salta. «Oye, la otra vez leí de María Luisa Bombal en tal cosa» Y ahí uno va y busca. Siempre son informaciones imprecisas, pero no importaba mientras me dijeran más o menos el medio o la época, yo iba y me internaba. Algo de ratón de biblioteca. Y después el trabajo de edición que también fue arduo. Porque yo trabajo con una manera muy material de editar. Colecciono fragmentos en el computador, pero después imprimo y los voy pegando a modo de collage. Probando a ver cómo se relacionan entre ellos. Eso me permite tener todos los textos a la vez, el computador te pone límites. En cambio en la mesa o en la pared puedo ver todos los fragmentos. Debe ser que como diseñadora pienso así las cosas. ¿Cómo llegás del diseño a este libro? Hice un magister en edición en la udp, la tesis era plantear un libro o una revista, yo elegí hacer un libro. En medio se produjo un libro de Adolfo Couve, que editamos con Macarena García y salió en Alquimia,

en el que apliqué este procedimiento del collage de voz donde se produjo un Couve por sí mismo. También recopilé todas las entrevistas y empecé a recortar fragmentos. Hay algo de sabueso, de investigación, de dar con las pistas que me encanta. ¿Y las fotos que aparecen en el libro tienen que ver con esta tendencia a la investigación? Las fotos fueron una investigación paralela, el criterio que apliqué era que en ellas se vieran lo contrario de lo que pasaba en los textos. Los textos son de mucha gente, tiene esto de chisme. Y en las fotos casi no aparece gente, es un Viña desolado. Son fotos de los lugares más conocidos o recurridos por los textos, pero vacíos. ¿Cómo fue esto de retrasar tu voz en función de que hablen otros, que hablan bien o mal, de la ciudad, siempre con juicios tajantes? Por ejemplo Bisama o Lemebel hablan muy mal de Viña. Tal vez por cobardía [se ríe] esto de hacerlo con la voz de otro. Pero es que también tienen humor, eso fue muy importante, hablan mal pero con comicidad. O a mí me resulta cómico y tal vez para otro es una ofensa tremenda. De hecho cuando salió el libro, gente que ni lo leyó prendió por el subtítulo y me empezó a criticar, que quién me creía, que porqué ponía ese subtítulo. Pero al final es hasta un piropo. Porque son las vidas más entretenidas. La vida de los aburridos, de los excéntricos, de los decadentes son las vidas que valen la pena contar. ¿Cuánto hay de tu niñez o experiencia filtrado en esta gran foto de Viña? Tiene hartas contradicciones, como le pasa a uno con lo cercano. Porque estoy muy vinculada con la ciudad, no me he movido de aquí. Pero siempre en lo cercano está esta tensión de algo que uno quiere mucho y que por otro lado no soporta. De no querer reconocer que uno tiene herencia de eso. ¿Y ahora seguís en este tipo de escritura? Sí, es que este tipo de escritura con el collage es la que más me acomoda. Pero estoy en un tipo de proyecto distinto. Porque en Viñamarinos, la decisión de hacerlo a muchas voces tuvo que ver con la idea de rumor que articuló el libro. Pero lo que estoy haciendo ahora, como no es lo mismo, me tiene dándole vueltas a la operación. Son menciones y formas de comunicarse en situaciones de opresión y represión. Más que lo que se aplica sobre el sujeto, es cómo responde. Es la invención de la respuesta ante esa circunstancia.

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tacos y unos rollos de papel, el fichero. Las cosas que este funcionario, que es el narrador, tenía a mano, el autor está implícito en el hecho de que el libro esté timbrado y no impreso. Entonces si esto ocurrió o no ocurrió, no es más que evidencia. ¿Es una especie de libro performance? Vos te ponías en el lugar del funcionario literalmente. Al final era un mes y medio de timbrar. Armar la tablilla, imprimir en los distintos elementos las pruebas. Lo bonito era que, finalmente, era una metáfora muy literal del oficio mismo de la escritura. Su esencia. No el contorno de las horas hombres encerrado mirando una palabra al detalle, letra por letra con una pinza, mirarlas con lupa, timbrando y viendo cómo se veía. Después de todo ese trabajo pasaba, en algún punto, a formar parte de la narración. ¿Qué leías mientras tanto? Uno por extensión piensa en poesía, pero al ser una novela, la tensión se sostiene con algo distinto que la tecnología del verso, por llamarlo de alguna manera. No recuerdo qué leía. Sí recuerdo haber estado viendo mucho cine. Bajando mucha película atento a la estética del subtítulo pirata; siento que en algún punto traduce en las mismas formalidades, si bien el texto de La filial está hecho con la imagen del timbre y eso tiene un universo muy específico, hay algo en pasar las hojas, como que ese timbre también puede estar siendo grafiteado, por ejemplo, circulando de forma clandestina que cualquiera podría haber hecho, hay algo de eso en los subtítulos. Digo esto porque en el proceso de buscar referentes uno descarga muchas películas y tiene que descargar muchos subtítulos y hace pensar en ese espacio, que es bien interesante y que se ha democratizado, creo que le aporta al idioma y al cómo escuchamos los otros idiomas. Ahí confluyen oralidad y página.

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Vuelve la intuición, herramienta y arma contra las convenciones, se entrega a los procedimientos y es conducida hacia obras que ensanchan el concepto de escritura. Por Matías Ávalos

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bifurcaciones, donde mezcla herramientas de la crónica y la novela para darle formas literarias sólidas a sus experiencias vitales. Pero porque no se ha dejado de producir esta literatura de límites, nos encargaremos del presente desde la perspectiva no tanto sintáctica como procedimental de tres obras: 11 (autoedición, 2017), de Carlos Soto Román, Viñamarinos (Laurel, 2015), de Catalina Porzio y La filial (Alquimia, 2012), de Matías Celedón. Esta última es una novela «escrita y realizada con un sello Trodat 4253, con tipos móviles de 3mm y 4mm, en dos tablillas de seis líneas con un máximo de 90 caracteres por impresión» hecha en un cuaderno llamado Copiador que forma parte de una serie de cinco objetos, donde se narra la historia de un funcionario que trata de dejar constancia de una serie de hechos que suceden en su lugar de trabajo. Para eso se vale de la tecnología burocrática por excelencia: el timbre. En estricto rigor, el cariz opaco de la narración hace que, como en poesía, se cuente poco mientras pasa mucho. ¿En qué contexto surge la idea de trabajar con este timbre? El contexto es la máquina, encontré la máquina y dije aquí hay un posible mecanismo que contiene un texto en el sentido de una imprenta. El texto surge cuando ya conocía la máquina en términos formales y métricos, condicionado por la cantidad de caracteres y líneas. Había un cierto tiempo y ritmo asociado al mecanismo del timbre, que es el ruido de fondo de todas las instituciones burocráticas del Estado moderno. Un ruido profundamente familiar, parecido a un pulso. ¿La palabra familiar es porque tiene que ver con tu trabajo o situaciones de vida? Yo viví en Argentina y me tocó ir a regularizar la residencia. Esa instancia del aparato burocrático y el trámite, la dilación permanente para mantenernos ocupados. Por lo tanto estaba entre los artículos de oficina y la papelería fiscal de un Estado con una burocracia enorme, y enfrentado a esa estética, mientras trabajaba esta posibilidad de proyecto, se me contagiaba, me resultaba familiar. ¿Entonces primero te aparece la tecnología y después la aplicación? ¿no lo pensaste como libro? No inicialmente. La verdad me gustó la máquina. Y después esa misma rutina, la estructura horaria, el proceder mecánico empezó a ser parte del proyecto. Y si bien la narración es bastante delirante o pesadillesca, se concreta en un material que da cuenta de la escritura, del trabajo, es una ficción real por así decirlo. Eso a mí me interesa como tema literario. Tratar de tensar la verdad de la ficción. Jugar en esos límites. También me gusta la idea de que circule un objeto clandestino. Porque el libro es la digitalización de una de las maquetas, entonces en algún punto el libro en sí mismo está referido. Es un libro que en el fondo lo he visto solo yo. Entonces recapitulo, porque creía entender, pero me di cuenta que no entendí nada. ¿Vos te armaste una estación de trabajo y los cinco objetos que se refieren en la nota final no son proto libros sino parte de tu estación de trabajo? Claro, son cuatro resmas de hojas marginadas, que son hojas con márgenes delineados muy puntuales, de escribano, unos

celedón:

partir del invento griego de las consonantes, una consciencia inaudita se desató hacia el interior de lo que eran bloques de sentidos continuos, sonoros, en apariencia sin fisuras. La exploración desde y hacia el lenguaje no se detuvo. Este último sentido, el hacia adentro, es el que me interesa. Las mil y una noches podría ser el ejemplo medieval por excelencia de metaliteratura, La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy, de Laurence Sterne (una autobiografía delirante y recursiva de 9 tomos), el ejemplo victoriano. A pesar de que es el fondo el que triunfa y opaca a las formas gracias a las que sobrevive, la toma de conciencia de la literatura sobre sí misma y los medios con los cuales se realiza preocupó en cada época a sus vectores. Y no me refiero simplemente a estilos. En el siglo veinte abundan los movimientos cuyo norte era saber cuál era el límite del límite. Para ello ocuparon diversos procedimientos sofisticados, pero también excéntricos. De los comienzos resaltan Stein y sus repeticiones experimentales que producen diferencias, Pound y su collage de historia universal en verso, Vallejo y la puesta en duda de la palabra idioma, lengua, sintaxis; o Roussel con su método científico de producción de relatos. De mediados los Beat, sobre todo en sus narradores y los l=e=n=g=u=a=g=e poets, que dan la sensación de haberlo inventado todo; unos años después los oulipo, esos matemáticos semánticos. En el medio, como puente, Borges. Y en simultáneo a los franceses los autores del boom. Rayuela por ejemplo, y su propuesta de lectura no-lineal. La literatura experimental es, más que un género, una forma de agrupar a aquellos autores que, dentro de una disciplina, se obsesionan con los límites. Un enchufe cuyos extremos están conectados con los límites por una parte y con las condiciones materiales de la época por otra. Las consonantes, el nacimiento de la prensa, el mundo cada vez más conectado, las drogas, la mecánica cuántica, las revoluciones. Y desde hace 20 años, nuestra relación con procesadores de textos veloces, conectados a una fuente inagotable de información donde podemos mencionar la escritura no-creativa de Keneth Goldsmith. Decía que no es un género porque el género es una categoría de convenciones estables. Las y los autores experimentales son más bien leñadores que se internan en bosques tupidos y abren a hachazos caminos que serán nuevas formas de encararlos. En los últimos años, Chile dio muestras de este tipo de experimentos que se meten a oxigenar la disciplina en la que intervienen. Zurita escribe en el cielo, y vuelve presencia el dolor postdictatorial en esas dimensiones que elige el poeta en cada uno de sus versos. Elvira Hernández fija en un objeto la presión que sintió toda una generación que debió ser de una década y tuvo que ser de otra, y La Bandera de Chile se convirtió en el palazo vallejiano (Milagro Abalo dixit) mejor pegado a las generaciones posteriores. Más acá, el que resalta de los noventa es Metales Pesados, de Yanko González, que a lo David Foster Wallace en La broma infinita hace de las notas al pie, un universo paralelo donde convergen (como mínimo) dos libros en uno. Y la gran experimentadora de los dos mil, Cynthia Rimsky, con sus viajes

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Los accidentes–Camila Fabbri–Elefante–112 páginas. fragmento de nascimiento 1. Cada vez que una persona me dirige la palabra le es imposible no detenerse en mi cicatriz con forma de corvina. Instantáneamente después, me pregunta por Pedro.

sobre la autora Nació en 1989 en Argentina. Dramaturga, actriz y escritora. Ha dirigido y escrito 4 obras, la más reciente En lo alto para siempre (en coautoría con Eugenia Pérez Tomas) se estrenó en el Teatro Nacional Argentino, Teatro Cervantes. El libro de cuentos Los accidentes se publicó primero en Argentina y en México.

2. Lo conocí cuando era muy chica. Teníamos veintipocos. Charlábamos bajo el rayo de sol de una plaza. No pasó mucho tiempo, Pedro largó unos cuantos chistes y ahí me mostró su hazaña. Me contó que llevaba una capa imaginaria para protegerse de algunas cosas. Entre rubores, me dijo que yo podía ser una de esas. Capa invisible, pero eficiente. Sin nada más que su cuerpo de hombre, no recién nacido pero casi, se tiró de una columna que se erguía en el edificio de una escuela primaria, cercana a la plaza. La altura no era de temer, pero la caída podía dar pies rotos. Se arrojó, el hombre. Boca abajo, el pelo rubio embarullado sobre la nuca. Pasó el tiempo, que fue poco. Yo lo espiaba desde arriba. Se me volaba el pelo con el viento que provocaba la multitud en la plaza. Pedro —le decía yo—. Oh Pedro. Parecía que alguien me había puesto ahí, las piernitas tiesas. Pedrinho, ¿estás bien? No te habrás muerto, ¿no? El tapado violeta se me corre, no deja nada al descubierto porque soy joven y como joven que soy, me visto viejo. Porque todo me tapa, porque me avergüenzo fácil, y mi madre coopera con el ocultamiento. Si estuvieras muriendo, ahí abajo, ¿no sería interesante, incluso apasionado, que pudieras verme las rodillas? Pero no. Tapado eterno. Así de rubio como era cuando lo conocí, estaba vivo. El piso de la plaza brillaba de sangre. La primera sangre que vi de Pedro. La de las fosas nasales. Se dio vuelta y me dedicó una mirada. Después llegó la sonrisa. Siempre venía una sonrisa cuando instantes antes había líquido. Así de unidos, los tópicos. La sangre y la alegría formaban en Pedro un unicato. En ese primer momento me asusté un poco. Quise pensar en qué me estaba metiendo con ese chico. La mayoría de mis amigos me aconsejaba estático, es decir, dejaban en mí la decisión de entrar allí —en la relación anómala— o de escapar hacia un rumbo más estable. Y con él, pura pereza la mía, pero con él ya había una comunidad. Pedro ya quería tenerme. Había hecho en mí una elección. Me sumo como perro a tu jauría, Pedro, y vamos. No pasó mucho tiempo hasta que empezamos a divertirnos. No voy a mentir. Fue un tiempo en que dejé de viajar al campo para visitar a mi familia. Dejé de asistirles. Ellos tenían ocupaciones más reales. Las ocupaciones se les hacían visibles, y como a mí ya no me ponían encima los ojos, era más propensa al olvido. Dejé de usar el tapado violeta. Quedaba en casa haciéndoles compañía a los progenitores en lo melancólico.

Un día tenía miedo. Me desperté así. Se me había calado la voz de mi mamá en el pecho. Cuando hablaba, la oía. Mi voz era la de ella, estaba opacada por su tono. En mi pecho se batallaban personalidades. Sabía que yo era yo y que ese era Pedro, pero no podía oírme. Retomamos el tema de las capas. Pensar en ese atuendo como superhéroes de la ciudad nueva. Me agarró de la mano y corrimos. En la calle, un colectivo verde. No recuerdo la cifra. Corrimos fuerte. Nos agachamos. El colectivo pasó por delante nuestro y, en un envión, nos tiramos. Lo primero que pasó fue que nos raspamos grave las espaldas. Las nucas. Nuestros pelos fueron a parar debajo de una de las ruedas de adelante. Hicimos ruido. También el transporte. Lo que más oí fue el ruido de nuestras pieles quebrando. Los gritos de alguna persona. Era día de semana. Lo segundo que pasó fue que la mano de Pedro me dejó de agarrar. Eso no me gustó nada. Con la fuerza del envión era lógico que algo de eso pasara. Lo tercero que pasó fue que no morimos. Ese fue nuestro primer intento. Un éxito. Después de tirarme debajo del colectivo verde, dejé de oírla a mi mamá. Estaba curada. Había tardes en que nos tirábamos debajo de autos civiles. Las espaldas siempre rotas. No quiero hablar del después, cuando hacíamos reposo para curarnos. El después casi no existía. Duraba poco, y al instante, estábamos otra vez accionando. Estar de novia para mí era eso: el estado de alerta. Lo que hacíamos también era morder los cordones de la calle. Había que ver cómo se nos ponían las encías, de rosadito a rojo intenso. Como el ejercicio de la uña de una mujer adulta sobre el cachete de un nenito. Mordíamos la acera y después nos besábamos. El contacto era cálido y húmedo. Placer teníamos. Cuerpo, todavía. También teníamos unión. En la ventana de la cocina se asomaba un gato. Nuestras sangres, medio rosas, brillaban. Después, de noche, ya nada brillaba. Todo se quedaba quieto. Arriba de autos en movimiento nos tiramos unas diez veces. Inocentes nunca hubo. En un romance nunca hay. Nos gustaba la limpieza. Sobre todo, cómo se veían nuestros rostros lavados después de los golpes. Se nos veía la vida así, se nos veían los años. Pedro llenaba de jabón la loza de la bañadera. Nos metíamos con el agua que hervía. Sentíamos cómo quemaba la piel joven debajo de la ducha. Una vez Pedro se resbaló y se golpeó entera la mandíbula con la esquina de la bañadera. Las botellas de shampoo y crema de enjuage le dieron de lleno en la cabeza. Yo lo miré. Me seguí quemando. Fueron unos quince minutos que duró su dolor. Después se despertó y nos besamos. Estaba mareado. Se perdió mucha agua. Lo premié con un empujón y se volvió a caer. Me llevó consigo. A mí me faltaba cabello. A él, dientes.


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Mira lo que has visto– Eduardo Espina–Traza –94 páginas. sobre el autor Nació en Montevideo en 1954. Poeta y ensayista, doctor en Filosofía. Sus más recientes libros son La imaginación invisible. Antología 1982-2015 (2015) y Tsurnamis. Vol. 1. (2017). Entre sus poemarios destacan Valores personales (1982), La caza nupcial (1993) y El cutis patrio (2004). En Uruguay ganó dos veces el Premio Nacional de Ensayo, y en 1998 obtuvo el Premio Municipal de Poesía. Sus poemas han sido traducidos parcialmente al inglés, francés, portugués, alemán, holandés, albanés, chino y croata. Está incluido en más de 40 antologías de poesía, entre ellas la muestra Medusario (1996). En 1980 fue el primer escritor uruguayo invitado al prestigioso International Writing Program de la Universidad de Iowa. Desde entonces, radica en un pequeño pueblo de Texas, Estados Unidos. En 2011 obtuvo la beca Guggenheim.

el menú de las musas

(El instinto usa el control remoto) No la barcaza, sino un mar el que se hundía cuan aparejo de postrimería por otra parte, igual fuera en la enzima fea del cromosoma que al gameto iba de aquí para acullá como con escarcha de cráter fugando de la lengua al hogar del saguaipé según aprendía a caer pues cayendo al hoyo como quien calla halló la manera de mirar al mundo en un día y con todo para evitar ver al otro lado de un espejo la suma de secretos que alcanzan a ser estos, el jade por el zaguán de jadeante heliotropo, así en el jarrón el aroma de las moreras nos pusiera lejos como si luego un lunar robado a la vulva al venir oriunda en esta dirección oyera a la uña huraña añadir a mi zampoña los embeleños de la raspadura sujeta al gajo de la hijastra entregada a la dote de un odor donde recuerdo apenas la calaña al desnudo de un dedo sudado correteando a la entrada del tabú abundante sin poder recordar bien cuántas sílabas de las abandonadas pasaron por la boca a donde olvido volver pues, más desmemoriado que mitad doliendo de veras veo dentro del catre un harén de mapaches apartando al padre de la placenta por pasar en limpio lo que pasó, que primero pasó un año y un martes, un huevo pasado por agua y un río con resacas que dos veces pasó por las botellas con recados para otro mientras la mía devolvías a la marea como morcillas halladas en el ano de una novia inverosímil sirviendo a sus amos con dos manos a la vez al verte elevar las tapaderas del beque para darte por sentada, y abierta la ventana para que a salto de salmón saliera de las vísceras el tufo más sincero sin adherirse al delantal de sibarita en sierpe haraposa porque guisa estofados de puchero o una sopa de arvejas para salpicar con la premura de los platos los bordes tan bien desgastados de la losa al rozar las partes usadas del soldado una vez cometido los atracos con almadraques gratos pues, hermoso tu menstruo dejaba al almohadón de plumas con el gallináceo dentro y otro, poniendo un huevo muerto, y entre tanto corrían hacia la izquierda las horas errantes del reloj buscando vituallas o alguna para querer tentar al sofá inflable, felices iban las ubres por adobar los bistec de vaca cautiva como lomos de res al ajillo que al ver a tan adobado bagre se salvaban del bamboleo de tu vulva caníbal al acecho, puesto que todo hasta el disfrute comíamos, ya besugos y gazpacho a la prisa del frenesí en que galgos nuestros dientes al sochantre de la panza apresuraban el bofe azafranado cuan cabreado comeuñas oreando manjares alrededor de manteles por el talud del pubis y cacerolas y ollas llenas de lerdos aderezos hasta que el peso del jamón hundía la boya, por más que aquello no lo fuera, sino fofos confines de la pájara deslamidos por miles

y tamales y lomos, y mierda, mucha mierda encharcada en las telas negras de las tripas (de ella, llevándose el mar un montón de lo mismo al mirar debajo de un peje al pecado, y una piel de pingüinos pasando disecada) y recuerdo además el mapa de la impaciencia pero al revés del sodomista dándose vuelta, mientras atrasado llegaba el mes por tu bien porque vacíos iban hasta hoy los embriones, uno tras otro tras un par de nardos enormes que no dejaban desdibujar a la legión apenas se apropiara pronto de la señal de entrecejos, y ya non veo ni veo, no, ni digo a cuántos veía, como Ícaro cayendo de una idea de Brueghel que no encuentra pared ni mirada de museo caigo con la llovizna por si alguien me oyera parpadear para no dejar los ojos sin seguir y como tuerto que cierra uno suyo para mirar, busco entre tanta lujuria jovial un espejismo, Caronte que me cruce con mi hedionda gula de aquí a Groenlandia, y de allí, o donde sea.

la hermosura a pesar del hundimiento

(Nada muere, todo es siempre pasado mañana) La invisibilidad abandona a quienes veía. En esta orilla, la vida viene a nacer cerca, sin hacer caso al sentido antes de esperar al eco como hubiera en la herida querido, hará de esto mucho más que un mes atrás. Algo total en tanto entiende al tálamo alto. Las vulvas hacen las paces con el silencio, el borceguí, buscando ágoras y aguacero. ¿O será que sueña el Sur muy despacio? ¿Será el amor, o la muerte haciéndose la enamorada? Será dentro de una semana. Hoy la calma maldice a los amancebados, el jardín alaba la longitud dejada de lado, el viento de Venus sube al sol según cede la sombra a los baobab un bosque debajo. Hados y ardor, ambos a bordo del olvido volviendo del verano al año del invierno. La luna al galope ponía al pelo en peligro. No era lo único unido al desconocimiento. Tal cual cripta distraída ¡cuán adormecida! la virazón en brazos de otros trae el trébol a la suerte, el tiempo a una próxima sílaba. Es el hombre mientras entra a su estatura, es la manera de amar al árbol involuntario. Nada duerme mientras muera algo mejor al ver a la vida ponerse un pijama rosado. Ya el lucero, o será la lombriz alumbrada cuando vuelve con la velocidad a evitarla. El ruido del Río es un dato autobiográfico. Vuelven el habla, la blandura culminante, vuelve uno de los dos antes de ser ambos. Área, orden, escasez de cielo, azar seguro. Tanto reina alrededor, que al final existe. La sudestada hace saber a las cosas cómo será, el amante, regresa solo a su cuerpo. Sin oírlos, el alma ama hasta pensar mal. Pasa a ras la certeza por lo menos cierto.


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libres creadores

Un filósofo–César Aira– Cuneta–92 páginas.

so b r e el au to r Nació en Argentina en 1949. Ha publicado más de cien libros en distintos géneros de la prosa. Es fácil decir que en su mayoría son novelas, es difícil decir por qué. El autor las ha definido como «cuentos de hadas dadaístas». Es el mayor escritor trasandino vivo.

fragmento de ii No es que le faltara inteligencia, o que no la usara. Por el contrario, a él mismo le sorprendía la agilidad con que su pensamiento corría por el terreno accidentado de la realidad, saltimbanqui de las más arriesgadas volteretas; le recordaba a una cabrita saltando de roca en roca en las alturas de una montaña escarpada. Claro que eso sucedía cuando dejaba de lado el trabajo, cerraba los pesados libros con que los filósofos del pasado y el presente se habían ganado la fama, y salía al mundo fuera de la Filosofía. Entonces era como si su cerebro se llenara de una especie de gas azul, se volvía liviano, se colaba por los agujeritos que se abrían entre los hechos, su movilidad y puntería daban la impresión de poderlo todo. Era paradójico: cuando estaba en su despacho, ejerciendo el trabajo por el que le pagaban, que básicamente consistía en pensar, no sentía que estuviera pensando sino más bien que apilaba pesadas rocas de palabras con las que intentaba sin éxito levantar una pirámide de conceptos, que terminaría siendo una tumba porque sentía que el esfuerzo lo estaba matando. Y cuando no trabajaba, cuando nada lo obligaba a pensar, ahí si se desplegaba su pensamiento, y lo hacía con el contento con el que un niño se sube a una calesita. En esos momentos, libre del corsé de la jerga académica, de los antecedentes bibliográficos y del miedo a la refutación bajo el que vivía la corporación filosófica, se preguntaba cómo era posible no pensar, o sentir esa actividad como una carga. A él le salía con naturalidad, gorjeaba dentro de su cabeza, como una campanita que anunciara la floración de los prados en primavera. Claro que le brotaba respecto de cosas que no tenían nada que ver con la Filosofía. Por ejemplo veía una silla, le contaba las patas, tenía cuatro, y elucubraba de que tuviera ocho patas, dieciséis, mil: ¿dónde metería una silla de mil patas? El enigma lo transportaba. O veía una mosca volando, y hacía toda clase de suposiciones sobre la línea que atravesaba, y cómo los bordes de sus pequeñas alas podían dibujar arcos de abanico o escalerillas de dominó en esas líneas imaginarias del aire. Todo eso con una facilidad, una liviandad, y a la vez una seguridad, como si reclamara para sí las propiedades de la silla firmemente plantada en el suelo con sus mil patas, y al mismo tiempo la ingravidez feliz e irresponsable de la mosca. El contraste le hacía más penoso volver, por obligación profesional, a las áridas figuras de la metafísica y la epistomología, a todo lo que no entendía y que parecía hecho adrede para que no lo entendiera. ¿Quién había inventado esa tortura? No era tan paranoico para creer que se lo habían hecho a propósito. Ni siquiera que lo hubieran hecho difícil a propósito. Quizá habían empezado como él, contando las patas de una silla o siguiendo con la mirada ociosa el vuelo de una mosca. Pero en lugar de pasar a otra

cosa, como hacía él, habían seguido profundizando y complicando la silla y la mosca, hasta transformar la amable caricia del pensamiento a las cosas en una retorcida trenza de pensamientos por el pensamiento mismo. Qué error. Qué desperdicio de energía y qué desatención a la variedad multiforme del mundo. Él por su parte hacía honor a esta variedad explorando sus formas y colores, al menos en sus ratos libres, que para su pesar no eran tantos. La Filosofía le llevaba cientos y miles de horas. Al paso de tortuga que debía ir para no perder el hilo, releyendo diez veces cada párrafo, sus jornadas eran largas y agotadoras. Pero después, al revés de lo que podía esperarse, su inteligencia aletargada se despertaba, salía de la crisálida y volaba hacia un paisaje de descubrimientos y aventuras creativas. Allí el mismo, llevado por las alas poderosas de la fantasía, se planteaba problemas a resolver. No los problemas grotescos e insolubles de los que se venían ocupando los filósofos de la ontoteología tradicional, sino los que él inventaba, problemas de juguete, pequeños acertijos que crecían de su trato cotidiano con la realidad. La inteligencia lo había hecho observador, y su ojo atento sabía ver que en cada transacción de tiempo y espacio, de hombre y cosa, de movimiento y calma, habitaba la posibilidad de que pasara de otro modo, y había preguntas latentes, nichos todavía no ocupados por la razón o la sinrazón. En alguna época los había considerado buenos ejercicios de pensamiento; con un optimismo ingenuo que la experiencia se encargó de desmentir había creído que desarrollarían sus facultades y le harían más fácil el trabajo. No fue así. Sus juegos mentales se extinguían en su propia llama, como fuegos fatuos, sin producir ningún efecto posterior. Tal vez eran ellos los que le impedían progresar en la comprensión de la Filosofía propiamente dicha, al afinar su percepción a lo sensible, alejándolo de la pegajosa grosería del Ser. Llamarlos “problemas” era abusivo. Más bien se parecían a cuentos fantásticos en miniatura (como cuando se preguntaba si el agujerito que dejaba la punta fija del compás en el papel al hacer un círculo marcaba el verdadero centro, o un centro falso con el que el compás, geniecillo burlón como tantas herramientas creadas por el hombre, engañaba a su dueño) o a preguntas sin respuesta, o a proyectos como el de hacer el catálogo razonado de las formas que podía tener una nube. Si eran problemas, nunca los resolvía, pero todo el placer estaba en plantearlos, y no era poco el placer. Lamentaba no poder darlos a conocer, tan coloridos y entretenidos le parecían, tanto podían contribuir a hacer más llevadera la vida. Los mantenía en secreto por temor a que se rieran de él o se desacreditara al punto de perder sus cátedras y subsidios. Después de todo, vivía de eso.


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cosas icónicas. Hago muchas encuestas de portada en redes. Y la gente se siente más involucrada. ¿Por cuánto haces contrato? 5 años. Los gringos piden mucho más, pero si el autor me pide menos que eso firmo 4. Menos que eso es poco profesional, implica desconfianza. Yo cumplo, pago derechos. ¿Pagas adelanto? A los chilenos no, nunca. A los de afuera cuando me lo piden.

«...fuera de la academia, lo único que importa es el gusto, y mi gusto es que se toma muy en serio en la narrativa chilena en general.»

los otros Sugerencias o críticas al panorama editorial chileno. Todo tipo de público es valioso, es una lección súper difícil de aprender. Si puedes ayudar, no complacer, a un público menos culto que tú, eso no te disminuye en nada. ¿Cómo se amplía el público de las editoriales independientes? Voy a vincularlo con las regulares peloteras de las compras del Estado: si el Estado necesita libros de carpintería y ninguno de nosotros los hace, dejémonos de hueviar. No podemos hacer los libros que queramos y quererlo todo. No vamos a tener el respeto de toda la sociedad. Hace algunos años, el 2010, escribiste que el lector chileno era «snob hasta la pared de enfrente». El lector chileno es un lector estresado. Tiene poco tiempo, esa franja de cultura ambiental que te cae por osmosis, que en Argentina es muy potente, acá es muy delgada. Del lector chileno me asusta que sea un lector muy joven. Siento que los viejos están completamente abandonados, no sé qué están leyendo pero no están leyendo edición independiente. Uno lo ve en las ferias. Tenemos un tercio de la población botada porque los editores son súper jóvenes. Si quieres hacer sociología barata, es por el apagón cultural. El Estado debe apoyar a los lectores, no solo a los editores. ¿Qué enseñas en los posgrados de edición? Hay un estándar en los master de edición en el mundo, tienen una estructura súper similar. Es súper jodido, tenís que pensar un programa que no dependa de las destrezas personales de los alumnos. La edición literaria es lejos lo más complicado de enseñar, por eso se enseña poco en el aula, lo que sí se enseña es lo que más objetivamente todo el mundo puede aprender: trato con autor, marketing, estructura de negocio y catálogo, lo otro es arte u oficio. Alguna vez escribiste que un editor debía tener «una cabeza bien amoblada». ¿Qué es eso para ti?

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Mal de época

No dogmática, con calle, no en el sentido populista, sino con muchas capas de experiencias diversas. ¿Qué sugerencias darías a los autores? La idea de tomar un café y explicar un libro no tiene ninguna posibilidad. No me interesa conocerlos, los libros no se explican. Da lo mismo de lo que se trate, lo importante es el lenguaje. Son poco invasivos, pero es difícil decir que no. Es mí pega leerlos y no puedo, tengo una asistente. Sí les sugiero: ni dibujitos, ni cursivas—lo escribí en alguna parte—, ni interlineado 14, que son de bases de premios antiguos. Por último, hagan la hueá que quieran, pero es muy obvio por una cuestión generacional, que la vida y pensamiento de un egresado de literatura que va a estudiar a una ciudad europea, se enamora y tiene un esguince, no me va a interesar. ¿Cuál es tu opinión de la narrativa chilena? En este ámbito, fuera de la academia, lo único que importa es el gusto, y mi gusto es que se toma muy en serio en la narrativa chilena en general. Me parece que hay falta de humor, falta de experimentación con géneros no considerados tan serios, como por ejemplo la ciencia ficción. Es muy poco loca, es muy racional, pero eso no necesariamente quiere decir inteligente. La estoy comparando con la argentina. Siento que esto es súper cliché porque lo dice todo el mundo, por lo tanto lo más probable es que sea verdad: hay muchos más argentinos que no tienen ningún pudor en desviarse de la trama, en irse por las ramas, en terminar en el medio. ¿Qué tal la experiencia de jurado el año pasado en el premio Mejor Obra Literaria inédita en novela? Un tercio debe ser un sicólogo que les dijo que escribieran su experiencia, otro tercio es una novela tradicional, el otro tercio son los profesionales y ahí había cosas súper buenas que se publicaron como Panaderos (Hueders), de Nicolás Meneses, que es la raja; El sistema del tacto (Anagrama) de Alejandra Costamagna, que ganó y no se llamaba así; un libro de Ignacio Álvarez que va a publicar con La Pollera. Las leí todas. En general me parece que no hay ninguna crisis con la narrativa chilena, la idea de crisis es absurda. Yo lo que veo es demasiado respeto a los géneros, a la crítica, a Patricia Espinosa, a lo que ella significa. ¿Qué editoriales independientes te gustan? Me gusta Overol. ¿Qué libros independientes buenos has leído últimamente? El que acabo de leer, todas las semanas cambia, encuentro que hay un montón de cosas buenas. Me encantó Tres balas en la pampa [Áurea, en coautoría Hugo Riquelme Rivera, Daniel Leal Arancibia y Michel Rivera Marín], es literatura de entretención pura, un western en el norte. Es totalmente cliché porque así tiene que ser. Otra es El misterio Kinzel [Hueders] de Valeria Vargas. En la ficción literaria independiente me gustó Historia de mis pies [Alquimia] de Federico Galende, una novela sobre nada, y En obra [Mundana] de Cynthia Rimsky. Los dos están a toda raja, los habría publicado ayer, o sea, al tiro. Y si empiezo a acordar me voy a acordar de muchos más. Todos los libros de ella son buenos, otro nivel. ¿Qué género es? Da lo mismo. Yo sé que van a vender un coco, como con el libro que acabo de hacer, son libros raros.

María Sonia Cristoff Laurel 217 páginas Por Matías Ávalos

El argumento es clásico porque se parece al de Dostoievski en Crimen y castigo. Ese que se vislumbra en la pregunta que se hace a sí mismo Raskolnikov: Napoleón tuvo que empezar a matar, matar a la primera persona para llegar a ser Napoleón. ¿Y si yo...? y no. Raskolnikov es un estudiante pobre, con talento, inteligente, pero pobre. Se da cuenta tarde, no puede escapar del crimen que cometió. Napoleón no era solo un hombre, era la mano de una serie de sistemas que legitiman matanzas y jerarquizan a quienes las dirigen. Entonces los personajes centrales de Mal de época, Dadas y fg, encarnan comportamientos muy comunes de sus respectivas épocas, pero descentrados. Encarnan sus males: el viaje porque sí y el encierro en sí mismo aderezado con violencia extrema (de guerra o videojuegos, nunca se sabe). El argumento es clásico. Lo que pasa es que María Sonia Cristoff (Trelew, 1965) desarrolla de punta a punta sus implicancias, sus reversos, y entonces la novela te demuele, no como esos boxeadores que se sacan golpes tan impresionantes como sorpresivos, no es una novela knock-out, digamos, sino que te muerde durante tres largos rounds y no te deja entrarle hasta bien empezada la pelea, 50, 60 páginas, y eso de no entrarle no significa quedarse fuera, es avanzar en los senderos de una prosa que te envuelve, te toma. El libro está estructurado en un contrapunto producido por la alternancia entre la narración en tercera persona de la historia de fg, una persona que volvió de la guerra, y una en primera persona de un Libro inconcluso, una especie de crónica de la investigación que hace la autora sobre un caso clínico francés del siglo 19; Dadas, un obsesivo de los «viajes sin rumbo fijo: menos ligados a una experiencia de autoconocimiento que a un deseo de invisibilización». Entrada la novela, decía, las historias se empiezan a cruzar, pero no directa ni simbólicamente, sino como síntoma. Lacan dice que un síntoma es el significante de un significado. En esta relación de historias, por ser la investigación escrita en primera persona, por estar signada por una especie de obsesión por parte de la autora, diría que Dadas es el significante de fg, pero nada es tan fijo ni estable. Ni la narración en términos formales, ni lo que se cuenta. Para lo primero podemos resaltar el uso de las repeticiones. Ese fenómeno del lenguaje en el que la repetición produce diferencia no es utilizado sino desplegado durante la novela, aportando a densificar el carácter de los personajes y de las atmósferas. Como esas voces en los poemas de Gambarotta en que «La bruma se traslada a su mente / vacía, no sabe quién es», los personajes de Cristoff tienen estas lagunas que son huecos mesurados donde la narración se retoma. Como si entre ese pimponeo la autora cortara, succionara sintaxis prescindible para entregarnos las piezas de un collage que nos necesita activos y atentos. Con respecto a lo que se cuenta: ¿Qué hacían los aburridos y excéntricos millonarios de principios del 20? viajar. Adolescencias en París, safaris, romances europeos. ¿Y de allá para acá? También viajar. Devenir señores, comprar esclavos, volverse dueños de cientos de miles de hectáreas en países remotos donde comerciantes y bucaneros compran en dólares o libras renombre y un porvenir de privilegios para sus descendientes. Dadas y dg son pobres, no es su mayor característica, pero lo sabemos, Cristoff no pasa por alto ese dato y así todo tiene sentido, aunque la novela entera sea fragmentaria y opaca, es verosímil gracias a que entendemos la raíz del problema. Pero la raíz es (perdón la redundancia) el principio del problema, la novela propone distintas consecuencias de este desajuste, de tener el espíritu de los conquistadores sin sus medios y de marines sin ser marines. Si una novela realista cuenta una historia, en tercera o primera persona, y dentro de esa historia suceden los problemas, en una novela como esta, más cercana al «realismo psicótico» que propone Mario Perniola, donde la sensibilidad está conducida hacia la alienación, lo que pasa está disociado. Me explico. En la novela realista A cuenta que B y C van a la guerra y pelean. B se muere y C regresa y se casa con la mujer de este último. Un problema moral que se desprende de un hecho. En el realismo psicótico todo es hipotético. A va a la guerra pero no vemos escenas de guerra, A es cocinero del ejército, está en una constante antesala, solo se relaciona con B y C e interpreta en sus cuerpos señales de cómo va la guerra, o lo que sea que haya afuera. Como dependemos de A, como es la conexión que el lector tiene con el mundo, no importa si lo que está contando es verdad o es mentira. Debemos descartar esas categorías casi al principio. Importa lo que le pase con eso. Porque una de las mejores cosas que te hace la novela, es ponerte en el lugar de personas que encarnan por excelencia la otredad. Las acompañamos con sus verdades legítimas hasta el lugar preciso donde deben llevarlas, y en el momento justo en que las que van a comunicar se les escurre. Cristoff nos somete con elegancia a esa desesperación. Así te tiene Mal de época, 217 páginas con los dedos en el enchufe.


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no tiene nada que ver con nada, pero me da lo mismo. Tampoco trabajas con colecciones. ¿Te interesan los géneros literarios en la edición? Es una relación históricamente relevante, pero hay que jugar con ella. Es un riesgo. Es más difícil hacer libros en los que incluso los críticos y los reseñistas parten diciendo “este libro podría ser esto y cualquier otra cosa”—y estoy citando literalmente a alguien—, “pero me voy a ceñir a lo que dice la contraportada y voy a considerar este libro como autobiografía, y no ensayo novelado”. Pero da la casualidad que así son los libros que me gustan. Y lo de las colecciones es un gesto que podría ser considerado un poco soberbio, pero lo que quiero decir es que llevo un montón de años en esta cuestión, está bueno que confíen en mí ya. No quiero ser sofisticada, estoy lejos de la academia, no cacho nada de literatura formalmente, pero no hueís, tenís que confiar en el sello, listo, chao. Es una apuesta más. Y las colecciones obviamente amarran, solo le interesan a los editores, a nadie más. ¿Cómo estableces relación con los autores latinoamericanos? La cuestión ha ido cambiando, porque no es lo mismo empezar que ahora. Con Pedro Mairal fue que los amigos le dijeron que

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Creo que hay que concentrar todo lo que es lo mismo en el mismo lugar. Entonces las columnas de fútbol, todas juntas, y si repiten mucho, sacai una, pero no tratar de disimular para ningún lado. Mairal tiene varias de country, después a las vacaciones, y la serpiente va llevando a lo más literario que en ese libro está súper pensado, llegando a los ¾, porque los literatos los libros los iban a leer igual, pero al lector más generalista lo espantas si partes con sus columnas literarias. Las que son encantadoras porque sí al principio. Esta cuestión no es así no más, tiene trucos. Mi truco es que lo malo comercialmente debes colocarlo a los ¾, terminar bien. ¿Crees que la prensa es otra forma de hacer literatura? ¿Las columnas son prensa? Están en la prensa. La columna en la prensa es un género súper antiguo, súper noble, porque cuando nació la prensa moderna en el siglo xix, no había distinción entre información y opinión. El escribir con estilo en la prensa era toda la prensa. Eso está primero, no es secundario. Estaba lo comercial, todo el resto era prensa política y para ella necesitabas retórica, entonces no es raro, está en el origen. Luego la columna como género se supone que te tiene que persuadir, y para persuadirte no basta con la información, sino que tiene que ocupar procedimientos retóricos interesantes. Las columnas se pierden, y lo que uno puede rescatar es el estilo. Creo que cacho ene de columnas, he estudiado el género, empecé haciendo clases en periodismo de ellas. ¿Te parece viva esa tradición en Chile? No, está muerta. No porque no haya cultores de la columna, porque no hay editores en la prensa. En Twitter hueveo mucho, lo asimilo a la plaza pública, y ahí se perdió el valor de la columna en su apreciación estética, sino que es buena la columna que está diciendo lo que yo quiero que diga. Pero una columna es buena independiente de lo que diga. Las de Neil Davidson [Usted está muy mal] son lecciones de estilo, dice no vamos a hablar de las emociones, por favor, y termina emocionando igual. Son súper bien estructuradas, tienen partes, las puedes estudiar. La cuestión es que a los periodistas les cuesta la prosa, siendo muy buenos investigadores. ¿Cómo se instala una marca? Es un efecto de años de trabajo. Y creo que se logra con trabajo profesional, con invertir en diseño. El diseño en sí a mí no me interesa, pero invierto en diseño porque es un costo de oportunidad. Gente que no me daría una oportunidad me la da. Tengo bastante cachado un cierto público de Laurel, un lector menos frecuente que el resto de las editoriales independientes. Es un lector más volátil. A eso tengo que agarrarlo con un trabajo en redes sociales súper intenso e intencionado, sin irse al merchadising, pero lo tengo súper estudiado. Porque la gente se encariña con su celular, lo adorna, y obvio que se encariña con un logo, con

una clase confiara en mí, en ese caso fue Alejandro Zambra. Algunos de los contactos que he hecho son una cuestión azarosa porque he hecho clases en Colombia y escribía en El Malpensante, entonces me invitaban a los festivales literarios, que sirven para eso, o sea lo que tú hacís allá es exactamente lo mismo, pero ahí te conocen en el desayuno con cara de sueño, y después confían en ti. Azaroso no es, no todos viajan a Colombia. Ahora sí, porque está funcionando el circuito de la ferias latinoamericanas. Una segunda cosa sobre Mairal, que es sobre edición pura. De verdad le pongo color en la edición de columnas. Por ejemplo los libros de Forn [Yo recordaré por ustedes] y Mairal [El subrayador], que me gustaron mucho como quedaron, eran materiales que ya existían, y les pensé un orden distinto, ese orden creo que funciona, determina la lectura. El subrayador no iba al principio en el libro de Mairal. En el de Forn, y eso no tiene por qué saberlo el lector, es una especie de inducción maligna, tiene un orden geográfico, desde lo más lejano hasta acá; parte de China, Japón, baja a mucho de Centroeuropa, sube a México y termina en Argentina. Hay varias formas de ordenar material periodístico, y algunas que ya pasaron de moda hace mucho tiempo atrás.


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n laurel. Eso es lo que se llevan los lectores de la editorial dirigida por Andrea Palet, que es periodista, casi ex columnista—la variedad de medios en que colaboró está sintetizada en la selección Leo y olvido, publicada por Bastante en 2018—, traductora y docente de edición en posgrados. Tras una extensa trayectoria en transnacionales, en los últimos años levantó un catálogo extraordinario en la independencia, que tuvo antes una sólida etapa en Los libros que leo. Un párrafo para enumerar hitos de Laurel y Los libros que leo: el primer libro chileno de, entre otros, Fabián Casas, Pedro Mairal, Juan Forn e Inés Bortagaray; selecciones de columnas de Esteban Abarzúa —el mejor escritor chileno de fútbol— y Neil Davidson. El debut literario de Catalina Porzio, Gonzalo Eltesch e Isabel Bustos, son algunos de los más destacados de sus filas, todos muy bien recibidos. Ojo que la convierte en una especie de rey Midas de los noveles. Armó un catálogo de muchas líneas, que considera reedición de libros importantes como Caja negra (de Álvaro Bisama, que ella misma publicó originalmente en Ediciones B) y Muriendo por la dulce patria mía (de Roberto Castillo Sandoval, muy reestructurado). Nos recibió en una casa con habitaciones llenas de libros. Rechazó ser retratada (un fotógrafo agudo la habría captado sentada de lado en su sillón, riendo, pensando en silencio y su mano en la boca, con su cara viva). Mejor sería tener nubes de texto para sus pensamientos reprimidos en varias respuestas. La asimilación debe incluir que abandonó preguntas que le parecieron muy intelectuales y reveló un montón de secretos: no todos se pueden compartir. Inclusive esta entrevista la fue editando mientras sucedía. Además había cajas de libros, de su rol de jurado en un concurso. Una de las pocas veces que la vi antes fue jurado de otro certamen. Es, para ella, una forma de ponerse al día, de saber. Un año lee inéditos, otro editados. Vigila todo el proceso. Parece una gran antena, pero es realmente Andrea Palet en el oficio solitario y silencioso de la edición. ¿Cuánto tiempo demoras en editar un libro? Depende. ¿De qué depende? En Laurel cerca de la mitad del catálogo son libros que ya han salido antes, esto tiene una razón: trabajo en 6 cosas al mismo tiempo. Entonces elijo cosas que me van a tomar poco tiempo, pero los reviso siempre. Depende de con o sin el autor, los muertos no reclaman. En general soy muy rápida. Por ejemplo El museo de la bruma [nuevo libro de Galo Ghigliotto] lo dimos vuelta muchas veces por su estructura de piezas. Me demoré dos meses en editar el texto, trabajando en la universidad. Hago una primera pasada por la estructura, que a veces no resulta al tiro, entonces paso al lenguaje y así me voy aprendiendo el libro de memoria. Hago una pasada al final. Hago microedición, edito línea por línea,

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Inducción a la edición: Desde el descubrimiento sistemático de nuevos autores a las selecciones de la prensa de escritores latinoamericanos relevantes, Andrea Palet en Laurel arma un catálogo que es como la cabeza (y casa) de su editora: bien amoblada. Por Cristóbal Gaete

soy extremadamente hinchahueas. Cuando me lo sé bastante bien lo dejo reposar para que me caiga la teja de la estructura. O se lo devuelvo al autor con muchos comentarios, a la vuelta sí se me ocurren cosas. ¿Algún autor ha rechazado tu edición? Hago una edición intensa, para qué decir que no si sí, y cada vez la hago más segura. He tenido muy pocos rechazos de autores muy enojados, de personas específicas, de una formación profesional muy específica. ¿Cuál? Hombres científicos intentando escribir novela, muy buenos en lo suyo, que se metieron en mi terreno y se sintieron atacados. Con escritores me va súper bien, a veces pierdo, obviamente y no me hacen caso, es muy normal. ¿Dialogas entonces esa edición? ¿Te pueden no hacer caso? Es que yo estoy hablando de toda mi experiencia editorial, que solo en los últimos 5 años es mía, el resto era una empleada. Salen igual con la preferencia del autor si a mí realmente no me importa, si son caprichosas. No sé cómo decirlo, pero yo creo que soy capaz de convencerlos de que estoy trabajando para ellos, no para mí, a mí me da lo mismo, nadie va a saber, no importa, nunca voy a mostrar ningún original. Casi siempre los convenzo. Tú has marcado esa ética de ser efectivamente una sombra. ¿Te parece que eso es una práctica extendida en el ambiente literario independiente? No hay otra manera de hacerlo bien,

un editor que compite con su autor es una hueá terrible, atroz. Opino, primero, que cada uno haga lo que quiera; segundo, que la edición siempre ha sido la parte más jodida de esta pega, porque no todos saben hacerla y es normal que no sepan. ¿Cómo opera el criterio de la reedición en Laurel? El criterio de fondo es que vivimos en un momento donde el encuadre, la perspectiva que tenemos es súper estrecha, por no decir la memoria de Dolly. Vivimos el presente absoluto. Un libro que salió hace 10 años es absolutamente invisible, no existe en la conversación ni en el paisaje de la nueva generación. Esta cuestión se está cortando, a la gente se le olvida todo porque es normal, hay demasiado presente. ¿Y cómo eliges a tus autores debutantes? De varios de ellos no teníamos noticias antes. Recibo hartos manuscritos, muchos. Y, tengo alumnos y ex alumnos que hacen libros. Es suerte. Tengo amigos muy generosos que me recomiendan. La comunidad de la generación independiente chilena es súper generosa. Si yo no puedo editarlo se lo digo al del lado, porque me interesa que algo esté. A mí me datean muchos editores. Hay libros que no tendrían cabida en otras editoriales. Pienso en Viñamarinos de Catalina Porzio, por ejemplo. Siempre les digo a mis alumnos que la gestión de catálogo es importante, hay que ser coherente con el fondo. Pero todo esto hay que mandarlo a la mierda si llega algo bueno que no tiene nada que ver con tu catálogo y lo publicai igual. Viñamarinos


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Casas de Valparaíso/ Marcos Rojas B./Desastre natural/ 55 páginas Las casas de Valparaíso elevan sus cimientos y caminan, exigiendo una reconstrucción digna tras los incendios y terremotos que han afectado históricamente la zona. Pero las únicas catástrofes no son las naturales, sino también la intervención del hombre capitalista que ve en la desgracia una oportunidad para lucrar. Es así como Marcos Rojas expone cómo se esconden negocios disfrazados de generosidad que entregan materiales defectuosos a los damnificados, evidenciando la escasa ética y falta de consideración del aparato reconstructor. Cabe destacar que Rojas escribe, diseña e ilustra este libro/cómic, que se propone como un texto infantil, pero que indistintamente puede ser leído por adultos, dado su cariz político y social. El uso de viñetas hace transversal su lectura, acercando a los más jóvenes a considerar los procesos catastróficos que ha sufrido el puerto de una manera didáctica, directa y sin exceso de infantilización.

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oficina de partes

Nadie que esté feliz escribe/ Gustavo Solórzano-Alfaro/Nadar/87 páginas Con un título que denota sinceridad con el oficio inicia Nadie que esté feliz escribe, sexto libro del poeta costarricense Gustavo Solórzano-Alfaro, que en 40 poemas se dispone a revelar la melancolía propia de quienes se deciden al oficio de escribir. En este sentido, lo fugaz de las relaciones, así como los eternos problemas mundanos, contrastarán con las aspiraciones de una voz poética que reconoce el dolor como cuna de la inspiración, mientras aborda los mitos que rodean la escritura, los caminos que permite realizarla y sus costos asociados. La escritura daña, sentencia el libro, pero no exagera en su alcance, sino que lo dimensiona en todas sus escalas –incluso en las más sutiles–, donde la profundidad del poeta permite distanciarse de lo iconoclástico, en post de abrazar una dimensión realista del ejercicio literario. Solórzano-Alfaro se decide a develar los estereotipos de la felicidad y el amor, donde la idealización es remplazada por la simpleza de los gestos: disfrutar y sufrir son, en este poemario, parte del mismo arte.

Oficina de partes Pachamar (Antología Latinoamericana)/ Varios autores/ Conunhueno/68 págs.

Cinco Cuentos/ Gabriel Castro R./ Bathory/70 páginas Gabriel Castro Rodríguez vuelve tras 18 años de silencio narrativo con Cinco cuentos, relatos que, de la misma manera que sus predecesores Razón y fuerza y Media clase, se construyen a través de historias complejas que afloran de vidas sencillas. Este es el caso de cuentos como Ornitología, donde la crisis existencial de una actriz porno revela la sordidez de la verdad vital, margen reflexivo que denota profundidad, más allá de los gajes del oficio. Los relatos cuentan con una alta consideración del humor, variante que permite el delirio de sus personajes, haciendo que los cuentos vayan desde consideraciones místicas fallidas, hasta inclusiones teóricas formales (no menos jocosas) como las presentes en Yéndose a la casa de su madre. Cabe destacar que Cinco cuentos fue terminado el año 2006, y descansó a la espera de la edición por el sello quilpueíno Bathory, quien se aventuró a publicar un compendio que repone un estilo de cuentos cultivado en los noventa: directo, de clase media y por sobre todo anecdótico.

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27 poetas latinoamericanos se reúnen para hacer eco de la legítima demanda de acceso al mar por parte de Bolivia, evidenciando su compromiso con el territorio y la reivindicación exigida por el país del norte. Esta lucha histórica es asumida por la editorial Conunhueno, quienes encomiendan a Isabel Guerrero y César Hidalgo Vera la selección de textos, los que destacan por su fuerte convicción americanista y libertaria. En este sentido, los poemas asumen una lucha no solo por el mar boliviano, sino también por los derechos civiles de Latinoamérica, contrastados con la represión de los Estados que niegan estas exigencias, matan dirigentes e intentan acallar la historia. Entre los poetas antologados destacan: Aristóteles España (quien tuvo una importante poesía política y fue torturado en la dictadura chilena); el poeta colombiano y director del Festival de Literatura Ojo en tinta, Henry Alexander Gómez; y la mexicana Charly Gumeta, coordinadora del Festival Internacional de Poesía Contemporánea San Cristóbal.

HD/Óscar Petrel/Pez Espiral/93 páginas La alta definición (hd) es el punto de entrada que escoge Óscar Petrel para incorporarnos a un sistema propio de Puerto Montt, donde lejos de la postal, y respetando su consigna de mayor resolución, ironiza sobre la imagen idílica con que se vende el sur de Chile, versus el desamparo económico y ecológico de la zona. En este sentido, el paisaje prístino que propone la vegetación autóctona es cruzado por las crueles consecuencias de la postmodernidad que la deforesta, contamina y minimiza a slogans publicitarios. Petrel, instalado en un lenguaje urbano, callejero, hace presente las contradicciones de su espacio vital mediante el uso de un humor sardónico, el cual propone versos como «los más grandes/drogadictos del país/ son los salmones/ de tu ceviche». hd reúne 73 poemas cortos, que datan cómo la estupidez propiciada por el mercado solo fomenta vicios que son ocultos bajo la alfombra, pero que con un ligero aumento en la definición del lente observador, se muestran reluciendo nítidos en su obscenidad.

Santa María de todas las horas/Alexis Figueroa/ Cinosargo/Mantra/136 páginas Una chica Cosplay de Sailor Moon es encontrada muerta en un basural, caso que debe ser resuelto por el paranoico detective privado Sergio Mancilla, el cual repasa una y otra vez los detalles del crimen con la deformación propia de quien divaga. Una medalla religiosa fue encontrada junto al cuerpo, por lo que se presume el culpable debe haber sido un seminarista, mientras la historia se retuerce y se reinventa sobre sí misma. Bajo estas premisas se construye Santa María de todas las horas, primera novela de Alexis Figueroa, la cual se propone atípica para el género policial. El alto grado de experimentación y deformación de su trama, a la vez que dispone un protagonista perseguidor esquizofrénico, propone cambiar el canon de híper lucidez cientificista que rebalsa a la novela negra. El narrador nunca es confiable, fluctúa entre realidades aparentes, imprecisas, pero que logran algún tipo de asidero con las largas notas al pie de página que acompañan al texto. Descripción obsesiva, sordidez e intriga, es lo que presenta esta novela.

Tengo una deuda/ Angela Neira-Muñoz/ Cuarto propio/73 págs. La reivindicación de los derechos y el respeto hacia la mujer es el leitmotiv de Tengo una deuda, poemario que revisa la identidad femenina reflejada en los abusos que han sufrido históricamente mujeres palestinas, mapuches, mujeres de carne y hueso que a diario reciben los embates del machismo que las oprime. La fórmula que propone NeiraMuñoz en estos 25 poemas es similar: querer saldar la deuda con la historia femenina a base de lenguaje, exponiendo de forma cruda la aberración, pero abrazando una ética (y una estética) política que le da dureza. Este último punto es desarrollado en capítulos como Hacinamientos, donde se capitaliza la deuda/ herencia que carga de sus antecesoras, así como En cuerpos postizos, llamado a la acción rebelde en busca de la justa compensación. Esta responsabilidad histórica apunta a reescribir el lugar de importancia que debió tener la mujer en el desarrollo de las sociedades, reapropiándose de un discurso dispuesto a cobrar la sangre y el abuso que las anuló, bajo la bota del patriarcado.


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Polvo de ladrillo

Andrés Urzúa de la Sotta — Pez espiral — 82 páginas Por Hugo Herrera Pardo

l neoliberalismo ha necesitado como condición indispensable para su despliegue la consolidación de una subjetividad basada en una alta autoestima, cuya instancia superyoica esté signada por el éxito, por el dominio de la competencia. Hay una discernible cadena articulada de significantes operando a ese nivel, incrustada en el lenguaje cotidiano y en el imaginario neoliberal, definiendo identificaciones y modos de relación: emprendimientoempoderamiento-resiliencia-coaching… De ahí la trascendencia que puede tener el fracaso o la derrota como significantes disruptores, con potencia para poder disputarle al neoliberalismo su instancia superyoica, para disputarle su imaginario y su lenguaje, su construcción de subjetividades y sus modos de ser con los otros. En ese horizonte de sentido irrumpe Polvo de ladrillo de Andrés Urzúa de la Sotta, quien ya venía merodeando las significaciones emanadas de la vinculación entre el fracaso o la derrota deportiva y el lenguaje poético en la antología por él dirigida, Selección nacional (Pez espiral, 2018), la que incluía textos exploratorios en esa línea sobre deportes tales como boxeo, ciclismo, ajedrez, halterofilia o (cómo no) fútbol, entre otros. En esta ocasión Urzúa de la Sotta se enfoca en el tenis, lo que singulariza la disrupción del éxito en varios sentidos, más allá de que el libro posea como epígrafe una célebre frase de Marcelo Bielsa, quien, por otra parte, es una de las figuraciones críticas recientes mayormente posicionadas con respecto al exitismo en el imaginario neoliberal nacional. Porque si el éxito tiene como algunas de sus particularidades el crear una zona de hendimiento que separa entre victoriosos —siempre los menos— y derrotados, a la vez que, además, tiende a borrar las clases sociales, el tenis se cuenta, en la historia de este país, como el deporte más exitoso, a la par que uno de los más signados por una notoria estratificación de clase, borrando, en sus momentos de triunfo, sus líneas divisorias, resultando sintomático que sea conocido como «el deporte blanco» (el hablante del poema «Club de campo» sentencia: «Mi-/ les de ladrillos destruidos. Cientos de viviendas sociales/ que no llegaron a existir para emplazar estas canchas/ burguesas, dispuestas para el ocio de la gerencia y para/ mi feroz aburrimiento»).

Queronque, a mediados de la década de los ochenta, titulándose los textos contenidos en aquella sección con nombres de las víctimas de esa tragedia, mientras que los títulos de los poemas que integran el «segundo set» poseen nombres de figuras del tenis nacional, pero ninguna de ellas de primera línea. En el cuarto set también encontramos nombres propios conectados a la historia o la memoria, no obstante el poemario no despliega voces, tonos y ritmos heterogéneos en relación a lo que atraviesan. David Foster Wallace en su ensayo The string theory (además, hay un volumen con este título que contiene todos sus brillantes escritos sobre este deporte) escribió que el tenis era el deporte más hermoso que existía, entendiendo por tal una belleza metafísica, en el sentido de poseer abstracción, formalidad y un alto nivel de exigencia. Distante de este tipo de belleza metafísica, Urzúa de la Sotta opta por acompañar su cuestionamiento de la épica en el tenis con una opción material plasmada en la ejecución del libro como objeto. Estamos ante una muy cuidada edición de 12 x 25 cm que, además del afiche de Slettemark, dispone un conjunto de imágenes integrado por portadas de prensa alusivas a la tragedia de Queronque, fotografías o páginas con fondo negro con instrucciones relativas a la construcción de una cancha de ladrillo. Entonces, ante el cerramiento de la racionalidad neoliberal en torno al núcleo individualidad-propiedad-libertad, en consonancia con los relatos individualizados del triunfo en deportes como el tenis, Urzúa de la Sotta parece condensar la metaforización de la superficie en que se inscribe este juego, el polvo de ladrillo, en torno a la impregnación. Son varias las metáforas extraídas de la superficie en que se desenvuelve el tenis, empleadas en el poemario para dar cuenta de esta impregnación de la tragedia local o la derrota nacional a una poetización no épica del tenis. Por una parte nos encontramos con metáforas de inscripción en el polvo de ladrillo, tales como la aprehensión paradójica de la ruina del progreso («A medida que el pueblo se fue/ modernizando, las grietas en/ la superficie de la cancha se/ multiplicaron»), como metaforización de lo que se pierde en la memoria dejando de tener lugar en ella («Al/ igual que las huellas que los/ tenistas borran con las suelas/ de

Para Bielsa, el éxito es deformante mientras que el fracaso es pedagógico. El éxito deforma el «yo» hasta un narcisismo que puede ser exacerbado, en tanto que el fracaso presenta una oportunidad para repensar éticamente el «ser en el mundo». ¿Cómo acercarse poéticamente, desde el imaginario del tenis, a esta pedagogía del fracaso y la derrota, combatiendo la fantasmagoría del éxito? Andrés Urzúa de la Sotta despliega varias estrategias. Primero, le sustrae al tenis su dimensión épica, triunfalista y desnaturaliza su operación política de borrar las clases, al yuxtaponer al imaginario —sobre todo nacional y local— del tenis aspectos trágicos y contramodernizantes de un pueblo en particular: Limache; estructurando el poemario a partir de acontecimientos de profunda violencia como la tragedia ferroviaria de Queronque o la protesta contra la dictadura de Pinochet durante el match de Copa Davis entre Suecia y Chile en Bastad el año 1975 (en el libro se incluye el icónico afiche Stoppachilematchen de Kjartan Slettemak, hoy en el mssa), con respecto al primero de los aspectos señalados, o presentando imágenes ligadas a Limache distantes de la modernización estándar, con respecto al segundo. El libro-objeto se estructura en cinco sets, el primero de ellos trascendido por el trágico suceso ocurrido en

sus zapatos, cientos de re-/ cuerdos desaparecerán»), como relevamiento del silencio en desmedro de la euforia (como en el poema: «Lo primero que debes aprender en una cancha de tenis/ es el silencio») o de la superficie tenística como página en blanco («La cancha de tenis es una página en blanco. Los tenis-/ tas escriben sus golpes con precisión. Entrenan leyen-/ do a sus adversarios y a sus predecesores. Escribir es/ aprender la exacta técnica de, servicio», en el texto-colofón que conforma el último set: «Creo que escribir se asemeja/ al inútil ejercicio del frontón. Un/ adversario gigante e inexpre-/ sivo. Una muralla que evoca el/ encierro, pero sobre todo la im-/ posibilidad de la victoria»). Sin embargo, uno de los recursos desplegados que me parecen más destacables para desnaturalizar el aislamiento individual y épico del éxito, cifrado simbólicamente en el tenis, es lo que se puede definir como la inversión de la jerarquía sujeto-objeto. Por medio de esta inversión, se tensiona la primacía del sujeto en tanto agente de la acción, se desestabiliza su privilegio ontológico, dando a paso a expresar la «derrota secreta» de la subjetividad que trasciende al poemario. Así, por ejemplo, en el texto integrante del primer set cuyo título es «Lorena López»: En esto consiste el frontón, en golpear tu propia sombra contra el muro —innumerables veces— hasta que tu cuerpo comience a sentir el dolor de la sombra. Hasta que te conviertas en esa sombra o en ese muro y no sepas si estás golpeando la pelota o si la pelota te está golpeando a ti. Esta desestabilización del privilegio ontológico del sujeto trae aparejado un cuestionamiento del «ser en el mundo y su memoria», del «ser con los otros», incluida nuestra relación con los objetos, lo cual se consigue, en el marco del poemario, por medio de la persistencia cifrada en el fracaso o en la derrota. En otras palabras, hay algo para extraer en la insistencia de las innumerables veces en que se golpea la propia sombra contra el muro.


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basadas en fragmentos de Henry Darger. Propongo una apertura. Pienso en Alemania pero puede ser la Francia de unas décadas anteriores o Santiago de principios del 20. Una condición industrial emergente, la promesa de prosperidad y la noticia de que no alcanza para todos. Personas ingresando en la lógica de las grandes capitales cuyas leyes, absolutamente radicales y propias, fueron novedad mundial e hicieron propicios los primeros crímenes inexplicables. Es que la niñez en el campo, donde el trabajo infantil es moneda corriente, donde los chicos dejan de serlo más pronto, fue trasladada a las ciudades, donde «trabajo» y «niñez» necesitó ser resignificado y así llegamos a nuestros días, en los que pensamos a los niños como frágiles seres «que no entienden». Florencia está en el medio epocal, su escritura es anacrónica en el sentido que le da la filosofía contemporánea de ser meta-tiempo. Por eso, por ejemplo, elige la impersonalidad en el verso que titula el libro. Nos presenta a una niñez con pliegues, compleja, alejada de esa aproximación ingenua donde se la presenta como el futuro o en continua pasividad, y se les vierte contenido, como si de tachos de palabras se tratara. Al impersonalizar la voz, los diálogos son escalofriantes, básicamente por fragmentarios, por negativos y por extremadamente cercanos. Siniestros: «El niño ve al ladrón / en la cocina del motel / y lo saluda: ‘Hola / soy Marco’ / La niña imita a su primo: / ‘Me llamo Anabel / este es mi dinosaurio / de felpa’ // No se sabe si para espantarlos / con historias de terror / el ladrón les contesta: ‘Soy Esteban / y en cuanto a mí / salgo por las noches / y mato a los enfermos que gimen / bajo las murallas // A veces voy y enveneno los pozos’». *Me contradigo para problematizar mi propuesta de lectura: esto no es precisamente cine sino algo que nos mueve por dentro. Lo que le hacen al lenguaje los poemas son operaciones muy finas. Usaré de ejemplo el cuarto poema del libro, que cité más arriba. El segundo párrafo empieza con un verso naif que puede formar parte de cualquier bolero, ser «Prisioneros del deseo» es una figura demasiado común. Como ser prisionero de una pasión, del amor, etc. Casi un ripio. Pero lo que sigue desencaja y reconduce: «encerraban sus ojos en las cárceles y artes / de su sonrisa sin llave». Ahí, la sintaxis demasiado clara del primer verso se desarma ante los ojos del lector; el ripio, o lo que lo era en apariencia, no puede sino ser adrede. La imagen del final del poema, una imagen que no se puede ver, una imagen exclusivamente poética, confirma la operación y la sella: los niños miraron «caminar al ladrón / que respiraba dormido». No caminaba dormido, ni dormido respiraba. Lo hace caminar y respirar dormido. Podría ser «explicado» secuencialmente, podría, en el encabalgamiento, pasar tiempo entre una acción y otra. Pero en el encabalgamiento hay un hueco que es división y unión de dos acciones en apariencia opuestas y eso Edwards lo hace constantemente durante el libro. Regreso al suspenso. Avanza y en el libro empiezan a operar dos bombas, la primera es de succión y extrae sintaxis. La narratividad clara de los primeros poemas se diluye y sin saber si es en el plano del juego o de la realidad, pasan tornados, pulpos se atascan en las tuberías, «Anabel y Marco se asoman / Sus cabezas apenas llegan al sartén / El ladrón quiebra la cáscara / y cae un pollo de algodón». La otra bomba es de desenlace fatal y leemos, por ejemplo, en el poema Explicación de una película de terror, donde una voz, que podemos escuchar como la del ladrón, le dice a Anabel y Marco que «no se preocupen, / ellos no se murieron / porque tienen los ojos cerrados: / Son muñecos / a los que / les ponen pesos / en los párpados // Los niños reales mueren con los ojos abiertos». Hacia el final, las ilustraciones sugieren lo indecible, el gesto siniestro se acentúa. El ladrón, de tipo arltiano, planea su escarmiento antes del crimen. Antes de ser a través de un crimen, como el oscuro Erdosain. Un castigo inmenso para un crimen inmenso. En Testamento del ladrón a la niña que raptó, leemos: «Anabel: / Después de mi muerte quiero ser congelado / en el laboratorio / para que puedan quebrarme con un martillo / como a un muñeco de vidrio». Ya no van a haber robots no es un libro de (ni con) niños, es una investigación de la contradictoria, turbulenta, maravillosa e ineficiente alma humana, en tiempos de perfectas e insensibles inteligencias artificiales.

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Florencia Edwards — Lecturas — 57 páginas Por Matías Ávalos

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lfred Hitchcock divide, con el escalpelo de la experiencia, sorpresa de suspenso. «Si pasa algo repentino, inesperado, entonces producís sorpresa en el espectador [el cineasta británico ejemplifica con una bomba que explota debajo de una mesa donde conversa con François Truffaut]. Pero si, en cambio, el público sabe qué va a pasar y en qué momento, y ese momento se dilata, lográs suspenso. [En su ejemplo, sabemos que va a explotar una bomba a las 12:45, vimos a una persona ponerla debajo de la mesa, son las 12,45 en un reloj que cuelga de la pared]. En el primer caso, tuvimos 15 segundos de sorpresa, en el segundo, 15 minutos de suspenso». Es que Ya no van a haber robots, de Florencia Edwards, hace pensar en cine, pero como los géneros corren el riesgo constante de ser significantes vacíos (usamos la misma palabra, música, para la disciplina que contiene a Bad Bunny y a Haendel), diré por qué. Mejor que lo diga Alexander Kluge: «El cine es inmortal y más antiguo que el arte de filmar. Se basa en la comunicación pública de lo que nos mueve por dentro […] y cuando los proyectores dejen de traquetear, habrá algo que funcione como cine». Vuelvo a la bomba del primer párrafo: la autora, en poemas deliberadamente narrativos que no por esto desestiman la capacidad del verso, nos presenta dos niños que son «primos / o hermanos / (nadie se atreve / a averiguar / su relación)» porque en escena, y esto suponiendo que Edwards nos propone un cine que no se puede ver, los espectadores nos aproximamos a los personajes por lo que hacen, no por lo que dicen que son. Lo mismo que los poemas no importan por lo que dicen sino por lo que le hacen al lenguaje* [volveré sobre esto]. Lo que hacen en el segundo poema los personajes es ser pingüinos «que se deslizan / por los azulejos / recién trapeados / del motel». Ahí el primer elemento de la bomba, niños bajo la supervisión de ningún adulto jugando en el hall de un motel. Hay que saber que la diferencia entre motel y hotel no es la cantidad de estrellas ni la letra inicial. Una vez que nos llena la caja de dinamita, en el cuarto poema Edwards le conecta un activador: «El primer día / que estuvieron pendientes / de la voz del ladrón / los niños se quitaron del sol / para oír la nota de oro transformarse en surco // Prisioneros de deseos / encerraban sus ojos en las cárceles y artes / de su sonrisa sin llave // Dijo una voz a los niños / desde un desierto perdido / que había que hacer calma / en su inquietud segura / cuando miraron caminar al ladrón / que respiraba dormido». ¡Listo! Tenemos dos niños y un adulto ladrón en un motel, empieza el suspenso. Arriesgo que las relaciones formales que tiene el libro, más que venir de un país determinado, viene de condiciones materiales específicas. En la contratapa se la vincula principalmente con autores norteamericanos de principios de siglo pasado, y claro, eso lo sugiere explícitamente el libro por las ilustraciones


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na indagación a la originalidad en la literatura es la que propone este número de Grado Cero. El agotamiento que produce el estándar, el statu quo, las garantías de ciertas zonas de escritura, abren bisagras, represiones, estímulos que se van acumulando y que explotan en las próximas páginas. Frente a libros iguales, libros igualmente bien escritos y asépticos, propios de una escritura postdictatorial, los próximos contenidos. En las reseñas: Florencia Edwards, que se revela como una bromista pesada en Ya no van a haber robots: aventuras de motel (Lecturas), particularidad propia de una ex integrante de La faunita, colectivo literario que compartió con autores como Felipe Becerra; Andrés Urzúa de la Sotta, que publica Polvo de ladrillo (Pez espiral), un libro deportivo con varias capas de escritura, que pueden ser tres o cuatro libros con temas ensamblados, concentrados; y Stan Brakhage, cineasta experimental norteamericano que biografía a otros clásicos, en El asedio de las imágenes (Bastante), con una desenfadada cercanía. La entrevista es a la editora Andrea Palet, hoy en Laurel. Toda su trayectoria ha abierto cauces para la experimentación de escritores, que bajo su manto reciben la atención que merecen, aunque sean debutantes, además de preparar las primeras ediciones chilenas de autores relevantes como Juan Forn, Pedro Mairal, Fabián Casas e Inés Bortagaray. Palet reflexiona acerca del panorama editorial y creativo, entregando momentos altos acerca del armado de libros que están escondidos en la prensa. El reportaje profundiza en escritores y su propio concepto de experimentación en obras notables: Matías Celedón, autor de La filial (Alquimia), Catalina Porzio, de Viñamarinos (Laurel), y Carlos Soto Román, de 11 (Autoedición). Cada uno dispara a lugares muy distintos, al punto de hacer indefinible la idea de experimental. Y eso es lo que buscamos: perdernos en la bruma de la literatura.

Los creadores contienen ediciones chilenas de una muestra de la escritura del Río de la Plata, que es efectivamente más arriesgada que la nuestra en prosa: el argentino César Aira, uno de los escritores más relevantes de nuestra lengua, que entrega Un filósofo para celebrar el aniversario de Cuneta, editorial que ha permitido el acercamiento de escritores latinoamericanos como Mario Bellatin y debutar a jóvenes y sólidos narradores y narradoras chilenas; Eduardo Espina, poeta uruguayo, que fue parte de la mítica muestra Medusario (1996), Mira lo que has visto es el primer libro de la editorial Traza; y Camila Fabbri, joven narradora que insiste en el camino de argentinas de la editorial Elefante, con los cuentos de Los accidentes, antes publicados en su país y en México. Perdidos leyendo traducciones aborda la figura del epígono desde puntos de vistas novedosos. Abrir modelos, como lo hace Ricardo Strafacce, que cultiva una nueva forma de estudio, una forma acorde a su contemporáneo y sujeto de estudio: Aira. aira, esa es nuestra forma de citar, ¡que muera el apa! Remata este número Oficina de partes y la Iniciativa, fuera de la conexión temática del número que presentamos. Ningún experimentador quisiera que derivar fuera una camisa de fuerza por 16 páginas. La primera sintetiza la recepción de libros de los últimos dos meses, con énfasis regional. La segunda está dedicada a Literror, voluble espacio de encuentro de jóvenes furiosos y lúdicos en Copiapó.

El asedio de las imágenes. Cinco biografías fílmicas Stan Brakhage — Ediciones Bastante — 140 páginas Por Priscilla Cajales

tan Brakhage es considerado uno de los directores más relevantes de cine experimental estadounidense, murió en la década del setenta habiendo filmado más de cuatrocientas películas que formularon una estética basada en la búsqueda de un cine que pudiera alcanzar una experiencia visual, no narrativa. Creador de un lenguaje fílmico nuevo, alejado de la estética francesa que marcaba el camino de los cineastas experimentales norteamericanos, su obra va desde Mothlight (1963) hasta Persian Series (1999-2000). Además de su prolífico trabajo cinematográfico, realizó un curso sobre Historia del Cine y Estética en Chicago, del que surgen estas cinco conferencias en las que se adentra en la producción, pero sobretodo en la biografía de Georges Méliès, Jean Vigo, Sergei Eisenstein, Fritz Lang y Hans Janowitz. Las biografías aquí presentes no pretenden entregar una mirada objetiva o historicista de la vida de estos cinco cineastas, Brakhage se niega a ese ejercicio desde la primera hasta la última línea y prefiere hacerlas pasar por su cámara personalísima. ¿El resultado? Tenemos la intromisión de un hombre obsesionado con el desarrollo de un lenguaje nuevo en la vida de otros creadores que lucharon sus propias y valiosas batallas. Los fracasos más absolutos se nos muestran con la misma fuerza que el impulso que los llevó a comenzar el camino del artista. Los demonios rondan en estas cinco biografías fílmicas, los demonios de Georges Méliès(1861-1938), quien pasó de ser un ilusionista a cineasta cuando el celuloide estaba siendo descubierto en toda su fuerza. Vemos a un Méliès fascinado con las posibilidades que las imágenes en movimiento le darán para encontrar al fin a la representación de sus secretos. Fue autor del film de terror La mansión del diablo (1896), y sus más famosas películas son Viaje a la Luna (1902) y Viaje a través de lo imposible (1904). Brakhage se introduce en la búsqueda del Doppelgänger de los miles de Jean que deambulan por la vida de Jean Vigo (1905- 1934). En esta biografía podemos apreciar la motivación que hay detrás del desarrollo de sus personajes, de su técnica. Se desliza el meollo de la discusión que se desarrollaba en Europa: «(Hay que tener muy en claro que tanto la fantasía como el realismo son estilos, modos distintos de significar. Ninguno es más falso que el otro. Ambos por igual reflejan el mundo inefable en el que los artistas se esfuerzan por recrear la vida)». A Sergei Eisenstein, el ruso, quien filmó una de las obras cinematográficas más relevantes para la historia del cine soviético: Iván el Terrible, Brakhage lo revisa desde sus comienzos, y establece un hilo desde su obra Potemkin, hasta el famoso Iván. Encuentra una perfecta muestra del reverso de todos los procedimientos que el director se empeñó en desarrollar a lo largo de su vida en esta obra. Fritz Lang(1890-1976), quien dirigió Metrópolis, es materia de análisis acerca de las motivaciones provenientes de la figura potente del padre, de la amenaza de ser medio judío, y de la determinación que las fuerzas opositoras pueden tener en el desarrollo artístico del niño que filma una y otra vez la misma escena. Será a través de Dr. Caligari y del desmembramiento del sonido de ese nombre y de su historia que podremos ver desplegarse la biografía de Hans Janowitz (18901954), creador de esta criatura siniestra. ¿Qué tienen en común, además de la relevancia de estos nombres en la historia del cine europeo? Para Brakhage: el llamado desde siempre al camino de la creación. El feto arrojado a cumplir con un laberinto ineludible y maldito, el de la traición y la soledad, pero de la búsqueda de eso único que vale la pena. Sin motivo ni ganancia posible y ante la interrogante del por qué emprender este camino, el artista vuelve la cara y responde “Porque se me da la gana y ándate al infierno”.

s u ple m e n to g r a d o c e ro Editor: Cristóbal Gaete | Diseño e ilustraciones: Harol Bustos | Colaboraron en este número: Matías Ávalos, Priscilla Cajales y Hugo Herrera Pardo Correcciones: Priscilla Cajales | La tipografía del logotipo gc es Santiago, diseñada por Contrafonts.cl | Contacto: GRADOCEROLIBROS@GMAIL.COM | GRADOCEROSUPLEMENTO.COM


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Andrea Palet

Inducción a la edición: una clase

Financia:

Reportaje Experimentales. ¶ Creadores Aira, Fabbri y Espina. ¶ Perdidos leyendo traducciones Epígonos. ¶ Reseñas Florencia Edwards, Stan Brakhage y Urzúa de la Sotta. Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura Convocatoria 2019 Región de Valparaíso


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