Lo indestructible del hombre: Su Dignidad

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“Pienso: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él? Pues lo hiciste casi como un dios, lo rodeaste de honor y dignidad, le diste autoridad sobre tus obras, lo pusiste por encima de todo” Salmo 8, 5-­‐7. Estuve buscando casa por varios días y como mi presupuesto para pagar un arriendo no es alto y si a eso le sumamos que no tengo fiadores, la tarea es mucho más complicada. Lo quería en un buen lugar y muy económico, además de bonito y cómodo. Tarea difícil. Siento tristeza por las condiciones en las que muchas personas viven y a que costo. Los cánones de arrendamiento muy altos para el sitio, y las características de las viviendas deplorables: Sin ventilación, oscuras, casas donde se tiene que tener la luz encendida en pleno día, sin piso, otras en obra negra, con los cables de la luz por fuera de las paredes, se notan los remiendos de cada arreglo que han hecho. Para economizar no colocan los sifones con codo para mantener agua y evitar que se devuelvan los malos olores, y si se encuentra un toma sirviendo en toda la casa es un milagro de Dios. El baño es el lugar más pequeño y estrecho de la mayoría de estas casas, sin lavamanos y si se ducha no se puede levantar los brazos para lavar las axilas por que se encuentra con la pared de las escaleras que van al segundo piso.

Muchas viviendas parecen casas de una película de terror. He habitado lugares donde como en la propaganda cuando llovía había que poner una olla para recoger el agua evitando así que se mojara la cama y para poder dormir sin el ruido del goteo poníamos una media. O teníamos que levantarnos a la una de la mañana a sacar el agua porque se inundaba la casa cuando llovía, entrando el agua por el techo y por el suelo. Continúa… Puntos de interés: ¿Qué es la dignidad? ¿Para qué nos sirve? ¿Qué dice el Catecismo de la I. Católica? ¿Qué importancia tiene ante Dios? La dignidad centro de ataques. ¿Qué hacer para exaltar la dignidad?. 1

Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: periodicoyosoy@hotmail.com *Ilustraciones: Cortesía de Fano Visita Nuestra página web: www.periodicoyosoy.com


“Porque ¿Qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo, y pierde su alma?” Marcos 8,36 En fin la idea es que realmente no nos importa pisotear a los demás para beneficiarnos y sacar provecho. Y no solo lo vemos en los alquileres de casas, lo encontramos en el servicio de salud. Hay que esperar un mes para una cita general y rogarle a Dios que el médico considere necesario que vayamos a un especialista al que sabemos hace meses que necesitamos. ¿Ahora qué decir de los horarios de trabajo de algunas empresas, en especial restaurantes, panaderías, supermercados y heladerías? Son excesivamente esclavizantes. Pero si desea conservar el trabajo; ¡quédese callado! Las personas deben soportar horarios hasta de 14 y 15 horas. ¿Cuál cree que sea el rendimiento laboral de una persona después de 8 hasta o de 9 horas de servicio? Cualquier ser

humano que tenga tres dedos de frente sabe que no será diligente ya que el cansancio tanto físico como de la mente comienza a tomar posesión del cuerpo. Y si es servicio al cliente; cree que una persona estará en condiciones óptimas después de 10, 11, 12 horas de trabajo para tener una sonrisa de oreja a oreja y una actitud agradable ante personas caprichosas e indecisas para hacer sus pedidos? ¿Y la vida personal, familiar, sus estudios, su vida social en que quedan; si deben salir de casa hora y cuarto antes para tomar el autobús y llegan a la media noche? Y deben pagar taxi porque ya no hay otro medio de transporte económico por la hora. ¡Ojo! para el que no sabe, esas son formas de esclavitud y se darán cuenta de lo grave que es ante los ojos del Señor. Sabía usted que a los empacadores de los supermercados no les pagan salario, y mucho menos salud y si deben cumplir los excesivos y abusivos horarios que les imponen y aparte deben hacer lo que el supervisor les asigne: Evacuar las canastas con los productos que dejan los clientes en las cajas, barrer, limpiar y hasta llevar los mercados de los clientes hasta el automóvil o las viviendas, y muchas veces sin recibir una moneda de $100. Aparte de esto son objeto de presión de los celadores, los cajeros y cuanto personal pase por esa caja en la que tiene que empacar. Por eso Señor (@) lector(@), cuando le empaquen sus productos en el supermercado colabore con ese joven o niña que espera una moneda, pues ese es su sustento y a veces el de su familia. 2

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personas, se compran zapatos o prendas de vestir con lo que se le daría almuerzo a 200 niños de escasos recursos; y para no ir más lejos hay restaurantes de lujo que prefieren botar la comida antes que regalarla, porque según ellos “sino es apto para el cliente mucho menos para el empleado” y ni pensar en dársela a los habitantes de la calle. ¿Contra qué se atenta en cada una de estas y otras situaciones similares, donde se atropella el esfuerzo, las capacidades, el ser, y el derecho humano? Nada más y nada menos que contra el valor más preciado con el que Dios coronó al hombre: la Dignidad. Y si notamos, ese ha sido el gran triunfo de satanás, pues ha encontrado en cada uno de nosotros el mejor aliado y unos expertos para ejercer esa profesión de opresores y aniquiladores de ese valor.

“¿Qué recompensa dará el hombre por su alma?” Marcos 8, 37 Entonces ¿qué pasa con aquellas personas que no tienen posibilidades de estudiar o de una mejor formación? ¿En qué y en qué condiciones deben trabajar y que tienen que soportar y hacer para tener ingresos? Y eso sin preguntar si son bien remunerados, que estoy segura no. Nos encontramos con que hay hoteles para mascotas donde la noche sobre pasa el salario mínimo mensual de un trabajador con el que sostiene a una familia de 4 a 5

Cuando se violan derechos, se oprime, se golpea, se atropella con palabras hirientes, con indiferencia ante los hechos, cuando se ignoran los problemas a pesar del daño que se está causando, cuando se cometen abusos de autoridad, tráfico de influencias. Cuando se juega con la vida, con la inocencia, con el cuerpo, con los sentimientos, con el tiempo, con la necesidad de las personas, se está agrediendo la dignidad del ser humano. Cuando se somete a un pueblo a pasar hambre y se apropian de sus bienes y de sus oportunidades, de un mejor estilo de vida, se atropella la dignidad de todo un pueblo.

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Encontramos a diario diferentes escenarios donde la dignidad es la protagonista y donde el elenco de esta obra de terror son por lo general las personas más cercanas a nosotros, muchas veces las que amamos y dicen amarnos, nuestra familia y a quienes le servimos. Se convierte nuestro diario vivir en un campo de batalla donde tenemos que estar esquivando todos esos dardos de agresiones donde su objetivo es: acabar con la dignidad del ser humano. Les tengo buenas noticias: la dignidad es indestructible.J

Concepto de dignidad La expresión dignidad humana hace referencia al valor esencial e intransferible de todo ser humano, independientemente de su condición... La dignidad, o «cualidad de digno», deriva del adjetivo latino 'digno y se traduce por «valioso». Hace referencia al valor inherente al ser humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y poder creador, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma de decisiones y el ejercicio de su libertad. “La dignidad de los hombres es fuente última de la justicia, que «se fundamenta en la intocable dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios y destinada a una felicidad eterna”.

¿Para qué nos sirve la dignidad?

La dignidad se basa en el reconocimiento de la persona de ser merecedora de: respeto, consideración, atención y cariño. Es decir que todos merecemos esto sin importar cómo seamos. Al reconocer y tolerar las diferencias de cada persona, se afirma la virtud propia de dignidad del individuo, fundamentado en el respeto a cualquier otro ser. La misma dignidad que nos pone por encima de la naturaleza, nos concede el derecho de ser transformadores de hombres que aprecien, amen y sientan a sus congéneres como parte suya, de su propia condición. La dignidad refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción. Para justificar la esclavitud se decía que el esclavo no era persona humana, sino un objeto, al igual que judíos, gitanos y homosexuales durante el nazismo. Es constante en la historia de la humanidad negar la dignidad humana para justificar y justificarse en los atentados contra ella. “Ella no puede renunciar a ser reconocida como tal, se resiste a ser nivelada a toda otra realidad y excede la mera 4

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condición del individuo de una especie, a la vez que verdaderamente «cada hombre lleva en sí la forma entera de la humana condición” (Montaigne). Tener presente la dignidad de las personas nos sirve para mantener buenas y sanas relaciones con ellas. Por lo tanto nuestra relación con Dios se refleja en nuestra relación con los demás; con nuestra familia, con nuestra pareja, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros grupos en la iglesia y donde nos desarrollemos individual y socialmente incluyendo la naturaleza. El reciclar la basura, cuidar el agua, no desperdiciar los alimentos, no botar basuras en la calle, no sacar la mascota a hacer sus necesidades en el parque o en antejardín de las casas vecinas, etc. No podemos decir que tenemos una buena relación con el Señor, si nuestras relaciones con los demás son desastrosas, autoritarias, y dominantes. La soberbia y la altives son características evidentes de un comportamiento egoísta y orgulloso que pretende someter a las personas a una manera de pensar y actuar personal, convirtiéndose en un arma contra la dignidad de otros. El hecho de que sometamos a las personas a nuestro comportamiento agresivo y ellas respondan sin quejarse, no quiere decir que estamos actuando bien o tenemos buenas relaciones con ellas. Ojo con esto!!!

“A imagen de Dios” 356. De todas las criaturas visibles sólo el hombre es “capaz de conocer y amar a su Creador” (GS 12,3); es la “única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma” (GS 24,3); sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad. 364 El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la “imagen de Dios”: es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu (cf. 1 Co 6,19-­‐20; 15,44-­‐45): 397. En esta época, suele suceder que defendemos demasiado nuestros espacios de privacidad y disfrute, y nos dejamos contagiar fácilmente por el consumismo individualista. «El hombre ha sido creado a imagen de Dios, en el sentido de que es capaz de conocer y amar libremente a su propio Creador. Es la única criatura sobre la tierra a la que Dios ama por sí misma, y a la que llama a compartir su vida divina, en el conocimiento y en el amor. El hombre, en cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad de persona: no es solamente algo, sino alguien capaz de conocerse, de darse libremente y de entrar en comunión con Dios y las otras personas.»

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La Declaración universal de los derechos humanos, firmada el 10 de diciembre de 1948, proclama en primer término: «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros».

LA DIGNIDAD HUMANA Según el catecismo de la I. Católica. 387. La cultura actual tiende a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero se han transformado, por encima del valor de la persona, en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social. Ante esta realidad, anunciamos, una vez más, el valor supremo de cada hombre y de cada mujer. El Creador, en efecto, al poner todo lo creado al servicio del ser humano, manifiesta la dignidad de la persona humana e invita a respetarla (Cf. Gn 1, 26-­‐30).

388. (…) Luego, sólo el Señor es el autor y el dueño de la vida, y el ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado, desde su concepción, en todas las etapas de la existencia, hasta su muerte natural y después de la muerte. En todo el universo: “Dios nos ha mostrado de modo insuperable cómo ama a cada hombre, y con ello le confiere una dignidad infinita”216. (…)Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo. “Porque en Cristo el grande se hizo pequeño, el fuerte se hizo frágil, el rico se hizo pobre.

¿Y qué quiere decir todo esto? “¿Qué recompensa dará el hombre por su alma?” Marcos 8, 37. Que Dios cuando pensó en el hombre, pensó primero donde lo pondría, así como una mamá alista todo el ajuar del bebé antes de nacer. La creación es: su cuna, su casa, su sustento, su deleite, su paz, su herencia. La belleza de la naturaleza, sus paisajes, sus cascadas, música para sus oídos y deleite para sus ojos. Los animales algunos compañía, elementos de trabajo, motivos de estudio, adornos de la naturaleza y males necesarios para completar la cadena alimenticia. El hombre no sólo disfrutará de lo terrenal, sino que Dios quiso compartir su hogar eterno; por este motivo plantó eternidad en él, en su alma, para que en este 6

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plano terrenal guiado por el Espíritu comenzara a experimentar una vida sobrenatural.

hechura del omnipresente y omnipotente, y nos registra como obra suya, portadores de la presencia divina.

No contento con todo lo que le regaló al hombre, Dios le dio una joya muy preciada, un título que lo hace único e irrepetible, que lo hace intocable ante los ojos de la creación y de todo ser vivo; le dio el sello de garantía: la dignidad.

Por lo tanto cada vez que consumes algo que te daña, no te estas dañando a ti, como “dueño de tu cuerpo y de tu vida”, sino a la persona que representas para su dueño. Si maltratas a alguien, maltratas no a María en especial sino a la persona que representa esa María ante los ojos y el corazón de su dueño, Dios. Por lo tanto la falta es mayor porque se atenta contra la persona y contra su dueño. Y esa falta constituye la mayor ofensa para su creador. Porque para Dios el hecho de existir ya tiene valor. Mucho valor.

La dignidad es intangible pero invaluable, intransferible y no importa la condición, la formación, el sexo, la edad, la raza, el idioma, si es de un país desarrollado o subdesarrollado, si tiene dinero y si es útil a la sociedad o no, si es consumidor o no, o si es causa de gastos más que de aportes. El hecho de existir ya lo hace acreedor de este título. Este sello representa autoridad, ministro de la gracia, sentido de pertenencia, marca registrada y control de calidad. Con este sello nos hacemos acreedores de la esencia divina, es invisible pero está ahí, siempre, camina con el ser, dormido o despierto. La dignidad funciona, consciente o inconsciente, voluntaria o involuntariamente, enfermo o alentado, la quiera o no, prevalece por encima de cualquier argumento. Es como una cobertura invisible, e invencible, clara, perfecta, compacta. Puedes golpear al hombre hasta matarlo, pero su dignidad siempre la tendrá hasta el último suspiro, pues nos identifica como

El hombre y la mujer tienen la misma dignidad y son de igual valor, no solo porque son imagen de Dios, sino porque el buen trato y la solidaridad es el fundamento del amor de Dios. El hombre es un ser social por naturaleza, Adán se sintió solo a pesar de todo lo que Dios dispuso para él; la creación. Y Dios le concedió un ser como él para ser compañía, para que se animen el uno con el otro, se apoyen y formen un círculo social 7

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productivo, para el bienestar de todos, llamado familia, base fundamental de la sociedad. Cuando se habla de la dignidad se alude a una cualidad propia del ser personal y que supera a la naturaleza. La persona no es un objeto, ni algo, como tampoco lo es Dios. Es, como él, lo incomparable, lo inagotable, lo sin fondo, lo impredecible, lo inesperado.

¿Porque es tan atacada la dignidad de la persona? Satanás no acepta lo que hizo Dios con el hombre, “nosotros”. Que haya atribuido de poder y dominio al hombre sobre la tierra y que le concediera el honor de ser más que los ángeles con derecho a una relación de tú a tú con él.

Por este motivo ha desatado esa lucha en contra de la dignidad, vendiendo y ofreciendo en “pro de la felicidad del individuo”, productos aparentemente buenos, que prometen éxito, abundancia, dinero, alegría, plenitud del ser, realización de sus sueños y de sus metas, y satisfacción personal como si se tratara de frotar la lámpara de Aladino y de repente tu deseo es cumplido. Y nosotros seres tontos, e ignorantes que aparte de esto no queremos salir de nuestro punto de comodidad, y queremos todo fácil, sin ningún esfuerzo y sin ganarlo caemos redondos ante la trampa estratégicamente colocada. De allí que el hombre de rienda suelta a sus deseos carnales: Con esto no nos referimos exclusivamente al sexo, sino a todo lo que el mundo ofrece en sus diferentes puntos de ventas, convirtiéndonos en consumidores compulsivos de lo que nuestro deseo particular nos pide y que nuestro ego clama a través de nuestros sentimientos y nuestras emociones pero con los ojos vendados por la pasión, para no ver ni entender lo puede suceder por darle rienda suelta al ego. Por esto es que el Señor nos pide que tengamos dominio propio. Es decir anteponer a nuestros deseos y sentimientos, razón, libertad, voluntad y palabra de Dios en nuestro pensamiento antes de actuar para no dejarnos confundir y tener la capacidad de decir no, si me lastima o lastimara a otros o, sí, así no me guste, si me llevará a mi progreso y crecimiento personal en este proceso de aprendizaje sin dañar a 8

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otros y sirviendo de ejemplo para edificación de los que me observan y de mi comunidad. Esto con el fin para denigrar al hombre ahogándolo en sus propios deseos, escogidos por él mismo y de los cuales voluntariamente no puede salir. De allí viene la decadencia del individuo quien pierde la confianza en sí mismo, sus relaciones familiares, pierde su relación de pareja, su trabajo y su puesto en la sociedad como persona aceptada. Buscando que llegue a ser un habitante de la calle y seres a los que no quisiéramos tener cerca y de los que nos olvidamos porque están sometidos a cadenas superiores a nuestras fuerzas, que desestabilizan nuestro entorno y nos quitan la paz a las que Dios nos llama y que necesitamos para desenvolvernos en nuestros diferentes roles. Por otro lado este individuo preso de sus propios deseos, encadenado a sus vicios, comienza a alejarse de toda posible solución, dando vía libre a los otros demonios que su propia debilidad trae. Convirtiendo su vida en un mar de agresiones y atropellos así mismo y a quien se le acerca. Perdido en su propia debilidad y manejado por la amargura de su corazón no le queda más que apartarse él mismo al valle de la oscuridad, donde sólo la tristeza lo acompaña, convencido de que no hay solución que lo rescate de la mala decisión que un día tomo voluntariamente por dejarse llevar de sus “antojos” creyendo que en cualquier momento se podría deshacer de él.

El demonio quiere someter a todos los seres humanos a esta condición. A que se convenzan que no hay salvación para ellos debido a sus errores y debilidades, y que su destino es morir como un perro tirado en una esquina de la calle sin esperanza alguna. Por eso las guerras, la lucha de poderes, la competencia, el hambre, la falta de trabajo, la falta de oportunidades, tantas trabas para conseguir un lugar en la universidad, el aborto, la prostitución, la trata de personas, el tráfico de niños y niñas para ser vendidas al mejor postor para uso sexual, las drogas, más adictos, más consumidores de todo lo que va saliendo, el desplazamiento, niños abandonados por sus padres, padres maltratadores, el desamor, familias rotas, la falta de tolerancia, la sed de venganza, la necesidad de brillar, la soledad y el individualismo.

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¿Y qué hacer para exaltar la dignidad? “Y el rey les dirá: Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” Mt 25, 40. Estamos llamados a ser radicales para darnos a los demás. A cuidar de todos y de todo, a cuidar cada una de nuestras palabras, movimientos, actitudes, planes, etc., porque cada uno de los seres humanos que viven y vez, por desagradables que sean o te parezcan, son objeto del amor de Dios, por la tanto se les debe tratar como tal. El trato debe ser con respeto, con atención, con consideración y con mucho cariño, pues la fuerza de la que provenimos se mueve en el amor y no admite ni conoce otra forma de sociabilidad. Por eso es que Cristo entregó su vida por nosotros sin pensarlo dos veces. Por lo que representamos para su Padre, no por merecerlo, no, sino por la marca con la que fuimos sellados: dignidad… Por eso mismo

nuestro Señor no dudó en entregarnos a su único y amado hijo, para rescatarnos de las manos de aquel que quiere degradar su obra. No es por orgullo, ni vanidad, es por amor, porque si él nos dio carácter de invaluables sin merecerlo, ni ganarlo, es porque así mismo es su amor por nosotros y así mismo nos cuida, protege y nos exige el mismo trato. Dios levantó a Cristo en la cruz como luz de esperanza, símbolo en el horizonte de otra oportunidad, para que cuando tu rostro esté mordiendo el polvo en el suelo, cuando creas que has perdido tu dignidad y que no te queda nada, levantes los ojos y veas unos brazos extendidos que te dicen siempre: ven a mí, que estoy sediento de ti, quiero abrazarte, porque te amo y eres muy importante. Te dice a través de la cruz que no le importa nada de lo que hayas hecho, que en Cristo eres una criatura nueva, y que sólo tienes que levantarte, seguirlo, y no mirar atrás.

Pido disculpas a los autores de los dibujos e imágenes publicadas en esta edición. Este periódico es de formación para el individuo y la comunidad, sin ánimo de lucro. 10

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