“Hermanos, yo no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di de beber leche, no alimento sólido, porque no lo podías soportar; ni podéis todavía, pues aún sois carnales. Desde el momento que hay envidias y discordias entre vosotros, ¿no es porque aún sois carnales y vivís a lo humano?” 1Corintios 3, 1-‐3. Cuando niña creí que ser espiritual era rezar el rosario, leer la biblia, ir a misa, celebrar la semana Santa y la navidad. Después pensé que espirituales eran aquellas personas con hábitos de capuchas, a las que no se les veía la cara, descalzos, que se encerraban en monasterios por el resto de su vida, sin más contacto que la naturaleza. A los 13 años vi Kung-‐fu, una serie de tv, donde un maestro oriental enseñaba a su
alumno (parece ser que desde muy chico, “el pequeño saltamontes”), a vivir su día a día con amor, paz, a tener dominio propio, a no dejarse enganchar en problemas a soportar humillaciones y ofensas sin tomar represalias o sentir rencor, y a pelear a golpes sólo cuando era la última opción o para defender la vida de alguien... Era una serie hermosa. Y mi corazón me decía que por ahí era la cosa, pero ahí la cosa se quedó. Me encantaba todo aquello que tuviera que ver con meditación, naturaleza, paz, sobriedad y por supuesto todos los rituales orientales, pues siempre los relacione con ESPIRITUALIDAD. Puntos de interés: Elementos para la espiritualidad • Espiritualidad cristiana • La persona en sus relaciones • Pilares de la Espiritualidad Cristiana. Es más, para mí, sigue siendo mágico ese mundo. Y estoy convencida que todos los seres humanos por ignorantes, por perezosos, por malos que seamos de alguna manera buscamos eso que llamamos Espiritualidad. Y nos parece que estamos lejos de alcanzarla, o buscamos en otros lugares menos donde está. Pero el Señor me ama tanto que quiso ubicarme y me llevó a un taller de espiritualidad, de donde saque las siguientes notas. Espero que despeje dudas y que complemente sus conocimientos, así no tenemos pretexto para no vivir espiritualmente, y ya podemos entender a Pablo en sus cartas.
1 Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: periodicoyosoy@hotmail.com *Ilustraciones: Cortesía de Fano Visita Nuestra página web: www.periodicoyosoy.com
Elementos para la Espiritualidad
Seconocen dos maneras de entender al ser humano.
Jesús rompe con la espiritualidad judía basada en la ley y propone una espiritualidad que tiene que ver con la realidad de cada uno.
1) Concepción dual o dicotómica de la persona. En pocas palabras: el hombre se compone de cuerpo y alma.
El alma es parte espiritual que da origen a las cosas buenas y nobles, y el cuerpo parte material en la cual tienen su asiento las pasiones, los instintos, las cosa bajas o malas.
2) Concepción integral:
unitaria
o
Plantea al ser humano como un ser unitario, es uno, es totalidad. Es toda la persona y no solo una parte de ella, la que vive, piensa, siente. 2
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El ser humano es corpóreo, animado, sexuado y es espiritual por naturaleza, así sea católico o ateo. No importa que religión tenga. Su espiritualidad es inherente a él.
Espiritualidad Cristiana
El cuerpo es considerado no como parte externa del hombre sino un todo interior y exterior. La persona se realiza en el cuerpo y a través del cuerpo. Es un ser Integral. Una unidad viviente.
Tú eres lo que piensas, lo que crees, lo que haces, lo que sientes, lo que dices. “Hermanos, vosotros habéis sido llamados hombres libres; pero procurad que la libertad no sea un pretexto para dar rienda suelta a las pasiones, antes bien, servíos unos a otros por amor. Porque toda ley se resume en ese precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y devoráis los unos a los otros, llegareis a destruiros mutuamente”. Gálatas 5,13-‐15
Es la experiencia que tenemos de Dios y el estilo de vida que lo acompaña. Espiritualidad es: Todo lo que somos, nuestras relaciones, nuestras penas, nuestros sueños, estados de ánimo, luchas y fracasos. Como cristianos debemos ver la mano de Dios en todas las cosas de la vida. Carnal es: Todo lo que está en contra de la vida. Pablo en sus cartas habla de vida y de muerte. Lo que te da vida es espiritual, y lo que te daña es carnal. 3
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“Así nosotros, que vivimos conforme al Espíritu (refiriéndose al Espíritu de Dios o Espíritu Santo), y no conforme a los bajos instintos, podemos practicar la justicia que ordena la ley. Pues los que viven según la carne piensan en las cosas carnales; y los que viven según el Espíritu, en las Espirituales. Porque el deseo de la carne es la muerte, pero el pensamiento del Espíritu es la vida y la paz. Por lo cual el deseo de la carne es el enemigo de Dios, porque no se somete a la ley de Dios, ni puede en realidad someterse. Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios; (…).
El Espíritu se opone a la carne.
“Yo os digo: Dejaos conducir por el Espíritu y no os dejéis arrastrar por las apetencias de la carne. Porque la carne lucha contra el Espíritu, y el espíritu contra la carne; pues estas cosas están una frente a la otra para que no hagáis lo que queréis. Pues si os dejáis conducir por el Espíritu, no estáis bajo la ley”. Gálatas 5:16-‐18
Porque si vivís según los bajos instintos, moriréis; pero si, conforme al Espíritu, das muerte a las acciones carnales, viviréis”.
El Espíritu se opone a la carne en sentido religioso, no físico.Todo lo que hace, piensa y siente el ser humano le afecta en su totalidad. No existen cosas del alma, sino cosas de la persona. Se entiende por espiritualidad todo lo que alimenta y fortalece la vida. Se llama espiritualidad integradora, porque une todos los elementos que existen. Dentro y a su alrededor.
A continuación voy a desglosar algunos apartes de la carta de Pablo a los Romanos 7,14. 4
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Quiero demostrar algo del drama moral que se desarrollaba en el interior de él; guiado por el Espíritu de Dios que lo tiraba para un lado y lo carnal que lo tiraba para el lado contrario.
Experiencia diaria de todos los seres humanos y con lo que tenemos que vivir por el resto de nuestra existencia, hasta que aprendamos a controlar la situación. Pablo escribe: “Sabemos que la ley es espiritual, (aquí la ley manifiesta la voluntad de Dios), pero yo soy carnal, vendido como esclavo al poder del pecado, No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero; y lo que detesto, es justamente lo que hago, Y si lo que no quiero, es lo que hago, reconozco con ello que la ley es buena (Pablo asume que la ley es buena y santa porque manda practicar el bien y aborrecer el mal). No soy yo el que lo hace, sino el pecado que hay en mí (…) Quiero hacer el bien y me encuentro haciendo el mal. En mi interior me agrada la ley de Dios; pero veo en mi cuerpo una ley que lucha contra la ley de mi Espíritu y me esclaviza a la ley del pecado que hay en mi cuerpo. ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?”
La persona en sus relaciones Conmigo: Debo mantener una buena relación conmigo. Necesariamente tengo que conocerme; que me gusta, que me molesta, que no tengo, que me falta, en fin un análisis detallado y completo sobre mí misma. También tengo que aceptarme, amarme y mejorar. Es algo así como invertir lo necesario para construir en mí. Por dentro y por fuera. Con los demás: Mi relación con los demás se basa en los mismos puntos anteriores, pero dirigiendo mi enfoque en ellos. Con los que vivo y comparto mi casa, mi trabajo, mi vida social y afectiva. 5
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Con la naturaleza: Con la naturaleza debe ser exactamente igual. Debo conocer el mundo natural, aceptarla, amarla y hacer mucho por mejorarla.
¿Cómo? Debo indagar de qué manera contribuyo al mejoramiento y desarrollo del sistema ecológico en el que me encuentro y del cual obtengo mi pan, vivienda y estilo de vida. “Ahora bien, las obras de la carne son bien claras: lujuria, impureza, desenfreno, idolatría, supersticiones, enemistades, disputas, celos, iras litigios, divisiones, partidismos, envidias, homicidios, borracheras, comilonas y cosas semejantes a estas. Os advierto, como yo antes os advertí, que los que se entregan a estas cosas no heredarán el reino de Dios”.Gálatas 5,21
Pilares de la Espiritualidad cristiana “Por el contrario, los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, generosidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, continencia; contra estas cosas no hay ley”. Gálatas 5,22-‐26
Con Dios:Mi relación con Dios se realiza viviendo adecuadamente las anteriormente mencionadas. Yo me relaciono con Dios, relacionándome bien conmigo mismo, con los demás y con la naturaleza. No hay otra forma y no es discutible. Me relaciono con Dios en la medida que manejo adecuadamente mi vida en todo sentido. La unicidad con Dios, con los demás y con el universo forman un todo.
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Dios está en todo
Por lo tanto los pilares para mi vida cristiana son:
Mi vida es un continuo encuentro con Dios. Para que mi vida sea el espacio del encuentro con Dios debo orar y leer su palabra. Sin conocimiento de la voluntad de Dios no podemos llevar una buena vida. No puedes hablar de alguien a quien no conoces, por lo tanto no lo puedes seguir y mucho menos imitarlo. Uno se encuentra con quien se conoce. Si no está en mi vida la oración y la palabra no puedo tener un encuentro con Dios. Debo analizar mi día para ver cómo se me ha manifestado Dios en ese día. Es un reencuentro con Dios. Y sin celebraciones de la fe no existe una plena vida espiritual. El que celebra potencia los otros pilares.
1) Vida mía; encuentro con Dios. 2) Oración – palabra: conocimiento de Dios. 3) Revisión de vida: reencuentro con Dios. (Diaria, al finalizar el día). 4) Celebración: celebrar la vida que nos da el encuentro con Dios.
Recuerda que hay alguien que siempre se ocupa de ti, tu Señor Dios, quien entregó a su único hijo para liberarte de la esclavitud del pecado.
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Ahora te invito a recibir al Señor en tu corazón:
“Señor Jesús, te reconozco como mi único Señor y salvador, te pido perdón por no entender que en mis relaciones con los demás, con la naturaleza, el respeto y amor para conmigo esta el reino de Dios aquí en la tierra. Que mi espiritualidad sólo la logro cuando te reconozco en cada cosa que hago en el día, y que para encontrarte no necesito hacer nada extraordinario, ni ir al otro lado del mundo, porque estas dentro de mí, siempre conmigo, siempre a mi lado. AMEN”. Agradecimientos: Agradezco al hermano Raúl Echeverry quien dictó el taller de espiritualidad de donde tome el tema para este número. Y a todas las personas que coloboraron para la elaboración y edición de este periódico. “El honor y la gloria para nuestro Señor”. *Las ilustraciones son cortesía de Fano.
Puedes sacar copias y regalar a quien desees. Ayuda a Jesús en su misión. 8
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