Despierta, levántate y mira!

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“Por eso se dice: Despierta tú, que duermes, y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará. Efesios 5,14. Para los que llevamos un tiempo siguiendo a Jesús, es inevitable entrar a una de las etapas más difíciles de nuestro crecimiento espiritual; luchar contra aquellas cosas intangibles e invisibles que son como el cáncer; no se siente, ni se ve, pero cuando menos pensamos estamos invadidos y necesitamos indispensablemente de una quimioterapia. A veces de muchas. Son esas zorrillas que entran en nuestro jardín y que se comen esas hermosas uvas que tenemos para nuestro Señor. Estas zorrillas tienen su origen en: ¡Nuestros deseos! Puntos de Interés: ¿Cuáles son las zorrillas? ¿Qué es el deseo? • Tipos de deseo • ¿Cómo saber si estás dormido? • Donde hay amor no hay deseo • Despertarse a la luz de Dios es lo único que vale la pena. “Jesús está en camino, navidad es celebrar a Cristo”. Cuando un bebé va a nacer se preparan detalles como: el espacio donde habitará, la cuna donde dormirá, se limpia el lugar, se pinta el cuarto, se bota lo que no sirve, y se decora con mucho cariño. La casa se llena de alegría, de esperanza y de espectativa. Además se alista la ropita y todos

los accesorios que mamá, papá y toda la familia están en condiciones de ofrecerle. Cada día aportan nombres diferentes, y se preguntan unos con otros: ¿que será? ¿niño o niña? Se compra desde el más mínimo detalle; el jabón, el shampoo, la crema, y la loción “para bebé”, noten esto: uso exclusivo del bebé. En fin es todo un acontecimiento. Y que decir de las carreras en el momento del alumbramiento, y la novedad y la curiosidad de conocerlo. Si esto lo hacemos con nuestros bebés, como no hacerlo con el bebé más famoso del mundo. El hijo de Dios. “El niño Dios”. Despertemos, levantémonos y miremos si nuestro cuerpo y corazón están listos para ser habitados por la presencia de Jesús. Observemos que zorrillas nos rondan, que debemos asear, pintar, botar y que tenemos en nuestro corazón para ofrecerle a ese bebé, el hijo de Dios, nuestro Señor.

“Jesús le contestó: El que me ama guardará mi doctrina, mi Padre lo amará y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él”. Juan 14, 23

1 Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: periodicoyosoy@hotmail.com *Ilustraciones: Cortesía de Fano Visita Nuestra página web: www.periodicoyosoy.com


Escuche decir al Padre Gersaín lo siguiente: “Es tiempo de adviento, tiempo de preparación para recibir al Señor. Pero háganlo sin embriagarse hasta secar su hígado con el licor, y terminar con los pies cansados de bailar en estas ferias. Piensen a quien quieren seguir; si a Adán y a Eva o a Jesús y María”. Esas palabras hicieron eco en mi corazón, ya que, para los que decidimos convertirnos, nuestra vida cambió por completo; ya no mentimos, ni robamos, ni cometemos adulterio, ni tenemos relaciones “ocacionales”, no nos embriagamos, respetamos a nuestros seres amados, honramos a nuesros padres, vamos a la iglesia, damos el diezmo e intentamos depender cada día más del Señor. Servimos en algún ministerio, hacemos oración permanente, perdonamos y nos reconciliamos, en fin “camino a la Santidad”. Entonces ¿qué nos falta? Hace unos días oí decir que debíamos acabar con esas zorrillas que tenemos dentro del corazón que se comen esas uvas buenas que Dios ha depositado en nosotros. Y pensé ¿Cuáles son las zorrillas? Preste atención ya que era un programa radial y hablaban de esos (para nosotros insignificantes) defectos, que no se ven, y que a veces no percibimos, pero tan dañinos que contaminan nuestra actitud de cambio y adormecen nuestra vida espiritual. Es tiempo de enfrentarnos a nosotros mismos, buscar la verdad y batallar con nuestras zorrillas que nacen nada más y nada menos que de nuestros deseos.

Las zorrillas “Por que si alguno piensa ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Cada uno examine su propia conducta, y entonces encontrará en sí mismo, motivo de satisfacción, sin depender de otros. Porque cada uno llevará su propia carga. (…) No se hagan ilusiones, de Dios nadie se burla. Lo que uno siembra eso cosechará. Quién siembra para los bajos instintos, de ellos cosechará corrupción; quien siembra para el Espíritu cosechará para la vida eterna.”. Gálatas 6, 3-­‐8. Aquí está la lista de tus posibles zorrillas; sólo es cuentión de identificarlas. ¿Cuál crees que son las tuyas? Amargura, envidia, espiritu de rivalidad, murmuraciones, malas palabras, inconformismo, falta de humildad, pensamientos, palabras, y actitudes negativas, quejas continuas, malas caras, crítica destructiva, orgullo, falso espíritu de superación, mal genio, divisiones, individualismo, tráfico de influencias, vanidad y vanagloria, protagonismo, papel de víctima, débil de carácter, manipulación, apariencias, curiosidad excesiva, creer que ya no hay nada que cambiar en nosotros. El temor a enfrentarnos con nosotros mismos, escondernos detrás de las novenas, rosarios, eucaristías, células, cultos, servicios en nuetra iglesia, para no tener una real y sincera relación con Dios.

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¿Qué es el deseo?

“Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido”. Lucas 12,23 El deseo es el anhelo se saciar un gusto, un apetito, una necesidad. Son estímulos de acción generados muchas veces por emociones y sentimientos y manipulados por el “Ego”, el “Yo”. Pueden ser buenos y sanos como decir “les deseo feliz navidad” o “les deseo buen viaje”, que no es más que declarar con la palabra un bienestar para otros. O deseos estériles y obsesivos que no conducen a nada positivo, a los que llamaremos apegos. La raíz del sufrimiento es el deseo. Si quieres arrancarte esa clase de dolor, tendrás que arrancarte el deseo. La base del sufrimiento es el apego, el deseo. En cuanto tú deseas una cosa compulsivamente, que pones todas tus ancias de felicidad en ello, te expones a la desilución de no conseguirlo. Ejemplo: de no haber deseado tanto que tu amigo te acoja, te contemple, y te tenga en cuenta, no te importaría su indifernecia ni su rechazo.

Tipos de deseos- apegos o dependencias.

“¿No saben que si se ponen a obedecer como esclavos, son esclavos de aquel a quien obedecen?” Romanos 6, 16 1-­‐ El deseo de cuyo cumplimiento depende mi felicidad. Este es una esclavitud, una cárcel, pues dejo que mi felicidad dependa del cumplimiento de este deseo. 2-­‐ El deseo de cuyo cumplimiento no depende mi felicidad. Deja abierta una alternativa: si se cumple me alegro y, si no, busco otras compensaciones. El deseo marca siempre una dependencia. Todos dependemos en cierto sentido, de alguien (el panadero, el lechero, el agricultor, etc.) que son necesarios para nuestra organización. Pero depender de otra persona para tu propia felicidad es un peligro, pues estas afirmando algo contrario a la vida, a la realidad y a la voluntad de Dios.

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¿Quién te libera?

“Jesús les contestó: “Mirad que nadie os engañe”. Marcos 13,5 No se puede caminar cuando llevas a alguien agarrado a ti. Se dice que tenemos necesidades emocionales: ser querido, apreciado, comprendido, pertenecer a otro, que se me desee. Cuando se siente esta necesidad es por que hay una enfermedad que viene de tu inseguridad afectiva. Tenemos miedo a la libertad, a la soledad, y preferimos ser esclavos de… Nos atamos voluntariamente a nuestros deseos, llenándonos de pesadas cadenas y luego nos quejamos de no ser libres. La Buena Nueva fue rechazada por los israelitas porque no querían la liberación personal, sino un líder que los guiase.

“A gran precio fuísteis comprados; no os hagaís esclavos de los hombres” 1 Corintios 7, 23 ¿Quién te tiene que liberar? ¡Tú mismo! tú mismo te encadenaste. Dios te da luz, te muestra el camino, pero sólo tú tomas la decisión y lo haces. Las mujeres se atan a sus maridos, a su hijos, a los oficios, a las dietas, a la moda. Los maridos a sus mujeres, a sus negocios, a las deudas. Los muchachos se atan a sus juegos, a sus amigos, a las sectas, a la rumba, a la vida fácil. En fin, algunos se atan a las drogas, al alcohol, a la prostitución, a las pastas para la depresión, al estrés, a la internet, al café, a la comida etc. Todos nos atamos de alguna manera a nuestros deseos y nuestro argumento y justificación es “el amor”. ¿Qué amor? La realidad es que nos amamos a nosotros mismos, pero con un amor adulterado y raquítico que sólo abarca el “yo”, el ego. Ni siquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos en libertad. Nos hemos acostumbrado a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que trae obedecer a Dios.

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Donde hay amor no hay deseos

“Jesús les dijo: Levántate, toma tu camilla y anda” (…) más tarde Jesús lo encontró en el templo y le dijo: mira que has sido curado. No peques más, para que no te suceda algo peor” Juan 5, 8-­‐14. Buscamos alivio y no curación. Cuando sufres ¿estás dispuesto a separarte de ese sufrimiento lo necesario para analizarlo y descubrir el orígen que está detrás? O es preferible dejar que sufras por lo mismo una y otra vez; en diferentes ocaciones, en diferentes tiempos, con diferentes personas, pero ¿sufrir por lo mismo? Los pañitos de agua tibia y los alivios, son generadores de sentimientos negativos. Las dudas, las preguntas no resueltas o las versiones encontradas dificultan el encuentro con la realidad. Por lo tanto, reestablecer relaciones requiere de la verdad y mi completa disposición para aceptarla y asumirla. De lo contrario nos negamos a la posibilidad de que Dios trabaje esas zonas dolorosas pero necesarias para mi desarrollo integral. Al médico hay que darle los síntomas precisos para que pueda descubrir que enfermedad tenemos y que tratamiento debemos seguir.

“Entonces no conocías a Dios y eras esclavos de unos dioses que no eran dioses; pero ahora que conoces a Dios, mejor dicho, que él los reconoce, ¿porqué se vuelven de nuevo a los débiles y pobres elementos, a los cuales nuevamente quieres servir otra vez como esclavos?” Gálatas 4,8-­‐9. Donde hay amor no hay deseos. Y por eso no existe ningún miedo. Si amas a alguien de verdad, sin los cristales de los deseos, sin el como yo quiero, como yo deseo, como yo quería que fuese, como yo pensaba, como yo soñaba… Aceptándolo como es, sin miedo a que se vaya, a que me falte, a que no me quiera. Por que en realidad ¿Qué deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o a alguna imagen que no existe? En cuanto puedas desprenderte de estos deseos-­‐apegos, podrás amar.

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Enamorarse; un deseo

Enamorarse, tampoco es amor, sino desear para ti una imagen que te imaginas de esa persona. Todo es un sueño, porque esa persona no existe. Por eso cuando conoces la realidad de esa persona, como no coincide con lo que tú te imaginabas comienzan los problemas. Y no sólo en el campo del amor sino con todas las relaciones. De ahí vienen las “ zorrillas” de las que hablamos al inicio, cuando no sentimos satisfechos nuestros deseos, no piensan y actúan como queremos, comenzamos a tener actitudes negativas que envenenan nuestro corazón y afectan por lo tanto nuestras relaciones y lo peor es que muchas veces no nos damos cuenta, porque es interno.

la verdad por miedo a que el otro se desilusione porque en el fondo sabemos que el enamoramiento solo se alimenta de ilusiones e imágenes idealizadas. La gente insegura no desea la felicidad de verdad, porque teme el riesgo de la libertad, y por ello prefiere la droga de los deseos. Con los deseos viene el miedo, la ansiedad, las tensiones, la desilusión y el sufrimiento continuo. Vas de la exaltación al desespero, ¿Vale la pena? ¿Cuánto dura el placer de creer que has conseguido lo que deseabas?

El “yo” y los deseos El “yo” es un impedimento para amar. Porque esta lleno de deseos, de complacencia personal. Cuando eliges, o comparas, o pides compensaciones, es porque necesito a esa persona para amarme a mí mismo. Jesús lo tenía claro. Nació con un propósito: Vivió para servirnos y murió para salvarnos.

La esencia de todo enamoramiento son los deseos. Deseos que generan celos, sufrimientos, infidelidades, deseos de venganza, manipulación. Porque al no estar ubicados en la realidad, vivimos en la inseguridad y en la desconfianza de los miedos a que todos nuestros sueños se acaben, se vengan a bajo. Cuando estamos enamorados no nos atrevémos a decir toda 6 Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: periodicoyosoy@hotmail.com *Ilustraciones: Cortesía de Fano Visita Nuestra página web: www.periodicoyosoy.com


¡Despierta!

Padre?” Si no hacemos lo que Dios quiere y nos dedicamos a fabricar un dios “tapa-­‐ agujeros”es que estamos dormidos. Ojo, Lo que importa es responder a Dios con el corazón y con acciones.

Si estás doliéndote de tu pasado, es que estás dormido.

“Despierta tú, que duermes y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará”. Efeisios 5,14. Despertarse, es espiritualidad, porque sólo despiertos podemos entrar en la verdad y descubrir qué lazos nos impiden la libertad. Lo importante es el evangelio, no la persona que lo predica, ni sus formas. Eres tú el que tiene que interpretar el mensaje personal que encierra para ti, en el ahora. ¿Quiénes crees que mataron a Jesús? ¿Los malos? No. Lo asesinaron los buenos de turno, los más respetados y creídos en aquella sociedad. Los escribas, los fariseos y sacerdotes; y si no andas con cuidado, asesinarás a Jesús mientras vives dormido.

¿Y cómo sabré si estoy dormido?

“No recuerden lo antaño, no piensen en el pasado;” Isaías 43,18 Lo importante es levantarse para no volver a caer. La solución esta en tu capacidad de comprensión y de ver otra cosa aparte de la que sucedió. Ver que hay detrás de cada suceso. El pasado está muerto y el que se duerme en el pasado está muerto, porque sólo el presente es vivo si tú estás despierto en él.

¿Tu sufres? Es que estás dormido. “Renovaos en vuestro espíritu y en vuestra mente”. Efesios 4,23. Gran parte de nuestro sufrimiento es mental. Sufrimos porque dependemos de nuestros deseos y porque decidimos alimentar ideas negativas todos los días. Si mantienes esa actitud de sufrimiento el dolor no te permite ver otras cosas hermosas que sí valen la pena disfrutar. El sufrimiento sólo esta dentro de ti, en tu cabeza y tu corazón.

Jesús lo dijo en el evangelio: “¿Por qué dicen Señor, Señor, si no hacen la voluntad de mi 7 Por: Diana Fernanda Vásquez S. Tel: 315 309 9114 Escríbenos: periodicoyosoy@hotmail.com *Ilustraciones: Cortesía de Fano Visita Nuestra página web: www.periodicoyosoy.com


¿Tienes problemas? Es que estás dormido. “Mirad por vosotros mismos”. Marcos 13,9. Es la mente humana confabulado con el “ego”el “yo”, los que crean los problemas. Me dijeron, me hicieron, me miraron mal, me hablaron golpeado, no me tuvieron en cuenta. Pero cuando soy yo el que digo, hago, miro mal, hablo golpeado, no tengo en cuenta a… Ya el problema es del otro. Cuantas veces despertamos, damos gracias a Dios por el día y comienza nuestra mente a pensar en lo que pasó, en lo que contestará tal persona si le digo esto y en la cara que hará mi hijo cuando le diga aquello y lo que me tiene que escuchar mi pareja, y nos enojamos sin habernos levantado siquiera. Cuando ponemos los pies en el suelo estamos que volamos. Tú pones el problema. Es tu “yo” que lo genera.

¿Qué es estar despierto? “Estén atentos y despiertos, porque no conocen el día ni la hora”. Marcos 13,33

Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, ni como sacrificio, ni con esfuerzo, sino como una situación de aprendizaje. La vida sigue contigo o sin ti, a la vida no le importan, ni le afectan tus sufrimientos, tus problemas, tus deseos. Ella sigue su curso. Sólo tienes que enterderlo, acoplarte y hacer unidad con ella, así tu vida cobra sentido. Jesucristo murió cruelmente masacrado, y la vida siguió. Jesús era portador de luz. Por ello predicaba las cosas más raras y contrarias al judaísmo, a sus creencias e interpretaciones religiosas. Hablaba con las mujeres (no permitido en esa cultura), comía con ladrones y prostitutas. Además interpretaba la ley mejor que cualquiera de los sacerdotes o ancianos. Y aún así lo mataron. Y la vida siguió y sigue su curso. La muerte de Jesús descubre la realidad de una sociedad que está dormida, y por eso, su muerte es luz. Es el grito para que despertemos.

Estar despierto no cambia la rotación de la tierra, ni cambia en curso de la vida, todo sigue igual, pero tú éres el que ha cambiado para entrar en la realidad. Ya todo lo ves claro. Le preguntaron a un maestro oriental ¿Qué cambio has notado al ver con claridad?, El contesto: “Primero tenía depresión, y ahora sigo con la misma depresión, pero la diferencia está en que ahora no me molesta.

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dejen atrapar de nuevo en el yugo de la esclavitud”. Gálatas 5,1

Despertarse “Si” vale la pena.

Despertarse a la luz de Dios es la única experiencia que vale la pena. Abrir bien los ojos para ver que la infelicidad no viene de la realidad, sino de los deseos y de las ideas equivocadas. Para ser feliz no necesitas sino a Jesús en tu corazón. No has de hacer nada, ni conseguir nada, sino deshacerse de las ideas, ilusiones y fantasías que no te dejan ver la realidad. No pases tu hermosa y corta vida escondiéntode detrás de aquellas zorrillas producto de los deseos, y de las miserias de las que te averguenzas.

Despierta; levántate y mira!!! “Cristo nos ha liberado para que seamos hombres libres; permanezcan firmes y no se

Necesidades emocionales para conseguir la felicidad en el exterior, no hay ninguna. Puesto que tu éres el amor y la felicidad en ti mismo, y sólo mostrando ese amor y gozándote en él vas a ser realmente feliz. La respuesta de amor del exterior agrada y estimula, pero no te das más felicidad de la que tu dispones, pues tu éres toda la felicidad que seas capaz de desarrollar. Dios es la Verdad, la felicidad y la Realidad. El es la Fuente dispuesta siempre, para llenarnos en la medida que libremente, nos abramos a él. Esta felicidad es directamente proporcional a tu entrega a Dios y el trabajo personal que realices. (estamos hablando de cambios y aceptaciones).

El amor es impersonal El amor no se mete en la personalidad. El amor es, y fluye por medio de ti; tú no lo fabricas. El amor no sabe de deberes, compromisos, gratificaciones, porque el amor es libre y gratuito. El amor existe, aunque no hubiera nadie allí. Es nuestra escencia y se manifiesta en una manera de ser, un estado del alma, y está en consonancia con la capacidad de ver y existir, y en cuanto veas y seas tú mismo libremente, no podrás ser otra cosa que amor. El amor va siempre unido a la verdad y a la libertad, y por eso nunca es débil. Jesús fue siempre amor, y a eso nos invita a que despertemos al amor y dejemos de ser esclavos de nosotros mismos, de nuestro ego, de nuestros deseos. Ver 1Corintios 13,4. 9

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enfermedad, en tu día a día, hasta en tus errores para poderte corregir, pulir, enseñar y guiar. Es tiempo de empezar a eliminar esas Zorrillas que sólo enlodan el templo de Dios; el corazón. ¡Bienvenido niño Jesús! Al mundo, a mi corazón.

Dios no habita ni en el alma, ni en el espíritu de nosotros. Habita en nuestro cuerpo, exáctamente en el corazón de cada uno, por eso debemos cuidarlo y así hacer del corazón un espacio, aseado, pintado de los colores de la paz, la alegría, la bondad, equilibrio y mucho amor. Dios, se deleita en nosotros, dándonos cosas buenas, para que la estancia en esta casa terrenal sea agradable, acogedora y estemos dispuestos a trabajar por conservar ese lugar que Cristo pagó a muy alto precio. Despertar es abrir los ojos para aprender a limpiar nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espírtu, de todo aquello que nos aparta de una maravillosa vida eterna con El Señor. Este bebé hoy te dice: Despierta, prepara tu corazón, que en él quiero habitar. Porque Dios quiere ser parte de toda tu vida, no sólo los domingos, no sólo en el curso bíblico, no sólo cuando oras, o cuando sirves en tu ministerio. El quiere que lo tengas en cuenta para todo: en tus planes, en tus relaciones, en tu trabajo, en tus juegos, en tus acividades, en tu cansancio, en tu

Esta información la tomé en un libro de “Anthony de Mello”, que mi hijo Emmanuel me sugirió en ese instante en el que me disponía a trabajar en esta edición y que estoy segura fue el Señor quien me lo hizo llegar para complementar el tema. Agradezco al Señor el permitirme entrar en sus vidas a través de cada número y a ustedes por recibirlo. Espero que haya sido de beneficio para la edificación de una nueva etapa en su vida espiritual. No olvidemos que nuestra meta esta en lo eterno; por lo tanto nuestros planes y acciones deben ser proyectados hacia esa dirección. Para eso Dios puso en nuestro camino a Jesús, nuestro guía, nuestro Salvador. A todas las personas que de alguna manera aportaron y colaboraron para la edición y publicación de este periódico durante el año, a Juan Sebastian y a Carolina por regalar la pagina web de “Yo Soy” mil gracias y que Dios se glorifique en ustedes con esas promesas que tiene para los que trabajamos en la obra del Señor. La empresa más grande y más importante: ¡La salvación de las almas!

¡Feliz navidad! 10

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