SOBERANÍA ALIMENTARIA NO. 1 _ 2020
sumario 04
Tres miradas a la agricultura en Viñales
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Geisy Guia Delis
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El debate sobre los transgénicos en Cuba, explicado
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Elaine Díaz
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Agromercado: una realidad que toca el bolsillo Joyme González
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El mundo según Salcines Tomás E. Pérez
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Cuba-Estados Unidos: Let’s talk about business
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Elaine Díaz
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Agroecólogo cubano propone alternativas al uso de los pesticidas durante la COP 13 Elaine Díaz
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sumario 111
Cuba aboga por inclusión de experiencias de los pueblos indígenas en los estudios sobre biología sintética
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Elaine Díaz
116
Ariel Ruiz Urquiola: «alguien está mintiendo»
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Geisy Guia Delis, Ismario Rodríguez, Elaine Díaz
121
Cuba apuesta por el tratamiento de aguas para producir alimentos
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Geisy Guia Delis
127
El programa de plantas proteicas en Cuba, explicado
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Elaine Díaz, Liliam Marrero Santana
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La mujer que nunca se va a morir Mónica Baró
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Tres miradas a la agricultura en Viñales GEISY GUIA DELIS
Melissa Vidal es una osteópata francesa de 30 años que vino a la Isla por primera vez en 2015. La naturaleza exuberante de Viñales la fascinó de inmediato y en una de esas típicas casas de madera, con los mogotes de fondo, conoció a un joven campesino y encontró el amor. Melissa nació en un pequeño poblado de Marsella con tradición agrícola. Allá las casas tienen sembrados para autoconsumo, improvisados en cualquier espacio de tierra disponible. En las granjas, incluso en las de pequeños agricultores, se trabaja con sofisticada maquinaria, pero ella prefiere un método aún vigente en Cuba: la tracción animal y el sistema de regadío que depende de la lluvia. Considera que así se forma una relación más orgánica entre la naturaleza y el hombre. “Tuve la suerte de crecer en un pueblo que es muy militante, entonces por cualquier cosa, sea algo político, cultural, feminista, se arma un lío.
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INICIO Cada semana, en un cine muy bueno en el que solo se proyectan películas militantes, se imparten conferencias y se debate un tema diferente”, me explica ella. Ese es el capitalismo francés que conoce. Uno en el que la comunidad tiene tiempo para encontrarse en la noche y discutir. Este activismo de sus coterráneos influyó, al parecer, en la creación de asociaciones y movimientos que cuestionaban la forma en que ellos, los campesinos de Marsella, sembraban y el rumbo que estaban tomando sus acciones para con en el planeta. Después de muchas reuniones, decidieron crear un mercado de venta directa que agrupara a todos los productores de los alrededores que querían salir de los grandes supermercados. La idea era dar más valor al trabajo de campo ya que al granjero le estaban comprando el litro de leche a 0,20 centavos y luego se lo vendían a 1,50 euros a las mismas personas de la localidad. Básicamente, decidieron no perder el control de sus productos y pensaron una estrategia para que todos se beneficiaran. Y no es que en Viñales se carezca de un cine que proyecte filmes de ese cariz o que no haya militantes en esta zona. Puede que el problema sea la certeza de que pocos grupos han podido prosperar al margen de las organizaciones de masas creadas en la Revolución. O tal vez, quién sabe, todo el asunto se limita al cambio climático, que con tanto calor no dan ganas de reunirse con otros campesinos, dígase miembros de la cooperativa agropecuaria, una noche de sábado para generar ideas. Podrían hacerlo, pero ese no es el modo cubano de hacer las cosas. Crear, sostener
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INICIO y hacer un huerto sin pesticidas y fertilizantes químicos no ha sido para Melissa una tarea fácil.
Desde que está en Viñales, Melissa prefiere cosechar al ritmo de la naturaleza. (Foto: Alba León Infante).
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Luis Morales no conoce otra profesión que la de ser campesino. (Foto: Alba León Infante).
Luis Dice Luis Morales a sus 68 años que la vida es un vaivén y que en ese baile él no ha salido ganando. Tenía 17 cuando a su padre lo mató “un trueno”. Ya tenía un hijo cuando esto sucedió y a esa edad le tocó también criar a sus hermanas. Dice que en el amor no le fue bien, se juntó cinco veces con alguna que otra mujer y de esas, solo en una ocasión lo hizo con papeles. Entre sus hijos e hijastros suman 15 y todos le llaman Coronel Morales. Luis nació en 1951 en la casa de sus abuelos en Viñales, justo al lado de los mogotes Dos Hermanas. Estudió solo hasta 6to. grado y de inmediato se puso a trabajar en el campo. Con los años se hizo de 13 hectáreas de tierra. Todo lo que ha sido y lo que es comienza con la agricultura. Desde que Luis Morales trabaja la tierra es miembro de la Cooperativa Antonio Maceo de Viñales. Si alguien sabe cómo ha evolucionado este
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INICIO Parque Nacional hasta convertirse en un centro turístico es él. Asegura que fue amigo de Antonio Núñez Jiménez y que juntos exploraron cuevas y ríos escondidos dentro de las montañas antes de que se pintara el Mural de la Prehistoria con colores tan brillantes y llegaran los primeros turistas. Morales comenzó a trabajar en Frutas Selectas en 1977. Toda su producción de aguacates, cítricos, tomates y pimientos era destinada al turismo. En los hoteles de la zona, en Los Jazmines, la Casa del Veguero, en el Mural de la Prehistoria podía hacer ventas directas, sin intermediarios. Cuando en la empresa se eliminó esta posibilidad y las ventas se hacían mediante un tercero, el negocio ya no era tan rentable y Morales comenzó a producir a demanda y eventualmente terminó su contrato. Después de esto, por lo general sembraba 6 hectáreas con boniato, 2 o 3 con maíz y las demás con plátanos. Así todos los años, dos o tres productos. Morales decidió que este año volverá a sembrar frutales como parte de un proyecto que tiene la cooperativa, que incluye además ocho colmenas para la polinización y un organopónico. Ya compró a la biofábrica de Pinar del Río unas 300 posturas de mango, anón y guayaba enana. Se ha puesto un compromiso: tener preparado el abono orgánico antes de comenzar a plantar. Sin dudas, un acto valioso que tendría mayor impacto si él no hubiera aplicado también otros procedimientos. Cuando Luis aró su tierra a principios de año se dio cuenta de que seguía infectada de una hierba mala que él llama malanguilla y es similar a la cúrcuma. Dice que es una enfermedad que agarra
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INICIO el sembrado y mientras más trabajas la tierra más fuerza coge. La solución se la dio un amigo suyo, especialista en Sanidad Vegetal, que le regaló un herbicida. No sabe el nombre pero asegura que es tan fuerte que para poderlo usar en la fumigación solo se le puede echar a una mochila una lata del tamaño de las que traen leche condensada. Además de agua, a ese producto se le agrega un jarro de 5 libras de urea: un fertilizante químico que puede producir óxido nitroso, un gas 300 veces más contaminante que el CO2 y que también genera nitrato, un elemento químico tan agresivo que es capaz de provocar acidez en los suelos y daños a la salud de las personas. Luis Morales esparció en su finca este preparado que le recomendaron y a los 8 días las temidas malanguillas comenzaron a desaparecer. Que la urea puede generar gases de efecto invernadero Luis Morales no lo sabe muy bien. Tampoco le queda muy claro que el uso de fertilizantes químicos en los productos agrícolas ocasione daños a la salud o sean considerados como un factor de riesgo en la aparición de enfermedades cancerígenas. Sabe que hay productos controlados y que algunos líquidos deben usarse con moderación pero no ha leído nada al respecto. Sí sabe que en el mundo hay una creciente preocupación por rescatar la siembra y producción orgánicas pero cree que tiene que ver con los daños al medioambiente. También sabe que el herbicida que le regalaron no puede aplicárselo a los frutales porque se mueren. “Hay por acá un campesino que perdió una horrible cantidad de piña porque fumigó con el herbicida que mata la aroma y fíjate, que donde
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INICIO fumigues con eso durante cinco años no puedes sembrar nada”, me cuenta. La tierra queda estéril y nada crece, lo que sea que plantes absorberá el pesticida. Morales tampoco es un hombre que ande probando a ciegas, él busca asesoramiento para sus cultivos con el técnico de la cooperativa, con especialistas de la biofábrica y de la empresa de semillas. Puede identificar con nombres y apellidos a quien le dio cada consejo, aunque escucharle hablar genera incertidumbres. “Si la piña tiene 17 hojas le puedes echar carburo”, para él este es un hecho tan cierto como que la Tierra gira alrededor del Sol. Me cuenta una historia que valida su método científico. “Cuando Pedrito Blanco desaloja a la comunidad Los Acuáticos porque se niegan a votar por él, una señora cogió el carburo que se usaba para pintar las casas y para prender las lámparas de noche, y se lo echó arriba a las matas de piña. La idea era que se murieran y nadie pudiera aprovechar los frutos, mas lo que sucedió es que a los 10 días las matas estaban paridas. Ella quería secarlas y mira lo que salió de ahí”. Esta historia, de ser cierta, ocurrió en la década de 1940 pero Morales la cuenta como si hubiera ocurrido ayer. El carburo de calcio es altamente inflamable si entra en contacto con el agua o la humedad y en algunos casos se ha utilizado como explosivo. “Yo una vez tuve un piñal de 10 000 matas que compré en San Cristóbal a través de la empresa Frutas Selectas y no me llegó a producir. Yo no encarburaba, era una piña chiquita y perdí esa compra. Después de eso aprendí, una cucharada y tienes piña todo el año”. Dice también que el limón se logra si se recicla el agua enjabonada, no la que
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INICIO tiene detergente, y se hace un tanque de espuma y con eso se fumiga. Luis Morales este año quiere diversificarse, está poniendo la mira en el turismo y junto a su hijo Luisito está planeando poner unas mesas con sombrillas de guano para consumir refrescos y compartir. Separó el espacio en su vega para asfaltar un camino por donde puedan entrar los carros. Tiene unas matas de almendras creciendo para que en el futuro den sombra y caigan hojas en el patio. Morales es un hombre de estos tiempos con una manera de hacer de antaño.
La finca de Perico ocupa solo una hectárea de tierra. (Foto: Alba León Infante).
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INICIO Yoenis Yoenis Morales García tiene 26 años pero toda su vida le han llamado Perico. Los recuerdos que tiene de la escuela comienzan con la rutina de levantarse a las seis de la mañana, casi en penumbras, con una lámpara de gas. Su madre se levantaba a las cinco para hacer el desayuno, así todos los días hasta que Perico cumplió doce años. Justo en ese tiempo la Embajada de Francia donó 43 paneles solares a la comunidad y a la familia de Perico le tocó uno. Él recuerda que aquel panel no cubría todas las necesidades pero servía para ver televisión, conectar una grabadora y cargar cuatro baterías para tener luz en la noche. En 2015, él y otros guajiros pusieron los primeros postes para la corriente eléctrica. La electrificación había llegado al Valle. A Perico lo único que realmente le ha gustado es ser campesino. Intentó estudiar Gastronomía y no terminó la carrera, luego probó a ser panadero, se graduó y aun así decidió quedarse a trabajar el campo. Tiene una hectárea de tierra dentro de la propiedad de su abuelo. Cuando a los 17 años dejó la escuela, su abuelo y su padre le enseñaron a arar, a peinar y a sembrar. Dice que con 19 años experimentó la verdadera libertad cuando tuvo dinero suficiente para comprar un bohío, desarmarlo, traerlo con bueyes y volverlo a armar en su pedacito, a su gusto. Comenzó con lo típico, una arboleda con matas de plátano, aguacate y mango. Su casa entre los mogotes de Viñales era un paraíso. Allí conoció a su novia y con ella visitó Francia.
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INICIO Lo que más le impresionó de su primera experiencia en ese país fue sentir en el paladar la diferencia entre los productos cultivados de manera orgánica y los que vendían en el mercado las grandes marcas. No solo el sabor y el tamaño eran diferentes, sino los precios; los productos ecológicos eran más costosos. “Allí pude comprender que la mayoría de las enfermedades vienen a través de la alimentación. Si cuesta más trabajo producir sin químicos es lógico que las frutas y los vegetales ecológicos cuesten más. La gente en Francia entiende la diferencia y están dispuestos a pagar por eso”, me explica. Ese viaje fue su motivación y a su regreso se propuso hacer una finca de producción agroecológica. “Mi novia me ayuda y trabaja muchísimo. Juntos un día decidimos hablar con el presidente de la cooperativa, con el presidente de la empresa de tabaco y con otras instituciones acá en Viñales. Me decían: Sí, te vamos a dar ayuda, te vamos a dar apoyo. Yo esperé hasta que finalmente se organizó una reunión con la gente del Parque Nacional. Hicieron un listado de los jóvenes que estaban interesados en la agroecología y nosotros nos anotamos. Desde ese momento todo empezó a caminar. Ellos venían dos veces por semana, daban instrucciones, ayudaban a planificar qué cultivos intercalar, cuáles no, daban medidas prácticas para el buen uso y protección de los suelos. Puedo decir que nos están dando una buena asesoría además de material de trabajo. Por ejemplo, el alambre para cercar y la malla para hacer el huerto”, continúa Perico. Casi dos años lleva este proyecto, el objetivo es poder hacer una finca
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INICIO ecológica, integral y de ciclo cerrado como sugiere la Permacultura. Perico cada vez se siente más cerca de lograrlo. Recientemente, incursionó en la lombricultura. Colocó tres colmenas para hacer miel, hace su propio compost y está el huerto, para autoconsumo. En 100 metros cuadrados hay lechuga, pepino, brócoli y col china. Siempre tuvo cantidad pero no variedad. Él y su novia sembraron varias especies de mango, guayaba, aguacate, pera, algodón, marañón, chirimoya y guanábana. Son árboles jóvenes que aún están creciendo. La idea de Perico es poder vender también a la comunidad, a los vecinos que tienen restaurantes y otros negocios. “Yo aún no hago distinción en el precio de mis productos, pero siempre explico a todo el que compra que se está llevando algo orgánico, que nosotros no ponemos químicos. Le damos promoción para que la gente se siga motivando”. Dice Perico que tiene la suerte de vivir en una provincia tabaquera porque él utiliza la vena de tabaco para preparar su pesticida, totalmente natural. La gallinaza y cal las usa para alimentar el suelo. Además, en Viñales se está desarrollando una tienda de productos agropecuarios que de vez en cuando oferta insecticidas y biofertilizantes. Le gusta arropar árboles con mucha hierba seca, que es buena en la formación de microorganismos que mejoran los suelos y que al mismo tiempo fertiliza. Es un ciclo más lento, como las cosas importantes de la vida, pero hermoso.
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Luis Morales. (Foto: Alba León Infante).
La dirección de Luis Morales es Mogote A, Viñales. Dentro de las trece hectáreas de su tierra, una hectárea la ocupa Perico con su finca La Armonía. En esta vega la cosa más delicada es el huerto que construyó Melissa, con sus mandalas y las flores brillantes para atrapar insectos. Tal como no hay dos ramas idénticas en un mismo árbol, no hay familiares iguales. Perico y su abuelo conviven juntos pero ambos representan dos maneras diferentes de ser campesinos en Cuba. Las tierras de Luis Morales le pertenecen a la cooperativa Antonio Maceo. Cada año, como representante de las trece hectáreas, Morales hace un contrato con la cooperativa en el que se compromete a entregar cierta cantidad de productos. Para poder legarles algo a sus hijos y para que Perico no pierda su hectárea, Luis Morales debe trabajar hasta su último día de vida la tierra y no puede aspirar a jubilarse. Entonces, uno tiene que pensar en cómo cumplir el acuerdo mientras el
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INICIO otro se puede permitir experimentar con la agroecología. Es un equilibrio complejo el que mantiene la armonía. Es también una especie de amor.
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El maíz FR-Bt1 fue la primera planta transgénica producida en Cuba. (Ilustración: Monkc).
El debate sobre los transgénicos en Cuba, explicado ELAINE DÍAZ
1. ¿Qué son los transgénicos? La Organización Mundial de la Salud define los transgénicos como organismos (plantas, animales o microorganismos) en los que el material genético (ADN) ha sido modificado de una manera que no se corresponde con el apareamiento y/o la recombinación natural. Los genes individuales seleccionados son transferidos entre organismos de diferentes especies o de especies relacionadas. Mediante el uso de técnicas de ingeniería genética se aíslan segmentos del ADN de un ser vivo y se introducen al genoma de otro. El objetivo de esta manipulación es conferirle al organismo modificado características específicas
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INICIO que lo hacen comportarse de manera diferente al organismo en su variante nativa, refiere el prólogo del libro Transgénicos, ¿qué se gana? ¿qué se pierde? (Acuario, 2009). En el caso de las plantas, por ejemplo, se busca que sean resistentes a eventos climáticos extremos como la sequía o las inundaciones intensas, a plagas, que sean tolerantes a herbicidas y plaguicidas y que fortalezcan o enriquezcan sus propiedades alimenticias. 2. ¿Se han modificado genéticamente organismos en Cuba? Sí. En el año 1989, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba obtuvo los primeros ratones transgénicos para el estudio de enfermedades humanas, específicamente, la hepatitis B. En 1994, investigadores de este mismo centro recibieron el premio de la Academia de Ciencias por la obtención de tilapias transgénicas con mayor nivel de crecimiento destinadas al consumo humano. Las investigaciones demostraron que las modificaciones genéticas realizadas lograban más de un 80 % de incremento en el crecimiento de los peces transgénicos. Un artículo publicado en 1999 en la revista Marine Biotechnology reveló que no se detectaron efectos negativos en la salud humana luego del consumo de los mismos. A un grupo de hombres y mujeres voluntarios se les dio de comer tilapias transgénicas. La carne se evaluó bien en cuanto a sabor y, además, distintos parámetros clínicos y bioquímicos mostraron que no había diferencias
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INICIO entre individuos que habían comido tilapia transgénica o tradicional. Durante la siguiente década se desarrollaron otros proyectos para la obtención de organismos transgénicos usados en la evaluación de fármacos y sus mecanismos de acción y se hicieron los primeros experimentos en laboratorios con plantas de caña de azúcar, papa, maíz, tomate, boniato, arroz, plátano, café, piña, tabaco, entre otros, para lograr que fueran resistentes a determinadas plagas y tolerantes a herbicidas, según Eduardo Freyre y Mayling Chan, en su artículo “Cultivos transgénicos, ¿a qué riesgos nos exponemos?”. El CIGB tiene aprobados en el registro de variedades, hasta el momento, “dos líneas transgénicas de soya, una variedad transgénica de maíz, y tres híbridos transgénicos de maíz”, declaró Abel Hernández, investigador de este centro, en entrevista publicada en Cubadebate. Además, se encuentran en fase de desarrollo tres nuevas líneas de soya transgénica y en 2017 “se deben registrar los primeros híbridos de maíz transgénico que queremos se escale en producción”, añadió.
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INICIO 3. ¿Qué es el maíz FR-Bt1? Es la primera planta transgénica producida en Cuba. Fue obtenida a partir de la variedad FR-28, con alto potencial de rendimiento, la cual se modificó con los genes que codifican para una toxina producida originalmente por una bacteria (Bacillus thuringiensis), y que le confieren resistencia a la palomilla del maíz (Spodoptera frugiperda), principal plaga que afecta al cultivo en el país. La modificación (o evento transgénico) incluye también genes que confieren resistencia a la aplicación del herbicida glufosinato de amonio. El FR-Bt1 fue liberado al ambiente natural el 15 de mayo de 2009, pero “hasta ese momento se pensaba que el trabajo con organismos modificados genéticamente se mantendría en los laboratorios en tanto se tuvieran todas las evidencias de que no causarían daños al ambiente y a la salud humana”, dijo el ingeniero agrónomo Fernando Funes-Monzote en entrevista con IPS en abril de 2012. En febrero de 2009, un reporte publicado en Juventud Rebelde reveló que “como parte de un ensayo de campo con maíz transgénico FR-Bt1 […] se plantaron tres hectáreas de este cultivo en la Finca de Semillas de la Granja Urbana, perteneciente a la Empresa de Cultivos Varios Valle del Caonao, que está ubicada en Yaguajay”, Sancti Spíritus. En 2010, el mismo rotativo anunció que se sembraron alrededor de 2 684 hectáreas adicionales de maíz transgénico en la provincia para elaborar pienso animal con el objetivo de sustituir importaciones. En 2011, se plantaron 228
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INICIO hectáreas del cereal en la Empresa de Cultivos Varios Horquita de Cienfuegos. Durante la presentación de la variedad FR-Bt1 en el congreso Agrobiotecnología 2008, Carlos Borroto, entonces vicedirector del CIGB, refirió que esta permitía alcanzar mayores rendimientos y producciones. “Nosotros hemos logrado obtener rendimientos a partir de la parcela experimental de CIGB superior a las siete u ocho toneladas por hectáreas”, declaró Hernández a Cubadebate en 2016. “Hay que ver, cuando se escale a parcelas más grandes, si ese rendimiento varía un poco, pero nosotros estamos apostando que al menos produzca unas cinco toneladas por hectáreas”. Entre 2009 y 2011, el rendimiento estuvo entre las tres y las cuatro toneladas por hectáreas, según Hernández. Datos del Anuario Estadístico de Cuba confirman que en 2015 el rendimiento agrícola en las producciones no estatales de maíz tradicional fue de casi 2,5 toneladas por hectárea; mientras en las estatales fue de 1,87. 4. ¿Cuáles son las principales objeciones agroecológicas a la siembra de maíz FR-Bt1? Durante el año 2010, varios agroecólogos, entre los que se encontraban Funes-Monzote y el ingeniero agrónomo Narciso Aguilera Marín, cuestionaron la falta de información y transparencia por parte de las instituciones estatales implicadas con respecto a la siembra a campo abierto del maíz FR-Bt1.
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INICIO Entre las principales objeciones a la plantación de maíz transgénico los agroecólogos incluyen: • La ausencia de estudios comparativos públicos entre variedades criollas de maíz y el FR-Bt1 bajo condiciones similares que permitan analizar el rendimiento agrícola y las posibilidades de reutilización de las semillas. Un recorrido realizado por Aguilera Marín durante el año 2010 por varias fincas con cultivos de maíz transgénico en el municipio Mayajigua, Sancti Spíritus, reveló que “los rendimientos de hasta 6,8 toneladas por hectárea pudieron estar más bien definidos por la densidad de plantación que por el rendimiento individual de las plantas”. La cantidad de plantas por unidad de superficie sembradas en el caso del maíz tradicional y el transgénico son diferentes. Mientras el primero se siembra “a un marco de plantación de 0,85 metros entre hileras y 0,80 metros entre plantas; al maíz FR-Bt1 lo sembraron a la misma distancia entre hileras, pero a unos 0,20 y 0,25 metros entre plantas. […] De esa manera, una hectárea de maíz tradicional tendría unas 15 000 plantas, mientras una hectárea […] de maíz transgénico estaría ocupada por una población de 47 000 plantas. La diferencia es de 32 000 plantas. Desde este punto de vista, y observándose la obtención de dos y cuando más tres mazorcas por plantas, en el caso
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INICIO del maíz transgénico, […] los mayores rendimientos se alcanzaron debido a la densidad poblacional”. Otros atributos provenientes de la variedad base no transgénica (FR-28) también influyen positivamente en el rendimiento agrícola del maíz transgénico. No obstante, añade Aguilera Marín, muchas de las variedades tradicionales que usan los campesinos en estos sitios producen dos y tres mazorcas por plantas. Algunas, como el denominado ‘Maíz de 70 Días’, adelantan en casi veinte días la cosecha y los rendimientos son de 3,4 toneladas por hectárea sembrada de la manera tradicional (a 0,85 metros por 0,80 metros). “También es tolerante a la palomilla, pues es poco atacado por la misma, y de sembrarlo a similar marco de plantación que el transgénico –tienen hábitos de crecimiento y portes parecidos–, se obtendrían resultados bien interesantes y sin riesgos, ni la necesidad de licencia para sembrarlo”. Esta variedad no emplea fertilizantes ni herbicidas, por lo que el costo de producción es menor. “Y [los campesinos] pueden cosechar sus semillas y emplearlas en la próxima cosecha con similares rendimientos potenciales”, concluye el investigador. • Irregularidades en el proceso de implementación de la siembra del maíz transgénico en Cuba, que pudieran generar la contaminación de los cultivos tradicionales.
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En el artículo “Estado actual y perspectivas de la comercialización de plantas transgénicas”, Ariel Arencibia y Pedro Oramas proponen la implementación de varias medidas agronómicas para evitar la contaminación genética o el flujo de genes de un campo transgénico a otro no transgénico. Entre ellas se sugiere “la producción de híbridos transgénicos que producen polen estéril, la utilización de barreras biológicas a la dispersión efectiva del polen, el empleo de proteínas altamente específicas para el control de insectos, […] el empleo de herbicidas como marcadores de selección y no antibióticos, […] y el control de la introducción y uso de plantas transgénicas en sus centros de origen y biodiversidad”. Según declaraciones de Funes-Monzote a IPS en 2012 después de un recorrido por varias fincas de Sancti Spíritus, “no se están teniendo en cuenta las orientaciones de seguridad biológica. Es decir, la tecnología no se está aplicando como originalmente se concibió, lo que pone en riesgo las variedades tradicionales de maíz”. No todos los campesinos están siguiendo las indicaciones tecnológicas, ni tuvieron la debida capacitación o asistencia técnica. Vimos que algunos se han pasado la semilla de unos a otros, la siembran sin precaución alguna y desconocen las condiciones claramente definidas por el Centro Nacional de Seguridad Biológica. —Fernando Funes-Monzote, agroecólogo
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De acuerdo con Aguilera, “todas las siembras están juntas, al lado o relativamente cerca del resto del maíz tradicional. Muchas veces íbamos atravesando un campo para llegar a donde estaba el transgénico y no los dividían ni una guardarraya. Concluía la última hilera de maíz tradicional e iniciaba la otra del transgénico”. • La insecto-resistencia, que ocurre con mayor probabilidad en los cultivos transgénicos que en los convencionales. El Grupo de Ciencia Independiente, con sede en Londres, refiere que “los cultivos Bt [como el maíz FR-Bt1] violan el principio básico y ampliamente aceptado de manejo integrado de plagas (MIP)”. El uso de una sola técnica de manejo de plagas tiende a provocar cambios en las especies de plagas o la evolución de resistencia a través de uno o más mecanismos. “En general, mientras mayor sea la presión de selección en el tiempo y espacio, más rápida y mayor será la respuesta de evolución de la plagas […]. Cuando el plaguicida es incorporado a la planta, mediante ingeniería genética, la exposición de la plaga pasa de mínima y ocasional a exposición masiva y continua, lo que acelera dramáticamente la resistencia”. “En una planta transgénica el insecto dispone de alimento durante todo el ciclo biológico, a diferencia de los métodos convencionales de control, que realizan aplicaciones puntuales de insecticidas. En este caso, la plaga posee un menor tiempo de
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INICIO exposición al insecticida y, por ende, menor probabilidad de desarrollar insecto resistencia”, señala Armando Nova, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, en su artículo “La producción de alimentos y los organismos modificados genéticamente”. En cuanto a los insectos beneficiosos, añade el autor, “su población puede verse mucho más disminuida, alterándose así el proceso de polinización de otras especies y, consecuentemente, la biodiversidad”. Con el objetivo de contrarrestar la insecto-resistencia, el CIGB exige “sembrar el diez por ciento del campo con maíz no transgénico, de manera que sirva de refugio de palomillas”, señalan Freyre y Chan. • Falta de transparencia y necesidad de ampliar el debate público sobre el tema. El 15 de septiembre de 2010, en el Centro Nacional de Seguridad Biológica (CNSB), ubicado en la capital, se realizó una reunión donde también participaron autoridades de la Oficina de Regulación Ambiental y Seguridad Nuclear, una de las instituciones encargadas de conceder licencias para los cultivos transgénicos. “Un grupo de científicos cubanos entregó al CNSB un expediente con informaciones de utilidad, y se solicitó de manera informal una moratoria de la liberación de maíz transgénico en el país”, señala un reporte publicado por IPS. En respuesta a la demanda de evidencias sobre las pruebas realizadas al FR-Bt1 para conocer
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INICIO sus consecuencias en la salud humana y la ecología, Juan Carlos Menéndez, director del CNSB en esa fecha, señaló que “la información del proceso de autorización no es pública; solo el resultado”, pero que el FR-Bt1 era apto para el consumo humano y animal. En 2012, justo cuando el CIGB debía renovar la licencia otorgada por la Oficina de Regulación, Funes-Monzote volvió a pedir una moratoria, que permitiría “establecer un proceso de consulta y debate en la sociedad”. En una sección del Noticiero Al Mediodía del 14 de diciembre de 2013, Carlos Delgado, especialista en bioética, señaló que “falta todavía un nivel de diálogo social amplio, de discusión y conocimiento de los alimentos transgénicos, comenzando por los productores y terminando con los consumidores”. Este proceso amplio de debate y consulta en la sociedad aún sigue pendiente.
Consumo total de maíz en Cuba. (Fuente: elaboración propia a partir de datos de la ONEI).
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INICIO 5. ¿Por qué para Cuba es relevante sustituir las importaciones de maíz y soya? El maíz se emplea no solo para el consumo humano sino también para la producción de alimentos como el pienso dedicado al ganado vacuno, bovino, porcino y a la cría de pollos. Entre 1998 y 2014 las importaciones de maíz se incrementaron de un 28 % a un 65 % debido al crecimiento de la demanda en el país, que aumentó en un 500 % en igual periodo de tiempo. En este contexto, aunque la producción nacional mantuvo una tendencia ligeramente creciente, solo pudo cubrir el 34 % de la demanda. Si la demanda hubiera permanecido invariable desde 1998, la producción nacional actual habría suplido la misma en un 148 %. O sea, hubiera sobrado maíz. Cuba destinó alrededor de 245 millones de pesos para la compra de esta gramínea en el mercado internacional en 2014, según las últimas estadísticas de la ONEI pertenecientes al mismo año. De estos, 27 millones de dólares se invirtieron en maíz estadounidense, de acuerdo con el Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) de ese país. Sin embargo, bajo la Trade Sanctions Reform and Export Enhancement Act, implementada en el año 2000 por el entonces presidente Bill Clinton, los exportadores estadounidenses, aunque se les autoriza a vender una serie de alimentos a Cuba, no pueden ofrecer condiciones de crédito y las exportaciones deben ser compradas con dinero en
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INICIO efectivo o por medio de garantías de terceros en bancos extranjeros. Con el incremento de las producciones nacionales de esta gramínea no solo se pretende disminuir las importaciones de manera general, sino reducir la dependencia del mercado estadounidense. En 2015, la importación de maíz procedente de Estados Unidos descendió hasta los cinco millones de dólares. La misma lógica se podría aplicar al cultivo de soya, otro de los productos transgénicos aprobados para su liberación a campo abierto. En 2014, Cuba destinó 66 millones de dólares a la importación de este producto, de los cuales 30 millones (casi el 50 %) se emplearon en la compra del grano en el mercado norteamericano. En 2015, el monto usado para la importación de soya producida en este país descendió hasta los diez millones. 6. ¿Cuáles son las normas legales que rigen la investigación, siembra, importación y exportación de semillas transgénicas en Cuba? A nivel internacional, Cuba es signataria del Convenio sobre Diversidad Biológica aprobado en Nairobi, en 1992 y el Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología, aprobado en Montreal, en 2000. El Convenio estipula como deber el establecimiento y mantenimiento de los medios para regular y controlar los riesgos derivados del uso y liberación de agentes biológicos, organismos y fragmentos con información genética como resultado de la biotecnología. El Protocolo se concentra específicamente en los movimientos
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INICIO transfronterizos de cualquier organismo vivo modificado como resultado de la biotecnología moderna y que pudiera tener efectos adversos en la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica. A nivel nacional, “Cuba no ha definido aún de manera explícita una política oficial respecto a los alimentos transgénicos. En consecuencia, no existe una ley marco que regule la liberación y comercialización de productos que consistan, contengan o se deriven de un OGM, sino normas que regulan distintos aspectos de este complejo proceso perfectamente distinguibles en dos grandes grupos: normativas en materia de bioseguridad y normas relativas a seguridad alimentaria”, refiere un artículo publicado por Soel Michel Rondón en la revista Estudios Agrarios. Entre las principales regulaciones se encuentran: • Ley 81 [“Ley de Medio Ambiente”], aprobada el 11 de julio de 1997: establece la política ambiental cubana y encarga al CITMA la regulación y el control de “los riesgos derivados de la utilización y liberación de organismos vivos modificados por la biotecnología u otras sustancias o productos que puedan afectar la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica o generar riesgos a la salud humana, animal o vegetal”. • Decreto-Ley 190 [“De la Seguridad Biológica”] aprobado en 1999: regula el uso y establece un sistema de autorizaciones de
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INICIO seguridad biológica para la producción, investigación, ensayo, liberación al medio ambiente, importación y exportación de agentes biológicos y sus productos, organismos y fragmentos de estos con información genética. Demanda un proceso de evaluación y gestión del riesgo para las entidades que tienen a su cargo áreas de liberación y la entrega de un expediente técnico al CITMA para su aprobación que incluye recomendaciones pertinentes con respecto a la protección del trabajador y el medio ambiente en general. • “Reglamento para el Otorgamiento de Autorizaciones de Seguridad Biológica”, aprobado en junio de 2007 por el CITMA: establece la clasificación y los procedimientos para la solicitud y el otorgamiento de la Autorización de Seguridad Biológica. Reconoce tres modalidades: Licencia de Seguridad Biológica, Permiso de Seguridad Biológica y Notificación, en este orden según el nivel del riesgo. La liberación intencional y la comercialización de OGM se encuentran dentro de las actividades que requieren de Licencia de Seguridad Biológica. Para el caso de la importación de organismos modificados genéticamente cuyo destino sea su liberación al medio ambiente, la licencia es expedida dentro del plazo de 270 días naturales a partir de la fecha de recibo de la documentación correspondiente. Prevé explícitamente la comercialización de cultivos genéticamente modificados y productos que los contengan.
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INICIO • Registro Sanitario de alimentos, cosméticos, juguetes y otros productos de interés sanitario, emitido por el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos en diciembre de 2012: dispone la confección de una ficha técnica específica para los alimentos obtenidos por medios biotecnológicos, que además de los aspectos generales de los alimentos convencionales exige las características del organismo modificado y la información relativa al uso previsto, incluyendo el análisis del riesgo y las técnicas de control para la detección del organismo en el medio ambiente. Para la evaluación y aprobación del producto, se deben proveer los datos que demuestren su inocuidad y compatibilidad a largo plazo con la salud y el medio ambiente. 7. ¿Es posible obtener un transgénico agroecológico? Si, condicional, sin tilde. En un debate publicado por el sitio web Cubadebate recientemente, el agrónomo Giraldo Martín, doctor en Ciencias y director de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, decía que la introducción de transgénicos en un sistema agroecológico cubano “solo sería analizable si ese transgénico pudiera vivir y demostrar su potencial utilizando los métodos agroecológicos, es decir, no los de la agricultura convencional y sobre todo que eso no pusiera en peligro la diversidad genética presente”.
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INICIO De acuerdo con un informe de la Comisión Europea presentado en 2003 y divulgado por la OMS, la coexistencia de prácticas agrícolas debe “respetar los límites umbral establecidos para contaminación de productos orgánicos y reconocer la dificultad de ciertas plantas para cumplir con este objetivo”. Esto significa que las prácticas agrícolas que incluyen OGM pueden necesitar desarrollar mejores sistemas agrícolas que permitan una coexistencia apacible de la agricultura GM y no GM, en la cual se acepta un limitado nivel de cruzamiento lejano. “De otro modo, puede ser necesaria la separación de las plantas GM con un significativo potencial de cruzamiento lejano de la agricultura convencional u orgánica”. Carlos Borroto, en un artículo publicado en Rebelión, en 2010, señalaba que el paquete tecnológico que acompaña al maíz transgénico cubano, contrario a las prácticas de las transnacionales, “no tiene nada que ver con la promoción del uso de agroquímicos”. No se aplican plaguicidas y el herbicida se emplea “solo cuando la extensión sembrada y escasa disponibilidad de mano de obra lo exigen para la obtención de rendimientos adecuados”. Además, se utiliza “el 50 por ciento de los fertilizantes químicos recomendados para el cultivo a partir de la aplicación de los bioproductos anteriores y se investiga la introducción de otros bioproductos y técnicas de una agricultura de perfil orgánico”.
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INICIO El hecho de que una plantación de maíz transgénico en monocultivo, se trate con micorrizas, fitomas, brasinoesteroides u otra sustancia no sintética, y luego se rote con soya, no le da la condición de agroecológico. La base agroecológica se alcanza desde la biodiversidad. —Narciso Aguilera Según Borroto, “a los productores se les vende la semilla [de maíz transgénico] al mismo precio que la convencional y no tienen que hacer ningún otro pago por el uso de la tecnología, como exigen las transnacionales en otros países”. En las entrevistas realizadas por Aguilera, algunos agricultores refieren que las plantas de FR-Bt1 degeneran cuando se siembran las mismas semillas cosechadas anteriormente. “Solo alcanzan a producir una mazorca y las plantas se muestras debiluchas”. Esto implica que los agricultores deben comprar las semillas a la empresa productora cada vez y debilita la capacidad de autogestión de los campesinos, colocándolos en un ambiente de dependencia. La dependencia cubana de insumos externos (fundamentalmente aquellos provenientes de la extinta Unión Soviética) desató una crisis en la agricultura a partir de 1990, luego de la desaparición del campo socialista. “Durante la década de los ochenta la producción agropecuaria en Cuba alcanzó importantes volúmenes de producción total y por habitante”, apunta Armando Nova, pero esta se basaba “en una agricultura industrial,
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INICIO altamente insumidora, con una importante dotación de inversión y equipamiento por hectárea y con una alta dependencia externa”. Cuba importaba anualmente cerca de 400 millones de pesos en productos químicos y una de cada cinco hectáreas cultivadas tenía incorporado un sistema de riego, según un reporte de IPS fechado en 1993. Para garantizar el abastecimiento alimentario de la población en este contexto, se aprobaron reformas que ampliaron la iniciativa individual y el espacio de las cooperativas, lo que dio lugar al fortalecimiento del movimiento agroecológico en el país. A partir de 1994, y debido a la redistribución de las tierras, entre otros factores, la mayoría de las producciones del sector no estatal desbancaron al estatal en casi todos los renglones. 8. ¿Se informa debidamente al consumidor cubano sobre la presencia de alimentos transgénicos en el mercado minorista? No. Cuba no tiene una política de etiquetado de los alimentos transgénicos para su comercialización en el mercado minorista, ni de los alimentos que son de importación. En el caso de estos últimos, la Resolución 180 de 2007 emitida por el CITMA establece que solo se eximen de autorizaciones de seguridad biológica las importaciones de alimentos transgénicos cuando estos han sido autorizados en los países de procedencia y si ha transcurrido un periodo de tiempo superior a diez
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INICIO años sin presentar efectos adversos para la salud humana o animal.
Porciento de la producción total de maíz por sectores (1985-2015). (Fuente: elaboración propia a partir de datos de la ONEI).
Sin embargo, de acuerdo con Rondón, varios compradores de empresas cubanas de alimentos desconocen los requisitos para la importación de productos destinados a la alimentación que consisten o que contienen OGM. En 2003 se desestimó la aprobación de una Ley de Seguridad Alimentaria o Código Alimentario por considerar que el país aún no estaba en condiciones para implementar una política como la que esta ley preveía, refiere Rondón. “Se procedió a simplificar esta propuesta en un reglamento alimentario mucho menos extenso y, por ende, menos completo”, añade el investigador. Aquella propuesta de ley establecía controles para la importación y comercialización de OMG, requisitos de etiquetado y publicidad,
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INICIO sensibilización de los consumidores, comunicación de los riesgos, capacitación y programas educativos, etcétera. —Soel Michel Rondón Cabrera Varios países de América Latina y el Caribe establecen el etiquetado de manera obligatoria. De acuerdo con el libro América Latina: la transgénesis de un continente. Visión crítica de una expansión descontrolada, en Brasil, el símbolo T de color negro sobre un fondo amarillo en forma de triángulo constaba en cualquier alimento con más del 1 % de origen transgénico que fueran destinados al consumo humano y animal hasta que se aprobó un proyecto para cambiar este símbolo por la frase “contiene transgénicos”. En Perú, el Código de Protección y Defensa del Consumidor demanda el etiquetado de todos los alimentos procesados que contengan ingredientes transgénicos, así el contenido sea de 0,01 %, pero el reglamento para el cumplimiento de la ley aún no se ha implementado luego de seis años. En Ecuador, la Ley Orgánica del Régimen de la Soberanía Alimentaria (LORSA), publicada en 2009 y modificada en 2010, menciona que “los productos elaborados en base a transgénicos serán etiquetados de acuerdo a la ley que regula la defensa del consumidor”. El Decreto Presidencial que reglamenta el uso de los transgénicos en Uruguay establece que el etiquetado es voluntario. Sin embargo, a mediados de diciembre de 2013, la Intendencia Municipal de
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INICIO Montevideo, departamento en el que vive el 40 % de los uruguayos, aprobó un decreto que establece la obligatoriedad del etiquetado de alimentos que contengan ingredientes transgénicos. Bolivia aprobó, en junio de 2016, la reglamentación de un Decreto Supremo que incluye el etiquetado de los alimentos y productos genéticamente modificados. “El decreto ordena que todos los alimentos deben llevar una etiqueta en forma de triángulo de color rojo que contenga la sigla OGM y el texto Organismo Genéticamente Modificado. Además, debe señalar que “este producto contiene material genéticamente modificado”, señala un reporte de La Razón. Argentina, Chile, Colombia, Honduras y México poseen regulaciones deficientes o ningún tipo de regulación en torno al etiquetado de alimentos transgénicos. 9. ¿Qué implicaciones podría tener el deshielo con Estados Unidos para la agricultura cubana? El 21 de marzo de 2016, el secretario de Agricultura de Estados Unidos y el ministro de Agricultura cubano firmaron un memorándum de entendimiento para la cooperación en la agricultura y otras esferas afines. Las líneas de cooperación prioritarias, entre otras, incluían la producción orgánica, el manejo poscosecha, los procesos de certificación orgánica y también el apoyo para investigaciones y prácticas relacionadas con la biotecnología agrícola. O sea, los transgénicos y los alimentos agroecológicos convivían en el mismo memorándum.
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INICIO Tres meses después, a inicios de junio de 2016, el ministro cubano de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, realizó una visita oficial a Estados Unidos. Los sitios escogidos en Iowa, uno de los principales estados agrícolas de Estados Unidos, respondían a esta misma política dual: la finca de producción orgánica de Aaron Heley Lehman, en Polk City, y los invernaderos de alta tecnología de DuPont Pioneer, en Johnston. De acuerdo con un reporte de Des Moines Register, Rollero quedó “favorablemente impresionado” por las instalaciones de DuPont Pioneer, una de las principales empresas de producción de semillas genéticamente modificas e híbridas en ese país.
El Secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, recibe en Iowa al ministro cubano de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, en junio de 2016. (Foto: Lydia Barraza, USDA).
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INICIO “Tenemos una gran oportunidad para ampliar las exportaciones de soya, arroz y aves de corral a Cuba. Cuba, a su vez, tiene una gran oportunidad para la exportación de sus productos orgánicos a Estados Unidos. El comercio debe fluir en los dos sentidos”, dijo el Secretario de Agricultura, Tom Vislack, durante la visita. La mayoría de las intervenciones públicas de funcionarios y empresarios estadounidenses desde el 17 de diciembre de 2014 ratifican esta posición. En una época postembargo, Cuba sería un buen proveedor de alimentos orgánicos para esa nación, mientras la Isla (de acuerdo con las proyecciones de empresarios norteamericanos) seguiría importando grandes cantidades de alimentos. Actualmente, las importaciones ascienden a casi el 80 % de los alimentos que se consumen en el país y, de estos, casi ninguno es orgánico, según un reporte publicado en The New York Times. La única diferencia, en el futuro, estaría en el proveedor de los bienes. Los empresarios agrícolas estadounidenses consideran que la cercanía geográfica será su ventaja competitiva sobre otros países. El 6 de julio de 2016 una delegación de la Federación de Arroz de Arkansas viajó a Cuba. El secretario de Agricultura de ese estado, Wes Ward, declaró durante su visita que las conversaciones sostenidas con la empresa Alimport, encargada de las exportaciones e importaciones agrícolas cubanas, podrían ubicar a Arkansas en una mejor posición para negocios futuros.
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INICIO Un mes antes, en junio de 2016, el juez de Harris County, Ed Emmett, estuvo en Cuba con un grupo de líderes de negocios de Texas. “Nosotros solíamos exportar grandes cantidades de arroz a Cuba y ya no lo hacemos. Esa es una decisión cubana. Por cualquier razón que sea, han escogido obtener su arroz de lugares como Tailandia”, dijo Emmett. El objetivo de su visita: retornar a los 96 millones de dólares en exportaciones de bienes que obtenía ese estado en 2008. No obstante, desde 2011, varios funcionarios cubanos del Ministerio de Agricultura han declarado que no se negociará con empresas de producción de semillas transgénicas extranjeras para su introducción en Cuba, pues esto podría atentar contra la seguridad alimentaria del país. Una coalición de líderes de la industria orgánica, chefs e inversores, liderada por la representante demócrata por el estado de Maine, Chellie Pingree, visitó Cuba en mayo de 2016, para alentar a los funcionarios cubanos a resistir las ofertas agrícolas estadounidenses y persuadirlos de la necesidad de proteger y extender las prácticas de pequeñas fincas que forman parte de su vida diaria. “Para este grupo, el sueño es ayudar a Cuba a mantenerse fiel a un estilo sostenible de la agricultura, que rechace los productos químicos y la modificación genética”, añade The New York Times. Pero el incentivo continúa siendo el mismo: “un mercado americano hambriento –y dispuesto a pagar una prima– por los productos orgánicos cubanos”.
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INICIO 10. ¿Los transgénicos pueden ocasionar daños a la salud? No existe consenso científico al respecto. Los principales discusiones sobre los riesgos para la salud humana de los alimentos transgénicos, según la OMS, se centran en tres aspectos fundamentales: • Alergias: la organización desalienta la transferencia de genes de alimentos que producen alergias, a menos que la proteína que crea el nuevo gen no sea alergénica. No obstante, “los alimentos transgénicos evaluados por la FAO y la OMS demuestran que no hay efectos alérgicos asociados a los OGM que están actualmente en el mercado”. • Transferencia genética: aunque la probabilidad de transferencia es baja, se recomienda el uso de la tecnología de transferencia que no involucre genes resistentes a antibióticos. • Migración de genes de variedades transgénicas a cultivos tradicionales: la migración de genes de plantas modificadas genéticamente en los cultivos convencionales o especies afines en el medio natural y la mezcla de cultivos derivados de semillas convencionales con cultivos transgénicos pueden tener un efecto indirecto sobre la seguridad alimentaria. Se han reportado casos de cultivos transgénicos aprobados para la alimentación animal o para uso industrial presentes en niveles bajos de productos destinados al consumo humano.
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INICIO Varios países han adoptado estrategias para reducir la mezcla, incluyendo una clara separación de los campos dentro de los cuales se producen cultivos modificados genéticamente y cultivos convencionales.
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Agromercado: una realidad que toca el bolsillo JOYME GONZÁLEZ
Desde su surgimiento en 1994, el mercado agropecuario cubano intenta satisfacer la demanda de productos agrícolas de la población con precios acordes con el salario promedio. En aras de sustituir importaciones y de que los productores ganen en autonomía, el gobierno prioriza al sector, lo cual pudiese contribuir a disminuir los más de dos mil millones de dólares que el país gasta anualmente en la compra de alimentos. Actualmente, los mercados agropecuarios se agrupan en varias categorías que difieren entre sí en cuanto a precio, calidad y abastecimiento. Los más comunes son los estatales (MAE), arrendados a cooperativas (MAC), del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) y de oferta y demanda (MAOD). Los MAE tienen los precios más bajos, impuestos por la Empresa Provincial de Mercados Agropecuarios en dependencia de la época del año y la producción alcanzada; sin embargo,
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INICIO brindan una oferta limitada y escasa que no satisface la demanda. Por otra parte, en el caso de los MAC la calidad del producto es mejor y el costo final depende de la vía de adquisición, o sea, si lo produce la misma cooperativa será más barato que si lo compran a otro productor. En mayo pasado fueron aprobados el Decreto Ley No. 365 y su reglamento complementario, cuyo propósito es otorgar mayores facultades a las cooperativas agropecuarias, teniendo en cuenta su relevancia en la producción de alimentos en el país. Además, con este decreto, que entrará en vigor en un plazo de 180 días luego de su publicación oficial en la Gaceta, los propietarios y usufructuarios podrán poner los medios de su propiedad al servicio de personas naturales y jurídicas sin intermediación de entidad alguna. En el otro lado de la balanza están los MAOD, los cuales sin lugar a dudas tienen la mejor calidad y variedad en la oferta. Sin embargo, como los precios están en dependencia de sus gastos, el costo final es demasiado caro para el trabajador promedio. Por ejemplo, una piña puede costar entre 20 y 25 pesos, cuando por el mismo dinero se pueden adquirir hasta 5 piñas en un MAE o del EJT. Aun cuando pudiera pensarse que nadie compraría en estos establecimientos, la realidad es otra. Según el libro El mercado agropecuario de alimentos en la transición al Socialismo en Cuba, de Jaime García Ruiz y Víctor Figueroa Albelo, “en condiciones de una oferta limitada, esto es,
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INICIO cuando la demanda es superior, como regla rige el monopolio de los vendedores, [quienes] no se disputan el mercado pues tienen aseguradas sus ventas ya que conocen que las necesidades son altas y que los consumidores están obligados a comprar aun cuando el precio sea elevado”.
Pon tu teléfono horizontal Asegúrate de tener bloqueado el giro automático de tu pantalla
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Muchas personas acuden a los agromercados de oferta y demanda (MAOD) en busca de productos que no encuentran en otros establecimientos. (Foto: Joyme Gonzรกlez).
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Los altos precios en los agromercados de oferta y demanda (MAOD) se deben a que los vendedores incluyen al costo final del producto gastos como transporte, impuestos, renta del lugar, estibadores y el salario de quienes escogen y lavan la mercancĂa. (Foto: Joyme GonzĂĄlez).
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Los MAE y los del EJT tienen los precios mรกs asequibles, seguidos por los MAC y los MAOD, en ese orden. (Foto: Joyme Gonzรกlez).
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En los mercados arrendados a cooperativas (MAC), los precios responden a la ley de oferta y demanda. (Foto: Joyme Gonzรกlez).
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Los mercados estatales (MAE) tienen los precios mรกs bajos, pero no siempre los productos cuentan con la calidad requerida. (Foto: Joyme Gonzรกlez).
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Los carretilleros o vendedores de productos agrícolas en forma ambulatoria se rigen por la legislación específica para los trabajadores por cuenta propia y están autorizados por el Decreto No. 355 del 17 de abril de 2019 a realizar la venta minorista de productos agropecuarios. (Foto: Joyme González).
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Algunos productos como la zanahoria, la piĂąa y la remolacha se pesan y venden con sus hojas, las cuales no tienen ninguna utilidad. Esto encarece su precio. (Foto: Joyme GonzĂĄlez).
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“En este mercado (EJT) se abastece los martes, jueves y sábados por la mañana. Nos ajustamos a un precio y no podemos subirlo, pero sí bajarlo para que el pueblo adquiera el producto un poquito más barato porque hay personas que no pueden comprarlos”. (Foto: Joyme González).
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Aunque la calidad no sea la รณptima, algunos de los entrevistados refieren preferir los mercados del EJT por sus mรณdicos precios y variedad de productos. (Foto: Joyme Gonzรกlez).
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El mundo según Salcines TOMÁS E. PÉREZ
El Miguel Salcines que tengo delante, espigado, canoso, siempre con un sombrero encajado en la cabeza, no habla como el Miguel Salcines de las entrevistas que circulan por ahí. Este, el de carne y hueso, dice mierda, culo, pinga, cojones y etcétera. Muchos lectores con alma de abuelita agradecerían que se suprimieran esas palabras, o que se remplazaran por algún eufemismo, pero el resultado de eso sería el equivalente literario al café descafeinado: más sano, pero menos auténtico. Ni siquiera un hombre como Salcines, que lleva cerca de 20 años promoviendo la salud, me perdonaría una versión descafeinada de sí mismo. Miguel Ángel Salcines López nació en Gibara, provincia de Holguín, en 1950, y un curso emergente lo trajo a La Habana, en donde se quedó a vivir a finales de los sesenta. En Holguín había recibido un entrenamiento en riego y drenaje y aquí se hizo técnico medio en Agronomía. Trabajó en la
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INICIO dirección de Riego y Drenaje del Ministerio de la Agricultura, hasta que alrededor de 1996, en pleno Periodo Especial, el ministro de la Agricultura les dijo a sus funcionarios que todo el que deseara incorporarse a la agricultura rural o urbana estaría liberado de su cargo. A Salcines lo designaron jefe de Agricultura Urbana en el municipio Habana del Este. Entonces contaba con el apoyo de varias instituciones científicas que, por el recrudecimiento del Bloqueo y sus probables consecuencias, desde antes del Periodo Especial estudiaban las maneras de desarrollar una agricultura sin petróleo. (Cuando algún norteamericano le pregunta de dónde nos viene esta furia de la agricultura orgánica –y se lo preguntan con más frecuencia de la que él quisiera–, Salcines suele responder: “De Ronald Reagan”). —Entre mis obligaciones –dice– estaba la entrega de tierras ociosas en la ciudad a personas dispuestas a trabajar en la agricultura. Eso me permitió asignarme un pedazo de tierra en Alamar y renunciar a mi cargo como delegado. La responsabilidad era demasiado grande para mí. Salcines asegura que no se arrepiente de su renuncia, y cuando dice que no se arrepiente uno casi está obligado a creerle, porque ese pedazo de tierra es de las mejores cosas que le han pasado en la vida. Desde el comienzo, trabajó en conjunto con ONG nacionales y extranjeras, lo que le posibilitó realizar un estudio de factibilidad y luego un plan estratégico de desarrollo. Los cinco cooperativistas del principio llegarían a ser 185. Poco a
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INICIO poco, la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) “Organopónico Vivero Alamar”, con Salcines al frente, comenzó a tomar otra dimensión, a diversificarse.
En este jardín de Edén contemporáneo hay solo una cosa prohibida: el uso de químicos. (Foto: Tomás E. Pérez).
—Yo diría que nos fuimos delante del pelotón, porque empezamos una casa de posturas con tres millones de posturas, umbráculo para la producción de frutales en bolsas, plantas ornamentales y medicinales y espirituales y aromáticas, vegetales en general, cría de toros y conejos, caña de azúcar, producción de compost, una pequeña industria, casa de cultivos protegidos, casa de cultivos semiprotegidos, cultivos intensivos, cultivos tradicionales, producción de hongos y germinados… El Vivero, que en 1997, el año de su fundación, había producido unas 20 toneladas de hortalizas y vegetales, en 2006 produjo más de diez veces esa
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INICIO cantidad. En el año 2000 se inició la producción de condimentos secos, con un total anual de apenas 40 kilogramos que a la altura de 2007 llegaría a rondar la tonelada y media. Estos y otros números, extraídos de Cuatro experiencias exitosas en UBPC (Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales, 2007), justificaron precisamente la inclusión del Vivero en este libro. Según consta en El hambre, para el periodista argentino Martín Caparrós “la idea de que hay que volver a los cultivos orgánicos a escala individual o pueblerina es otro efecto del desconcierto”, un modo de refugiarse en “mecanismos de un pasado idealizado”. Salcines, que no ha leído a Caparrós, insiste en que la agricultura orgánica de hoy no es la de los pobladores originarios de América ni la de ningún pasado idealizado, porque la agricultura orgánica de hoy, obviamente, tiene un respaldo científico del que carecían los mayas. Según él, el éxito del Vivero obedece, en parte, a la acertada aplicación de la ciencia. Hay un puñado de frases a las que Salcines les guarda un cariño especial y es realmente extraordinaria la habilidad con que las cuela en la conversación. Cualquiera pensaría que, llegado un punto, hablar con él acaba siendo aburrido o predecible por esta causa. Error. Es cierto que las repite una y otra vez, como si fueran mantras, pero nunca se sabe con certeza el momento en que uno de estos mantras va a aparecer y la incertidumbre resulta estimulante. Cuando por fin aparece, hay que contenerse para no saltar de emoción (no estoy exagerando).
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INICIO Mantra # 1: “Yo tengo un mar de conocimiento con un centímetro de profundidad”. Se supone que un hombre tan empeñado en reconocer sus limitaciones se lo piense dos veces antes de afirmar, sin el más mínimo asomo de pudor, que lo sabe casi todo sobre alguna materia, sin embargo… Mantra # 2: “Yo lo sé casi todo sobre agricultura orgánica”. Hubo una época en que no solo intentaron darle fertilizantes, sino que lo presionaron para que los utilizara, y hubo miembros de la cooperativa que se sumaron a la presión. Salcines se rompió la cabeza pensando en una manera de convencer a sus compañeros de que no valía la pena abandonar la agricultura orgánica. El sentido común lo condujo al argumento definitivo. —Si cogemos los fertilizantes, quizá aumentemos la producción y haya más ganancias –les dijo–. A la larga, eso puede afectar los suelos, pero lo peor no es eso. Lo peor es que está demostrado que los productos químicos dan impotencia sexual. Las presiones se desinflaron y Salcines, según sus propias palabras, comprobó el tremendo impacto del sexo en la sociedad. En 2014, dos años después de que el cineasta Alejandro Ramírez filmara Tierralismo, un documental dedicado al Vivero, Salcines, cuya reputación había crecido considerablemente, fue invitado a dar una charla en el evento TEDxHabana, celebrado en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba. El reto que se le presentaba entonces era el de hablar sobre
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INICIO agricultura orgánica y comida sana sin resultar muy aburrido. La solución era evidente: sexo. El título de su charla: “El Kamasutra de la alimentación”. Hay que decir, en honor a la verdad, que Salcines hace trampa, porque si bien al principio de la charla suelta frases como “No vamos a hablar de posiciones, vamos a hablar de conceptos”, o “Somos un ser social, pero somos un ser sexual”, o “Si quieres tener un sexo sano, come sano; si quieres tener un sexo malo, come malo”, en el 90 % de la charla no se alude al Kamasutra, ni se menciona el leve parecido del lingam con cierto fruto cucurbitáceo que se sirve como ensalada y que algunas mujeres emplean para estimular el yoni… No, nada de eso. Salcines promete un festín, pero termina ofreciendo una merienda. Hasta no hace mucho, la cooperativa podía permitirse garantizar merienda y almuerzo a sus trabajadores, así como los servicios de barbería y manicura, todo gratis. Eso, junto con los préstamos sin intereses, un horario laboral relativamente holgado (6 horas en verano y 7 horas en invierno) y una forma de pago que combina salario y acciones y que tiene en cuenta el rendimiento y el número de años acumulados, responde a una voluntad de hacer atractivo y ventajoso el trabajo en el Vivero. Mantra # 3: “El hombre no es lo más importante, el hombre es lo único importante”. Salcines cree en la necesidad de atraer personas hacia la agricultura. Según él, los medios de comunicación en Cuba no son efectivos a la hora de promover el trabajo en la tierra, que en
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INICIO el imaginario popular, por razones muy diversas, está asociado casi siempre al sufrimiento y es entendido incluso como un castigo. Ciertamente, a la imagen del campesino debería inyectársele un poco de glamour. El guajiro con el azadón, lleno de polvo hasta las cejas y empapado en sudor puede llegar a ser deprimente (no cuesta imaginar a algunos padres señalando el televisor y advirtiéndoles a sus hijos que si no hacen la tarea terminarán como ese viejito de ahí). El sudor, el calor, la suciedad y el esfuerzo físico forman parte del trabajo en el campo, pero –admitámoslo– no son atractivos en términos publicitarios. (Tampoco son atractivas la insalubridad y la pobreza, de ahí que a nadie se le ocurra poner una fotografía de Indaya en ninguna de esas postales del tipo “Cuba, paraíso caribeño”).
Esta mañana, Tomeguín y Sinsonte apenas tienen descanso. (Foto: Tomás E. Pérez).
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INICIO —Eso de la biotecnología, la informática, la medicina… pinga. La agricultura era lo gordo aquí. No estoy negando que el desarrollo intelectual de los jóvenes sea importante, pero la agricultura siempre había funcionado y debe funcionar para que este país camine. El Vivero proporciona alimentos orgánicos, frescos y no demasiado caros a la comunidad, pero no solo. También se venden plantas ornamentales, medicinales y las llamadas “espirituales”, cuyos fines son principalmente religiosos. El Vivero, además, ha creado empleos y ha contribuido a acercar la agricultura a los niños, que en ocasiones van de visita con sus profesores o con sus padres (“Sal de ahí, muchacho, que te vas a cagar los zapatos” es una frase bastante común en estas visitas). —Ancianos de más de ochenta años se han ido de aquí para el hospital y no han regresado –dice Salcines–. Pero se han ido con calidad de vida, sintiéndose parte de algo y aportando económicamente a sus hogares. Según Salcines, a muchos ancianos la agricultura les sentaría mejor que el tai chi y el yoga. Él asegura que no tiene nada en contra del tai chi y el yoga, y cuando dice que no tiene nada en contra uno casi está obligado a no creerle, porque hay algo en el tono de su voz que inspira cualquier cosa menos confianza.
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Salcines no puede esconder el orgullo cuando habla de sus toros. (Foto: Tomás E. Pérez).
El Vivero se ha convertido en una especie de Meca de la agricultura orgánica en Cuba. El número de visitas que allí se reciben es francamente asombroso. Hay visitantes de instituciones relacionadas con la agricultura, y visitantes que vienen de otras provincias y aprovechan la oportunidad para hablar aunque sea un momento con Salcines, al que algunos consideran una suerte de gurú, y otros que vienen de fuera de Cuba. Cuando estuve en el Vivero coincidí con un grupo de turistas norteamericanos extrañamente dispuestos a enfangarse los pies (había llovido y andaban en sandalias), con un grupo de Taiwán, con dos coreanas, con una estudiante guatemalteca de Agronomía que está haciendo las prácticas de su especialidad en el organopónico, y con un estudiante norteamericano y un joven alemán cuya idea de unas vacaciones en Cuba incluye dar guataca y desyerbar canteros. Además de por su prestigio, el Vivero recibe tantas visitas porque está a solo unos pocos minutos de la Habana Vieja
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INICIO y muy cerca de la carretera que conduce a Varadero, por lo que suele ser un destino habitual dentro de los llamados paquetes turísticos. Según el propio Salcines, la suya es la mejor finca urbana de producción orgánica de Cuba y una de las mejores del mundo. —Yo estuve en California el año pasado, y te puedo asegurar que la escuela de producción orgánica en Cuba no tiene nada que envidiarle a esa gente –dice–. Ah, nosotros, por el Bloqueo, tenemos limitaciones básicas de insumos, y a veces nos vemos forzados a castrar la tecnología porque nos faltan tuberías, tanques, etcétera. Cosas de muy poco valor que sin embargo nos tienen refrenados. Y está el otro bloqueo, por supuesto, el de la burocracia y las prohibiciones absurdas. El responsable de que mandaran a cerrar el restaurant de comida orgánica que había en el Vivero y de que el capital generado por la cooperativa no pueda invertirse de manera expedita para crecer aún más o mantener lo que ya se ha alcanzado. Mantra # 4: “Lo que no crece, perece”. Y también está –imposible obviarlo– esa clase de gente cuya meta principal en la vida parece consistir en amargarle la vida al prójimo. Salcines, que de niño recibió una formación cristiana, explica la existencia de envidiosos, mediocres y aguafiestas apelando a una mezcla disparatada de teología y choteo: —Antes de que hubiera el pecado original, los tigres jugaban con los carneros, los venados jugaban con los leones… Un vacilón aquello. Y hubo
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INICIO un tipo (se llamaba Lucifer, no sé si has oído hablar de él) que reunió un tercio de los ángeles del cielo, porque estaba preparando un golpe de Estado. Por supuesto, Cristo, que tenía Seguridad del Estado, se enteró y los botó a todos. ¡A vagar con el pecado original! Y a la larga nos jodimos nosotros. Lo interesante del caso es esto: un tercio de los hombres no sirve. Salcines se declara ateo, pero la influencia de su formación cristiana es tan persistente que el primer criterio de autoridad al que acude para convencerme de que podemos vivir sin comer carne no es un estudio científico ni nada por el estilo, sino la Biblia. Su argumento, básicamente, es que Adán y Eva se comieron una manzana, no un trozo de bistec. Si le echamos un vistazo al Génesis comprobaremos que el asunto es mucho más interesante. En el jardín de Edén –el organopónico más famoso de la historia– había varios tipos de plantas: “hierba verde, hierba que da simiente según su naturaleza [léase cereales, legumbres…], y árbol que da fruto, cuya simiente está en él” (Gn 1:12). La dieta de Adán y su mujer era vegetariana, pero debía limitarse a los árboles que dan frutos y a los cereales (Gn 1:29). La llamada “hierba verde”, por su parte, estaba reservada para los animales: “Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se mueve sobre la tierra, en que hay vida, toda hierba verde les será para comer” (Gn 1:30). Así, pues, animales y humanos se diferenciaban, entre otras cosas, por la clase de vegetales que consumían. Luego, cuando la
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INICIO mujer comió del fruto prohibido y lo ofreció a su marido para que lo probara, Dios le auguró a Adán varias calamidades. La que nos interesa: “maldita será la tierra por amor de ti; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás hierba del campo” (Gn 3:1718). Adán, creado a imagen de Dios y destinado originalmente a señorear los peces, las aves y las bestias terrestres, fue empujado a comer, como castigo, comida de animales. De acuerdo con la Biblia, el primer pecado obligó al hombre a modificar su dieta, a la cual, a partir de entonces, se irían incorporando la lechuga, la acelga, el berro, la espinaca, etcétera. Actualmente, el Vivero se beneficia del Proyecto de Apoyo a la Agricultura Sostenible en Cuba (PAAS), que comenzó en septiembre de 2013 y terminará en septiembre de 2017. Coordinado por la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF), y con financiamiento (231 248 euros) de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y de la organización no gubernamental Hivos, de Holanda, el PAAS incide en nueve municipios del occidente y el centro del país. Se prevé que el Vivero, gracias a este proyecto, disponga de una planta de beneficio para las hortalizas, en donde se lavarán y envasarán para su posterior comercialización. Una etiqueta certificará que se trata de productos orgánicos y servirá de garantía a los clientes, lo cual es loable a la vez que irónico en un país donde no hay una política de etiquetado de los alimentos transgénicos.
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INICIO La certificación se hará a través de un Sistema Participativo de Garantía (SPG), en cuya implementación se trabaja. El SPG, puesto en práctica en países como Brasil, Estados Unidos, India, Francia, Colombia y Perú, es un sistema de verificación alternativo y complementario a la certificación independiente realizada por un tercero, y estimula la participación directa de los productores y los consumidores en el proceso de garantía. Según la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM): “El enfoque primario de mercado local y comercialización directa de los programas de SPG fomenta el fortalecimiento comunitario, la protección ambiental y el apoyo a las economías locales en general”. La implementación del SPG supone la creación de un sistema de trazabilidad. Gonzalo González, jefe de Producción de la cooperativa, me explica que en una de las computadoras de su oficina se lleva el registro de dónde se compró una semilla determinada, qué manejo tuvo en la casa de posturas y luego en el área de producción, en qué campo y batería de canteros se sembró, etcétera. A cada producto se le asigna un código que indica la ubicación, la fecha de cosecha, más un número que se corresponde con la persona que cosechó ese cultivo. Cuando empiece a funcionar el etiquetado, si a un cliente le da diarrea y piensa que fue por la lechuga y va al Vivero –etiqueta en mano– a reclamar, existe el modo de verificar cada uno de los pasos que siguió esa lechuga antes de ser vendida.
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INICIO Durante nuestras conversaciones, que se extienden a lo largo de varios días en el mes de agosto, salta a la vista que a Salcines le encanta etiquetar. Sus opiniones-etiquetas, a menudo ácidas y lapidarias, abarcan la papa cubana (“nitrato puro”), Ronald Reagan (“un comemierda”), Barack Obama (“está escapado”), Pitbull (“un anormal”), George W. Bush (“otro anormal”), la propaganda nacional (“fanática y estúpida”), Cuba antes de 1959 (“un feudalismo de medio palo”), los video clips cubanos (“pornográficos más que eróticos”), Fidel Castro (“un humanista romántico”), Pánfilo (“el Tipo”), etcétera, etcétera. Salcines no habrá leído a Caparrós, pero, según él, de joven se leyó Guerra y paz, Los miserables, a Dostoievski, a Hemingway, a Benito Pérez Galdós, “toda esa mierda”. Ahora, más que leer, se entretiene viendo Telesur o los documentales que copia del Paquete Semanal. Lo último que recuerda haber leído trataba sobre producción biointensiva de alimentos, y tiene el propósito de escribir un libro que, independientemente del nivel escolar y posibilidad económica de las personas, muestre cómo se pueden generar alimentos sanos en el espacio familiar. El 12 de agosto, mientras nos tomamos una cerveza frente a su casa –a unos metros del Vivero–, la conversación desemboca inevitablemente en el tema que más le apasiona y le preocupa después de la agricultura orgánica: Cuba. —Hubo un alemán (se llamaba Goethe, no sé si has oído hablar de él) que dijo: “Prefiero la injusticia al desorden”. Aquí, con tal de evitar la injusticia,
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INICIO hay un desorden que le ronca los cojones. –Se da un trago de cerveza, me mira a los ojos, me señala con el dedo–. Ponte a estudiar a Goethe. —Yo he leído algo de Goethe –le digo riéndome–, pero no conocía esa frase. Salcines se acomoda en su silla, se da otro buche de cerveza y me mira con cara de “estás embarcado”. —Búscala –dice–. Aparece en Wikipedia. Un rato después, teniendo en cuenta que es 12 de agosto y todo eso, la conversación sigue un curso bastante lógico. —Tienen una obsesión con el cumpleaños de Fidel… Yo lo entiendo, porque soy fidelista, pero los jóvenes no entienden ni cojones. ¡Se cansan! Fidel es Fidel, y yo lo quiero y lo adoro y doy el culo por él, pero está bueno ya. Eso es monárquico, caballo. Eso es religioso. Eso es… Salcines no abunda mucho en su vida privada y yo no insisto. Lo más íntimo que alcanzo a sacarle es el nombre de su primera mujer –América–, con quien tuvo una hija que trabaja en el Vivero, y el de su segunda mujer –Flor–, que también trabaja en el Vivero y es su pareja en la actualidad. En algún momento me aclara que acuario es el signo zodiacal de las tres mujeres que ha tenido, lo cual me resulta sumamente útil para comprender que hay una mujer fantasma de la que no conozco ni el nombre. Nuestras respectivas cervezas se acaban y pedimos otra cada uno. El calor es sofocante y en las bocinas suena un reguetón de moda. Salcines, por enésima vez, suelta aquello de que tiene un mar
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INICIO de conocimientos con un centímetro de profundidad, y en esta ocasión decido no contenerme. —Y si eso es así, Salcines, ¿cómo es posible que diga que lo sabe casi todo sobre agricultura orgánica? Él me mira, sonríe, se da un buche. —Porque me sé el teléfono de casi todo el mundo.
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Ilustración: Monkc.
Cuba-Estados Unidos: Let’s talk about business ELAINE DÍAZ
Su familia ha hecho lo mismo durante cien años. Si una entiende ‘lo mismo’ a grandes rasgos, si una no entra en esos detalles relativos a las técnicas de cultivo o a las variedades de las semillas. Y una debería entrar en esos detalles si de veras quiere saber qué ha hecho su familia durante los últimos cien años. Para quienes sienten pereza por los detalles se podría resumir: cultivar arroz. Pero cultivando arroz, a secas, no se llega al Salón de la Fama de Agricultura en Arkansas. Ni a la audiencia pública que se está celebrando en el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes este 14 de septiembre de 2016, enfocada en las oportunidades para expandir el comercio agrícola entre Cuba y Estados Unidos. Cuando Mark Isbell testifique hoy, dirá que es apenas “un agricultor que simplemente quiere vender sus productos en un mercado libre y abierto”. Y donde diga agricultor, usted puede asumir estado (Arkansas).
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INICIO Los cubanos consumen un promedio de once libras de arroz mensualmente, sesenta kilogramos al año. Ninguna desde Arkansas. El primero de su familia que hizo ‘lo mismo’ fue su abuelo. Leroy Isbell nació el 3 de mayo de 1924, en Snake Island, Arkansas, y cuando terminó de estudiar el preuniversitario el mundo estaba en guerra. Por segunda vez. Se alistó en la Marina estadounidense y sirvió en la zona del Pacífico hasta finales de la Segunda Guerra Mundial. El 22 de junio de 1944, Franklin D. Roosevelt firmó lo que se conocería como el GI Bill. Una ley que otorgaba a “hombres y mujeres la oportunidad de reanudar su educación o capacitación técnica después del servicio prestado sin costos de matrícula (a menos que sobrepasaran los 500 dólares por año escolar) y el derecho a recibir un pago mensual mientras estudiaran”. Entre 1944 y 1949, nueve millones de veteranos obtuvieron cerca de cuatro mil millones de dólares como parte de este programa. Con el cheque de 90 dólares mensuales que ganó, Leroy se fue a la escuela de agricultura. El joven de veinte y tantos años que siempre había querido ser veterinario usaría otro poco de dinero para comprar sus primeros cuarenta acres de tierra y sembrar… arroz. No hay casi ninguna foto de Leroy en Internet. Una, en particular, lo muestra con espejuelos y gorra negra, dientes cansados, sonrisa pícara. Es su imagen en el Salón de la Fama de Agricultura en Arkansas. “Clase de 2013”, anuncia el sitio. Hasta ahí llegó por rebeldía. A finales de 1970, la tecnología láser permitía nivelar la tierra de manera
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INICIO precisa. Leroy se dio cuenta de que los sistemas tradicionales de regadío (con diques en pendiente) demoraban más para distribuir el agua por todo el campo porque los sembrados no eran planos. Diseñó una técnica que se conocería como Zero-grading (Cero grados) y que consistía en dejar el área de cultivo completamente llana y rodear los grandes bloques de tierra por un dique perimetral que irrigaba con la apertura y el cierre de una puerta. Se ahorraba así hasta un 30 % de agua y el campo podía drenar en cuatro direcciones, en lugar de en una sola dirección con pendiente como en los sistemas tradicionales. Cuarenta y cuatro años después, Mark Isbell, su nieto, presentará un proyecto piloto ante el Consejo de Recursos Atmosféricos de California. El objetivo es obtener bonos de carbono reduciendo la generación de metano y ahorrando agua en las prácticas de cultivo. Para ello, usará la técnica de Zero-grading. Una investigación realizada por una universidad en 2015 reconocerá que mediante la combinación del Zero-grading y otras técnicas de humectación y secado alterno en los cultivos, la finca de la familia Isbell habría logrado disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 50 %. Cuando la foto de Leroy apareció en el Salón de la Fama, tenía 89 años. Moriría el 10 de mayo del año siguiente. “Y aunque siempre esperó verlo, nunca volvió a notar ninguna cantidad significativa de arroz estadounidense regresando a Cuba”, dice Mark Isbell en la audiencia pública ante el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes.
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INICIO En los primeros días de 1959, mientras la Revolución se abría camino desde Santiago hasta La Habana, Leroy, de 35 años, compraba 900 acres más de tierra. En los primeros días de 1959, Cuba importaba 156 000 toneladas de arroz desde Estados Unidos. “Es imposible saberlo con certeza”, me dice Mark por correo electrónico, “pero teniendo en cuenta que Cuba era un mercado tan grande para nuestro arroz antes de la modificación de la política [estadounidense] en la década de 1960, creo que es muy probable que parte del arroz que mi abuelo cultivaba fuera a parar a Cuba”. En 2014, el año en que Leroy murió, Cuba no importaba ni una tonelada de arroz desde ese país. Esto no significaba que hubiera logrado la tan añorada sustitución de importaciones, sino que había variado sus proveedores en busca de convenios más ventajosos. El año en que Leroy murió, la Isla había destinado alrededor de 173 millones de dólares a la compra de arroz. La mayoría procedía de Vietnam (243 000 toneladas), Brasil (105 000 toneladas) y Argentina (28 000 toneladas), según un informe de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos. El Arkansas Times, en una historia fechada en abril de 2014, publicó que si uno sigue por la autopista 13 en Humnoke –una pequeña aldea agrícola de 284 habitantes–, justo antes de la capilla de la iglesia bautista Rowes verá una señal: “First State Bank saluda a Leroy Isbell. Cultivador de arroz por 54 años consecutivos”. Según Mark Isbell, en declaraciones a Periodismo de Barrio, “el cartel se
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INICIO instaló cuando el campo de cultivos alcanzó los 40 años de producción continua”. Ahora dice 57 años. Mark tiene 35 años, pelo rubio, espejuelos de armadura negra que semejan mucho a los de su abuelo. Junto a su padre, su madre y su cuñado cultivan 3 000 acres de arroz anualmente en su finca situada en Lonoke County, Arkansas. Sabe que el mercado cubano es una gran promesa para los agricultores estadounidenses y que los obstáculos que están enfrentando actualmente para vender su arroz a Cuba no son logísticos. “Nada tienen que ver con la calidad de nuestros productos o su habilidad para competir en un mercado global”, dice. “Los obstáculos que estamos enfrentando para vender nuestro arroz a Cuba son obstáculos legales”. Y cuando se trata de Cuba, los obstáculos legales en Estados Unidos son básicamente obstáculos políticos.
Mark Isbell. (Foto: USA Rice).
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INICIO Estados Unidos cultiva arroz en más de tres millones de acres, fundamentalmente situados en ocho estados (Arkansas, California, Florida, Illinois, Louisiana, Mississippi, Missouri y Texas) y se comercializa en los 50 estados y en 125 países. Arkansas produce más de la mitad del arroz de toda la nación y la mayoría es de ‘grano largo’, el mismo tipo que se consume en Cuba. Cuba importa, como promedio, alrededor de 460 000 toneladas y produce cerca de 530 000, según cálculos realizados de los últimos 17 años a partir de datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.
Procedencia del arroz consumido en Cuba. (Fuente: elaboración propia a partir de datos de la ONEI).
En 2015, Arkansas vendió quince millones de dólares menos de arroz que el año anterior. “Siendo el arroz un producto dependiente de las exportaciones [en los Estados Unidos], nosotros estamos continuamente buscando nuevos mercados […] para mantener una industria rentable”, dice
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INICIO Mark. En mayo de 2016, el gobernador de Missouri regaló veinte toneladas a Cuba. En junio, Vietnam donó 5 000. Hoy, 14 de septiembre, Karen Lowe, vicepresidenta de la División de Financiación de la Agricultura de CoBank, uno de los proveedores privados de créditos más grandes del país para la industria agrícola y rural, recuerda a los miembros del Comité, en su testimonio, que “estamos en un período prolongado de precios bajos en la mayoría de los productos agrícolas”. Esta “dura realidad”, apunta Karen, “hace que todos los mercados, sin importar el tamaño, sean importantes”. Incluso Cuba. Especialmente Cuba. CoBank está plenamente consciente de que la aprobación de la Ley de Comercio Agrícola, remitida a la Comisión de Asuntos Exteriores el 6 de octubre de 2015, no resolverá la falta de transparencia del sistema bancario cubano, la (in)capacidad de pago de la Isla, el cumplimiento de los contratos y, ni siquiera, el establecimiento de una entidad importadora no estatal que sustituya a ALIMPORT, pero “es mejor abordar los desafíos sobre la marcha”. Lo primero es “realizar todos los esfuerzos posibles por ampliar los mercados”. Ampliar los mercados, para los agricultores de Arkansas, es una cuestión de supervivencia económica. Ampliar los mercados, para Cuba, es una cuestión de supervivencia. En noviembre de 2001, luego de la aprobación de la Trade Sanctions Reform and Export Enhancement Act, se realizó la primera venta de arroz estadounidense a Cuba. Y tras la primera venta vinieron
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INICIO otras. En 2004, las exportaciones de arroz a la Isla se valoraban en 64 millones de dólares.
Cultivo de arroz de la familia Isbell en 2016. (Foto: Mark Isbell).
Sin embargo, lo que podría haber sido un renacimiento del comercio agrícola, no fue más que una anomalía de corto plazo. En el año 2005, el Departamento del Tesoro emitió una normativa que redefinía el significado de cash-in-advance. Según la OFAC, instituciones financieras estadounidenses congelaron los pagos de Cuba y pidieron la ayuda del Departamento del Tesoro para aclarar si el término refería que el vendedor debía recibir el dinero antes de embarcar los productos desde Estados Unidos o antes de entregarlos al comprador cubano. Para disminuir el impacto negativo de la detención del efectivo en las confundidas instituciones
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INICIO financieras estadounidenses, la OFAC adoptó una política que autorizaba el desbloqueo de los pagos pendientes y, meses después, aclaró que los mismos debían ser recibidos por el vendedor antes de que los productos desembarcaran de puerto estadounidense. Las importaciones de arroz bajaron a cero en 2009. Cash-in-advance es uno de esos términos elásticos que ganan o pierden significados de acuerdo con los intereses políticos de turno. Luego del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, en diciembre de 2014, la administración Obama (re)redefinió el término como “pago antes de la transferencia o entrega de los productos exportados”. O sea, volvió a la interpretación que tenía antes de 2005. Pero, para entonces, ya Cuba había diversificado sus proveedores de alimentos, y se había alejado de las mercancías de Estados Unidos y acercado a Brasil, Canadá, Argentina, México, España, Francia, Ucrania y Vietnam. “Las condiciones de crédito ofrecidas por algunos de estos países permiten a ALIMPORT conservar la ‘moneda dura’ y utilizar el crédito para hacer compras más grandes durante periodos de varios meses o más, por lo general dos veces al año”, reconoce Luis A. Ribera, economista y Profesor Asociado del Departamento de Economía Agrícola de la Universidad de Texas A&M en su testimonio. Todo ello a pesar de que “Estados Unidos tiene ventajas [sobre otros mercados] para ofrecer estos productos al pueblo cubano en términos de tiempo de
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INICIO tránsito necesario, costo de los fletes y costo del producto”, añade Mark durante su presentación. Por eso, lo importante hoy, en esta sala, es desanudar las regulaciones financieras. —¿Usted cree que un cambio en la política hacia Cuba que incluya la apertura de créditos va a incrementar las importaciones agrícolas desde Estados Unidos? –pregunto vía correo electrónico a Ribera el 16 de septiembre. —Según nuestras reuniones con personas de ALIMPORT, el Ministerio de Agricultura y otros, el principal problema es el Embargo, en general; pero más específicamente, la falta de crédito. Yo pienso que si se dan créditos las exportaciones de Estados Unidos a Cuba se incrementarían. Para Mark, la pregunta no es si Cuba va a comprar arroz estadounidense, ni siquiera la manera en que, de hacerlo, compraría arroz estadounidense. Para Mark, la pregunta es si “nosotros [EE.UU.], como país, vamos a permitirlo”. Y si la respuesta fuera positiva, dice, el costo promedio de enviar un barco de arroz desde los puertos de Nueva Orleans o Houston no superaría los 1 000 dólares. Desde Vietnam o Tailandia está por encima de 6 000. Con los cambios reglamentarios apropiados, “podríamos recuperar el treinta por ciento del negocio arrocero con Cuba dentro de dos años”. Esto significaría exportar un estimado de 135 000 toneladas y, “dentro de cinco años, la participación de Estados Unidos en el mercado cubano podría alcanzar el 50 %”. Con relaciones comerciales normales. En el Comité de Agricultura de la Cámara de
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INICIO Representantes no se menciona la frase “sustitución de importaciones”. Por eso le pregunto a Ribera, dos días después, si este optimismo económico se mantiene incluso cuando cada funcionario cubano ha explicitado públicamente la necesidad de disminuir las importaciones de productos agrícolas. —Cuba ha disminuido las importaciones de productos de Estados Unidos, pero no [las importaciones] en términos generales. O sea, Cuba sigue importando aproximadamente 2 000 millones [de dólares] en productos agrícolas y comida. Si hay un programa oficial para incrementar la producción doméstica de alimentos y es exitoso por supuesto que va a disminuir la importación de estos; pero dado que es una isla […] muchos productos, como el trigo, no pueden ser producidos allí.
Exportaciones agrícolas a Cuba en millones de dólares (2005-2014). (Fuente: FAS Global Agricultural Trade System).
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INICIO —¿No sería más estratégico para Cuba mantener como aliados comerciales a quienes son ya sus aliados políticos (Brasil, China, Vietnam, por ejemplo)? ¿Qué puede brindar Estados Unidos que no pueden ofrecer otros aliados comerciales?
Luis Ribera. (Foto: cortesía Luis Ribera).
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INICIO —Es muy bueno que Cuba mantenga relaciones comerciales con muchos países. No es prudente depender de una sola fuente de alimentos y, por supuesto, también existe la afinidad política. Pero, al final del día, pienso que Cuba va a tomar la decisión que le resulte más provechosa. Ha habido un incremento importante en el número de turistas, por ende, una demanda mayor de alimentos, de diferentes cortes de carnes, principalmente de res, condimentos, aderezos y también otros productos no comestibles como jabones, cremas, etc. [A esto se añade] que hay muchos ciudadanos norteamericanos viajando a Cuba, por lo cual la demanda de productos específicos de Estados Unidos podría incrementarse. Ribera sabe que los consumidores norteamericanos están acostumbrados a cosas como las “hamburguesas-de-las-cinco-preguntas”. Generalmente, en cualquier comercio de Estados Unidos, una debe responder un mínimo de dos y un máximo de seis preguntas para obtener una hamburguesa. Todas, excepto la primera, implican la adición o sustracción de productos comestibles. (¿Qué término prefiere?, ¿qué tipo de queso (cheddar o suizo)?, ¿qué tipo de ensalada (lechuga, tomate)?, ¿con cebolla o sin cebolla?, ¿le añadimos mostaza, ketchup, mayonesa?, ¿con o sin papas fritas?). En La Habana, en cambio, usted solo debe decir lo más claramente posible la oración “quiero una hamburguesa”. Luego de la ampliación del trabajo por cuenta propia en el territorio nacional, los clientes han conseguido incorporarle otra: “Añádale queso, por favor”.
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INICIO Aunque Cuba quisiera comprar productos agrícolas de Estados Unidos, quedan todavía quienes se oponen a la flexibilización de las operaciones financieras. Mauricio Claver-Calone es el director ejecutivo de Cuba Democracy Advocates, una organización sin fines de lucro dedicada a la promoción de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho en la Isla, con sede en Washington, y considera que las sanciones deberían mantenerse exactamente en el mismo sitio. Para entender el testimonio de Mauricio ante el Comité debemos aclarar varios puntos. Primero, Mauricio usa Cuba y Castro como sinónimos. Dice, por ejemplo, que el Estado dirige y controla el comercio exterior y cita “el artículo 18 de la Constitución de Castro”. Donde dice la Constitución de Castro, usted puede leer la Constitución de Cuba. Castro, todavía, no es un país. Y segundo, confunde ‘aumentar’ con ‘disminuir’. Refiere que “el ranking de conectividad a Internet de Cuba ha disminuido”. Para ello se basa en el informe de la Unión Internacional de Telecomunicación (ITU, por sus siglas en inglés), donde Cuba descendió del puesto 119 en 2010 al 129 en 2015. Sin embargo, los datos que ofrece la ITU corresponden al Índice de Desarrollo de las TIC (IDT) (no al “ranking de conectividad a Internet”) compuesto por once indicadores donde se incluyen los abonados a la telefonía fija y móvil por cada cien habitantes, ancho de banda de Internet, porcentaje de hogares con computadoras y con acceso a Internet, porcentaje de personas que usan la red, abonados a la banda ancha fija y móvil por cada
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INICIO cien habitantes, tasa de alfabetización de adultos y porcentaje bruto de inscripción en enseñanza secundaria y terciaria. Que el IDT de Cuba haya descendido es lamentable, pero con 200 soleados parques wifi por toda la Isla (y 1 006 puntos de acceso en total) es imposible que “el ranking de conectividad a Internet de Cuba” haya “disminuido”. La Oficina Nacional de Estadísticas reflejó casi un 35 % de penetración de Internet en 2015. En 2010, era de apenas un 16 %. Y sin parques públicos. Fuera de los “deslices” en el uso del lenguaje señalados anteriormente, Mauricio argumenta que Cuba figura entre las naciones con mayor riesgo de crédito en el mundo, que ha congelado cuentas a empresas extranjeras en el país de manera inconsulta y que su deuda externa es elevadísima. (La ONEI no reporta la deuda externa cubana desde 2012, año en que ascendía a 12 532 millones). “Cualquier persona sería bastante imprudente si dejara su dinero en una cuenta bancaria cubana”, sentencia. Para cuidar a los ciudadanos estadounidenses de posibles imprudencias se debería emitir una prohibición adicional en el Código Interno de Renta de la Trade Sanctions Reform and Export Enhancement Act, según Mauricio, para evitar que las pérdidas derivadas de las transacciones comerciales con Cuba sean deducidas en el cálculo de los impuestos de los negocios. Entre 2003 y 2015, la agencia de calificación de riesgo crediticio Moody’s Investors Service ha variado sus informes sobre Cuba. En su reporte anual de 2003, Moody’s decía que la calificación otorgada (Caa1: extremadamente especulativo) se
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INICIO basaba en una moratoria de la deuda externa cubana (adoptada desde el año 1986), la evidencia de un registro defectuoso de pagos, extrema dependencia de los bienes de importación y acceso limitado a la financiación externa a largo plazo. En abril de 2014, Moody’s bajó la calificación de Cuba a Caa2 (riesgos sustanciales) con perspectiva estable, lo cual reflejaba su percepción de que las debilidades y las fortalezas crediticias del país podrían afectar en proporciones similares su trayectoria futura. Las debilidades crediticias incluyen un acceso limitado a financiamiento externo, alta dependencia de bienes importados, riesgos de transición política y falta de transparencia en los datos oficiales; mientras que las fortalezas incluyen un sector turístico dinámico y creciente, actividades mineras relacionadas a la extracción de níquel, y el potencial de una economía más diversa —Moody’s Investors Service En junio de 2015 Cuba renegoció con el Club de París su deuda, que se había dejado de pagar desde 1986, y acordaron que la misma ascendía a 15 000 millones de dólares. En diciembre, Moody’s cambió la perspectiva de Cuba de estable a positivo. “La dependencia de Venezuela ha disminuido desde 2014, y a pesar de las presiones que esta ejerce sobre las finanzas externas de la Isla, los riesgos siguen siendo manejables”. Además, el impulso de reformas económicas y el incremento del
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INICIO acercamiento con Estados Unidos incidieron en el favorable desempeño macroeconómico. Seamos claros: los cambios en las calificaciones de Moody’s no significan que Cuba esté bien, significa, apenas, que Cuba no está tan mal como dice Mauricio. Pero sigue siendo un escenario con altos riesgos crediticios y de inversión. Un escenario donde, en ocasiones, se toman decisiones abruptas y arbitrarias. Los reportes de Reuters desde 2008 hasta 2011 sobre el congelamiento de cuentas bancarias a empresarios extranjeros en la Isla así lo confirman. A finales de 2008, los bancos estatales cubanos informaron a las empresas extranjeras que sus fondos no estaban disponibles por el momento. Cuba congeló hasta mil millones de dólares en cuentas de 600 proveedores extranjeros a inicios de 2009, de acuerdo con un reporte de Reuters. Cuando los empresarios pidieron explicaciones recibieron el silencio por respuesta. “En reiteradas ocasiones he enviado correos electrónicos y […] a mi representante a las oficinas de una compañía con la que hacía negocios por años y que me debe dinero”, dijo a Reuters un empresario canadiense en 2009. “Simplemente no quieren hablar conmigo”. En diciembre de ese mismo año, el presidente cubano Raúl Castro informó ante el parlamento que se había reducido “en más de un tercio las retenciones de pagos acumuladas” (en algunos casos, se reprogramó o se renegoció el pago de la deuda) e impartió “instrucciones precisas de no asumir nuevas deudas sin la seguridad de cumplimentar su pago en los plazos pactados”. Pero, a
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INICIO veces, las instrucciones del presidente no se cumplen. En un discurso ante el parlamento cubano en julio de 2016, Castro anunció una nueva época de contracciones económicas y dijo que aunque “se había logrado mantener el cumplimiento de los compromisos asumidos en los procesos de reordenamiento de las deudas con acreedores extranjeros”, seguían existiendo “algunos atrasos en los pagos corrientes a los proveedores”. Incluso si Cuba pagara sus deudas, si no tuviera un riesgo de crédito alto, si hubiera mayor transparencia en su sistema bancario, Mauricio tendría otras objeciones: que la única empresa importadora de productos agrícolas desde Estados Unidos es la estatal ALIMPORT (“Desde la aprobación de la Trade Sanctions Reform and Export Enhancement Act en 2000, más de 5 000 millones de dólares en productos agrícolas se han vendido. Sin embargo, todas esas ventas, realizadas por más de 250 empresas privadas estadounidenses, fueron hechas a un único comprador cubano: el régimen de Castro” –donde Mauricio dice ‘el régimen de Castro’, usted lea ALIMPORT. La primera no es una empresa importadora, la segunda sí), que se deben proteger las propiedades de ciudadanos estadounidenses confiscadas a inicios de la Revolución (“Hay cerca de 6 000 reclamaciones certificadas pendientes de pago, por un valor de casi 7 000 millones de dólares producto de la confiscación de negocios y propiedades estadounidenses por parte del régimen de Castro. Entre ellas se encuentran muchos de los puertos y otra infraestructura utilizada para las exportaciones agrícolas”) y
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INICIO que no se debería apoyar a las entidades militares cubanas (“si el Congreso autorizara algún financiamiento para la venta de productos agrícolas a Cuba, le garantizo que el Grupo de Administración Empresarial –GAESA– absorbería ALIMPORT rápidamente, sin ningún proceso legal y con total falta de transparencia”). Con respecto a las reclamaciones, Richard Feinberg, autor del libro Open for Business, Building through New Cuban Economy, comentó por correo electrónico que “Cuba reconoce el principio de compensación por los bienes embargados. Los gobiernos han llevado a cabo dos rondas de conversaciones cordiales según los informes públicos, y el progreso en este tema ha sido gradual pero lento. Cuando finalmente se alcance un acuerdo, como seguramente ocurrirá, el clima político y comercial para los negocios mejorará”. ALIMPORT aparece registrado ante la Cámara de Comercio de Cuba como una empresa adscrita al Ministerio de Comercio Exterior con capacidad para “importar y exportar productos alimenticios, bebidas y materias primas para la Industria Alimenticia y para consumo animal, así como comercializar, de forma mayorista y en ambas monedas estos productos y prestar los servicios asociados a la actividad comercial”. No es la única que puede importar estos productos, pero sí la única que puede importarlos desde Estados Unidos. Otras 125 empresas estatales cubanas también tienen capacidad de importación y exportación de diferentes bienes
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INICIO y servicios. Once de ellas pertenecen al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR). —En su testimonio usted menciona que GAESA podría absorber ALIMPORT, ¿tiene alguna prueba de ello? ¿Ha leído alguna declaración pública por parte de esa entidad o se trata de una opinión?– pregunto a Mauricio vía correo electrónico. —Si ALIMPORT obtuviera financiación de Estados Unidos, sin dudas se convertiría en un objetivo […] para GAESA. Actualmente, ALIMPORT actúa como una agencia de compras, así que no es una máquina de hacer dinero. Sin embargo, si recibiera financiación, es probable que siga la misma suerte que CIMEX, HABAGUANEX y el Banco Financiero Internacional. Te será difícil encontrar una empresa estatal cubana que genere ingresos sustanciales en el extranjero y que no haya sido absorbida por GAESA. De las cinco personas que testifican hoy ante el Comité, la mayoría quiere relaciones comerciales normales con Cuba. No significa que la mayoría tenga la razón. Significa que, al menos en teoría, cada cual debería ser libre de elegir. James Williams, presidente de Engage Cuba, una organización sin fines de lucro con sede en Washington D.C. que tiene el propósito de poner fin al Embargo y las restricciones de viajes hacia la Isla, cree que la decisión debería estar en manos de las empresas estadounidenses. “[Estas] son plenamente capaces de decidir si exportar a Cuba está en su mejor interés o no”.
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INICIO “Hay algo especial que le sucede a las personas cuando se sientan juntos en una mesa y comparten una comida”, me explica Mark. “Lo he experimentado en varias culturas alrededor del mundo. Lo experimenté cuando visité Cuba. Hasta cierto punto, me pregunto si ese algo especial que sucede cuando los alimentos pasan de unas manos a otras en una mesa compartida podría ocurrir también cuando enviamos barcos de ida y vuelta a través de los océanos entre dos países”.
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Ilustración: Yakumo.
Agroecólogo cubano propone alternativas al uso de los pesticidas durante la COP 13 ELAINE DÍAZ
Desde hace veinte años, un grupo de mujeres en la comunidad Los Chenes, del estado de Campeche, se unieron para iniciar el rescate de la abeja melipona, una especie que se encuentra en peligro de extinción debido al uso indiscriminado de plaguicidas en las plantaciones de cultivos transgénicos de soya, entre otros factores. Leydi Pech Martín, líder del grupo maya que trabaja por la conservación de esta especie, denunció en uno de los eventos paralelos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP 13), con sede en Cancún, México, que es “lamentable que se esté hablando de compromisos sobre biodiversidad cuando ningún gobierno o institución está haciendo nada para detener la afectación que están sufriendo los mayas de la región”.
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INICIO Los plaguicidas “no solamente afectan a las abejas, sino también nuestra salud”, añadió Pech. “Dependemos de la polinización para nuestras vidas, nuestros alimentos, para el desarrollo de las plantas con que nos curamos, la producción de miel y la exportación a países europeos”. Esta última actividad es una de las principales fuentes de ingresos para las familias campesinas de la zona. “El cuidado de nuestros bosques y territorios durante miles de años nos ha permitido sobrevivir”, dice. Recientemente, “la Unión Europea declaró que no recibiría más miel procedente de estas comunidades si se detectaban residuos de plaguicidas por encima de los límites permitidos”. En la convención, Pech ha venido a defender “no solo la vida de las abejas, sino también de nosotros, los mayas”. El 90 % de las plantas silvestres, el 75 % de los productos agrícolas y el 33 % de las tierras cultivadas en el mundo dependen total o parcialmente de las abejas. En febrero de 2016, se creó la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicio de los Ecosistemas que incluyó entre su agenda de trabajo la evaluación sobre el estado de los polinizadores, la polinización y la producción de alimentos. El 9 de diciembre, en la COP 13, se adoptó un acuerdo que incluye la promoción de hábitats amigables para los polinizadores, la mejora de la gestión de los mismos, la reducción de riesgos derivados de plagas, patógenos y especies invasoras y del uso de pesticidas, incluidos los insecticidas, herbicidas y fungicidas.
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Abejas de Campeche. (Foto tomada del diario de Campeche).
En un estudio publicado en febrero de 2016 el Journal of Chromatography A reveló que las abejas de miel europeas están siendo envenenadas con hasta 56 tipos de pesticidas diferentes. En 2013, la Unión Europea había restringido el uso de tres pesticidas pero, de acuerdo con la investigación, con tantos pesticidas en uso actualmente, es difícil saber cuáles están dañando a las abejas. “Ciertas combinaciones de pesticidas, o su uso prolongado en el tiempo, podrían afectar a las abejas de diferentes maneras”. En México, campesinos de Chihuahua, Campeche y San Luis Potosí han comenzado a reportar la muerte masiva o la intoxicación de las abejas. En abril de 2007, el diario cubano Juventud Rebelde publicó un reportaje bajo el título “Cuba no tiene abejas muertas”. El director del Centro de Investigaciones Apícolas, Adolfo Pérez Piñeiro,
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INICIO sostenía que la Isla no se había visto afectada por la desaparición masiva de abejas que había comenzado a alarmar a los países más industrializados. Tras el colapso de la Unión Soviética, Cuba debió superar un modelo basado en el uso extendido de plaguicidas y otros insumos externos (incluyendo maquinarias) hacia un uso mucho más racional de los recursos, con bajos insumos externos. Fernando Funes, agroecólogo cubano y Premio Nobel Alternativo de Ecología en 1999, explicó durante la COP 13 que “la transición agrícola cubana de un modelo de monocultivo y sobrexplotación de recursos naturales a otro donde se integró la agricultura urbana y las pequeñas fincas de productores privados o asociaciones cooperativas contribuyó a la búsqueda de soluciones ambientalmente sostenibles y bastante eficientes desde el punto de vista productivo que disminuyeron el uso de los pesticidas”. Entre 1980 y 1989 se utilizaban como promedio 30 000 t de pesticidas en las industrias azucarera, tabacalera, cafetalera, arrocera y en la producción de viandas y vegetales. El 80 % de los herbicidas se empleaban en la caña de azúcar y el arroz, según un estudio publicado en 1997 en la Revista Cubana de Alimentación y Nutrición. En 1997 en los cultivos de tomate, cebolla y papa todavía persistían valores superiores al límite recomendado de etilen bisditiocarbamatos (EBDC). En la papa, por ejemplo, el 13,5 % de las muestras estudiadas sobrepasaban ese límite. “Esta situación es preocupante, pues los ditiocarbamatos se utilizan en un grupo considerable
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INICIO de cultivos, las cifras de uso alcanzan valores altos todos los años, con un promedio anual de 2 500 t de ingrediente activo, y desde el punto de vista toxicológico, uno de sus metabolitos denominado etilen tiourea (ETU) representa riesgos para la salud humana. Además, las exportaciones de papa podrían ser rechazadas por los importadores, de no garantizarse que los residuos de ETU se encuentren por debajo de los niveles permitidos, lo cual acarrearía dificultades económicas al país”, añade el estudio. Un reporte de Inter Press Service, fechado en 2002, refiere que Cuba había reducido el uso de plaguicidas químicos en las dos décadas anteriores, de 40 000 a 10 000 t anuales, “mediante un sistema de manejo integrado de plagas que se aplicaba desde 1982 en el control de unas 90 especies nocivas para la agricultura”. La Oficina Nacional de Estadísticas revela que en 2015 se importaron 6 642 t de herbicidas, productos antigerminantes y otros reguladores del crecimiento de las plantas. En 1988, Cuba implementó un Programa Nacional de Control Biológico donde se crearon 222 Centros de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos (CREE) y tres plantas de producción de bioplaguicidas. Al mismo tiempo, “utilizamos otros métodos para sustituir los fertilizantes”, añade Funes, “como el compost, la lombricultura y el biogás, que también sirve como fuente de energía”. En algunas fincas se integraron técnicas de policultivo. La Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Antonio Maceo, ubicada en Bejucal, Mayabeque, por
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INICIO ejemplo, “cuenta con alrededor de siete cultivos distintos conviviendo: col, plátano, guayaba, aguacate, tomate, frijoles y maíz”. A inicios de la década del noventa se puso énfasis en un programa de manejo integrado de plagas.
Herbicidas, productos antigerminantes y reguladores del crecimiento de las plantas (2007-2015) expresado en toneladas. (Elaboración propia a partir de datos de la ONEI).
En 2001, más del 60 % de los agricultores cubanos realizaba asociaciones de cultivos, principalmente con maíz; alrededor del 70 % tenía sistemas de rotación de los campos, el 75 % incluía prácticas de conservación de los suelos y en más de 900 000 ha anualmente se sustituían los plaguicidas sintéticos por bioplaguicidas, según una investigación realizada en varias provincias representativas del país. Otros métodos de manejo agroecológico de plagas en la agricultura contemplan la siembra de
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INICIO plantas repelentes y atrayentes, la cría de entomófagos y entomopatógenos, la aplicación preventiva y focal de biopesticidas naturales y de laboratorio, la creación de trampas de colores y la observación diaria de los cultivos. Existen plantas con olores más fuertes que pueden desorientar a aquellas plagas que atacan a otras con un olor más delicado. El ajenjo, por ejemplo, repele a los gorgojos, ácaros y orugas que atacan las poblaciones de maíz; el ajo protege a los cultivos de zanahoria y fresa; la albahaca atrae a los polinizadores, lo cual incrementa la producción del cultivo, ahuyenta la mosca blanca, los mosquitos y los chinches y, a la misma vez, protege a los tomates y pimientos. Las trampas de colores comúnmente se utilizan para detectar la presencia de insectos. Algunas trampas consisten en pedazos de plástico amarillo cubiertos de una sustancia pegajosa, que pueden ser pegamentos especiales fabricados con este fin, o bien aceites y grasas de origen vegetal, mineral o sintético, capaces de atrapar a los insectos. Algunas moscas y trípidos prefieren el color blanco mientras los escarabajos se ven más atraídos por el rojo. “También hemos desarrollado un programa de Fitomejoramiento Participativo, donde los agricultores son los protagonistas. Este tiene entre sus objetivos fortalecer la capacidad de utilizar el mejoramiento genético de cultivos alimenticios por parte de investigadores, campesinos y autoridades locales, fomentar la diversidad mediante el manejo descentralizado de
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INICIO las semillas y promover grupos de investigación campesina para la selección, conservación y multiplicación de semillas”. Un informe publicado por la CEPAL en 2004 resaltó que “los resultados son notables en términos de diversidad”. En el caso del maíz, “antes de la intervención del programa, la situación era casi dramática, pues los campesinos habían abandonado esta siembra por escasez de semillas adecuadas. La semilla disponible en ese momento —creada bajo el enfoque de Revolución Verde— no podía utilizarse sin fertilizantes. Del octavo lugar en prioridad de siembra que ocupaba el maíz entonces, se pasó al segundo lugar, porque ahora se dispone de numerosas variedades de maíz adaptadas a las condiciones locales mediante la experimentación campesina”.
Fernando Funes en la COP 13. (Foto: Elaine Díaz).
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Cuba aboga por inclusión de experiencias de los pueblos indígenas en los estudios sobre biología sintética ELAINE DÍAZ
Australia, Canadá, Nueva Zelanda y la Unión Europea propusieron eliminar el análisis de los conocimientos, la experiencia y las perspectivas de los pueblos indígenas y las comunidades locales de los estudios sobre los posibles beneficios y efectos adversos de la biología sintética que realizarán un grupo de expertos técnicos con vistas a la COP 14, que se celebrará en Japón en dos años. La eliminación fue objetada por El Salvador con el apoyo de Bolivia, India, Uruguay y Cuba. La biología sintética, uno de los temas más polémicos durante la Convención de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP 13) que se celebra en Cancún, México, hasta el próximo domingo 18 de diciembre, consiste en la creación de nuevos organismos vivos que no existen en la naturaleza y
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INICIO en el resideño de organismos ya existentes a partir del uso de la ingeniería biológica. De acuerdo con un informe publicado por la Fundación Heinrich Böll, los biólogos en este campo afirman que “es posible un enfoque predictivo de la biología, al usar partes que supuestamente están bien caracterizadas y que exhibirán el comportamiento predicho en el organismo de diseño”. Ante el aumento de la población mundial, el agotamiento de los recursos naturales y las limitaciones de la productividad agrícola, los promotores de la biología sintética buscan formas para incrementar el potencial genético de los cultivos mediante la mejora de la fotosíntesis, un proceso natural que consideran ineficiente. “La capacidad para manipular la fotosíntesis implica el control de todo lo que determina cómo una planta sobrevive y se adapta: qué tan eficientemente usa el agua y los nutrientes para crecer y producir la biomasa que usamos como alimento, fibra y combustible; qué tan eficientemente fija el dióxido de carbono (CO2) y libera oxígeno”, refiere el informe de la Fundación Heinrich Böll. Paralelamente, el Grupo Africano, seguido por El Salvador, Bolivia y Venezuela, se ha pronunciado a favor de una moratoria a experimentos que involucren biología sintética, incluyendo la creación de impulsores genéticos. Los impulsores genéticos son una tecnología de ingeniería genética experimental cuyo objetivo es “la diseminación agresiva de un rasgo específico de ingeniería genética en una especie o población en la naturaleza”, añade el informe de la Fundación Heinrich Böll.
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Los Pueblos Indígenas participaron en un evento flash durante la COP 13 para reclamar sus derechos. (Foto: IISD).
Las principales objeciones de las más de 160 organizaciones sociales, ambientales y sindicales que han apoyado la petición de una moratoria incluyen que “si un impulsor genético fuese exitoso, los rasgos de diseño genético seleccionados se difundirían y se convertirían en dominantes en poblaciones silvestres en solo unas cuantas generaciones de la especie, o podrían hasta provocar su extinción”. Cuba, si bien no se pronunció respecto a la moratoria, apoyó la permanencia del enfoque precautorio al considerar la liberación de genes dirigidos en el proyecto de decisión presentado el pasado 15 de diciembre en el grupo de trabajo. El mismo insta a los gobiernos y partes del Convenio a aplicar este enfoque hasta tanto no se hayan realizado evaluaciones del riesgo a los ecosistemas y socioeconómicos.
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INICIO También pide cautela sobre la creación de genes dirigidos en el laboratorio mientras no se hayan desarrollado y establecido regulaciones específicas para la biocontención de los mismos. Además, solicita que se informe a otros gobiernos cuya diversidad biológica pudiera verse afectada por cualquier propuesta de genes dirigidos y la obtención de su consentimiento antes de que se apruebe la liberación de tales genes. Australia, Nueva Zelanda y Canadá se opusieron a la inclusión de este principio precautorio. Brasil pidió acogerse al mismo solo en caso de amenazas de reducción significativa o pérdida de la biodiversidad de acuerdo con las legislaciones nacionales e internacionales pertinentes. Por su parte, Namibia recordó que las amenazas derivadas de la biología sintética son la antítesis de la biodiversidad, por lo cual se debía adoptar una decisión al respecto durante la COP 13. En los debates del 16 de diciembre, los delegados apoyaron la propuesta de Bolivia de retirar las menciones a los conocimientos de los pueblos indígenas y comunidades locales de los términos de referencia para el comité de expertos e insertar en el proyecto de decisión una invitación “a las partes y a otros a presentar a la Secretaría información y documentación de apoyo sobre los conocimientos, experiencias y perspectivas” de estos pueblos. La versión final del documento, que se aprobará este 17 de diciembre en la plenaria, acepta la definición propuesta por el grupo de expertos, que considera que “la biología sintética representa un
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INICIO nuevo avance y una nueva dimensión de la biotecnología moderna que combina la ciencia, la tecnología y la ingeniería para facilitar y acelerar la comprensión, el diseño, el rediseño, la fabricación y la modificación de materiales genéticos, organismos vivos y sistemas biológicos”.
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Ariel Ruiz Urquiola: «alguien está mintiendo» GEISY GUIA DELIS, ISMARIO RODRÍGUEZ, ELAINE DÍAZ
El biólogo cubano Ariel Ruiz Urquiola fue citado por el juez de ejecución del Tribunal Municipal de Viñales. El día 20 de diciembre deberá estar a las 9:00 a.m. en «la sede de este órgano judicial a los efectos de la realización de la comparecencia inicial». El documento especifica que «su inasistencia injustificada constituiría una indisciplina grave que podrá dar lugar a la revocación del beneficio de la Licencia Extrapenal que le ha sido concedida». El 20 de diciembre, Ariel no irá al Tribunal porque se considera inocente. Solo acudiré de la misma manera que me llevaron antes. Esposado, por la fuerza y, peor aún, sin decirme que iba a un juicio.
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Citación de Ariel Ruiz Urquiola.
La licencia extrapenal fue aprobada debido al diagnóstico de un «síndrome afectivo-depresivo-ansioso». Ariel cumplía prisión de un año por el delito de «desacato» que se dictaminó en un juicio celebrado el 8 de mayo de 2018. Solo fue puesto en libertad luego de 16 días de huelga de hambre y sed. Cuando salió, ningún médico se responsabilizó «con su nombre y firma» con este diagnóstico y tampoco ha «habido un tratamiento posterior», añade Ariel en su más reciente declaración publicada por la actriz cubana Lynn Cruz en Facebook. Una instrucción del Tribunal Supremo Popular establece el procedimiento para mantener el control de los sancionados por parte del juez de ejecución. Esto implica la citación a una comparecencia inicial donde «el juez de ejecución comprobará, de forma sistemática, su estado de salud,
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INICIO conducta y reingreso al establecimiento penitenciario». Ya Ariel ha comparecido varias veces ante el Tribunal Municipal de Playa, en la provincia La Habana, donde radica su dirección oficialmente. En este lugar le explicaron las limitaciones de la Licencia Extrapenal y le pidieron que cambiara su dirección a Viñales. «Eso no lo voy a hacer porque significaría ponerme en manos de los mismos que me condenaron injustamente», dice.
Vivienda de Ariel Ruiz Urquiola en la Sierra del Infierno. (Foto: Ismario Rodríguez).
Cuando lo visitamos en su finca, el jueves 13 de diciembre, nos comentó que desde el 18 de octubre había recibido la noticia de que el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria del Consejo
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INICIO de Derechos Humanos de Naciones Unidas declaraba que su detención violaba «varios artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos». Por ese documento supo que el gobierno cubano, a nombre de las autoridades del Ministerio de Agricultura, afirmaba que «tomando en cuenta los antecedentes de depredación forestal del Sr. Ruiz Urquiola y sus reiteradas violaciones a las normas dispuestas por el Ministerio de la Agricultura para la gestión de tierras en usufructo, incluyendo mantener la tierra sin producir, […] decidieron iniciar un proceso para rescindir el usufructo que se le había otorgado». Sin embargo, nos muestra otra carta, firmada por el delegado municipal del Ministerio de Agricultura de Viñales, donde se especifica que «hasta la fecha no constaban […] documentos ni indicaciones sobre la extinción de su usufructo». Es del 12 de diciembre de 2018. ¿Entonces quién está mintiendo? ¿El Gobierno cubano o Naciones Unidas? Alguien está mintiendo. El Grupo de Trabajo añadió que «teniendo en cuenta todas las circunstancias del caso, y conforme al derecho internacional aplicable, las víctimas de una detención arbitraria tienen derecho a buscar y obtener reparaciones del Estado, lo que incluye restitución, compensación, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición». Ariel no recibió ninguna.
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INICIO
Carta del Delegado Municipal del Ministerio de Agricultura en Viñales presentada por Ariel Ruiz Urquiola.
https://youtu.be/VzUuA9w60i0
Declaraciones exclusivas de Ariel Ruiz Urquiola, biólogo cubano, a Periodismo de Barrio.
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Cuba apuesta por el tratamiento de aguas para producir alimentos GEISY GUIA DELIS
La producción agrícola de la finca Primero de Julio del municipio habanero Cerro apenas alcanza para llenar la pequeña tarima de venta a la población. Es, como diría Jesús Ortega, administrador del lugar, “una representación que no va a resolver el problema de alimentación del país”. Lo que sí resuelve hasta ahora la cosecha de 16 quintales semanales de hortalizas frescas es el abasto a dos hospitales y tres hogares para ancianos de la localidad. Desde que se fundó en 1991, el organopónico garantiza este consumo social y trata de hacerlo de manera rentable. Por tal razón, desde hace ocho meses, en la finca está instalado un novedoso reactor piloto de dióxido de titanio, que se utiliza para la descontaminación de aguas con elevada carga de materia orgánica. El equipo funciona con tecnología de oxidación avanzada, que se basa mayormente en la
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INICIO generación de radicales hidroxilos mediante el aporte de energía para la eliminación de contaminantes a través de la radiación de luz ultravioleta. En los últimos años esta técnica se ha consolidado en el mundo como una alternativa eficiente en la destrucción de sustancias tóxicas, incluyendo las orgánicas, inorgánicas, metales o patógenos.
El reactor fotocatalítico de dióxido de titanio demanda muy poco mantenimiento. (Foto: Geisy Guia Delis).
La Empresa Industrial de Riego (EIR), entidad cubana creada en 2015, es quien importa por primera vez el reactor. Según Santiago Burillo Panivino, gerente general de la empresa ICE INNOVA, recientemente otros diez equipos han sido com-
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INICIO prados por Cuba. “La parte de Agricultura que tiene que ver con los organopónicos [se refiere a la EIR] hace como dos años nos planteó un reto: prácticamente todos los acuíferos de La Habana estaban contaminados y la contaminación era básicamente de origen orgánico. Entonces, empezamos a buscar tecnologías que pudieran ayudar, cuyos costos fuesen aceptables y que se pudiesen rentabilizar. Dimos con los reactores de dióxido de titanio que permiten, con un gasto mínimo, reutilizar ese tipo de agua; son equipos sencillos y fáciles de maniobrar”. En el caso de la finca Primero de Julio, el reactor responde a una instalación de laboratorio para comprobar que realmente puede trabajar. Antes de que el equipo fuese ubicado allí, Jesús utilizaba el agua potable del acueducto para regar sus 200 canteros. “Esa agua es muy costosa, imagínate que hay meses en los que tenemos que pagar hasta 10 000 pesos por el consumo. Si sigue el problema de la sequía en el país, no van a dejar a la población sin tomar agua por mantener cuatro hortalizas”, explica. Desde que el organopónico se construyó en 1991, también se creó un embalse para el riego; sin embargo, diez años después la empresa vecina, Seguridad y Protección (SEPSA), realizó un drenaje de aguas pluviales y albañales y contaminó el agua de la laguna. Entonces, Jesús tuvo que acudir al agua potable. “Probamos primero hacer dos pozos y no nos dieron agua. La empresa que los hizo nos cobró 4 000 CUC, 10 000 CUP, 200 litros de petróleo, 160 litros de gasolina y 10
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INICIO kilogramos de electrodos. Cuando no funcionaron, se quitaron responsabilidad diciendo que eran pozos abiertos a riesgo, pero ellos tenían todas las condiciones para saber, antes de perforar, dónde se puede hacer un pozo y dónde no”. La solución que se le ofrece a Jesús con el reactor es sustituir el abasto del acueducto con el tratamiento de 24 m3 diarios del agua contaminada de la represa.
La producción de la finca es de hortalizas y especias. (Foto: Geisy Guia Delis).
Entre 2016 y 2017, el ingeniero químico Alejandro Guevara Cardoso realizó ocho pruebas para medir los niveles de eficiencia de la planta. Según explicó, se logró obtener un agua apta para
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INICIO el riego agrícola con una sola pasada por el filtro. De igual manera, después de varias recirculaciones se eliminaron en más de un 90 % las Unidades Formadoras de Colonia de Escherichia Coli por cada 100 mililitros de agua (UFC/100ml), bacteria que se usa como indicador de contaminación microbiana. “El uso del reactor fotocatalítico puede aplicarse también al tratamiento de las aguas residuales que vierten las industrias, especialmente la farmacéutica y la alimenticia. En el mundo ha habido experiencias muy positivas con esta tecnología”, comenta Guevara. Uno de esos casos en los cuales no solo se ha usado esta técnica, sino que además se le realizaron innovaciones, fue en la transferencia de tecnología de Suiza a Burkina Faso en 2009, para el tratamiento de aguas contaminadas por pesticidas mediante una planta piloto de oxidación avanzada que funcionaba con energía solar. Para que en el organopónico se emplee solamente el agua tratada en sus dos hectáreas cultivables es necesario optimizar también el sistema de riego, porque actualmente se desperdicia mucha agua. Jesús dice que el que tienen está en explotación desde hace casi 30 años y le sobran los salideros y las piezas antiguas. Por desgracia, esta situación no es exclusiva del Primero de Julio. De acuerdo con Santiago Burillo, la propuesta de ICE INNOVA al país busca hacer entender que no solo hay que tratar el agua sino también hay que aprovecharla. “Por muy pequeño que sea el costo de purificar el agua de un embalse, la rentabilidad de la inversión aumenta si se es capaz
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INICIO de mejorar el consumo. Nuestros cálculos: la dotación de agua que utiliza el país en la agricultura es de 1,3 litros por segundo en hectáreas y con eso en cualquier provincia del país se cultiva papa o cualquier hortaliza sin problemas. El inconveniente es que esa agua tiene un costo y si se desperdicia se está tirando el dinero. Por eso hay que optimizar la parte de riego. Estamos trayendo a Cuba todos los componentes necesarios para la fabricación de las máquinas pívot de tipo circular para regar las grandes superficies. Aproximadamente el 8 % de la superficie cultivable tiene sistema de riego. Se pretende, en los próximos cinco años, alcanzar el 24 % de la superficie en riego, que es más o menos la media de lo que los países desarrollados llegan a tener”. Se estima que si realmente los reactores fotocatalíticos llegan a comercializarse en el país, el precio oscilará entre los 5 500 CUC o 6 000 CUC. Si bien no es la opción más accesible para la mayoría de los hombres y mujeres que se dedican a cultivar la tierra, es otra alternativa para garantizar la suficiencia alimentaria en tiempos de sequía.
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El programa de plantas proteicas en Cuba, explicado ELAINE DÍAZ, LILIAM MARRERO SANTANA
Hace apenas unos días el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ulises Rosales del Toro, fue liberado de su cargo para que se dedique exclusivamente a «acrecentar el desarrollo del programa de plantas proteicas», diseñado por Fidel Castro. El cambio de funciones provocó dudas en la ciudadanía, poco familiarizada con este programa. Periodismo de Barrio responde varias preguntas esenciales para comprender el tema. 1. ¿Qué son las plantas proteicas? Las plantas proteicas como la moringa, la morera y la tithonia se reconocen por el alto valor nutricional de sus follajes para el ganado. Según el libro Mulberry, moringa and tithonia in animal feed, and other uses. Results in Latin America and the Caribbean [Morera, moringa y tithonia en la alimentación animal y otros usos. Resultados en
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INICIO América Latina y el Caribe], en el área de América Latina y el Caribe existen numerosas investigaciones acerca de la obtención de “alta biomasa de follaje” de estas plantas, para la alimentación de animales monogástricos, como cerdos, aves y conejos, y también para las especies rumiantes. El libro afirma que debido a la alta concentración de proteínas en el follaje de estas plantas, su empleo implica la reducción de otros recursos alimenticios convencionales y costosos como la harina de soya, comunes en la dieta de animales monogástricos. Sus propiedades medicinales inciden de forma positiva en la salud de los animales, por lo que se requieren menos medicamentos. Varios estudios registran una alta productividad animal asociada con la introducción de plantas proteicas en su alimentación y destacan, además, las facilidades para el cultivo de las mismas. 2. ¿En qué consiste el programa cubano de plantas proteicas? Cuatro proyectos iniciados por Fidel Castro en 2011 conformaron la base de lo que hoy se conoce como el programa de plantas proteicas cubanas: uno dedicado a la moringa “como suplemento nutricional humano”, codirigido por la Dra. Concepción Campa Huergo y con la participación del Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL) y la Unión Agropecuaria Militar (UAM); otro dirigido a “la producción de semilla agámica y botánica” de las plantas proteicas; un tercero orientado a la producción de pasto y forraje para la alimentación
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INICIO animal, que involucró al Grupo Empresarial Ganadero del Ministerio de la Agricultura (GEGAN) y la UAM; y otro para obtener pienso a base de plantas proteicas para animales monogástricos y poligástricos, coordinado por CENPALAB, informaron medios locales. La Dra. Lourdes Lucía Savón, coeditora del libro Mulberry, moringa and tithonia… y bioquímica de formación, declaró a IPS que la introducción de productos alternativos que abaraten los costos de la producción animal responde a una demanda de sostenibilidad. Aunque los alimentos tradicionales a partir del maíz y la soya “hacen que los animales crezcan más rápido”, a veces el pienso importado tiene microtoxinas que les causan trastornos, añadió la especialista. Con la alimentación animal a base de productos alternativos “los animales crecen más lento”, pero se asegura su disponibilidad a nivel local y se garantiza la salud de los mismos. Sin embargo, la científica advirtió a IPS que los alimentos alternativos “son muy difíciles de llevar a nivel industrial”, por ello se aconseja su uso “en las medianas y pequeñas producciones”. 3. ¿Por qué se implementa el programa? En el año 2011 Cuba gastaba más de 800 millones de dólares en la compra de trigo, soya y maíz, destinados a la alimentación animal, reportaron medios locales. Los precios de estas materias primas se han mantenido en aumento en el mercado internacional y, por otra parte, la productividad
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INICIO agrícola de la soya y el maíz en el país registra niveles inferiores a otras regiones del mundo. La soya contiene 46 % de proteína, el girasol 30 %, la moringa y la tithonia 27 %, la morera 21 %, la alfalfa 18 % y la soya forrajera 15 %. Sin embargo, en Cuba el rendimiento de la moringa, la morera, la tithonia y la alfalfa es de cinco a seis veces mayor que el de la soya o el girasol, según declaraciones del Dr. Leonardo Cabezas Rodríguez, director general del CENPALAB. A nivel internacional, las alternativas para la alimentación animal constituyen un asunto de máxima relevancia, pues se pronostica un incremento de dos mil millones de personas en la población mundial para 2050. Ello supondrá un alza significativa en la demanda “de alimento animal en un contexto de tierras degradadas y aumento de la urbanización, por lo cual la búsqueda de nuevas maneras de incrementar la producción de ganado es esencial”, aseguró el Sr. Theodor Friedrich, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Cuba en el año 2017, y actual representante de esa organización en Bolivia. Investigaciones realizadas por el Instituto de Ciencia Animal (ICA) y la Estación de Pastos y Forrajes Indio Hatuey afirman que la morera es una de las plantas con mayor potencial para la alimentación de los rumiantes, por sus elevados niveles de “proteína cruda y digestibilidad”, y también por su capacidad de rebrote. La tithonia es nativa de México y se ha expandido por todo el mundo. Se caracteriza por su
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INICIO “rápida producción de biomasa” y por la concentración de nutrientes en sus tallos y follajes, además de que favorece la restauración de los suelos degradados. Mientras la moringa, que es la más conocida en Cuba, sobresale por su adaptabilidad a suelos y climas muy variados, y por la posibilidad de aprovechamiento de sus hojas, vainas y flores, que “contienen nutrientes importantes tanto para los humanos como para los animales”. 4. ¿Cuánto invierte Cuba en las importaciones de alimentos para animales? Al cierre de 2018 Cuba había invertido más de 152 millones de dólares en la compra de tortas de soya, 82 millones para preparados y casi 2 millones en harina animal para pienso. Estos no son los únicos gastos que se hacen en alimento animal. El maíz importado, aunque no aparece desagregado en las estadísticas de la ONEI, también se destina para el consumo humano y para la producción de piensos dedicados al ganado vacuno, bovino, porcino y la cría de pollos. Las estadísticas muestran un significativo aumento en los últimos 7 años. Aunque las cifras de harina animal para pienso han permanecido discretas, el resto de los rubros ha tendido a crecer. Entre 2006 y 2009 la compra de tortas de soya fue igual a cero, una anomalía estadística que no ha sido explicada.
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Fuente: ONEI.
5. ¿Se ha producido en Cuba moringa como suplemento nutricional humano? Sí. En abril de 2018, la Empresa Laboratorio Farmacéutico Oriente, de Santiago de Cuba, presentó un suplemento nutricional de tabletas de moringa en la Feria Comercial Salud Para Todos. El producto, elaborado con el polvo de las hojas secas de la especie oleífera, comenzó a desarrollarse en 2016. El Ministerio de Finanzas y Precios aprobó en 2018 el precio del frasco de 180 tabletas en $14,20 pesos para su venta a la población en las farmacias comunitarias.
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INICIO 6. ¿Las plantas proteicas funcionarían igual en las empresas estatales que en el sector privado? Esta pregunta la sugiere el economista cubano Pedro Monreal a través de la red social Twitter y ofrece algunos elementos fundamentales para responderla. En primer lugar, el especialista señala que el tema de las plantas proteicas presenta muchas aristas, pero la experiencia internacional sugiere que su empleo para la alimentación animal es adecuado en pequeñas fincas “mixtas”, que combinan agricultura y ganadería, con un enfoque de ceba “lenta”. Mientras que el modelo económico de sistemas “industriales” de ganadería en grandes empresas especializadas, con un enfoque de ceba “rápida”, está diseñado, en alto grado, para piensos basados en cereales y soya. En segundo lugar, el doctor en Economía por la Universidad de La Habana menciona que la mayor parte de la tierra ganadera de Cuba es gestionada por usufructuarios, por campesinos privados y por cooperativistas (CPA), y representa el 58,6 %. El resto es operado por empresas estatales de mayor escala y ocupa el otro 41,4 %. Lo anterior se relaciona con la “reducción de escalas productivas en la ganadería cubana”, que ha sido notable debido a la entrega por parte del Estado de la mitad de su tierra ganadera a usufructuarios (más de 1,5 millones de hectáreas). Ese cambio en la escala de operación tiene un impacto “mixto”.
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INICIO Por tanto, ese incremento de fincas ganaderas pequeñas, observa Monreal, pudiera reducir la productividad, lo cual tiende a incrementar costos, pero a la vez, una escala menor pudiera ayudar a reducir costos mediante el reemplazo del alimento animal importado, con altos precios en el mercado y en divisas, por alimento animal local a base de alternativas como las de las plantas proteicas. ¿Se intenta consolidar en Cuba un modelo dual de ganadería con unidades estatales de gran escala que utilizan un sistema “industrial”, basado en la importación de pienso, en cohabitación con pequeñas fincas menos productivas, pero rentables gracias a la utilización de alimento local?, se pregunta por último el economista cubano.
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La mujer que nunca se va a morir MÓNICA BARÓ
A Reina cuesta localizarla. No se queda quieta en un sitio más que lo indispensable. Anda siempre ocupándose de algo, o de alguien. De la tierra, de la comunidad, de los otros, del mundo. En su rutina no deja espacios en blanco. No acaba de hacer una cosa sin pensar en la próxima. Comienza a ajetrear antes de que el sol levante el día. A las seis abre los ojos, sin recurrir a la tiranía de las alarmas. Le encanta mirar ese momento, el amanecer. A las siete de la mañana, ya es tarde. En la azotea: una tendedera de ropa recién lavada. En la cocina: el almuerzo adelantado. Todo lo deja perfecto en una o dos horas, para poder salir despreocupada a su faena. Si queda alguien remoloneando entre sábanas, le despierta. “Dormir mucho es malgastar la vida”, advierte a sus hijos. Sale para la finca. En la agricultura no existen sábados ni domingos. A los cultivos hay que prestarles atención, los
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INICIO animales tienen que comer. Su compañero trabaja como albañil, pero le ayuda a labrar la tierra. Reina conduce una moto eléctrica gris y verde. Hasta hace poco, Lola, una chihuahua, viajaba con ella en el timón. Ya no. Pobre Lola. Recorre el kilómetro y medio que hay entre su casa y la finca varias veces al día. Reina extraña a Lola: “Esa era mi vida, mi vida”. Hasta de noche puede aparecerse allí, en una oscuridad de boca de lobo, y dar una vuelta. Le ha dicho un hombre a caballo: “Señora, ¿no tiene miedo a estas horas?”. Y ella ha respondido: “¿Tienes miedo tú?”. No le teme a nada. Sin embargo, es cautelosa como un felino. En el zodiaco, su signo es Leo. Se enorgullece de haber nacido Leo. También, camina. En los alrededores, mucha gente la busca: lo mismo para conducir una peña cultural de la tercera edad, que para mediar en una bronca entre fulana y zutano y evitar una desgracia, que para encontrar un trabajito de lo que sea, que para contar problemas personales y conversar un rato. La finca, a veces, recuerda un departamento de asistencia social. Reina esto, Reina lo otro. Y Reina que no se niega, que no espera a que le pidan ayuda sino que la ofrece antes, que nunca retira la sonrisa de su cara. Una sonrisa elástica, de pómulos acentuados. Cualquiera diría que no sabe cansarse, como si sus fuerzas provinieran, curiosamente, del movimiento constante. —Cuando viene alguien y me dice: “Ay pero tú no paras”, ¿tú sabes cuál es mi palabra? “Dichosa la persona que tiene trabajo”. Yo soy igual que Francisca. ¿Has leído el cuento de Francisca?
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INICIO —¿Francisca y la muerte? –digo, refiriéndome al cuento de Onelio Jorge Cardoso en que la muerte va en busca de Francisca, creyéndola vencida por su vejez, y fracasa. —Sí, Francisca y la muerte. Esa es la dicha: poder sentirte útil. La Cooperativa de Créditos y Servicios Sergio González, del municipio Habana del Este, dedicada a la producción de leche y cultivos varios, cuenta con 89 asociados: 71 hombres y 18 mujeres. Cuenta, además, con cinco fincas que constituyen referencias nacionales para la agricultura urbana y suburbana. La de Reina es una de esas cinco. *** Dulce Reina Herrera Pérez nació en Manicaragua, Villa Clara, hace 48 años. Su infancia la vivió al amparo de las montañas. Desde muy temprano, iba a cuidar las plantas. Iba a la escuela y a cuidar las plantas. Habla sobre las plantas como si hubieran sido una materia más. La materia. Aprendió a amarlas. A amar los paisajes manchados de verde. “Cuando tú creces en ese ambiente natural, todo te gusta de esa manera”. Pero un día visitó Cienfuegos, conoció el mar, y ya no hubo remedio. Tenía ocho años cuando se enfrentó a todo ese azul por primera vez. Inhaló su aire. Se mareó. “Me caía y todo”. Dos horas tuvo que permanecer sentada, conteniéndose, apenas mojándose los pies, hasta sobreponerse de la conmoción. Ese día, juró que iba a vivir a su lado. El mar se le convirtió en un sueño.
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INICIO Años después, se inscribió en clases minaapoteket de kayak: “Por el tema de la libertad”. En la secundaria quien no practicara un deporte debía recolectar café. Entonces apareció alguien, dijo clases de kayak, y ella se apuntó. Siempre le atrajo lo novedoso, lo desconocido, lo desafiante. Ya recoger café no le emocionaba tanto. En eso no había quien se le igualara. Era “campeona recolectora de café” en su provincia. Ninguna otra niña, ningún otro niño, superaban su agilidad. Por eso cuando alguien dijo clases de kayak, renunció al triunfo seguro de los cafetales y eligió el mar. Tenía que cargar la canoa sobre su espalda por casi cuatro kilómetros, con once, doce años de edad. De la escuela a la presa y de la presa a la escuela, porque había que guardarla en la escuela. Su única preocupación, no obstante, era que el profesor, como parte del entrenamiento, consiguiera virarle el kayak en una de las clases, le hiciera caer al agua y descubriera que ella no sabía nadar. No aprendería a nadar hasta los 18 años. Afortunadamente, el profesor nunca la alcanzó. Luego, en las competencias a mar abierto, tampoco nadie más podría alcanzarla. Ella remaba y remaba para alejarse de sus contrincantes, evitar un choque, perder el equilibrio: que su secreto se supiera –no tanto ahogarse. Ese miedo le trajo varias victorias. Su madre todavía conserva medallas y trofeos de primer lugar. A los catorce, con un técnico en Geofísica, empezaría el camino sin retorno a su juramento de niña frente al mar. No aspiraba al preuniversitario porque no aspiraba a la universidad.
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INICIO Aunque había quedado como primer expediente de su graduación, las circunstancias económicas de su hogar determinaron más su destino que las calificaciones. “Yo tenía que emprenderme en algo que me permitiera trabajar pronto. Con un técnico medio mataba dos pájaros de un tiro, porque me graduaba a los 18 años con un título de bachiller y una profesión”. Entre las pocas opciones disponibles, la Geofísica resultó ser la más extraña, exótica, sobre la que poseía menos certezas; por tanto, la indicada. Además, incorporaba a la experiencia docente un valor agregado: la carrera se cursaba en La Habana. Que para una villareña de catorce años no significaba vivir en una ciudad, capital de país. Significaba, a lo sumo, un sitio distinto. Nunca fue sueño de Reina vivir en La Habana. Apartando el mar, sus otros dos sueños eran construir un pozo y que le naciera un hijo un 24 de diciembre: reflejos de una infancia impresionada por la escasez de agua potable y las caras felices de las navidades. Cuando finalizó sus estudios retornó a su provincia, a su vida al amparo de las montañas. Sin embargo, su corazón no había vuelto con ella. Reina y Roland se casaron a los pocos meses y alzaron su casa en el municipio Habana del Este, en la periferia de la ciudad. En la cima de una loma del reparto Peñas Altas. A un kilómetro del mar. A la altura justa para abarcar con la vista el litoral. Creció la familia. En 1988, Arianna, un 23 de noviembre. En 1992, Roland, un 24 de diciembre. El pozo, los pozos, se cumplirían después. ***
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INICIO A la entrada, dos letreros distintos que apenas se divisan debajo de las ramas de los atejes blancos: Finca Agroecológica La Reina, Paisaje natural protegido. A unos 200 metros, el mar. Tan pronto Reina llega y remueve las cadenas de la reja, Doris rebuzna, se inquieta. Maya, una perra con pintas, alborotadora de gallinas, impecable cazadora de roedores, reclama atención. Musulunga, la única gata de la finca, se deja ver. Coca, feroz, ladra. La cotorra parlotea, silba. “¿Tú no ves que aquí todos los animales hablan? Ellos saben de verdad. Lo que nos pasa a los humanos es que nos creemos más sabios que los animales, o que tenemos un poder por encima de ellos, y estamos equivocados. Cuando comprendamos que los animales son tan inteligentes como nosotros, que les demos el mismo respeto, nosotros vamos a ser más inteligentes. Porque es increíble lo que te pueden aportar, lo que te pueden ayudar emocionalmente”. Reina se calza las botas negras de goma, se pone una camisa tono claro de mangas largas, y se amarra con una felpa su melena negra, insumisa. Otra jornada que comienza. Entre los cultivos, Maya. (Foto: Mónica Baró).
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INICIO La finca, al borde de la carretera Vía Blanca, en el reparto Brisas del Mar, es un universo independiente. Un refugio hecho con sombra y paz, que ni siquiera el tráfico próximo consigue perturbar. A la gente de por ahí le gusta pasar y sentarse en la banca de madera, o bien en la silla ubicada debajo de la pirámide, para calmarse un rato o recuperarse de las sofocaciones del verano. Y a Reina le gusta brindar agua fría y plátanos, “plátanos orgánicos”, que se maduran solos, sin químicos, y saben como ya no suelen saber los plátanos que se venden en cualquier parte: a plátano. En ocasiones, el refugio se transforma en aula y espacio de encuentro. Aquí Reina ha impartido clases de pintura y ajedrez para niños, porque hay que enseñarles varios caminos para que tengan oportunidades; ha organizado intercambios entre agricultores del municipio, de Cuba, de América Latina y el Caribe; ha coordinado talleres sobre género, agroecología, energía piramidal. Aquí, en síntesis, ha intentado arreglar el mundo. Su mundo. Algo que, para no poca gente, significa un montón de boberías. “Desde un punto de vista, se le llama bobería a dedicar tiempo a lo que nadie te agradece, pero a mí no me hace falta que nadie me agradezca nada. Yo he llegado a comprender que todo el bien que tú hagas a una generación, perdura”. La pirámide, armada con tubos de aluminio de unos dos metros de largo, a 30 centímetros del suelo, constituye un atractivo para la comunidad. “Eso sí es una pirámide comunitaria. Ahí todo el mundo se carga positivamente. A mí me
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INICIO gusta mucho tenerla. En sí, no ocupa un espacio. Ella está cumpliendo una misión”. Musulunga también acostumbra a echarse en el centro del poliedro. Reina dice que es porque los antepasados de su especie provienen del Egipto remoto de las pirámides. Pero Reina solo se sienta cuando va a leer. No sabría quedarse ahí reposada durante media hora haciendo nada. En ocasiones, coloca en su interior algunas semillas para que se energicen y nazcan con fuerza. Da fe de que el método funciona. Claro, indica que no remplaza ninguno de los cuidados típicos del proceso de cultivar. El orden prevaleciente en la finca es el que la naturaleza, con sus ciclos, decide. No hay rivalidades ni artificios. A Reina no le interesa controlar ni dominar el ecosistema que ha ido propiciando a lo largo de trece años, quizás quince. Prefiere observar, intentar entender o aceptar lo que no consigue entender. “A mí me nace una planta en un lugar y la dejo que sea. Porque yo pienso que si ella nació ahí, es porque pasó tanto trabajo, se aclimató tanto a ese lugar… Tal vez va a cumplir un rol importante”. Las hojas secas que caen, no las retira, no las desperdicia. “Yo limpio el trillito por donde paso por un problema de cubanía. Pero a mí me da dolor tener que quitar las hojitas, porque ellas ayudan a proteger el suelo, y cuando proteges el suelo estás creando vida, microorganismos, estás generando abono, estás respetando la humedad natural”. Tampoco emplea demasiado hierro, menos después de la lluvia. “Los viejos antes decían: Cuando la tierra está mojada no la ares, que matas la tierra. Lo que matas son los
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INICIO microorganismos naturales que la viven. ¿Qué es la tierra sino un medio que va retornando a la vida lo que se muere?” *** Antes de la finca, fue la reforestación del Río Peñas Altas. Ocurrió durante la etapa en que Reina fungió como delegada a la Asamblea Municipal del Poder Popular, hacia el año 2003, cuando la finca no era finca sino un terreno yermo, un tiradero descontrolado, y el marabú gobernaba el paisaje. Nunca necesitó motivos superiores, ni solicitó permisos, ni aguardó por órdenes. “Cuando usted llega a un lugar y lo ve tan abandonado, si tiene un poquito de amor, se hacen las cosas”. En rigor, eso no formaba parte de sus deberes con sus electores. Ella solo se fijó en el río y se percató de “un detalle”: que dentro habían posturitas de mangle. “Entonces fui a hablar con personas que le sabían al tema, con campesinos más viejos, y me dijeron: El marabú dentro del agua no se puede quitar, no lo toques, porque si lo matas, se desprende toda la ladera del río. ¿Ves qué complicado? Tienes que esperar a que la planta que sembraste sea capaz de sostener, para poder quitar la anterior, porque si no, desgarras el río”. Primero, intentó reforestar con bambú. Traía los retoños desde lejísimo. Le fascinaba la idea de una ribera de bambú. “Pero las posturitas se me morían. Nosotros tenemos mucha salinidad y la salinidad no acompaña al bambú. No lo acepta”. En esta zona, el río y el mar se mezclan
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INICIO constantemente, y esas aguas ambiguas no las soporta cualquier planta. Tras tanto bambú malogrado, Reina decidió finalmente recurrir al mangle. “Empecé a echar semillitas y a sembrar en un ladito y ya me iban creciendo. Yo iba sacando y sembrando, sacando y sembrando. Eso fueron años. La reforestación no es de un día. Y sufres mucho porque se te mueren las plantas. Un ejemplo: de diez que siembras, si logras una, es mucho. ¿Tú ves ahora que eso está hecho? Lograrlo es un milagro”. Todavía hoy, en el agua, queda marabú. Sin embargo, Reina nunca lo ha considerado un enemigo. Su lucha nunca fue contra una planta sino contra el abandono.
Años atrás, esto era pura desolación. (Foto: Mónica Baró).
Poco a poco, la reforestación del río comenzó a extenderse tierra adentro, a transformarse en
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INICIO labranza. “Cuando yo vi este pedazo, dije: Ay, voy a cultivarlo”. Empezó, antes, a sanarlo. De esa tierra se habían apoderado sin resistencias el marabú y la basura. Pertenecía a una fábrica aledaña que supuestamente debía encargarse de ponerla a producir alimentos para sus trabajadores. Supuestamente. Ahí fue cuando las manos de Reina comenzaron a robustecerse; su piel, a curtirse de sol y trabajo. Igual su carácter. Hubo un momento, sobre todo al inicio, en que estuvo sola. Mucha gente escéptica intentaba desalentarla. “Todo el mundo me quitaba la idea: eso es un error, eso no sirve, es perder tiempo… En los proyectos siempre hay más detractores que constructores. Pero bueno, yo no soy una mujer fácil de quitar ideas. Cuando yo me propongo algo, lo hago”. Cuenta que fue una lucha bastante grande la de conseguir los papeles, la concesión de la parcela en usufructo, para crear la finca. “El jefe de una entidad me dijo una vez: Tú hablas como si fuera tu hijo. Y yo le dije: Sí, es un hijo mío. Cuando tú tienes algo que amas, tú lo estás pariendo. Y así mismo fue”. Reina siempre tuvo la certeza de que esa tierra era fértil. El mismo marabú que tanto machete le costaba vencer, de alguna manera, se lo sugería. “El marabú tiene sus beneficios. Lo que pasa es que si tú realizas realeos drásticos, es decir, si limpias todo y lo dejas pelado, y dices voy a sembrar y no siembras, él se aprovecha. Si hay una semilla, nace y se fortalece. Pero él da nitrógeno al suelo. Por eso yo sabía que cuando desmontara esto y sembrara, todo se iba a dar. Los frutos más dulces que hay se dan aquí. No sé si es el amor
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INICIO que le pongo o si es la entrega”. Alfredo Gutiérrez, su compañero actual, se le unió a medio camino, hace ocho años. Con él, otro par de brazos para labrar la tierra, el corazón feliz. Alfredo es hombre de pocas palabras, respuestas breves, bien distinto a ella en ese sentido. Sin embargo, comparten el mismo entusiasmo por hacer surgir cosas de la nada, sea una pared o un árbol. “Como tú ves la finca ahora, yo la soñé”, revela Reina. “La pinté en un papel, el ordenamiento. Cuando tú te ordenas todo te sale mejor. Siempre perdí plantas. La agricultura es muy difícil por eso, porque lograr un resultado cuesta mucho”. Y es más difícil aún en esta región. La cercanía del mar impone un reto: la salinidad. Que los cultivos prosperen, exige medidas extraordinarias. No es casual que desde la carretera, la finca asemeje un bosque. “Esa franja de árboles que tengo en el frente está sosteniendo la salinidad. Es una barrera natural contra el viento, contra el sol mismo, que va creando un microclima”. Para Reina, no obstante, la barrera funciona más bien como un puente entre dos sueños, en apariencia, poco compatibles: el mar y la tierra. *** La parcela es pequeña, poco menos de media hectárea, incluyendo el tramo circundante del Río Peñas Altas, pero se aprovecha. No se percibe un solo espacio estrictamente silvestre. Son casi ochenta los frutales plantados. Hay matas de mango –siete tipos de mango–, guanábana, canistel, marañón,
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INICIO cereza, naranja, limón, plátano, frutabomba, maracuyá, uva, pitanga, guayaba ácida. A Reina le preocupa mucho que se olviden los sabores, la pérdida de diversidad. Sostiene que las prácticas de monocultivo han afectado la cultura alimentaria del país, la salud de la gente. —La guayaba ácida casi se ha extinguido como los dinosaurios, porque es difícil lograrla. Aquí tengo dos matas. —¿Y por qué ácida? —Porque cuando tú la muerdes es como si mordieras un limón. ¿Adivina qué yo hago con esa fruta? —¿Qué hace? —Piña colada. Le digo piña colada, pero tengo que inventarle un nombrecito. Y la bebida queda igual de espumosa. Los otros cultivos varían, según la época del año. En los meses en que las temperaturas arrecian, como en julio y agosto, Reina opta por habichuelas, algo de maíz, calabaza. Hace poco sembró pepino y lo atacó una plaga. “El pepino es muy sensible. Después me quedé pensando en que no debí haberlos sembrado, porque en el verano vienen muchas plagas. Por el sol, la falta de lluvia, por muchas cosas. Una misma a veces por no tener las condiciones provoca las plagas”. Las plantas albahaca, el orégano, sábila, menta, tilo, romerillo, malva, almácigo, se mantienen en distintas estaciones. Todas, en su conjunto, se defienden mutuamente ante agresiones. Y en cuanto septiembre arranca, prepara los semilleros de cebolla, tomate, rúcula, ají. Siempre, intercalando
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INICIO unas con otras. “La diversidad es la que fortalece. Yo tengo un área que es para hortalizas nada más. Todas las otras son con intercalamiento. ¿Qué pasó en Jagüey Grande (municipio de Matanzas) con los naranjales (que una vez fueron los más grandes del país)? Desaparecieron. Porque como eran un monocultivo, ellos mueren. Cae una plaga y acaba con todos. Si se hubieran combinado diferentes tipos de frutales, todavía existieran los naranjales (aunque ahora se están recuperando). Ah claro, la plaga es como un catarro malo: si lo cogieron tres fincas para allá arriba, puede que llegue a la tuya, si no estás protegida”.
Cosecha relámpago antes del mediodía. (Foto: Mónica Baró).
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INICIO Reina aprecia mucho las flores. “Las flores son maravillosas. Eso que tú ves ahí es girasolillo, a mí me encanta. Ahora casi no ha florecido, pero se llena. Yo pico palos y voy enterrando, voy enterrando…”. En la finca, las flores no solo contribuyen a luchar contra las plagas sino también a incrementar la productividad. “En un taller una vez hablamos sobre el tema de la avispa. Todo el que ve un avispero dice: ‘Lo voy a quemar ahora mismo’. Agarra una hoja de palma llena de candela y quema las avispas. Y está quemando a sus amigas las avispas, porque ellas –al igual que las abejas– se encargan de polinizar las flores”. A Reina se le había ido su colmena de abejas, pero un amigo le trajo una hace poco y la acomodó en el interior de una lavadora soviética descompuesta. “Porque si la mata de habichuela da tres flores y viene un bichito de otro lugar y germina una sola flor y no le da tiempo germinar las otras, da una sola habichuela, pero si tengo varias abejitas polinizándolo todo, ¿cuántas no da? El rendimiento se multiplica. Además, te tomas la miel. Esos son agentes naturales. Pero cuando tú utilizas químicos, matas a esos agentes. Todos los acabas”. Producir alimentos de manera agroecológica supone gestar un proceso de interdependencias, de relaciones armónicas, de integración entre distintos actores y elementos. Sinergia es el término que reitera Reina en sus explicaciones. “A veces se cree que el tema de la agroecología es un problema de falta de recursos. Y nos equivocamos. Es un problema de respeto a la naturaleza. Cuando caminamos al lado de la naturaleza,
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INICIO marchamos bien, pero cuando queremos montarnos por encima de la naturaleza, todo sale mal”. Más que producción de alimentos, la agroecología busca garantizar la reproducción de la vida. *** Por ironías de la vida, Reina acabó asentándose en un lugar propicio para cumplir su sueño de construir un pozo. En Guanabo, el Consejo Popular al que pertenece Peñas Altas, desde hace décadas, el agua que llega por las tuberías es salobre. A los habitantes de aquí les toca comprar la de tomar. O construir un pozo, siempre que sea a una distancia prudente del mar. El agua que emana de las profundidades de la tierra es de una pureza insuperable. Reina, en el patio de su casa en lo alto de una loma, construyó el primer pozo de su vida. Luego, en su mandato como delegada, otros dos colectivos en distintos barrios de su circunscripción, lo suficientemente hondos como para abastecer varias viviendas. En la finca, a pesar de su ubicación cercana a la costa, logró el cuarto. Dijo “aquí hago el pozo” y, de milagro, acertó. “Quien encuentra agua, encuentra un tesoro”. El principal problema es que le falta una turbina para poder implementar un sistema de riego. Sus cultivos, por ahora, dependen de la indulgencia de la lluvia. En esta época, Reina se encomienda al cielo. Le entristece ir al área de hortalizas y encontrar sus habichuelas maltrechas. “Yo sé que mi habichuela pudo haber dado diez veces más de lo que está dando, pero no llueve. El otro día cuando fui
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INICIO allá atrás lloré. Todo estaba tan así, la tierra tan seca, pidiendo agua a gritos, mi habichuela muriéndose de sed…”. Hace rato que no hay noticias de tormentas. Lo que en muchas áreas urbanas es motivo de dicha, para ella, lo es de angustia. Teme que le invada una plaga y arruine su siembra. “Si yo soy una plantica, no tengo agua, estoy al resistero del sol, descalza porque mis pies van a ser mis raíces, ¿no crees que me vaya a enfermar?”. No obstante, va cosechando las que brotan: en una tanqueta coloca las verdes, y en otra, las amarillentas. Es importante conservar semillas. “Arrancar la habichuela no es igual que romperla”, me indica. “Tienes que darle la vueltecita”. Maya retoza entre los surcos. Persigue mariposas. Se cansa y se echa en la sombra de los plátanos. Doris mastica yerba, acompaña con su mirada boba, inofensiva. A lo lejos, en una finca contigua, se escucha el barullo de dos cotorras que, hasta hace pocos meses, convivían con Reina. En sus manos las habían dejado jíbaras, algo desplumadas, picoteando a diestra y siniestra, y ella las devolvió mansas, bien educadas. Dice Reina que cada vez que la sienten trajinando en el huerto, se ponen a llamarla. También, siempre que puede, rescata perros y gatos de la calle. En la finca les da refugio, los atiende un tiempo. “Yo nunca dejo a nadie desamparado. Ni a un perrito, ni a un gatico”. Después, se encarga de buscarles hogar. Averigua en la zona quién quiere una mascota. “Nada más decir yo tengo un perrito en la casa, te preguntan: ¿Pero es de los tuyos? Y yo digo: Claro que es de los míos, ¿tú no ves que lo tengo yo? Es
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INICIO que nadie da valor a las cosas, hasta que tú no se lo das”. Doris, como la pirámide, constituye otro atractivo para la comunidad. Brinda un servicio de equinoterapia. Si hay un niño intranquilo, que no consigue dormir bien, sus padres lo traen para que monte en la burra y pasee por la finca, o para que, sencillamente, le pase la mano. “Yo no sé, hay una relación ahí que te favorece”. Sin embargo, Doris no siempre fue Doris. Antes de merecer su nombre, dos años atrás, perteneció a otra persona. “A un hombre que la tenía maltratada, llena de garrapatas, flaquita, sin pelo, toda acabadita, y cada vez que yo pasaba por al lado de la burrita le decía a él: Óyeme ya no la maltrates más que ella es mía y ella es mía… Y de tanto lío, hicimos un trato y cayó la burra para acá”.
Doris, la burra que hace feliz. (Foto: Mónica Baró).
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INICIO En pocos minutos, Reina acaba de recoger habichuelas. Entonces, aún con dudas, pregunto: —Pero en la finca, ¿qué función cumple la burra? —A Doris la estamos enseñando a trabajar. Pero eso lleva aditamentos que vamos a tener que inventar. Ahora la función que cumple es de depredadora: se come la yerba y así. También nos hace felices. Hay funciones que son de ese tipo. *** Las flores, siempre las flores. Si Reina fuera una, sería un girasol. “Flores en la mesa, flores en la cabeza”, afirma. “Aunque sean silvestres, o un ramito de albahaca, tienes que poner flores”. En su cabeza, un jardín. Si algo no le falta nunca son ideas. Ideas que generan proyectos, proyectos que generan trabajo, trabajo que genera otras ideas. En un ciclo inacabable, donde el tiempo desborda las clasificaciones. Su memoria no organiza su historia con fechas sino con hechos. A no ser un suceso extremadamente significativo, Reina no recuerda el día, mes y año de nada. Su edad le parece una convención. La sabe, celebra sus cumpleaños, pero no la siente. —Hoy mismo amanecí y me dije: “Mañana cumplo 48 años”. Pero yo no siento que tenga esa edad. Yo creo que eso es mentira. No me lo creo. Mi hija Arianna me dice: “Mamá, ¿tú no vas a madurar?”. Porque para mí el tiempo no pasa. —¿De qué edad se siente? —Yo me siento igual que cuando tenía 16, 17
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INICIO años. Así, con ideas, corriendo para aquí y para allá, con las mismas ganas de vivir, de estudiar, de hacer, de todo. No sé, no me siento cansada por algo. Eso es un problema espiritual. Hay personas que tienen alma de joven; otras, almas de viejo. El tema del envejecimiento está en la mente de uno. —¿En la mente? —Sí, en la mente. Los ejercicios tibetanos de larga vida plantean que las personas envejecen cuando se meten esa idea del envejecimiento en la cabeza, del no puedo, de la negación. Para mí no hay nada imposible. A mí no me hace falta dinero. Nada. A mí lo que me hace falta es meterme una idea en la cabeza. Ahora, la idea que tiene metida en la cabeza es hacer una juguera. Aquí mismo en la finca. Ya realizó las mediciones, encontró el kiosco y contactó al hombre que se lo va a instalar, tramitó el permiso con su cooperativa. Solo le faltan detalles. Para septiembre, deberá estar funcionando. “Tengo que apurarme. No me puedo desviar para nada en este momento. Es una dedicación entera a esto”. Si alguien le preguntara cuándo va a morir, al igual que Francisca en el cuento, Reina solo podría dar una respuesta: “Nunca, siempre hay algo que hacer”.
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Coordinación General: Geisy Guia Delis Edición: Tomás E. Pérez y Gilberto Padilla Ilustración de portada y diseño: Monkc