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ENEMIGOS DEL TRIGO
Jaque a las enfermedades foliares
LA MEJOR MANERA DE CONTROLARLAS ES A TRAVÉS DE LA IMPLEMENTACIÓN DE UN PROGRAMA DE MANEJO INTEGRADO. ESTRATEGIAS RECOMENDADAS POR UN ESPECIALISTA PARA PONERLES LÍMITES A LAS ROYAS AMARILLA Y ANARANJADA Y A LA MANCHA FOLIAR.
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MANCHA AMARILLA
Marcelo Carmona no necesita demasiadas presentaciones. El reconocido fitopatólogo de la FAUBA destaca los cambios
que ha sufrido el escenario
del trigo en los últimos años. Cita la aparición con graves daños de la roya amarilla, una enfermedad endémica que afecta a gran parte de los cultivares disponibles. Hay además una disminución de la eficiencia de control de los triazoles sobre la roya anaranjada, y surgen perjuicios por roya negra o del tallo en determinadas variedades. Se observa asimismo una dificultad para controlar la mancha amarilla, con aparición de resistencia a determinados fungicidas. Todo esto ha dado lugar a un monitoreo más frecuente y extendido. Paralelamente se está replanteando el tratamiento de semillas, para determinar cuáles son las prioridades que las empresas deben atender; la cobertura seminal por parte del fungicida pasa a ser protagónica. Se verifican además desaciertos en el uso de fungicidas, muchas veces relacionados con el momento
PASO A PASO
En la pirámide, la decisión se construye desde la base: resistencia varietal-sanidad de semilla-manejo cultural/nutricional. Recién cuando se instala la enfermedad llegan control químico/ inducción- estrobirulinas + triazol-carboxamidas. ¿Asignaturas pendientes? Fundamentalmente elección de variedades y riesgo.
de aplicación, las dosis (insuficientes o se dividen), la elección de la molécula y la tecnología de aplicación. Por último, se ha dado la aparición de nuevos fungicidas a base de carboxamidas o mezclas de principios activos que ya estaban en el mercado. ¿Cómo armar el programa integrado? Lo primero que hay que hacer es priorizar las enfermedades a través de los daños estimados. Si uno no hiciera ningún tipo de control, los daños por roya amarilla serían del 40-50 %, por roya anaranjada del 30-40% y del 15-20% por parte de las manchas foliares.
ROYA AMARILLA
Hay que decir de ella que tiene alta variabilidad (genera razas que se adaptan a otras temperaturas, a nueva genética, a los fungicidas), elevada capacidad migratoria (por el viento y la ropa), gran virulencia/sistémica (es clave, una sola espora que ingrese a la hoja puede generar una estría completa; la infección es interna) y provoca importantes daños y pérdidas. Por ahora la mayoría de los fungicidas permiten un control eficiente de la enfermedad, siempre y cuando se usen las dosis correctas en el momento oportuno. Generalmente se ven manchones que preanuncian su presencia, si bien algunos los confunden con problemas de nutrición o de agua. Las esporas de esta roya tienen una membrana mucilaginosa que las ayuda a adherirse y formar grupos, y así se dispersan. Recuerde que los patógenos biotróficos pueden ser manejados antes de la siembra por la elección del genotipo. Uno puede conocer de antemano qué riesgo tiene cuando escoge una variedad. Eso sí, nada es permanente, puede que en medio de la campaña aparezca una nueva raza y quiebre la resistencia de un material determinado. La lógica indica evitar cultivares susceptibles, y si se los elige por el rinde, hay que ir a un mo-
nitoreo precoz, frecuente y consistente téc-
nicamente. Observar si hay manchones, si el cultivo está amarilleando, caminar el lote y rastrear. Pero además corresponde considerar el monitoreo informativo: revisar reportes sobre la presencia de la enfermedad, en qué regiones está apareciendo. Conviene partir de semilla tratada; se ha probado que el uso de fluxapyroxad retrasa las chances de un ataque temprano. Y si hay que aplicar en el lote, deberíamos seleccionar al
ROYA AMARILLA: RESOLUCIÓN PRÁCTICA
menos una mezcla de estrobirulinas más triazol e incorporar coadyuvantes cuando la formulación no los incluya, que favorezcan la penetración. Este hongo genera una infección latente por varios días.
ROYA ANARANJADA
Es agresiva, virulenta, tiene alta variabilidad y
capacidad migratoria; los daños y pérdidas son también muy importantes: migra por el viento. La diferencia con la roya amarilla es que su infección es localizada, una espora daría lugar a una pústula. Eso sí, una pústula produce 10000 esporas por día durante 20 días, de ahí que es alta la capacidad y velocidad de colonización. Además, es menos sensible a triazoles. Se trata de una enfermedad policíclica como la roya amarilla. Significa que entra y sale varias veces del cultivo. Eso denota la agresividad, pero fundamentalmente la velocidad de la enfermedad; por eso requiere una entrada oportuna del fungicida. También en este caso tenemos genotipos con mejor comportamiento y valen las mismas recomendaciones que para la roya amarilla en cuanto a elección de variedades.
El monitoreo para esta roya es a partir de en-
cañazón (Z30-Z32) y hay que calcular el porcentaje de hojas afectadas sobre el total muestreado. Si nos da entre 2 y 7 %, es el momento adecuado para tomar una decisión que involucre a los fungicidas. No hacerlo implicará llegar tarde. Como los triazoles no tienen el efecto deseado de curar, hay que evitar que la infección ingrese a la planta. Está claro que no debemos usar un único principio activo; la fase curativa y erradicante no tiene chances, al menos hasta que aparezca una nueva molécula. Nos queda
solamente prevenir.
MANCHA AMARILLA
Tiene creciente importancia, porque está en
rastrojos y semilla, y es resistente a estrobi-
rulinas y algunos triazoles (ciproconazol). Es una enfermedad joven comparada con las royas, que son bíblicas. Sin embargo, puede evolucionar mucho más rápidamente que aquellas en determinadas circunstancias. De hecho ha
tomado algunos genes de Septoria nodorum
para hacerse más agresiva. Es ciertamente destructiva. Durante los últimos años ha aparecido acompañada de Parastagonospora nodorum; uno encuentra los picnidios de esta última junto con los conidios de la mancha amarilla. Drechslera tritici, tal el nombre científico de la mancha amarilla, es el principal patógeno de semilla en trigo. La simiente infectada constituye el agente más eficiente de diseminación y el medio más seguro para su supervivencia. Actualmente, debido a la existencia de cepas resistentes a fungicidas podemos estar introduciéndola en un lote. Hay que utilizar el test de sanidad más sensible y, así y todo, no es fácil detectarla. Ciertamente es una enfermedad de difícil control; de hecho, hay pocas moléculas aptas (flu-
xapyroxad, difenoconazole y protioconazole
en altas dosis, o iprodione + difenoconazole). Por eso hay que privilegiar eliminarla antes de llevar la semilla al lote. ¿Cómo manejarla? Control del patógeno asociado a la semilla (priorizar y erradicar) y en restos culturales (rotación de cultivos), eliminación de plantas guachas, materiales de mejor comportamiento (no hay resistencia genética), adecuado nivel de nutrición del cultivo (ni déficit ni exceso de nitrógeno, hay que buscar el equilibrio), monitoreo y respeto por los umbrales de daño (15 al 30 % de hojas enfermas), control químico, y uso de inductores (potencian mecanismos de defensa de la planta). Conviene comenzar a pensar en mezclas nuevas de moléculas poco usadas, el empleo de multisitios (mancozeb, clorotalonil, etc.) y el agregado de triazoles efectivos, como epoxiconazole.
Claudio Gianni
Fuente: Regionales Aapresid