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LECCIONES BÁSICAS

¿Se puede producir sin invertir?

DEFINITIVAMENTE ES IMPOSIBLE. EL CAPITAL SE EVAPORA, LOS VOLÚMENES GENERADOS SE AMESETAN Y POCO DESPUÉS LLEGA LA CAÍDA. HABRÍA QUE EXPLICÁRSELO AL GOBIERNO.

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Por SUSANA MERLO ESPECIAL PARA CHACRA | contenidos@revistachacra.com.ar

Hace más de diez años que la Argentina está estancada en su producción global. No crece, y los únicos movimientos que se dan son coyunturales, por factores externos y/o climáticos, o por los exponenciales avances tecnológicos que compensan parte de la irremediable caída.

El sector agroindustrial no es, ni puede ser,

una excepción. De ahí que no sorprende observar que el área de siembra global no ha crecido en las últimas campañas, o que aún no se haya recuperado totalmente el stock vacuno que se perdió con las malas políticas de la década pasada (que tampoco mejoraron luego), ni la menor cantidad de productores lecheros y fruticultores, o que el área forestal no logre superar ese algo más de un millón de hectáreas que ostenta desde hace casi 20 años. Los avances

fueron pocos, limitados, mientras que los re-

trocesos fueron muchos y constantes.

ESCASAS MOTIVACIONES

¿Y qué hace falta para invertir? En realidad, se

requiere una sola cosa: que la expectativa sea

favorable. Y seguramente alguno podrá decir que tanto para la carne, como para los granos, la lana, la madera, etc., el clima de negocios en el mundo es más que amigable, igual que el nivel de los precios de la mayoría de esos rubros. El problema está en casa. De acuerdo con algunos sondeos entre los productores más avanzados (no necesariamente los más grandes), más de la mitad de ellos cree

que la situación del país estará peor dentro de

un año, en una proporción ocho puntos superior al nivel que la misma encuesta había registrado hace apenas 4 meses. Por lógica, si esas

son las expectativas, difícilmente se esté pensando en crecer, arriesgar más, invertir,

y mucho menos endeudarse. Es raro que los actuales funcionarios no se den cuenta de algo tan elemental. Y tampoco es antojadizo por parte de los productores. Al contrario. Con un mercado cambiario múltiple, retenciones, controles velados (y no tanto) de precios y restricciones de distinto tenor, que incluyen una carga impositiva creciente y hasta la nueva prohibición de exportar libremente carne, dislate que sigue sin terminar de corregirse y que seguramente provocará un nuevo retroceso en lo que era una prometedora recuperación paulatina de la ganadería.

INCOHERENTE

La incapacidad del gobierno para controlar irregularidades fiscales, sumada al desconocimiento imperante, una cuota de fundamentalismo, y la necesidad imperiosa de lograr resultados coyunturales inmediatos, en lugar de generar las modificaciones estructurales que permitan cambios reales de tendencia, conforman un cóctel en el que no parece tener cabida un plan estratégico a nivel país. Tampoco entienden los gobernantes que la in-

eficiencia oficial no puede ser cargada -vía impuestos- una y otra vez sobre la produc-

ción, porque ese es un final a término al restársele competitividad. Se mire donde se mire, es igual. Con la hidrovía, con la yerba mate, con las restringidas importaciones de tecnología e insumos imprescindibles para producir. La lista sigue. Y como si no alcanzara, algunos “fundamentos” que apelan a cuestiones supuestamente religiosas para afirmar que “los bienes de este

mundo están originariamente destinados a

todos”, ponen una cuota de inquietud sobre el principio constitucional de la propiedad privada, que fuera la columna vertebral del gran crecimiento de la Argentina en su momento. Así, invertir se convierte en una utopía.

CONTRADICCIONES

No faltan las incoherencias como controlar las exportaciones de “huesos”, pero no la evasión e irregularidades que se multiplican, o plantear un Plan Ganadero,

mientras siguen vigentes las restricciones para

exportar; ideas claramente contrapuestas. No comprenden que “el mejor plan es un buen precio”.

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