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La tendencia “Siempre verde” apunta a mantener el suelo cubierto de plantas vivas durante el mayor tiempo posible. Paralelamente se busca atender demandas ambientales imprescindibles. Estos cultivos cumplen un rol fundamental en esta historia. CULTIVOS DE SERVICIO: protagonistas del cambio

Por SOLANA SOMMANTICO REDACCIÓN CHACRA | ssommantico@nfco.com.ar

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No todo es renta directa. Los cultivos empiezan a ser sembrados, no con el fin de cosecharlos, sino con otros objetivos que se asocian a un servicio ecosistémico. Dichos objetivos pueden ser evitar la erosión (cobertura), incorporar materia orgánica, retener nutrientes (cultivos trampa), sumar nitrógeno vía fijación atmosférica (con especies leguminosas), descompactar el suelo, favorecer el consumo de agua para deprimir las napas, cubrir el suelo para reducir la evaporación, minimizar la presencia de malezas por competencia y hasta lograr reducir emisiones de gases de efecto invernadero.

Por esta suma de razones contundentes se los denomina cultivos de servicio. El Ing. Agr. Gervasio Piñeiro, investigadordel CONICET, IFEVA y docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, dialogó con CHACRA acerca de todas las cuestiones a tener en cuenta a la hora de incorporarlos en el planteo.

“Durante mucho tiempo la agricultura se centró en los productos negociables. Diseñamos el sistema para sembrar y cosechar, pero no miramos que un ecosistema funciona con otras cosas -comenzó relatando Piñeiro-. Este Lote de girasol sobre distintos cultivos de servicio. Los beneficios para el sistema empiezan a manifestarse a poco de usar esta herramienta.

es el ‘chip’ que los productores deben modificar en primera instancia. Generan alimentos, pero a la vez tienen que regular el consumo de agua para que no haya inundaciones, evitar producir gases de efecto invernadero, no contaminar la napa y muchas cosas más. Estas últimas cuestiones no pueden soslayarse”. Para todo eso están estos cultivos de servicios de regulación y soporte, una tarea que fue perdiendo de vista la agricultura moderna. Se impone entonces revisar lo que estamos haciendo. Replantear procesos. La clave del cambio pasa por diseñar un sistema que produzca alimentos sin descuidar los servicios al ambiente. „

¿Cómo elegirlos?

En general, aquellos productores que adoptan este manejo suelen priorizar la cobertura, la captura de nutrientes, la fijación de nitrógeno y el combate de malezas. La consociación de cultivos de servicio permite disfrutar de más de uno de estos beneficios a la vez, de modo de obtener mayor cantidad de servicios ecosistémicos en el mismo tiempo y espacio.

Lo primero que hay que tener en cuenta, según el especialista, es definir cuál o cuáles de los servicios que debe prestar el establecimiento agropecuario desea mejorar. “En segundo lugar, están los rasgos morfofuncionales de las especies que se asocian a ese servicio –subrayó el técnico-. Por ejemplo, si se quiere combatir malezas se debe pensar en un cultivo que genere alta alelopatía o que crezca rápidamente al principio, tenga una relación C/N muy alta y cubra el suelo en menor tiempo. Esto es muy distinto a, por ejemplo, apuntar a generar materia orgánica, lo que requiere mucho nitrógeno, situación en la cual hay que recurrir a una leguminosa. Si de descompactar se trata, lo ideal es tener raíces tanto finas como gruesas, y lo mejor es recurrir a una mezcla”.

Es sabido que la elección de la especie depende de la zona; si bien hay un grupo de especies que se destaca en cualquier región, como la vicia villosa, el centeno para zonas más secas y la avena para áreas más húmedas, lo real es que existen decenas de plantas que se pueden utilizar. “Lo que me llama la atención es que los mejoramientos de las especies por parte de las empresas

UNA INVERSIÓN VALIOSA Una cosa importante, según Piñeiro, es que a los cultivos de servicio no hay que mirarlos como un gasto, sino como una inversión. Si se manejan bien, a conciencia, “es una inversión que el productor termina cubriendo perfectamente”. Esta inversión consiste en canalizar parte de la energía del sol hacia un servicio que necesitamos generar o mejorar.

apuntan a lograr una mayor biomasa aérea y nadie está buscando plantas con mayor biomasa radical. Tendríamos que empezar a mejorar los cultivos en la porción que se ubica debajo del suelo”, apuntó nuestro entrevistado.

De principio a fin El comienzo y el final de un cultivo de servicio están vinculados con parámetros específicos. El tema interesa porque define la utilidad del servicio ecosistémico e impactará en el cultivo de renta que sigue en la rotación. Por este motivo, Piñeiro considera muy importante entender cómo funcionan estas plantas, obtener toda la información necesaria y las herramientas requeridas, acceder a jornadas de capacitación y dialogar con los técnicos experimentados. “Un mal manejo del secado del cultivo de servicio, en cuanto a forma y momento, es uno de los principales problemas que pueden presentarse”, remarcó. Sin duda que el riesgo más grande es que le quite agua disponible al cultivo siguiente. Por eso el momento de siem

¿PUROS O EN MEZCLA?

Según los ensayos realizados por la Red de Aapresid, de la cual el especialista fue parte, “los cultivos puros en algunos casos funcionan adecuadamente, pero las mezclas resultan más estables y anduvieron bien en todos lados”. Es que cuando es un mal año para alguna de las especies que componen la mezcla, las otras pueden compensar. “Por eso estamos tendiendo a las mezclas”, afirmó.

VENTA Y PASTOREO

Gervasio Piñeiro es un encendido defensor de los beneficios que entregan los distintos cultivos de servicio. Hay una variante para cada necesidad.

bra y de secado del cultivo de servicio, es clave. “Lo que nosotros decimos es que hay que tomarse el agua de otoño y no el agua de primavera -graficó el especialista- y para esto hay que sembrar antes y finalizar anticipadamente el cultivo de servicio, de ser necesario”. En esta línea, mencionó que lo que hacen muchos productores es ir monitoreando la situación. “Si tenemos la napa a 40 cm y está lloviendo, seguimos adelante con el cultivo de servicio, hasta incluso se puede hacer Planting Green. Este manejo consiste en sembrar el cultivo de renta con el cultivo de servicio vivo y después secar este último, manteniendo el suelo siempre verde”. En el caso contrario, si no hay agua en la napa ni hay pronóstico de lluvias, se aconseja secar el cultivo de servicio antes de lo previsto para dejar que el suelo luego capture agua para el cultivo de renta. En síntesis, el tiempo de permanencia del cultivo de servicio depende de la zona y de las condiciones agroclimáticas de cada año. “Se puede analizar en qué zona estamos y ponderar el tiempo que tardará el cultivo de servicio en liberar los nutrientes, a los efectos de planificar la fecha de siembra del cultivo que sigue en la rotación. Hay que jugar con este tema y con la oferta de agua para definir la oportunidad y permanencia del cultivo de servicio”.

Productores preocupados Por último, se le preguntó al especialista cuál era la mirada que tenía sobre la adopción de estos cultivos por parte de los productores y su respuesta fue contundente: “Los hombres de campo han tomado conciencia del deterioro de sus suelos, del impacto ambiental que genera su producción; por eso

Muchos productores se preguntan si una vez que sembraron estos cultivos, se pueden utilizar para cosechar o para alimentar al ganado. “Estos cultivos están pensados para dar servicios ecosistémicos de regulación y soporte. Lo que hay que saber es que la planta intercepta una determinada cantidad de energía. Si se la exporta en forma de grano (cosecha), esa energía no está disponible para el servicio que estábamos buscando, por ejemplo, para formar materia orgánica o combatir una maleza” aclaró.

tuvo tanto auge el uso de cultivos de servicio en los últimos años. Están viendo con sus propios ojos los signos de deterioro y tienen una presión social muy grande”. Aquellos que se atreven a repensar los sistemas de producción comprueban que al principio cuesta, pero después le agarran la mano y, según Piñeiro, no vuelven atrás, ya que empiezan a ver los beneficios ambientales y productivos: aumentan los rendimientos y disminuyen los costos. “Muchas veces se observa que, con un buen manejo, se puede juntar más agua que con un barbecho”.

En cuanto a la forma de secado, lo más utilizado son los agroquímicos, aunque el especialista remarcó que el rolado va muy bien; es más amigable con el medio ambiente y más económico. La desventaja es que su implementación resulta más dificultosa.

Piñeiro subrayó además, la conveniencia de sincronizar la oferta de nitrógeno con la demanda que tiene el cultivo de cosecha. Las gramíneas y las leguminosas cuentan con tiempos distintos para liberar sus nutrientes.

Soja evolucionando sobre un cultivo de servicio. Entender cómo funciona esta herramienta es vital para aprovecharla plenamente.

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