TOMO 2
“LOS MANABITAS SOMOS ASI” Primera Comedia Musical Folclórica Costeña Ecuatoriana, en dos Actos y dos cuadros, original de RODRIGO DE TRIANA, inspirada en aspectos del campesinado y del folclore de la Provincia de Manabí, con música, canciones y danzas adaptadas por GUIDO GARAY y que corresponden al auténtico folclore manabita. Estrenada en el teatro Olmedo de Guayaquil, el día 20 de diciembre de 1967, con el siguiente reparto: Nicasia: Timoleta: Eleuteria: Micaela: Fabián: Torcuato: Tiberio: Salustino: Don Zoilo: Zabulón:
Srta. Marina Mora Srta. Carmen Córdova Srta. Patricia Villegas Srta. Angela Córdova Sr. Guido Garay Jr. Sr. Hipólito León Sr. Jimmy Lee Sr. Guido Garay Sr. Juan Santillán Sr. Eduardo Castillo
Acompañamiento musical: Maestro Eduardo Alvarado Percusión: Profesor Colón Silva Decorados: Roberto Ortega Tramoya: Rulimán Jr. Luces: Carlos Llerena DIRECTOR: GUIDO GARAY
Introducción: "LA CASITA LEJANA". Canción anónima que se entona antes de correrse el telón: Una casita a lo lejos, sobre una loma encorvada, una soberbia manada, entre dorados reflejos. Amorfino de querella, durmiendo en el manso río, un dulce amor de bohío, bajo una noche de estrellas. Un corazón en pedazos su alegría va gritando, una montubia cantando la ilusión de los solazos. 157
Un libre trote dice algo, en la soleada sabana, y en las floridas mañanas, se oye el ladrido de un galgo. Cuando el amor reverdece: canta el montubio que añora {y si la pena se acrece: el alma montubia llora.} bis (Se corre el telón)
PRIMER ACTO ESCENA PRIMERA TORCUATO:
(TEMPLANDO LA GUITARRA) Lo que es yo, la aflojo, así se caliente don Salustine, que parece que la anda zumbando como avispa a la Nicasia, sin darse cuenta que ella está enamoradísisima y emberrenchiná por Fabián, que es un bragae de tentetiese.
FABIAN:
(ENTRANDO A ESCENA) ¿Qué haces Torcuato?
TORCUATO:
(SOBRESALTADO) iQuééé! (DANDO UN SALTO SE PONE EN GUARDIA CON LA GUITARRA LISTA A DESCARGARLA EN LA CABEZA DE QUIEN SUPONE ES UN ENEMIGO. AL DARSE CUENTA QUE ES FABIAN) ¡Ah!, eres tú Fabián, qué susto me has dao, yo creía que era er "paticas", que anda por estos cacaotales al entrar la noche.
FABIAN:
Y qué andas haciendo con guitarra en mano frente a la casa e la hajienda sabiendo que, con motivo der santo de la patrona, doña Eleuteria, ha sido invitada aquí su ahijada Nicasia que me tiene arborotao er cerebro y er corazón.
TORCUATO:
Mesmamente, Fabián: sabiendo yo que re er santo de la patrona, vine a darle una serenata con la vigüela, pa ver si me hacía subir y me brindaban un trago, que tengo la garganta sequísima dende hace dos semanas, ya que er patrón me ha prohibido echarle ar guaspete.
FABIAN:
Pero es que tú le arrimas mucho al jugo e caña, y el otro día casi echas a perder la carga de café en er estero.
TORCUATO:
Es que al ver en la orilla a la Micaela, se me vertió er canalete y casi se hunde la canoa. Las mujeres der seso femenino, débil, bello y arborotador le tuercen er canalete a cuarquiera.
FABIAN:
¿Y cuál es la cantata que traes?
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TORCUATO:
“La Iguana", que la aprendí por Chone cuando era chiquito.
FABIAN:
¿La Iguana?
TORCUATO:
La Iguana, sí La Iguana, ¿qué te pasa, no estás oyendo, qué te pasa hombre, o es que estás sordo?
FABIAN:
Ese que tratas de tocar podrá ser cuarquier cosa, pero de "La Iguana", no tiene nada.
TORCUATO:
¿Cómo que no tiene nada?
FABIAN:
No tiene nada hombre.
TORCUATO:
No tiene nada, mira que te voy a dar, eh, te voy a dar. (AMENAZA A FABIAN CON LA GUITARRA).
FABIAN:
Déjate de tonterías y presta la vigüela pa que veas cómo se debe tocar.
TORCUATO:
Ta bien, ta bien sabiondo, prueba tú entonces ya que te la picas de muy vaqueano y payader. (DANDOLE LA GUITARRA). Toma la vigüela.
TORCUATO:
Nada de La que ese es muy femenino, arráncate por Sol que es masculino y es er término en que más luce mi bella voz de tenorio.
FABIAN:
De tenorio, de tenor querrás decir.
TORCUATO:
De tenorio, Fabián, de tenorio, porque tú sabes que er que canta sus penas espanta y a las jembras encanta.
FABIAN:
Güeno, güeno, arranquemos de una vez. (GLOSA LA GUITARRA).
TORCUATO:
Eso es: a la una, a las dos, a las dos y media y a las tres. (CANTAN A DUO)
Si quieres comer iguana, por qué no me lo ijiste, porque no me lo ijisteeee.
(TORCUATO SOSTIENE LA ULTIMA NOTA, Y FABIAN PARA DE TOCAR CONTRARIADO) FABIAN:
¡Qué te pasa, qué te pasa Torcuato, que pareces chivo berreando en aguacero eeeeeee!
TORCUATO:
Es que ese es pa que veas er pecho que me gasto. (HACIENDO ADEMAN DE SUFICIENCIA).
FABIAN:
Pero si aquí no se trata de una competencia pa ver cuar de los dos tiene más pecho, sino de hacer un duo bonito pa festejar a la patrona.
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TORCUATO:
Pero es que yo tengo que demostrarte que lo que me farta de estatura me sobra de voz.
FABIAN:
Güeno, Torcuato, vamos otra vez.
TORCUATO:
¿Pero te convenciste der pecho que me gasto?
FABIAN:
Sí, hombre, sí, afinemos de una vez. (PULSA LA GUITARRA) A ver Torcuato, dame er sí.
TORCUATO:
¡Quéééééé!
FABIAN:
Que me dés er sí.
TORCUATO:
¿Qué cosa?
FABIAN:
Er sí.
TORCUATO:
¡Er siiiiii!
FABIAN:
Sí.
TORCUATO:
(AL PUBLICO) Barajo; pero qué descarada se ha guerto la juventú moderna, pedirme er sí de esta manera, como si yo juera empleao de la cancillería.
FABIAN:
(DISGUSTADO) Pero ¿Qué es lo que te pasa, qué te pasa, ar fin me das o no me das er sí?.
TORCUATO:
No, no, no, no comprometido.
FABIAN:
¡Ah! Mardecío, pero qué es lo que te pasa.
TORCUATO:
Qué va a pasar, a mí no me pasa nada, a quien le pasa algo y muy grave es a ti.
FABIAN:
¿A mí?
TORCUATO:
Sí hombre, a ti, a ti, que desde hace un ratísimo estás empecinado en que te de er sí, y yo no te lo puedo dar porque yo ya estoy comprometío con la Micaela.
FABIAN:
Pero qué bruto que eres, si yo me refiero es a la nota sí, que afinemos esa nota pa comenzar la serenata.
TORCUATO:
Ah, eso es otra cosa , por un momento pensé que te habías virado p'al otro equipo.
FABIAN:
No me jorobes, que se me acaba la paciencia, cantemos de una vez.
y
no. No puedo dártelo porque yo ya
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estoy
TORCUATO:
Eso es.
FABIAN:
¿Qué?
TORCUATO:
Que cantemos, hombre, que cantemos, te das cuenta como eres tú er que hace problema, cantemos, cantemos de una vez.
FABIAN Y TORCUATO:
(A DUO) Si quieres comer Iguana,
{porque no me ijiste} bis Que en mi casa tenía una, {porque no te la comiste} bis ESCENA SEGUNDA
Dichos y doña Eleuteria, que sale al oir la canción, interrumpiendo su ejecución. Todos le saludan, siguiendo a Eleuteria, Nicasia. ELEUTERIA:
Por lo que he oído, veo que ustedes se han acordado de esta triste fecha.
NICASIA:
Nunca es triste, doña Eleuteria, si se trata de usté mi madrina.
FABIAN:
Er santo de la patrona, es como la bendición pa todos.
TORCUATO:
Yo charranquée más mejor, cuando la que ilumina esta casa está presente, y como dice er dicho diciendo lo que dice....
NICASIA:
Y qué dice er dicho pa mi madrina.
TORCUATO:
Cuando sale la patrona, se ilumina hasta er tendal; da más leche la vacona y er baile es ya general. (TODOS RIEN).
ELEUTERIA:
Pues, que se haga como ha recordado Torcuato, y que el baile sea general; que avisen a Salustino para que mande eso que los alegra.
TORCUATO:
¡Viva Arfaro! Y que venga er baile, que necesito que me coreen.
NICASIA:
Y todo esto por usté madrina.
TORCUATO:
Echale yuca ar cardo y sal prieta ar sancochón. (FABIAN APROVECHA LA EUFORIA PARA PRESIONAR LA MANO DE NICASIA DICIENDOLE:)
FABIAN:
Cada día te quiero más, Nicasia.
SALUSTINO:
(ENTRANDO CON TIBERIO) Muy bien la fiesta, aquí está la alegría, y en honor de mi queridísima esposa.
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ELEUTERIA:
Ahora, los invito a todos para que suban a la casa y principie la fiesta, que he hecho matar gallinas y tenemos un "aguado" para todos.
SALUSTINO:
Arriba ha dicho mi mujer, vamos. (INICIA LA RETIRADA DEL BRAZO DE ELEUTERlA, QUEDANDOSE SOLO TORCUATO, AL VER QUE NO SUBE, FABIAN REGRESA).
FABIAN:
¿Y por qué Torcuato, tú no subes a la casa?
TORCUATO:
Me quedé aquí pa curiosear cómo er patrón se fija en tú Nicasia y se hace señas con er condenao Tiberio, que están de compinches pa argo malo.
FABIAN:
Son suposiciones tuyas Torcuato. Debes tomar en cuenta que er patrón es er marido de doña Eleuteria, doña Eleuteria es la madrina de Nicasia, y que la quiere como una madre y ella como a una hija.
TORCUATO:
Pero, Fabián, debes pensar que er patrón es macho der seso masculino y que la Nicasia es der seso femenino.
FABIAN:
Pero yo confío en la palabriada de Nicasia.
TORCUATO:
Tú sabrás de enlazar, pialar, echar a tierra un toro e un potro, treparte a su lomo y dominarle con coraje; pero en eso de las mujeres femeninas, yo soy un esperimentao de sobra.
FABIAN:
¿Y qué quieres decir con eso?
TORCUATO:
Que hay que pelar las pepas, porque doña Eleuteria ni siguiera se ha fijado como se fija su marido en ese pimpollo que tú persigues pa visitar ar cura y pedirle er "santiamén".
FABIAN:
Pero, Nicasia es incapaz de aceptar galanteos der patrón.
TORCUATO:
Si no es que er patrón la galantea; es que se fija mucho en ella y don Salustino tiene a su lado a ese infiernísimo condenao de Tiberio, que es capaz de todo con tar de que er patrón le siga tapando er juicio que tiene por cuatrero.
FABIAN:
Son suposiciones tuyas, Torcuato, vamos a la casa y verás que Nicasia cumple su palabra.
TORCUATO:
Si no juera porque allí la patrona va a repartir er que calienta er guargüero, yo te pediría que te esperes un pedazo pa contarte una cosa.
FABIAN:
Entra no más, que ya veremos, que a mí no me asustan las cucarachas. (SALEN DE LA ESCENA, QUE QUEDA SOLA).
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ESCENA TERCERA Salustino con Tiberio entran mirando para todos lados como para que nadie los oiga. SALUSTINO:
Y al fin Tiberio, ¿qué piensas hacer?
TIBERIO:
Yo ya le hei dicho patrón, que tengo mi sistema.
SALUSTINO:
Pero esa forma de actuar es peligrosa. Mira que yo tengo mi nombre bien puesto en Manabí, y una impertinencia de esa naturaleza no sólo acabaría con mi hogar, sino que daría motivos a los comentarios de los pueblos.
TIBERIO:
Yo tengo mi escopeta, y detrás de la piñuela naiden disparó.
SALUSTINO:
¿Y si fallas el tiro?
TIBERIO:
Es que antes de disparar, me pongo en la cara er pañuelo, si la bala se va pa el otro lao, me lanzo con el machete sobre er caballo asustaao, y de un traje, cabeza abajo.
SALUSTINO:
¡Qué horror! Pero no es esa la manera como yo deseo eliminarlo.
TIBERIO:
Oiga patrón: usté está enemorao de Nicasia, que no quiere que su mujer se entere, pero quiere que la mocita no tenga ar moscón de Fabián calentándole las orejas.
SALUSTINO:
Eso es; pero la solución que tú propones, es propia para enemigos, y Fabián, no es mi enemigo, es mi chalán, y muy experto.
TIBERIO:
Pero es su rival en eso de la Nicasia.
SALUSTINO:
Pero un rival que ignora que es rival, porque él no sabe que me interesa la muchacha. Acaso sería mejor tratar de enviar a Fabián con el pretexto de comprar ganado a Chone o Cojimíes, y obsequiar a Nicasia, para que ella agradecida, ceda a mis propósitos.
TIBERIO:
¡Ay, Patrón! Se vé que usté no conoce a las mujeres emberrechinadas, que mientras más las halagan por otro lao, más se apegan ar macho que les gusta.
SALUSTINO:
En fin, tu verás lo que haces, aun cuando, repito, ese método que tú propones, no me gusta. (MEDIO MUTIS) No, no me gusta. (MUTIS).
TIBERIO:
(ACARICIANDO SU ESCOPETA) Ve que estos blancos remirgos por tan poca cosa. Yo hei despachao argunos, y siempre he salido con suerte en lo de la justicia; y menos miedo ahora que tengo un patrón
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sabrá quién
poderoso. (SE OYEN PASOS DE ALGUIEN QUE SE ACERCA) Eh, parece que alguien se acerca. (BUSCA AFANOSAMENTE DONDE ESCONDERSE) Me esconderé aquí detrás de esta piñuela a ver qué pasa. (SE ESCONDE CON LA ESCOPETA LISTA EN POSICION DE TIRO).
ESCENA CUARTA Torcuato entra mirando para todos lados, como si temiera que alguien le estuviera cazando. Después Nicasia y Fabián. TORCUATO:
Dicen que er diablo sabe más por viejo que por diablo, y a mi compadre Máximo Dergao, que dejó una juersísima de hijos en distintas mamas, nunca bajaba ar patio solito, por si hubiera arguna piñuela por ahí, y un hermano o taita ofendío. (AL NOTAR QUE ALGUIEN SE ACERCA) Hummmm, creo que arguien viene, me esconderé por aquí, porque yo creo que Torcuato va a descubrir cómo es la cosiaca. (BUSCA DONDE ESCONDERSE Y LO HACE TRAS OTRA PIÑUELA AL OTRO EXTREMO DE DONDE ESTA TIBERIO). Dende aquí cufiaré de lo lindo, sin ser visto por naiden.
MUSICA FABIAN:
(SALE CON NICASIA ARROBANDO EN SU AMOR, CANTANDO)
En tus ojos principia la mañana, primavera de viento y de sonrisa, en ti las aves tempraneras cantan {cuando viajan solemnes en la brisa}bis En los surcos felices de tu cara dulces violetas sus perfumes dejan, y tu piel embriagante me declara: {cuando viajan solemnes en la brisa}bis FABIAN:
(HABLANDO SOBRE LA MUSICA) Nicasia: sólo la oportunidá pa pedirle a tu madrina que nos permita casarnos.
NICASIA:
Paga tu deuda, primero, y, siendo libre, nuestra felicidá será completa.
FABIAN:
Así lo haré mi vida, a mi regreso de Cojimíes.
NICASIA:
Te esperaré con ansias, mi amor.
FABIAN:
(CANTANDO)
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{y sublime resuena y se agiganta} bis Es tu cuerpo esbelto y mañanero, que acarician mis azules sueños, una rosa que exhala su perfume, {me aprisiona en su dulce cautiverio}bis NICASIA:
De ninguna manera, Fabián, tú no te puedes ausentarte a Cojimíes.
FABIAN:
Eso quiere decir que argún peligro corres, ¿verdá?.
NICASIA:
Yo no sé. Las mujeres tenemos presentimientos, y mi tía me dice que cuando er corazón de la cristiana patalea, es porque er gallo que cantó a San Pedro anuncia una desgracia.
FABIAN:
Tu tía ve peligros donde no existen. Er patrón me acaba de pedir que vaya a comprar ganao a Cojimíes, y yo no puedo negarme, porque es mi patrón y es er que me paga.
NICASIA:
De todas maneras Fabián, no quiero que te vayas.
FABIAN:
Tengo que cumplir con el encargo der Patrón, mi amor.
NICASIA:
(ECHANDOLE LOS BRAZOS AL CUELLO) No, no te vayas, mi vida. (VAN A BESARSE, LO CUAL APROVECHA TIBERIO QUE ESTA EMBOSCADO PARA APUNTAR A FABIAN, PERO NO DISPARA POR IMPEDIRSELO LA PRESENCIA DE TIMOLETA).
ESCENA QUINTA TIMOLETA:
Por fin te encuentro Nicasia.
FABIAN:
Doña Timoleta. (SE SEPARA DE NICASIA, QUIEN SE QUEDA CORRIDA ANTE LA PRESENCIA DE SU TIA).
TIMOLETA:
Qué "doña" Timoleta: niña Timoleta; que soy niña, y bien niña, gracias a San Vicente de Paul, patrón de la inocencia pura.
NICASIA:
Pero tía: yo salí porque había mucho calor arriba en la sala, con esa bastantisísima gente.
FABIAN:
Si, y acá abajo, corre más fresco.
TIMOLETA:
El fresco eres tú montubio atrevido, ese pretexto telúrico, como decía mi compadre el coronel Zenón Sabando. El afán seudo pretexto, vulgo alcahuetería, es bajarse con ese vulgar chalán de potros y equinos ariscos, sin reparar que una sobrina de la maestra Timoleta Tentetiese y Portojoven... 165
NICASIA:
Y no decía usté que el apellido nobiliario era «Portoviejo ?
TIMOLETA:
Si; mi tatarabuelo fué barón de Portoviejo, título por su majestad el Rey Felipe Quinto; pero eso de "viejo" no lo aguanto yo ni en el apellido, y lo transformé en "joven", para que no me lo apliquen en femenino.
FABIAN:
Está muy bien, señorita.
TIMOLETA:
Niíííííña, niña Timoleta.
FABIAN:
Está muy bien niña Timoleta, si le molesta, regresaremos al salón de la casa, y no ha pasado nada.
TIMOLETA:
¡No ha pasado nada! ¡No ha pasado nada! No ha pasado nada, gracias a San Ambrosio, patrón de los presentimientos que me iluminó para bajar de tres en tres las escarelas y llegar a tiempo para evitar lo que iba a suceder.
NICASIA:
Pero tía, ¡qué mal me juzga usté!
FABIAN:
Por favor, señorita....
TIMOLETA:
Níííííña. Niña Timoleta, ¿hasta cuándo tengo que decirte montubio bruto que soy niña?
FABIAN:
Por favor, niña Timoleta, que Nicasia es una muchacha honrada.
TIMOLETA:
Todas las féminas son honradas hasta que algún atrevido les sopla la caldera, y si San Ildefonso no me ilumina...
NICASIA:
¿Y no dijo usté que fue San Ambrosio?
TIMOLETA:
No sobrina, yo he dicho San Ildefonso.
FABIAN:
No niña, usté dijo San Ambrosio.
TIMOLETA:
No señor, yo he dicho San Ildefonso.
NICASIA:
No tía, usté dijo San Ambrosio.
TIMOLETA:
He dicho San Ildefonso.
FABIAN:
Usté dijo San Ambrosio.
TIMOLETA:
San Ildefonso.
FABIAN:
San Ambrosio.
TIMOLETA:
San Ildefonso.
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NICASIA:
San Ambrosio. (DISCUTEN Y ATROPELLADAMENTE, NICASIA Y FABIAN SAN AMBROSIO Y TIMOLETA: SAN ILDEFONSO, LA DISCUSION DICE:)
TIMOLETA:
Es que San Ambrosio y San Ildefonso se ponen de acuerdo cuando se trata de esta sierva del Señor.
FABIAN:
Pero esos Santos no le habrán dicho nada malo de su sobrina.
TIMOLETA
De mi sobrina no; pero me soplaron que el pretendiente de una descendiente del "gentilhombre"...
NICASIA:
¿Portojoven?
TIMOLETA:
Exacto, que lo de "viejo", por rancio que sea, lo dejo a un lado.
TORCUATO:
(SALIENDO A ESCENA) Eeeeeeeehy. Ey. Quién es er machisiímo que se mete con la niñita Timoleta.
FABIAN:
Hola Torcuato.
NICASIA:
Naiden se mete con mi tía.
TIMOLETA
Aaaaaayy! Joven rústico que sales del verde vernacular paisaje: ¿me habéis llamado "niñita”, impúber doncella?
TORCUATO:
Vos sois vestal vistosa de Venus visible, como dice mi compadre Máximo Bergao.
TIMOLETA:
¿Máximo has dicho? Jesús, María y José (PERSIGNANDOSE) Pero ¿no te das cuenta que ese mounstruo viripotente ese pretende mi suave y virginal mano?
TORCUATO:
Lo raro es que sólo le prentendió la mano, que sabe subirse hasta la coronilla.
FABIAN:
Cambia la conversación Torcuato, que puedes ofender a la señorita.
TIMOLETA:
A la nííííña, montubio bruto, a la nííííña, hasta cuándo tendré que decir que soy una nííííña, joven rústica pretendiente de mi sobrina de mis entrañas vírgenes e impolutas.
TORCUATO:
¿Impo qué?
TIMOLETA:
Impolutas e intocables.
TORCUATO:
¡Ah! Yo había entendío in pelotas.
NICASIA:
Pues, vamos tía, que puede resentirse mi madrina si nos demoramos acá abajo.
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TIMOLETA:
Pero si la noche está joven y hay una luna estupenda que invita al romance, ¿verdá jóven rústico que habeís salido de la floresta?
TORCUATO:
Pues así mesmo es.
TIMOLETA:
Vamos a dar un paseo por el cafetal.
TORCUATO:
¿Y si nos aparece er descabezáo?
TIMOLETA:
Qué descabezáo, ni qué cabezón; es que estando a tu lado no le temo ni a la viuda del tamarindo, así que vamos pues.
NICASIA:
No tía, que nos espera mi madrina.
TIMOLETA
Pues para entrar conmigo hay que hacerlo a paso de moño.
MUSICA Tengo celos, tengo envidia del agua clara del río. (HABLANDO: AGARRATE). Que cuando vas a bañarte te acaricia a su albedrío. (HABLANDO: AGARRATE). Te humedece, te refresca, te da la sensación de Frío. (HABLANDO: AGARRATE). Y yo pienso a todas horas en mi loco desvarío. {Que no pueda hacerte nada, seré yo menos que el río} bis (ENTRAN BAILANDO A LA CASA)
ESCENA SEXTA Sale Tiberio malhumorado de su escondite, luego Torcuato. TIBERIO:
Mardita sea mi suerte. Ya casi lo tenía palomiao cuando se puso delante la vieja meona de la tía. Y es que er propio patrón me pone nervioso con sus remirgos.
TORCUATO:
(SALIENDO A ESCENA CON CUIDADO) Ajá, mi querido cazador.
TIBERIO:
(SORPRENDIDO LEVANTA LA ESCOPETA) ¡Eh!
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TORCUATO:
Un momento, cazador de tigrillos. Que desde ese monteito, te ví cuando apuntabas a Fabián... ¿Por qué lo querías matar?
TIBERIO:
¿Y a tí, qué te importa?
TORCUATO:
No, Tiberio: que Fabián es el mejor chalán de Miguelillo, San Plácido y Bajegrande, y el mejor torero de estos pueblos.
TIBERIO:
Y qué sacamos nosotros con todo eso, si ganamos muy poco y todavía hay "conciertos", como yo.
TORCUATO:
¿Pero tú quieres dejar de ser "concierto" pagando tu deuda y quitando una vida, verdá?
TIBERIO:
Y tú, ¿qué tienes que ver?
TORCUATO:
Y la amistá. Yo soy amigo de Fabián, como soy amigo tuyo: si yo viera que arguien quiere palomierte a ti, yo me meto en medio, entre la piñuela y tú.
TIBERIO:
¿Serías capaz de hacer eso?
TORCUATO:
Claro, Tiberio... Pero no te das cuenta tú, que si palomiabas a Fabián pa que no haya testigos, er patrón te mandaba a agujerear a vos.
TIBERIO:
Pero, es que yo pensaba cobrar, pagar er "concertaje" y largarme pa Pichota.
TORCUATO:
Ay Tiberio: Pichota no está lejos de Charapotó, donde tiene una finca un cuñado de Nicasia.
TIBERIO:
Pero Nicasia no sabría nada.
TORCUATO:
No sabría nada... Tú no conoces a las mujeres der seso débil y emberrenchinao, que parece que tienen pacto con er diablo y adivinan quién virolió a su enamorado.
TIBERIO:
Sólo que tú se lo digas, lengualarga.
TORCUATO:
No me asustas pacharaca, que cuando er caimán menea la cola, er gargo le da la güerta y lo deja patojo. Yo no diría nada, pero no es bueno lo que tú quieres hacer con Fabián.
TIBERIO:
¿Y quién me paga la deuda?
TORCUATO:
Yo te la pago, compadre.
TIBERIO:
¿Tú? já, já, já, no me hagas reir, y ¿Quién te presta a ti ni un peso?
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TORCUATO:
Er patrón.
TIBERIO:
¡Er patrón! Pero si er patrón es el que me borra la deuda si le quito de en medio a Fabián, y le dejo libre a la Nicasia.
TORCUATO:
Pero eso será si no resurta mi plan planeao de puro plano.
TIBERIO:
Y ¿cuál es tu plan?
TORCUATO:
¿No crees conveniente, primero, echarnos un trago entre pecho y purmón, pa que se te abra er entendimiento?
TIBERIO:
Lo der trago no me disgusta..
TORCUATO:
Pues vamos a la bodega de la hacienda, adonde yo me bajé una "damajuana" de aguardiente e caña, y allí te diré mi plan.
TIBERIO:
Vamos Torcuato: pero como me tiendas una celada, te disparo a la cabeza.
TORCUATO:
Pa que tengas confianza, yo voy adelante.
TIBERIO:
Vamos a chupar.
TORCUATO:
Vamos. (SALE DELANTE SEGUIDO DE TIBERIO. ENTRANDO DE INMEDIATO ZABULON Y CUERPO DE BAILE).
ZABULON:
(ENTRANDO) Viva la santa.
TODOS:
(LLENOS DE ALEGRIA) Viva.
MUSICA Mi sombrero y mi cotona, yo los visto con honor, pues expresan de mi raza su grandeza y tradición. Mi sombrero y mi cotona yo los visto con honor. Mi machete y este poncho acreditan mi valor, y si alguno lo dudara yo se lo puedo probar. Mi machete y este poncho acreditan lo que soy. Soy, soy, soy, etc. Como el cielo claro y ancho de mi tierra tropical. 170
Soy, soy, soy, etc. Como el agua de mi ríos que cantando alegre van. Soy, soy, soy, etc. Soy vaquero en mi monta soy derecho pa enlazar. Soy, soy, soy, etc. Soy amigo de mis campos de mis ríos y del sol. Fin del primer acto.
SEGUNDO ACTO ESCENA PRIMERA Aparecen sentados en la sala de la casa de la hacienda de Salustino y Eleuteria los citados, más Fabián, Timoleta, Don Zoilo, Micaela y Bonifacio. ELEUTERIA:
Creo que están todos los que tuvieron la idea de ofrecerme la serenata y el baile.
NICASIA:
Falta Torcuato.
SALUSTINO:
Y Tiberio, al que le dije que suba.
TIMOLETA:
Ay Torcuato, cómo lo extraño, aunque rústico, tuvo la feliz idea de calificarme tal como soy, una "niña".
NICASIA:
Y recuerde tía, que le dijo "niñita".
TIMOLETA:
Y no se equivocó sobrina, porque si es verdá que soy un poquito mayor que tú.... (TODOS RIEN).
NICASIA:
Lo raro es que, con el olfato que tiene Torcuato, no haya percibido lo que don Salustino tiene en la mano.
DON ZOILO:
A lo mejor, le farta una ar patrón.
SALUSTINO:
Efectivamente: eran dos "damajuanas", dos, y la otra no sé dónde está.
FABIAN:
Tenga la seguridá de que la tiene Torcuato. (APARTE A NICASIA). Es peligroso que esté bebiendo con Tiberio.
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NICASIA:
(APARTE A NICASIA) Sospecho que Tiberio trama argo malo, y hay que evitar que discuta con Torcuato, que jumo es muy imprudente.
ELEUTERIA:
Falta la guitarra de Torcuato.
ZABULON:
Pero si la patrona lo permite, cantaremos nosotros y que se siga la fiesta en su honor.
ELEUTERIA:
Muchas gracias: ustedes no tienen por qué privarse de pasar un rato agradable por falta de Torcuato.
SALUSTINO:
Eso es, a bailar muchachas.
TODOS:
Qué bien, vamos a bailar.
MUSICA Negrita de mis amores, quiéreme como te quiero, que tendrás mis plantíos, mi casita y mi amor, y al morir de las tardes, por la playa y el río, pasearemos dichosos, Negrita querida bendiciendo a Dios. Negrita, negrita linda, tú has quitado mi tristeza, y mi huerto florece, porque tengo tu amor ya el ganado se alegra, cuando ve tu presencia, y el ternero se aleja y la vaca se deja feliz ordeñar. Negrita cuenta conmigo, que te espera mi casita, y un corral con mis aves, nunca te ha de faltar, para que seas muy dichosa, mi negrita del alma cuando escuches negrita mi lindo cantar. Cuando escuches negrita en las mañanitas mi lindo cantar.
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(TERMINADO EL BAILE LOS VARONES DEJAN A SUS PAREJAS ENTRE MURMULLOS DE SATISFACION Y RISAS, SENTANDOSE LAS MUJERES Y HACIENDO CORRILLO LOS VARONES COMENTANDO ENTRE ELLOS). TIMOLETA:
Por favor atención.
TODOS:
(MURMULLOS Y COMENTARIOS)
TIMOLETA:
Silencio por favor. (SIGUEN LOS COMENTARIOS HASTA QUE TIMOLETA INSISTE) Silencio, silencio, por favor escúchenme. (TODOS SE CALLAN Y ATIENDEN A TIMOLETA) Eso es, pues bien, antes de la próxima bailata, quiero que usté distinguida doña Eleuteria, escuche unas humildes frases, que mi cerebro contumélico ha elaborado en el laboratorio de mi cacumen gástrico.
TODOS:
¡Quéééé! (TODOS RIEN DE TIMOLETA).
NICASIA:
(A TIMOLETA HALANDOLA DEL VESTIDO PARA QUE SE SIENTE) Tía, tía, no coloque el pie.
TIMOLETA
(APARTE A NICASIA) Has querido decirme la vulgaridad de que no "meta la pata", sin darte cuenta que es ese vulgar pretendiente chalán el que en vez de pies, tiene cascos de equino.
NICASIA:
Ay, tía, no sea así, que Fabián es un buen muchacho.
TIMOLETA:
Pero no es de nuestra alcurnia, no es de nuestra alcurnia.
FABIAN:
(APARTE) Me preocupa la ausencia de Torcuato, voy a ver qué pasa. (SE DIRIGE A LA PUERTA).
NICASIA:
(DANDOLE ALCANCE) ¿Dónde vas Fabián?
FABIAN:
A buscar a Torcuato.
SALUSTINO
No vayas, Fabián, es mejor que te quedes en la reunión.
ELEUTERIA:
Ve en busca de Torcuato y Tiberio. Acaso sea mejor que los traigas a los dos.
FABIAN:
Claro, patrona: es mejor que estemos todos reunidos en honor de su santo (INICIA MUTIS).
NICASIA:
Yo acompaño a mi Fabián.
FABIAN:
Vamos mi vida. (MUTIS FABIAN CON NICASIA).
TIMOLETA:
(TRATANDO DE ALCANZAR A NICASIA, PERO SIENDO DETENIDA POR SALUSTINO. Se va, se va tras el jayán la "palomita
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cuculí"....(TRATA DE FORCEJEAR CON SALUSTINO PERO ES CALMADA POR ESTE). SALUSTINO:
No se preocupe, niña Timoleta, que ya vendrán, cálmese por favor, venga siéntese, así tranquilita, que ya mismo regresarán con Torcuato. (NERVIOSO Y APARTE) Ojalá, porque tengo un mal presentimiento.
ELEUTERIA:
Salustino: te noto algo nervioso; sería bueno que repartas un traguito para que haya más alegría.
SALUSTINO:
Lo del trago me parece muy buena idea.
TIMOLETA:
Que no sea mucho, porque se iluminan demasiado y después hay pelotera.
ELEUTERIA:
En mi presencia no se producirá ningún altercado. (SALUSTINO COMIENZA A REPARTIR AGUARDIENTE).
ZABULON:
No, señora: la cosa sucede siempre después, cuando vamos a completar er lleno en la tienda del cruce del camino.
SALUSTINO:
Es que yo ordenaré que cierren esa cantina, para que la fiesta en honor de mi esposa, no se prolongue con machetazos ni disparos. (EN ESE MOMENTO SE OYE UNA DETONACION) Ha sonado un tiro de escopeta. (TODOS SE SOBRESALTAN Y LOS VARONES TRATAN DE DIRIGIRSE A LA PUERTA EMPUÑANDO LOS MANGOS DE SUS MACHETES, CONTENIENDOLOS SALUSTINO). Deténganse, deténganse... que a lo mejor, es argún cazador de guantas o de tigrillos. (APARTE) Dios santo. Estoy seguro que es Tiberio contra Fabián. (NERVIOSO).
ELEUTERIA:
Que contrariedá. Me imagino que es Torcuato que se ha pasado de trago y anda dando tiros al aire.
ZABULON:
Pero Torcuato no anda con escopeta, sino con guitarra.
DON ZOILO:
Pero le habrá pedido la de Tiberio.
ZABULON:
Y es justamente la de Tiberio, la que ha sonao.
SALUSTINO:
La de Tiberio has dicho.....
ELEUTERIA:
¿Por qué te exaltas Salustino?
SALUSTINO:
Eleuteria, yo....
TIMOLETA:
Aaaaaaaayyyyy, ay, ay, ay, a mí me va a dar algo, a mí me va a dar algo, a mí.... ay, ay, ay. (COMIENZA A PATALEAR CON ATAQUE).
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ELEUTERIA:
Timoleta por favor. (TOMANDO UN ABANICO Y SOPLANDO A TIMOLETA, QUE HA CAlDO CON PATALETA CON GRANDES ASPAVIENTOS).
BONIFACIO:
Cójanla del dedo del corazón.
DON ZOILO:
Echenle un poco de agua.
ZABULON:
O mejor: de aguardiente.
TIMOLETA:
(PONIENDOSE DE PIE VIOLENTAMENTE) No, aguardiente no, que me emborracha la emoción cardíaca del corazón con cálculos biliares. Ahora bien, si tienen una copita de Peppermint o Cognac francés.. ..
SALUSTINO:
De todos modos, quédense ustedes aquí que yo voy a ver qué es lo que pasó.
ESCENA SEGUNDA Dichos y Torcuato que entra borracho abrazado de Tiberio, quien lleva en la mano la guitarra de Torcuato TORCUATO:
Viva Urvina, que hizo cantón a Pichota.
TIBERIO:
Vivaaaa.
ZABULON:
Tenía que ser Torcuato.
TORCUATO:
Había que dar sarvas de escopeta en honor de la patrona más linda der mundo.
SALUSTINO:
¿Y dónde dejaste la escopeta?
TORCUATO:
Con permiso de usté patrón, pero la verdá es que tenemos la patrona más güena der mundo...
SALUSTINO:
Sí, sí Torcuato, pero y la escopeta...
TORCUATO:
Usté también es güeno patrón.
SALUSTINO:
Serénate Torcuato, que hemos oído un tiro de escopeta.
TORCUATO:
Fue la de Tiberio, que se la entregué a Nicasia, que jué la que hizo er disparo.
SALUSTINO:
¡Nicasia! ¿Y contra quién?
TIMOLETA:
¡Mi sobrina disparando! ¡ Esto es el colmo! Me va a dar otra vez, me va
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a dar otra vez. (TRATA DE INICIAR OTRA PATALETA PARO AL VER QUE NADIE LE HACE CASO SE REPRIME). ELEUTERIA:
Una mujer disparando una escopeta.
TORCUATO:
La de Tiberio, que se la cambié por "trago".
BONIFACIO:
Señora: en los campos manabitas, cuando es necesario, las mujeres saben manejar las escopetas, pa defender su honor.
MICAELA:
Y las manejamos muy bien señora.
DON ZOILO:
Así somos en Manabí, Patrona.
TORCUATO:
Aquí las mujeres saben manejar de todo, menos a mí, que nunca me han podido manejar.
MICAELA:
A ti te maneja cualquier escoba vestida, majadero.
SALUSTINO:
¿Y Fabián?
TORCUATO:
Mire patrón: cuando yo empuñé la escopeta de Tiberio....
TIBERIO:
Tú no me empuñaste la escopeta....
TORCUATO:
Si te empuñé la escopeta.
TIBERIO:
No me empuñaste la escopeta.
TORCUATO:
Sí te la empuñé.
TIBERIO:
No me la empuñaste.
TORCUATO:
Sí.
TIBERIO:
No, tú no me empuñaste la escopeta, yo te di mi escopeta, y le dije a Fabián "Pa enamorar la montubia, no se necesita plata....
TORCUATO:
Tener er cuerpo ligero, y echarle mano a la plata".
TIMOLETA:
Ay, Jesús, María y José. A lo mejor, el jayán del chalán le echó mano a la pata y quién sabe a qué cosas más de mi sobrina. Ay, y ese no se lava ni con agua bendita.
BONIFACIO:
(RIENDO CON SORNA) Se lava con sangre esa ofensa.
MICAELA:
Claro con sangre.
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SALUSTINO:
Entonces, no les ha pasado nada ni a Fabián ni a Nicasia.
TORCUATO:
Vivitos y coleando, como dice mi compadre Máximo.
TIMOLETA:
No me nombres a ese condenao de Montecristi.
ELEUTERIA:
Pero, al fin; ¿por qué fueron los tiros?
TIBERIO:
Por usté, patrona, por usté. (LO ECHAN).
SALUSTINO:
Pero al fin me dirán, ¿que es de Fabián?
TORCUATO:
Viene pa aprovechar der santo de la patrona, que es la madrina de Nicasia, pa que los acompañe ante er señor cura y les de er "sécula seculorum" .
TIMOLETA:
¿El quééééé?
TORCUATO:
Er "secula seculorum".
TIMOLETA:
Ah, yo te había entendido una insolencia.
TORCUATO:
No niña, ese que dice er señor cura cuando lo bautizan, lo matrimonean o lo disfuntean a uno.
SALUSTINO:
(APARTE) Por fin respiré.
ELEUTERIA:
(A SALUSTINO) Yo comprendía tus intenciones, Salustino; pero tuve prudencia y callé. Ahora verás que el amor es más fuerte que la influencia de los poderosos.
SALUSTINO:
Perdóname Eleuteria, te ruego que comprendas que esas son "debilidades humanas", pero te prometo que nunca más volverá a ocurrir. (SE ACERCA A ELLA Y LA BESA CON TERNURA).
ELEUTERIA:
Así lo espero. (VA A CORRESPONDER A SALUSTINO PERO SON INTERRUMPIDOS POR TIMOLETA).
TIMOLETA:
Pero, será posible que ustedes, los amos de esta hacienda, permitan que la sobrina de una ilustre maestra, se una en vulgar coyuntura con un jayán, apenas chalán y hediondo a corral mal limpiado.
TORCUATO:
Así somos en Manabí, "niñísima Virgen de las tembladeras", que cuando la comezón se mete debajo de la cotona y llega ar corazón, ni la escopeta de Tiberio lo detiene.
TIBERIO:
Y yo tenía que ceder ante el amor.
TIMOLETA:
¿Y mi sobrina?
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SALUSTINO:
Ahí la tiene, Timoleta. (VIENDOLA LLEGAR CON FABIAN).
ESCENA TERCERA Dichos y Nicasia que entra del brazo de Fabián, sonrientes. (TODOS APLAUDEN Y LOS VIVAN LA BIENVENIDA). ZABULON:
Vivan los novios.
TODOS:
Viva.
SALUSTINO:
Me alegro verte, sano y salvo; y como Torcuato ha contado tus intenciones.
TIMOLETA:
Que éste es un atentado "imparuibulus dóminus Deus", como dice el obispo Shumaker.
TORCUATO:
Vea, niña Timoleta: no se meta, si no quiere que la haga señora.
TIMOLETA:
Si me quitas mi virginidad de niña impoluta, te muerdo so montubio bruto.
TORCUATO:
Me morderás de gusto mamaceta.
TIMOLETA:
¡Quéééééé!
TORCUATO:
Que estoy listo pa bien arrejuntáos visitar ar señor cura pa que nos dé er santiamén.
TIMOLETA:
¿Qué dices jóven rústico, acaso me estás proponiendo matrimonio?
TORCUATO:
Eso mismo niñísima Timoleta.
TIMOLETA:
¡Ar fin pesqué a uno!, que aunque no sea de mi alcurnia, me servirá pa probar que todavía en esta época moderna de materialismo corruptor, surten efecto mis virtudes de niña impoluta para conseguir marido.
FABIAN:
(A ELEUTERIA) En verdá: en honor ar día de su santo...
ELEUTERIA:
Te ofrezco ser la madrina, que ya soy de ella de "pila", y ahora ...
SALUSTINO:
De la boda, y yo soy el padrino.
NICASIA:
(ABRAZANDO A ELEUTERIA) Mil gracias madrina.
TIBERIO:
Madrina doble, ¿verdá? (LO ECHAN).
FABIAN:
No sé cómo pagar tanta bondá, patrones.
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TORCUATO:
Que venga er amorfino, con punta y talón y puerca raspada que así somos los manabitas, olvidando los rencores cuando el amor y el honor intervienen.
TIBERIO:
Toma la vigüela Torcuato. (LO ECHAN).
TORCUATO:
Y pa qué quiero yo esa guitarra, si aquí tengo la «guitarreta de la niña Timoleta.
TIMOLETA:
Ay, Torcuato, estoy por conmoverme, esto me recuerda cuando el ingrato de Sulfurino quiso llevarme a la grupa de su melao.
TORCUATO:
¿Quéééééé, y por qué no clavó espuelas?
TIMOLETA:
Porque yo supe que tenía otra.
TIBERIO:
Y con dos cañones; sólo la escopeta.
TIMOLETA:
Es que yo no quise servir de culata. Majadero. (ECHAN A TIBERIO).
SALUSTINO:
Que comience el baile, y después donde el señor cura, que tendremos dos bodas....
BONIFACIO:
No patrón, tres, tres, que yo también me caso con esta jembra.
MICAELA:
Si, patrón, si, yo también quiero ir al altar del himeneo con Bonifacio.
TIBERIO:
(ENTRANDO DE NUEVO) ¿Y yo con quién me caso?
TIMOLETA:
Tú te casas con tu agüela.
TODOS:
Fuera. (LO ECHAN).
SALUSTINO:
Bueno, bueno, ahora sí que comience el baile, que tendremos tres bodas en vez de una, porque tía, sobrina y nuestro buen Bonifacio han encontrado su felicidad.
TIBERIO:
(ENTRANDO DE NUEVO) Vivan los novios. Aquí vengo a bailar con las novias.
SALUSTINO:
Saquen a este jumo
TODOS:
Fuera Jumo. (ECHAN A TIBERIO).
TORCUATO:
Anímese niña Timoleta, y arrímese a este matapalo jachudo.
TIMOLETA:
Ay, Torcuato: esto me recuerda mis tiempos de la revuelta del coronel Pedro Mena.
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MUSICA {Amorfino no seas loco y aprende a tener vergüenza, la que no quiso, quererla, la que no, no le hagas juerza.} bis {Tu madre está en París, tu padre está en batalla, er día que te vayas, no me dejes de escribir, consuélame con tus letras, para yo poder vivir.} bis Amorfino no seas loco, etc. Tierra hermosa de mis sueños, donde vi la luz primera, donde ardió la inmensa hoguera de mi ardiente frenesí. De tus plácidas comarcas, de tus fuentes y boscajes, {de tus vívidos paisajes no me olvido Manabí. } bis Son tus ríos los espejos, de tus cármenes risueños, que retratan halagüeños, el espléndido turquí, de tu cielo, en esas tardes en que el sol es una pira, mientras la brisa suspira en tus frondas Manabí. Tierra hermosa de mis ansias, de mis goces y placeres, el pensil de las mujeres más hermosas se halla en ti,
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por la gracia de tus hijas, {por tus amplios horizontes te recuerdo Manabí} bis Tierra bella cual ninguna, cual ninguna hospitalaria, para el alma solitaria, para el yermo corazón. Vivir lejos ya no puedo, de tus mágicas riberas, Manabí de mis quimeras, Manabí de mi ilusión.
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PEDRO VINCES, “EL BANDOLERO ROMANTICO” Comedia musical en Dos Actos y un cuadro, de tipo folclórico que se desarrolla en la Provincia de Los Ríos, original de RODRIGO DE TRIANA, con música de Manuel de Jesús Alvarez, Nicasio Safadi, Virgilio Cornejo, Francisco Paredes y de autores anónimos en transcripciones hechas por Manuel de Jesús Alvarez, José Vicente Blacio Pazmiño y Zulema Blacio Galarza. ESCENARIO
Campo inmediato a una casa de hacienda (de peones); a juicio del Director puede ser fondo de sabana, pero se notará a un costado parte de una casa de campo.
PERSONAJES
(Todos ataviados a la usanza montubia tradicional, hombres y mujeres). PEDRO VINCES
Cotona, poncho, sombrero "pava", machete, pistola al cinto, polainas y botines no militares, pañuelo al cuello. Detalles que también llevarán Llaguno Burgos, Coronel Lastra y Luciano Huerta.
GUILLERMO LLAGUNO BURGOS...(Como está descrito). CORONEL LASTRA: (Negro, con atavío, simulando tener un defecto en la mano izquierda, medio encogida). Montubia joven. Dama joven. NATALIA PICO: Igual que Natalia, algo cómica. NICANORA Otra montubia joven. SINESIA Montubio joven, empleado de la hacienda. DARIO Otro montubio, como Darío. CASIMIRO (Montubio, actor cómico). TORCUATO FELIPE . (Montubio, como los anteriores). COMPARSAS DE MONTUBIOS Y MONTUBIAS, que sólo actuarán con indicaciones del Director.
ESCENA PRIMERA Aparecen Natalia, Nicanora y Sinesia, conversando de algo que interesa a todas. NICANORA:
Oye Natalia, acaba de llegar Torcuato diciendo que anoche han visto cerca al sembrío de don Filometor a un grupo que parece de los revolucionarios de Concha.
206
SINESIA:
Seguramente tratan de entrar a la hacienda pa sacarle plata ar patrón.
NATALIA:
He oído decir que publican los periódicos de Guayaquir que estos revolucionarios no buscan otra cosa que echar mano de lo que puedan.
NICANORA:
Entonces, no son revolucionarios, sino cuatreros.
SINESIA:
Pero no todos han de ser bandidos.
NATALIA:
Creo que Sinesia tiene razón, porque oí decir a don Perico que los revolucionarios de Concha lo que quieren es vengar la muerte der general Alfaro y los otros que jueron mataos en Quito cobardemente. Mi primo Tobías andaba metido en una partida que atacó Caracol, y allí no robaron nada y sólo pedían que se cayera er gobierno der general Plaza.
NICANORA:
Pero si ya no hay gobierno der general Plaza; ahora dizque está un dotor Baquerizo.
SINESIA:
Pero la gente que se acostumbra a andar dando bala y machete, ya no quiere regresar a trabajar ni en la ganadería ni en la siembra der cacao.
NATALIA:
La peste der cacao tá aumentando, y los hombres se van haciendo bandoleros.
NICANORA:
Pero ese es un trabajo peligroso, porque los "rurales" les quitan todo 1o que roban, y no dizque es pa devolverlo ar dueño, sino pa ellos que son tan pícaros como los que roban.
NATALIA:
Si yo sé que hay cuatreros que se han hecho "rurales" pa tener más ganancia, protegidos por la ley.
NICANORA:
Las autoridades meten de "rurales" a los cuatreros, porque dicen que "pa que sea güena la cuña, debe ser der mesmo palo"....
TORCUATO:
(ENTRANDO CAUTELOSAMENTE) Marditas sean las mujeres feneminas! (AL ESCUCHARLO, SE ALARMAN).
NICANORA:
¡Mardito seas tú, "patucho" der diablo, que nos haces asustar!
NATALIA:
¿Y qué es lo que pasa?
TORCUATO:
¡Es que las mujeres estorban y malean ar que está dispuesto a pelear como macho, ternejo, berraco, jachudo y tentetieso!...(TODAS RIEN).
NICANORA:
¿Y tú estás dispuesto a ponerte delante de los conchistas?
TORCUATO:
¡Es que si no me cojen, me los como! 207
ESCENA SEGUNDA Dichos y Darío, luego Casimiro, Felipe y Comparsas Montubios y Montubias. DARIO:
(ENTRA NERVIOSO) ¡Oigan, oigan! (TODAS LO RODEAN IGUAL QUE TORCUATO).
NATALIA:
¿ Qué pasa?
DARIO:
¡Dicen que er que está ya entrando en la hacienda es Pedro Vinces!
NICANORA:
¿Ese bandidísimo?
DARIO:
¡Er mesmo!
NICANORA:
¿Ar que le dicen er "sacatripas"?
SINESIA:
No, ese es de Bejucar.
NATALIA:
¿Pedro Vinces?
TORCUATO:
(GAGUEANDO) ¿Pe...pe...Pedro Vinces has dicho?
CASIMIRO:
(ENTRANDO) Er mesmo Pedro Vinces, que viene con Llaguno Burgos, er "manco" Güerta y er negro Lastra y una juerga de gente armada.
FELIPE:
(ENTRANDO Y TRAS EL COMPARSAS DE AMBOS SEXOS) Yo los vi cuando atravesaban er corral.
NICANORA:
¡Ahora es que te quiero ver, Torcuato!
TORCUATO:
Déjenme, déjenme, y aflójenme, que me los como...(COMO SI ALGUIEN LO DETUVIERA).
NICANORA:
¡Pero si naiden te ha cojío, Torcuato!
TORCUATO:
Es que.. yo creía...que me habían agarrao las mujeres.... (TODOS RIEN).
NATALIA:
¡Si a vos no hay mujeres que te agarren, malayerba!.. (DARIO SE HA RETIRADO DE LA ESCENA, PARA ENTRAR LUEGO).
FELIPE:
Pero dicen que Pedro Vinces no es tan malo.
CASIMIRO:
Ni er comandante Llaguno Burgos, que es un caballero de Catarama.
NATALIA:
Ni tampoco es malo ni bandido don Luciano Güerta, que mi taita trabajó en su hacienda cerca de Puebloviejo.
DARIO:
(REGRESANDO) Ya está aquí Pedro Vinces con er Coronel Lastra, 208
Llaguno, Burgos y don Luciano Güerta! (TODOS SACAN LOS MACHETES COMO DISPONIENDOSE A PELEAR). CASIMIRO:
¿Y qué hacemos ahora?
TORCUATO:
¡Que...qué.... hacemos! (TEMBLANDO).
ESCENA TERCERA Dichos y Pedro Vinces, que entra airoso. Poco a poco penetran en escena Lastra, Llaguno, Huerta. Al entrar Vinces, se replegan los varones con desconfianza y listos para actuar en defensa. Las mujeres, con Torcuato, se colocan tras los varones. VINCES:
¡Aquí no ha pasado nada, muchachos! (AVANZA, CLAVA EL MACHETE, RECITA EL ELOGIO AL MACHETE, DA UN TIRO AL AIRE Y CANTA "EL MONTUBIO", DE SAFADI, REALIZANDOSE LAS ESCENAS DE NATALIA Y NICANORA QUE SALEN SIMULANDO COQUETERIA Y LUEGO DOS MONTUBIOS EN SIMULACRO A MACHETE, MIENTRAS LLAGUNO, LASTRA y HUERTA SE COLOCAN A SU LADO).
VINCES:
Y ahora, tenemos que palabriar Comandante Llaguno, coronel Lastra y comandante Huerta sobre lo que ya les dije cerca de Palenque.
LASTRA:
No, Pedro: tu decisión de retirarte de la revolución no está conforme con lo resuelto en Esmeraldas.
HUERTA:
El coronel Concha ha establecido la paz con el gobierno del doctor Baquerizo, y tenemos que respetar lo que manda el jefe. (LA CONVERSACION DE LOS JEFES REVOLUCIONARIOS INSPIRA CONFIANZA A LOS DEMAS, QUE COMIENZAN A ACERCARSE CON CIERTA CURIOSIDAD).
LLAGUNO:
Yo creo lo mismo: tenemos que retirarnos de los campos.
NATALIA:
Con permiso de ustedes, se puede preguntar, ¿qué es lo que los trajo a esta hacienda?
LASTRA:
Nada de malo, niñas: que ya la revolución ha terminado.
LLAGUNO:
Y tenemos que regresar a nuestros hogares.
HUERTA:
Ya hemos peleado bastante por la causa de vengar la muerte de los Alfaro.
VINCES:
¡Ustedes regresarán a sus hogares, pero yo tendré que quedarme en esta provincia de Los Ríos hasta que Dios desponga!....
DARIO:
Pero, comandante Vinces, y ¿si la revolución ha terminao? 209
VINCES:
Yo no puedo regresar a Manabí; tengo allá argunos enemigos que sólo esperan que regrese desarmao, y mi destino es seguir peleando.
NATALIA:
¿Y contra quién?
VINCES:
No lo sé; contra los que hacen er mal a los pobres, contra los que abusan de la debilidá de las mujeres, contra los cuatreros que roban de acuerdo con los de la policía rural perjudicando a los honraos, contra argunos malos patrones que explotan ar montubio güeno y trabajador; que todavía hay conciertos....
LASTRA:
Pero eso es labor de la policía en lo primero....
VINCES:
La "rural" no hace otra cosa que servir muchas veces a los poderosos de mala conciencia, en vez de defender a los honraos que trabajan la tierra. Hay criminales que ni siquiera son buscaos pa castigarlos, y durante este tiempo que he estado metido en la revolución me he dao cuenta que en los campos no hay justicia.
NATALIA:
¿Y no extrañará usté su bella tierra Manabí?
LASTRA:
Piensa en la tierra, Pedro.
LLAGUNO:
Siempre allá tendrás amigos.
HUERTA:
Y puede que tus enemigos ya no tengan fuerza.
VINCES:
¡Manabí, Manabí... está lejos, y para ella sólo me queda un pensamiento con el recuerdo de mis difuntos padres!...
LASTRA:
¿De manera, Pedro, que tu decisión es definitiva?
LLAGUNO:
¿No quieres acogerte a la amnistía?
VINCES:
Sí, coronel Lastra y comandantes Llaguno y Huerta: quedaré pa servir a los güenos y castigar a los malos. En er campo hace farta quién imponga la justicia.
HUERTA:
Quedarás como bandolero.
LLAGUNO:
Eso es: como bandolero.
NATALIA:
Usté sería, comandante el úrtimo bandolero romántico.
VINCES:
Como bandolero...., ¡qué le vamos a hacer, si er destino lo ha señalao así!
LASTRA:
Tendré que despedirme de tú, Pedro, porque yo tengo que respetar lo que ha dispuesto er coronel Concha... 210
LLAGUNO:
Nos alejaremos, amigo.
HUERTA:
Después de haber peleado tanto en brava compañía...
TORCUATO:
Pero, er comandante estará cerca de nosotros, los berracos, ¿verdá?
NATALIA:
Las montubias tendremos garantías, que es lo necesitamos pa contener a tanto abusivo que abusan de nuestra debilidá de mujeres.
VINCES:
Mientras Pedro Vinces pueda evitarlo y castigarlo, las mujeres de nuestros campos tendrán garantías.
NICANORA:
Entonce, no debemos estar tristes, que la tristeza es un mal presagio por los que van a la pelotera.
SINESIA:
De mal agüero.
TORCUATO:
Yo también creo lo de que es de mal agüero eso de poner cara de pericote en barranco, porque si ar comandante lo vamos a ver cufiando por aquí, nosotros también lo ayudaremos en la fajazón, y antes debemos alegrarnos.
VINCES:
Y ya veo que es justamente por aquí que estará mi camino frecuentao.... (MIRANDO A NATALIA)
NATALIA:
Mucha alegría me daría ver siempre ar comandante... (EMOCIONADA).
TORCUATO:
(A NATALIA) Hacéte la remirgona, que te está gustando er gallo....
NICANORA:
(A TORCUATO) Cállate alacrán de monte, que la imprudencia es mala.
VINCES:
Acaso tengan razón: se acaba de entablar una amistá entre ustedes y yo, y esta amistá hay que celebrarla.
LASTRA:
Me alegra, Pedro, que tengas por aquí buenos amigos. Yo regresaré a Esmeraldas.
NICANORA:
Yo creo que er comandante Lastra se acordará también de Esmerarda con la emoción que er comandante Vince se ha acordao de Manabí, y antes de que se vaya que nos hagan ver eso de la marimba en er baile de por allá.
DARIO:
No es mala la idea de Nicanora, ya que, si se va er coronel, hemos entrao en amistá con er comandante Vince, y hay que alegrarse.
LLAGUNO:
Yo pienso acompañar a Pedro por poco tiempo.
CASIMIRO:
Mejor que mejor, si er Comandante Llaguno nos güerve a visitar. 211
FELIPE:
¿Y, cómo es eso der baile de la marimba, coronel?
LASTRA:
En mi tierra esmeraldeña, la marimba es pena y es alegría, es consuelo para el negro y canción de esperanza (RECITA EL VERSO).
DARIO:
Aquí ajuera hay argunos paisanos de usté, coronel, que saben lo de la marimba. Voy a avisarles...(SALE Y LUEGO REGRESA).
NATALIA:
No es mala la idea. Y eso de la marimba, no lo conocemos por acá.
LASTRA:
Como despedida, haré lo que pueda, siempre que una muchacha me acompañe.
NICANORA:
Aunque no lo sepa bien, veremos si le pueda seguir, coronel. (COMIENZA A SONAR LA MARIMBA).
DARIO:
(REGRESANDO Y VIENDO EL BAILE) Viva Concha!
HUERTA:
¡Y viva Alfaro!
NICANORA:
¡Y viva Esmeraldas! (TODOS HACEN UN SEMI-CIRCULO A LOS QUE BAILAN)
VINCES:
(AL TERMINAR EL BAILE) Muy bien, coronel, y dígale a sus paisanos que si Pedro Vinces se separó de los revolucionarios, jué porque ha hecho un juramento pa luchar por la justicia que no alcanzamos en la revolución.
LASTRA:
En Esmeraldas sabrán que ha quedado en Los Ríos un bandolero romántico.
NATALIA:
Y cuando los periódicos publiquen lo der bandido Pedro Vince, que no lo crean.
TORCUATO:
Que también hay una pollera que lo jala por acá.
NICANORA:
Deja la pollera quieta, "patucho".....
VINCES:
Es verdá, que junto con el arrojo anda el sentimiento....
SINESIA:
Eso de la pollera se está viendo clarito.....
TORCUATO:
Es que a los varones machos nos gusta las mujeres hembras femeninas, y a las polleras les gusta los pantalones.
DARIO:
Ya vimos lo de Esmeraldas, ahora ofrecemos ar comandante Vince, que se queda en Los Ríos, argo de por acá.
LLAGUNO:
Que venga el "Alza que te han Visto", que es de mi provincia. 212
HUERTA:
¡De esta linda tierra de Los Ríos!
NATALIA:
¡Bailemos todos, en honor der comandante Vince!
FELIPE:
¡Por la Provincia de Los Ríos!
NICANORA:
¡La tierra der cacao y del amor...(BAILAN EL "ALZA QUE TE HAN VISTO")
LASTRA:
Esta despedida que nos llena de tristeza, se está poniendo alegre gracias a la juventú.
NATALIA:
Pero es que hay una cosa, coronel...
LASTRA:
Comprendo, que para ustedes es una esperanza todo lo que ha prometido el nuevo bandolero.
VINCES:
Y que lo sabré cumplir, coronel.
NATALIA:
Pero también cumplirá el no irse demasiado lejos, ¿verdá?
VINCES:
Ya no es posible irse de Los Ríos, cuando los barrancos invitan a verse en los remansos, y las huertas parecen hablar de confidencias de amor en su misterio de mover de hojas y calor de afecto.
DARIO:
Er comandante se ha puesto romántico..... (A FELIPE)
FELIPE:
Es que se ha prendao de la muchachona...(A DARlO).
NATALIA:
Y cuando desde una casita lejana hay arguien que espera.....
HUERTA:
Desde una casita lejana....
TORCUATO:
Siempre en una casita montubia hay una polla que suspira por er gallo, ¿verdá Nicanora?
NICANORA:
¡Pero no por un gallinazo como vos!
FELIPE:
¡Siempre hay una casita a lo lejos que espera ar montubio!
DARIO:
¡Siempre! (AVANZA CON OTRO Y CANTA "LA CASITA LEJANA").
VINCES:
(A NATALIA) ¿Y por acá no habrá en la lejana casita quién espere a Pedro Vinces?
NATALIA:
Siempre en mi casita habrá quién suspire por el bandolero romántico.
TORCUATO:
Esto se está poniendo como la garúa, que va a gotear en er lagrimeo.
HUERTA:
Ya se hace tarde y hay que despedirse. 213
LASTRA:
(ACERCANDOSE A VINCES) Dame un abrazo, Pedro: y que Dios te acompañe en tus nobles propósitos. (SE ABRAZAN).
NATALIA:
¿Se va ya, comandante Vince?
VINCES:
Pero te ofrezco con las manos limpias y er corazón satisfecho, que naiden dirá que Pedro Vinces hizo er mal en los campos de Los Ríos, y que aquí dejó su corazón como rosa pa recogerlo en pétalos perfumaos.
LLAGUNO:
Te acompaño por poco tiempo.
HUERTA:
Me esperan por Catarama, y tengo que partir.
DARIO:
Yo, comandante, me voy con usté pa ayudarlo en eso de la justicia, que tanta farta nos hace.
FELIPE:
Y yo también lo sigo.
CASIMIRO:
Yo ya estoy enrolao... (LOS COMPARSAS DICEN: "Y yo" LEVANTANDO LA MANO Y SACANDO LOS MACHETES).
LASTRA:
Parece que aumenta tu partida, Pedro.
NICANORA:
¿Y las mujeres?
TORCUATO:
Ustedes nos esperan, que a mí me gusta eso de andar dando bala y jierro, y estoy listo pa irme con er comandante Vinces. Nos vamos ar galope a conquistar la justicia.
HUERTA:
Al galope.
DARIO:
Ar galope por las sabanas llenas de sol.
TORCUATO:
¡Ar galope, como hei dicho!
VINCES:
¡Y las sabanas y los potreros, las huertas y los barrancos, escucharán er galopar de la partida justiciera de Pedro Vinces!
NATALIA:
Al galope se va nuestra esperanza.
VINCES:
¡Te juro que regreso por vos, Natalia! (LA ABRAZA Y COMIENZA EL GALOPE QUE BAILAN TODOS).
FIN DEL PRIMER ACTO L O S M I S M O S P E R S O N A J E S D E L P R I M E R AC T O, M E N O S L A S T RA NI HUERTA.- EL MISMO DECORADO.- Aparecen Nicanora, Natalia y Sinesia,
214
sentadas en un banco rústico, propio del "placer" de una hacienda. Natalia de pie junto a las otras dos. NATALIA:
Hace un año que partieron al galope por esta sabana Pedro Vinces y su partida.
SINESIA:
De bandoleros, porque el comandante Huerta y er coronel Lastra se negaron a seguirlos.
NATALIA:
El coronel tenía que regresar a Esmerardas, y el comandante Huerta no quiso pasar de revolucionario a bandolero.
NICANORA:
Lo que no me explico es por qué er comandante Llaguno Burgos los siguió en esta pelotera der diablo.
NATALIA:
Pero er comandante Llaguno dijo que lo acompañaría sólo pa ayudarle a imponer la justicia en los campos, por corto tiempo, y nada más.
SINESIA:
Dijo que tenía que regresar a Puebloviejo, donde tiene su hogar.
NICANORA:
El hogar de los que se hacen bandoleros es, ar poco tiempo, er cementerio.
SINESIA:
Y esto es si es que lo entierran en "camposanto", que si no, es er barranco, la sabana o er río.
NATALIA:
No hables así, Sinesia, que pareces ave de mar agüero.
NICANORA:
Es que temes que esa suerte corra er comandante Vinces, que te guiñó el ojo y te ofreció regresar por vos.
SINESIA:
Tú le impresionaste, Natalia, y tengo la seguridá de que ar que ahora llaman los periódicos de Guayaquir, er "bandolero" y hasta er "cuatrero", Pedro Vinces, se acuerda de Natalia Pico....
NATALIA:
Yo supe por Melesio Araujo, que no todas las cosas que dicen los periódicos las ha hecho Pedro Vinces, ya que muchos bandidos toman su nombre pa cometer fechorías.
SINESIA:
Y te prometió regresar.
NICANORA:
Promesas de los hombres, que, como las cenizas, se las lleva er ventarrón ar comenzar el inviejno.
NATALIA:
No sé, pero tengo un presentimiento de que Pedro Vinces regresará.
NICANORA:
Yo también creo, porque er corazón de la cristiana tiene como que arguien le avisa en la comezón der cacumen cuando er macho que le interesa se acerca.... 215
ESCENA SEGUNDA DICHOS Y TORCUATO, LUEGO VINCES, LLAGUNO Y EL RESTO, IGUAL QUE LOS COMPARSAS. TORCUATO:
(ENTRANDO AIROSAMENTE, LAS TRES SE SORPRENDEN) ¡Aquí estoy porque hey venido, porque hey venido aquí estoy, avísenme si me quieren, si no me quieren me voy!....
NICANORA:
(ALEGRE Y AGRESIVA AL MISMO TIEMPO) ¡Ah, fanfarrón der diablo! Con que te has hecho esperar casi un año pa dejar ver tu patucha figura de salamanquesa.
NATALIA:
¡Viene Pedro Vinces! (CONTENTA)
TORCUATO:
(JACTANCIOSO) Viene conmigo, que jui er que di orden pa que arriaran los caballos con dirección a esta hacienda....
NICANORA:
¡Desgraciadito de la desgracia, si ya supe que cuando entraron en Mocache cargaste con una vieja bruja! (RETROCEDIENDO TORCUATO ANTE LA AGRESIVIDAD DE NICANORA)
TORCUATO:
Detente culebrita cascabel, que ando con botas y er talón lo tengo embarrao con aceite de tortuga pa que se muera la serpiente....
SINESIA:
¿Y qué es de los demás?
NATALIA:
¿Y Pedro Vinces?
TORCUATO:
Aguántense un pedazo marimachos....
NICANORA:
¿Qué has dicho, rotobao der diablo?..(LO AMENAZA Y TORCUATO RETROCEDE, PERO SIEMPRE TRATANDO DE DEMOSTRAR VALENTIA)
TORCUATO:
¡Si yo sabía que ustedes estaban suspirando como largato boca arriba en tembladera, por nosotros, lo que hemos tenido en jaque a la rural!
NATALIA:
¿Y jué verdá eso de que en Mocache entraron sin robarle a naiden y que sólo aceptaron lo que quisieron regalarles?
TORCUATO:
Es verdá. No semos ladrones ni cuatreros; nos conformamos con recibir lo que nos quieren dar.
NICANORA:
Como los pordioseros....
TORCUATO:
No confundas, mala avispa, que nosotros penetramos en Mocache pa cojer dos cuatreros que no los había cojido la rural, y se los entrega216
mos ar Teniente Político pa que devuerva lo que robaron ar pobre don Perico Tapia, que tiene muchos hijos y es un viejo trabajador. SINESIA:
Eso es una buena acción, porque yo supe que la rural puso en libertá primero a esos cuatreros, sin reparar er daño que habían hecho.
NATALIA:
¿Y Pedro Vinces?
TORCUATO:
Suspirando por vos estuvo todo er tiempo, hasta que er comandante Llaguno le dijo: "Vamos pa donde esta esa jembra, y allí me despido".
SINESIA:
¿Que er comandante Llaguno se separa de Pedro Vinces?
NATALIA:
Si ya no son revolucionarios, y er comandante Llaguno, dijo que sólo lo acompañaría por un tiempo más, pa ayudarle a imponer la justicia.
TORCUATO:
Y la hemos impuesto, contra la voluntá de los propios rurales y argunos tenientes políticos pícaros.
NATALIA:
Pero, ¿qué es de Pedro Vinces?
VINCES:
(ENTRANDO TRIUNFAL, SE DETIENE Y CANTA, MIRANDO A NATALIA, "PUPILAS NEGRAS")
LLAGUNO:
(TRAS DE LLAGUNO y VINCES VAN ENTRANDO LOS COMPARSAS VARONES, QUE SE ACERCAN Y ABRAZAN A LAS MUJERES) ¡Muy bien Pedro! Cumpliste tu palabra.
VINCES:
¡Yo ofrecí a esta muchacha regresar por ella, pa tener a mi lao un ideal en la aplicación de la justicia! (SE ACERCA A ELLA Y LA ABRAZA)
NATALIA:
Y yo esperé con ilusión el regreso der "bandolero romántico"....
TORCUATO:
Mientras esta guapetona trigueña se ponía más blanca que la luna....
NICANORA:
Es verdá que te extrañé, Patucho.....
LLAGUNO:
Y yo fui testigo de que Pedro Vinces cumplió su promesa de imponer la justicia donde no la había.
DARIO:
Pero er comandante Llaguno nos abandona.
FELIPE:
Y perdemos un gran amigo.
CASIMIRO:
Y un jefe noble.
NICANORA:
Es una pena que un hombre como er comandante Llaguno Burgos se separe de la patria, donde están todos nuestros amigos. 217
LLAGUNO:
Yo soy revolucionario; pero no me encuentro bien en una partida que está fuera de la ley.
VINCES:
Pero usté sabrá decir, comandante, que Pedro Vinces no hizo er mal, que impuso la justicia donde no la había.
LLAGUNO:
Es mi deber de amigo.
TORCUATO:
Y diga también, que en la partida de Pedro Vince había un Torcuato, que si chiquito, era ternejo y que cuando le atacaban a la cantata der "amorfino", las mujeres suspiraban y caían flechadas por er dios "escupido".
LLAGUNO:
Cupido, querrás decir.....
NICANORA:
Tiene razón er condenao, porque ya me imagino cómo lo habrán escupido cuando le atacaban a la cantata der "amorfino".
FELIPE:
Está celosa la mocita.
NATALIA:
Todas las mujeres de esta tierra, extrañamos a los que se jueron.
VINCES:
Pero tú extrañaste a uno, ¿verdá?
NATALIA:
Eso, por sabido se calla, Pedro.....
NICANORA:
Y vos, Patucho, que tanto hablas der "amorfino", ¿Por qué, ahora que estamos todos reunidos otra vez, no te echas uno bien rasgao, como decía mi tía: de esos que cuando se abre la boca y se rompe la tambla en la pateada, hasta las espuelas silvan.
DARIO:
Celebremos el retorno, como ha dicho Nicanora.
TORCUATO:
Y que venga el "amorfino", que cuando los ojos se tropiezan con la que le ha estao machacando er uétano der cacumen, hasta el ombligo se recoje. (COMIENZA LA MUSICA DEL AMORFINO)
NICANORA:
Patucho: que allí vienen los "rurales".
TORCUATO:
¡Así venga er mesmo diablo! (BAILANDO TODOS)
LLAGUNO:
Está bien celebrado el regreso.
VINCES:
Yo vine en busca de mi felicidá, y agradezco esta alegría de todos, porque comparten conmigo un grato encuentro.
TORCUATO:
Un momento, comandante Vinces: eso de que "comparten" con usté, es relativo de la relatividá; porque Torcuato ha estao suspirando por una trigueña que rezaba por él a San Antonio.... 218
NICANORA:
Y cuando una mujer se dirije a San Antonio es pa que intervenga ante San Jacinto, que es er que consigue, y si er que ofreció regresar se demora un poquito.....
TORCUATO:
¿Qué pasa?
CASIMIRO:
Se va con er que le sopla enseguida.....
NATALIA:
Eso no es verdá, Casimiro; porque cuando er corazón de la cristiana se dispone pa uno, es como si se pusiera un santo en una urna bendita.
VINCES:
¿Y se respeta la ausencia, verdá?
FELIPE:
Pero estábamos celebrando er regreso.
LLAGUNO:
Y mi despedida, camaradas.
VINCES:
Eso no se celebra, comandante; eso nos produce pena.
NICANORA:
Si es verdá que la ausencia der comandante Llaguno nos va a producir mucha pena, en cambio el regreso de la partida nos ofrece una esperanza a las que tanto tiempo rezamos porque se salven de los peligros.
TORCUATO:
¿Y tú, trigueñita arborotadora, cuántas veces rezaste por tu patucho?
NICANORA:
En Palenque había una vieja bruja, que cuando quería que se sarvara su "cuarquier cosa"...
TORCUATO:
Y yo soy tu "cuarquier cosa"?
NICANORA:
Le amarraba una piola a un muñeco y le decía: "Que le venga er pujo", y er condenao sentía er "pujo".
DARIO:
Con razón, Torcuato andaba siempre con "pujo".
CASIMIRO:
¡Jué cuando peleamos por Quevedo!
FELIPE:
Era er "mieditis"....
LLAGUNO:
De todos modos, las muchachonas están contentas por el regreso, y mi despedida no debe producir tristeza a nadie. Pido que haya mas alegría.
TORCUATO:
Pero que se diga una "versiada", que hace tiempo que no se me despeja er cerebelo.
VINCES:
Er montubio sabe improvisar, y hay que decirlo ante las muchachas. (COMIENZA AMORFINO DE SAFADI CON LOS PREVIOS VERSOS)
LLAGUNO:
Eso tiene sabor montubio.
(TODOS RIEN)
219
VINCES:
Y es que ahora ya la partida de Pedro Vinces no será sólo de hombres, que nos acompañará Natalia Pico, ¿verdá? -(A ELLA)
NATALIA:
¡Natalia Pico estará al lao de Pedro Vinces hasta la muerte! (SE ABRAZAN)
TORCUATO:
(DANDO UN SALTO) ¡Viva Alfaro y Nicolás Infante y sus chapulos! ¡Que yo tampoco quiero ir solo comandante!
NICANORA:
Ni yo te voy a dejar que te largues otra vez a arrejuntarte con esa vieja bruja de Mocache, que te dejó más patucho que la lagartija der potrero.
VINCES:
Pues, iremos con buena compañía.
CASIMIRO:
Torcuato mencionó ar coronel Nicolás Infante, y mi agüela decía que con ese héroe bailó la "Danza".
TORCUATO:
Ese barbudo jue ternejo, y noble como un gran caballero.
DARIO:
Y dizque jue cojo.
CASIMIRO:
Por eso bailaba la "danza", que era el baile sin mucho brinco.
VINCES:
Pues, en honor a la memoria de ese otro gran capitán de Alfaro, que se baile la "danza", pa celebrar la unión de los que nos vamos con nuestros amores. (COMIENZA LA DANZA Y BAILAN TODOS)
NATALIA:
Yo no seré un estorbo en el grupo, Pedro: monto a caballo y no le tengo miedo a la bala, y como la causa es noble, el corazón de una mujer será siempre un estímulo.
VINCES:
Cuando nos acosen los "rurales", yo buscaré un abrigo para ti, y si una bala me toca, mi pensamiento te avisará el fin de mi jornada.
LLAGUNO:
No hay que ponerse triste, Pedro, que a tu lado va una muchacha garrida.
DARIO:
Si supieran que los bandoleros de Pedro Vinces jamás han cometido un crimen.
CASIMIRO:
Hemos hecho respetar a las mujeres y devolver a los ladrones lo que habían robao a los pobres.
FELIPE:
En los campos hay muchas injusticias.
SINESIA:
Y yo quedaré esperando, o que vuelvan o que me llegue una mala noticia.
DARIO:
De ninguna manera, Sinesia: que si er comandante lo permite.... 220
VINCES:
Tienes derecho, muchacho. No podemos dejar atrás nuestros amores, que ha sido tradición en los campos de la Costa, desde que Crispín Cerezo tuvo a su lado una gran guerrillera, por la misma causa de los Alfaro.
NICANORA:
Pero nosotros ya no estamos en la causa de los Alfaro, entramos a la bandolería, comandante.
TORCUATO:
Pero el arrejuntarse ar fogón cuando entra el tirititar, es cosa propia der macho ternejo, masculino, berraco y jachudo, como dice don Jacinto Peralta. (ARRIMANDOSE A NICANORA)
NICANORA:
(EMPUJANDOLE) ¡Hacéte pa otro lao, que entoabía no tamos a la grupa, anticipao! (SUSPIRA)
DARIO:
Ya lo sabes, Sinesia: tú también eres de la partida... (LA ABRAZA)
SINESIA:
¡Que Dios nos proteja!
LLAGUNO:
¿Y, otra vez la tristeza?
CASIMIRO:
Perdone, comandante: pero es que no sabemos cómo nos vaya llevando con nosotros a estas muchachas.
TORCUATO:
Pero es que los varones no podemos estar sin las jembras femeninas, que corremos er peligro peligroso de que tengamos que echar mano ar primer berrugate que se nos atraviese en un estero.....
NICANORA:
Porque, como dice er dicho de mi compadre Alfredo Mosquera, de Palenque: "Cuando er perico ligero comienza ar canturreo, la golondrina se arrima ar picudo, y si alevanta la cola, es cuando er gorrión se agacha pa levantar er vuelo".... Y yo no dejaré que este caimán recortao se acerque ar barranco. (TODOS RlEN).
SINESIA:
Pero si todos vemos a estar unidos, que esta tarde sea una fiesta de despedida.
FELIPE:
Que mañana puede amanecer nublao.
LLAGUNO:
Insisto en que vuelva la alegría, amigos.
VINCES:
Entonces, la vieja "Contradanza". (BAILAN LA CONTRADANZA)
NATALIA:
Así está bien la jarana, porque entramos a una vida en que el amor se pone en juego con er peligro.
VINCES:
Y que esta ley que se ha aprobao de terminar er Concertaje, lo haga realidá la partida de Pedro Vinces. 221
LLAGUNO:
Que ya lo venimos haciendo desde hace un año.
DARIO:
Y que yo era concierto de don Edmundo Sotomayor, que le dicen "er chúcaro", y me dió la libertá sin pagar ni medio.
VINCES:
Los que trabajan no tienen por qué ser conciertos, y hay que acabar con los pocos que quedan. A eso ayudará Pedro Vinces: pagando sin regatear.
NATALIA:
¡Bendita sea tu palabra, Pedro!
TORCUATO:
Er montubio es como el agua mansa, a la que se mira con desprecio; pero cuando uno se mete adentro, o le sale un lagarto, o sopla er viento y se arma la tempestá. Es como la revesa, que parece tranquila, y debajo esta er remolino, que chupa pa adentro y ahoga.
NICANORA:
¿Y de dónde te sale esa filosofía, condenao?
TORCUATO:
Es que viéndote tan morena, pienso que a la güerta der camino, te blanqueas; y como decía er dotor Coto Infante, que dijo er general Alfaro: "La hora más oscura, es la más próxima al amanecer".
VINCES:
Y eso es verdá. Y mucho siento que todos ustedes se hayan incorporado a la vida de bandolero; porque la ley tendrá que castigarnos tarde o temprano.
NATALIA:
No hables de malos presentimientos, Pedro, y piensa en que los campos necesitan de protección, no sólo ante la falta de justicia por parte de los gobiernos, sino porque hay gente mala que trata de hacer daño ar prójimo.
FELIPE:
Yo soy como soy.
CASIMIRO:
Todos semos como semos.
DARIO:
Y er que no es porque no lo es.
TORCUATO:
Y yo soy, porque soy, y soy, soy, soy....(BAILAN "SOY, SOY, SOY")
LLAGUNO:
Yo mandé al puerto de Palenque ayer una damajuana de aguardiente que había dejado en Piscano don Fabián Baquerizo, y quiero contribuir a la alegría de todos.
TORCUATO:
¡Viva er difunto Perico Verdetieso! Que justamente era trago lo que fartaba en esta reunión reunida!
NICANORA:
Eso es lo que buscabas, borrachín der diablo, que cuando te vayas al infiejno eres capaz de buscar en la paila er guarapo que fabricó Satanás! (PERSIGUIENDOLO Y TORCUATO HUYENDO) 222
CASIMIRO:
(QUE HA SALIDO Y REGRESA CON LA DAMAJUANA) ¡Aquí está, comandante Llaguno! (LE ENTREGA LA DAMAJUANA, QUE LLAGUNO COMIENZA A REPARTIR TRAGO)
DARIO:
Pero esto hay que celebrarlo.
FELIPE:
Y con un varse.
VINCES:
Que venga er varse, y que todos bailen. (TOCAN Y BAILAN "VIRGEN PURA" MIENTRAS LLAGUNO REPARTE TRAGO BAJANDO A LA LUNETA, ETC)
NATALIA:
Ahora, sí, hay que prepararse para el trote largo.
VINCES:
Que de aquí salimos para la sabana de Mocache, que tenemos que ajustar cuentas con er capitán Jaén, que dizque anda buscándonos, sin saber que vamos a recuperar er ganao que robaron a don Vicente Luna.
FELIPE:
Er camino es largo.
DARIO:
Pero el amor va con nosotros.
NATALIA:
Y habiendo amor, el peligro no importa.
SINESIA:
Que la mujer costeña sabe cuando debe pelear al lao de su cariño.
NICANORA:
La mujer costeña cuida la casa, el hogar, cocina y lava la ropa; pero cuando se trata de sacar er pecho.....
TORCUATO:
Ajústate la porca, que ese pecho es sólo pa que lo vean mis ojos.
NICANORA:
Si no te lo voy a enseñar... es que quiero decir, que si somos de hogar, tambien dejamos la choza pa galopar en la sabana.
VINCES:
Mujer costeña: es cierto, es inspiración, es hogar, es amor y sacrificio; pero tambien es heroína y es bandera en el combate.
CASIMIRO:
Costeña... (CANTA COSTEÑA)
NATALIA:
Eso es decir las cosas con propiedá.
LLAGUNO:
La mujer costeña es sencilla, pero franca y valiente.
VINCES:
No se ha hecho suficiente justicia a todo lo que es costeño, que si hay gente mala y que va por mal camino, a veces es por curpa de los propios gamonales que lo inducen; pero sabemos trabajar y sabemos pelear, damos er corazón así como damos un machetazo 223
cuando no se nos compriende. Er montubio es generoso y es artivo, berraco y manso, valiente como un tigre y manso como un niño. Todo es cuestión de como se lo trate. NATALIA:
Eso es lo que ha faltao: sabernos tratar, sabernos comprender.
VINCES:
Cuanta plata ha dao esta provincia de Los Ríos con la "pepa de oro", y cuanto se han gastao los patrones en París sin dejar ni una escuela pa er que ha sembrado er cacao y er que hace quimbas a la culebra en las huertas.....(A MEDIDA QUE HABLA VINCES LO VAN RODEANDO) Estas huertas misteriosas son testigos de la tragedia de una raza, y de su triunfo. Por aquí pasó la muerte y pasó la victoria; aquí el amor oculto y la riqueza generosa. ¡Bajo las anchas hojas y las mazorcas se hizo el mestizaje y surgió una raza nueva, como la esperanza de América!.....
NATALIA:
Tienes razón, Pedro: las noches de brujerías y las mañanas de sol.
NICANORA:
¡Las mañanas de mi tierra!
DARIO:
(CANTA LAS MAÑANITAS DE MI TIERRA)
LLAGUNO:
Y no sólo esa mañanas, que tambien las tardes se ponen rojas cuando muere el sol.
FELIPE:
Así es, comandante: todo el paisaje de nuestra tierra es bello.
SINESIA:
Yo no sé como hay gente que prefiere vivir en la ciudá.
CASIMIRO:
Con todos los peligros que tiene la ciudá, cuando aquí todo es ancho, verde, hermoso, y si llueve los ríos suben y fecundan las vegas.
DARIO:
No importa er mosquito ni er jején, que ya estamos acostumbraos.
TORCUATO:
La que más pica es la jembra, que es más pior cuando uno se mete con ella debajo der tordo: er picoteo lo enroncha.
NICANORA:
Cállate, cucaracha de agua, que es más pior la que se mete bajo er mosquitero con vos, alacrán de tembladera...
TORCUATO:
Ya quisieras toparte con este cuerpecito meloso y sobador....
NATALIA:
Pero, nos hemos orvidao de una cosa que mi mamá dizque bailaba cuando era mocita, y que yo me acuerdo.
SINESIA:
¿Qué baile es ese, Natalia?
NATALIA:
La Porca, que dizque bailaban los antiguos en Vinces, Palenque, Mocache, 224
Quevedo, y que en la hacienda de don Lautaro Aspiazu era lo preferido al igual que donde don Primitivo Yela, en Vinces. VINCES:
Cierto, Natalia, la porca, ese jué un baile preferido de los que venían de París y los trabajadores lo aprendieron de sus patrones, aunque lo bailaron a su manera.
NICANORA:
A la manera montubia. Mi mamá me contaba que todo lo que se baila en la Costa se aprendió de los patrones que venían der Viejo Mundo; pero que los de acá lo hacían a su manera, a como les cuadraba más.
VINCES:
Pues, los que se acuerden como lo bailaron los viejos, que lo hagan, que ya se acerca la hora de emprender la marcha. (BAILAN LA POLCA)
DARIO:
Ya creo, comandante, que estamos listos pa salir a la bandolera.
LLAGUNO:
¿Y los caballos pa las muchachas?
FELIPE:
Todo está listo, comandante.
TORCUATO:
Pero antes de entrar en la bandolera debemos rendir un homenaje a la Patria, a Guayaquir y al Ecuador.
NATALIA:
Y que sea con un baile de la tierra de Pedro, con nuestros pañuelos y nuestro corazón.
VINCES:
Que no en vano tú, Natalia, dijiste que Pedro Vinces es el Bandolero Romántico. (BAILAN LA IGUANA)
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MACHETE, GARABATO Y CORAZON Comedia musical folclórica costeña ecuatoriana en dos actos y un cuadro, original de RODRIGO DE TRIANA, con música y canciones típicas de diversos autores arregladas por GUIDO GARAY que se desarrolla en la provincia de El Oro, el año de 1895, en una finca en las inmediaciones de la población de El Guabo, en el cantón Machala. Estrenada con todo éxito en el Teatro Olmedo de Guayaquil, el día martes 3 de diciembre de 1968, con el siguiente reparto: FLORINDA:
damita joven, campesina.... Srta. Mariana Mora
SIMEONA:
joven viuda, casquivana y coqueta.... Srta. Marlene Filbig
DOÑA PETITA:
señora campesina de cierto rango.... Srta. Brenda Gainza
EUFROSINA:
montubia joven.... Srta. Patricia Villegas
BERNARDO:
joven campesino, galán.... Sr. Augusto Coloma
RAMON:
hijo de gamonal, pendenciero.... Sr. Jimmy Lee
TORCUATO:
actor cómico montubio.... Sr. Hipólito León
GUMERSINDO: gamonal, esposo de Petita...... ZABULON:
montubio, peón de hacienda.... Sr. Eduardo Castillo
DON ZOILO:
mayordomo de la hacienda.... Sr. Juan Santillán
Dirección general y artística: Guido Garay PRIMER ACTO ESCENA PRIMERA
Aparece en escena Simeona y luego Torcuato. SIMEONA:
(AL PUBLICO) Ya está pasando er calor del inviejno condeanáo; pero ni doña Petita ni don Gumersindo se animan a treparse en la diligencia pa ir a Machala, donde la brisa del mar es más cercana y en Puerto Pilo se puede una bañar con er agua salada que entra dende Puerto Bolívar, que será er barneario del futuro pa cuando se termine er fierrocarril que han proyectáo.
TORCUATO: (SALIENDO A ESCENA) Güenos días, viudita tentadora, así es que usté
busca bañarse en Puerto Pilo, pa que admiren sus formas formadas los machaleños de malas intenciones.
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SIMEONA:
(APARENTANDO DISGUSTO) Mis dos esposos anteriores...
TORCUATO:
Cierto: que usté despachó a dos en menos de dos años....
SIMEONA:
Es que yo quedé viuda de Tiburcio cuando apenas tenía quince años, y, claro, er cuejpo me pedía reemplazo....
TORCUATO:
Y echó mano de don Agamenón, pa entrar en calor otra vez, ¿no?
SIMEONA:
Es que cuando una queda viuda y joven, la sangre corcovea y como eso jué a la entrada de verano, er frío pedía compañia.
TORCUATO:
Y echó mano de don Agamenón.
SIMEONA:
Exacto. Agamenón jué, como dijo mi compadre don Víctor Sánchez, er "Sueño de una noche de verano", que dizque escribió un tal Chaquespeare de Guayaquir.
TORCUATO:
Pero a este también lo despachó enseguida, y lo enterró junto al otro pa esperar al tercero, que dicen que en la tercera va la vencida; pero el tercero la enterrará a usté, ¡mataora!
SIMEONA:
(LLENA DE MOHINES) iAaaaayyy! iQue piropo más salsero que un tiburón de Bajo Alto, te ha salido Torcuato!
TORCUATO:
¡Es que cuando yo veo una viuda sin marido, se me pone er cuejpo como cajne e gallina y hasta er machete se me hace garabato pa enfilarse ar corazón torcido!
SIMEONA:
(MELOSA Y LUEGO REACIONANDO) ¡Aaaayyyy! ¡Torcuato! ¡No, no, no, no! Es mejor que me vaya, no sea que la tentación der comienzo de verano vaya a pedir a mi cuerpo de sirena de Jambelí, un bufeo de baja categoría, como tú, y vaya a perder mis relaciones con las distinguidas familias que alterno, gracias a las dos herencias que me dejaron mis difuntos cónyuges. Y el tercero, tendrá mas que los otros. (VASE CONTONEANDOSE EXAGERADAMENTE)
TORCUATO:
(SIGUIENDOLA ATRAS) ¡Ay, Simeona, Simeona! (AL PUBLICO) ¡Pero qué meneona que está esta Simeona. No! (PARA SI) Esta doble viuda está bien jecha, y Torcuato debe aprovechar la necesidá de calor al venirse er verano, pa arrejuntarse a la cadera que grita como gavilán ante la mortecina.
ESCENA SEGUNDA Torcuato y Bernardo, luego Petita BERNARDO:
Torcuato: te aconsejo que no te arrimes mucho a doña Simeona, porque como ha heredado plata de sus dos maridos, se cree ahora una gran señora y nos tira prosa a todos los der Guabo.
264
TORCUATO:
No te preocupes, Bernardo que yo tengo experiencia cuando le echo el ojo a una jembra, y peor cuando ha tenío dos en vez de uno, y los dos se han largao pa el infiejno pa estar junto ar fogón.
BERNARDO:
(SUSPIRANDO) En fin, tú sabrás lo que haces, que yo estoy fregao con lo que aspiro, ya que ni don Gumersindo ni doña Petita van a consentir que su hija Florinda se case con un pobre sembrador de esta hacienda.
TORCUATO:
¡Y eso qué! Si don Gumersindo y doña Petita te impiden tus amoríos con Florinda, te la llevas a la grupa de tu meláo a la media noche y la mañana te cojerá con ella cerca de Machala, que no sería la primera vez que una blanca se emberrinche con un montubio.
BERNARDO:
Cuántas veces al amanecer pa ir a la tumba der cacao, he pensáo en ella, la he imagináo a mi lao corriendo conmigo en las mañanitas llenas de sol.
TORCUATO:
¡No hay nada más bello que las mañanitas de nuestra tierra, con el trinar der casique y el olor der gramalote fresco!
BERNARDO:
ê~ ò³åK qáÉ ë= MUSICA
Sale el sol por las mañanas y se alegran mis plantíos, esas son las mañanitas, mañanitas de mi tierra. Tierra que huele a reseda tempranera y con rocío; cuando está quieta la brisa y mientras va corriendo el río, así son las mañanitas, mañanitas de mi tierra, {que engalanan mi parcela con un rayo de sol} bis TORCUATO:
(HABLANDO SOBRE LA MUSICA) Decídete no más Bernardo, que contra el empuje no hay menéo.
BERNARDO:
(CANTANDO AL PUBLICO)
Es mi orgullo ser montubio de esta patria ecuatoriana, laborar por su grandeza y el amor de mi trigueña.
265
Yo soy bueno con el surco y con el lazo voy derecho, {soy montubio de esta tierra tierra linda mi Ecuador} bis PETITA:
(SALIENDO A ESCENA) ¡Qué hacen ustedes aquí, cuando los rumores de una revuelta amenazan la tranquilidad de la provincia!
TORCUATO:
Güenos días, patrona, que Dios la bendiga.
BERNARDO:
Tiene razón, patrona: Don Antonio Puell me dijo que si podía contar conmigo pa ir a dar bala en Machala, que er general Serrano quiere desconocer al gobierno.
PETITA:
Acaso sería mejor que te vayas, Bernardo; y no es que quiero que expongas tu vida, sino....
TORCUATO:
Ya la huméo, patrona: es que don Gumersindo tiene planeao salir de Bernardo.
BERNARDO:
(APARTE) ¡No seas imprudente, Torcuato!
PETITA:
Mira, Bernardo, tú eres un buen muchacho, hijo de padres católicos y que fueron propietarios vecinos de esta hacienda; pero como es natural, Gumersindo ocupa ahora una posición ventajosa, y aspira a que nuestra hija tenga un matrimonio digno de la posición que hoy ocupamos.
BERNARDO:
Pero, patrona, si yo no.....
PETITA:
Lo sé, que eres repetuoso y buen trabajador.
TORCUATO:
Pero yo estoy de acuerdo con doña Petita: vos no eres pa la niña Florinda.
BERNARDO:
Si yo no pretendo.....
PETITA:
No hablemos más de esto, y te aconsejo, por tu bien, que mientras más te alejes del Guabo, mejor. (VASE)
BERNARDO:
(APESADUMBRADO) Está bien, señora....
TORCUATO:
(AL VERSE SOLOS) No hay más que hacer, Bernardo. Hay que alejarse.
BERNARDO:
Pero Torcuato, ¡cómo es que tú que has sido er arcagüete de todo esto, ahora te güerves hipócrita, contra mi!
TORCUATO:
¡No seas niño, compadre! Yo sé que tú eres tan gamonar como ellos que desgraciadamente tus padres perdieron todos sus bienes por meterse 266
en lo del "Urbinismo" liberal, y que la niña Florinda te quiere a vos; pero tenía que hacerle creer a doña Petita que estaba con ellos, pa que no joroben y meterme en su confianza; que la niña Florinda no es la primera hija de gamonal que se monta a la grupa der caballo de un sembrador y en eso está la idea der liberalismo que dice er general Serrano: "Igualdá, fraternidá y justicia". BERNARDO:
Pero Ramón cuenta con la protección de los patrones, y entra y sale de la casa como si juera miembro de la familia, y tiene la ventaja de que sus padres son hacendados y ricos.
TORCUATO:
Eso es lo que buscan don Gumersindo y doña Petita: er cacao de Ramón pa aumentar er poderío que le ha dáo la amistá de los políticos conservadores que ahora están en er mame, dende que cayó Rocafuerte, según dice mi taita.
BERNARDO:
Pero este amor que ha nacío entre Florinda y yo, no lo busqué de propósito. Ni me interesa su plata, ni su hacienda, ni su cacao. Dende chiquita, como a ti te consta, jugábamos en er tendal, y a medida que crecimos juimos más y más amigos....
TORCUATO:
Hasta que sartó er conejo y er tigrillo jué a buscar la mortecina que despreció er gallinazo, ¿verdá?
BERNARDO:
No te lo podría explicar como jué, pero si sé que Florinda me quiere, ¡y yo la adoro!
TORCUATO:
¡No te achiques burro macho! Que si te ponen la traba, corcovea cuando se aleja er vaquero y rompe la soga en la retranca der corral.Que yo estoy a tu lao, y ahora que cuento con la ayuda de la doble viuda, me meto por la huerta y sargo por el estero pa correr en la sabana. Ten confianza en tu amigo, que no puede orvidar que a vos te debo la vida cuando me estuve ahogando en Bajo Arto.
BERNARDO:
Pero eso de la regüerta me va ha llevar a la balaceada.....
TORCUATO:
Hacete er tortuga no más, que siendo contrario der general Serrano, don Gumersindo quiere que vos te metas en la montonera pa alejarte de su hija.
BERNARDO:
¿Y cómo es eso del plan del general Serrano?
TORCUATO:
Que ha estao palabriando entre los patrones pa que dizque desconocer er gobiegno de Cordero y proclamar ar general Alfaro, porque dicen que los Caamaño han hecho negociado con una bandera, y no sé cuantas picardías más.
BERNARDO:
Pero los Caamaño de Tenguel son amigos de don Gumersindo, ya ellos les debe el apoyo, que lo hizo rico.
267
TORCUATO:
Ay, Bernardo: vos no sabes de política como er boticario, que dice que cuando er que está arriba tambalea, hay que dejarlo caer y hacerse aún láo. Y eso es lo que pasará con don Gumersindo que como ya comienzan a regorverse contra Cordero, se hace a un láo, y que San Vicente lo proteja.
BERNARDO:
(VIENDO APROXIMARSE A GUMERSINDO) Es mejor que me vaya, porque ahí viene don Gumersindo. (MUTIS) ESCENA TERCERA
Sale a escena Gumersindo seguido de Ramón, Torcuato en segundo plano saluda respetuosamente a Gumersindo, saludo que Gumersindo no nota por estar hablando acaloradamente con Ramón. GUMERCINDO: ¡Eso no puede ser Ramón! Mi mujer ha descubierto que Florinda se está
entendiendo con el infeliz de Bernardo, y eso echa por tierra toda la posición que los Caamaño me han ayudado a levantar aquí en el Guabo y en todo El Oro, y yo no puedo tolerar que mi hija se haya enamorado, y menos que se case, con uno que ahora es apenas un peón y vaquero de mi propia hacienda.
RAMÓN:
Pero Bernardo también tuvo padres acomodados, que se arruinaron por meterse en la política.
GUMERCINDO: ¡Ah! ¡La política! La política que encumbra a unos y arruina a otros; y eso
pasó con los padres de Bernardo y yo. RAMÓN:
El encumbráo jué usté, y los arruináos jueron los padres de Bernardo.
GUMERCINDO: Exacto: yo me puse en contacto con los Caamaño de Tenguél y me hice
"progresista" y los padres de Bernardo siguieron siendo "Urvinistas" y después "Alfaristas", y claro, se fregaron. Pero yo no puedo soportar que estando en la posición en que me encuentro, venga mi hija a echarlo a perder todo. TORCUATO:
(QUE HA ESCUCHADO TODO ATENTAMENTE, INTERVIENDO) ¡Tiene razón, patrón! No es posible que un sembrador iguar que yo, eche a perder la posición que usté ha ganao.
GUMERCINDO: ¿Y tú también te has dado cuenta de eso? TORCUATO:
Claro, patrón; y yo estoy dispuesto a empujar a Bernardo pa que se largue der Guabo y deje er terreno libre, que la ausencia hace orvidar er sabor der pepitéo....
GUMERCINDO: (SORPRENDIDO) ¡Qué dices!
268
TORCUATO:
(TRATANDO DE COMPONER) Es decir patrón, que cambiando de potrero, er chumbote pierde er peso.
GUMERCINDO:
(ALIVIADO) Ah, eso es otra cosa; pero, en eso de que el general Manuel Serrano prepara una expedición para atacar Machala, que ya es público en el Guabo, hay el peligro de que Serrano entre en desconfianza al ver que yo mando mi peonada con él y pensará, muy justamente desde luego, que los míos le haran una traición.
TORCUATO:
No se preocupe, don Gumersindo, que nosotros nos acercaremos diciendo que semos liberales y que estamos con Alfaro y con los "Chapulos" que quedan toavía.
RAMON:
(A GUMERSINDO, EN FORMA TENEBROSA) Y será una oportunidad pa que un tiro se desvíe y Bernardo quede tieso en la ajueras de Machala.
GUMERCINDO:
(ALARMADO) ¡Que barbaridad! No, no es eso Ramón, lo que ya anhelo. Mira, yo soy amigo de tus padres, que también son caamañistas como yo, y tu presencia en el grupo que prepara Serrano, despertaría desconfianza. Además Petita y yo hemos comprendido que a ti te gusta Florinda eh, no lo niegues picarón, y lo que quiero es alejar a Bernardo, para que se case contigo, que así me lo propusieron tus padres.
RAMON:
Es verdá que Florinda me gusta, don Gumersindo, pero ella cada vez que trato de hablarle, se escurre y se va por otro lao.
TORCUATO:
Es verdá lo que dice don Gumersindo; que hay que unir las dos fortunas pa ser juertes, y si lo de la política cambéa, hay que vortear la vela de la balandra pa que reciba viento contrario y la favorezca. Yo acompaño a Bernardo y a Ramón, y así disimulamos todos la cosiaca.
GUMERCINDO:
Bien pensado, Torcuato; y confío en que Bernardo, si no se queda por allá cambie de parecer y Florinda también. En fin, voy a tratar de hablar con el boticario don Serafín, para averiguar como van los planes, porque en la botica se reunen todos los viejos chismosos del pueblo y allí se sabe todo. (VASE)
TORCUATO:
Pierda cuidao, patrón, que la canoa seguirá la corriente, hasta la reversa.
RAMON:
¡Buena suerte, don Gumersindo! (A TORCUATO) y tú, qué dices de lo que has oído.
TORCUATO:
Mira, Ramón: nosotros hemos jugado a la Pájara Pinta dende que juimos chiquitos, y jugamos con Bernardo.
RAMON:
Por eso me duele lo que está pasando con un compañero de la infancia, que
269
desgraciadamente, vino a la desgracia, y ha tenido er mismo gusto que yo ar fijarse en la Florinda. TORCUATO:
Ramón, tus padres jueron tan pobres como los míos. Los que tuvieron cacao jueron los de Bernardo, que se arruinaron por la mardita política. Don Gumersindo se enriqueció por el apoyo de los Caamaño, igual que tu taita. Todo se esta haciendo cuestión de negocio: don Gumersindo y doña Petita quieren que vos te cases con Florinda, pa unir la plata, que busca la plata, y quitarse de en medio a Bernardo, que sin saber ni como ni cuando cantó el gorrión de la muchachona.
RAMON:
Así es Torcuato; pero a mi también me gusta la Florinda, que tiene el embrujo de la mujer costeña. MUSICA
No te apenes si mi canto tiene del llanto el arrullo porque es el arrullo un llanto que cuando se quiere tanto parece un dulce murmullo. Tiene montubia tu pelo, el brillo de la alborada, y es alborada ese velo que te cubre como el cielo cubre la noche lunada. Costeña, si es que mi canto tiene del llanto el arrullo es porque te quiero tanto que me transforma mi llanto de una queja en dulce murmullo. TORCUATO:
Estamos de acuerdo en lo de la mujer costeña y en lo der gusto que gusta gustando; pero no hay que anticipar nada hasta ver como sale esto que se propone hacer er general Serrano en lo de la balaceada y la machetada. Si la cosa se pone mala, nos hacemos los zoquetes; y si resurta, reclama tu parte en la merienda.
RAMON:
Vamos a la cantina de don Macario, y allí, calentando un poco er pecho, pué que vengan ideas mejores.
TORCUATO:
Y allí tomaré juerza pa atacarle a la doble viuda, que se pone como jicotéa cuando se acerca er tigrillo. (VANSE CONVERSANDO ANIMADAMENTE)
270
ESCENA CUARTA
Sale de la casa Florinda y Eufrosina, luego regresan Ramón y Simeona. EUFROSINA:
Pero Florinda si nunca tus padres van a consentir que vos que ahora eres ya una señorita de figuración, puedas casarte con uno que ha venido a menos.
FLORINDA:
Pero yo no lo puedo remediar, Eufrosina. Bernardo no me dijo nunca nada...
EUFROSINA:
Y como, si no te dijo nunca nada, se han entendido sin palabriar de amores.
FLORINDA:
Son esas confianzas que se tienen cuando somos chicos, y, después, poco a poco....
EUFROSINA:
Er juego se va haciendo fuego, ¿verdá?
FLORINDA:
Er corazón no mira condiciones entre patrones y empleáos, contimás cuando Bernardo también jué patrón otro tiempo, y nosotros éramos naiden.
EUFROSINA:
Er sube y baja der guinguilingongo, que "cuando sube Juanito baja Manongo" .
FLORINDA:
Es como la viuda Simeona, que hasta hace apenas tres años era una pobre montubia como cuarquiera, y que como se casó con dos maridos que le dejaron ar morir dos fincas, se cree la dueña de todo er Guabo y despreséa a un señor de Barbones, que dizque es güena persona, porque quiere que su tercer marido sea un gobernador o jefe político, y anda trabajando pa que yo le haga caso a Ramón, pero se equivoca.
EUFROSINA:
Será porque er taita de Ramón se arrejuntó con don Gumersindo pa eso de la política pa apoyar a los "progresistas", y con sus padres ha hecho dinero jorobando a los liberales, y ahora los padres de Bernardo estan arruináos.
RAMON:
(SALIENDO A ESCENA) ¡Florinda! Con perdón Eufrosina.
EUFROSINA:
(INTENTANDO RETIRARSE) Con permiso, me voy...
FLORINDA:
(RETENIENDO A EUFROSINA) No te vayas Eufrosina, que lo que tiene que hablar conmigo Ramón lo puedes oir tú. (EUFROSINA SE QUEDA)
RAMON:
(A FLORINDA) Quiero decirte, Florinda, que tu padre me habló clarito.
FLORINDA:
No te entiendo, Ramón.
271
RAMON:
Yo siento por vos mucha simpatía, y tu padre lo ha comprendido.
FLORINDA:
(SECA Y CORTANTE) También mi madre. (EUFROSINA EN SEGUNDO PLANO)
RAMON:
(UN POCO TURBADO) Bueno, y quiere que me case con vos.
FLORINDA:
(IRONICA Y CORTANTE) Y vos, ¿qué dices?
RAMON:
(APASIONADO) Yo sí lo quiero también, (CON RENCOR). Pero sé que tú te has palabriáo con Bernardo, que no es digno de tú, porque sus padres se fregaron y ahora no es otra cosa que un pobre y miserable peón.
FLORINDA:
(INDIGNADA) ¡Así es que si vos quedaras mañana pobre como Bernardo, tampoco merecería que naiden se fije en tu persona!
RAMÓN:
Es que, desgraciadamente, esa es la verdá de la vida, Florinda: unos semos patrones y otros son empleáos.
EUFROSINA:
(INTERVINIENDO CON PICARDIA) Y los patrones se entienden con las patronas, ¿verdad?
SIMEONA:
(SALIENDO A ESCENA INTEMPESTIVAMENTE) Ar fin te encuentro, querida Florinda, pa decirte lo mesmo que creo te está diciendo Ramoncito.
FLORINDA:
Ramón no me ha dicho nada que yo no lo sepa.
SIMEONA:
(ASOMBRADA A RAMON) Que no le has hablado der durce néctar del amor embrujáo, que dos veces me hizo caer en el himenéo.
RAMON:
Es que Florinda tiene el entendimiento cerráo.
SIMEONA:
¡Oh, Dios Cupido! Por qué no conviertes a todas las mujeres en viudas con ganas....
TODOS:
(SORPRENDIDOS) ¡Quééé!!!!
SIMEONA:
(ACLARANDO) Con ganas de tener nuevos maridos.
TODOS:
¡Aaaaah!
EUFROSINA:
Uno cada año, verdá.
SIMEONA:
Exacto. Es decir, no, no, no, quiero decir, si fuera posible. Mi primer marido era un gigante, alto como una palmera, pero que se inclinaba un poco ante er peso de los cocos.
TODOS:
¡Qué dice!
272
SIMEONA:
(ACLARANDO) Digo, que era flexible ante er peso der corazón, que lo tenía muy grandote.
TODOS:
(ADMIRADOS) ¡Ah!
SIMEONA:
El segundo, era de estatura mediana, y también se dobló pa siempre.
EUFROSINA:
Pero que dobladora que ha sido usté, ña Simeona.
FLORINDA:
Y por lo visto ahora anda buscando uno chiquito como Torcuato, para variar.
SIMEONA:
Lástima que Torcuato sea tan chiquitito y de una clase inferior a la mía, porque ese chiquititito, ay, ese chiquitito es entrador y toreador.
EUFROSINA:
Pero, de qué venía usté a hablar con Florinda.
SIMEONA:
De eso; de qué no es posible que la hija de don Gumersindo y de mi comadre Petita pueda corresponder los galantéos de un cuarquiera, como Bernardo y que es mejor fijarse en Ramoncito, que sus padres tienen cacao.
RAMON:
Muchas gracias doña Simeona; pero yo haré méritos suficientes pa que Florinda comprenda su equivocación.
FLORINDA:
Pero, ¿por qué piensa en que tengo que enviudar?
SIMEONA:
Porque, hija, ese es el estado natural de la mujer: la viudez, y así, sin ofender a lo que dice er señor cura, tomar otro marido con la misma bendición de la iglesia. ESCENA QUINTA
Dichos y Zabulón; luego don Zoilo, después Gumersindo y Petita y Torcuato. ZABULON:
(SALIENDO VIOLENTAMENTE A ESCENA) Don Ramón, don Ramón: la revolución se viene encima, y hay que estar listos.
SIMEONA:
Qué revolución, arborotador der diablo.
FLORINDA:
Oí decir a mi taita que el general Serrano estaba palabriando con unos amigos pa en combinación con otros de Machala y Santa Rosa, levantarse en armas contra er gobiegno.
RAMON:
Yo entraría en ese levantamiento también.
EUFROSINA:
¡Pero tu padre no es "progresista"! 273
SIMEONA:
¡Un levantamiento! Eso hace farta pa ver si así quedan argunas viudas y dejan a sus maridos libres.
ZABULON:
Yo con permiso der patrón, me uniría ar general Serrano, porque mi taita vino con er coroner Vargas Torres cuando er general Arfaro entró a Guayaquir el ochenta y cuatro.
SIMEONA:
Si, he sabido que allí vinieron argunos pobretones, que, felizmente, en la noche y ar tanteo, una viuda doble puede equivocarse y pensar que es er difunto úrtimo que regresa.
ZABULON:
Y de noche se domina la sombra, ayuda la oscuridá, cruza er monte llevando er misterio; (COMIENZA A HACER ESCENA TRAGICA, QUE POCO A POCO LE SIGUEN CON ADEMANES) Y avanza, avanza con la negrura de los misterioso, se agacha, se levanta, se mete en la penumbra, no se ve nada, nada, se oye er grito der perico ligero....
SIMEONA:
¡Aaaaaayyyyy! Esto me pone la carne de gallina. (HORRORIZADA)
ZABULON:
Y comienza la garúa, y llueve, llueve, llueve, los gallinazos buscan refugio en las parmera y er cocodrilo se arrecuesta ar barranco en momentos en que el río crece, crece, crece y se sale de la madre, y abraza a la montaña donde er tigre juye pa la loma y uno ve perderse la madera que cortó pa venderla, y la noche....
SIMEONA:
¡Otra vez la noche..... !
RAMON:
Eso no está bien cuando estamos pa entrar en una revolución.
FLORINDA:
Si es de noche que se están reuniendo los de la regiierta....
ZABULON:
De noche, cuando er paticas conversa con la viuda....
SIMEONA:
Y de qué viuda hablas, condenao.
ZABULON:
De la viuda der brujo.....
TODOS:
(SANTIGUANDOSE) Jesús, María y José.
ZABULON:
Der brujo que anda con un farolito por el río en una canoa silenciosa...
FLORINDA:
(NERVIOSA) iY por qué no detienen la canoa!
ZABULON:
Una vez la detuvieron, y vieron que en ella iba un esqueleto de cristiano con cara de calavera llorando, llorando...
SIMEONA:
Como deben estar mis dos difuntos maridos, suspirando por mis encantos.
DON ZOILO:
Y por más que mi patrón sea “progresista", yo estoy por Arfaro.
274
GUMERCINDO:
(SALIENDO A ESCENA SUMAMENTE PREOCUPADO) Serrano ha venido desde su hacienda con Puell y el doctor Panza, esperándolos en el Guabo el coronel Irigoyen y el comandante Amadeo Ayala. Yo creo que el levantamiento es esta noche.
RAMON:
Esta noche, don Gumersindo.
DON ZOILO:
Esta noche.
ZABULON:
De noche, el ataque es esta noche.
SIMEONA:
Tenía que ser de noche... ¡Cuando una viuda no ve bien quién se le acerca! .
ZABULON:
La noche es protectora y el difunto... (COMIENZA A REPETIR LO MISTERIOSO PERO ES INTERRUMPIDO VIOLENTAMENTE POR SIMEONA)
SIMEONA:
Cállate ya malagüero der diablo.
PETITA:
(QUE HA SALIDO TRAS GUMERSINDO) Pero el pronunciamiento, según se ha dicho, no será esta noche, sino mañana frente a la capilla.
GUMERCINDO:
(A RAMON) Ya sabes, Ramón, que Bernardo no regresará, que yo me internaré en la hacienda con mi familia, para capear el temporal.
RAMON:
(A GUMERSINDO) Bernardo no regresará vivo, don Gumersindo, que Florinda será mi esposa.
PETITA:
Yo no quisiera que haya nada trágico, y que todo se arregle en paz.
TORCUATO:
(SALIENDO A ESCENA) Ya la cosa es de "machete y brillea". (DIRIGIENDO SE A SIMEONA) Ya lo sabe, viudita de dos maridos, que Torcuato regresará pa que en la tercera sea la vencida. (MEDIO JUMO)
DON ZOILO:
Patrón: yo me voy en la guerrilla.
ZABULON:
Mi taita jué liberal, y hay que entrar en la pelea.
TORCUATO:
Porque tenemos que limpiar lo de la venta de la bandera, y yo entro en la regüerta.
GUMERCINDO:
(ALARMADO) Se van todos, y estamos vísperas de la cosecha. ¡Esto no puede ser!
PETITA:
(ADMIRADA) Ha sido contagiosa la noticia....
275
SIMEONA:
Se van todos, don Gumersindo, y las viudas con quién quedamos? (COGIENDOSE ZALAMERA DEL BRAZO DE GUMERSINDO)
PETITA:
(INTERVINIENDO DRASTICAMENTE) No ha de ser con mi marido.
TORCUATO:
(A SIMEONA) Ya le digo, viudita tentadora, que guarde amarráo en un pañuelo todo lo que le dejaron los dos dijuntos muertos, y que me espere que Torcuato regresará enterito.
EUROSINA:
Aunque sea recortado, como es.
TORCUATO:
Pero recortáo de los pies pa abajo, y a la viuda le interesa de la pata pa arriba, que es donde está lo principal.
GUMERCINDO: (A RAMON) Por favor, Ramón: que no regrese Bernardo. RAMON:
Pierda cuidáo, que Bernardo quedará tieso al atacar Machala y Florinda será mía.
ZABULON:
Ya se acerca la noche, y hay que escribirse en la lista.
PETITA:
Pero tú también te vas Zabulon! Y quién queda pa el servicio de la casa.
ZABULON:
Repito, que mi taita jué liberal de Vargas Torres y Arfaro y....
SIMEONA:
Pero qué necio que eres, mardecío, si ya no vas diciendo lo mismo como veinte veces.
GUMERCINDO:
Pero esto no puede ser. Yo voy a tener que tomar una resolución enérgica para impedir que todos los de mi hacienda se enrolen en esa revolución sin sentido, y mandar un posta al coronel Vaquero, para que tome sus precauciones.
SIMEONA:
Eso es, hay que poner sobre aviso al gobernador de la provincia.
TORCUATO:
Vea, patrón, discurpe la malacrianza de entrometerme a palabriar delante de usté.
PETITA:
Y qué puedes decir tú ante esta desolación en que nos dejan.
TORCUATO:
Que todo er Guabo está por la levantado y la pelea, y que no conviene que se pongan contra er pueblo, porque pueden viorlearlo a su marido, y nos quedamos sin patrón.
SIMEONA:
¿Y mis maridos difuntos?
BERNARDO:
(SALIENDO A ESCENA DECIDIDO) Discurpe usté, don Gumersindo; pero ya se están reuniendo los que van con er general Serrano, y yo voy con ellos.
276
GUMERCINDO:
¡Es una locura colectiva! (APARTE) Sólo me queda la esperanza de salvar a mi hija de esa aberración, y que Ramón termine con Bernado. (A RAMON) Ya sabes, que de ti depende que mi hija quede sin ese estorbo.
RAMON:
(A GUMERSINDO) Pierda cuidado, don Gumersindo que Bernardo no regresará; pero conviene que usté disimule pa que no sospechen.
GUMERCINDO:
Tienes razón. (A LOS DEMAS) Atended un momento por favor. En vista de las razones que me acaban de exponer, Ramón, veo que están en lo justo, van a luchar por una causa noble, y en eso estoy de acuerdo con ustedes, y además, no quiero que piensen que yo me opongo a vengar lo de la venta de la bandera.
ZABULON:
¡Viva la revolución!
TODOS:
¡Viva!
PETITA:
(A GUMERSINDO) ¡Qué te pasa, Gumersindo! ¿Por qué ese cambio tan brusco?
GUMERCINDO:
(A PETITA) No te preocupes, mujer, que ésta es la mejor oportunidad de salir de Bernardo y que nuestra hija reconozca su error. Bernardo no regresará.
PETITA:
Pero... ¿Qué es lo que te propones?
BERNARDO:
(ACERCANDOSE A FLORINDA) Cumplo con el mandanto de mis padres y regresaré por ti, amor mío.
FLORINDA:
(A BERNARDO) Que Dios te ampare, mi vida. (LO ABRAZA)
DON ZOILO:
¡Viva Arfaro!
TODOS:
¡Viva!
TORCUATO:
(A SIMEONA) Yo le traigo tres difuntos en vez de dos que ha perdío, y de yapa, Torcuato pa soplarla....
SIMEONA:
Que dices, atrevío.
TORCUATO:
Pa soplarla cuando haga calor.
SIMEONA:
Ah, eso es otra cosa, porque lo que yo necesito son repuestos vivitos y calientitos, majadero.
ZABULON:
Todos semos liberales, patrón.
TORCUATO:
Y no hay quien nos contenga.
277
GUMERCINDO:
Pero si yo no los contego: quise sólo que reflexionaran; pero si se van pa la guerra tenemos que despedirnos como muy buenos amigos.
TODOS:
Claro patrón.
ZABULON:
¡Viva el patrón!
TODOS:
¡Viva!
DON ZOILO:
Y por qué no viene usté también con nosostros patrón.
GUMERCINDO:
¿Quién? ¿Yo?
TODOS:
Sí patrón.
TORCUATO:
Anímese patrón.
GUMERCINDO:
Bueno, yo, este, yo, yo iría... pe pero es que yo, ya estoy viejo.
DON ZOILO:
Pues yo, aunque más viejo, más ternejo.
EUFROSINA:
¿Y quién queda cuidando la hacienda, don Zoilo?
RAMON:
Claro, alguien tiene que quedar aquí.
TORCUATO:
Lo que es aquí sólo se quedan el patrón y las mujeres.
RAMON:
(ADMIRADO) ¿El patrón sólo con toditas las mujeres?
TORCUATO:
(CON SORNA) Sí hombre, sí, no importa si no hay ningún peligro, no ves que el patrón ya no sirve ni pa la guerra.
FLORINDA:
Rezaré por ustedes, que Dios me oiga.
EUFROSINA:
Yo también.
PETITA:
Y yo.
SIMEONA:
(COMENZANDO UNA LETANIA EXAGERADAMENTE) Salve, salve, virgo inmaculata.....
GUMERCINDO:
(INTERRUMPIENDOLA) Nada, nada de letanías, tristezas, ni jaculatorias, que ahora todos semos liberales y además según me han informado la cosa parece que está bien encaminada así que venga un trago pa que sea alegre la despedida.
TORCUATO:
Que venga er guachucho y un amorfino pa marchar contentos a la pelotera.
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MUSICA GUMERCINDO:
Ha sonado la hora ya, de luchar por la libertad, La provincia El Oro estรก en pie, con desiciรณn y con fe. Hay que terminar con la opresiรณn y que impere la razรณn, por eso nosotros con pasiรณn proclamamos con emociรณn.
TODOS:
Viva Manuel Serrano, nuestro caudillo y nuestro hermano. Viva Manuel Serrano, que a la victoria nos llevarรก.
GUMERCINDO:
Ha sonado la hora ya, de luchar por la libertad, la provincia El Oro estรก en pie, con decisiรณn y con fe; estamos hartos del dolor que impera en Ecuador, y hoy juramos por nuestro honor que lucharemos con ardor.
TODOS:
La provincia de El Oro no puede faltar, a la cita triunfal por la Libertad; y por eso nosotros estamos aquรญ siguiendo a Serrano que al triunfo nos llevarรก. FIN DEL PRIMER ACTO
SEGINDO ACTO ESCENA PRIMERA
El mismo decorado. Aparecen Eufrosina y Florinda, preocupadas. Se supone que han transcurrido varios meses. EUFROSINA:
Los revolucionarios no jueron derrotรกos, y desgraciadamente la posiciรณn de tu padre es ahora delicada, porque si er combate se dio er 9 de Mayo
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en Machala después de ganar Santa Rosa y Pasaje, se sabe que en Guayaquil derrotaron ar gobiejno er 5 de Junio y que viene er general Arfaro pa ponerse ar frente de las tropas y subir a Quito. FLORINDA:
Lo que quisiera saber es si está vivo mi Bernardo y por dónde anda.
EUFROSINA:
Don Mateo Aguilar llegó en una diligencia hasta el otro lado del Jubones y dijo que los der Guabo sólo habían muerto Perico Parrales y Antenor Cobos, pobrecitos, y los demás entraron en Machala y ahora forman parte der batallón y que les van a dar licencia dentro de poco.
FLORINDA:
Pero yo quiero saber dónde está Bernardo. ESCENA SEGUNDA
Dichos y Petita, que viene preocupada, luego Simeona. PETITA:
Y qué nuevas noticias tienen de los que se fueron con el general Serrano.
EUFROSINA:
Que todos están vivos, menos dos der pueblo.
FLORINDA:
Pero llama la atención que después de más de un mes, no regresen y no se sepa donde están.
PETITA:
Dicen que primero fueron a Santa Rosa por el camino de Corralitos.
EUFROSINA:
No; primero jué Pasaje, donde se les unieron dos, Artístides de la Rosa, Manuel Ortiz y varios otros, y de allí es que se jueron pa Santa Rosa.
PETITA:
En Santa Rosa se unió el coronel Filomeno Pesantes, que antes anduvo con los chapulos, don David Valarezo, Victor Polo, y otros más, y de allí es que salieron para Machala, siendo apoyados por muchos machaleños como don David Rodas, hasta que se dio el combate de Puerto Pilo.
EUFROSINA:
Que se sabe lo ganaron los liberales, que ahora ocupan Machala y se ha ido el general Serrano pa verse con er general Arfaro, que viene pa Guayaquil.
PETITA:
Y la posición de Gumersindo es la que me preocupa. Hasta este momento nadie nos ha molestado; pero temo que...
FLORINDA:
No se preocupe, mamá, que como papá dio libertá pa que se jueran con Serrano, la gente cree que ha cambiado de parecer y que ahora es liberal.
SIMEONA:
(SALIENDO A ESCENA ALARMADA) Es una contrariedá, saber que los que han muerto son varones, y han quedao más viudas todavía.
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PETITA:
Pero eso es una pena.
SIMEONA:
¡Qué va a ser una pena! Habiendo más viudas que me hagan la competencia con los que han quedao, y con la natural necesidá de nuevos maridos.
FLORINDA:
Pero, doña Simeona: debemos estar contentos al saber que a ninguno de nuestra hacienda le ha pasado nada.
SIMEONA:
Pero se fregaron dos der Guabo... y los dos me hacían er güiño.
EUFROSINA:
Pero se ha salvao Torcuato, doña Simeona, que también le hacía er güiño.
SIMEONA:
Pero a lo mejor, viene más recortao de los que es, y tan recortao no sirve ni pa una "cajne en palito". (VASE)
PETITA:
La verdá es que ya debemos tener noticias más claras de todo lo que pasó y el Guabo no queda tan lejos de Machala.
ESCENA PRIMERA Dichos y Gumersindo, que aparece preocupado. GUMERCINDO:
Buenos días con todas.
FLORINDA:
Buenos días, papá.
EUFROSINA:
Güenos días de Dios.
PETITA:
Vienes preocupado, Gumersindo.
GUMERCINDO:
Tengo muchas razones para estarlo, mujer; todas las poblaciones de El Oro se han proclamado por Alfaro, y Zaruma no tardará en hacerlo. Ya Alfaro está en Guayaquil; Manabí, Los Ríos y Esmeraldas se suman a su causa, y no creo que el presidente Cordero tenga fuerzas suficientes para resistir ese levantamiento.
FLORINDA:
Pero hasta ahora no nos han molestado, papá.
GUMERCINDO:
(ARREMEDANDO A FLORINDA) Pero hasta ahora no nos han molestado, papá. (CON SORNA) No nos han molestado, porque yo los dejé ir a todos, y creen que he cambiado de política, además, viendo a Serrano que están todos los de mi hacienda, se portará prudente, porque, al fin y al cabo, mi gente me estima, y tiene que ser consecuente con los que pelearon a su lado.
PETITA:
¿Y Bernardo también regresará?
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GUMERCINDO:
(A PETITA) Esa es la desgracia, mujer: que Ramón, o no lo ha querido hacer o no ha podido, y ahí esta el peligro para nuestra hija, y no para nosotros.
PETITA:
Por una parte, mejor, Gumersindo, que lo que yo sospechaba me pareció una cosa horrible.
FLORINDA:
Dios se ha compadecido de nosotros, papá.
GUMERCINDO:
(A FLORINDA CONTRARIADO) Qué sabes tú de estas cosas, muchacha. (VASE REFUNFUÑANDO)
EUFROSINA:
Parece que a don Gumersindo no le ha agradado er que todos se hayan sarvao der combate...
PETITA:
Eso no puede ser; mi marido estará mal informado, y voy a darle la última noticia que trajo el peón de don Leonardo Serrano. (VASE)
FLORINDA:
Dios Bendito, que mi padre no tenga un mal corazón. (ANGUSTIADA)
EUFROSINA:
(TRATANDO DE CALMARLA) Se sabe que Bernardo está bien, y que se portó como un valiente. ESCENA CUARTA
Dichos y Zabulón, que viene triunfante. ZABULON:
Ya regresamos todos. (EUFORICO)
FLORINDA:
(ANHELANTE) Y Bernardo, ¿dónde está?
EUFROSINA:
(CON ANSIAS) Y los demás, ¿y cómo jué lo der combate?
ZABULON:
Era de noche, oscuro, todo, (COMIENZA MISTERIOSAMENTE, SIMEONA SALE A ESCENA) Y de noche caminamos con los machetes, revólveres y carabinas en mano. Se nos dijo que en unas carretas llevarían un armamento de puerto Pilo y que había que atacar....
FLORINDA:
¿Y atacaron?
ZABULON:
Atacamos por sorpresa, echándonos ar suelo, agazapados como tigrillos, mirando pa toos laos, y pum, pum, pum, disparando, matando, matando, y luego, machete limpio, y machete y machete y machete, y nos atacan de la ciudá, y peleamos contra los dos láos, por delante y por detrás, y machete y pum, pum, pum, pum y machete y... así todo er día hasta que vino la noche, y era de noche, oscura noche, oscura.. noche, noche, noche....
SIMEONA:
(GRITANDO) ¡Aaaay! Enciende una luz, Zabulón, que soy viuda y la oscuridá me pone nerviosa.
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EUFROSINA:
Y la ganaron.....
FLORINDA:
Y Bernardo......
ZABULON:
Y entramos con las luces apagadas a Machala, y ya era de noche, oscura, oscura noche...noche oscura, noche oscura, noche.... oscura....
SIMEONA:
¿Y se prendió la luz?
ZABULON:
Y der Guabo sólo murieron dos, y todos los de esta hacienda nos hemos sarvao, a pesar de haber peleao cuejpo a cuejpo. ESCENA QUINTA
Dichos y Ramón, que sale malhumorado, luego Torcuato. RAMON:
Ya cumplimos con sarvar a tu padre de la intriga; pero yo vengo burlao Florinda.
FLORINDA:
Es una felicidá que se hayan sarvao todos los de esta hacienda.
SIMEONA:
¿Y quedaron muchas viudas dejando libres a sus maridos?
EUFROSINA:
Lo principal es que han regresáo.
RAMON:
Torcuato me estorbó dos veces, pero, ar fin, tengo que definir la cosa con Bernardo, de macho a macho.
FLORINDA:
Si han peleao contra los gobiernistas, ¿por qué pelear ahora entre los der mismo partido?
RAMON:
Yo no soy liberal, Florinda, juí pa que no duden de tu padre; pero Torcuato me estorbó dos veces.
SIMEONA:
¿Y no regresa más recortao ese patucho?
TORCUATO:
(SALIENDO A ESCENA) No, Ramón: que si tú disparabas contra Bernardo, ibas a comprometernos a todos, y especialmente, a don Gumersindo.
FLORINDA:
(ESPANTADA) ¿Que tú quisiste disparar contra Bernardo, Ramón!
SIMEONA:
Está demás Bernardo.
TORCUATO:
Y usté, doble viuda, ¿qué sabe de estas cosas? ¿Quién le ha dao vela en este entierro?
ZABULON:
Eso no podía ser, don Ramón. Peleamos como valientes, y usté también.
RAMON:
Pero después de arreglar cuentas con Bernardo, te castigaré a vos, patucho metido.
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FLORINDA:
Estaban en plena lucha contra el enemigo, y no podía dispararse contra el compañero....
RAMON:
Eso has querido tú, pa que Bernardo se luzca como un héroe.
EUFROSINA:
¡Como un héroe! ¿y qué hizo?
TORCUATO:
¡Que atacó con furia y se metió en medio de la balaciada y la machetiada de los enemigos, y er general Serrano lo ascendió a sargento!
SIMEONA:
¡Sargento! ¡Puf! No me interesa. Yo aspiro de capitán pa arriba. ESCENA SEPTIMA
Dichos y Bernardo, que sale a escena mira con ternura a Florinda. Al verlo, Ramón apunta su escopeta. BERNARDO:
¡Florinda!
FLORINDA:
¡Bernardo! ¡Amor mío! ¡Por fin regresas mi vida! (SE ABRAZA CON BERNARDO)
RAMON:
(GRITANDO CON RABIA) Atrás, atrás Florinda. (DISPARA CONTRA BERNARDO, SIENDO DESVIADO EL TIRO POR LA RAPIDA INTERVENCION DE TORCUATO)
FLORINDA:
(HORRORIZADA) No, no por Dios.
BERNARDO:
(DESENVAINANDO SU MACHETE) A machete, como hombres.
RAMON:
A machete, como quieras. (SACA SU MACHETE Y SE TRENZA CON BERNARDO EN MORTAL DUELO CRIOLLO, MIENTRAS FLORINDA, EUFROSINA y SIMEONA GRITAN DESESPERADOS. EUFROSINA LLAMA A GRITOS A PETITA, MIENTRAS TORCUATO, ZABULON Y DON ZOILO ESTAN ATENTOS AL DESARROLLO DEL DUELO) ESCENA SEPTIMA
A los gritos desesperados de Eufrosina sale Petita, quien llama a Gumersindo, el cual dispara su revolver al aire, para detener la pelea. EUFROSINA:
(ATERRADA) Señora Petita, señora Petita.
PETITA:
(SALIENDO DE LA CASA ) ¡Aaaayyyy! ¡Que horror! ¡Gumercindo! Gumercindo deténlos.
GUMERCINDO:
(SALE DE LA CASA VIOLENTAMENTE DISPARANDO E INCREPA A LOS DUELISTAS) ¡Quietos! Quietos o disparo al cuerpo. (BERNARDO Y RAMON INTERRUMPEN EL DUELO ANTE LA
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AMENAZA DE GUMERSINDO, LO QUE ES APROVECHADO POR TORCUATO y ZABULON QUE DETIENE A RAMON; y DON ZOILO A BERNARDO) GUMERCINDO:
(INCREPANDO A DON ZOILO DISGUSTADO) Pero ¿cómo es posible que tú, siendo mi mayordomo, no hayas impedido esto, que me compromete ante Serrano?.
DON ZOILO:
Discurpe, patrón: esto tenía que suceder.
RAMON:
Yo tenía que cumplir mi promesa, que me la impidió Torcuato en las goteras de Machala.
BERNARDO:
(A GUMERSINDO) Si tanto daño le hace mi presencia, don Gumersindo; yo me voy.
FLORINDA:
(DESESPERADA) No, no te vayas, Bernardo, que, con perdón de mis padres, yo soy la única que tiene que resolver esto.
GUMERCINDO:
(FUERA DE SI, TRATA DE ABOFETEAR A SU HIJA) Cómo te atreves (LO CUAL ES IMPEDIDO POR PETITA)
PETITA:
(SUPLICANTE Y ENERGICA AL MISMO TIEMPO DETENIENDO A GUMERSINDO) No, no, Gumersindo, que al llegar a estos extremos, es realmente nuestra hija la que tiene que resolver de su destino.
GUMERCINDO:
Es cierto. Los padres queremos lo mejor pa nuestros hijos; nos hacemos ilusiones, nos esforzamos por ellos; y esperamos que piensen como nosotros pero ellos no comprenden nuestro sacrificio y se van... sin importarles nuestros sentimientos.
RAMON:
Ahora comprendo yo que también he estado en un error por el capricho de ser hijo de un gamonal, al creer que con el dinero de mis padres podría comprar el amor.
TORCUATO:
Pero patrón: Bernardo es ya sargento, y puede que con el tiempo llegue a ser general.
SIMEONA:
¿Y tú, Torcuato, cuando conquistas un grado, siquiera de cabo?
TORCUATO:
Yo estoy prometío pa Mariscal, si es que no se me caen los galones por la viuda.
SIMEONA:
¿Que se te caen los pantalones, has dicho?
TORCUATO:
Qué se me van a caer a mí los pantalones, que los tengo bien agarrados con zapán; me refiero es a los galones que son las charreteras que se ponen en los hombros, y las presillas van en las mangas, viuda mangaja.
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SIMEONA:
¡Ay! Torcuato, me ha dicho migaja, si, si, yo soy tu migajita y tú eres mi palanqueta.
RAMON:
Encapricháo por un amor imposible, casi hago una barbaridá. Perdóname Bernardo, toma mi mano, que ar fin y ar cabo tu comprenderás que son cosas de macho. (EXTENDIENDOLE LA MANO)
BERNARDO:
(ESTRECHANDO LA MANO DE RAMON) Si Ramón, te comprendo.
BERNARDO:
Así es cuando los montubios nos emberrechinamos por el amor de una misma jembra.
TORCUATO:
Los montubios sabemos peliar como berracos, a machete limpio; trabajar también como machos, con er garabato en er desmonte, y defender nuestro amor, que lo dicta el corazón.
ZABULON:
(INTERRUMPIENDO MISTERIOSO) Ya se acerca la noche, oscura, oscura, la noche...
SIMEONA:
(INCREPANDO A ZABULON) Pero condenáo: no güervas a mentar la noche ante una viuda que tiene al láo un mariscal, nada menos.
ZABULON:
Así mesmo es, y mariscal der campo.
TORCUATO:
No, der campo no, que mejor es que sea de dormitorio, y con una viuda regüenota al lao.
SIMEONA:
¡Ayyy! ¡Torcuato! Qué entrador que eres, estoy por decidirme. Al fin me vas a convencer de ir al himeneo contigo.
TORCUATO:
¿Al hime qué?
SIMEONA:
Al himenéo, bobo, al himenéo, que quiere decir en lenguaje vulgar: al matrimonio.
TORCUATO:
Ah, yo creía que se trataba de un meneíto na má.
SIMEONA:
¡Aaaaayyyyy! ¡Torcuato!.... ¡Por quién me has tomáo, atrevío!
PETITA:
Pero... al fin... Florinda no ha decidido.....
FLORINDA:
Ya está decidido, mamá: amo a Bernardo con toda la fuerza de mi juventú, y no puedo ser de otro más que de él, y me alegro que Ramón lo haya comprendido así.
GUMERCINDO:
Que sea como el destino lo ha querido, y que si corona su triunfo el partido liberal, Bernardo recobre sus derechos y pueda hacer la felicidad de mi hija.
FLORINDA:
Gracias papá.
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BERNARDO:
(A GUMERSINDO) Yo me haré digno del amor de Florinda, don Gumersindo.
PETITA:
(A FLORINDA) ¡Hija mía!
FLORINDA:
(A PETITA) ¡Mamá! (MADRE E HIJA SE ABRAZAN CON TERNURA)
EUFROSINA:
(AL PUBLICO) Este es el mejor desenlace.
GUMERCINDO:
Como bien ha dicho Torcuato: machete como arma de pelea, garabato como herramienta de trabajo, amor como sentimiento. Eso somos los montubios: machete, garabato y corazón.
TORCUATO:
Y que venga la alegría otra vez a esta hacienda y la gloria pa la provincia de El Oro.
ZABULON:
Viva la provincia de El Oro.
TODOS:
¡Viva!
SIMEONA:
Y que todos nos unamos en un solo abrazo.
TORCUATO:
Como que con todos, conmigo solo y orvídese ya de los dos difuntos que despachó, que ahora este chiquitito hará por dos y hasta por media docena. (SE ARRIMA A SIMEONA)
SIMEONA:
(ACEPTANDO EL ABRAZO DE TORCUATO) Ay, Torcuato, tenerte a ti es como tener un regimiento. Mis sueños de amor están colmados. MUSICA
TODOS:
Es mi orgullo ser orense de la frontera ecuatoriana. Laborar por su grandeza y el amor a su pasado. Soy orense de Santa Rosa, de Zaruma, del Pasaje, soy de Piñas, de Arenillas, centinela de Ecuador, soy orense de Machala ciudad linda de Ecuador.
NOTA:
Las canciones y piezas musicales insertadas en esta obra corresponden a los siguientes poetas y músicos nacionales: Rodrigo de Triana, Guido Garay, Virgilio Cornejo Falquez, José Vicente Blacio Pazmiño, y Mauro Matamoros; adaptadas y arregladas por Guido Garay.
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CONTINÚA EN EL TOMO 3