Volumen 6, número 2
Investigación
CIENTIFICA
enero–julio 2012, issn 1870–8196
De lo privado a lo público: escritura de mujeres en Zacatecas siglo xix
emilia recÉndez Guerrero Unidad Académica de Estudios en Humanidades Universidad Autónoma de Zacatecas
Correo–e: emiliarg68@hotmail.com
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CIENTIFICA
Resumen El objetivo del trabajo es rescatar la escritura femenina de Zacatecas en el siglo xix, textos hallados en diversos repositorios locales y nacionales. Todo ello con la finalidad de conocer y difundir las múltiples formas en que ellas se acercaron a la escritura, los medios que utilizaron para publicar sus escritos y cómo pasaron del ámbito privado al público. Palabras clave: mujeres, escritura, Zacatecas, siglo xix.
Introducción La escritura, que se puede practicar en el domicilio es una de las primeras conquistas femeninas y también una de las que suscitaron mayor resistencia1
Dicha resistencia fue venciéndose en la medida que la palabra escrita se convirtió en medio de comunicación, que como ondas se propagaba y podía llegar a un mayor número de personas, entre ellas las mujeres. El proyecto forma parte de una investigación en curso cuyo objetivo es, entre otros, rescatar la escritura femenina2 en Zacatecas, encontrada en diversos repositorios locales y nacionales; todo ello con la finalidad de conocer y difundir las maneras en que se aproximaron a la escritura, los medios que emplearon para publicar sus escritos y cómo pasaron del ámbito privado al público. El estudio se centra en la difusión y análisis de algunos poemas escritos por mujeres a mediados del siglo xix, las fuentes a las que se recurre son dos: la prensa escrita, concretamente un periódico Michell Perrot, Mujeres en la ciudad, traducción Oscar Luis Molina, Chile, Andrés Bello, 1997, p. 10. 2 Debo aclarar que se alude a escritura femenina considerando todo escrito realizado por mujeres, no se utiliza el término como se ha hecho en el siglo xx por las teóricas feministas, donde se refiere a aquellos textos esencialmente trasgresores de los diversos cánones patriarcales que se ponen en juego en la escritura literaria —sean relativos a la concepción del sujeto, el cuerpo o el género literario, en Piña, Cristiana, Mujeres que escriben sobre mujeres vol. ii, Buenos Aires, Biblos, 2003, p. 16. 1
titulado La Rosa del Tepeyac, y la más sobresaliente es una antología de poemas publicada en 1893 con motivo de la Exposición de Chicago (agradezco a la Dra. Diana Arauz Mercado, compañera de trabajo, el haberme proporcionado una copia del mismo pues fue ella quien lo encontró). Cabe aclarar que no se trata de un análisis literario, sino de poner sobre la mesa los escritos de las mujeres que vivieron en esa época; esto con la idea de salvarlos del olvido por medio de la discusión y reflexión más que de presentar conclusiones acabadas.
Antecedentes Quienes se mueven en el mundo de la escritura y la lectura saben que en Nueva España desde muy temprano, siglo xvi, algunas mujeres ya empezaban a escribir. Se trata de las monjas que desde sus conventos realizaron biografías, autobiografías o reseñas acerca de la orden religiosa a la que pertenecían; pero en el ámbito secular fueron muy pocas las que tuvieron tal privilegio. En el siglo xvii las mujeres se aproximaron más a la escritura; en el xviii las tertulias, los salones y las veladas dieron a las mujeres la oportunidad de convertirse en el principal público de lectoras,3 paulatinamente incursionaron desde lo privado: cartas, diarios, poemas. Aunque se tienen muy pocos testimonios de ello, en el mismo siglo, las mujeres de Zacatecas ya escribían. Hasta ahora sólo se han localizado varios epistolarios de mujeres que escribieron al padre jesuita Joseph, Joaquín Izquierdo, originario de Zacatecas; los documentos están en el aGn4 y han sido fuentes para trabajos anteriores. Las mujeres de los sectores sociales privilegiados que habitaron en este centro minero se aficionaban a la lectura en las tertulias. Se tiene el caso de Catalina Álvarez de Valdez, quien las realizaba en el estrado de su casa; sitio donde concurrían algunos frailes, mujeres y hombres de prestigio como Scott, M. Nina, «Escritoras hispanoamericanas del siglo xix» en Historia de las mujeres en España y América Latina, t. iii, Isabel Morat (Directora), Madrid, Cátedra, 2006, p. 697. 4 Archivo General de la Nación (aGn), fondo: Archivo Histórico de Hacienda. 3
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el conde Santiago de la Laguna.5 Ahora bien, las mujeres que podían acudir a esos eventos y además escribir, pertenecían a familias con cierta solvencia económica, por tanto con la posibilidad de instruirse desde sus hogares.
La prensa y el contexto del siglo xix El siglo xix mexicano ha sido dentro de la historia nacional uno de los más cruentos y difíciles. La Revolución de Independencia, cuyas raíces se gestaron desde fines del siglo anterior, dejó más de once años de guerra, anarquía y desastres económicos. La resolución del problema político permeó el ambiente, mientras que las luchas internas entre conservadores y liberales dieron origen a otras tantas revueltas intestinas que no permitieron el avance de los mexicanos. Con el restablecimiento de la República en 1767, una de las principales tareas del gobierno liberal encabezado por Benito Juárez fue la de encauzar el problema educativo, ya que el 75 por ciento de la población era analfabeta. En ese contexto las mujeres llevaban la peor parte, de tal suerte que aunque en Zacatecas había algunas escuelas donde podían asistir éstas eran muy pocas, he ahí la explicación de la ausencia de sus escritos. Como se señala al principio, las mujeres que fueron tomando la palabra escrita para comunicarse con las y los otros, o bien para desahogar sus sentimientos y expresar sus pensamientos, lo hicieron desde lo privado: las cartas, los diarios, los poemas, quedaban la mayor parte de las ocasiones encerradas en sus habitaciones, en alguna cómoda, desde donde luego eran desechadas. En el siglo xix la oportunidad para que los escritos de las mujeres salieran del ámbito privado al público fue el creciente desarrollo de la prensa. Perrot indica que «en el siglo xix, la prensa se convirtió en la forma principal de expresión y formación de Para mayor información véase «Mujeres y conflictos sociales y de poder en Zacatecas en el siglo xviii: el caso de Cathalina Álvarez de Valdez» en Recéndez Guerrero, Emilia, Una historia en construcción: la presencia de las mujeres en el Zacatecas del siglo xviii, Instituto Zacatecano de Cultura, México, uaz, 2006, pp. 191–207. 5
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opinión pública, al principio era un mundo masculino; las mujeres se lo apropian lentamente, en la medida que se fueron alfabetizando».6 Por su parte, Roger Chartier considera que a «mediados del siglo xix las mujeres irrumpieron en la escritura gracias al florecimiento de las revistas femeninas».7 En México, a mediados de ese siglo, surgieron algunas revistas femeninas —las mujeres empezaron su participación escribiendo artículos que versaban principalmente sobre la necesidad de educar a las mujeres, tema que ha sido objeto de otro trabajo ya publicado—, pero también escribieron en los periódicos.
Escritura de mujeres en Zacatecas En Zacatecas, un poco más tarde que en la ciudad de México, la prensa escrita también cobró auge. Según la investigación efectuada en la Hemeroteca del Estado no se cuenta con periódicos del siglo xviii, a pesar de que ya circulaban algunos. Para la investigación se revisaron los periódicos de las dos últimas décadas del siglo xix. En ese lapso de tiempo circulaban en la ciudad diez periódicos, y aunque no se pretende hacer un análisis exhaustivo de la prensa, sino de localizar la escritura de mujeres y los medios que les permitieron difundir sus escritos, más adelante se hace un listado de los mismos considerando la reflexión de Celia del Palacio, quien señala «que el periódico es una representación de la realidad, más no la realidad misma».8 Efectivamente, en ese caso la prensa representaba una parte de realidad, en tanto que en los periódicos de tendencia católica, como La Rosa del Tepeyac, se encuentran bastantes críticas a los de tendencias liberales; sin embargo, es el único periódico donde existen escritos sobre el tema de las mujeres y de ellas mismas.
Perrot, op. cit., p. 79. También en Scott, op. cit., p. 697. Cavallo, Gugliemo y Chartier, Roger, Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid, Taurus, 2001, p. 499. 8 Celia del Palacio, M., La prensa como fuente para la historia, México, Universidad de Guadalajara, conacyt, Porrúa, 2006, p. 6. 6
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CIENTIFICA tabla 1
tabla 2
PeriÓdicos existentes en zacatecas en
muJeres y mÚsica10
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las dos Últimas dÉcadas del siGlo xix
Periódico
Fecha
Periódico oficial de Zacatecas
1850–A la fecha
La Rosa del Tepeyac
1882–1895
Crónica Municipal
1883–1904
Defensor de la Constitución
1883–1899
El Liberal
1891–1896
El Factor
1893–1895
La Enseñanza del Hogar
1894–1895
El Tribuno
1895
Eco de la Opinión
1896–1961
El Observador Zacatecano
1898–1900
La Rosa del Tepeyac, subtitulado Semanario religioso, científico, literario y de anuncios, circulaba todos los domingos. Se repartía por suscripción con un valor de veinte centavos por cuatro números con pago adelantado, también se vendía de manera libre en la alacena núm. 5 del Portal de Rosales y en el Bazar ubicado en la plaza San Agustín núm. 1. El primer ejemplar que se halló en la Hemeroteca corresponde al año 1888, en su encabezado dice que es la segunda época y el año vi, con lo cual se ratifica que se publicaba desde 1882. Dicho periódico es importante para la investigación que se lleva a cabo porque debido a su larga vida es en el que más se menciona a las mujeres y el que les permitió publicar. El primer número donde se hace alusión a ellas y su cultura es del 25 de octubre de 1892, en la noticia de entrega de premios de la escuela particular de Don Luis Galindo, donde se presentó un programa literario musical con la participación de algunas mujeres tocando el piano o cantando. A continuación se muestra una tabla realizada según el programa.
Ejecutantes
Obras interpretadas
Guadalupe Espinosa
Souvenir de la Opera un «Baile de máscaras»
Carmen Rousset
Fantasía brillante para piano sobre motivos de la ópera «Martha» de Flotwo
Carmen Curti y Torcuato F. Crosty
Fantasía brillante para violín con acompañamiento de piano, sobre motivos de la ópera «El Trovador» de G. Verdi
Carlota Acuña
Gran fantasía sobre motivos de la ópera «Aida» de G. Verdi
Carmen Curti y Crosty. C. Billema
«Carmen» fantasía para piano, a cuatro manos
Ángela Rousset y Jesús Malo
«Scenan e Duetto» en la ópera el «Guarany» para Soprano y Tenor
Como puede se puede notar son apenas seis mujeres las que colaboraron de manera activa en dicha ceremonia, aunque seguramente había en el público muchas más puesto que fueron premiados todos los niños que destacaron en algún aspecto académico, cultural o musical, en presencia de sus familiares y con la «honrosa presencia del Sr. Presb. D. Domingo Romero quien dio el discurso oficial».11 El asunto es relevante porque las piezas que interpretaron son de cierta dificultad, denotan un buen adelanto en los estudios musicales, además de que los hombres valoraban esos progresos aceptando algunas ejecuciones conjuntas. En dicho periódico hay también un anuncio de la Señorita Mariana T. Ramírez, quien se ofrece para dar clases de piano particulares ofertando concurrir al domicilio del solicitante; sus precios son módicos y da su domicilio para mayor información en la calle Ledesma núm. 18,12 como se observa en las pinturas y retratos del siglo xviii y anteriores. Cuadro elaborado por la autora con datos de la Rosa del Tepeyac, época ii, año x, núm. 158, 25 de septiembre de 1892, p. 3. 11 Ídem. 12 Ibid., año xi, núm. 174, 22 de enero de 1893, p. 2. 10
Cuadro elaborado por la autora con los datos recopilados en la Hemeroteca del Estado de Zacatecas, en adelante eHz, cajas cuatro, seis y doce, prensa correspondiente de 1883 a 1895. 9
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La música fue una de las actividades consideradas propias para las mujeres, más aún para aquellas que gozaban de una buena posición económica, social, y que asimismo tenían talento; a la larga esto les permitió incursionar en el mundo de las artes y también de la economía. Con relación a la escritura de mujeres, en La Rosa del Tepeyac se publicaron dos poemas en sendas emisiones.
aquellos momentos la forja de una identidad nacional permeaba aún en los pensadores y ensayistas. Las mujeres no quedaron fuera de dichas influencias, como se observa en el poema compuesta en honor de la Reina Isabel la Católica, he aquí unos cuantos versos: Así como hay en el espacio estrellas más fúlgidas y bellas, que con encanto miran los mortales, hay criaturas también cuya memoria, la justiciera historia conserva con orgullos en sus anales. tal es la hermosa y singular matrona cuya nobleza abona ser digna descendiente de pelayo; de patrio amor y de piedad modelo; orgullos de su suelo; de la belleza eterna puro rayo. joven, nacida al pie del trono hispano, súbdita de su hermano, rechazó sin pesar una diadema, que la nobleza toda el ofrecía, porque tener quería siempre el derecho y la virtud por lema.15
Tabla 3 Poemas publicados en la rosa del tepeyac Autora
Poema
Fecha
Categoría
Isaura Ogazón
A la Santa Virgen de las Virgenes
1892
Religioso
Dolores Jiménez
Isabel la Católica
1892
Patriótico– nacionalista
En ambas persiste un tinte eminentemente religioso, pero también están permeadas de los movimientos literarios en boga: romanticismo, realismo, modernismo,13 pues hacen alusión a la naturaleza, al amor, a la melancolía, sobre todo la primera; unos versos para ilustrar: ¡Madre naturaleza! Ya no hay flores por donde mi paso vacilante avanza, nací sin esperanza ni temores, vuelvo a ti sin temores ni esperanza. ¡Dijo así la impiedad! mas el Dios bueno que al humano le muestra su destino, el Dios que quiso fecundar el cieno y elevarlo hasta el cielo diamantino. el señor que en un rapto de ternura con infinito amor y gran anhelo nos dio por Madre a una Niñita Pura abrigo del mortal, cielo del cielo14
En el periódico hay diversos escritos de hombres señalando cuáles debían ser las virtudes de las buenas mujeres mexicanas «el deber ser», para que lograran la estabilidad familiar, su papel de «ángeles del hogar», buenas esposas y su contribución en la formación de mexicanos patriotas y dispuestos a defender la Nación. En otro momento se ocupará ampliamente de dichos escritos, por lo pronto se ofrece una muestra: El amor de esposa Es indudable que la mujer posee sentimientos y secretos necesarios al bienestar del hombre; parece que su existencia está llamada a darle, cuando a sí misma se enaltece, esa conciencia de dignidad, de importancia y de autoridad, condiciones tan precisas para el orden de la sociedad como venturosas
Los hombres que se dedicaron a escribir poesía en verso o en prosa se ocuparon principalmente de temas patrióticos o históricos, recuérdese que en Scott, op. cit. p. 697. La Rosa del Tepeyac, época ii, año x, núm. 159, Zacatecas, 2 de octubre de 1892, p. 2.
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Ibid., núm. 160, Zacatecas, 9 de octubre de 1892, p. 2.
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CIENTIFICA para la familia. El refrán de que la mujer hace al marido, es uno de esos evangelios chinos, del cual se podrían sacar infinidad de ejemplos de todo género, y feliz el hombre que no desprecia las sugerencias de una esposa que por lo general no desea mas que su bien, que trata de dulcificarle, que trata de atraerlo a buen camino.16
Una observación relevante es que cuando se publicaba algún escrito sobre las mujeres, redactado por un hombre, regularmente se insertaban en la página uno; mientras que los poemas escritos por mujeres se ubicaban en la dos o tres. En el periódico del 15 de abril de 1893 se publicó una reseña sobre la participación de las mujeres mexicanas en la exposición de Chicago. He aquí algunos párrafos para apreciar las formas como participaban las mujeres esposas de los políticos, nótese que en la actualidad han cambiado poco. La mujer mexicana en la exposición de chicago La Señora de Díaz ha mostrado empeño especial. Fue un día notable en que las damas mexicanas se reunieron en formal organización para conseguir una representación digna en la Exposición de Chicago. El éxito quedó asegurado desde que a instancias de la Sra. Doña Carmen Romero Rubio de Díaz, una de las primeras damas mexicanas que se ha sabido captar las simpatías del pueblo por el interés que sin ostentación alguna toma por él, y por sus muchos actos caritativos, consistió en hacerse cargo de la Presidencia de la Junta de Señoras Mexicanas, para la Exposición de Chicago. La Señora Díaz nombró para el importante puesto de Secretaria a la Sra. Mariscal, esposa del Sr. Lic. Don Ignacio Mariscal, Secretario de Relaciones Exteriores. La Sra. Mariscal, dama de distinguido porte, nació y fue educada en los Estados Unidos, y teniendo un conocimiento profundo de la vida en México, está en la mejor aptitud por estar familiarizada con el idioma y el pueblo de México y los Estados Unidos para desempeñar los deberes de su cargo, con honra para ella y para la Junta. 16
Ibid., época x, núm. 168, Zac., 4 de diciembre de 1892, p. 1.
La Junta de Señoras tiene además de Presidente, Secretaria y Tesorera, comités especiales de pintura, literatura, costuras y tejido, música y cerámica, todos cuyos departamentos estarán representados en la Exposición. Uno de los primeros pasos de la Junta fue conseguir la cooperación de las mujeres de toda la República; para lograr ese resultado se nombraron a damas prominentes, en muchos casos las esposas de los gobernadores, para encargarse de coleccionar las exhibiciones de sus estados respectivos.17
El trabajo de recopilación de muestras para la exposición de Chicago fue delegado a las esposas de los gobernadores, en Zacatecas la labor correspondió a la Sra. Apolonia León de Aréchiga, esposa del gobernador Jesús Aréchiga. En una reunión con las esposas de los principales funcionarios del gobierno, la Sra. Apolonia propuso hacer una recopilación de poemas de mujeres que vivieron en la primera mitad del siglo xix, considerando que «dejaron en las columnas de muchos periódicos y en las páginas de varios libros, el dulce y honroso recuerdo de su inspiración, de su talento, de su patriotismo y de sus virtudes».18 Con ello queda corroborado que ya desde la primera mitad del siglo xix varias mujeres zacatecanas escribían poesía. El libro de colección tiene una introducción que no es firmada por nadie, se supone que pertenece a quien se encargó de la recopilación. Es una pena que no se diga quién fue, porque tampoco está el nombre de la Sra. de Aréchiga, a cambio proporciona un dato interesante pues afirma que desde principios del siglo xviii hubo una mujer que escribió poesía: La progenitora de la poesía zacatecana fue sin duda alguna María de Figueroa, que floreció a principios del siglo xviii. Al ilustrado genio juvenil de esa zacatecana se deben varias poesías de carácter místico o religioso, que dejó escritas en algunos cuadernos, los cuales quedaron en poder de nuestro distinguido compatriota Sr. D. Juna Ignacio Castorena Ursúa y GoyeneIbid., época ii, año xi, núm. 186, Zac., 9 de abril de 1893, p. 2. Colección de varias composiciones poéticas de señoras zacatecanas, arregladas exprofesamente para la Exposición de Chicago en 1893 (no indica quien se encargó de coordinar la colección), tipografía de la Escuela de Artes y Oficios a cargo de Mariana Mariscal, Zacatecas, 1893, p. 4. 17
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che, por cuya razón es sensible no poder adornar esta pequeña corona poética con algunas producciones de aquella humilde hija de las musas, producciones que pueden considerarse como las primicias del sexo femenino en el campo de las letras zacatecanas.19
Quien hace dicha introducción señala el mérito de las poetisas que a continuación se enlistan en el tabla 4. Se informa que no tuvieron escuela ni maes19
Ibid., p. 4.
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tro, elaboraban sus poemas por afición, por gusto a las letras, por habilidad para escribir; robando tiempo al sueño o las tareas domésticas de las que no podían quedar exentas, o bien en sus ratos de ocio. Considera mayor mérito en su obra porque para inspirarse no tuvieron oportunidad de viajar y contemplar hermosos paisajes, ni monumentos grandiosos o convivencia con gente de otras culturas, ni un ambiente propicio para tal actividad.20 20
Ibid., pp. 5–6.
Tabla 4 Escritoras y sus poemas1 Autora
Josefa Letechipía de González
Elodia Ruíz
Soledad Arias
Poema
Fecha
Categoría
A Dios en la muerte de mi hijo José
30 de septiembre de 1843
Doloroso
A la memoria del Señor Don Francisco García, en el segundo aniversario de su muerte
2 de diciembre de 1843
Patriótico–nacionalista
A la sección de Guardia Nacional del estado libre de Zacatecas, que marcha sobre San Luis a batir a los reaccionarios
Patriótico–nacionalista
Dísticos de la misma poetisa con motivo de la muerte del Señor García
Patriótico–nacionalista
A la señorita Doña Soledad Fernández
Realista
Al excelentísimo Señor Presidente de la República D. Ignacio Comonfort
1857
Patriótico–nacionalista
Al Señor Don Víctor González
1857
Melancólico
Al excelentísimo Señor Gobernador del estado libre y soberano de Zacatecas, C. Refugio Vázquez. Mi ensueño
1859
Patriótico–nacionalista
16 de mayo de 1859
Patriótico–nacionalista
Una noche de luna a mi amigo el Sr. J. M. G. capitán de la Guardia Nacional Refugio Murguía de Ferniza Guadalupe Calderón Manuela Rodríguez
Tomasa Serra de Villagrana
A una dalia
25 de junio de 1859
Doloroso
En la Exposición de Aguascalientes
1868
Patriótico–nacionalista
A la luna
Patriótico–nacionalista
En el 16 de septiembre de 1862
Patriótico–nacionalista
A mi madre
1857
Sentimental
Al tiempo
Sentimental
La libertad
Romántico
El dolor
Sentimental
Una lágrima en la tumba del malogrado coronel D. Luis Echeagaray
Patriótico–nacionalista
A mi madre
Sentimental
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Lo anterior no es ninguna novedad si se piensa en las mujeres europeas del mismo siglo, quienes también tenían que escribir en la sala de la casa, en su recamara o en cualquier rincón, además de ser, como señala Esther Tusquets, «Obligadas casi siempre a compaginar la escritura con la maternidad y el hogar, tentadas a menudo a renunciar a ello, sujetas, aún hoy, a todo tipo de interrupciones, vivimos esa condición de escritoras, nos enfrentamos al abismo existencial de la escritura».21 Después de leer sus poemas con cuidado se establecieron categorías atendiendo al contenido de los mismos; tal vez resulten arbitrarias o simplistas, pero se reitera que el objetivo no es hacer análisis literario sino seguir las huellas, las pistas que dan las autoras y que permiten conocer el contexto en que se desenvolvían. Para dicha publicación no sólo se tomó en cuenta a las mujeres que escribían en la ciudad sino también de otras partes del estado. De las siete poetisas elegidas para la antología cinco vivieron en Zacatecas, Soledad Arias era originaria de Sombrerete y Manuela Rodríguez de Fresnillo. Con relación al contenido de su poesía se observan mezclados los diversos géneros, aunque predominan las patriótico–nacionalista en concordancia con los tiempos.
Conclusiones El logro de estas mujeres radica en haber abierto brecha introduciéndose en una esfera que hasta entonces había sido masculina. Sus escritos elaborados en el ámbito privado pudieron salir a lo público gracias a la prensa, pero principalmente a la exposición de Chicago. Es seguro que las poetisas no tenían en mente vivir de su pluma, lo hicieron por desahogar sus sentimientos, y sin duda siguieron los cánones literarios de la época. Al revisar el contenido de los diez y nueve poemas se considera que pueden ser un espejo de la realidad, ya que reflejan las emociones, los pensaEsther Tusquets, «Las mujeres, la literatura y la peligrosidad» en Bollmann, Stefan, Las mujeres que escriben también son peligrosas, Madrid, 2007, p. 15.
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mientos, la preparación y los sentimientos de dichas mujeres. En esos versos se alude a la muerte, la desilusión y la desesperanza; en otros, a la alegría, entusiasmo, amor por la patria, admiración por los hombres valientes, y por qué no, una oportunidad para hacerse visibles. Su poesía es muestra de una intensa vida interior, de mujeres que leían y vivían actualizadas con su momento, describían también «el deber ser» que las propias mujeres habían introyectado, así como el ideal a alcanzar. Es digno destacar que la directora de la Escuela de Artes y oficios era la Sra. Mariana Mariscal, lo cual indica que ya para entonces las mujeres habían incursionado en otros campos de la vida económica, educativa y cultural. El trabajo no termina aquí, abre la ventana para continuar indagando en el contenido de dichos poemas y de sus autoras, por lo pronto ha permitido aportar nuevos elementos para la discusión y el análisis de la historia de las mujeres en Zacatecas.
biblioGraFÍa Cavallo, Gugliemo y Chartier, Roger, Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid, Taurus, 2001. Colección de varias composiciones poéticas de señoras zacatecanas, arregladas exprofesamente para la Exposición de Chicago en 1893, tipografía de la Escuela de Artes y Oficios a cargo de Mariana Mariscal, Zacatecas, 1893. Del Palacio Montiel, Celia, La prensa como fuente para la historia, México, Universidad de Guadalajara, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Porrúa, 2006. Perrot, Michell, Mujeres en la ciudad, traducción Oscar Luís Molina, Chile, Andrés Bello, 1997. Piña, Cristiana, Mujeres que escriben sobre mujeres, vol. ii, Buenos Aires, Biblos, 2003. Recéndez Guerrero, Emilia, «Mujeres y conflictos sociales y de poder en Zacatecas en el siglo xviii: el caso de Cathalina Álvarez de Valdez», Una historia en construcción: la presencia de las mujeres en el Zacatecas del siglo xviii, México, Instituto Zacatecano de Cultura, Universidad Autónoma de Zacatecas, 2006.
Volumen 6, número 2 enero–julio 2012, issn 1870–8196
Scott, M. Nina, «Escritoras hispanoamericanas del siglo xix», Historia de las mujeres en España y América Latina, tomo iii, Isabel Morat (Directora), Madrid, Cátedra, 2006. Tusquets, Esther, «Las mujeres, la literatura y la peligrosidad» en Bollmann, Stefan, Las mujeres que escriben también son peligrosas, Madrid, Maeva, 2007. Fuentes hemerográficas La Rosa del Tepeyac, época ii, año x, núm 158, Zacatecas, 25 de septiembre de 1892. La Rosa del Tepeyac, época ii, año x, núm. 159, Zacatecas, 2 de octubre de 1892. La Rosa del Tepeyac, época ii, año x núm. 160, Zacatecas, 9 de octubre de 1892. La Rosa del Tepeyac, época x, núm. 168, Zacatecas, 4 de diciembre de 1892. La Rosa del Tepeyac, época ii, año xi, núm. 174, Zacatecas, 22 de enero de 1893. La Rosa del Tepeyac, época ii, año xi, núm. 186, Zacatecas, 9 de abril de 1893, p. 2.
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