#Ago
Melanie Benyahya Dirección, maquetación, ilustración
Kate Shogun Dirección
Andrea Toribio Jefa de redacción, relato, poesía
Pablo Álvarez
Priscila Hernández
Álvaro Blasco Rodriguez
Lisa Palper
Andrea Frye
Adrián Pons
Carlos García Mera
Miguel Saez
Poesía
Collage
Relato
Poema roto
Poesía
Collage
Relato
Collage
Portada y contraportada: Sergio Otero
Isotipo: Melanie Benyahya Logotipo: Marjan Roshan
TRECE Agosto 2016
TRECE
1.—Fobia, miedo, obsesión con el número trece. 2.—Conjunto de ideas propias del pensamiento mágico, que conjugan una doctrina diseñada para eliminar los miedos más primarios de una cultura. 3.—Nombre del matemático italiano del siglo XIII cuya secuencia numérica puede encontrarse en ciertos elementos de la naturaleza. 4.—Creencia férrea de que un objeto, situación o ritual aportarán mala suerte al individuo. 5.—Constructo universal que achaca la probabilidad de que un suceso aleatorio ocurra a la fortuna del individuo. 6.—Misterio que plantea diversas hipótesis de índole mística para su resolución. 7.—Creencia obsesiva de que el universo conspira contra la integridad física de uno mismo. 8.—Ciencia y disciplina de los números. 9.—Pensamiento compulsivo a cerca de un tema que se contempla como algo vital. 10.—Disciplina que se encarga del estudio de lo oculto, lo místico y lo suprahumano. 11.—Propio de los animales salvajes, que carece de conciencia y/o raciocinio. 12.—Ausencia de color. Propiedad de la oscuridad. 13.—
Poema roto: Andrea Frye
Te Retuerces En Callada Espera, hora maldita que nunca llega.
Collage: Miguel Saez
Collage: Lisa Palper
Día 13 de marzo, …la abuela ha venido a casa y ha traído una figura de madera en una bolsa de plástico. Es un hombre que camina; tiene un pie roto. Dice que le gustaría barnizarla cuando se ponga buena. Mi madre dice que no la había visto jamás. Me pongo un poco arisca y se la quito. A mi hermano le suena. La saco de la bolsa y toco la parte en la que debería haber un pie con las yemas de los dedos. Sé que lo tiene en el bolsillo; se lo pido. Lo pongo. Creo que, cuando era pequeña, es decir, yo… Ahora recuerdo la figurita. Solía estar en una mesilla del salón al lado de un Belén de cerámica en Navidad. Sí, ya me acuerdo.
Relato: a.t.
Enchufo la televisión y se sienta complacida a ver misa. Ahora se puede hacer así. No importa el día que sea, se graba y punto. De esto se encarga mi padre: «se puede ver las veces que uno quiera, mujer».Ahora le oigo decir recostada: «No es lo mismo sentir la religiosidad de cuerpo presente que ver el cuerpo por televisión». Me la quedo mirando, sorprendida. Pienso: «”misa”: no más que un búho de la historia».
XIII: EL ARCANO SIN NOMBRE Es necesario comprender que el Tarot, antes de ser un «conocimiento» en sí mismo, ha sido concebido como una «llave» del conocimiento. Es por lo cual, que no hay que buscar las definiciones, de las ideas y conceptos. Hay que dejar de lado la experiencia intelectual y olvidarse de todo saber…
Dentro de su propia numerología, se trata de 78 cartas subdivididas en arcanos mayores (22 cartas) y menores (56 cartas: oros, bastos, copas y espadas). Por un lado, las menores son bastante conocidas, pues de ellas han nacido todos los juegos de cartas existentes y sus variaciones. Por otro lado, los arcanos mayores representan –con cada una de sus figuras simbólicas– mensajes más concretos que pueden estudiarse y entenderse, para una sanación personal. Dentro de estos, el número XIII corresponde al arcano «sin nombre». Algunos lo confunden directamente con la representación de la muerte por su aspecto cadavérico y porque porta, como útil, una guadaña con la que sesga el paisaje. Cualquier persona que tenga en mente el verdadero uso de la hoz o la guadaña sabrá que se trata de «segar», segar lo que previamente se ha sembrado y que ha crecido por el paso del tiempo. En esta carta, se nos presenta un fenómeno que, muchos, a veces, repudiamos: el cambio. En numerología, el cuatro manifiesta las cuatro paredes donde se encierran muchas de las convicciones que conforman
Relato: Álvaro Rodriguez Blasco; Ilustración: Melanie Benyahya
Fotografía: Sofía Yanes, Poesía: Vade
…con estas palabras, Alejandro Jodorowsky intenta dar una definición a algo que, como él mismo explica, es harto difícil de racionalizar y de definir. Como cualquier otro sistema equilibrado, el Tarot se basa en la numerología y en el equilibrio de arquetipos psicológicos argumentados como un camino interior que recorre el ser.
lo que somos: cómo nos llamamos, quiénes nos reconocen como seres queridos, el hogar, la ciudad natal, etc. El cambio rompe ese «cuatro», dando paso a todas las posibilidades potenciales de nuestro camino. Un ejemplo de esta memoria tan personal del cuatro podría ser el olor y su asombrosa capacidad de transportarnos a los lugares conocidos o pasados con una sensación de paz interior reconocible en nosotros. En ocasiones pensamos que, al perder dichos márgenes, esa zona de confort de nuestro «yo»– dejamos de ser o que perdemos una parte de nosotros. En realidad, cada vez que se rompe el cuatro lo que generamos es un círculo que nos abarca con una circunferencia aún mayor y con una perspectiva más amplia de nuestra capacidad. Se podría decir que la vida no tiene sentido y que nosotros somos los que presentamos estos límites y creamos ese sentido personal y colectivo. La primera carta de la baraja del tarot es «el loco». Este loco representa a la persona no guiada por sí misma. Los impulsos y los deseos son a lo único a lo que puede obedecer. Cuando se camina por el Tarot, se intuye que existe un camino o más acertadamente una montaña por escalar. Esta subida manifiesta cómo las personas somos incapaces de ver por encima de ese punto cero en el que empezamos nuestra conversación interior. La carta del arcano sin nombre nos cuenta además otra historia. En una de las versiones de la baraja, este personaje aparece realizando una especie de «baile». Este baile representa nuestro movimiento pendular entre el tánatos y el eros; el deseo y la muerte. En la muerte aparece el desconocimiento de cuál será el siguiente impulso creativo, y es esa falta de seguridad en el continuar del camino lo que nos aterra del cambio. Todos somos tanto terapeuta como paciente, y cuando nos bloqueamos en el devenir de la vida, somos tanto remedio como condena. Cuando nos personalizamos con la situación en la que nos vemos envueltos, nos cristalizamos como una fotografía de ese momento. Pasamos entonces a frenar nuestra creatividad, y en nosotros reside –incluso en ese momento– la chispa que da lugar a un nuevo principio.
Collage: Priscila Hernรกndez
SUPERSTICIÓN ES HUIR DE UNO MISMO
Superstición es levantarse todos los días Superstición es ir a hacer running Ir al trabajo Saludar a la gente del trabajo Volver del trabajo a casa Superstición es llamar casa a tu casa Superstición es nombrar las cosas y pedir al lenguaje que no cambie nada Pedirle al mundo que no cambie nada Los coches Las tarifas Los telediarios
Poesía: Pablo Álvarez
Como si estuviese todo hecho a tu medida
Que yo no olvide nunca La luz que me enseñaste, Ángel Campos Pámpano
Tienden el grito y se rompe la luz sobre la sombra. Allí dejasteis todo tan bien apaciguado. * Reís en juegos de azules que no entiendo y marcháis frágiles por el surco que deja la tarde en la memoria * Entre los juegos una verdad se esconde: no imagináis la profunda soledad que vais a llevar dentro. * Comed la fruta, bebed así el verano que se ha quedado. En el jardín la sombra que calma el mediodía.
Esperaré, sentado en esta página, a que regresen con las manos repletas de pájaros y soles.
Poesía: Carlos García Mera
*
Collage: Lisa Palper
Collage: Priscila Hernรกndez
1.
Me siento trece. (Motivo solo de locos, de escépticos y de maniáticos. Inmerso en el mal fario. Siniestro, incomprendido y maldito. Coloreo en amarillo Molière. Sueño contra corriente. Pienso en abstracto para comprenderme. No alcanzo a ver más allá del vacío. Leo las instrucciones después de haberlo roto. Tarareo silencios. Negro, impar e imperfecto. Un viudo que no añora a su razón. Una inercia que convierte todo en complicado. Vuelco mi fe sobre las supersticiones. Como en brazos, quizá por costumbre, entre demonios, infiernos, gatos negros y cristales rotos. Conciliadora penumbra, soledad dónde se da comprensión a los miedos y traumas propios).
Me siento en caos. 2. Que no confíen en mí, me gusta dar la sorpresa… 3. Me casé con la locura, y embarqué ese mismo martes.
Relato: Adrián Pons
4. Puede ser mala, pero siempre tengo suerte.
metáfora I did love you once, Shakespeare.
Poesía: a.t.
un hueco, ¿lo ves? está aquí, en la piel, y no no lo quiero quiero lo que había antes, una astilla o una persona; un número o un pensamiento. Quiero lo de dentro: abomino de los huecos.