I LOS PRIMEROS TESTIMONIOS
La literatura especializada relativa a las divinidades andinas no es muy numerosa. Disponemos en cambio de una serie de versiones escritas por españoles e indios entre los siglo XVI y XVII; aparte de ello nos encontramos con textos conservados por tradición oral, que han sido recopilados especialmente en los últimos años.1 Sin embargo, hay que considerar que no todas las “crónicas” de los siglos XVI y XVII proceden de testimonios originales, sino que sus textos pueden ser reducidos a unas pocas versiones iniciales, recogidas en el terreno, y que fueron resumidas o copiadas por autores posteriores.2 Es a través del estudio de las crónicas más tempranas, considerando además el lugar donde el autor recogió sus informaciones, que podemos llegar a la imagen más antigua del mito cosmogónico andino y de las divinidades creadoras anteriores a la organización del estado incaico en el siglo XV d.C. En las mismas fuentes podemos encontrar los datos que permiten apreciar cambios en la divinidad creadora y, naturalmente en el mito de origen, ocurridos al mismo tiempo que la formación del Tawantinsuyu. Finalmente, después de 1532, año en el cual se inició el proceso de 1.
2.
Los cronistas de los siglos XVI y XVII recogieron las versiones más antiguas que tenemos de los mitos andinos. Sobre sus obras en general puede consultarse Porras, 1962; Araníbar, 1963 y 1967; y Wedin, 1966. Las versiones orales que presentan mitos andinos actuales pueden verse recopiladas o anotadas, entre otros, por Villar Córdova, 1933; Arguedas, 1956 y 1957; Bourricaud, 1956; Núñez del Prado [1957]; 1964; Morote, 1958; Fuenzalida, 1965; Roel, 1966; Mendizábal, 1966; Ferrero, 1967; Varese, 1968; Ortiz, 1970, 1972; Pease, 1967, 1972. En años anteriores hubo estudios importantes que inauguraron el interés por el tema; recordemos los trabajos precursores de Tschudi [1891] 1918; Lehmann-Nitsche [1928] y Latcham [1928a]. Es importante mencionar la tesis universitaria de Pérez Palma (1918) [1938], tan aislada y, por lo mismo, tan meritoria. Autores como Jijón y Caamaño se ocuparon alguna vez de los orígenes del Cuzco [1934], partiendo de los mitos y la religión en general. Es particularmente importante destacar los estudios de Tello [1923 y 1939], quien dedicó serios esfuerzos a relacionar el material mítico con los resultados de su quehacer arqueológico. Araníbar, 1963; Wedin, 1966; Lohmann, 1966.
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