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La entrevista de Guayaquil
en lo que se refería a la búsqueda de un monarca para el Perú, y mantuvo una de las tareas previstas, consistente en negociar un empréstito en Europa que fue, en efecto, acordado en octubre de 1822, por un monto de 1,2 millones de libras esterlinas al 6 % de interés anual. Se trató de la primera operación de deuda del Perú, que fue acordada en el próspero mercado de valores de Londres.
9.4 Simón Bolívar y la revolución patriota en el Norte. La entrevista de Guayaquil
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Cuando San Martín se entrevistó con Bolívar en Guayaquil, los días 26 y 27 de julio de 1822, la revolución del Norte estaba casi completada. Fue una larga y sangrienta lucha, cuyos hitos más recientes habían sido la devastadora ofensiva del general Pablo Morillo en 1816 y la notable reacción general de las fuerzas patriotas dirigidas por Bolívar desde 1817. La recuperación patriota condujo a las decisivas victorias de Boyacá (7 de agosto de 1819), Carabobo (24 de junio de 1821) y Pichincha (24 de mayo de 1822) que aseguraron, en forma respectiva, la libertad de la Nueva Granada, Venezuela y Quito. Los éxitos de Bolívar no sólo se debieron a una mayor experiencia militar, al debilitamiento del liderazgo español con la partida de Morillo antes de la batalla de Carabobo, y al respaldo popular de los feroces llaneros venezolanos ahora convertidos a la causa patriota, sino también, quizá de manera decisiva, al descubrimiento del valor que tenía la unidad y la coordinación entre los líderes insurgentes dentro de la vasta región de Caracas y de la Nueva Granada, en un fenómeno análogo al que había ocurrido en el Sur con la confluencia de las revoluciones chilena y rioplatense. Al menos según la letra de sus escritos, las miras de Bolívar en América comenzaron a proyectarse aún más allá de la Gran Colombia. En 1818, antes de la
primera gran victoria de Boyacá, escribió las siguientes palabras al entonces Supremo Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín Pueyrredón: “Una sola debe ser la patria de todos los americanos, ya que en todo hemos tenido una perfecta unidad […] Cuando el triunfo de las armas de Venezuela complete la obra de su independencia, o que circunstancias más favorables nos permitan comunicaciones más frecuentes, y relaciones más estrechas, nosotros nos apresuraremos, con el más vivo interés, a entablar, por nuestra parte, el pacto americano, que, formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente la América al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas”.41 Como se verá con claridad, había en realidad un contraste entre la belleza y aparente sinceridad de estas palabras, y la visión internacional que Bolívar manejaba en los hechos, guiada por los principios del equilibrio de poder, que aplicaba a las relaciones entre las nacientes naciones sudamericanas. Esta manera de observar la realidad aparece muy clara en sus comunicaciones confidenciales. El velo que ocultaba esta visión internacional comenzó a descorrerse durante la entrevista que Bolívar sostuvo con San Martín en Guayaquil.42
En Guayaquil, era a todos muy claro que había un contraste entre el escenario victorioso en el Norte y la situación sombría e indefinida en el Perú que colocaba a Bolívar, desde el comienzo, en una posición de fortaleza frente a su interlocutor rioplatense. Antes de la entrevista, San Martín daba por sentado que el puerto de Guayaquil,
41 Augusto Mijares. El Libertador. Caracas: Academia Nacional de la Historia. Ediciones de la Presidencia de la República, 1987, p. 404. 42 Hugo Pereyra Plasencia. “El Perú en el mundo”. Op. cit., pp. 109 y s.