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Anexo 2
Anexo 2
Giussepe Garibaldi en Perú
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Este personaje histórico llega al puerto del Callao en julio de 1851 a bordo del buque inglés Bolivia según testimonio de Francisco Dabadie, profesor de idiomas residente en Lima. Se radica en la capital peruana en una casa pensión situada en la calle Polvos Azules. Para sus objetivos de unificación de Italia se dedica a vender bonos para adquirir armas. Con este fin visitó al sabio Antonio Raimondi quien le dijo: quiera el destino que usted sea el libertador de Italia y el mío poderme consagrar a revelar la naturaleza de este maravilloso país.
En octubre de ese año el armador Pedro Denegri le da el comando de la nave Carmen por lo que adopta la ciudadanía peruana y obtiene patente de capitán mercante que le otorgó el gobernador del puerto de Callao, capitán de fragata Manuel Aza y premunido de esta patente inicia viajes entre los puertos del Callao y Valparaíso, transportando pasajeros y mercadería. Garibaldi se radicó en el Callao en un paseo y jardín que actualmente llevan su nombre.
El 10 de octubre de 1851, Garibaldi y su amigo Carpaneto suscribieron un contrato con Pedro Denegri para efectuar un viaje a China. Veinte días después partió al puerto de Chincha en el navío Carmen10 de 346 toneladas. El 9 de noviembre llegó al puerto de Pisco, a las 9 de la noche un día después desembarcó para pagar el derecho de embarque de guano, llegando a la isla guanera de Chincha el día 11; con el cargamento partió al Callao el 21 de noviembre donde llegó el 24 de noviembre.
El gobernador de las islas era el capitán de fragata Pedro José Carreño. Las islas de Chincha eran tres y se las identificaba como la del Norte, la del Centro y la del Sur. Situadas frente a Pisco, distaban de tierra aproximadamente dieciocho kilómetros. En los correspondientes derroteros que sobre la costa del Perú escribieron Aurelio García y García en el siglo pasado y Rosendo Melo en los primeros años del presente, hay información muy apreciable sobre ellas. Una flotilla de botes, balandras y lanchascisternas las surtía de agua que llevaban desde Paracas y los víveres se cargaban en Tambo de Mora.
La peonada de la isla estaba constituida por chinos traídos de la colonia portuguesa de Macao. Estos trabajadores realizaban desde las primeras luces del alba hasta el atardecer su tarea de palear las deyecciones de las aves en condiciones infrahumanas. El penetrante olor a amoníaco del guano era insoportable, a lo que se unía el sol calcinante, el mal trato de los capataces peruanos y el ensañamiento inusitado de los caporales chinos (cuchillos de sus hermanos de raza) y la mala comida. Muchos culíes, para librarse de ese infierno, optaban por el suicidio. Las islas servían además como lugar de reclusión para presos comunes. Las enfermedades comunes de todos los días para culíes y presidiarios eran bronquitis, reumatismo y diarreas.
El 10 de enero de 1852, con la carga completa, partió con destino a Cantón y Manila. Garibaldi regresó de China el 28 de enero de 1853 con un cargamento de culíes para las haciendas. Luego, Pedro Denegri contrató al italiano Luis Camagli para continuar con el negocio. En noviembre de 1853 realiza su último viaje del Callao a Valparaíso en la nave Carmen. Deja la barca y viaja a Buenos Aires11 antes de finales del año.
10 Según Ricardo La Torre Silva durante el tiempo que Garibaldi navegó en el Carmen llevó un diario a bordo que actualmente se encuentra en el Archivo de Estado de Palermo (A.S.P.). Archivo 1, número 202. 11 Información tomada de Castro Villavicencio (s/f) y de La Torre Silva (1992).