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1. Consumo y producción en China
1. Consumo y producción en China
Un panorama general del consumo de opio en China, pero desde una apreciación paliativa de la inmensa culpa inglesa de imponer el consumo de droga en la China Imperial, la hallamos en un diario chileno editado en Lima cuando la capital peruana se hallaba invadida por el ejército del país vecino sureño. No deja de ser curiosa esa publicación, sobre todo que ocurre poquísimos meses luego de las derrotas de las batallas de San Juan y Miraflores. ¿Qué sentido tenía publicarlo? La Situación reprodujo el largo artículo que antes había sido difundido por el Times de Londres, cuyo autor no coloca su nombre pero escribe desde Shangai, claramente dice que su intención era defender a Inglaterra de la Sociedad contra el Opio. Para lo cual solo había reunido ciertos hechos concernientes a la producción y consumo de ese alucinógeno en China. Afirma que la costumbre de fumar opio es general aunque es más importante en el oeste que es una región en algo desconocida. En algunas partes de ese occidente chino, como Hu Pei y Sechuán, su uso era universal, pocos eran los adultos que no aspiraran ese narcótico. Calles, ciudades, aldeas, estaban impregnadas del humo de opio. Fumarlo en esos lugares era lo mismo que fumar tabaco. El opio consumido en el oeste era producido localmente y hasta había contrabando hacia el este. Y eso no era nada nuevo, la costumbre ya existía centenares de años antes que la actual dinastía subiera al trono. La costumbre hasta había invadido momentos sagrados: en los funerales de la China occidental entre otros regalos que se llevaba el difunto era su cachimba, su lámpara, su aguja, etc.
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Mas el opio producido en la India, se consumía principalmente en las provincias inmediatas a los puertos abiertos al comercio extranjero y, como era costoso, solo las clases acomodadas chinas podían adquirirlo y fumarlo. La gente pobre se consolaba con el opio del país u opio indígena, aquel que se cultivaba en las márgenes de Kiang Su y del Ho Nan. El contrabando era de grandes dimensiones: por cada picul (133 libras) de opio del que tenía noticia el gobierno, había 2 ½ o 3 picules que se cosechaban y se vendían de manera clandestina. En Sechuán y en Kui Cho la producción era mayor que en toda la India. En toda la China occidental el cultivo de la amapola era completamente libre, tanto que el problema era de sobreproducción, «nada vale tener opio o dinero porque no hay como procurarse arroz» y la causa era a su vez los medios defectuosos de comunicación. Por eso era costumbre recibir órdenes de arrancar las plantaciones de amapola para que en su lugar se siembre arroz. «Pero tan pronto cesa la hambruna [porque había arroz], la amapola vuelve a florecer como en sus mejores tiempos». Sigue una opinión en algo cínica del autor de esta crónica: «En lo que concierne al efecto del opio en la nación China, no hay unanimidad de opinión respecto de que sea completamente malo», claro que hace daño y esclaviza a los que lo toman en exceso, pero hay dos cosas que hablan a favor suyo: es un placer del que es posible gozar moderadamente al igual como de manera moderada los escoceses consumen whisky; lo otro es que un chino aletargado es menos terrible que un escocés embriagado. Una sugerencia de este escritor es que China permita el libre cultivo de la amapola, la producción del opio indígena podría ser una fuente valiosa de legítimos ingresos.
Una última opinión del autor: «Que Inglaterra obliga a los chinos a fumar opio es injusto y falso. La Sociedad contra el Comercio del Opio no se ha dado cuenta exacta de lo que se persigue, y parece basar sus pretensiones mas bien en la arena de la preocupación que en la roca de la verdad»2 .
2 Información resumida de «El cultivo de opio en China». En: La Situación, Lima, sábado 2 de julio de 1881, N.º 23, p. 1-2.