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9. Persecución por consumo

hijos del Celeste Imperio se embarcó para su patria, en una taza de opio [...]. En días pasados otro hizo lo mismo, y cada día habrá un nuevo suicidio porque mucho aliciente es aquello de irse a resucitar en el país natal, como ellos creen»41 .

Lo que sigue contiene averiguaciones terribles del reportero:

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AHOGADOS. Unos carreteros decían a un chino: Esta mañana han encontrado en la mar a tres chinos paisanos tuyos hogaos [sic] y estaban pelados lo mismo que ratones. Según averiguaciones del reportero, se suicidaron no solo con el opio tomado en exceso, sino también degollándose y ahorcándose.42

El siguiente es un suceso que muestra la evidente intención del suicidio aunque la indicación que el personaje se hallaba drogado, no es muy segura. Interesa observar que la idea del chino siempre drogado con opio estaba en las explicaciones simplistas de los redactores de los diarios que influían en sus lectores y seguramente esa misma opinión era la de muchas otras personas.

Momentos antes que partiera a Panamá el vapor inglés Santa Rosa, a uno de los pasajeros que era chino, se le vio bastante excitado, comenzó por pasear por la cubierta a paso gimnástico, llevaba la cabeza levantada, la vista fija en el cielo y los brazos levantados en actitud de invocación. Después de una corta oración en su idioma, en la que mezclaba en español la frase de «para Cantón», «para Cantón», se acercó a la borda y sin dudar se precipitó al mar. Opinión del periodista era que «sin duda lo embargaba la acción del opio y soñaba las fantasías orientales y el aura del patrio suelo. El primer piloto de la barca, Mr. Williams Reed, al notar la actitud tomada por el asiático, se arrojó tras él y venciendo la resistencia que ofrecía, y que a pesar de las circunstancias seguía en sus gritos «para Cantón», «para Cantón», logró mantenerlo a flote hasta que un jefe del mismo buque llegó a recogerlos.

En el mismo diario se informaba que: «se encontraba detenido el chino que anoche intentó suicidarse por inmersión de abordo del Santa Rosa. En poder de la autoridad está depositado el equipaje y una cantidad de dinero en oro y plata. Según parece, se le pondrá en libertad hoy»43 .

Ya en la condición de libres y de edad bastante avanzada el suicidio fue algo frecuente por todas partes, uno de los medios utilizados fue consumir opio hasta morir; así lo recuerdan personas mayores de la generación que sobrevive.

9. Persecución por consumo

En el Perú de comienzos de la segunda mitad del siglo xix, ni el opio ni los opiómanos podían ser perseguidos legalmente, no había leyes contra eso, sin embargo ocurrió en casos precisos y no como política permanente gubernamental y/o municipal, ni tampoco por considerar al opio como droga sino como un producto utilizado en la medicina44 y vendido en farmacias para lo cual se requería

41 El Comercio, Lima, 1 de agosto de 1855. 42 El Comercio, Lima, 29 de abril de 1856. 43 El Nacional, Lima, martes 19 de abril de 1887, año XXI, N.° 5839, p. 3. 44 Como antes se dijo el uso médico del opio y de algunos de sus derivados es bastante antiguo en la historia de la humanidad. Un personaje muy importante en la historia sudamericana, el general José de San Martín usó muy frecuentemente el opio. De ahí parte la leyenda o nota histórica verdadera que no podía prescindir de esta droga. San Martín tenía fuertes dolores y en las noches intensas nauseas. Bartolomé Mitre, biógrafo de San Martín, tampoco niega estos males ni la solución que se daba. La opinión de alguien que

autorización, y si no la había ya era falta sancionable («toda vez que se trata de un artículo cuya venta está únicamente reservada para los farmacéuticos»45).

Y la intención de controlar se intentaba desde años anteriores a la presencia china. En una comunicación publicada en el diario El Comercio una persona que parece una autoridad médica llamada Juan Rubina dice que hacía pocos días había mandado una nota al Comisario de Policía de un cuartel diciéndole «que la venta libre del opio sin receta del médico, hace muy frecuente los casos de muertes violentas en los chinos por el inmoderado uso que se hace de él». Como esta realidad —uso indebido de drogas (no opio)— que existía desde el año 1845 se dictó una resolución precisando que solo debían venderlas en las boticas en las que despachen farmacéuticos de profesión, y que en los cajones de ribera solo se vendan medicinas simples o compuestas, aceites, ungüentos, jarabes y sales que se usan generalmente sin recetas. Como esta disposición seguía vigente, el comisario debía tenerla en cuenta46 . Una controversia de estas llegó a jerarquías altas del gobierno que no dudó en dar su desaprobación al pedido de un chino vendedor de opio:

DIRECCIÓN DE GOBIERNO Lima, Setiembre 13 de 1877 Visto el expediente promovido por el asiático Manuel Laredo, pidiendo se le devuelva por el Concejo Provincial de Santa la cantidad de doscientos noventa y cinco soles [S/ 295] que se le cobraron como derecho municipal por la introducción de igual número de libras de opio; y teniendo en consideración que, por el decreto supremo de 5 de octubre de 1874 aprobatorio de la Ordenanza Municipal de 7 de Noviembre de 1872, no es permitida la venta de drogas medicinales y sustancias venenosas, especialmente el opio, sino por personas provistas de título legal y en las boticas y droguería que tengan licencia de la Municipalidad; y que no encontrándose el recurrente en éstas condiciones, no ha debido expender públicamente el opio, contrariando una disposición vigente: declárase sin lugar la mencionada solicitud, debiendo el Concejo Provincial de Santa retener la cantidad que se reclama, con el carácter de multa impuesta á Laredo y no como arbitrio municipal; y en cumplimiento de la precitada resolución, procédase a suprimir, en la tarifa de mojonazgo de la Provincia de Santa, los derechos con que se ha gravado la introducción del opio. Regístrese y comuníquese –Rúbrica de S.E.–Buendía.47

Si bien había este telón de fondo que permitía controlar o sancionar a los infractores o desconcertados, los periodistas de los diarios limeños consideraban que lo principal que debía perseguirse debía de tener la intención de controlar un vicio en el que los principales usuarios eran los inmigrantes. Un caso es el siguiente:

en tiempos recientes se interesó por este asunto dijo que «es lícito deducir que habitualmente utilizaba el opio, sí, pero preparado homeopáticamente, lo que lo transforma en opium, un remedio que se puede usar permanentemente sin peligro de adicción, ni efectos secundarios, al punto de que puede ser usado incluso en niños». 45 El Comercio, Lima, 9 de julio de 1860. 46 El Comercio, Lima, 25 de noviembre de 1854, año XVI, N.º 4586, p. 3. 47 El Peruano, Lima, sábado 29 de setiembre de 1877, N.º 52, Semestre 2, p. 205.

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