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c. Realidades insoslayables
trata, y era firmada en China por el culí antes de subir al barco que lo transportaría a Perú. También estaba la firma del empresario chinero o de uno de sus empleados. Esa contrata al llegar a Perú se traspasaba a quien requiriera el trabajo del chino inmigrante. Una cláusula importante era los años de validez y exigencias contractuales. En esos años la obligación era de 5 años, y al recomenzar la trata3 los años obligatorios fueron 8. El juicio transcurre con chinos de 5 y de 8 años de trabajo obligatorio. Un chino que finalizaba sus años podía volver a contratarse con su patrón o con uno nuevo; también podía comprar su libertad para lo cual debía dar al patrón la cantidad de dinero según el tiempo que le faltara. Esto último ocurrió con el chino Atién de Monterrico pero Menéndez se quedó con el dinero y no dejó libre al culí. Un patrón podía traspasar a otra persona «su» chino, se tenía en cuenta los años que habían pasado y según eso el adquisidor pagaba la cantidad correspondiente al tiempo que faltaba. En Monterrico Chico la mayor parte de los trabajadores estaban obligados a 5 años y su precio en la transacción fue de 200 pesos, había algunos otros de 8 años de exigencia, y había unos más que llegaron por traspaso y solo estaban obligados a 3 años.
Un aspecto importante de estas contratas es que los chinos sabían bien los años a los que estaban obligados con el patrón. Desconocemos cómo ellos llevaban esta contabilidad. Menéndez y muchos otros hacendados lo hacían de manera muy prolija, anotaban con esmero4 los días que no trabajaban para no olvidarse. Durante un año los chinos tenían solo 3 días libres, seguramente para celebrar el año nuevo lunar. Es decir, un culí debía laborar 362 días anualmente. Para ellos no había sábados ni domingos, ni siquiera las fiestas religiosas cristianas que eran de guardar, como antes se decía. Si, por ejemplo, de esos 362 días obligatorios se enfermaban 19, estos días se pagaban con 19 días de trabajo. A esos 19 días se añadían los que en otros años no habían acudido al trabajo. La suma de días de ausencia se pagaba al final; algunos patrones la llamaban la yapa5 .
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c. Realidades insoslayables
El hacendado se refiere al consumo del opio, y se menciona que alguno de los trabajadores asiáticos se suicidó de esta manera. La presencia de opiómanos era inevitable; ya lo eran desde China. Algunos hacendados optaron por ofrecerles y satisfacer este requerimiento, si no lo hacían los chinos lo buscaban fuera de las haciendas lo que causaba desorden interno en las labores.
La homosexualidad fue igualmente ineludible que surgiera, no había mujeres en los galpones donde a diario cocinaban y dormían encerrados. Algunos hacendados llamaban a esto como sus suciedades, sus vicios. Hubo entre los trabajadores culíes enfermedades venéreas, seguramente traídas desde China. La revisión de los genitales se hacía antes de que suban a bordo de las naves chineras.
Algo más, muy interiorizado en la vida de los culíes cantoneses eran los juegos; hubo gran variedad de juegos incluyendo el tan difundido yan-quen-pó (papel-tijera-piedra) y no todos eran por dinero, mas la naturaleza de otros era dinero y, algo muy oriental, que las deudas tuvieran una fuerte carga moral. Dentro de las haciendas o fuera de ellas el mundo lúdico que vino con la inmigración fue
3 Se considera que hubo dos etapas de la inmigración de chinos a Perú durante el siglo xix; la primera de 1849 a 1857; y la segunda de 1860 a 1874. Entre los años 1857-59 no hubo tráfico a Perú. 4 De lo que fue el Archivo del Fuero Agrario (AFA), en los documentos de la hacienda Pomalca, Lambayeque, hay un libro especial donde se lleva la contabilidad de cada uno de los cientos de culíes que tuvo. 5 De esta contabilidad hay un ejemplo como anexo que pertenece a un chino de Monterrico.