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6. Más sobre las recontratas y surgimiento del enganche

6. Más sobre las recontratas y surgimiento del enganche

Ese ‘inmenso’ monto de dinero adelantado posibilitaba a los trabajadores chinos salir de la hacienda una vez que llegaba el momento de su libertad, pues abría el camino para incursionar tentativamente en otras actividades, en especial aquellos que quedaban libres intentaron ingresar en el pequeño comercio en los pueblitos próximos a las haciendas costeñas. Los que no lograban éxito sabían que por su propia necesidad en las haciendas les tenían las puertas abiertas. Sin embargo, para conseguir ubicar a los chinos libres sin éxito o a los prófugos desperdigados en pueblos, caseríos o ciudades, fue necesario recurrir a intermediarios, ‘chinos de confianza’ aún ligados a las haciendas quienes a cambio de conseguir chinos libres adelantándoles dinero, recibían mejores remuneraciones o el usufructo del tambo de la hacienda. Hasta se crearon medianas empresas o compañías, no dependientes de las hacienda, dedicadas a captar a estos chinos y facilitarlos a las propiedades agrícolas que los necesitaban. El sistema de enganche se va gestando y definiendo, en primer lugar, con grupos de chinos libres, y ocurre a fines de la década del setenta y con más precisión durante la década del ochenta. Sin pretenderlo, los hacendados ingeniaron y organizaron la modalidad de la recontrata con el afán de aplazar o demorar la partida definitiva de los culíes; ello inobjetablemente ocurrió así y fue un triunfo para ellos, sin embargo, el dinero de enganche de la recontrata fue lo que posibilitó e hizo inevitable e incontrolable la salida de los chinos de la sujeción de los patrones hacendados creadores de la recontrata.

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Ese ‘cuantioso’ adelanto no solo fue una solución para los asiáticos en el momento de abandonar definitivamente las haciendas, lo fue también para solucionar problemas económicos mediatos. En Palto, y con seguridad en muchísimas otras haciendas, cuando se aproximaban los días de las fiestas religiosas de los chinos (por ejemplo, el año nuevo oriental) para los gastos que demandaban, pedían recontratarse para así tener dinero y dar las cuotas que les correspondía. Parece haber sido intensa dentro del conjunto de chinos la exigencia religioso-cultural en el cumplimiento del pago equitativo en los gastos en este tipo de fiestas; en una oportunidad ocurrió en Palto que un chino se suicidó por no tener dinero para pagar su cuota. También se dio el caso de chinos que solicitaban recontratarse y cuando tenían en el bolsillo el dinero del ‘enganche’ fugaron o intentaron hacerlo.

Con relación a este aspecto de la recontrata, el administrador de Palto es bastante explícito: «algunos otros también quieren contrata, pues como se les viene su fiesta encima están apurados por dinero y algunos les deben al santo, como dicen ellos, y quieren pagar para lo cual concurren por contrata»7 . ¿Era realmente cierto que un chino cualquiera por sí mismo podía determinar quedarse o irse de las haciendas cuando finalizaban su tiempo de contrata? ¿Realmente los hacendados no podían hacer casi nada y se limitaron a observar la salida ‘legal’ de ‘sus’ chinos de sus propiedades agrícolas? No dudamos que ello fue así. Los chinos en unos casos decidieron quedarse en la hacienda y en otros casos prefirieron irse definitivamente. El hacendado unilateralmente no podía decidir que el trabajador chino se quedara indefinidamente en su propiedad; ese era su deseo, su pretensión, su necesidad y en relación a ello hubo inmensos abusos, engaños y también concesiones. El poder de los hacendados no era ilimitado ni ineluctable. Las cifras del Cuadro 5 y las explicaciones que luego se dan apoyan nuestro análisis.

7 FHP, Pa-L, carta del 4 de setiembre de 1878.

Es necesaria una explicación antes de hacer comentarios a este cuadro. Si bien en Palto hubo en total 194 trabajadores chinos contratados, solo tenemos información de algún tipo para 178 de ellos. En algunos casos la información es poca y otras bastante. Es por eso que en el cuadro hay 27 chinos de los que no sabemos si han sido en algún momento recontratados. Sí estamos seguros de que 38 (21% del total) no se recontrataron ni una vez, y que 113 culíes (casi el 64%) aceptó recontratarse por ½ año o más tiempo. Por los variados lapsos de recontratas (entre ½ año hasta 5½ años) deducimos que no hubo una similar actitud ante la posibilidad de recontratarse; hubo distintas actitudes, reacciones, aceptaciones. Incluso un buen grupo de culíes (43) que se mantuvo en Palto pocos años más luego que concluyeron sus 8 años obligatorios. Por tanto, los hacendados no pudieron —no tenían los medios adecuados para hacerlo— retener indefinidamente a los chinos. Hubo la voluntad y la posibilidad de no recontratarse, de no continuar sujeto a los patrones y al sistema de haciendas. Este es un aspecto fundamental que hace al chino culí diferente tanto del esclavo de origen africano como del trabajador serrano enganchado.

El Cuadro 6 que sigue presenta y añade información ordenada sobre las recontratas de los trabajadores chinos de Palto, tanto con referencia al número de trabajadores que cada año acepta hacerlo, como al monto en dinero anual que se tuvo que dar por esas recontratas.

Del cuadro anterior se observa que en dos períodos, 18751876 y 1878-1879, son los que mayormente los patrones se deciden a aceptar los pedidos de nuevas recontratas. En 1876 el primer período tenemos la certeza que hubo dinero para hacerlo, pues los anteriores fueron de ventas exitosas de algodón y además porque por esos momentos había temor de quedarse sin brazos: comenzaban a finalizar los ocho años de la contrata de varias de las primeras partidas. Detengámonos en este asunto. Entre los años 1867 y 1868 fueron 110 chinos los que en total ingresaron a trabajar en Palto. En consecuencia, para este importante conjunto de trabajadores su tiempo de contrato acababa entre los años 1875 y 1876 o un poco más pues varios de ellos se habían recontratado. En procura de retener a todo este importante conjunto de culíes es que se amplía masivamente la recontrata. Los hacendados estaban al tanto del tiempo que a cada chino le faltaba cumplir porque había un control llevado

Cuadro 5 PALTO: TIEMPO DE RECONTRATA

Tiempo Número de chinos Total en años N.º % N.º %

No se sabe

Sin recontrata ½ a 2 ½ 3 a 5 ½ 6 a 7 ½ 8 años y + 27 38 43 41 17 12 15.2 21.0 24.3 23.1 9.6 6.8 0 0 68 159 120 112 0 0 14.9 34.6 26.0 24.5

Totales 178 100.0 459 100.0 Fuente: FHP, LC Cuadro 6 PALTO: RECONTRATAS Y MONTOS ANUALES (EN PESOS) Años N.º de chinos Monto anual 1868 1869 1870 1871 1872 1873 1874 1875 1876 1877 1878 1879 1880 3 2 7 2 26 25 17 91 64 23 100 91 42 60 60 180 60 930 980 700 4 260 2 220 900 3 880 3 100 1 640 Total 493 18 970 Fuente: FHP: LC

en un libro de contratas8. Y la misma política asumida con estos primeros chinos contratados se optó en los años subsiguientes; conforme las distintas partidas llegaban o se aproximaban al final de sus ocho años obligatorios, a los chinos de esas partidas se los recontrataba.

Un poco diferente fue la política que en Caucato, la hacienda más importante del valle de Pisco, se adoptó en relación a sus chinos; pagaban más por los que próximamente estaban por finalizar, y pagaban menos por los que más lejanamente estaban por cumplir su tiempo obligatorio.

La dinámica del proceso de la recontrata no se dio por la necesidad siempre de uno de los lados interesados —hacendados y chinos— y por las exigencias siempre del otro. De 1868 hasta 1878 es casi a pedido y necesidad de los chinos que se dan las recontratas pues no había otras opciones que les permitiera liberarse del sistema de haciendas. Luego, cuando la disminución y la partida definitiva de los chinos es alarmante y se percibe como inevitable e incontrolable, los hacendados a través del administrador son los que solicitan e insinúan se realicen los enganches, entonces es cuando se ponen menos exigentes y hasta hacen la mar de complacencias y concesiones. Y así como ocurría en Palto, similar proceso de disminución de brazos sucedía en las haciendas del valle de Pisco y comenzó a acentuarse la competencia donde toda caballerosidad y buenas maneras quedaron relegadas. La relativa abundancia de peones libres (chinos o criollos) no satisfacía y hasta preocupaba por su indisciplina, sus excesivas exigencias y su incumplimiento en el trabajo. Pero el proceso era impostergable, llegaba a su fin. Con regularidad desesperante los patrones observaron que los chinos uno a uno, partía de la hacienda con su pasaporte en la mano. En Palto solo quedó un grupo de chinos contratados y peones libres (chinos y criollos). Para ese grupo de chinos contratados la situación en Palto en estos instantes les parecía intolerable, y cundía y se acentuaba la indisciplina. Con la Guerra del Pacífico se acelera la finalización del sistema de contratas y recontratas de chinos culíes y resurge con desorden e imprecisión los sistemas de enganche, el de peones libre asalariados y el de sembradores que es el germen de lo que años después se denominará el yanaconaje. Todo esto al mismo tiempo se presenta en Palto en los primeros años de la década del 80. Años después solo se dará el yanaconaje.

8 En el FHP falta este libro de contratas que es mencionado frecuentemente en la correspondencia del administrador de Palto a los

Aspíllaga en Lima.

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