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5. Cómo se dio la atención médica

5. Cómo se dio la atención médica

¿Cómo se atendió a los chinos? Las instrucciones señalaban que los parámetros del cuidado a los enfermos estaban determinados por las posibilidades y limitaciones con que contaba el fundo. Y de manera general no han sido excesivamente onerosos los gastos ocasionados, si consideramos que hubo atención y cuidados permanentes y un suministro regular de medicinas. Sobre este asunto, se cumplió formal y realmente pero no de manera satisfactoria. Y lo fundamental para dar la atención médica estaba en que lo beneficioso para la hacienda era tener el mayor número de gente en el trabajo del campo antes que recluidos en el «hospital» de la hacienda o en el de Pisco. Inmediatamente un enfermo lograba un mínimo de recuperación se le daba trabajos menores (coser sacos, por ejemplo) y después, cuando estaba más o menos recuperado, retornaba a las actividades normales con esfuerzos exigidos.

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Los trabajadores que verdaderamente estuvieron enfermos recibieron atención y no hubo descuido cuando los síntomas eran evidentes y graves, y hubo despreocupación cuando los enfermos de salud no eran ostensibles ni alarmantes. Algunos enfermos se empeoraron de sus males por la ignorancia médica general de la época y la del propio administrador en particular, y se produjeron muertes inútiles: a un chino con fuertes dolores e infección en una pierna lo trataron con árnica y poquísimo tiempo después moría; en otro caso, a un trabajador que tenía fuertes dolores estomacales el administrador le suministró 15 gotas de láudano en agua tibia, y según él mismo decía: «esto es una barbaridad, a cualquiera lo hubiera echado al otro mundo, y esto lo salvó»12 .

Motivo de la disminución diaria de un número mayor de hombres trabajando en el campo han sido los enfermos y los pseudoenfermos (los que engañaban diciendo que estaban enfermos y no lo estaban); para paliar esto se suministró atención médica y medicinas a los enfermos, se aplicó represión y sanciones a los pseudoenfermos y a los convalescientes se les hizo trabajar en actividades no extenuantes, inmediatamente se percibía que podían hacerlas.

Médico, boticario, barchilón, médicos del hospital San Juan de Dios de Pisco y el propio administrador de Palto, todos indistintamente, de acuerdo a sus conocimientos y según las circunstancias y gravedad de los enfermos, participaban en las atenciones sanitarias de los chinos trabajadores. Pero era sobre todo el administrador quien de manera permanente se encontraba atento a la situación de la salud de la «chinada»13. Al lado del administrador estaba siempre el barchilón, un trabajador chino destinado a las labores de cuidar y atender a los enfermos cuando los casos no eran graves ni contagiosos. Cuando eran graves se enviaba al enfermo al hospital de Pisco y cuando eran contagiosos («epidemiados») se los aislaba.

En marzo de 1879 el administrador de Palto dio la fatal noticia que un chino tenía viruela. Enfermedad que hacía estragos en Pisco y no todos eran niños. Al chino Achoy, de la partida 25, quien era el epidemiado, se lo aisló de inmediato construyendo un rancho en un guarangal de la hacienda. Y ahí quedó aislado todo el tiempo que tuvo esa enfermedad. Durante 21 días fue atendido por un moreno; esta persona solo pudo ser encontrada después de una larga búsqueda en todo el valle, averiguación realizada por un empleado de Palto. Nadie quería arriesgarse. El moreno aceptó el peligro

12 FHPa, Pa-L, carta del 28 de abril de 1876. 13 Así como en décadas anteriores los hacendados y la clase pudiente denominaba a un conjunto de trabajadores esclavos de origen africano como la negrada, así como igualmente designaron a un conjunto de trabajadores culíes como la chinada, en todo momento llamaron como la cholada o la indiada a un grupo de trabajadores andinos de la sierra peruana.

de cuidar al varioloso, pues le pagaban bien, 2 pesos diarios, el doble del pago normal de un peón libre. Así, durante tres semanas, estuvo el enfermo cuidado por el afrodescendiente. Las precauciones tomadas son narradas de la siguiente manera por el administrador:

… creo que se salvará pues ya está en la seca, se le ha cuidado y se le cuida con bastante empeño sin que se falte en nada, al efecto, verán ustedes [se dirige a los Aspíllaga], en cuenta de caja lo que se ha gastado en útiles para su curación, asimismo le di tres frazadas de las que tiene esta hacienda sobrantes como también costales vacíos para que tuviera cama, ayer se ha principiado a dar dieta para lo cual hice comprar carne de carnero aunque se encuentre muy cara, 40 ctvs. libra, pero era preciso auxiliar al enfermo, tan luego salga de la seca le daré un purgante y haré que se queme todo lo que ha tenido en uso dándole otro vestido nuevo. A ningún chino permito que se acerque a él, no se ha presentado otro caso ni quiera Dios que ocurra.

Los gastos a los que se refiere el administrador fueron los siguientes:

31 de marzo de 1879. Útiles para el chino epidemiado para su buena atención: Una batea comprada Dos baldes Dos jarros de lata Pagado al barchilón los días 28 al 30 del presente Al barchilón 7 de abril 1879 7 días a 2.4 c/día Al barchilón 14 de abril 1879 7 días a 2.4 c/día Al barchilón 18 de abril 1879 4 días a 2.4 c/día Total

4.00 4.00 0.40 7.40 17.40 17.40 10.00 61.00

También, de manera diaria en cualquier día del año, los enfermos recibían atención y cuidados en el «hospital». Eran tan desastrosas e insalubres las condiciones del «hospital» que algunos chinos cuando estaban enfermos preferían quedarse encerrados en el galpón antes de hospitalizarse. Tan desastroso e inadecuado debe haber sido este local como el del hospital de la Beneficencia de Pisco14. Una apreciación del hospital San Juan de Dios es indicada por el administrador:

Hoy he mandado a tres chinos a Pisco en la carreta a la botica para que los vea el señor Llanos y los regrese con un régimen curativo pues tienen, uno, los pies hinchados y el otro unas llagas. También he mandado sacar al que estaba en el hospital [de Pisco], pues el mismo chino así lo desea, creo que acá estarán mejor cuidados que en el hospital de Pisco, pues eso parece un chiquero de puercos...15 .

14 Según Mamerto Castillo Negrón (1947), desde las primeras décadas de la República se da las bases legales para el desarrollo de las beneficencias. En 1826 se dio la legislación correspondiente para la creación de la Dirección General de Beneficencia y de las Juntas de Beneficencias de provincias. Y en el caso de Pisco, recién en 1855 surge una junta de Beneficencia. En lo central, las beneficencias estaban destinadas a dar apoyo médico-sanitario a los pobladores de escasos recursos y estaban sostenidos por el aporte económico de los personajes adinerados de la región, por las rentas que ingresaban de sus propiedades (haciendas, minas, propiedades urbanas), por los bienes censísticos y por impuestos. Domingo Elías, rico hacendado iqueño y expropietario de Palto, fue uno de los impulsores de la

Beneficencia de Pisco. De esta Beneficencia era el hospital San Juan de Dios, pero en el pueblo de Pisco, desde antes existía hospitales. 15 FHPa, Pa-L, carta del 6 de agosto de 1879.

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