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Modificaciones del paisaje
3/ Crisis y desvalorización 107
En lo que respecta al Perú, en sus límites actuales a comienzos del XIX la población tenía probablemente el nivel de la de Colombia. Se duplicó en medio siglo. Pasó de 4'600,000 en 1900 a 8 millones en 1950, y de 17 a 18 millones en 1980. La movilización de la escasa mano de obra de los tiempos coloniales, que constituía la principal preocupación de quienes gobernaban el país, ha dado paso a olas de jóvenes que se presentan al mercado de trabajo. En lo esencial este crecimiento se efectúa a partir de los grupos humanos procedentes de la época colonial. La América andina intertropical no fue una tierra de colonización para los europeos del siglo XIX, como fueron Norteamérica o los países del cono sur del continente, al parecer por la ausencia de grandes espacios por ocupar en países con una lejana historia, cuyo territorio estaba "limitado". Y al igual que en el resto del mundo, pero con una rapidez mayor que en otros lados, estas poblaciones que en un 80 ó 90% eran rurales y agrícolas a comienzos del XIX, en su mayor parte pasan a ser urbanas, salvo en Bolivia. El crecimiento urbano, en lo esencial, se basa en la creación de ciudades coloniales. En los últimos 30 años, la tasa de crecimiento demográfico del Perú y Colombia es casi del 3 % anual, siendo un tanto menor en Bolivia. Las grandes ciudades aumentan a un ritmo anual comprendido entre el 5 y 7%; por consiguiente, hay aglomeraciones de millones que duplican la población en una decena de años, tanto por crecimiento vegetativo como por migración.
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Estos datos, absolutamente fundamentales, aparecen en una trama geográfica diferente, como se ha visto, de los Andes del norte a los Andes del sur, teniendo en particular un sentido diferente en las montañas.
En los Andes colombianos, con la estructura orográfica de tres cordilleras, separadas por los grandes valles del Magdalena y Cauca, con sus dos frentes oceánicos, las vertientes de pisos fríos y templados contienen aún vastos territorios boscosos por ocupar, pese a la extención de las haciendas ganaderas, especialmente a fines de la época colonial, y de una colonización campesina española que se efectuóa partir del siglo XVIII con nuevos centros en las tierras "abandonadas por los indígenas". A fines del XIX y primeras décadas del XX, un campesinado de origen español, con fuerte crecimiento demográfico, ocupó la meseta de Antioquia y las vertientes de la Cordillera