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Introducción a la Parte II
Cosechando tempestades: las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso en Ayacucho1
Carlos Iván Degregori
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Puede una chispa rebelarse contra la hoguera? ¿Cómo los granos podrían detener las ruedas del molino? Serían hechos polvo
Abimael Guzmán, La nueva bandera
INTRODUCCIÓN2
Cuando inició su guerra en mayo de 1980, Sendero Luminoso era un partido conformado mayoritariamente por maestros de escuela, profesores y estudiantes universitarios. Su presencia entre el campesinado regional era débil. Sin embargo, cuando después de las navidades de 1982 las FF.AA. asumieron el control políticomilitar de Ayacucho, SL había logrado desalojar fácilmente a las fuerzas policiales de amplias áreas rurales de las provincias norteñas del departamento, y se preparaba para cercar la capital departamenta13 .
1 Publicado en Degregori ed. 1996, Las rondas campesinas y la derrota de Sendero Luminoso. 2 El presente trabajo se centra en las provincias norteñas del departamento de Ayacucho. Utilizo como insumo importante, partes reelaboradas de un artículo que publiqué en 1991: "Jóvenes y campesinos ante la violencia política: Ayacucho 1980-1983" (en Urbano, ed. 1991: 395-416). Reproduzco de allí testimonios recogidos a mediados de la década pasada en comunidades de Cangallo, Huanta, La Mar, Sucre y Huancasancos, en especial una larga entrevista con Nicario, joven de Rumi (nombre supuesto de una comunidad de Cangallo), que fue miliciano senderista entre 1980-1983. En los testimonios no constan nombres sino seudónimos. Tampoco se mencionan los lugares específicos de donde proceden los testimonios, sólo las provincias. Para mayores datos remito al mencionado artículo. 3 Esa debilidad era, en parte, consecuencia de una opción que SL fue perfilando a lo largo de la década de 1970 y que lo convirtió en un proyecto fundamentalista a nivel ideológico; en un antimovimiento social (Wieviorka 1988) a nivel político, y a nivel orgánico en una "máquina de guerra" que no priorizaba el trabajo político en organizaciones sociales, comunidades o federaciones, sino en los
LOS JÓVENES RURALES Y EL CAMPESINADO
El eslabón clave que permitió esa expansión vertiginosa fue un número significativo de jóvenes rurales con educación secundaria, o incluso de últimos años de primaria, que engrosaron las filas partidarias, constituyeron el sector más activo de los "organismos generados" por SL en el campo y, posteriormente, de los órganos de poder del "nuevo estado" senderista en construcción. Se puede afirmar que SL necesitaba la existencia de esa capa. Allí donde ella no existía le fue muy difícil estable- cer vínculos sólidos con el campesinado4 .
Eran jóvenes política y socialmente "disponibles", que en los colegios habían sido expuestos al discurso senderista, o por lo menos a lo que Portocarrero y Oliart (1989) denominan "idea crítica del Perú", cuestionadora del orden de una manera confrontacional pero autoritaria. La presencia, si bien tenue, de otros partidos de izquierda en algunas partes de la región, abonaba al radicalismo juvenil. Además, eran jóvenes en busca de identidad, en tanto la identidad tradicional andina de sus padres comenzaba a parecerles lejana luego de su exposición al "mito del progreso" (Degregori 1986), que difundían la escuela, los medios de comunicación y que sus propios padres fomentaban. Eran jóvenes, finalmente, con escasas esperanzas de progresar por la vía del mercado, especialmente a través de la migración y/o una mayor escolarización. Mas he ahí que de repente se les presenta la posibilidad concreta de ascenso social por la vía del (nuevo) estado senderista5. La militancia en SL puede ser vista entonces, también, como un canal de movilidad social. Arturo, joven de la comunidad de Rumi, relata:
Decían que Ayacucho iba a ser zona liberada en 1985. Una famosa ilusión que han creado a los muchachos era que ya pues estamos en el 81, para el 85 va a ser una república independiente, ¿acaso no quieres ser unministro? ¿acaso no quieres ser un jefe militar? Ser algo, ¿no?
El poder seduce a estos jóvenes colegiales, captados a su vez por otros jóvenes, los universitarios-convertidos-en-guerrilleros, que mayoritariamente conformaban las columnas senderistas. Nicario, también de Rumi, relata su encuentro con uno de ellos:
que denominaba "organismos generados" por el partido, que constituían la "correa de transmisión" entre éste y las "masas". Sobre la composición de SL hacia 1980 y sobre la evolución del proyecto senderista, véase: Degregori 1996. 4 Eso ocurrió en las punas de Huanta, según relata José Coronel (1996). 5 Vía de movilidad que no les era ajena, si tenemos en cuenta que la burocracia de los pequeños pueblos formó tradicionalmente parte del viejo poder local misti.
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DEPARTAMENTO DE AYACUCHO HACIA 1980
Cuando yo estaba en segundo año de secundaria me invitó uno que era de la Universidad de San Cristóbal. Entonces yo, bueno, fácilmente acepté... porque en ese tiempo, era el 82, ya tenía bastante acción el Sendero. A la Asamblea fue un mando militar, que dirigía. Vino con su metralleta, yo con miedo todavía me acerqué. Se presentó y tenía voz gruesa: sí compañero, así, con sus botas, todo, me saludó...
El poder aparece en todo su esplendor atemorizante, y gana a la mayoría de los jóvenes de Rumi a los cuales promete investir de los mismos atributos. Los jóvenes hacen derroche de ese poder. Sus primeras acciones son pintar paredes y reventar dinamita en el pueblo, quebrando la quietud de las noches rurales. Según Arturo: "reventaban por reventar nomás".
Para los universitarios que conformaban el núcleo duro senderista, el partido era una "identidad total". También un sector de los jóvenes rurales llegó a asumir la militancia en SL de esa forma6. Pero para muchos, jugó un papel importante el que la posibilidad de movilidad social estuviera asociada al ejercicio concreto del poder en sus propias localidades, y además con ribetes de aventura juvenil, especialmente en los primeros años, cuando la violencia no se había desbordado y todo parecía relativamente fácil. Arturo cuenta:
Eran jóvenes que estudiaban en Cangalla. Muchachos adolescentes y que estaban desesperados de repente por conocer las armas, por ejemplo una metralleta, que para ellos manejar dinamita era una gran cosa. Lo hacían únicamente los valientes... para ellos agarrar arma era una cosa ya de otro nivel, más jerárquico...
Juega fmalmente un papel importante algo que podríamos llamar efecto de demostración. Se integraban a una organización en ascenso, prestigiosa, que se mostraba eficaz, que les daba poder y los transformaba. La incorporación a SL tenía mucho de rito de pasaje o de iniciación en una secta religiosa: la secta armada.
A partir de esa cabecera de playa juvenil, SL incursionó entre el campesinado y tuvo más éxito allí donde existía una significativa brecha generacional educativa. Esa brecha ubicaba a los jóvenes, ni tancerca de sus padres como para someterse a los dictados de la tradición, ni tan lejos como para desinteresarse por la suerte de sus pueblos: querían transformarlos. Convertidos en la generación armada, en muchos pagos y comunidades sedujeron/convencieron/sometieron a los adultos, que habían enviado a sus hijos a la escuela para que dejaran de ir a tientas por el mundo y encontraran vías de ascenso en una sociedad comple-
6 El hermano menor de Nicario, por ejemplo, que se integró a la columna guerrillera y vivió como tuta puriq (caminante de la noche) entre 1983 y 1986, hasta que, enfermo, aceptó por fin el llamado de su familia y bajó a Lima. Pero incluso tiempo después, cuando ya no tenía vínculo orgánico con SL, no quiso decirme nada sobre su experiencia, que no fuera la repetición de la línea oficial delpartido.
ja y discriminadora. Si los jóvenes educados lo decían, algo de razón tendrían. Ellos eran ñawiyoq (tenían ojos), veían cosas que los padres, "ignorantes", tal vez no habían advertido7. Incluso cuando en su fuero íntimo rechazaran el discurso juvenil, la reacción de los adultos era ambigua debido a los lazos familiares y culturales que anudan a las generaciones.
Más allá de los vínculos de parentesco, ante el campesinado el PCP-SL hizo gala de toda su capacidad de coerción, que incluyó desde un principio dosis de terror. SL ocupó así el lugar del patrón andino tradicional, apareciendo como un nuevo patrón, duro e inflexible pero "justo", que desplazaba a otros por lo general injustos o abusivos. Desde esa ubicación, SL trató de lograr beneficios concretos para el campesinado. Por un lado, el partido se ubicaba en el eje de las contradicciones existentes en el lugar. Berg (1992) ha hecho hincapié en cómo SL aprovechó las contradicciones entre comunidades y cooperativas en algunas zonas de Andahuaylas; Isbell (1992) ha anotado cómo en Chuschi Sendero colocó en el blanco de sus ataques a algunos abigeos; Manrique (1989) se ha referido a cómo SL trabajó a partir de las contradicciones entre el campesinado y la SAIS Cahuide en las zonas altas de Junín. Por otro lado, el partido implantó un orden moral muy estricto.
En Ayacucho, donde entre las ruinas del gamonalismo subsistían pequeños poderes locales mistis abusivos; zona de baja densidad de organizaciones campesinas y alta densidad de estudiantes, donde la educación tenía además un especial prestigio y donde el principal movimiento social en las décadas previas no había sido un movimiento por la tierra sino por la gratuidad de la enseñanza (Degregori 1990a), SL encontró un escenario por demás favorable, con un campesinado relativamente dispuesto a aceptado como un nuevo patrón, que por lo demás aparecía más poderoso que los viejos poderes locales o que el patrón estatal, cuya cara represiva, las FEPP., habían sido barridas por SL. Fue una aceptación básicamente pragmática, a cambio de ventajas personales, familiares o comunales muy concretas, como lo ha mostrado Berg (1992) en Andahuaylas. Pero a partir de esa aceptación táctica, se abría la posibilidad para una identificación estratégica, de largo plazo, con el proyecto senderista.
Eso parecía a punto de suceder en el segundo semestre de 1982, cuando la región vivió un momento muy especial. Para el PCP-SL era la euforia. El partido había celebrado su II Conferencia Nacional y había comenzado a desarrollar la última etapa de su plan de "Desplegar Guerra de Guerrillas", que consistía en "Batir para avanzar hacia las Bases de Apoyo" (Gorriti 1990: cap. xv). La influencia del partido se expandía como reguero de pólvora en las zonas rurales y
7 Sobre cómo para el campesinado asistir a la escuela y obtener una educación, entendida sobre todo como alfabetización en castellano, significa pasar de la ceguera a la visión, o de la noche al día, véase:
Montoya 1980, Degregori 1989.
crecía en la capital departamental, donde en marzo habían atacado exitosamente la cárcel y liberado decenas de sus cuadros presos; y donde el entierro de la joven lideresa senderista Edith Lagos congregó en setiembre más de diez mil personas.
Pero como sucede con frecuencia, inadvertidas en medio de los éxitos se incubaban los factores de fracaso. Para comenzar, ni los jóvenes ni tampoco los cuadros parecían tener una idea concreta del mediano plazo. Vivían un presente de triunfo y soñaban un futuro con ribetes de utopía campesinista: las FF.AA. sufrirían deserciones masivas y los helicópteros podrían ser derribados con huaracas; Lima sería estrangulada y los pobres urbanos regresarían a la nueva república rura18. Hacia octubre, en muchas partes el partido se preparaba para la primera campaña agrícola en el nuevo estado en construcción, donde pronto no habría más hambre.
PRIMER PUNTO DE QUIEBRE
Fue una utopía que marcó a fuego la imaginación de los cuadros, pero encendió apenas y/o sólo efímeramente el entusiasmo de las masas. SL tuvo éxito en "batir el campo" (Gorriti 1990). Sin embargo, sus problemas comenzaron cuando sobre ese terreno desbrozado comenzó a construir su nuevo poder. Fue entonces que a diferentes niveles comenzaron a advertirse varias de las fallas geológicas del proyecto senderista, fisuras entre la estrategia partidaria y la dinámica regional y campesina.
La organización de la producción
SL privilegió las formas de organización colectiva y a ese nivel, al menos a fines de 1982, en el momento de la siembra, pareció no encontrar mayores resisten- cias. Nicario estuvo en la primera siembra partidaria en Chuschi (Cangalla), co- munidad donde SL inició su lucha armada el 17 de mayo de 1980. Su relato hace recordar los estados prehispánicos o las mitas coloniales: la siembra en las tierras del sol, del Inca o del terrateniente. En las ocho hectáreas de tierras co- munales se congregaron 60 yuntas de Chuschi y comunidades vecinas; en las cuatro esquinas de la chacra plantaron una bandera roja: "Al empezar reventó doce dinamitas, a las doce seis dinamitas, en la tarde doce dinamitas. El trabajo era exitoso, pero no logró cosechar el partido porque entró el ejército" (Nicario). Pero en otras partes el partido sí cosechó y hubo casos en los cuales éste
8 Sucedió absolutamente lo contrario: migración masiva a las ciudades en aquellaszonas donde se desataba la violencia y empezaba la guerra sucia. Sobre las ideas utópicas de los jóvenes senderistas, véase el testimonio completo de Nicario en Degregori 1991a.
fue el momento de la ruptura, cuando los campesinos advirtieron que lo producido colectivamente se destinaba al partido9 .
En otros lugares, finalmente, los problemas surgieron cuando pretendió que se siembre sólo para el partido y para el autoconsumo, y procedió al cierre de ferias. Aquí la estrategia de conquistar territorios y cerrados para bloquear el flujo de productos y asfixiar las ciudades, chocó con las estrategias mayoritarias que desbordan los límites del pago o la comunidad y se desarrollan a lo largo de redes de parentesco y paisanaje que incluyen una serie de nudos en diferentes partes del campo y la ciudad (Golte y Adams 1987, Steinhauf 1991). Las ciudades, por otra parte, no se abastecen fundamentalmente y a veces ni siquiera mayoritariamente de su hinterland rural10. Se han señalado las dificultades que encontró SL hacia fines de 1982 al clausurar la feria de Lirio en las alturas de Huanta, donde campesinos iquichanos, supuestamente aislados, se abastecían de un conjunto de productos manufacturados (Degregori 1985a, 1985b). Pero las fisuras a este nivel se profundizaron de manera incontenible recién hacia finales de la década.
El nuevo poder
Fue en la construcción del nuevo poder donde SL encontró más pronto dificultades mayores. En el segundo semestre de 1982 y como parte de su plan de "batir el campo", SL decidió reemplazar a las autoridades comunales por los comisarios representantes del nuevo poder.
El libreto maoísta prescribe que para desarrollar con éxito la guerra popular el partido debe basarse en los campesinos pobres, "los más dispuestos a aceptar la dirección del Partido Comunista" (Mao 1971a). Sorprendentemente para SL, los mayores problemas se le presentaron en las zonas más pobres, que eran al mismo tiempo las más "tradicionales". Este es uno de los aportes más importantes del trabajo de José Coronel sobre lo ocurrido en las comunidades iquichanas donde todavía funcionaba el sistema de varas, un sistema de autoridad jerarquizado y ritualizado en cuyo vértice se ubica el varayoq o alcalde vara, que personifica a la comunidad y llega al cargo a una edad avanzada, luego de ascender una escalera de cargos cívicoreligiosos (véase Vergara y otros 1985). El reemplazo de esas autoridades por los jóvenes cuadros senderistas atentaba no sólo contra elordenamiento comunal, sino contra toda una cosmovisión. Pero para SL elmundo campesino aparecia plano, sin densidad histórica ni complejidad social; dividido sólo en campesinos ricos, medios y pobres. Al proceder de esta manera,
9 Fue el caso de Chaca (Huanta) en 1983. Véase el trabajo de José Corone! (1996). 10 Lima es un caso extremo, pero tampoco las ciudades medianas de la sierra dependen fundamentalmente de su entorno rural (véase Gonzales 1992).
usando sus descaminadas categorías economicistas podemos decir que SL acabó basándose muchas veces en los jóvenes de los estratos medios y ricos, ganando o neutralizando a sectores de adultos de esos mismos estratos, e imponiéndose o reprimiendo y finalmente masacrando a los campesinos pobres.
Fue sobre todo a partir del desconocimiento de las autoridades comunales, que se produjeron las primeras rebeliones abiertas contra SL.Pero también en las comunidades donde ya no se elegían varayoq y el gobierno comunal se adecuaba a la legislación nacional, la entronización de las nuevas autoridades tendió a generar problemas. En algunas, los vínculos familiares entre "el viejo y el nuevo poder", para usar terminología senderista, neutralizaron en un principio cualquier resistencia, como en Rumi donde:
Ya en esos tiempos se llegó a nombrar nuevas autoridades. Nosotros convocamos [una asamblea] para nombrar nuestras autoridades verdaderas de la comunidad. Las antiguas no protestaban porque del presidente su hijo mismo estaba ya en el partido, decidido. También su hijo lo ha convencido a él (Nicario).
Pero en muchas otras partes, la juventud de los mandos senderistas resultó chocante. No sólo porque quebraba las jerarquías etarias, sino porque el pensamiento Gonzalo no logró desenredar a los jóvenes rurales que asumían los cargos de la tupida red de relaciones de parentesco y paisanaje en la que se hallaban inmersos, con su propia dinámica de reciprocidades, rencillas, odios y preferencias. Los representantes del nuevo poder resultaron arrastrados con frecuencia por las disputas intracomunales. Un relato de una comunidad de Tambo/La Mar, explica una de las formas en que se desencadena esta dinámica:
Lo peor que habría hecho Sendero de repente es haberse confiado con gente muy joven de cada localidad, con muy poca experiencia... Ellos ya tergiversaron totalmente los planes de gobierno que tenía Sendero, entonces ya optaron por tomar actitudes de venganza, de rencilla, de repente un papá con otro papá ha tenido algún lío por cuestión de linderos en sus chacras, de animales, de robo, de pérdida, peleas de marido y mujer; como Sendero les había dado responsabilidad a los de 1a localidad, entonces comenzaron a tomar represalias, tomar venganzas, ahí es donde se producen las matanzas, de ahí viene toda la disconformidad de la gente (José, profesor).
La columna parte sin saber que detrás suyo deja un avispero de contradicciones, que luego no podrá resolver11. Si bien en estos casos no se registraron
11 En otros casos, los cuadros foráneos son valorados negativamente y los milicianos locales aparecen más comprensivos. Alejandro, joven universitario, hijo de campesinos, opina sobre uno de estos casos, en el que se advierte además la forma irresponsable en que los cuadros encaran la confrontación militar: "Parece que no eran buenos cuadros losque dirigían el grupo de Allpachaka; planteaban