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Curso 2011/2012. Materiales de trabajo para la preparaci贸n del nuevo Plan Pastoral Diocesano.

Curso 2011/2012

Materiales de trabajo para la preparaci贸n del nuevo Plan Pastoral Diocesano

Curso 2011/2012. Materiales de trabajo para la preparaci贸n del nuevo Plan Pastoral Diocesano.

Curso 2011/2012. Materiales de trabajo para la preparación del nuevo Plan Pastoral Diocesano.

Presentación de los materiales El Plan Pastoral para los próximos años está enraizado en el proceso existencial, catequético y sacramental de la iniciación cristiana y se propone suscitar en nuestra Diócesis de Toledo frutos de maduración cristiana que lleven a renovar, en las realidades presentes en ella, la vivencia gozosa y comunitaria del tesoro del Evangelio centrada en la Eucaristía dominical y en la celebración anual de la Pascua del Señor. En continuidad con los esfuerzos realizados bajo la orientación de los Planes Pastorales pasados, el presente Plan Pastoral se propone dar un impulso de nueva evangelización para las familias y desde las familias1, inspirado en el proceso de iniciación cristiana y asumiendo la pastoral familiar como “dimensión esencial de toda evangelización”2. Este impulso evangelizador tendrá presente en todo momento una doble orientación: hacia dentro —renovación interna de nuestras comunidades cristianas diocesanas y de las familias— y hacia fuera —atención a los alejados, que esperan, aun sin saberlo, nuestro testimonio de fe—. •

La orientación hacia dentro es insoslayable. No podemos dar una respuesta hacia fuera si no partimos de una profunda renovación interior. Siguiendo las huellas del Concilio Vaticano II, para poder dar una respuesta al mundo moderno que siga las orientaciones de la Constitución pastoral Gaudium et spes, primero tenemos que fomentar una situación eclesial que encarne la riqueza de comunión descrita por la Constitución dogmática Lumen Gentium: sólo desde una vivencia del Evangelio más auténtica y genuina podremos afrontar el invierno de la increencia; no es esto una tentación intimista, sino la prudencia evangélica de quien pone la relación con Dios en el primer orden de prioridades, como fuente de todo dinamismo evangelizador, que brota de la unión efectiva con Cristo, Señor de la historia y Esposo de la Iglesia.

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La orientación hacia fuera es también necesaria y ha de estar permanentemente presente. La fe se fortalece, precisamente, dándola; por tanto, la respuesta evangelizadora no puede esperar, porque el mismo proceso de renovación interior presupone que comience cuanto antes la misión hacia los alejados. Confiando en el poder del Evangelio de la gracia de Dios, hemos de imitar la audacia de los Apóstoles y discípulos del Señor que, aun antes de haber completado su formación y de haber recibido en plenitud el Espíritu Santo, fueron dóciles para dejarse enviar por el Señor a anunciar el Evangelio.

Para la definición de la temática que habrá de abordar el Plan Pastoral Diocesano se presentaron al Consejo Episcopal, al Consejo Presbiteral y al Consejo Pastoral Diocesano como instrumento de trabajo las ORIENTACIONES TEOLÓGICAS PARA EL NUEVO PLAN PASTORAL DIOCESANO, que toma como referencia esencial el contenido del nuevo Directorio de Iniciación Cristiana de la Diócesis de Toledo. Recibidas las correspondientes aportaciones de los tres Consejos, y teniendo en cuenta los “lineamenta” del tema de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, se ha concluido que los puntos esenciales por los que debe discurrir el futuro Plan Pastoral Diocesano han de ser tres: la iniciación cristiana, la evangelización y la familia. Partiendo de estos puntos esenciales, se desea que todos los agentes de pastoral, grupos parroquiales, movimientos y asociaciones de nuestra Diócesis lleven a cabo un trabajo de reflexión y estudio que culmine en la realización de aportaciones y propuestas para la elaboración, entre todos, de un Plan Pastoral Diocesano los más realista posible y que pueda ser adoptado en todas las Parroquias y comunidades eclesiales. Con esta finalidad, la Comisión Permanente del Consejo Pastoral Diocesano ha elaborado los materiales de reflexión, estudio y trabajo que ahora se presentan, que han sido analizados en Asamblea Plenaria. Sus contenidos son los siguientes:

Un cuestionario previo para la meditación-oración-contemplación sobre Hechos de los apóstoles (17, 15 - 18, 1) que, desde la referencia de San Pablo, nos ayude a comprender la situación cultural y eclesial en la que nos encontramos, así como las respuestas que nos piden los desafíos del momento presente. Se puede realizar personalmente o en grupo.

Cf. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi (8-12-1975), nº 71. LXXXI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Directorio de la pastoral familiar de la Iglesia en España (21-11-2003), nº 3; Cf. LXXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Instrucción pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (27-4-2001), nº 165.

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Tres temas, correspondientes con cada uno de los objetivos generales que se han marcado para el futuro Plan Pastoral, que buscan fomentar la reflexión y ayudar a encontrar respuestas pastorales a los tres retos esenciales que se han enunciado: 1. 2. 3.

La evangelización y la conversión del corazón. La catequización-formación y el apostolado. La celebración y vivencia de la fe.

Los temas se han preparado aplicando una metodología inductiva, con la finalidad de realizar las oportunas sugerencias y aportaciones al Plan. El análisis de la realidad eclesial que se vive (VER) y la iluminación de la misma a través de las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia (JUZGAR), nos conducirá a realizar aportaciones y propuestas realistas y concretas (ACTUAR) que se puedan incorporar al Plan Pastoral Diocesano. Cada uno de los temas requiere de un trabajo individual previo (consistente en la lectura pausada del tema y la reflexión personal sobre las cuestiones que en él se plantean), y de la puesta en común de ese trabajo a través de reuniones de grupo. Para una mejor profundización en los mismos, se recomienda el siguiente método de trabajo: -

en primer lugar, se sugiere una reunión general de formación que aborde los contenidos del tema a través de una pequeña charla sobre los mismos, con posterior debate y/o preguntas sobre las cuestiones más importantes; en segundo lugar, es conveniente celebrar una reunión de grupo sobre el VER, el JUZGAR y el ACTUAR, con puesta en común de las respuestas a cada una de las preguntas que se plantean en el tema (puede hacerse conjuntamente en una sola reunión o, si se ve oportuno, en dos reuniones); al finalizar el ACTUAR, pedimos que se cumplimente de la Ficha de Propuestas resumiendo lo tratado en las reuniones.

Allí donde no exista la posibilidad de formar un grupo, es posible trabajar los temas y remitir las aportaciones a título individual. Para conseguir que las propuestas puedan ser reunidas, valoradas y, en su caso, integradas en el Plan Pastoral que empezará a aplicarse en el Curso 2012/2013, se propone el siguiente calendario de trabajo: OCTUBRE 2011: Cuestionario previo de meditación-oración-contemplación (reflexión personal o en grupo) NOVIEMBRE 2011: Reflexión, estudio y aportaciones sobre el TEMA 1 DICIEMBRE 2011: Reflexión, estudio y aportaciones sobre el TEMA 2 ENERO 2012: Reflexión, estudio y aportaciones sobre el TEMA 3 Una vez realizadas en la parroquia, grupo, movimiento o asociación las aportaciones sobre cada tema, se irán enviando, a través de la FICHA DE PROPUESTAS, a la siguiente dirección de correo electrónico: consejopastoral@architoledo.org. Quienes no dispongan de conexión a Internet, puede remitirlas por vía postal a Consejo Pastoral Diocesano, Att. Mercedes Muelas, Arco de Palacio, 2. 45002 TOLEDO. Tanto la ficha como los materiales están disponibles en www.architoledo.org

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CUESTIONARIO PREVIO PARA LA ORACIÓN PERSONAL Antes de reflexionar xionar sobre los objetivos del Plan Pastoral, Pastoral, presentamos un cuestionario inicial, inspirado en una lectura de los Hechos de los Apóstoles, que nos ayude a comprender la situación cultural y eclesial en la que nos encontramos, encontramos así como a concretar las respuestas que nos piden los desafíos del momento presente. Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17, 15 - 18, 1) En aquellos días, 15 los que conducían onducían a Pablo le llevaron hasta Atenas y se volvieron con una orden para Timoteo y Silas de que fueran donde él lo antes posible. 16 Mientras Pablo les esperaba en Atenas, estaba interiormente indignado al ver la ciudad llena de ídolos. 17 Discutía en la sinagoga con los judíos y con los que adoraban a Dios; y diariamente en el ágora con los que por allí se encontraban. 18 Trababan también conversación con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?» atán?» Y otros: «Parece ser un predicador de divinidades extranjeras.» Porque anunciaba a Jesús y la resurrección. 19 Le tomaron y le llevaron al Areópago; y le dijeron: «¿Podemos saber cuál es esa nueva doctrina que tú expones? 20 Pues te oímos decir cosas cosas extrañas y querríamos saber qué es lo que significan.» 21 Todos los atenienses y los forasteros que allí residían en ninguna otra cosa pasaban el tiempo sino en decir u oír la última novedad. 22 Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad. 23 Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar. 24 «El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en santuarios fabricados por manos humanas, 25 ni es servido por manos humanas, como si de algo estuviera estuviera necesitado, el que a todos da la vida, el aliento y todas las cosas. 26 El creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra fijando los tiempos determinados y los límites del lugar donde habían de habitar, 27 con el fin de que buscasen la divinidad, para ver si a tientas la buscaban y la hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; 28 pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como han dicho algunos de vosotros: “Porque somos también de su linaje.” 29 «Si somos, pues, del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra, modelados por el arte y el ingenio humano. 30 «Dios, pues, pasando por alto los tiempos de la ignorancia, anuncia anun ahora a los hombres que todos y en todas partes deben convertirse, 31 porque ha fijado el día en que va a

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juzgar al mundo según justicia, por el hombre que ha destinado, dando a todos una garantía al resucitarlo de entre los muertos.» 32 Al oír la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron: «Sobre esto ya te oiremos otra vez.» 33 Así salió Pablo de en medio de ellos. 34 Pero algunos hombres se adhirieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos.

Ante esta lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos preguntamos qué semejanzas encontramos entre la situación que vivió San Pablo en el Areópago de Atenas y los desafíos que se le plantean a nuestra Iglesia de Toledo en esta segunda década del siglo XXI d. C. A) NUESTRO CONTEXTO EVANGELIZADOR EN REFERENCIA AL QUE VIVIÓ SAN PABLO •

La cultura grecorromana del siglo I era muy avanzada, y admirable desde muchos puntos de vista. ¿Qué aspectos positivos encontramos en la cultura actual?

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En aquella cultura, la gente pasaba el tiempo diciendo u oyendo las últimas novedades; había filósofos de distintas escuelas, pero el pensamiento se había estancado y adolecía de una cierta superficialidad. ¿Cuál es la situación actual?

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La cultura helénica era politeísta. ¿Cuál es la situación actual en cuestión de religión? ¿Se puede decir que los hombres de hoy adoran a muchos «dioses»? ¿Cuáles serían los «dioses» del hombre de hoy?

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Además de los templos y altares a diversos dioses, los atenienses tenían un altar al «dios desconocido», y este hecho le sirve a Pablo para encontrar un «punto de enganche» con los oyentes y anunciarles así el Evangelio. ¿Cuáles son los interrogantes profundos que se hacen los hombres de hoy en materia religiosa? ¿Son conscientes de desconocer algo? ¿Qué es lo que podría servir hoy, en nuestra cultura, de «punto de enganche» para anunciar el Evangelio?

B) ACTITUDES DE EVANGELIZACIÓN

PABLO

ACTITUDES

NUESTRAS

ANTE

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Fijémonos en la figura de Pablo; ante la situación que observa en Atenas, Pablo reacciona interiormente con vehemencia: estaba interiormente indignado al ver la ciudad llena de ídolos. ¿Y nosotros, los cristianos de la diócesis de Toledo hoy? ¿Qué reacción producen en nosotros los desafíos de la cultura actual?

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A pesar de que la situación no es favorable, Pablo no se lo piensa dos veces y comienza a anunciar a Cristo, aunque es consciente de que no le entienden muy bien y de que muchos lo consideran un charlatán. ¿Tenemos nosotros hoy ese mismo valor que tuvo el Apóstol? Y, si no lo tenemos, ¿qué es lo que nos frena?

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Los oyentes de Pablo se sienten seguros en sus posiciones, como si su sistema de pensamiento fuera claramente superior al que Pablo les presenta. De hecho, lo catalogan como un predicador de divinidades extranjeras. Sin embargo, la audacia de Pablo les hace mella, y algunos le dan la oportunidad de que les exponga su doctrina. ¿Cómo podríamos hacer hoy para conseguir oportunidades parecidas? ¿Qué tendríamos que hacer para conseguir oyentes dispuestos a escuchar lo que los cristianos podemos aportar al mundo de hoy?

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Aunque a los oyentes de Pablo sus palabras les parecen de cosas extrañas, quieren saber qué es lo que significan; probablemente porque les desconcierta el convencimiento y la pasión con que Pablo las presenta. ¿Hasta qué punto estamos convencidos hoy de las verdades de fe en las que creemos? ¿Creemos realmente que nuestra doctrina es útil

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para el mundo? ¿Somos conscientes de que el mayor problema del hombre de hoy es el desconocimiento de Cristo? •

Pablo se dirige a diversos tipos de oyentes: a los judíos, a los que adoran al Dios verdadero por influjo del judaísmo y también a los que se encuentran en el ágora, independientemente de su pensamiento religioso o filosófico. ¿Ante quiénes damos hoy testimonio cristiano? ¿Nos atrevemos a hablar de cuestiones de fe con las personas que pertenecen a los círculos más alejados de nuestra visión cristiana? C) INTERROGANTES QUE EVANGELIZADORA

PLANTEA

SAN

PABLO

NUESTRA

TAREA

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Cuando le piden a Pablo que exponga su doctrina en el Areópago, acepta la invitación sin ningún miedo y la expone con claridad de forma sintética adaptándose a sus oyentes. Los cristianos de hoy, ¿estamos en capacitados para dar razón de nuestra esperanza al que nos lo pueda pedir? ¿Conocemos suficientemente la doctrina como para exponerla de forma sintética y adaptada en las diversas ocasiones que se nos puedan presentar?

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Lo primero que Pablo expone es la fe en un solo Dios creador todopoderoso; es decir, el contenido del primer artículo del credo. ¿Tenemos hoy los cristianos un conocimiento suficiente de los artículos del credo que recitamos en la misa dominical? ¿Experimentamos en nuestra vida la presencia de Dios Padre todopoderoso? ¿Podemos dar testimonio de él ante un mundo que desconoce a Dios?

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En segundo lugar, Pablo habla del designio de Dios sobre la creación. ¿Somos los cristianos suficientemente conscientes de que todo obedece al plan sapientísimo de quien ha creado todo con sabiduría y amor y nos conduce a un destino glorioso? ¿O, más bien, nos escandalizan todas las calamidades y tragedias igual que a los hombres que viven sin esperanza?

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Pablo está convencido de que, en el fondo, sus oyentes están deseando creer en el Dios que él les anuncia, aunque no sean todavía conscientes de ello. ¿Nos creemos realmente que en el corazón de cada ser humano hay un anhelo profundo de Dios? ¿Somos conscientes de que nosotros somos portadores de las respuestas que la humanidad busca?

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Pablo anuncia claramente que ya han pasado los tiempos de la ignorancia en los que Dios pasaba por alto los pecados de los hombres; ahora, en cambio, es el momento en que Dios anuncia solemnemente a los hombres que todos y en todas partes deben convertirse. ¿Somos los cristianos conscientes de esto hoy? ¿Cómo nos llega hoy el anuncio de la conversión? ¿Somos nosotros instrumento de Dios para este anuncio de conversión que debe llegar al mundo?

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Pablo habla también del juicio final. ¿Somos realmente conscientes de que la historia se encamina hacia un momento culminante en que Cristo juzgará a los vivos y a los muertos? ¿Vivimos a la espera de este momento? ¿Deseamos que Cristo llegue con poder para que pase este mundo y comience el mundo venidero?

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Pablo termina su discurso anunciando la resurrección de Jesucristo, garantía divina de nuestra fe y de nuestra esperanza. ¿Encontramos hoy los cristianos nuestra paz, nuestro gozo y nuestra esperanza en la presencia viva de Cristo? ¿De qué modo está presente en nuestras vidas?

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El anuncio de la resurrección de Cristo es el momento en que se produce el rechazo de la mayoría de los oyentes. ¿Tenemos hoy la valentía de anunciar a Cristo con claridad, aun sabiendo que las más de las veces nos pondremos en ridículo ante nuestros oyentes? ¿Tenemos la capacidad de formar parte de una minoría despreciada por la mayoría, si ello fuera necesario?

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A pesar del rechazo de la mayoría, hay unas pocas personas que sí aceptan el testimonio de Pablo y dan el paso a la fe. ¿Valoramos suficientemente las conversiones

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que se producen hoy, en medio de la indiferencia general, o nos dejamos impresionar, más bien, por la frialdad de la mayoría? •

Pablo no se desanima a pesar del aparente fracaso de su discurso. Con los que se convierten y aceptan la fe, el Apóstol va formando las primeras comunidades cristianas, que viven su fe de forma admirable, en el gozo y la alabanza y entregados a la palabra de Dios en la que han creído. ¿Tenemos hoy nosotros comunidades en las que vivir la fe en medio de la indiferencia general de la sociedad?

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Los Hechos de los Apóstoles cuentan repetidamente que cuando alguien se convertía, se convertía con él toda su familia. La familia cristiana es la primera comunidad cristiana en la que se recibe la fe, se vive la fe y se transmite la fe. ¿Son nuestras familias cristianas verdaderas iglesias domésticas en las que se vive la fe? ¿Saben los padres de hoy transmitir la fe a sus hijos?

Nuestra tarea evangelizadora en la cultura actual

El Beato Juan Pablo II afirmó en cierta ocasión: «En este inicio del tercer milenio, el Areópago de Atenas, en cierto sentido, se ha convertido en “el areópago del mundo”, desde el que el mensaje cristiano de la salvación se vuelve a proponer a todos los que buscan a Dios y están dispuestos a acoger su inagotable misterio de verdad y amor»3. Nuestro Papa actual, Benedicto XVI, ha desarrollado esta misma idea en varias ocasiones. Pueden servirnos para reflexionar estas palabras suyas dirigidas al Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, con ocasión de la Asamblea Plenaria de la Congregación, en el año 2009: «El tema que afrontáis en este encuentro, “San Pablo y los nuevos areópagos”, también a la luz del Año Paulino concluido hace poco, ayuda a revivir la experiencia del Apóstol de los Gentiles cuando en Atenas, tras haber predicado en numerosos lugares, se dirigió al areópago y anunció allí el Evangelio usando un lenguaje que hoy podríamos definir ‘inculturado’ (cfr Hch 17,22-31). Ese areópago, que entonces representaba el centro de la cultura del culto pueblo ateniense, hoy – como diría mi venerado predecesor Juan Pablo II – “puede ser asumido como símbolo de los nuevos ambientes en los que se debe proclamar el Evangelio”4. En efecto, la referencia a ese acontecimiento constituye una invitación apremiante a saber valorar los “areópagos” de hoy, donde se afrontan los grandes desafíos de la evangelización. Queréis analizar este tema con realismo, teniendo en cuenta los muchos cambios sociales ocurridos. Un realismo apoyado por el espíritu de fe, que ve la historia a la luz del Evangelio, y con la certeza que tenía Pablo de la presencia de Cristo resucitado. Resuenan confortadoras también para nosotros las palabras que Jesús le dirigió en Corinto: “No tengas miedo, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te pondrá la mano encima para hacerte mal” (Hch 18, 9-10). De manera eficaz, el Siervo de Dios Pablo VI dijo que no se trata solo de predicar el Evangelio, sino de “alcanzar y casi sacudir con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación”5. Es necesario mirar a los “nuevos areópagos” con este espíritu; algunos de ellos, en la actual globalización, se han vuelto comunes, mientras que otros siguen siendo específicos de

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JUAN PABLO II, Audiencia general (16-5-2001), nº 2. JUAN PABLO II, Carta Encíclica Redemptoris missio (7-12-1990), nº 37. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi (8-12-1975), nº 19: Enseñanzas XIII, (1975), 1448.

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algunos continentes, como se ha visto también en la reciente Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos. La actividad misionera de la Iglesia debe por tanto orientarse hacia estos centros neurálgicos de la sociedad del tercer milenio. No debe infravalorarse la influencia de una difundida cultura relativista, relativista, las más de las veces carente de valores, que entra en el santuario de la familia, se infiltra en el ámbito de la educación y en otros ámbitos de la sociedad y los contamina, manipulando las conciencias, especialmente las juveniles. Al mismo tiempo, sin embargo, a pesar de estas insidias, la Iglesia sabe e que el Espíritu Santo está siempre en acción. Se abren de hecho nuevas puertas al Evangelio y se va extendiendo en el mundo en anhelo de una auténtica renovación espiritual y apostólica. Como en otras épocas de cambios, la prioridad pastoral es mostrar el verdadero rostro de Cristo, Señor de la historia y único Redentor del hombre. Esto exige que cada comunidad cristiana y la Iglesia en su conjunto ofrezcan un testimonio de fidelidad a Cristo, construyendo construyendo pacientemente esa unidad querida por Él e invocada por todos sus discípulos. La unidad de los cristianos hará, de hecho, más fácil la evangelización y la confrontación con los desafíos culturales, sociales y religiosos de nuestro tiempo. En esta empresa sa misionera podemos mirar al apóstol Pablo, imitar el “estilo” de vida y el mismo “espíritu” apostólico centrado totalmente en Cristo. Con esta completa adhesión al Señor, los cristianos podrán más fácilmente transmitir a las futuras generaciones la herencia heren de la fe, capaz de transformar también las dificultades en posibilidades de evangelización. En la reciente Encíclica Caritas in veritate quise subrayar que el desarrollo económico y social de la sociedad contemporánea necesita recuperar la atención a la la vida espiritual y una “seria consideración de las experiencias de confianza en Dios, de fraternidad espiritual en Cristo, de confianza en la Providencia y en la Misericordia divinas, de amor y de perdón, de renuncia a sí mismos, de acogida del prójimo, de de justicia y de paz. [...] El anhelo del cristiano es que toda la familia humana pueda invocar a Dios como Padre Nuestro” 6»7.

6 7

BENEDICTO XVI, Carta Encíclica Caritas in veritate (29-6-2009), nº 79. BENEDICTO XVI,, Mensaje al Prefecto de la Congregación para la Evangelización del los Pueblos (16-11-2009). (16

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TEMAS PARA LA REFLEXIÓN Y APORTACIÓN Tema 1

La evangelización y la conversión del corazón INTRODUCCIÓN OBJETIVOS: Anunciar el evangelio a los hombres y mujeres de nuestro mundo por medio del testimonio personal, claro e incisivo de Jesucristo Salvador que nos revela al Dios vivo. Ayudar a todos los bautizados a convertir el corazón a Jesucristo para que sean testigos de su Evangelio y de su Reino. El Papa Benedicto XVI, en la Carta Apostólica Ubicumque et semper con la cual instituyó el nuevo Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, ización, subraya que "considera oportuno ofrecer respuestas adecuadas para a que la Iglesia entera se presente al mundo contemporáneo con un arrojo misionero capaz de promover una nueva evangelización". Es necesario y urgente buscar los medios oportunos para dotar a nuestro anuncio de una fuerza análoga a la que tuvo la predicación ción del kerigma en la época apostólica, siguiendo el ejemplo de los Apóstoles, que predicaban la palabra “con valentía y daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús” (Hch 4,33). Con la ayuda de la gracia divina –que siempre nos acompaña, pues Dios bendice la evangelización que él mismo suscita–, suscita el efecto de nuestra evangelización realizada en Cristo será: •

En primer lugar, hacer caer en la cuenta del el vacío existencial en el que nos sume la cultura contemporánea, contemporánea al proponernos un n goce idolátrico pero desprovisto de toda respuesta a la pregunta acuciante e ineludible por el sentido de la vida; hoy se propone el bienestar material, pero se excluye la pregunta por el sentido de todo… La fuerza del Evangelio vangelio hace que se ponga de manifiesto manifiesto el vacío existencial en que se encuentra el hombre que carece carece de una esperanza sobrenatural, por el contraste que resulta entre la fuerza del evangelio predicado y el abismo del corazón humano.

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El segundo lugar, puede abrir los ojos ante la belleza del amor de Dios que se manifiesta en Jesucristo. El fruto del anuncio del Evangelio lleva al descubrimiento de Dios y de su designio de amor, y se traduce en esta triple convicción: a) La certeza de que Dios existe y, por lo tanto, existe el sentido de todo. Dios existe y Dios es todopoderoso y sapientísimo. Él ha creado todas las cosas con sabiduría y amor. b) Dios es amor y, si Dios es amor, existe un designio amoroso de Dios sobre la historia y sobre el propio hombre, que no sólo responde a la pregunta por el sentido de la existencia, sino que, además es hermoso, atrayente y seductor. c) Dios, que es amor, me ama personalmente en Jesucristo. El descubrimiento del amor personal de Dios hace nacer una realidad nueva en lo más profundo del corazón del hombre.

En los lineamenta para el próximo Sínodo de los Obispos, que tiene como objetivo la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, se afirma lo siguiente: “Todos nos damos cuenta de la necesidad de que la luz de Cristo ilumine todos los ámbitos de la humanidad: la familia, la escuela, la cultura, el trabajo, el tiempo libre y los otros sectores de la vida social. No se trata de anunciar una palabra sólo de consuelo, sino que interpela, que llama a la conversión, que hace accesible el encuentro con Él, por el cual florece una humanidad nueva” (nº 13)8. Por tal motivo podemos concluir que a través de nuestro Plan Pastoral Diocesano debemos ante todo buscar esta evangelización y conversión del corazón, para lo cual es fundamental presentar a Jesucristo como aquel que revela al hombre la verdad íntegra sobre la persona, y que ilumina la realidad del matrimonio y la familia.

PARA EL TRABAJO PERSONAL Y EN GRUPO

¿CÓMO SE ENCUENTRA EL EVANGELIZACIÓN DE NUESTRA NUESTRA IGLESIA?

PROCESO SOCIEDAD

DE EN

Podemos afirmar que el principal desafío del momento presente es la situación generalizada de increencia y de relativismo, que provoca un aumento constante del número de los alejados y un enfriamiento progresivo del fervor en la vida de los fieles. Este ambiente contrario a la fe, difundido por la cultura global y amplificado por los medios de comunicación social, llega también al medio rural que predomina en nuestra Diócesis; aunque este medio se caracteriza por una fidelidad mayor que la del medio urbano a las tradiciones humanas, culturales y religiosas, no es inmune a la increencia cultural dominante. El efecto de la situación cultural del momento presente es doble: 1. Se ve cada vez más a la Iglesia y a sus realidades eclesiales como una reliquia del pasado que, si bien es merecedora de respeto por lo que representa desde un punto de vista histórico o tradicional, en la actualidad se debería centrar, en todo caso, en la 8

Benedicto XVI, Exhortación Apostolica postsinodal Verbum Domini (30 de septiembre de 2010), 93

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conservación de su patrimonio artístico y en la actividad asistencial. En suma, se aprecia bajo algunos aspectos la belleza y la inocencia del Evangelio, pero se concluye que sólo desde la ignorancia o desde un romanticismo excesivo se le puede conceder el valor de verdad salvadora que la Iglesia le atribuye. 2. El ambiente cultural dominante refuerza y apuntala sin cesar los ídolos del progreso de la cultura ilustrada radical: la sociedad del bienestar y del placer hedonista desligado de toda obligación moral, fundada en el progreso técnico constante y en los avances de la ciencia experimental, que por fin se habría liberado de la rémora de la superstición religiosa para inaugurar la era final de la historia, en la que la humanidad llega a su edad adulta, caracterizada por la libertad plena del hombre y su dominio despótico sobre la naturaleza. En el análisis que hacen los lineamenta para el Sínodo de los Obispos La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, se afirma que “Junto a los dones y a los aspectos positivos, sin embargo, hay que considerar también los desafíos, que la novedad de las situaciones y las evoluciones que la distinguen, pone a varias Iglesias locales: la escasez de la presencia numérica de los presbíteros hace que el resultado de su acción sea menos incisivo de cuanto se desearía. El estado de cansancio y de desgaste vivido en tantas familias debilita el papel de los padres. El nivel demasiado débil de la coparticipación hace evanescente el influjo de la comunidad cristiana. El riesgo es que una acción tan importante y fundamental vea caer el peso de su ejecución solo sobre la figura de los catequistas, oprimidos por la tarea a ellos confiada y por la soledad en la cual se encuentran al realizarla. Como ya se ha mencionado, el clima cultural y la situación de cansancio en la cual se encuentran varias comunidades cristianas conducen al riesgo de hacer débil la capacidad de nuestras Iglesias locales de anunciar, transmitir y educar en la fe” (nº 15). A la luz de lo afirmado anteriormente, reflexiona sobre las siguientes preguntas: 1. ¿Cómo está repercutiendo en nuestras comunidades cristianas el problema del relativismo dogmático y moral que domina en la sociedad? Señalemos aquellos aspectos de nuestra vida cristiana sobre los que inciden más negativamente. 2. ¿Por qué la presentación que hacemos del Evangelio hoy no es lo suficientemente atrayente como para contrarrestar la duda, la sospecha existencial y la fascinación de tipo material que ofrece el mundo contemporáneo? 3. ¿Qué dones y aspectos positivos y qué desafíos encuentras para el primer anuncio de la fe? 4. ¿Qué papel ocupa la familia en la evangelización y transmisión de la fe en nuestras Parroquias?

¿QUÉ

PAUTAS O DIRECTRICES PODEMOS ESCUCHAR DE LA PALABRA DE DIOS Y DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA?

La importancia de la evangelización y de la conversión del corazón es destacada por nuestro Arzobispo al recordarnos las palabras del Papa Benedicto XVI en su viaje a Santiago y Barcelona:

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“…palabras que dejan bien claros los objetivos que mueven el empeño apostólico del Santo Padre, que nos indican además la misión de la Iglesia en España. El Papa ha venido, en efecto, a hablarnos a los católicos, y a quienes quieran escuchar, ante todo de Dios…Todo en la Iglesia, viene a decir el Papa, está al servicio del anuncio de la gracia y la salvación de Dios. El Papa es especialmente consecuente con este núcleo esencial de la vida cristiana y eclesial… La buena noticia del amor de Dios es lo que da unidad en la parroquia, en la enseñanza, en la familia, en el trabajo; buena noticia, además, porque los ruidos del mundo pretenden acallarla o desnaturalizarla”9. Efectivamente, la llamada a la conversión del corazón está presente en el mensaje central de la predicación de Jesús: “Convertíos, porque está cerca el Reino de Dios” (Mt 4, 17). De hecho, muchas de las parábolas que empleaba para transmitir ese mensaje encierran esta llamada: las parábolas de la oveja y el dracma perdidas (Lc 15, 4-10) o la propia parábola del Hijo Pródigo (Lc 15, 11-32) son un claro ejemplo de ello. Los Apóstoles, una vez que comprendieron fielmente el mensaje del Señor con la ayuda del Espíritu Santo, continuaron realizando esa misma interpelación, tal y como puede verse en los Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 38; Hch 3,19), donde, además, se añade que predicaban la palabra “con valentía” (Hch 4,29) y “daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús” (Hch 4,33). Otras citas bíblicas que se pueden consultar respecto a la conversión del corazón y a la evangelización, son: Isaías 55, 1-1; Ezequiel 36, 24-28; Romanos 6, 3-11; o Juan 20, 1-9.

¿Está presente esta llamada a la conversión en la labor evangelizadora de la Iglesia del siglo XXI? A nivel personal, ¿busco con mi testimonio de palabra y de obra que quienes me rodean descubran a Jesucristo y, como consecuencia de ello, abran su corazón a Él o, por el contrario, me quedo simplemente en la disputa dialéctica o la reivindicación de mi libertad para creer? En esta misma línea, la Exhortación apostólica “Evangelii Nuntiandi” de Pablo VI (1975), acerca de la Evangelización en el mundo contemporáneo, nos indica en su nº 14 –que trata sobre la evangelización, vocación propia de la Iglesia–, lo siguiente: La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva conciencia de que las palabras del Salvador: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades", se aplican con toda verdad a ella misma. Y por su parte ella añade de buen grado, siguiendo a San Pablo: "Porque, si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!". Con gran gozo y consuelo hemos escuchado Nos, al final de la Asamblea de octubre de 1974, estas palabras luminosas: "Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia"; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa. Del mismo modo, en el RICA (Ritual de Iniciación Cristiana para Adultos) se señala que “se trata de suscitar una respuesta de conversión por medio de un anuncio claro e incisivo del Dios vivo y de Jesucristo salvador, confiando en el auxilio de la gracia que mueve los corazones. La clave de este primer objetivo está en la incisividad del anuncio; debemos anunciar, [...] abiertamente y con decisión al Dios vivo y a Jesucristo, enviado por él para salvar a todos los hombres, a fin de que los no cristianos, al disponerles el corazón el Espíritu Santo, crean, se

Braulio RODRÍGUEZ PLAZA, Carta dominical Velar por Dios y velar por el hombre (5-12-2010).

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conviertan libremente al Señor y se unan con sinceridad a él, quien por ser el camino, la verdad y la vida, satisface todas sus exigencias espirituales; más aún, las supera infinitamente”10. La consecuencia de la labor evangelizadora eficaz es la transformación de la vida: “De la evangelización, llevada a cabo con el auxilio de Dios, brotan la fe y la conversión inicial, con las que cada uno se siente arrancar del pecado e inclinado al misterio del amor divino”11. Estas palabras del RICA se refieren, en sentido estricto, a la conversión de la impiedad a la fe; sin embargo, análogamente, pueden aplicarse al movimiento de conversión que se produce en los fieles cada vez que la proposición actualizada de la Buena Nueva de la salvación cae en tierra buena, siendo acogida en un corazón humilde que da frutos de verdadera conversión. En esta tarea evangelizadora, la familia ocupa un lugar central. Efectivamente, como precisa el Papa Benedicto XVI, “la pastoral familiar tiene un puesto destacado en la acción evangelizadora de cada una de las distintas Iglesias particulares, promoviendo la cultura de la vida y trabajando para que los derechos de las familias sean reconocidos y respetados. Se constata con dolor, sin embargo, cómo los hogares sufren cada vez más situaciones adversas provocadas por los rápidos cambios culturales, por la inestabilidad social, por los flujos migratorios, por la pobreza, por programas de educación que banalizan la sexualidad y por falsas ideologías. No podemos quedar indiferentes ante estos retos. En el Evangelio encontramos luz para responder a ellos sin desanimarnos. Cristo con su gracia nos impulsa a trabajar con diligencia y entusiasmo para acompañar a cada uno de los miembros de las familias en el descubrimiento del proyecto de amor que Dios tiene sobre la persona humana (…) la Iglesia cuenta con los hogares cristianos, llamándolos a ser un verdadero sujeto de evangelización y de apostolado e invitándolos a tomar conciencia de su valiosa misión en el mundo”12.

¿QUÉ PISTAS PODEMOS OFRECER Y SEGUIR PARA MEJORAR ESTE PROCESO EN NUESTRA DIÓCESIS Y EN NUESTRA SOCIEDAD EN GENERAL? De acuerdo, por tanto, con la doble orientación a la que antes hemos hecho referencia — intraeclesial y hacia los alejados—, el primer objetivo del presente Plan Pastoral se desdobla en dos. •

En primer lugar, que los fieles de nuestra diócesis de Toledo, tanto en sí mismos como en sus diversas asociaciones, realidades o carismas, puedan experimentar de un modo renovado la gracia de la conversión que nace de un anuncio valiente de la esperanza cristiana.

•

En segundo lugar, esta reevangelización intraeclesial debe ir acompañada, asimismo, de un impulso renovado en la evangelización de los alejados y de aquéllos que no tienen fe; es decir, de la evangelización en el sentido estricto del término.

Nuestro Papa ha insistido en ello recientemente: “Anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo, parece ser hoy más complejo que en el pasado; pero nuestro deber es idéntico como en los albores de nuestra historia. La misión no ha cambiado, así como no deben cambiar el entusiasmo y la valentía que empujaron a los Apóstoles y a los primeros discípulos. El Espíritu Santo que los alentó a abrir las puertas del cenáculo, haciéndoles Evangelizadores (cfr Hch 2,14), es el mismo Espíritu que mueve hoy a la Iglesia en un renovado anuncio de esperanza a los hombres de nuestro tiempo. San Agustín afirma que no se debe pensar que la gracia de la evangelización se haya extendido sólo a los Apóstoles y que con ellos esta fuente de gracia se 10

Ritual de la iniciación cristiana de adultos, “Observaciones previas”, nº 9. Ritual de la iniciación cristiana de adultos, “Observaciones previas”, nº 10. 12 Mensaje del Papa Benedicto XVI al Encuentro de obispos responsables de las Comisiones Episcopales de Familia y Vida de América Latina y el Caribe, en Bogotá (Colombia). 29 de marzo de 2011 (ZENIT.org) 11

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ha agotado, sino que “esta fuente se deja ver cuando fluye, no cuando deja de fluir... De tal modo que la gracia a través de los Apóstoles alcanzó a los demás, que fueron enviados a anunciar al Evangelio...incluso, llega a llamar en estos últimos días, a todo el cuerpo de la su Hijo Unigénito, es decir su Iglesia difundida sobre toda al tierra” (Sermón (Sermón 239,1). La gracia de la misión necesita a nuevos evangelizadores capaces de acogerla, para que el anuncio salvífico de la Palabra de e Dios no disminuya nunca, en las condiciones cambiantes de la historia. Existe una continuidad dinámica entre el anuncio de los primeros discípulos y el nuestro. En el transcurso de los siglos la Iglesia no ha dejado nunca de proclamar el misterio salvífico salvíf de la muerte y resurrección de Jesucristo, pero este mismo anuncio necesita hoy, un renovado vigor para convencer al hombre contemporáneo, a menudo distraído e insensible. La nueva evangelización, por esto, deberá hacerse cargo de encontrar los caminos para hacer más eficaz el anuncio de la salvación, sin el cual, la existencia personal permanece en su contradicción y privada de lo esencial. También en quien permanece el lazo con las raíces cristianas, cristiana , pero vive la difícil relación con la modernidad, es s importante hacer comprender que el ser cristiano no es una especie de traje que ponerse en privado o en ocasiones particulares, sino algo vivo y totalitario, capaz de asumir todo lo hay de bueno en la modernidad”13. Así pues, nuestro reto está, como señala seña nuestro Arzobispo, en anunciar que “Dios es el origen de nuestro ser (…) y cimiento y cúspide de nuestra libertad; no su oponente. Hay, pues, que romper «el silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana» que es Dios, manifestado o en su Hijo Jesucristo. Dios existe y es Él quien nos ha dado la vida. Sólo Él es el Absoluto, el amor fiel e indeclinable, meta infinita que se trasluce detrás de todos los bienes como Luz, y la Belleza misma, que nos le revela, pura libertad que invita a la libertad y arranca del egoísmo. Esa es nuestra gran tarea: mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no discordia. La Iglesia, sin Dios, sin Cristo, no tiene consistencia por sí misma y tampoco tampoco si no se dedica a esta sublime misión de anunciarle y mostrarle a los hombres y mujeres de nuestro mundo” 14.

Discurso iscurso del Papa Benedicto XVI a los miembros del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización. lunes 30 de mayo de 2011 (ZENIT.org). 14 Braulio RODRÍGUEZ PLAZA, Carta dominical Velar por Dios y velar por el hombre (5-12-2010). 2010).

Tema 1. La evangelización y la conversión del corazón.

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Teniendo en cuenta lo que habéis reflexionado y rezado, y como respuesta a las preguntas suscitadas en el tema, concretad vuestras propuestas para la elaboración del próximo Plan Pastoral y escribidlas en la ficha preparada a tales efectos.

¿Qué podemos hacer para que el anuncio del Evangelio sea más eficaz en nuestra Diócesis? ¿Qué podemos hacer para que todos se sientan implicados en la evangelización?

Indica algunas pautas que ayudarían a llegar a los alejados

¿Qué otros elementos o agentes crees que se deberían tener en cuenta en el proceso evangelizador? ¿Qué creemos que se debería potenciar en nuestra pastoral para que las familias participen más en tareas evangelizadoras?

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Tema 1. La evangelización y la conversión del corazón

FICHA DE PROPUESTAS PARA EL PLAN PASTORAL DATOS IDENTIFICATIVOS DE LA PERSONA O GRUPO Nombre y apellidos: _____________________________________________________________________________ Parroquia, movimiento asociación, grupo,… _____________________________________________________________________________ Localidad: _____________________________________________________________________________

Después de haber reflexionado sobre el anuncio del Evangelio en la sociedad actual, resumid cuál es la realidad socio--cultural de vuestro ambiente, sintetizando las eclesial y socio respuestas que habéis dado en el VER A)

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Tema 1. La evangelización y la conversión del corazón

Sigue… B) PROPUESTAS concretas y muy sintetizadas que realizamos para el Plan Pastoral dando respuesta a cada uno de los interrogantes planteados en el ACTUAR:

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Tema 2

La a catequización catequización-formación formación y el apostolado INTRODUCCIÓN OBJETIVO: Hacer crecer la semilla sembrada por medio del proceso de la catequesis y de la formación de los bautizados para la vida en la Iglesia y el compromiso apostólico. apostólico A través del segundo objetivo del Plan pastoral Diocesano trataremos de fomentar, en todas nuestras realidades diocesanas, un proceso profundo de formación doctrinal, crecimiento espiritual y evangelización activa que haga crecer y madurar la novedad evangélica surgida del anuncio previo. Este segundo objetivo se inspira en el proceso de maduración cristiana del catecumenado, que abarca la formación doctrinal, dogmática y moral, y la vida cristiana como tal, en la que dicha doctrina debe encarnarse. Ha de ser, pues, una formación integral que abarque las siguientes áreas: a) La catequización y la educación permanente de la fe Los destinatarios de esta acción catequética no han de ser únicamente los que se acercan a la Iglesia en orden a la recepción de los sacramentos; más bien se trata de suscitar en los fieles y en las diversas realidades diocesanas un deseo de profundizar en el misterio de Cristo y de ofrecerles los medios para que dicho proceso de maduración maduración pueda llevarse a cabo. cabo b) La oración y la vida espiritual La formación catequética ha de ser completada y equilibrada con la formación de la vida interior a través de la práctica de la oración personal y comunitaria, así como con el desarrollo de la vida espiritual. c) Vivir de la Sagrada Escritura El desarrollo de este objetivo se completará mediante el acercamiento a los fieles del misterio de la salvación a través del conocimiento de las Sagradas Escrituras con la finalidad de iluminar desde ella la propia vida y celebrarla. d) La evangelización y el apostolado La finalidad de este último aspecto es ayudar a madurar en vida cristiana, introduciendo a los fieles en la evangelización activa y en el apostolado. El Directorio General para la catequesis ca señala en su nº 255 (sobre la “familia familia como ámbito o

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medio de crecimiento en la fe”) lo siguiente: “Los padres de familia son los primeros educadores en la fe. La familia ha sido definida como una «Iglesia doméstica», lo que significa que en cada familia cristiana deben reflejarse los diversos aspectos o funciones de la vida de la Iglesia entera: misión, catequesis, testimonio, oración... La familia, en efecto, al igual que la Iglesia, «es un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia». “La familia como «lugar» de catequesis tiene un carácter único: transmite el Evangelio enraizándolo en el contexto de profundos valores humanos. Sobre esta base humana es más honda la iniciación en la vida cristiana: el despertar al sentido de Dios, los primeros pasos en la oración, la educación de la conciencia moral y la formación en el sentido cristiano del amor humano, concebido como reflejo del amor de Dios Creador y Padre. Se trata, en suma, de una educación cristiana más testimonial que de la instrucción, más ocasional que sistemática, más permanente y cotidiana que estructurada en períodos. En esta catequesis familiar resulta siempre muy importante la aportación de los abuelos. Su sabiduría y su sentido religioso son, muchas veces, decisivos para favorecer un clima verdaderamente cristiano”.

PARA EL TRABAJO PERSONAL Y EN GRUPO ¿CÓMO SE ENCUENTRA EL EVANGELIZACIÓN DE NUESTRA NUESTRA IGLESIA?

PROCESO SOCIEDAD

DE EN

Probablemente el impulso catequizador que debemos llevar a cabo no encontrará una acogida masiva. No obstante, ante el desafío que supone para nuestra Iglesia la situación de una sociedad fuertemente descristianizada, la transmisión de la fe mediante la catequesis, la formación y el crecimiento en vida interior es hoy nuestro gran reto. De ahí que el primer instrumento de trabajo para el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización nos recuerde que “la pregunta sobre la transmisión de la fe, que no es una empresa individualista y solitaria, sino más bien un evento comunitario y eclesial, no debe orientar las respuestas en el sentido de la búsqueda de estrategias comunicativas eficaces y ni siquiera debe centrar la atención analíticamente sobre los destinatarios…, sino que debe ser formulada como una pregunta que se refiere al sujeto encargado de esta operación espiritual. Debe transformarse en una pregunta de la Iglesia sobre sí misma…” (2) A esto es a lo que nos llama hoy nuestra Iglesia Diocesana en relación con este objetivo: partiendo de la situación en que nos encontramos en todo lo referente a la transmisión de la fe, hemos de preguntarnos a nosotros mismos sobre lo que estamos haciendo y discernir por dónde ha de caminar nuestra Iglesia Diocesana en estos próximos años. Sobre la base de estas pistas, responde a las siguientes preguntas: 1.

¿Cuáles son los principales problemas que plantea el proceso de formación y catequización de los bautizados?

¿Cuáles son las principales oportunidades que presenta este proceso de formación y catequización? Pon en común algunas de las respuestas que se estén dando en nuestras comunidades eclesiales.

¿Son los hogares cristianos un verdadero sujeto de evangelización y de apostolado en nuestras parroquias? ¿Han tomado conciencia de su valiosa misión en el mundo?

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¿QUÉ

PAUTAS O DIRECTRICES PODEMOS ESCUCHAR DE LA PALABRA DE DIOS Y DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA?

La transmisión de la fe y la llamada al apostolado es algo intrínseco a la fe cristiana. Es mandato de nuestro Señor Jesús: “Id pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mt 28, 1920). El clima cultural que vivimos actualmente conduce al riesgo de hacer débil la capacidad de nuestras comunidades cristianas de anunciar, transmitir y educar en la fe; por ello la pregunta del apóstol San Pablo suena en nuestros días de forma muy pertinente: “¿Cómo van a invocarlo sin creer en Él?, y ¿cómo van a creer sin oír hablar de Él?, y ¿cómo van a oír sin uno que lo anuncie?, y ¿cómo lo van a anunciar sin ser enviados?” (Rom 10, 14). Por ello, el Magisterio de la Iglesia ha expresado siempre la importancia que tiene la formación de los fieles para poder llevar a cabo la evangelización. Y así lo afirmaba el Beato Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Chritifideles Laici, recogiendo el sentir de los Padres Sinodales: “La formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir en los programas de acción pastoral de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin” (57). También nuestro Arzobispo ha insistido en la importancia de la formación como camino progresivo de configuración con Jesucristo. Hemos de plantearnos con él lo siguiente: “¿Influye en nosotros la Iniciación Cristiana que hemos recibido? ¿Es algo sólido en nuestra vida diaria? El don que Cristo nos ha dado, ¿se hace carne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos? ¿Nos vamos haciendo más cristianos, esto es, más parecidos a Cristo, o esta nuestra fe es un adorno que poco influye en nuestro ser más profundo, allí donde se toman las decisiones?”15. El Directorio General de Catequesis nos ofrece una importante ayuda para la reflexión e iluminación sobre el objetivo propuesto: “La catequesis de adultos, al ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan” (59) El Beato Papa Juan Pablo II indicaba entre los campos prioritarios de la acción pastoral de la Iglesia el relativo a la familia: "Haced todos los esfuerzos para que haya una pastoral familiar. Atended a campo tan prioritario con la certeza de que la evangelización en el futuro depende en gran parte de la «Iglesia doméstica». Es la escuela del amor, del conocimiento de Dios, del respeto a la vida, a la dignidad del hombre". Así pues, podemos concluir que "la familia está llamada a ser signo misionero para los alejados, para las familias que no creen todavía y para las familias cristianas que no viven consecuentemente la fe recibida." (Juan Pablo II, FC. 54). En esta misma línea, el Papa Benedicto XVI afirma que “la familia pueda vivir un profundo encuentro con Cristo a través de la escucha de su Palabra, la oración, la vida sacramental y el 15

Braulio RODRÍGUEZ PLAZA, Carta dominical La iniciación cristiana (28-2-2010).

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ejercicio de la caridad. De este modo, se le ayudará a poner en práctica una sólida espiritualidad que propicie en todos sus miembros una decidida aspiración a la santidad, sin miedo a mostrar la belleza de los altos ideales y las exigencias éticas y morales de la vida en Cristo. Para promover esto, es necesario incrementar la formación de todos aquellos que, de una u otra forma, se dedican a la evangelización de las familias. Asímismo, es importante trazar caminos de colaboración con todos los hombres y mujeres de buena voluntad para seguir tutelando intensamente la vida humana, el matrimonio y la familia”16. ¿Cómo vives en tu familia el proceso de formación de todos los miembros que la integran? ¿Sois conscientes de que la maduración en la fe depende en gran medida del crecimiento en el conocimiento de la persona de Jesucristo, de su Palabra y del Magisterio de la Iglesia? ¿Cómo están implicadas las familias que forman tu comunidad eclesial en relación con las tareas apostólicas, especialmente en las que más les atañen como familias? Temas específicos que deberían tenerse en cuenta en la aplicación del Plan Pastoral 1. El plan de Dios sobre el matrimonio y la familia. La familia fundada en el matrimonio responde al bien de la persona. La familia, verdadera “ecología humana”. 2. La preparación para el sacramento del matrimonio y su celebración; la familia en relación con los demás sacramentos. 3. El servicio a la vida y el derecho de los padres a educar a sus hijos. Los padres son los primeros responsables de la educación afectivo-sexual de sus hijos. Denunciamos la perversa infiltración en los ámbitos educativos de la “ideología de género”, que pretende diseñar la sexualidad y su ejercicio al margen de una antropología adecuada e integral. 4. La atención pastoral a las familias en situaciones difíciles e irregulares. 5. La familia y la sociedad. Políticas familiares justas, necesidades y derechos de la familia. Cultura familiar y medios de comunicación. 6. La familia y la Iglesia, la transmisión de la fe y la llamada a la santidad en el matrimonio 7. Las familias y las vocaciones. 8. La baja natalidad y el valor de la vida. 9. Estructuras, servicios y responsables de la pastoral matrimonial y familiar. Necesidad y urgencia de conocer y participar en los foros o plataformas de las asociaciones familiares y de defensa de la vida. 10. La convivencia, el amor y el diálogo en la familia

¿QUÉ PISTAS PODEMOS OFRECER Y SEGUIR PARA MEJORAR ESTE PROCESO EN NUESTRA DIÓCESIS Y EN NUESTRA SOCIEDAD EN GENERAL? A la luz de los textos anteriores debemos discernir por dónde hemos de caminar en los próximos años en relación con los procesos de catequesis y formación de los fieles

Mensaje del Papa Benedicto XVI al Encuentro de obispos responsables de las Comisiones Episcopales de Familia y Vida de América Latina y el Caribe, en Bogotá (Colombia). 29 de marzo de 2011 (ZENIT.org).

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para el apostolado en nuestra Diócesis. Diócesis En el instrumento de trabajo para el próximo Sínodo de los Obispos se nos expresa que “no se trata de hacer nuevamente una cosa que ha sido mal hecha o que no ha funcionado… La nueva evangelización consiste en el coraje de atreverse a transitar por nuevos senderos, frente a las las nuevas condiciones en las cuales la Iglesia está llamada a vivir hoy el anuncio del Evangelio”. Desde esta perspectiva y con la vista puesta en el Plan Pastoral Diocesano se solicita a las comunidades parroquiales, grupos de acción pastoral o formativos, asociaciones y movimientos apostólicos, cristianos individualmente que aporten propuestas cuestiones o experiencias pastorales significativas por donde crean que debe caminar la Diócesis en relación con el crecimiento interior de los bautizados a través de e la formación y el apostolado, con el fin de que puedan ayudar a concretar objetivos, contenidos, medios e instrumentos para el próximo Plan pastoral.

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Tema 2. La catequización-formación y el apostolado.

¿Qué medios de tipo personal, instrumental o material consideramos que son esenciales y necesarios hoy día para poder conseguir procesos catequéticos y formativos viables, sistemáticos y permanentes en nuestras comunidades eclesiales? ¿Qué podemos hacer en nuestra Diócesis y en nuestras comunidades eclesiales para fomentar el apostolado, tanto a nivel individual como, sobre todo, comunitario? ¿Qué otros temas formativos en relación con el ámbito familiar, además de los expuestos en JUZGAR, creemos que han de contemplarse para una mejor transmisión de la fe? ¿Cómo se podría incidir en otros campos, además de la familia, en los que también se realiza la transmisión de la fe y la formación (escuela, movimientos, asociaciones…) para mejorar los procesos catequéticos y formativos? ¿Qué temas propondrías como importantes?

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Tema 2. La catequización-formación y el apostolado.

formación y el apostolado, resumid cuál es la realidad eclesial de vuestro ambiente, sintetizando las respuestas que habéis dado en el VER

Sigue…

Tema 2. La catequizaci贸n-formaci贸n y el apostolado.

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PROPUESTAS concretas y muy sintetizadas que B) realizamos para el Plan Pastoral dando respuesta a cada uno de los interrogantes planteados en el ACTUAR:

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Tema 3

La celebración y vivencia de la fe INTRODUCCIÓN OBJETIVO: Propiciar que la celebración litúrgica manifieste el esplendor del Misterio de Cristo para que los bautizados participen gozosos en él y comuniquen a todos la vida de la Gracia. Gracia En los temas anteriores hemos reflexionado sobre la importancia de la evangelización y de la formación en la fe. La consecuencia lógica de ello es precisamente el contenido de este tercer tema: la celebración y vivencia de la fe recibida y cultivada. No olvidemos las palabras del Papa Benedicto XVI leídas en el tema anterior: “La familia pueda vivir un profundo encuentro con Cristo a través de la escucha de su Palabra, la oración, la vida sacramental y el ejercicio de la caridad. De este modo, se le ayudará a poner en práctica una sólida espiritualidad que propicie en todos sus miembros una decidida aspiración a la santidad, sin miedo a mostrar la belleza de los altos ideales y las exigencias éticas y morales de la vida en Cristo”. Efectivamente, ell tercer objetivo que habrá de abordar el Plan Pastoral es la vivencia renovada de la dimensión cuaresmal y pascual de la vida cristiana, cristiana centrada en la celebración sacramental y eucarística, en orden a una experiencia más profunda de la belleza de la vida cristiana, especialmente en su aspecto de comunión. comunión Este objetivo se inspira en las dos últimas etapas del itinerario de la iniciación cristiana y puede, por tanto, resumirse en las palabras purificación, iluminación y mistagogia y concretarse en una serie de medios e iniciativas que buscan impulsar una verdadera vivencia de la fe que se profesa. a) Purificación e iluminación La purificación y la iluminación hacen referencia a la preparación intensiva del espíritu para la recepción inmediata de los sacramentos de la iniciación cristiana que tiene lugar durante el tiempo de la elección y que coincide, de ordinario, con la Cuaresma. Por ello, esta etapa resume, en realidad, la dimensión cuaresmal que ha de estar siempre presente p en la vida cristiana. La mistagogia, en cambio, completa la purificación y la iluminación con la vivencia gozosa de los misterios celebrados durante la cincuentena pascual, con deleite espiritual, en el seno de la comunidad cristiana renovada, representando, representando, por tanto, la

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dimensión pascual que ha de estar presente, de modo transversal, en la vida cristiana, dándole una orientación decidida hacia las realidades escatológicas. Por tanto, el tercer objetivo se resume en fomentar la dimensión cuaresmal y pascual de la vida cristiana, recogiendo los frutos de la maduración espiritual previamente suscitada por un proceso de catequización profunda, para que los fieles puedan experimentar, de un modo nuevo, la alegría pascual cristiana, vivida en comunidad y alimentada por los sacramentos según el ritmo del Año litúrgico. El primer aspecto de este tercer objetivo contempla, pues, “la preparación intensiva del ánimo, que se ordena más bien a la formación espiritual que a la instrucción doctrinal de la catequesis, se dirige a los corazones y a las mentes para purificarlas por el examen de la conciencia y por la penitencia, y para iluminarlas por un conocimiento más profundo de Cristo, el Salvador”17. En la iniciación cristiana en sentido estricto, uno de los instrumentos que se contempla para llevarla a cabo son los “escrutinios”. Mientras que el objetivo propuesto por el presente plan pastoral no implica necesariamente la utilización de este instrumento puesto a la disposición de la Iglesia, sí asume, en cambio, la finalidad a cuyo servicio está: “descubrir en los corazones de los elegidos lo que es débil, morboso o perverso para sanarlo; y lo que es bueno, positivo y santo para asegurarlo”18. Se tratará, por tanto, de encontrar los medios adecuados para hacer que la catequesis promovida en el objetivo anterior descienda realmente al corazón de los fieles para purificarlos y transformar progresivamente su vida. Este punto es quizás el más delicado y difícil de aplicar del plan pastoral propuesto, pero supone una meta hacia la que necesariamente hemos de orientarnos. Si la catequesis no desciende al corazón, permanece estéril; si no lo purifica, la doctrina permanece como un barniz superficial; si no lo ilumina, la vida de los fieles no procederá de la fe, sino de la catequesis del mundo. Para cumplir eficazmente este objetivo es necesario que se promuevan las condiciones adecuadas que hacen posible su realización. Sólo cuando se hace efectiva la comunión cristiana y se crea un adecuado clima de confianza entre pastores y fieles y de los fieles entre sí, se verifica esa apertura espontánea y gratuita de lo que esconde el corazón para que pueda ser iluminado por la Palabra de Dios, actualizada en el presente por la mediación de la Iglesia y, en especial, por el ministerio de los pastores. El contexto ideal para poder llegar a la realización de este objetivo es el de pequeños grupos o comunidades que hayan recorrido un itinerario común, que parte de la conversión inicial, se prolonga por un proceso de maduración y culmina en una experiencia renovada de la comunión en la que tiene lugar la purificación e iluminación del corazón bajo la guía solícita, atenta y fraterna de los pastores. b) Mistagogia El segundo aspecto del tercer y último objetivo es el que se resume con el término “mistagogia”, y no es otro que la renovación de la vivencia de la Eucaristía19 —y, más en general, de los sacramentos—, haciendo palpable la experiencia de la alegría pascual por medio de una participación fructuosa y activa en la liturgia que combata los efectos deletéreos del anonimato y haga posible una experiencia renovada de la comunión cristiana, especialmente en nuestras comunidades parroquiales. Este objetivo se inspira en la última de las etapas de la iniciación cristiana, cuya índole y fuerza propia “procede de [la] experiencia personal y nueva de los sacramentos y de la comunidad”20, una experiencia gustosa de los 17

Ritual de la iniciación cristiana de adultos, “Observaciones previas”, nº 25.

Ritual de la iniciación cristiana de adultos, “Observaciones previas”, nº 25, 1.

Cf. BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica postsinodal Sacramentum caritatis (22-2-2007), nº 17: “la santísima Eucaristía lleva la iniciación cristiana a su plenitud y es como el centro y el fin de toda la vida sacramental”; y aquí cita en nota: “Cf. JUAN PABLO II, Carta Apostólica Dominicae Cenae (24-2-1980), nº 7: AAS 72 (1980) 124-127; CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Decreto Presbyterorum Ordinis, sobre el ministerio y vida de los presbíteros, nº 5”.

Ritual de la iniciación cristiana de adultos, “Observaciones previas”, nº 39.

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frutos del Espíritu Santo y de la suavidad del Señor Jesucristo realmente presente en la comunidad cristiana, especialmente en la Eucaristía, que alimenta la vida y se profundiza sin cesar a lo largo de la misma. “La primera condición para la transmisión o la difusión de la fe en la sociedad actual es la existencia de una comunidad cristiana renovada, espiritualmente vigorosa, unida y consciente del tesoro que posee y de la misión que le incumbe. Una Iglesia misionera tiene que ser una Iglesia de santos”21. La necesidad más urgente que tiene la Iglesia en occidente y en nuestra diócesis es contar con evangelizadores creíbles, gracias a su testimonio personal y colectivo de vida santa22.

c) Medios concretos Como medios concretos para la consecución del tercer objetivo habrán de ser tenidos en cuenta los siguientes: •

Se hará fructificar este nuevo impulso en la vida litúrgica y comunitaria, especialmente centrada en la Eucaristía dominical y en el tiempo pascual (mistagogia).

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Se procurará dar vitalidad a la parroquia por medio de grupos de familias que hayan aprendido a vivir fructuosamente la comunión cristiana, valorando la familia como el marco privilegiado de gracia para recibir, vivir y desarrollar la fe, como iglesia doméstica y primera célula de la sociedad y de la Iglesia, primer ámbito en el que se transmite la fe por medio del ejemplo de vida, la oración en común y el testimonio apostólico.

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Se dará un especial énfasis a la celebración de la Cuaresma y de la cincuentena pascual desde un punto de vista litúrgico y pastoral. A partir de aquí se revitalizará también la Eucaristía dominical, como actualización semanal de la Pascua que alimenta constantemente a los fieles.

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Se favorecerá la participación de los laicos en la preparación y realización de las acciones litúrgicas. Se aprovechará la celebración de los sacramentos para hacer una auténtica mistagogia, haciendo comprender a los fieles que los sacramentos no sólo suponen y expresan la fe, sino que la fortalecen y la alimentan, haciendo al hombre partícipe de la vida divina y de una experiencia sobrenatural de fe.

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Se fomentará el recurso a la belleza de nuestras iglesias y, en particular, de las imágenes que integran nuestro patrimonio artístico como instrumento para anunciar el Evangelio y para ayudar a los bautizados a la inmersión en las verdades de la fe.

PARA EL TRABAJO PERSONAL Y EN GRUPO ¿CÓMO SE ENCUENTRA EL EVANGELIZACIÓN DE NUESTRA NUESTRA IGLESIA?

PROCESO SOCIEDAD

DE EN

La Iglesia existe para evangelizar. Por tanto, todos nosotros, sus miembros, estamos llamados a la misión. Ahora bien,

CONCILIO VATICANO II, Decreto Ad gentes divinitus (7-12-1965), nº 11; cf. JUAN PABLO II, Carta Apostólica Novo millennio ineunte (6-1-2001); ID., Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in Europa (28-6-2003), nº 23.

JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in Europa (28-6-2003), nº 49.

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1. Sólo puede evangelizar quien previamente se ha dejado evangelizar, esto es, renovar por el Espíritu Santo desde la comunión con el Señor. Sin embargo, vemos que en muchas ocasiones se vive una fe superficial, más basada en una serie de conocimientos previamente adquiridos que en una auténtica experiencia de Cristo; hay más de adhesión intelectual a la verdad cristiana que de adhesión vital a Jesucristo. ¿Qué crees que falta en nuestros itinerarios catequéticos y, en general, formativos, para que la fe que se está conociendo se viva y se celebre profundamente? 2. De la misma manera que no puede hablarse de aquello que no se conoce, no es posible trasmitir la fe que no se vive. Puede decirse que falta celo en la evangelización porque falta fe y una vivencia plena de la misma. Por ello afirmaba el Papa Benedicto desde Valencia a todos los cristianos y las familias del mundo que en la familia se transmite e irradia el Evangelio, hasta el punto de que la misma vida de familia se hace itinerario de fe y, en cierto modo, Iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo23 A la luz de lo que puedes ver en tu ambiente e, incluso, en ti mismo, ¿por qué crees que resulta tan frecuente entre los cristianos de hoy la separación entre la fe que profesan y la participación de los sacramentos? ¿Cómo dirías que vivimos los sacramentos, especialmente la Eucaristía? ¿Cómo la vives tú? ¿Qué consideras necesario cambiar para una vivencia plena? 3. La nueva evangelización es, ante todo, una acción espiritual compartida que exige como premisa una renovación eclesial y personal y como contexto la alegría y la esperanza que se derivan del verdadero encuentro personal con Cristo y de la presencia real del Espíritu. Éste es precisamente el sentido de la Liturgia, medio para poder llegar al Misterio. ¿Conocemos los cristianos el sentido y alcance de la Liturgia de nuestras celebraciones y de los tiempos litúrgicos que marca la Iglesia? Expón algún hecho concreto que ejemplifique tu respuesta. ¿Existen en nuestras Parroquias espacios eclesiales compartidos que permitan una experiencia espiritual?

¿QUÉ PAUTAS O DIRECTRICES PODEMOS ESCUCHAR DE LA PALABRA DE DIOS Y DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA? Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que "como una madre que enseña a sus hijos a hablar y con ello a comprender y comunicar, la Iglesia, nuestra Madre, nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de fe" (n. 171). El tercer objetivo nos invita a un planteamiento de vida personal y familiar, a mejorar nuestra comunión con Dios. Ahora bien, aún siendo personal, sólo podrá darse dentro de una experiencia de Comunidad (parroquias, movimientos, familia, etc..). Se trata de hacer nueva nuestra Vocación de Cristiano. En cierto modo, vivir en tiempo de cuaresma es poner el corazón en permanente estado de oración y de ayuno; quedarse, de aquello que cada hombre vive en cada instante de su día a día, con lo que de Dios llena el corazón, lo desborda y lo lleva a una vivencia auténtica, a una vivencia renovada de lo que celebra (los Sacramentos), de lo que anuncia (la Misión). Sabiendo que esto solamente se puede vivir en comunidad, tendremos Parroquias, Comunidades que celebran y viven de modo Nuevo.

FC 39. Los padres cristianos están llamados a dar un testimonio creíble de su fe y esperanza cristiana. Han de procurar que la llamada de Dios y la Buena Nueva de Cristo lleguen a sus hijos con la mayor claridad y autenticidad (…) La familia cristiana transmite la fe cuando los padres enseñan a sus hijos a rezar y rezan con ellos (cf. FC 60); cuando los acercan a los sacramentos y los van introduciendo en la vida de la Iglesia; cuando todos se reúnen para leer la Biblia, iluminando la vida familiar a la luz de la fe y alabando a Dios como Padre . [BENEDICTO XVI, en la Homilía de Clausura del V Encuentro Mundial de las Familias (Valencia 9-Julio-2006)]

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Una vez que hemos visto cómo se vive la fe en nuestro ambiente, hemos de pasar a reflexionar, a la luz de lo que nos dice la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia, sobre cómo deberíamos vivirla. A ello nos pueden ayudar los textos que se ofrecen a continuación. 1. No es posible ser verdaderamente cristiano sin un auténtico encuentro personal con Jesucristo que conduzca a una opción por Él. El fruto de ese encuentro es una vida nueva, y su consecuencia la acción evangelizadora. “NACER DE NUEVO” Juan 3, 1-16 ¿Qué hemos de hacer personalmente para nacer hoy de nuevo Nicodemo? “RESTO DE ISRAEL” Isaías 10, 20-23 ¿Qué ves necesario para que renazcamos también como Diócesis, como Parroquia, como Comunidad, y ser así ese “resto de Israel” que vuelve al “Dios fuerte”?

2. La fe que no se vive ni se celebra personalmente y en comunidad es una fe muerta. “SITUACIÓN DE AYUNO Y ORACIÓN PERMANENTE para hacer nueva nuestra Fe” Mateo 17, 14-21. ¿Buscas en tu oración diaria busca “Lo de Dios”? ¿Vives vive en una situación de ayuno de tus seguridades, abandonándote solo en Dios, de modo que tu vida te lleva al Servir, a la Gratuidad, a confiar en la Providencia? ¿Qué frutos concretos has experimentado en ti como consecuencia de una vivencia coherente de la fe? JESÚS MISMO INSTITUYÓ LOS SACRAMENTOS Bautismo (Mateo 28, 19; Lucas 3, 15-17); Confirmación (Hechos 8, 15-19); Eucaristía (Mateo, 26-30); Penitencia (Juan 20, 21-23); Unción de enfermos (Marcos 6,13; Santiago 5, 14-15); Orden sacerdotal (1 Timoteo 4, 14; 5, 22); Matrimonio (Efesios 5, 22-33) ¿Qué cambio te pide Dios en tu vida de fe para una mayor vivencia de los Sacramentos?

3. La fe, que se abraza tras un encuentro personal con Jesucristo y que crece haciéndola vida y compartiéndola en comunidad, ha de ser transmitida teniendo a la comunidad, a la Iglesia, como contexto. COMUNIDAD MISIONERA Hch 5 12-16 MISIÓN Mateo 7, 16 “Por sus frutos los conoceréis”; 2 Corintios 4, 13 “creí, por eso hablé” ¿Te puedes considerar verdaderamente apóstol? LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO Corintios 12,1-30. El encuentro con Dios lleva a la entrega de todos los dones personales, dones que Dios va sacando del cofre de las ofrendas de los hombres, para el servicio a la Humanidad en la medida que uno se entrega a la tarea. ¿Te sientes realmente miembro del cuerpo eclesial? ¿Qué ves necesario para que otros hermanos nuestros también se descubran parte del mismo? “LA FUENTE DE LA ALDEA” (Juan XXIII): la Parroquia en Comunidad Hechos 2, 44-47 ¿Podemos considerar nuestras parroquias como verdadera comunidad? ¿Qué aspectos vemos en ella que se asimilen a las primeras comunidades cristianas? ¿Qué aspectos, en cambio, nos separan de ellas? Puedes profundizar en el conocimiento de la celebración del Misterio cristiano leyendo los puntos 1066 a 1134 del Catecismo de la Iglesia Católica.

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¿QUÉ PISTAS PODEMOS OFRECER Y SEGUIR PARA PAR MEJORAR ESTE PROCESO EN NUESTRA DIÓCESIS Y EN NUESTRA SOCIEDAD EN GENERAL? El cumplimiento de este tercer objetivo será más fácil en la medida que comprendamos algunas realidades que nos permitan llevar a cabo acciones en tres dimensiones: 1. Dimensión cuaresmal: necesitamos una verdadera renovación del espíritu Debemos sentir la necesidad del encuentro personal con Cristo, el deseo abrazar todo aquello que nos ayude a vivir, en cercanía, su Amor. Debemos vencer la apatía, el miedo, la mediocridad que entorpece al espíritu. La exigencia de corregir aquello que está mal en nuestra vida cristiana, porque sin Él no podemos hacer nada. Para resucitar con Cristo, tenemos ten que morir con Él, morir a aquello que no es Él.

2. Dimensión pascual: vivir la mistagogia Nuestras comunidades deben reflexionar cómo vivimos el misterio Pascual y cómo se integra en nuestra vida cristiana. Porque no nos hemos quedado sólo en la muerte mue de Cristo: la Resurrección con Él nos hacer tener un renovado ardor para vivir nuestra vida cristiana. La Iglesia nos ofrece algunos caminos eficaces que nos acercan a conocer profundamente los misterios celebrados en la liturgia y en los sacramentos y vividos en la propia existencia cristiana.

La lectura de la Palabra

La participación en la Eucaristía

La realización de obras de Caridad.

El mejor y mayor conocimiento de la Liturgia y los Sacramentos. acramentos.

3. La espiritualidad de comunión (1 Cor 12, 4-6) La vivencia plena de la fe en sus sacramentos se sostiene sobre el cultivo y la práctica de la comunión eclesial por la que cada bautizado tomamos conciencia de nuestra propia responsabilidad activa en la vida eclesial. El don de la comunión eclesial es la garantía de la eficacia de la tarea personal y eclesial de la Evangelización.

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Tema 3. La celebración y vivencia de la fe.

¿Qué actividades y cambios crees que puede llevar a cabo nuestra comunidad diocesana para fomentar un auténtico encuentro con Cristo de quienes formamos parte de ella?

¿Qué actividades y cambios crees que puede llevar a cabo nuestra comunidad diocesana para que vivamos mejor los tiempos que nos ofrece el calendario litúrgico, especialmente la Cuaresma y la Pascua?

¿Qué actividades y cambios crees que puede llevar a cabo nuestra comunidad diocesana para que vivamos mejor los Sacramentos?

¿Qué actividades y cambios crees que puede llevar a cabo nuestra comunidad diocesana para conocer mejor el Misterio de Cristo (lo invisible) a través de la Liturgia y el Arte Sacro (lo visible)?

¿Qué actividades y cambios crees que puede llevar cabo nuestra comunidad diocesana para fomentar una verdadera y sincera teología de comunión?

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Tema 3. La celebración y vivencia de la fe.

Después de haber reflexionado sobre la celebración y vivencia de la fe, resumid cuál es vuestra realidad, sintetizando las respuestas que habéis dado en el VER A)

Sigue…

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Tema 3. La celebraci贸n y vivencia de la fe.

B) PROPUESTAS concretas y muy sintetizadas que realizamos para el Plan Pastoral dando respuesta a cada uno de los interrogantes planteados en el ACTUAR:

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