ENÁN BURGOS ARANGO
SILENCIO DE HIELO
PLE A MA R
SILENCIO DE HIELO
Š Enån Burgos Pleamar Abril 2010 Todos los derechos reservados.
A Enán Enrique, mi sobrino, que su palabra ardorosa rompa el duro silencio de hielo… Así lo espero.
“La muerte es anterior a Adán.” R AMON G OMEZ
DE LA
S ERNA
Giran aún, poco serenas, en el despeñadero de la memoria, tres carabelas... De acero o de madera, cada vez que se acercan, taladran el agua o ensucian las fuentes, esparcen muy altivas el odio, la codicia como también la peste y la frustrada envidia; dicen no ser hechas para la guerra, pero en realidad si lo son, pues lo que siembran, a su paso, es una estela conocida por sus púas, sus bóvedas, sus grilletes y trincheras. Tierra nuestra que perdió la guerra, hundidos llevan los ojos los vencidos…
Quien dijera, arrodillado y alzando la cruz, que aquellos sacrificios eran horrendos, ciego fue, pues no vio en los suyos el horrible crimen escondido. Toda religión, toda cultura, toda fe nace de un crimen. La de ellos, muy sagrada cierto, impuesta a todo precio con crueldades, fue y sigue siendo, a pesar de las santas excusas de sus reyes, un torrente turbio de sangre y cenizas. Pero el genocidio no se olvida nunca, queda anclado por siempre en el vivo antaño de la voz herida. En el golfo donde se ven quietas y aboyadas se escuchan aún los estampidos de los cañones, los silbos de las ballestas, los gemidos de las víctimas inocentes, los gritos de guerra en
castellano que embarazan de sollozos la paz insular de aquellas islas, como tambiÊn la libertad de las aves. Silencio de hielo‌
Poco viento, ansioso se ve el Almirante pero determinado a cumplir su misión. Afligido ante el espejismo, sin dormir sueña con mil tesoros escondidos. Alucinaciones invaden su mente y sus rezos no le sirven. El día lo haya de enojos, los párpados cansados, los ojos ojerosos... Nada puede su espada contra la embolia de aquella niebla muerta.
12 de octubre. Triste el mundo. Quietud trenzada de bochorno y muerte, la bruma empieza a disiparse, una brisa menuda mueve las banderas. Carabelas sobre el flujo de un vapor silencioso. Chasquido a veces de las viejas tablas de la coca donde duermen las ratas… Cuando de repente, verdor de otro aire. Alguien grita. ¡Tierra! ¡Tierra! Con tanta fuerza lo hizo, que dejó sordas las velas.
Aurora de una frondosidad salvaje y embellecedora, sol sin vejez, virgen se ve la tierra. El perfume y el hechizo del manglar invaden el ensueño. ¿Los recién llegados serán acaso mansos para no arrasarlo todo? Ya veremos…
Embriaguez del almirante, le andan por el pecho las preciosidades: oro, plata, perlas, sedas, rubĂes y esmeraldas‌ Los asturianos cantan, danzan, felices se abrazan... ÂĄAl fin ricos se sienten fornicando sobre las nalgas de un tesoro intacto!
Las tres carabelas por el contrario se ven abatidas, ancladas en el golfo que nadie sabe si es sueño o maravilla. Sediento sobre la arena, arrodillado, señorea el genovés. -Hay que bautizar el lugar-. Allí enterró su seña. Astuta cruz rayada por tigres y por diablos, sutil en su mensaje de paz, aunque diga redimirnos, culpable es de mil desgracias. Maldita cruz fangosa que ama los destellos y odia las pobrezas. En el sosiego de la no creencia se encontraba el indio más cerca de Dios.
La letra T me exaspera. La letra I me la fumo. La letra M me dio seno. La letra E, nombre. La letra B, falso apellido. La letra J, enjambre. La letra R ronca. La letra C cae. La letra H no suena La letra S es pecado.
Alfabeto sin sentido para aquellos seres desnudos sin ser dueños de nada, felices en su lento andar, en su lento vivir… Fin del ensueño, despertar amargo, realidad pintada, triste se oye en la selva la voz del hechizo. Lengua que ensució de muerte el hálito eterno, así destruyendo de manera impía, el manglar y sus símbolos. Criaturas de Dios desnudas con el sexo alegre, nacidas para el agua, el amor de la luna y el canto a destiempo; que no abusan de nada y si lo hacen, le piden perdón danzando, con mil ofrendas, a la madre naturaleza. Bautismo insano, impuesto a puñetazos y espadazos, la violenta ostentación de los frailes terminó segando las
espigas de lo mågico. Silencio de hielo del mar‌
Espada, ballesta, látigo y lanza ensangrentaron ríos, bosques, montañas y nieves. ¡Oh, sangre originaria, decretada impura y mala! Aunque seas asesinada, derramada, enseguida recogida vuelves al brío de la tierra.
¿Oro, ansia dorada, cuántas muertes has causado? Luz y sombra, espíritu y materia, juntos en ti sonreían. En las manos del español hediondo oliendo a rancio, por desgracia, maleficio eres dividiendo más que uniendo.
Plumas en coro cantando, fulgor verde de esta tierra generosa de repente llena de muerte, trincheras y murallas. Glorioso, el conquistador, despuĂŠs de la batalla arrasa con todo. Se lleva la viva llama dejando la ceniza en llantos.
Corte a ras de árboles legendarios para hacer una plaza y construir una fortaleza, que luego, más tarde, con los siglos serían: almacenes, bancos basureros, rascacielos, puentes, calles, zanjas, túneles, parques, estadios, mausoleos, iglesias, supermercados, cárceles, bares escuelas y qué se yo, bóvedas del engorro eterno. Ciudades hechas con el frío del hierro que le cierran a la vida las calurosas ventanas. Inquisición tejiendo como araña sus redes opresivas con hilos invisibles, democracia, hoy la llaman… Cadenas que nos hablan de libertad y de justicia, doradas sobre el cuello de las deudas exigen nuestra bondad, nuestra obediencia y sumisión. ¡Qué ya renazca lo mágico y
acabe de una vez por todas, de un solo golpe, con tanto simulacro y sus desprecios! Fragmentos de lo poco que queda de la selva, hoy son expuestos o se venden en salas de almacenes o museos. ¡Qué ironía, no!
Maíz aquel, sabroso y tierno, que ya no crece como antes solo en los montes. ¡Ay, qué desgracia, me lleno de lágrimas! Le esterilizaron su núcleo, le extirparon así su savia, su sol y su tesoro para convertirlo en una palabra que quiere decir: dinero, precio, especulación, escasez y hambre… ¡Maldita palma de aceite que te remplaza, triste es el mundo sin tu espiga de luz, maíz!
Aquí parece terminar este relato, pero no, sólo comienza… Las mismas carabelas hechas hoy en letón y en acero, siguen yendo y viniendo por el mar y por el cielo, saqueando nuestra aldea, pringando de odio la arena del humilde suelo. A pesar de su osadía y sus galardones, Colón murió en la miseria... Sus pobres restos por calabozos diseminados ¡aleluya, aleluya! ningún cristiano ni moro ni judío les dio sepultura. Sus ojos soñadores, ciegos y espernancados detrás de las claraboyas recorren el mar Caribe, creyendo aún, a pesar de la hamburguesa que reina en el cielo, que aquella lujuriante tierra hacia parte de las Indias orientales. ¡Valla gallarda
creencia! “¡O bosques y espesuras, plantadas por la mano del Amado! ¡O prado de verduras, de flores esmaltado! Decid si por vosotros ha pasado”. San Juan de la Cruz.
Barcelona, abril 12 al 18 del 2010, Plaza del Buensuceso, n° 1, principal 1ª.
Signature numérique de Enán Burgos DN : cn=Enán Burgos, c=FR, o=PLEAMAR, ou=Poesía, email=enanburgos@gmail.com Motif : Soy el autor de ese documento Lieu : Montpellier France Date : 2013.08.21 14:49:01 +02'00'
“SILENCIO de HIELO” vio la luz un día de primavera de radiante sol. PLEAMAR 0I / 04 / 2010 http://pleamareditorial.free.fr/
otros textos del autor:
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PL EAMAR DI GI T AL