La culpa no es de la vaca1

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LA CULPA NO ES DE LA VACA

Fรกbulas para la hora del refrigerio #1 Renzo ร ngel


LA CULPA NO ES DE LA VACA © 2018, Renzo Ángel Todos los derechos reservados. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. www.renzoangel.ml


ÍNDICE EL LEÓN INJURIOSO.........................................................5 LAS DOS RANAS...............................................................8 EL CAMELLO Y LA ESTACA..............................................10 EL PERRITO, LA PANTERA Y EL MONO...........................12 EL RETO DEL ARQUERO.................................................14 EL ANCIANO, EL NIÑO Y EL BURRO...............................16 EL JARRÓN DE PORCELANA Y LA ROSA..........................18 EL PERRO ASUSTADO.....................................................20 NI TÚ NI YO SOMOS LOS MISMOS................................21 LA RANA SORDA............................................................23 EL LEÓN Y LOS EXCURSIONISTAS...................................25 LÍO DE GEMELOS...........................................................26 EL HUEVO......................................................................27 EL PEZ Y LA TORTUGA....................................................28 LA DECISIÓN DEL MIRLO................................................29 EL PESCADOR SATISFECHO............................................30 PERSIGUIENDO DOS CONEJOS......................................32 EL EREMITA ASTUTO......................................................33 EL PASTOR DISTRAÍDO...................................................35 EL PARAÍSO Y EL INFIERNO............................................36

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INTRODUCCIÓN

Existe una rica fuente de relatos en el budismo, taoísmo, sufismo y otras tradiciones de la antigüedad. Con su simplicidad y lenguaje directo nos trasmiten enseñanzas profundas que nos ayudan a vivir mejor. He recogido algunas fábulas que me han acompañado durante muchos años en mi trabajo como psicoterapeuta, aunque estrictamente hablando, algunos textos incluidos podrían calificarse como parábolas, metáforas, cuentos o koans. Pero lo importante, creo yo, más allá de las formas, es su mensaje. Te doy las gracias por leer este corto libro que es el primero de una serie a publicar. Y recuerda: “La culpa no es de la vaca”. Tampoco culpes al clima, a la gente, al tráfico... de los problemas. En este libro descubrirás por qué lo digo.

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EL LEÓN INJURIOSO Hubo una época de sequía en la selva. Escaseaba el agua y los alimentos. El león, rey de los animales, los reunió junto al gran árbol para encontrar una solución. Entonces, un viejo orangután tomó la palabra: —Esto ya ha sucedido hace muchos años. Ustedes no lo recuerdan pues son muy jóvenes. Hemos ofendido a la madre naturaleza con nuestras obras. Tenemos que encontrar al culpable y quizás ella nos perdonará. Una voz se escuchó y dijo: —¡Fueron los leopardos! ¡Ellos tienen la culpa! ¡El año pasado, cazaron más animales de los que necesitaban para alimentarse! El león enojado, desterró a los leopardos de sus dominios. Pasaron siete días y la sequía continuaba. El león volvió a reunir a los animales. Esta vez otro animal dijo: —¡Fueron los antílopes! ¡El año pasado, arrasaron la vegetación comiendo más de lo necesario! El león sin dudar mandó expulsar a los antílopes. Los siguientes siete días transcurrieron sin novedad, es decir, la sequía continuaba. El león desesperado reunió nuevamente a los animales. Alguien dijo:

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—¡Fueron los elefantes! ¡Bebieron y se bañaron en el estanque consumiendo casi toda el agua! Al oírlo, los elefantes emprendieron viaje, pues sabían que el rey los desterraría. La sequía continuaba semana tras semana y todos los animales fueron expulsados del reino. El león se encontró solo, sin alimentos y sin agua. Podían contarse las costillas de su cuerpo. Finalmente, no habiendo a quien culpar y muriendo llegó a decir: —¡Pobre de mí! ¡Seguramente yo fui el culpable de esto! ¡Quizás no he sido un buen soberano y por eso nos castigó la naturaleza! Unos buitres que volaban en círculo y esperaban la muerte del león para comérselo, al oír aquello le gritaron: —¡Qué tonto eres! ¿Tenías la solución frente a tus ojos y no te diste cuenta? Los animales que expulsaste encontraron mejores tierras con abundante agua y comida. Tú por buscar culpables te has quedado solo y ahora serás nuestro alimento. Este fue el final del león quien fue a reunirse con sus ancestros en el cielo de los leones. MORALEJA En medio de nuestros males, siempre buscamos culpables. Estamos convencidos de que los demás son los responsables de nuestro sufrimiento, o tomamos el punto de vista opuesto y nos culpamos a nosotros mismos de 6


todos los problemas ajenos. Estas actitudes estĂŠriles nos distraen al momento de encontrar soluciones efectivas.

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LAS DOS RANAS He aquí una rana que había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había nacido y habría de morir. Pasó cerca de allí otra rana que había vivido siempre en el mar. Tropezó y se cayó en el pozo. —¿De dónde vienes? —preguntó la rana del pozo. —Del mar. —¿Es grande el mar? —Extraordinariamente grande, inmenso. La rana del pozo se quedó unos momentos muy pensativa y luego preguntó: —¿Es el mar tan grande como mi pozo? —¡Cómo puedes comparar tu pozo con el mar! Te digo que el mar es excepcionalmente grande, descomunal. Pero la rana del pozo, fuera de sí por la ira, aseveró: —Mentira, no puede haber nada más grande que mi pozo; ¡nada! ¡Eres una mentirosa y ahora mismo te echaré de aquí! MORALEJA Así procede el hombre fanático y de miras estrechas. Libérate del pensamiento rígido y dogmático. Abre tu 8


mente a nuevas formas de interpretar la realidad.

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EL CAMELLO Y LA ESTACA Había una vez un árabe que viajaba de noche. Sus esclavos, a la hora del descanso, se encontraron que no tenían más que 19 estacas para atar a sus 20 camellos. Cuando consultaron al amo, éste les dijo: «Simulen que clavan una estaca. Cuando lleguen al camello número 20 el creerá que está atado». Así lo hicieron diligentemente. A la mañana siguiente, todos los camellos estaban en su sitio, y el numero 20, al lado de lo que se imaginaba, era una estaca. Sin moverse de allí y al desatarlos para marcharse, todos se pusieron en movimiento, menos el número 20 que seguía ahí quieto sin moverse. Entonces el amo les dijo: «Hagan el gesto de desatar la estaca de la cuerda, porque el tonto cree que todavía está atado». Y así lo hicieron. Instantáneamente, el camello se paró y se puso a caminar con los demás. MORALEJA Las ataduras no nos dejan avanzar. Como el camello, tenemos falsas ataduras que nos impiden ser auténticos, luchar por la persona que amamos, tomar riesgos por miedo a fracasar, etc. Quizás alguien te dijo que no podías, alguien te dijo que esa persona no te amaba o alguien te dijo que no valías lo suficiente. Cuantas cosas que no nos 10


dejan avanzar y solo las tenemos en nuestra mente.

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EL PERRITO, LA PANTERA Y EL MONO Cierto día un señor va de cacería al África y se lleva su perrito. Un día en la expedición, el perrito, corriendo mariposas se aleja del grupo y comienza a vagar solo por la selva. En eso ve a lo lejos que viene una pantera enorme a toda carrera. Al ver que la pantera sin duda se lo va a comer, el perrito piensa rápido qué hacer. Ve un montón de huesos de un animal muerto y empieza a mordisquearlos. Entonces, cuando la pantera está a punto de atacarlo, el perrito dice en voz alta: —Ah!!!. Qué rica pantera me acabo de comer !!! La pantera lo alcanza a escuchar, frena y sale despavorida pensando: «Quién sabe que animal será, no sea que me coma a mí también». Un mono que estaba trepado en un árbol cercano, que había visto y oído la escena, sale corriendo tras la pantera para contarle como la engañó el perrito. —Cómo serás de estúpida, esos huesos ya estaban ahí, además es un simple perro.

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El perrito alcanza a darse cuenta de la mala actitud del mono. Después que el mono le cuenta la historia de lo que vio, la pantera, muy molesta, le dice al mono: —Súbete a mi espalda, vamos donde ese perro a ver quién se come a quién. Y salen corriendo a buscar al perrito. El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente la pantera y esta vez con el mono alcahuete. «Y ahora que hago?», piensa el perrito asustado. Entonces, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles la espalda como si no los hubiera visto, y cuando la pantera está a punto de atacarlo, el perrito dice: —Ahh, este Mono !!!, hace como media hora que lo mandé a traerme otra pantera, y todavía no aparece. MORALEJA En momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento. Procura ser tan imaginativo como el perro. Evita ser tan estúpido como la pantera y jamás tengas una mala actitud como la del mono.

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EL RETO DEL ARQUERO Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dio al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. «Ahí está», le dijo al viejo, «¡a ver si puedes igualar eso!». Inmutable, el maestro no desenfundó su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y, ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. «Ahora es tu turno», dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. «Tienes mucha habilidad con el arco», dijo el maestro, «pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro». 14


MORALEJA Controla tus mente o ella te controlarĂĄ. Somos lo que pensamos, asĂ­ que procura llenarte de pensamientos positivos.

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EL ANCIANO, EL NIÑO Y EL BURRO Un abuelo y su nieto emprendieron un viaje y se hicieron acompañar por un jumento que les hiciera más liviano el recorrido. Decidió el abuelo que el niño fuera montado en el burro para que no se cansara y él caminaría al lado del animal. Cuando pasaron por el primer pueblo, los lugareños empezaron a exclamar: —¡Qué vergüenza! ¡Lo que hay que ver! El pobre anciano debe ir a pie, mientras el niño lo hace sobre el burro. ¡Es inadmisible! Ante tales comentarios decidieron que el abuelo fuera sobre el burro y el niño a pie. Pasaron por otro pueblo y los habitantes del mismo, al verlos pasar, dijeron: —¡Qué falta de caridad! ¡Es inexcusable! El hombre cómodamente viajando sobre el burro y deja que el niñito vaya a pie. El abuelo y el niño optaron entonces por subirse los dos al burro y al pasar por una aldea, los aldeanos empezaron a increparles: —¡Son unas malas personas! ¡Qué crueldad! ¡Pobre burro! ¡Los dos subidos sobre él! ¡Merecerían que les diéramos una paliza!

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Entonces el abuelo y el nieto decidieron caminar junto al animal, sin montarlo. Al pasar por otro pueblo, la gente se burló de ellos: —¡Qué par de tontos! ¡Vaya bobos! ¡Tienen un burro y ninguno de los dos se sube a él! Por lo menos el viejo debería dejar que se subiera el niño. Mientras seguían impasibles su camino, el anciano le dijo al muchacho: —Querido nieto, ¡ojalá las personas fueran tan fieles y bondadosas como ese animal que nos acompaña! Pero saca de esto una lección para tu vida: hagamos lo que hagamos siempre habrá gente desaprensiva que nos criticará. MORALEJA Atrévete a hacer realidad tus sueños. No te preocupes por la crítica de los demás. Ellos tienen su opinión y tú la tuya. Que la opinión ajena no se convierta en un freno. Nadie puede complacer 100% las expectativas de los demás.

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EL JARRÓN DE PORCELANA Y LA ROSA El Gran Maestro y el Guardián compartían la administración de un monasterio zen. Cierto día, el Guardián murió y fue necesario sustituirlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para elegir quién tendría el honor de trabajar directamente a su lado. —Voy a presentarles un problema —dijo el Gran Maestro. —Y aquél que lo resuelva primero será el nuevo Guardián del templo. Terminado su cortísimo discurso, colocó un banquito en el centro del salón. Sobre éste puso un jarrón de porcelana carísimo, con una rosa roja para adornarlo. —He aquí el problema —dijo el Gran Maestro. Los discípulos contemplaron, perplejos, lo que tenían delante: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba todo eso? ¿Qué debían hacer? ¿Cuál sería el enigma? Después de algunos minutos, uno de los discípulos se puso de pie, y miró a su vez al Maestro y a los alumnos. Después, caminó resueltamente hacia el jarrón, y lo arrojó contra el suelo, destruyéndolo.

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—Tú serás el nuevo Guardián —le dijo el Gran Maestro al alumno. Cuando éste volvió a su lugar, explicó: —Yo fui muy claro: les dije que ustedes estaban ante un problema. Sin importar lo bello o fascinante que pueda ser, un problema tiene que ser eliminado. MORALEJA Sólo hay una manera de lidiar con un problema: atacándolo de frente. En esos momentos, no se puede tener piedad, ni dejarse tentar por el lado fascinante que todo conflicto carga consigo.

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EL PERRO ASUSTADO Se trataba de un perro callejero que le gustaba curiosear todos los rincones e ir de aquí para allá. Siempre había sido un vagabundo y disfrutaba mucho con su forma de vida. Pero en una ocasión penetró en un palacio cuyas paredes estaban recubiertas de espejos. El perro entró corriendo en una de sus acristaladas estancias y al instante vio que innumerables perros corrían hacia él en dirección opuesta a la suya. Aterrado, se volvió hacia la derecha para tratar de huir, pero entonces comprobó que también había gran número de perros en esa dirección. Se volvió hacia la izquierda y comenzó a ladrar despavorido. Decenas de perros, por la izquierda, le ladraban amenazantes. Sintió que estaba rodeado de furiosos perros y que no tenía escapatoria. Miró en todas las direcciones y en todas contempló perros enemigos que no dejaban de ladrarle. En ese momento el terror paralizó su corazón y murió víctima de la angustia. MORALEJA La percepción errónea conduce a tropiezos y fracasos. Sólo el discernimiento nos ayuda a encontrar alternativas y opciones en cada situación.

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NI TÚ NI YO SOMOS LOS MISMOS El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo. Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó: —¿No estás enfadado, señor? —No, claro que no. Sin salir de su asombro, inquirió: —¿Por qué? Y el Buda dijo:

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—Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada. MORALEJA Para el que sabe amar, todo es perdonable. El perdón es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Nos libera de la carga del rencor.

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LA RANA SORDA Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuán hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que seria imposible que lograran salir del hoyo y lo mejor seria que esperaran morir. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: —¿No escuchaste lo que te decíamos? La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo.

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MORALEJA Sin importar las circunstancias, siempre debes confiar en ti y perseverar para lograr tus propósitos. Sé “sordo” cuando alguien te diga que no puedes alcanzar tus sueños.

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EL LEÓN Y LOS EXCURSIONISTAS Dos excursionistas se encontraban en los adentros de una peligrosa selva cuando de repente se encuentran de frente con un gran leon hambriento, uno de los excursionistas se asusta y queda paralizado mientras que el otro, lentamente, saca sus zapatos y se pone unas zapatillas deportivas que tenia en su mochila. El excursionista asustado le pregunta: —¿Para qué te pones zapatillas? Aunque corras con ellas lo mas rápido que puedas no vas a ser mas veloz que el león. A lo que el otro contesta: —Solo me hace falta ser más rápido que tu. MORALEJA Hay que fijarse más en los propios recursos y habilidades que en la posible amenaza. Si te paralizas por el miedo o los pensamientos derrotistas, no encontrarás la salida frente a los problemas.

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LÍO DE GEMELOS El comportamiento de sus dos gemelos tenía extrañados a los padres. Ante la misma situación, uno reaccionaba con gran pesimismo, y el otro con marcado optimismo. Consultaron a un psicólogo, y este sometió a los chicos a una prueba. Encerró al pesimista en un cuarto con toda clase de juguetes y le dijo que hiciera con ellos cuanto quisiera. Al optimista lo llevó a un cuarto lleno de estiércol de caballo. Cuando regresó algunas horas después, encontró al primero desolado frente a los juguetes, y le preguntó qué pasaba. Recibió esta respuesta: «El columpio me golpea las piernas; las fichas del rompecabezas me dañan las manos; ese acertijo me tiene con jaqueca; y aquel videojuego me toma mucho tiempo». Entonces fue a ver al segundo chico, y lo encontró totalmente sucio, cubierto de porquería hasta la cabeza. Cuando le preguntó por qué estaba así, el niño le dijo: «Presiento que debajo de todo este estiercol hay un pony, y lo estoy buscando». MORALEJA Los optimistas parecen pensar al revés frente a las adversidades. Donde los pesimistas ven problemas, los optimistas ven retos a superar.

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EL HUEVO Nasrudín se ganaba la vida vendiendo huevos. Entro una persona en su tienda y le dijo: —Adivina lo que llevo en la mano. —Dame una pista, —dijo Nasrudín. —Te daré más de una: Tiene la forma de un huevo y el tamaño de un huevo. Parece un huevo, sabe como un huevo y huele como un huevo. Por dentro es blanco y amarillo. Antes de cocerlo es líquido y, una vez cocido, es espeso. Además, ha sido puesto por una gallina... —Ya lo tengo, —dijo Nasrudín. Es una clase de pastel!. MORALEJA «Lo esencial es invisible a los ojos», dice una famosa frase. Sin embargo, cuando asumimos la postura de expertos o eruditos, no somos capaces de reconocer la belleza de la simplicidad que tenemos a la vista.

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EL PEZ Y LA TORTUGA Amanecía. Los primeros rayos del sol se reflejaban en las aguas azules del mar de Arabia. Una tortuga salía de su sueño profundo y se desperezaba en la playa. Abrió los ojillos y, de repente, vio un pez que sacaba la cabeza del agua. Cuando el pez se percató de la presencia de la tortuga, le preguntó: —Amiga tortuga, presiento que hay sabiduría en tu corazón y quiero hacerte una pregunta: ¿qué es el agua? La tortuga no repuso al instante. No podía creer lo que le estaba preguntando aquel pez que estaba cerca de ella. Cuando se dio cuenta de que no estaba durmiendo y el suceso no era parte de un sueño, repuso: —Amigo pez, has nacido en el agua, en el agua estás viviendo y en el agua hallarás la muerte. Alrededor de tu cuerpo hay agua y agua hay dentro de tu cuerpo. Te alimentas de lo que en el agua encuentras y en el agua te reproduces. ¡Y tú, pez necio, me preguntas qué es el agua! MORALEJA En ocasiones, tenemos puntos ciegos. Son aquellas zonas que escapan a nuestra percepción y de las cuáles no somos conscientes: hábitos, actitudes, prejuicios tóxicos. En estos casos, necesitamos otra perspectiva u opinión que nos ayude a ser menos egocéntricos. 28


LA DECISIÓN DEL MIRLO Un viejo mirlo encontró una miga de pan, y se la llevó volando. Al ver aquello, los pájaros más jóvenes se prepararon para atacarlo. Ante el combate inminente, el mirlo dejó caer la miga de pan en la boca de una serpiente, mientras pensaba para sí: «Cuando se está viejo, la gente ve la vida de otra manera: perdí mi alimento, es cierto, pero puedo encontrar otra miga de pan mañana. Sin embargo, si hubiera insistido en cargarla conmigo, hubiera desencadenado una guerra en el cielo: el vencedor pasaría a ser envidiado, y los demás se armarían para combatirlo, el odio llenaría el corazón de los pájaros, y una situación así podría durar mucho tiempo». MORALEJA Tal es la sabiduría de la vejez: saber trocar las victorias inmediatas por conquistas duraderas.

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EL PESCADOR SATISFECHO El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa. —¿Por qué no has salido a pescar?, —le preguntó el industrial. —Porque ya he pescado bastante por hoy, —respondió el pescador. —¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?, —insistió el industrial. —¿Y qué iba a hacer con ello?, —preguntó a su vez el pescador. —Ganarías más dinero, —fue la respuesta. De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo. —¿Y qué haría entonces?, —preguntó de nuevo el pescador.

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—Podrías sentarte y disfrutar de la vida, —respondió el industrial. —¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?, —respondió el satisfecho pescador. MORALEJA Es más acertado conservar intacta la capacidad de disfrutar la vida. La felicidad está en el momento presente y no en un futuro incierto.

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PERSIGUIENDO DOS CONEJOS Un estudiante de artes marciales se aproximó el maestro con una pregunta: —Quisiera mejorar mi conocimiento de las artes marciales. Además de aprender contigo quisiera aprender con otro maestro para aprender otro estilo. ¿Que piensas de esta idea? —El cazador que persigue dos conejos, —respondió el maestro— No atrapa ninguno. MORALEJA Enfócate en lo más importante. Haz una lista de prioridades y abócate a ellas. Hacer muchas cosas a la vez produce fatiga, dispersión de esfuerzos y reduce la productividad. La multitarea (multitasking en inglés) es un mito.

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EL EREMITA ASTUTO Era un eremita de muy avanzada edad. Sus cabellos eran blancos como la espuma, y su rostro aparecía surcado con las profundas arrugas de más de un siglo de vida. Pero su mente continuaba siendo sagaz y despierta y su cuerpo flexible como un lirio. Sometiéndose a toda suerte de disciplinas y austeridades, había obtenido un asombroso dominio sobre sus facultades y desarrollado portentosos poderes psíquicos. Pero, a pesar de ello, no había logrado debilitar su arrogante ego. La muerte no perdona a nadie, y cierto día, Yama, el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase al eremita y lo condujese a su reino. El ermitaño, con su desarrollado poder clarividente, intuyó las intenciones del emisario de la muerte y, experto en el arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas idénticas a la suya. Cuando llegó el emisario de la muerte, contempló, estupefacto, cuarenta cuerpos iguales y, siéndole imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo apresar al astuto eremita y llevárselo consigo. Fracasado el emisario de la muerte, regresó junto a Yama y le expuso lo acontecido. Yama, el poderoso Señor de la Muerte, se quedó pensativo durante unos instantes. Acercó sus labios al oído del emisario y le dio algunas instrucciones de gran precisión. Una sonrisa asomó en el rostro habitualmente circunspecto del emisario, que se puso seguidamente en marcha hacia donde habitaba el ermitaño. De nuevo, el 33


eremita, con su tercer ojo altamente desarrollado y perceptivo, intuyó que se aproximaba el emisario. En unos instantes, reprodujo el truco al que ya había recurrido anteriormente y recreó treinta y nueve formas idénticas a la suya. El emisario de la muerte se encontró con cuarenta formas iguales. Siguiendo las instrucciones de Yama, exclamó: —Muy bien, pero que muy bien. !Qué gran proeza! Y tras un breve silencio, agregó: —Pero, indudablemente, hay un pequeño fallo. Entonces el eremita, herido en su orgullo, se apresuró a preguntar: —¿Cuál? Y el emisario de la muerte pudo atrapar el cuerpo real del ermitaño y conducirlo sin demora a las tenebrosas esferas de la muerte. MORALEJA Somos víctimas del ego si no sabemos controlarlo. El ego abre el camino hacia la muerte y nos hace vivir de espaldas a la realidad creyéndonos superiores a los demás.

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EL PASTOR DISTRAÍDO Al atardecer, un pastor se disponía a conducir el rebaño al establo. Entonces contó sus ovejas y, muy alarmado, se dio cuenta de que faltaba una de ellas. Angustiado, comenzó a buscarla durante horas, hasta que se hizo muy avanzada la noche. No podía hallarla y empezó a llorar desesperado. Entonces, un hombre que salía de la taberna y que pasó junto a él, le miró y le dijo: —Oye, ¿por qué llevas una oveja sobre los hombros? MORALEJA No seas como el pastor negligente, que por no haber aprendido a discernir, buscas donde no debes hacerlo y así todas tus tentativas son insatisfactorias.

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EL PARAÍSO Y EL INFIERNO Cierto día se presento un samurái en busca de la enseñanza del maestro zen Hakuin. —¿Existen en verdad el infierno y el paraíso?, —preguntó el samurái. —¿Quién eres tú? —Soy un samurái. —¡Tú, un guerrero! Pero mírate bien. ¿que señor va a querer tenerte a su servicio? Pareces un mendigo. Tal fue la furia del samurái que comenzó a desenvainar su sable. Entonces Hakuin dijo: —¡Pero si tienes incluso un sable! Pero seguro que eres demasiado torpe para cortarme la cabeza. Entonces el samurái levanto el sable dispuesto a cortar la cabeza del maestro. Entonces Hakuin dijo: —Aquí se abren las puertas del infierno. Sorprendido por la respuesta del maestro, el samurái envaino el sable, y se inclino ante él.

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—Aquí se abren las puertas del paraíso, —sentenció el maestro. MORALEJA El cielo o el infierno está en nosotros mismos. Depende de nosotros dónde queremos habitar. O somos víctimas de nuestra ira o somos los amos de nuestras emociones destructivas.

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ACERCA DEL AUTOR Renzo Ángel, el autor de este libro, es psicólogo y escritor. A través de sus 20 años de profesión como psicoterapeuta cognitivo y coach, el autor ha experimentado la inmensa satisfacción de ayudar a sus clientes. Ahora, desea llegar a más personas difundiendo los conceptos de una psicología basada en evidencias. Adicionalmente, Renzo Ángel suscribe las tradiciones filosóficas del sufismo, taoísmo y budismo zen cuyas fuentes han nutrido muchos relatos de este libro. Puedes encontrar artículos gratuitos del autor visitando su blog: www.renzoangel.ml

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LIBROS DEL MISMO AUTOR MINDFULNESS: PRIMEROS PASOS (2017) Libro para iniciar la prรกctica del Mindfulness o Atenciรณn Plena.

BUENA SEMILLA: SEMBRANDO IDEAS POSITIVAS # 1 (2017) Felicidad, optimismo, autoestima, relaciones amorosas y otros temas.

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