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Presentación
“No te hagas el nido cerca del río...”
Esta frase, con rima incluida, la hemos escuchado muchas veces en boca de nuestros abuelos y abuelas cuando, de vez en cuando, el agua de los ríos y de los barrancos hace alguna de las suyas. Esta afirmación, que seguramente es muy antigua, no disuadió no obstante a nuestros antepasados de instalarse al lado de los ríos. De hecho, muchas de las grandes civilizaciones conocidas, nacieron y se desarrollaron al lado de los grandes cursos de agua. El agua genera riqueza allí por donde pasa. Sin ir más lejos, en nuestro territorio los ríos nos han proporcionado agua de riego para los prados, han movido viejas y nuevas turbinas, molinos y aserradoras; han servido de vía cuando los navateros eran los transportistas de la madera de nuestros bosques; nos ha proporcionado agua de boca y alimento y, últimamente, se han convertido en espacios naturales donde se practican actividades nuevas de ocio que generan riqueza económica en las poblaciones de las orillas. No debería extrañarnos, pues, que la mayoría de las poblaciones más importantes se encuentren en los fondos de valle, al lado de los ríos, donde encontramos los mejores prados, donde la tierra es fértil y llana, y las comunicaciones son fáciles, lejos de los desniveles ásperos que limitan a menudo nuestros valles. Las riadas no son episodios extraordinarios en las comarcas de montaña, de las cuales los ríos son los ejes vertebradores; por eso, no sería difícil encontrar, en algunos de nuestros pueblos, personas que recuerden las trágicas inundaciones de 1937, por no hablar de las más recientes del año 1982. A pesar de estas inundaciones cíclicas, una parte de nuestra población continuará viviendo al lado del agua: ¡es así y no cambiará! Se impone, pues, una reflexión colectiva sobre cuales han de ser las pautas de comportamiento y las actuaciones a realizar para prevenir y minimizar las consecuencias de unos hechos que sabemos que se repetirán. La seguridad de nuestros “nidos” y de los que vivimos en ellos depende en gran medida del tipo de relación que establezcamos con nuestro entorno, y con los estimados y temidos vecinos de toda la vida: los ríos. En este nuevo número del Portarró encontraréis dos interesantes artículos: uno, sobre los lazos que hay entre los valores naturales y culturales de un mismo territorio; otro, sobre la meteorología cambiante de las montañas del Parque. La Entrevista nos acerca esta vez a una persona muy activa, desde su juventud, con el territorio pirenaico a pesar de vivir cerca del mar. Las especies de flora y fauna invitadas a este número son la sagalisia y la oveja xisqueta mientras que el itinerario escogido nos traslada hasta el Valle de la Mainera en el Pallars Sobirá, para conocer de primera mano el primer itinerario arqueológico del Parque. Una espectacular secuencia de fotos de las fuertes lluvias de junio pasado y las últimas novedades bibliográficas cierran esta edición que, de nuevo, solamente podremos disfrutar en versión digital. El Portarró cumple 16 años de publicación ininterrumpida durante los cuales ha llegado hasta nuestros lectores y lectoras con la intención de acercar, de forma amena pero rigurosa, los valores patrimoniales de nuestros pueblos y valles. Por este motivo continuaremos luchando por recuperar su publicación en papel por ser una revista única y diferente de otras de las tierras pirenaicas, que merece ser leída, con tranquilidad, al lado de un buen fuego, en vistas a una montaña o sencillamente en aquel lugar ideal que queramos escoger.
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