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Apuntes sobre meteorología

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Presentación

Presentación

Para entender la climatología pirenaica y concretamente, la del Parque Nacional, es importante tener presente la influencia en el clima de tres variables geográficas: la latitud, la altitud (la orografía) y la continentalidad. La latitud nos marcará la mayor o menor influencia en nuestro sector de unos determinados centros de acción (anticiclones y depresiones, figura 1a) a lo largo del año, es decir, que tiene una componente más regional. La altitud/orografía marcará, por ejemplo, la potencialidad que una barrera montañosa pueda modificar las corrientes de circulación general (configurados por los centros de acción fruto de su localización geográfica) así como favorecer los ascensos de aire y la generación de precipitación (Figura 1c). La continentalidad influenciará las propiedades de humedad y temperatura de las masas de aire que pueden llegar a afectar nuestro sector de interés, y es determinante para entender la facilidad con que lleguen precipitaciones o que se alcancen extremos térmicos. Queda claro, pues, que el rol que juegan estas tres variables geográficas está muy ligado a las configuraciones que la circulación atmosférica toma en una zona, y como estas interaccionan con el relieve. En este sentido, una manera muy interesante de estudiar y entender la climatología de una zona es a partir de la identificación de estas configuraciones de la circulación típicas que afectan. Es lo que llamamos un catálogo de situaciones sinópticas o de tipo de circulación, catálogo que normalmente se basa en la descripción de las configuraciones isobáricas (mapas del tiempo) de días concretos y que consideramos ejemplos interesantes que a su vez ejemplifican la variabilidad atmosférica que afecta un lugar. Y es que el interés de estos catálogos es doble: por un lado, en basarnos en situaciones meteorológicas bien definidas y normalmente basadas en días concretos, pueden hacer una muy buena aproximación al comportamiento meteorológico que se da bajo aquellas determinadas condiciones; por la otra, conociendo las frecuencias de ocurrencia a lo largo del año de estos “tipos” podemos profundizar en cuáles son los factores más relevantes que determinan el clima de la zona de estudio. En este artículo nos introducimos en el mundo de los catálogos de los tipos de circulación a través de dos de las situaciones más relevantes en el sector del Parque Nacional: el noroeste y el suroeste, hecho que nos servirá también para introducir algunos elementos clave de la meteorología de montaña. El hecho de que los dos tipos de situaciones provoquen un flujo de aire que atraviesa más o menos de forma perpendicular la cordillera pirenaica hace que los efectos a un lado y otro (vertientes norte y sur) sean marcadamente diferentes.

Nevadas en la cara norte y quizás más allá: Situación del noroeste

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En invierno, la circulación atmosférica particular de buena parte de Europa y que se caracteriza por la llegada de frentes desde el Oeste (los westerlies), hace un desplazamiento general hacia el sur y afecta la Península Ibérica con más facilidad que en verano. Es por ello que la situación que describimos la asociamos más bien a la temporada invernal. La configuración característica de este tipo de circulación presenta sobre el océano Atlántico el anticiclón de las Azores desplazado y alargado un poco más al norte de lo que le es habitual. Por otra parte, una depresión se sitúa al norte de los Pirineos (normalmente cruzando por el centro de Europa). Esto provoca un flujo de viento del noroeste sobre los Pirineos, que aporta humedad oceánica, y como además, las isobaras tienen su origen en latitudes más elevadas, favorece la bajada de las temperaturas. En consecuencia es una situación característica de nevadas en los Pirineos y que normalmente va acompañada de una clara bajada de las temperaturas y de vientos moderados o fuertes. En el área del Parque, todo su sector más septentrional (el de cambio de vertiente entre cara norte y sur de los Pirineos) es el que seguramente recibirá las nevadas más abundantes, aunque serán generalizadas y seguramente a todas las cotas, ya que las temperaturas presentaran un claro descenso. El viento puede ser muy fuerte en las crestas y en sectores de sotavento, y en ocasiones puntuales llegar también a ser muy fuerte en el fondo de valle. Esta situación es muy frecuente, pero algunas veces va acompañada de nevadas excepcionales que superan las cantidades y la extensión habitual. Son casos la del 30 de enero del 2003 (Figura 3), la del 11 de febrero de 2009, y la reciente del 7 de febrero de 2013 (Figura 2, parte superior). Además es una situación que en muchos casos ha estado detrás de accidentes en la montaña (Pascual i Callado 2010) y que puede presentar diversas variantes que determinan respuestas espaciales muy diferentes (Trapero y Esteban 2011).

Figura 2: En la parte superior ejemplo de tres situaciones muy relevantes de nevadas intensas y extensas de nieve en los Pirineos. En la inferior, tres episodios de sur/suroeste que provocaron precipitaciones muy abundantes en la vertiente sur, especialmente relevantes para el Parque los del 1982 y 1996.

apuntes sobre meteorología

Precipitaciones abundantes en la vertiente sur: situación del sur – sudoeste

Como hemos dicho antes, el invierno favorece la bajada en latitud de la circulación del oeste que, en muchos casos, con la presencia de un anticiclón (de bloqueo) en la Europa central o septentrional, facilita a veces la presencia de bajas presiones en sectores como la costa de Portugal o el golfo de Cádiz. Con la localización de una bajada en este sector, se establecen en muchos casos corrientes de viento del suroeste a sur sobre la Península ibérica y los Pirineos que a veces pueden ser persistentes y muy marcados. Con esta situación, y aunque pueda parecer que las montañas peninsulares puedan evitarlo, se producen precipitaciones en la vertiente sur que pueden llegar a ser muy abundantes. La masa de aire, de carácter relativamente cálido, a menudo va muy cargada de humedad de origen atlántico, y si el giro de vientos lo permite (hacia el sureste), se puede ver reforzada por la humedad mediterránea. En definitiva, es una situación que da precipitaciones generales y muchas veces generosas

en los sectores de montaña como los Pirineos (el efecto trampolín del relieve es muy eficiente), en muchos casos con cotas de nieve elevadas, y con vientos fuertes en las cotas más altas. Esta situación es muy relevante en todo el Parque a pesar de que cuando los vientos descienden hacia el Aran, hacen disipar rápidamente las nubes: es el viento de España, que va acompañado de temperaturas por encima de lo que uno podría esperar en la vertiente norte pirenaica, así como de vientos que pueden ser destacables a fondo de valle. De episodios históricos relevantes (figura 2, línea de abajo) destaca por encima de todo el del 1982, que provocó aguaceros generalizados en los Pirineos, con inundaciones y consecuencias trágicas para diversas personas (Esteban y Trapero 2012). También es de mucho interés para el Parque el del 1996, especialmente relevante por la actividad de avalanchas que se dio (Figura 4).

Pere Esteban y Jordi Gavaldà

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