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El románico del Valle de Boí

Atardecer en Sant Joan de Boí

el románico del valle de boí, patrimonio mundial en un entorno rural

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Entre los picos más altos del Pirineo Catalán, en la comarca de la Alta Ribagorza, se encuentra el Valle de Boí, un municipio formado por ocho pequeños núcleos de población conocido internacionalmente por su conjunto de iglesias románicas declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO. Durante siglos los habitantes de estos pueblos han vivido de la ganadería y la agricultura de subsistencia propia de las poblaciones de alta montaña. Actualmente la economía del Valle depende principalmente del turismo. En todo este proceso de transformación las iglesias románicas han jugado un papel destacado. El inicio del proceso se sitúa a finales del siglo XIX y principios del XX con la llegada al Valle de Boí del primer turismo de salud y del excursionismo que favorecieron el redescubrimiento del patrimonio histórico-artístico de la zona. En Cataluña, el interés por el mundo medieval se inicia en el siglo XIX con los viajes histórico-literarios y el movimiento cultural de la Renaixença. Siguiendo la tendencia que se estaba produciendo en toda Europa con el Romanticismo, se empiezan a organizar las primeras exposiciones de arte románico y gótico, y se crean los primeros museos y colecciones. Con la voluntad de explorar los monumentos románicos de Catalunya, en 1907 el Institut d’Estudis Catalans organiza la “Misión Arqueológico-Jurídica en la franja de Aragón”. Durante el mes de septiembre visitan el Valle de Boí, recorren los pueblos y “descubren” las iglesias y las pinturas murales que se conservaban. Es el inicio de la puesta en valor de las iglesias del Valle, el primer paso para el estudio, la protección, la restauración y la gestión del conjunto. El Conjunto Románico del Valle de Boí está formado por las iglesias de Sant Climent y Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Eulalia de Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, la Nativitat de Durro, Santa Maria de Cardet, la Assumpció de Cóll y la ermita de Sant Quirc de Durro . Las iglesias románicas del Valle de Boí son el reflejo artístico de una sociedad estructurada entorno de las jerarquías eclesiásticas y señoriales personificadas en este caso en los Señores de Erill y el Obispado de Roda de Isábena, promotores de los templos del Valle. Dentro de esta sociedad medieval, la Iglesia cumplía no sólo una función religiosa sino que también tenía un importante papel social, como lugar de reunión y refugio del pueblo. En el caso del Valle de Boí, esta función social de los templos se evidencia en la utilización de sus esbeltos campanarios de torre como elementos de comunicación y vigilancia. Construidas entre los siglos XI y XII siguiendo los modelos procedentes del norte de Italia, las iglesias románicas del Valle de Boí forman un conjunto con características arquitectónicas comunes. Son pequeñas edificaciones de una o tres naves construidas con pequeños sillares de granito y cubiertas con vigas de madera o bóvedas de cañón. La ornamentación escultórica, de influencia lombarda, con frisos de diente de sierra, arcos ciegos y lesenas, la encontramos en los ábsides y los esbeltos campanarios de torre, la imagen emblemática de la arquitectura románica del Valle. En sus interiores se conservaron gran parte de los mejores ejemplos de conjuntos de pintura mural románica (entre los cuales destacan las pinturas del maestro de Taüll), tallas (como el Descendimiento de Santa Eulalia de Erill la Vall) y frontales de altar de la época. A principios del siglo XX la mayor parte de estos bienes muebles fueron trasladados a Barcelona, a el actual Museu Nacional d’Art de Catalunya, para evitar su venta en coleccionistas privados. Actualmente en las iglesias del Valle podemos ver sus reproducciones.

www.centreromanic.com

Centro del Románico del Valle de Boí (Erill la Vall)

el romànico del valle de boí, patrimonio mundial en un entorno rural

En 1992, la Generalitat de Catalunya declara el conjunto románico Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) y en 1994 inicia el programa de restauración del románico del Valle de Boí. El 30 de noviembre del 2000, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO reconoce los valores universales excepcionales del Conjunto Románico del Valle de Boí y aprueba su inclusión en la lista del Patrimonio Mundial. La declaración de Patrimonio Mundial aporta, como es evidente, importantes beneficios para la zona, pero también supone asumir nuevas responsabilidades que afectan al mantenimiento y gestión de los bienes declarados. Por eso, en octubre de 2003 se constituye el Consorci Patrimoni Mundial de la Vall de Boí formado por el Ayuntamiento del Valle de Boí, el Consell Comarcal de la Alta Ribagorça, la Diputación de Lleida, la Generalitat de Catalunya y los obispados de Lleida y de Urgell. La sede del Consorcio es el Centre del Romànic de la Vall de Boí (CRVB). Situado en el pueblo de Erill la Vall, justo al lado de la iglesia de Santa Eulalia, el edificio del CRVB reúne las oficinas de gestión, el espacio de recepción y acogida al visitante, y el espacio de interpretación. Los principales objetivos y actuaciones del centro giran alrededor de la conservación, interpretación y difusión del conjunto románico como elemento de desarrollo económico de la zona. En este sentido, desde el CRVB se desarrollan acciones diversas que van des de la restauración y el mantenimiento ordinario de las iglesias hasta las acciones de promoción turística del conjunto románico. Asimismo, se ofrece al visitante dos servicios destacados con la finalidad de hacer accesible las iglesias al público y presentar el patrimonio de manera que el visitante experimente el significado del conjunto: el servicio de apertura al público de las iglesias y el servicio de visitas guiadas. A estos servicios se suma el espacio de interpretación del Centro del Románico, el lugar del encuentro del visitante con la entidad gestora del conjunto patrimonial y, por tanto, la cara visible de todo el proyecto.

Cristina Castellà y Anna Monsó Centre del Romànic de la Vall de Boí

Ermita de Sant Quirc de Durro

Detalle de pintura mural original en Sant Climent de Taüll

Camello. Copia de las pinturas murales de Sant Joan de Boí

Los materiales de las iglesias

Las iglesias románicas hoy forman parte del paisaje del Valle de Boí, están integradas en los núcleos y en el relieve. En la época medieval la piedra no tenía la consideración de material noble, se utilizaba por su durabilidad y resistencia. Después se embellecía con rebozados de mortero de cal, juntas pintadas entre los sillares o pintura al fresco con escenas figurativas tanto en el interior de las iglesias como en el exterior. Todos los materiales utilizados en la construcción de las iglesias los encuentran en el valle: el granito, la piedra caliza (tosca), la losa de pizarra, la madera y el hierro.

Los colores del románico

¿Cómo se obtenían los colores para hacer las pinturas murales románicas de las iglesias? Los maestros pintores que trabajaron en las iglesias del Valle de Boí eran itinerantes, esto conllevaba que fueran ligeros de equipaje y los materiales con los que trabajaban los tenían que encontrar directamente en el lugar o muy cerca de donde hacían sus obras. Los colores utilizados eran minerales porque se mantenían inalterables con el rebozado de mortero de cal, mientras que los colores de los vegetales (excepto el del carbón) no eran estables y desaparecían. Para obtener los colores para hacer la pintura al fresco los minerales se molían muy finamente. Después se diluían en agua y se aplicaban con el pincel directamente encima del rebozado acabado de hacer. ¿Qué colores se pueden obtener a partir de los minerales que encontramos en el Valle de Boi? Óxidos de hierro, tierras ocres, blanco de cal, azul de la aerinita y verde de la azurita.

Dragones, leones y dromedarios en el Valle de Boí

Los dragones, leones y dromedarios eran animales desconocidos, increíbles y fantásticos para la gente del Valle de Boí y les asustaban, les daban tanto miedo como el oso y el lobo que eran reales y salvajes que podían ver más de una vez correr por estas montañas y bosques. Todos estos animales y otros más corrientes como el gallo, la serpiente, los pájaros los podemos encontrar representados en las iglesias románicas: en los capiteles de las portadas, en los cerrojos de las puertas i sobretodo en la pintura mural. La función de las imágenes era didáctica, para la enseñanza religiosa y moral.

Las formas vegetales

El hombre medieval está inmerso en el espacio natural, es su espacio vital. Cuando este mundo se representa en el románico, no se hace de forma naturalista, los elementos vegetales son formas simbólicas estilizadas y simétricas. Las plantas simbolizan la comunicación entre el espacio sagrado y el exterior, ya que pueden pasar por lugares muy estrechos y son capaces de atravesar materiales muy duros. En el Valle de Boí las representaciones vegetales las encontramos tanto en los conjuntos de pintura mural, como en los frontales de altar y los capiteles de algunas portadas. El logo del Centro del Románico del Valle de Boí está inspirado en un motivo floral extraído del frontal de St. Pere de Boí.

¡antoni plans, por unos pirineos vivos! entrevista

Nos encontramos en el centro geográfico de los Pirineos. Un espacio que invita a pensar. Un auténtico universo por descubrir. Un centro geográfico donde se esconderían topónimos, muchas descripciones y algunas costumbres que quizá querríamos conocer. ¡Que vale la pena conocer! Pues bien, en este lugar es donde nos encontramos hoy con Antoni Plans y Lladós -de formación ingeniero y activista voluntario- para iniciar un viaje de palabras y recuerdos con un hombre capaz de ofrecer flores a los rebeldes pero, ni agua, a los embaucadores... Buenos días Antoni. ¿De dónde eres?

Para mi cada uno puede ser de donde quiera. En este momento me siento de Barruera, del Valle de Boí y de la Alta Ribagorza. Cuando estoy en otro lugar, intento identificarme con la cultura que lo rodea y puedo sentirme de aquel lugar. He nacido en el barrio de Gracia en el año 1947, en Barcelona. Mi padre era de Vilassar de Mar, donde vivo ahora, y mi madre de Escaló, en les Valls d’Àneu, en el Pallars Sobirà. Cuando todavía tenía que nacer, aquel verano ya hice mi primer viaje a Lladorre, en el Valle de Cardós, a visitar a unos familiares que no habían podido venir a la boda de mis padres, en el mes de febrero, a causa de la nieve. Durante mi infancia, cada verano subíamos dos o tres meses a Escaló. Mi abuelo me hacía trabajar en las tareas propias de la ganadería de montaña. Recuerdo que jugábamos con los chicos del pueblo a tirar piedras en el río. También a menudo íbamos de excursión para descubrir el entorno. Nos lo pasábamos bien en la Fiesta Mayor, el 18 de agosto, por Santa Helena, la patrona del pueblo.

¿De qué casa era tu madre?

¡Era de casa Gassia! Tenemos mucha familia en la Ribera de Cardós, en Sort, en Cervi...

¡El resto del año vives y estudias en Barcelona!

Viví en Barcelona hasta que me casé a los 24 años. Empiezo a estudiar en la Salle Josepets donde hice todo el bachillerato y después los estudios en la Universidad. Con mi padre aprendí muchas cosas: era un hombre que nos acompañó en la descubierta de la propia ciudad de Barcelona y su entorno. ¡Conozco muchos lugares de a ver ido con la familia! A menudo viajábamos por Cataluña y por España.

¿Cómo viajabas hasta Escaló cuando eras un niño?

Con el tren de la Pobla y después el coche de línea. Mientras atravesábamos algunos túneles tenías que cerrar las ventanas por el humo que hacía el tren y evitar así acabar sucio de arriba a abajo. Las carreteras no eran fáciles y me vienen imágenes de autobuses llenos de maletas. El viaje lo hacíamos en dos etapas: una hasta Sort, donde dormíamos en la Fonda Burrella, propiedad de una tía nuestra y, al día siguiente, hasta Escaló. Recuerdo, por ejemplo, cuando se construyó la presa de la Torrassa; de hacer un vermut y decir con los amigos... “este será el último que haremos aquí porque el mes que viene todo esto estará lleno de agua”. La casa de mi madre, en Escaló, hacía de fonda. Paraban los ganaderos araneses que iban de ferias y mercados hacia el Pallars, por ejemplo en Salàs; se quedaban con los animales. En el comedor de casa había mesas largas y comíamos juntos. También en verano empezaban a llegar los primeros turistas que venían al Pallars: tenían nombres y apellidos, todos los conocíamos, y cada año eran los mismos. Esto también pasaba en otros lugares, como en el Valle de Boí, en casa Farré d’Avall de Barruera.

¿Eras buen estudiante?

¡Creo que sí! ¡No tenía alternativa! Cuando en casa me decían de hacer una cosa, ¡miraba de cumplir! La parte de ciencias siempre me interesó pero también las letras. Incluso una asignatura que me costaba estudiar como el latín, después de suspenderla inicialmente, ¡acabé sacando muy buena nota! Los frailes nos exigían mucho y había que estudiar cada día. Sobre la formación técnica no tengo

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Agulles de Travessani (Valle de Boí)

antoni plans, por unos pirineos vivos!

nada que objetarles pero sobre la formación humana, ¡sí! ¡No estaba de acuerdo con el trato que recibíamos discriminando a menudo los más desfavorecidos!

¿Por qué escoges la carrera de ingeniero?

Quería ser periodista, afición que me vino de leer unos reportajes en La Vanguardia sobre Sierra Maestra, en Cuba. Cuando lo dije en casa, mi padre me dijo que me moriría de hambre. Tenía una cierta atracción por la astronáutica, por los cohetes que entonces iban a la Luna, había hecho trabajos durante el bachillerato. En aquella época; la Universidad estaba muy mal (eran los años sesenta, la Universidad estuvo muchos meses cerrada y fuimos muy pocos los alumnos que aprobábamos los cursos). Finalmente cogí la especialidad de técnicas energéticas y esto me permitió hacer prácticas, en el sur de Italia, en centrales hidroeléctricas y térmicas de una empresa muy conocida en España hoy en día para hacerse propietaria de Endesa: Enel.

¿Qué te supuso ir a Italia?

Para mi representó descubrir la democracia. La primera palabra que descubrí en el tren fue sciopero: huelga, en italiano. En Cataluña, había habido muy pocas huelgas. Disfruté mucho de las discusiones políticas abiertas que había en las calles, en las plazas de ciudades como Milán, en las tertulias durante y después de comer, pero al acabar lo que más me sorprendía era que cada uno volvía a su trabajo con una gran deportividad política. ¡Fue todo un aprendizaje para mí! El primer trabajo... Fue en una empresa de maquinaria para industria química, después en una de envases plásticos para la industria farmacéutica y finalmente entré en la multinacional química alemana Hoechst, donde he trabajado el resto de mi vida profesional hasta la jubilación.

¿La relación con el Valle de Boí cuando se estrecha?

Mi referencia de los Pirineos era el Pallars Sobirà pero no la Alta Ribagorza: ¡no la conocía! De joven había hecho un trabajo de escuela sobre el Románico del Valle de Boí. Tengo la gran obra Geografia General de Catalunya de Francesc Carreras Candi. Las referencias básicas del Valle las saqué de esta obra: los campanarios de las iglesias, imágenes diversas e información general. Después había estudiado como se escoge técnicamente la construcción de una central hidroeléctrica y recuerdo haber hecho ejercicios de implantación de centrales en los Pirineos.

Pero un 2 de marzo de 1968 (nos muestra el anillo donde está gravado) conoces en una biblioteca de Barcelona, una chica de Barruera...

Sí, conozco a Pilar, en la Biblioteca Central, ¡hoy Biblioteca de Catalunya! La primera vez que subo al Valle de Boí, en coche de línea, mi suegra Rosario, hija de Vilaller, subió al coche, me dio dos besos y me acogió. Era una persona muy abierta y muy interesante. Cuando se casó con mi suegro, Fèlix de Carlà, atravesó desde Vilaller hasta Barruera, por el collado de Sarreres, en caballería. Otra persona de la familia que me impresionó mucho fue el abuelo de la Pilar, Jepet. Una noche de luna estábamos en el balcón de la casa vieja y el hombre me preguntó todo serio: ¿tú crees que ahora mismo puede haber gente pisando la Luna? ¡No puede ser verdad! Tenía un espíritu crítico ante la verdad supuesta y se cuestionaba las cosas que pasaban.

Situémonos a mediados de los años setenta. ¡Un hecho remueve el Valle de Boí!

Mi papel receptivo durante la infancia y la adolescencia se transforma en proactivo en los Pirineos a partir de una serie de hechos que me motivan a intervenir en un nuevo contexto político y participativo. El Ayuntamiento, con Antonio de Cunilla como alcalde, presentó un proyecto de planeamiento urbanístico del Valle. Convocó a la gente en la carpa que había aquel verano para explicar un proyecto que contemplaba la construcción de una estación de esquí y unas urbanizaciones. Discusiones y desconfianzas caracterizaron el proceso pero fue importante que se informara a la gente sin esconder nada. Con dos amigos más, Joaquim Gascón y Tomás Capdevila, casados con mujeres de Barruera, aprovechando la celebración del Congreso de Cultura Catalana, nos comprometimos a encontrar y a hacer subir a técnicos

que nos explicaran las consecuencias que podría tener para el Valle un plan de ordenación como aquel. ¡Y lo hicimos! En fin de semana organizamos una serie de sesiones técnicas y mesas redondas abiertas a todos, con arquitectos, urbanistas, políticos y sindicalistas en la iglesia de Erill la Vall que, por cierto, nos cedió muy amablemente el cura. Colgamos planos urbanísticos por todas las paredes y llenamos la iglesia. La conclusión fue que el Plan favorecía a la empresa de las pistas, Protupisa, y que al resto del Valle le daba muy pocas opciones. Se quería construir una macro-ciudad de 250.000 camas, en lo que hoy es el Pla de l’Ermita. ¡Esto era una animalada que había que replantear! Las razones para echarlo atrás eran de peso y no se podía aprobar.

Incluso se organiza una votación...

¡Sí! Se hizo en el hotel Fondevila de Boí y democráticamente todos votaron en contra excepto el que después fue el alcalde de Barruera, Andrés Fantova, persona a quien respeto por el hecho de ser el único en votar diferente que el resto. El Ayuntamiento hizo caso de la votación y se retiró el Plan. Mientras tanto, se había creado un Grupo de Estudios, que actuábamos en Barcelona, y el Grup de Gent de la Vall, con los jóvenes que dinamizaban toda una movida que duró un año (1977). Este proceso fue ligado a la actuación del Ovidi Montllor, en un prado de Barruera, todo un evento musical y mediático para la época en que nos encontrábamos.

¿Qué acciones iniciasteis desde Barcelona?

¡La comunicación se trabajó a fondo! Visitábamos dos o tres periódicos cada día, casi cada día, para generar artículos y opinión. Se vieron bastante abrumados aquí y Protupisa incluso cambió de nombre ya que quedó malparada. Recibimos amenazas personales pero las cosas derivaron hacia otra alternativa al plan de ordenación inicial. Los técnicos consideraron que lo mejor era hacer unas normas subsidiarias, complementarias del planeamiento. Se permitió el crecimiento de los pueblos a costa del decrecimiento del que estaba previsto construir en el Pla de l’Ermita y sobre las pistas de esquí se trabajó una nueva opción, mejor para el Valle. Esta es la historia de un episodio clave en el futuro desarrollo que dio lugar a la formación de los Grups de l’Alt Pirineu (GAP).

¿Que son los GAP?

Fue un movimiento que reivindicó un tratamiento específico para las áreas de montaña, con un proyecto de región para el Alto Pirineo Catalán, conocido en la actualidad como Alt Pirineu i Aran, que incluye las seis comarcas de montaña del Aran, la Alta Ribagorza, el Pallars Sobirá, el Pallars Jussá, el Alto Urgell y la Cerdaña. Eran tiempos en que se estaba elaborando la Constitución española, después el Estatuto de Cataluña y nosotros fuimos a trabajar con la Entesa dels Catalanes (candidatura unitaria para el Senado, promovida por la Asamblea de Cataluña, de las fuerzas de izquierda) para introducir un artículo, el 130.2 de la Constitución española, que favoreciera un tratamiento específico de las zonas de montaña. Este hecho legislativo derivó también en una Ley de Agricultura de Montaña para el Estado español.

¿Jugasteis algún papel en la declaración el año 1988 de la nueva comarca de la Alta Ribagorza?

¡Absolutamente! Los GAP siempre hablaron de una Alta Ribagorza diferenciada del Pallars Jussá y ante los ayuntamientos del momento insistimos en la necesidad de la su creación. Habíamos sacado una primera monografía diferenciada dentro de un volumen dedicado a la comarca del Pallars Jussá, en el marco de una colección comarcal promovida por la Caixa de Catalunya durante los años ochenta. Era un territorio demasiado alejado, geográficamente hablando, del Pallars. No obstante, también incluíamos inicialmente la parte aragonesa ya que las fronteras no podían ser obstáculos para el desarrollo de un territorio más global. Pienso que todavía sería bueno superar los problemas administrativos de las fronteras existentes entre Cataluña y Aragón por el bien del territorio natural ribagorzano. La Asociación de la Ribagorza Románica ha sido un ejemplo actual de las posibilidades reales de estos planteamientos territoriales y ¡no se tiene que olvidar!

¿Qué otros elementos encuentras de cohesión comarcal?

El Pont de Suert sería un territorio potencialmente industrial y desde donde mover un espacio geográfico de innovación a nivel de los Pirineos. En cambio, la parte más cultural, turística, de naturaleza estaría centrada en el Valle de Boí y quizás también en Vilaller, donde la ganadería de montaña, por el peso histórico de la Feria, como centro de mercado, sería el sector a promover.

¿Cuándo escuchas, por primera vez, la palabra Aigüestortes?

Por el lado de San Mauricio, el Parque era un territorio que estaba al lado de casa. Tengo memoria continua de ir a menudo, de pequeño, a Espot y hacer excursiones. Recuerdo también los pueblos de Jou, Son, Esterri d’Àneu. En cambio por el Valle de Boí no estuve hasta que me casé.

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antoni plans, por unos pirineos vivos!

He subido mucho por la parte de Cavallers, hacia el Negre atravesando a Colomès, de Aigüestortes hasta el Llong... Ir de excursión, merendar, comer caliente en los refugios, ¡poder acampar en Llebreta!

Explícanos aquella anécdota sobre el refugio del Negre...

Cuando se renovó el refugio Ventosa i Calvell, en los años ochenta, recuerdo haber enviado una carta al diario Avui quejándome del nombre que tenía. El director del diario, Josep Maria Cadena, me llamó, fui a verle, y me dijo: “Cataluña la ha hecho mucha gente y no todos han sido de un color político, y el señor Ventosa también jugó un papel.” Yo le respondí: “Mire, el diario es de usted, haga lo que quiera, pero yo estoy convencido de lo que he escrito y personas como Ventosa, que han apoyado el franquismo, no deberían dar nombre a refugios de montaña como este.”

¿La queja la hicisteis los gaps o era personal?

¡Era mía! La firmé como Antoni Plans. ¡Nunca he hecho anónimos! ¡Nunca he escrito nada a escondidas! Bien, una excepción fue cuando nos dedicábamos, con Joan Vinyuela, a corregir en los carteles de las carreteras algunos topónimos de pueblos, como el de “Pont de Suert” (El Pont de Suert), el acento en “Coll” (Cóll) o las haches de “Bohí” (Boí) o “Tahüll” (Taüll). También contribuí a arrancar los símbolos falangistas que había en la entrada de Barruera; los tiramos al suelo y, para sorpresa nuestra, cuando al día siguiente fuimos a recoger la pieza alguien había hecho el trabajo de llevárselo no sé con qué destino. ¡Desapareció!

La relación perfecta, con el Parque, llega con...

¡DEPANA! Bien, antes había tenido actividades relacionadas con el medio ambiente en temas de evaluaciones ecológicas, de análisis de ciclos de vida, de balances ecológicos donde valoras como un producto tiene más o menos impacto en la cadena de producción. Es una herramienta que había visto en Suiza y cada vez más nos pedían estos balances para objetivar que un producto era mejor o peor que la alternativa. Trabajaba con plásticos, materiales a menudo puestos en cuestión y, como en todo, lo mejor era minimizar el consumo. ¡Esta es mi convicción general! A partir de esto, podemos discutir todo lo otro pero esta es una máxima. ¡Podrás comer, podrás vestirte, podrás sobrevivir pero generando el mínimo impacto! ¡Minimizar el consumo debería ser una obligación! También participé en los cursos de verano de la Seu d’Urgell donde mi materia era la industrialización de las comarcas de montaña. El Parque Nacional llega después de todo esto, a raíz de la conexión que había entre los GAP, DEPANA y el Centro Excursionista de Cataluña. Nos reuníamos un par de veces al año y impulsábamos algunas estrategias conjuntas.

¿Cuándo entras en el Patronato del Parque como representante de DEPANA?

El representante ecologista era Oriol Alamany pero a raíz de desacuerdos con el proceso de la primera ampliación del Parque quiso dejar el Patronato. Se impulsó una ampliación que no era la pactada en reuniones previas en el Parque y se decepcionó mucho. Se buscó un recambio y como tenía contactos con Lluís Toldrà, me propusieron llevar la representación ecologista con él. Siempre me ha hecho mucha ilusión ya que me conecta a mis vivencias en la Ribagorza y en el Pallars Sobirà. ¡Cuando subo, tanto en un lado como en el otro, me encuentro con amigos! ¡Me ha hecho ilusión de mantenerla incluso ahora que estoy jubilado como una tarea de voluntariado muy enriquecedora!

¿De qué proyectos has disfrutado más?

A raíz del intento de ampliación de Baqueira hacia el Pallars Sobirá, per el valle de Àrreu, nos opusimos al proyecto por los graves impactos sobre el territorio. Promovimos un proyecto de estudio para valorar, por la vía de la cuantificación de impactos, cuáles eran las alternativas que había a la ampliación tal y como la presentaban en el año 2000. El proyecto se llamaba Diafanis y proponía escenarios diferentes. Lo pusimos en marcha con la Universidad Autónoma de Barcelona, con el grupo del catedrático de economía ecológica Joan Martínez-Alier. Era un estudio académico correcto y tuvo unas conclusiones previsibles. Para mí, no se supo popularizar, es decir, divulgar; faltó capacidad de comunicación entre la gente del territorio, como debería ser en casos como estos. ¡Los estudios deben servir para que se entiendan y la capacidad de hacerlo entender es lo que falló! Lo que sí fue más allá fue un ejemplo de actividad sostenible a desarrollar alrededor o en el propio Parque: el proyecto Camins Vius.

Explícanos el proyecto en concreto. ¡Un proyecto hecho realidad!

Había entrado en la junta de DEPANA y lo sacamos adelante gracias a una ayuda del Organismo Autónomo Parques Nacionales, y la colaboración de la Autónoma, con el equipo del geógrafo Xavier Campillo. Era un proyecto de circunvalación, a pie, alrededor del Parque Nacional, recuperando los caminos de los pueblos y los valores patrimoniales del entorno, y que ahora está a la espera de racionalizar su explotación comercial. Los promotores del proyecto, a partir de ahora, deberían ser las empresas de senderismo de la zona, como ha pasado, por ejemplo, con Carros de Foc,

boletín del parque nacional de aigüestortes i estany de sant maurici

ßantoni plans, por unos pirineos vivos! la Pedals, el camí dels Bons Homes o el concurrido Camino de Santiago. Creo que hay empresas interesadas, ¿no? La marca Camins Vius debería ofrecerse como un producto compacto que incluya el itinerario, alojamientos y gastronomía determinados. ¡Doscientos kilómetros de caminos dan muchas posibilidades a lo largo del año!

¿Cómo valoras estos quince años en el Patronat?

Nuestro papel como Parque y como Patronato ha quedado suficientemente patente en las reuniones, encuentros o conferencias a las que he asistido. Agradezco el apoyo que he tenido, como miembro del Patronato, desde el propio Parque, en facilitar datos o en comparar situaciones. Hasta el momento hemos tenido una dinámica correcta con convocatorias, actos, objetivos... El Patronat y sus presidentes han sido trabajadores y activos. Se han creado comisiones de trabajo que han obtenido resultados positivos sobre temas como el bosque de la Mata de València, ampliaciones de estaciones de esquí del entorno, proyectos de las hidroeléctricas en el Parque o la introducción del oso pardo en los Pirineos.

¿Y las ayudas y las subvenciones concedidas, durante estos años, a partir de la financiación de actuaciones en la zona de influencia socioeconómica del Parque?

Las ayudas a los pueblos del entorno han sido un factor muy importante. Sabemos que en el futuro no se podrán mantener al mismo nivel pero hay que reconocer el impacto que han tenido en el tejido económico de los pueblos del área de influencia. Esto se debería agradecer específicamente a la gestión del Parque no solamente desde Cataluña sino desde Madrid. ¡También hay que reconocer las cosas positivas que nos llegan desde el Estado! El Parque ha tenido una dinámica irregular, históricamente hablando, y para mí fue un error separarlo de la Red de Parques Nacionales españoles. ¡En un futuro inmediato, deberíamos mirar de integrarnos en redes, no sólo peninsulares, sino europeas y mundiales!

¿Visitando otros parques nacionales españoles o extranjeros has encontrado modelos e ideas para aplicar aquí?

¡Mi impresión del Parque, como turista, es la de ser un parque pequeño pero capaz de resumir cosas que se encuentran en grandes parques! Grandes parques como el de las Rocosas en Canadá. ¡Lo de allí lo encuentras aquí pero en pequeño! ¡Cataluña es una joya con playa y montaña! ¡En los Pirineos, en general, tenemos una diversidad tan grande! Otra referencia, para mí, es la Patagonia. Es muy diferente de aquí y, en concreto, Bariloche, la ciudad de turismo invernal más importante de Sudamérica, guarda una relación directa con el Valle de Boí: ¡algunos de los monitores de esquí de Boí-Taüll cambian el invierno de aquí por el de allí! Aquella gente considero que nos llevan años de delantera y experiencia. Descubres unos guías, unos taxistas, una gente absolutamente integrados con sus paisajes. ¡Crean ilusiones a través de lo que te explican! De manera general, eso me cuesta verlo aquí donde nos perdemos aún en nuestro libre albedrío. ¡Nos estamos equivocando! ¡Faltan ganas y pasión! ¡Primero, aún tenemos mucho que aprender de nuestro territorio y segundo, hay que entusiasmar más a los visitantes! ¡Nunca la culpa puede ser de una crisis sino de la falta de cultura!

¿Volviendo al esquí, la creación de nuevos dominios esquiables como forma de dinamización económica se debe tomar con pinzas?

Las ampliaciones de pistas siempre vienen ligadas a ampliaciones de la capacidad urbanística de un territorio concreto. ¡Esto no lo tenemos que obviar! No se trata de poner unos cuantos remontes, con un impacto limitado o no, por ejemplo, en el Valle de Rus. ¡Lo gordo es que, siempre, detrás hay un proyecto inmobiliario y esto, por suerte, esta crisis -que no es una crisis sino una estafa- nos ayudará a dejar de soñar! ¡Está fuera de toda discusión! ¡Son proyectos descartables de base!

Pero, dentro del Parque, se permiten actividades productivas…

Hay otras agresiones que pueden venir de la pasividad de no plantearse el desmantelamiento de las instalaciones hidroeléctricas. Los contratos se firmaron durante el franquismo y probablemente son denunciables pero si no se quiere llegar a estos extremos, por los pocos años de concesión que quedan, sí que hay que irse preparando para un nuevo escenario sin aprovechamientos hidroeléctricos. ¡Por cierto, la visita que hizo el Príncipe Felipe en el Pallars esta primavera en Tremp, Talarn y la Vall Fosca debería servir para cerrar las centrales que abrió su bisabuelo! ¡Esta es mi opinión sobre todo esto!

¿Un parque nacional, como espacio de investigación científica, puede ser una nueva estrategia de desarrollo territorial?

La cuestión de la investigación es muy importante y se debe potenciar. El Parque tiene en las investigaciones científicas que se hacen in situ una oportunidad de progreso. Es un espacio natural que se ha querido expresamente conservar de forma que los procesos naturales evolucionen con el mínimo impacto humano. ¡Un entorno preservado que a la 13

vez es un campo de trabajo importantísimo para universitarios, científicos y para los ciudadanos en general! Por ejemplo, hay unos pastos que continúan aprovechándose pero con un sentido de desarrollo sostenible. Sin embargo, en el modelo de gestión del Parque no hay que olvidar la parte más técnica, el día a día de la protección, conservación y divulgación, que considero se hace ¡muy bien! ¡Es un trabajo de profesionales!

Pero no deja de ser un reclamo turístico...

¡Sí! El Parque deberíamos valorarlo más de lo que se valora. Por ejemplo, a veces en el Valle de Boí se habla del Románico y se omite el Parque Nacional. Esto, por favor, ¡no es justicia! El Parque tiene una importancia central y los visitantes, no nos engañemos, ¡vienen por las dos cosas! Ya sabéis que hay turistas en el mundo que se mueven allí donde hay parques nacionales, por donde encuentran Patrimonios de la Humanidad. Si tenemos dos estrellas, ¡disfrutemos de las dos! Pero aparte del tema turístico, se han de encontrar nuevas alternativas para un territorio donde el Parque puede generar oportunidades más allá del turismo.

¿Quieres decir que el Parque no es solamente un Parque?

Hay otros conceptos. Estamos en un entorno de respeto a la naturaleza, de respeto a la sostenibilidad y esto tendría que entrar en toda la comarca. No es solamente un lugar donde se va a ordeñar la vaca para que saque la gallina de los huevos de oro. ¡No! El Parque debería servir para que todos se involucraran más en este respeto necesario por la naturaleza. La naturaleza pero todavía se entiende como una propiedad y “¡que me han de decir los de fuera!” Les dejo el trozo del Parque para que vean cuatro rebecos (que no ven ninguno) y ya está! El Parque es un espejo donde el territorio que lo rodea se ha de mirar para ¡progresar! Un rincón de preservación donde debemos hacer las cosas bien, sin trampas. Si ponemos las basuras donde se guarda la sal para las carreteras, no hemos entendido ¡nada! Aquí tenemos que hacer respetar la naturaleza y con ella, ¡el territorio!

¿Progreso y naturaleza son, pues, amigos o enemigos?

A veces se hace bandera de un tipo de progreso que se necesita a costa de la naturaleza, cuando es la naturaleza la que te permite el progreso. ¡Esta es mi filosofía!

Hagamos ahora un pequeño cuestionario de palabras i exprésanos lo que sientes al escucharlas...

¡Muy bien! ¡Adelante!

¡La paz!

Hay quien la relaciona con el silencio. Aquí se puede escuchar el silencio… que decía el poeta Rafael Alberti. La paz la veo como una oportunidad de colaboración positiva entre la gente. Todos intentamos tirar adelante un país, un territorio, un valle de forma amable y sostenible, sin envidias ni engaños. ¡La paz es una oportunidad de ser sinceros!

¡Crisis!

¡Es de lo que no habla la gente! ¡Está fuera de nuestros boletín del parque nacional de aigüestortes i estany de sant maurici 14

contornos! ¡Falta de valores! En los Pirineos también hay un cuarto mundo pero la verdadera crisis será la que nos vendrá si no corregimos nuestra disposición predadora respecto de la naturaleza.

¡Progreso!

Cuando te opones a construcciones urbanísticas te dicen que vas contra el progreso. Pues precisamente, para mí, ¡no es eso! ¡El progreso no es la especulación de unos cuantos sino el bienestar de una mayoría!

¡Participación!

La participación se consigue día a día pero, atención, ¡también puede hacer marcha atrás! Debemos intentar de mantenernos proactivos para implementarla a nuestros pueblos. Por ejemplo, la participación ciudadana en el Valle de Boí debería ser más abierta i divulgada.

¡Cultura!

Es una función elemental en el individuo. Las expresiones de creatividad y de aprendizaje son necesarias. Cultura es hacer bien las cosas, ¡ser profesional!

¡Comunicación!

La de los medios, está muy mediatizada y controlada; la de las personas, siempre he pensado que se necesitan más espacios de convivencia, conectados entre ellos. Por ejemplo, una actividad de senderismo, tomar un café en un bar o ir a la biblioteca municipal, ¡todas pueden acabar generando comunicación! La gente quizás actúa demasiado solitaria y no se conoce suficientemente. Las nuevas redes sociales deben venir acompañadas de espacios reales de comunicación y no solamente de los virtuales. ¡Los proyectos avanzan con complicidades y en los Pirineos hay un déficit importante en este aspecto!

¡Caminar!

¡Es saludable, necesario y conoces gente! Conoces el territorio, de que vive, que hace...

¡Camino!

Para caminar es más cómodo coger un camino que no ir campo a través. No puedo evitar que me venga a la cabeza Camins Vius, la marca de un itinerario que deberíamos ser capaces de difundir. Es una oportunidad de ligar pueblos y comarcas, una tarea muy compleja en el espacio pirenaico que Arcadi Castilló y compañía han empezado a trabajar desde el IDAPA (Instituto para el Desarrollo y la promoción del Alt Pirineu i Aran). ¡La falta de comunicaciones entre las comarcas de montaña lleva a un desconocimiento recíproco y, por tanto, de identidad pirenaica! Rurbans, MOntanyanes son otras asociaciones y empresas que desarrollan estrategias creativas muy positivas y diferentes. El Consell Cultural y el Ecomuseu de les Valls d’Àneu, el Centre d’Art i Natura de Farrera, los encuentros de escritores, las publicaciones como el Portarró que, por cierto, es una lástima que ya no se publique en papel...¡Todo ayuda! ¡Se les debe dar apoyo!

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antoni plans, por unos pirineos vivos!

¡Un árbol monumental!

¡Un árbol esconde historia! ¡La historia de cómo lo han visto diferentes generaciones y como ha sobrevivido a todos! ¡Es una lección de supervivencia! Por ejemplo, ¡el pino de Peixerani! ¡Es un árbol que no lo puedes abrazar! Está junto al itinerario que haces para ir al Portarró; la gente ve la señal que indica el camino para llegar pero hay un tanto por ciento bajo que lo visita.

¡Trashumancia!

Es lo que queda de un pasado diferente. Muchas de las casas de los Pirineos la practicaban. El vínculo económico, genético y lingüístico entre la llanura y la montaña viene de esta actividad milenaria. Últimamente se ha convertido también en un reclamo turístico por practicar el senderismo, gracias a empresas de actividades en la naturaleza que se dedican, entre huella y huella, a explicar esta tradición ganadera.

¿Con quién te gusta pasear por Aigüestortes?

En el Parque, paseando por cualquier ciudad del mundo, cuando estás en un lugar excelente... te sientes un privilegiado que goza de aquel momento. Te gustaría que las personas que quieres estuvieran allí contigo. Cuando contemplas el vuelo del quebrantahuesos, cuando la naturaleza te sugiere algo poético, los querrías tener contigo. Tengo una debilidad especial de pensar en otra gente si sé que aquello les puede interesar. ¡Me viene automático!

¿Cuál es el modelo, si existe, de parque del futuro?

¡De modelo no hay ninguno! Un primer paso, como objetivo concreto e inmediato, sería una nueva ampliación de la superficie protegida. Se debería haber hecho hace muchos años pero por incapacidad política no ha sido así. No quiero ofender a nadie pero las estrategias no han funcionado bien. ¡La ampliación iría bien para el Parque y para los pueblos de la zona de influencia! Las especulaciones de no querer que el otro crezca porque yo estaré solo, así, ¡no vamos a ninguna parte! Un segundo paso, que quizás esté en la cabeza de alguien pero oficialmente no está planeado, es conectarse con otros parques, con otras actividades, con otras personas. Nuestro Parque puede continuar como hasta ahora, con una repercusión limitada o que pase a potenciarse más su influencia sobre el territorio. Un territorio que se lo haga suyo y sea el espejo para hacer de la sostenibilidad el modelo de desarrollo del resto de las comarcas del entorno. ¡El Parque debe ser más permeable! Ahora bien, ante los peligros y las depredaciones existentes en cualquier proceso, existe la tendencia a pensar que cuando más desapercibidos pasamos... ¡mejor! Quizás no nos irá tan mal porque los proyectos se entierran y se desentierran continuamente, los buenos pero también ¡los malos! ¡Todo tiene sus riesgos! ¡Hacer o no hacer! ¡Ser o no ser! ¡Hamlet!

Tu modelo de crecimiento para los Pirineos seria...

El futuro de los Pirineos no depende de ellos mismos; depende de Cataluña, ¡de Europa! Mi modelo empieza con una Cataluña descentralizada y descongestionada. El papel de Barcelona se parece demasiado al de Madrid. Las trampas de las economías de escala no pueden hacer perder el resto del territorio. Es el aeropuerto de Barcelona, por ejemplo, con la famosa “tercera pista”, ¡el que roba usuarios al de Lleida! ¡Barcelona gana cuando pierde habitantes! Cuando decrezca Barcelona, ganará Barcelona y ¡Cataluña! Unos Pirineos policéntricos e interconectados son aquellos que extienden su área de influencia socioeconómica entre Francia y Cataluña. Una región, con personalidad, que tenga valor por su nombre y si hace falta incorporar territorios de Aragón, de Cataluña, de los Pirineos atlánticos... ¡se hace! Estamos en Europa, ¡estamos en el mundo! Hay que conectarse a los Alpes, con el Himalaya. Nuestro Parque no es sólo de Catalunya ni de los Pirineos. ¡Aigüestortes i Estany de Sant Maurici es del mundo, es un parque nacional del mundo!

Estamos a punto de acabar la entrevista y Antoni nos dice decidido...

Si me lo permitís, para acabar, ¡os querría explicar una “cosa que no he dicho!”

Nosotros callamos y dejamos caminar los últimos pensamientos que quiere compartir con todos nosotros...

A raíz del Fórum de las Culturas (2004), celebrado en Barcelona, se programó una serie de actividades relacionadas con los Pirineos (charlas, conferencias o sesiones de trabajo) organizadas por DEPANA y los GAP, bautizadas como Pirineus Fòrum. Pretendía convertirse en una herramienta para el dialogo, para promover un debate social hacia el futuro de las políticas de montaña. El urbanismo, las políticas agroalimentarias ecológicas o la reintroducción del oso pardo fueron algunos de los temas tratados por numerosas poblaciones pirenaicas, en diversas sesiones que se organizaron en diferentes lugares del Pirineo.

¡Ahora sí! Vuelve el silencio. ¡No! El viejo reloj de la sala suspira una última hora. Antoni comenta que un día tuvo que rascarse el bolsillo para arreglarlo pero que valió la pena. Es uno de los inventos más antiguos de la Humanidad. Debe ser porque medir el paso de las horas, de los minutos, de los segundos es apasionante. Un cuarto, la media, las horas... ¡Pirineos adentro!

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