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Por Rafael Del Castillo Matamoros
, JOTAMARIO ARBELAEZ NADA ES PARA SIEMPRE
Rafael Del Castillo Matamoros
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Jotamario Arbeláez. nació en Cali, Colombia, en 1940. Es uno de los poetas colombianos más representativos. Se le reconoce, igualmente, como uno de los fundadores del movimiento nadaista, el cual tiene su punto de partida tanto en las vanguardias europeas del siglo pasado como en la generación beat, el hipismo y la "co ntracultura". Autodidacta y antiacadémico, ha sido publicista, funcionario público, periodista y profesor universitario. En 1980 ganó el Premio Nacional de Poesía convocado por la editorial Oveja Negra y la revista de poesía Golpe de dados. Posteriormente ha obtenido otros como el Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura, el Premio del Instituto Distrital de Cultura, etc. En 1996 recibió la Orden del Congreso de Colombia y el V Encuentro Internacional de Escritores de Bogotá le ofreció su homenaje. Entre sus libros de poesía publicados se cuentan: El profeta en su casa (1966), Mi reino por este mundo (1980), En paiios menores (1994), La casa de memoria (1995) y El cuerpo de ella (2000). Sus memorias aparecieron en el 2002 bajo el título de Nada es para siempre.
Rafael Del Castillo - ¿ Cuándo y en qué circunstancias tuvo usted su primera cita con la poesía?
Jotamario Arbeláez - Mi primera relación verdadera con la poesía se operó el día en que el profeta Gonzalo Arango, recién llegado a Cali a corromper a la juventud predicándole el Nadaísmo en 1959, procedió a romperme uno a uno los poemas que había confeccionado de los 15 a los 18 años, siguiendo los nutrientes de la poesía convencional en boga, Silva, Barba, Valencia, Carranza, en lo nacional, y Bécquer, Geraldy, Leopardi, Nervo, Santos Chocano y Bernárdez en lo universal. Era por lo tanto la mía una poesía primeriza y almibarada, apenas levemente tocada por el avizoramiento siniestro de Lautreamont, Baudelaire, Verlaine y Rimbaud. En realidad, a pesar de tener la sensibilidad del poeta, no había ingresado a ese nuevo mundo que nos descubrieron los monstruos. Me dejé romper la obra completa que para lo único que me había servido hasta ese momento era para romper culos, pues comencé a escribir poemas a raíz de unas calabazas que me diera Gloria Sánchez, una chica muy linda de un barrio marginal donde iba a visitarla todas las noches en bicicleta, y tuvimos la ilusión durante varios meses de ser novios hasta que un compañero me preguntó si me le había declarado y le dije que claro que no, entonces cómo pueden ser novios si no han oficializado, por lo cual organicé mis palabras para manifestarle mi amor, que sería punto menos que eterno ya que era la mujer más bella y más pura que habían tocado mis ojos, si a partir de ese momento me daba el sí, y naturalmente me dijo no, pues según me comentó más tarde, la soia mención de la palabra eternidad le hacía doler la cabeza. Por poco me tiro esa noche con todo y bicicleta al paso del tren. No podía ser posible que una mujer rechazara a semejante hombre como entonces yo era, inteligente y pinta y buen billarista y buen bailarín. Camaján por añadidura. ¿Sabe usted, un poeta joven y según veo muy interesado por esa escuela del demonio como consideraba por entonces la beatería las pistas de baile, lo que era
un camaján de la época? Era un bailarín arrebatado de la música mejicana y caribeña de los años 50s. Su ídolo era Daniel Santos, quien en Cali tuvo un sosías, el cantante Ti to Cortés, introductor de la yerba en el tablado de los artistas del ritmo. El camaján, también llamado 'pachuco', era el preferido como chulo por las putas de postín. Cada vez que se encontraba con alguien lo primero que expresaba era "Huy hermano", oración heredada de los tristes cómicos mexicanos Resortes y Clavillazo, que marcaban la tónica gracias a los Laboratorios Churubusco Azteca. Su jerga impuso la palabra "legal" como sinónimo de bueno, disfrutable, agradable. De allí armé en un arrebato ilumina do mi frase famosa: "¿ Qué necesidad hay de legalizar la marihuana, si la marihuana es 'legal'?", utilizada después por Ernesto Samper para su campaña hacia la presidencia de la república, que se le andaba trabando.
RDC - Hablaba de sus calabazas poéticas y terminó bailando con la política.
JA - He bailado con todo porque nunca me he prohibido nada, no faltaba más. Pero le sigo contando del infortunio emocional que me lanzó a cultivar las palabra bella y sagrada como bala o escupitajo. Esa noche, en medio de tamaña decepción, topé en la reducida biblioteca de mi papá, que a pesar de ser dado al iluminismo algo guardaba de romántico, con unos poemas de don Ramón de Campoamor que parodié y llevé al otro día dedicados a la hermana de mi novia frustrada, a Florencia, quien con sólo leerlos cayó en mis brazos. "Habiéndome robado el albedrío un amor tan infausto como el mío, y ya perdidos la quietud y el seso, volvía yo a Salomia en taxi expreso". No podía creer en el poder de encantamiento de esa sarta de verba. Al otro día, como Florencia no había llegado de su clase nocturna, me recibió la visita el hermanito en el jardín de la casa, quien también quería que le echara su poemita. La situación iba tomando los ribetes de Teorema, de Passolini. Entonces descubrí que el poe
ma es el arma más desleal para conquistar otro ser. Escribir un poema a una persona es hacerle perder todas sus defensas, peor que el sida. Se te entrega indefectiblemente, así el poema sea malo. De modo pues que atenté contra el libre albedrío escribiendo a diestra y siniestra textos inescrupulosos, con un resultado 90% efectivo. Esos fueron los presuntos poemas que me rompió el profeta a la vista de la muda, a la vista de la absorta caravana de jóvenes aspirantes a hacer parte del movimiento más negativamente luminoso en la épo
Jotamario Arbeláez ca más oscura del planeta. Al otro día apareció en mi casa, mi padre orgulloso le franqueó la puerta, y entrándose en mi cuarto de bachiller reprobado expurgó mis fatídicas influencias, incluso las que creía insertas en la modernidad. Prácticamente fue a dar a la basura mi precaria biblioteca. Adiós don Vicente Aleixandre con su amorío destructivo, adiós Luis Vidales a quien tomaba por vanguardista con. sus musarañas, adiós Pablo Neruda con sus jodas elementales, adiós Rubén Darío con su querida de
París, y hasta luego las obras completas de Vargas Vila y la colección de Selecciones. Me puso en cambio a Apollinaire, a Artaud, a Maiacovski, a Tzara, a Marinetti, a Peret, a Ginsberg, al Fernando González de Viaje a pie, al Van Gogh de Cartas a Theo. Y el tomo de Marcel Raymond, De Baudelaire al surrealismo. Me dijo que la poesía era un arma cargada. Que era el único instrumento válido para cambiar el rostro del mundo. Pero sin ni siquiera utilizarla para la queja o la denuncia. Incluso mientras más abstracta fuera la formulación tendría más poder de disociación e ignicencia. Enseguida nos fuimos a tomar un aguardiente donde las putas, que quedaban precisamente a la vuelta de la casa. Papá dijo que nos caería más tarde. Todavía lo estamos esperando.
RDC - ¿Usted nació o se hizo nadaísta?
JA - El hombre nace bueno, pero la sociedad lo va haciendo nadaísta. El espectáculo de mi infancia fueron los cadáveres de liberales en las esquinas, acribillados por las balas de los carros fantasmas conducidos por "los pájaros", asesinos a órdenes del gobierno conservador. A mi padre y a mi tío J orge Giralda, los buscaban para hacerles tragar sus corbatas rojas. La muerte de Gaitán, según Gonzalo Arango, fue un detonante para su rebeldía. El nadaísmo, a pesar de su aparente consistencia gaseosa, nacía como una manifestación de repudio al desangre y a la injusticia. Ya don Manuel Marulanda Vélez andaba descampando en el monte, mientras le bombardeaban sus puercos y sus gallinas. Cuatro años después fundaría las F ARC, segundo movimiento en importancia contra el orden establecido.
Pero la violencia no se aplicaba solamente en lo político, también había una violencia académica, que nos imponía como modelos literarios a seguir esperpentos como la María de Jorge Isaacs. O la literatura costumbrista de don Tomás Carrasquilla. Y la influencia del clero en el comportamiento de las familias era catastrófica; a son de defender la moral y el statu qua sumían a la familia en el rebaño de la sumisión ante los atropellos de la clase dominante, sin ninguna posibilidad de liberación siquiera de la libido, pues era pecado mortal fornicar por fuera del matrimonio. Así se forjaban generaciones de tarados que marchaban como robots hacia la extremaunción.
Me hice nadaísta porque encontré en el nadaísmo mi bandera, mi patria, mi religión. Acababa de perder el bachillerato en el Santa Librada y nada tenía para ofrecerme el futuro. Todos los panes del sacrificio que había demandado mi educación secundaria se habían perdido. Y no habría universidad para este réprobo
reprobado. Sin embargo, a pesar de que el nadaísmo generaba unánime rechazo cuando no la repugnancia sincera de los padres de familia, papá se sintió orgulloso de que yo ingresara a la horda de Gonzalo, que para él era el personaje más grande que había dado Colombia después de Vargas Vila y el Indio Uribe, también de Andes.
RDC - Desde esa perspectiva, ¿qué vendría a ser el nadaísmo a estas alturas?
JA - A pesar de que a estas alturas el nadaísmo es el pan de los ángeles, durante cuarenta años fue cianuro en la mesa del opulento. A más de la poesía, ese viaducto para saltar hacia el absoluto, cultivamos el panfleto al que le cambiamos el insulto directo por el sarcasmo, contra esos poderes opresores de la vida, contra esos personajes nefastos ocultos a veces bajo respetables pantallas. No fue posible seguir una sola vía. Al andar de mano de la juventud y acogidos a la vanguardia, saltamos del rock and roll al go-gó y yeyé, a la canción protesta, al rock y al rock pesado y al rock ácido, a la metálica y al break dance, los que llegamos a él antes de que nos alcanzara el reumatismo, como en pintura brincábamos del abstracto que exaltamos con Marta Traba al pop art, al op art, al arte monstruoso, al hiperrealismo y a las transvanguardias, terminado en Botero al que tanto detesta Cuevas pero quien fuera condiscípulo de bachillerato de nuestro profeta en la Universidad de Antioquia. Igualmente a la par que cantábamos a los guerrilleros heroicos que hacían la lucha contra el sistema desde el monte apoyados en la cruz de su metralleta, como Camilo Torres, nos sumergíamos en la posición de los monjes zen frente a una sociedad con la que no podíamos tener ningún tipo de comunicación pues renunciábamos a la lógica de occidente, a Aristóteles y
a Descartes. A algunos en algún momento nos llegó la tentación mística. Todavía no he renegado de mi ateísmo pero cada vez siento más nítidamente a Cristo caminando hacia mí con pasos de animal grande.
RDC - A juzgar por las imágenes, los momentos y el enfoque que da a los "personajes" que evoca a través de sus poemas, la actitud iconoclasta estuvo presente siempre en su encuentro con el mundo. ¿Qué incidencia tiene esta postura en su poética personal?
JA - Como dije en un poema, de iconoclasta sólo tengo este puño que tumba templos. Fui uno de los que siguió más a pie juntillas la sentencia del profeta de no dejar una fe intacta ni un ídolo en su sitio. Durante mucho tiempo mis anti-ídolos fueron Laszlo Toth, el húngaro que destruyó a martillazos una rodilla del Cristo de La Pietá en el Vaticano, y Ali Agca, el turco que disparó contra el Papa en la plaza de San Pedro. Nuestra prosa sostenía en una mano el martillo del uno y el revólver del otro. Pero nuestra fortaleza nunca fue la praxis, ni siquiera por pacifismo sino por física flojera. Nos contentábamos con ser los autores intelectuales de la revuelta del fin del mundo. Criminales perfectos.
RDC - Es de conocimiento público que hacia 1980 usted obtiene el Pre
mio Nacional de Poesía de La Oveja Negra y la Revista Golpe de Dados y empieza a trabajar como publicista. Cumplía también por esas fechas sus primeros cuarenta años, pero ¿ quién era y qué hacía el Jotamario anterior?
JA - Para 1980 se había acaba do el hippismo, bajo cuyas toldas escampamos algunos nadaís tas que veíamos en esta irrupción el cumplimiento de nuestros vaticinios generacionales: la impetuosa presencia en los escenarios mundiales de la juventud, su irrefrenable resistencia pacífica que fue determinante para acabar con la guerra del Vietnam, el reverdecimiento de las doctrinas orientales especialme nte el budismo y el brahmanismo, la entronización del consumo de marihuana como ritual, la práctica desembozada del amor libre en comunas al aire libre, la fusión indiscriminada de todas las clases sociales de todas las nacionalidades alrededor de un hongo o de una pastilla de LSD para emprender el gran viaje del conocimiento. Así como Ginsberg en Norteamérica, que había sido beatnik, nos tocó asumir una influencia natural en esta tribu que con su pacifismo inherente venía a imponer un tempo más revolucionario que la izquierda recalcitrante contra los altos muros del establecimiento. Su consigna de combate fue el no combate. Pero, ¿qué más embate que el no al consumismo? Para empezar casi quiebran los peluqueros. Y los fabricantes de elementos suntuarios de aseo, los perfumistas y modistos. Porque fue mucha la juventud burguesa que adhirió a nuestras fachas y nuestras mechas. Cuando se acabaron los hippies porque se nos acabó la ropa, me quedé viendo un chispero. Diez años llevaba en Bogotá viviendo de la magia de mi amante Maga, y de mi nombradía alcanzada con el libro El profeta en su casa de 1965, pero había aparecido otro J otamario que era presentador de televisión y me había desdibujado, para los de mi casa había sido una promesa incumplida, el editor de la Oveja Negra, José Vicente Kataraín no me recibía para no tener que rechazarme el legajo de mis poemas. En todo caso los empaqué y envié al concurso convocado por él y por Mario Rivera, director de la Revista Golpe de Dados, y desde luego gané pues en el jurado además de Mario figuraban Darío Jaramillo Agudelo y J.C. Cobo Borda, los únicos otros poetas nacionales que hubieran podido ganarme. Ese premio me representó una amante burguesa espectacular, un llamado de la empresa publicitaria para que percibiera el mismo monto del premio todos los meses del resto de mi vida y una gira poética por Europa Central a partir de la participación en el Festival Poético de Macedonia "Las Noches de Struga". Des de entonces cambió mi v ida. Como Marinetti, me construí un castillo con las piedras que me tiraron.
RDC - ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Los nadaístas o los beatniks?
JA- Primero fue el huevo de los beatniks y después la gallina de los huevos de oro del nadaísmo. Pero conocimos la obra de Kerouac cuando ya andábamos en el camino, y la de Ginsberg cuando estábamos afónicos de aullar. En nuestro magazine Esquirla publicamos Howl como el manifiesto amotinado, alucinado, libertario y drogo de la nueva generación. Elmo Valencia compartió con Ginsberg en la Habana como jurados del premio Casa de las Américas en el 65, cuando a éste último lo expulsaron a Praga porque, según las malas lenguas, declaró que quería acostarse con el Che Guevara. En Praga fue coronado por la juventud como Rey de Mayo, y dio un recital con E lmo en un club nocturno donde su majestad t erminó dormido en el trono del inodoro.
RDC - ¿En qué países la poesía tiene el sello nadaísta?
JA - El sello nadaísta para almohadilla de tinta todavía no lo hemos mandado a hacer. Además ya pasó a la historia con la revolución informática. En todo caso la poesía en Latinoamérica entera ya tuvo su sacudón. No te diría que por obra del nadaísmo, sino de todas las influencias comunes que nos marcaron. Entre ellas la indeleble huella del poeta sacerdote nica Ernesto Cardenal. En los años 60 estuvimos involucrados con la revista El corno emplumado, que n:ianejaban Sergio Mondragón y Margaret Randall, y era el puente intercomunicativo de la poesía latina con la norteamerica- na. Y con Pájaro Cascabel, de la inolvidable Telma Nava. Y con Eco Contemporáneo que dirigía en Buenos Aires Miguel Grinberg. Y con La Bufanda del Sol, de los Tzántzicos comandados por Ulises Estrella e Iván Egüez. Y con Rayado sobre el Techo de los integrantes de El Techo de la Ballena venezolano.
RDC - Desde hace algunos años para acá se le ha visto apoyar de gesto y de palabra a algunos políticos que de una u otra manera son fieles a las feas cos tumbres que caracterizan dicho "oficio", ¿ cómo conciliará, llegado el momento, a sus seguidores políticos con sus seguidores poéticos?
JA - Si he andado con poetas de la peor calaña, de esos que creen que si existe otro buen poeta en el país hay que exterminarlo, y he andado con putas de la mejor especie que han sido eminencias detrás del trono, y he andado con narcos cuya amistad era el orgullo social de nuestra clase dirigente, y con guerrilleros sin alma que creían estar cumpliendo sus idealismos justicieros, y con delincuentes comunes que nos han servido de guardaespaldas, ¿por qué no puedo andar con políticos como han hecho Gabo, Mutis, Rojas, Carranza, sin que nadie les diga nada? No tengo por qué retirarle la palabra a ningún leproso. A algunos les he ayudado para joder a los otros, como al general Rojas cuando le robaron las elecciones, a otros en cumplimiento de mi trabajo publicitario como al actual presidente Pastrana a quien puse en la alcaldía de Bogotá, y a otros porque me generan una enorme simpatía personal y amorosa como Noemí Saiún. Siempre me cuestionan mis actuaciones
precisamente quienes no tienen por qué ser mis veedores. Cuando trabajé en la publicidad me tildaron de tránsfuga sobre todo los izquierdistas, cuando escribí en la gran prensa me llamaron vendido, cuando me gané los premios de poesía me acusaron de fraudulento, cuando tuve carro me dijeron que me veían desdibujado, cuando tuve hijos (a partir de los 50 años) me sacaron en cara mis antiguos escritos contra la paternidad. En todo caso yo como nadaísta nunca hice votos de pobreza, ni de castidad, ni de aburrimiento. La poesía me permite comportarme como me de la puta gana, aún con mis errores políticos, como los tuvieron Whitman con la democracia, Pound con el fascismo, Neruda y Cardenal con el comunismo, Mutis con la monarquía, Gisberg y Ferlinguetti con el hippismo, sin que ello le reste grandeza a su poesía.
RDC - ¿Qué puede aportar la poesía en los días que corren?
JA- Ha llegado el tiempo de los asesinos, clamaba Rimbaud. En mi país ha llegado la guerra. Luego ha llegado el tiempo de los poetas. ¿ Y qué puede hacer un poeta en la guerra aparte de no dejarse matar? ¿Aparte de tomar nota para la epopeya futura? ¿Deberá dirigirse a los bandos en trifulca y clamar por una paz boba? Lo único que le queda es no embanderarse, porque en el bando que se ponga la lleva perdida, ya que ningún bando tiene razón. Sobre todo si desconoce las razones del otro. &
Bogotá, 2002.