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Eduardo Varela

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Sebastián Barbosa

Sebastián Barbosa

Amor IN.

Los indeseables. Mi amor es un amor IN, un amor moderno, un amor: inhóspito, inamovible, intransigente, inapelable, intenso, inescrupuloso, inaplazable, ¡innecesario! Por lo tanto, la naturaleza de mi corazón resulta ser igualmente IN, por supuesto; ¡incomparable! indispensable, inconsecuente. Sin embargo, ambos, tanto el amor como el corazón, son indiscutiblemente las víctimas de mis malas elecciones. Elecciones que en último término señalan a un “yo” incompetente, inepto, a un amor indigente, indigerible, indigestible, que no habita sino que transgrede, y de cuya conciencia podríamos decir que es: ¡francamente inoperante! pero que está íntimamente relacionada con ese sentimiento recalcitrante de proa de barco al que ya le ha entrado la herrumbre, y al que hemos de llamar: lealtad. Por lo tanto, podríamos afirmar que el amor de verdad y la lealtad; son simplemente ineludibles, inseparables, ingobernables y que, en últimas, podrían llevar a cualquiera a la debacle, a la derrota, al fracaso, a la desgracia. Por lo que en mi muy humilde opinión, deberían catalogarse como: sentimientos sencillamente: inconstruibles, ¡los indeseables!

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Costura

Felicidad es: ponerse un traje hecho de orgasmos, cuya confeccionista haya sido el amor de tu vida. Por lo que hacer el amor con alguien, se convierte, irremediablemente, en una cuestión de hilo y aguja.

Caída libre

Al alcanzar las nubes contigo recordé que había olvidado mis alas, casi al mismo tiempo que tú recordabas que no te gustaba volar tomada de mi mano.

Epitafio

¡La muerte me visita con tanta frecuencia, que ya hasta nos hicimos amigos. A veces llega disfrazada de amor!

Reseñas

NANOF Enzia Verduchi

Vaso Roto, España, 2019.

Te envío algunas noticias que me llegaron en el sistema telepático, parecen extrañas, pero son verdaderas: yo soy un astronauta-ingeniero-minero en el régimen mental, ésta es mi llave fabril.

Nanof es un libro entrañable alrededor de lo que significa sobrevivir. Nanof es un libro valiente sobre la alegría de crear y compartir historias que nos iluminen y cuestionen en la noche oscura de esta humanidad que oscila entre la crueldad y el terror de unos poderosos que exigen a toda costa castigar; y la belleza creadora que desafía los controles y castigos de ese poder de maneras luminosas, valientes y compasivas.

Nanof es un libro que se suscita a partir del álbum The Nuclear Observatory of Mr. Nanof, compuesto por Piero Milesi y publicado el primero de enero de 1986, a la memoria del músico italiano, a quien Enzia Verduchi dedica este poemario. El conjunto de poemas que se reúne alrededor de diez secciones recupera no sólo el ánimo musical de las piezas del compositor, sino –a través de una cuidadosa investigación documental y poética– la historia de Fernando Nanneti Oreste, quien estuvo internado en dos hospitales psiquiátricos desde 1948 en que fue recluido por agredir a la autoridad. Fue en el pabellón del Hospital Psiquiátrico Judicial de Volterra, en Toscana, donde Nanneti grabó en el muro con la hebilla de un cinturón, sus observaciones de un vasto universo que proyectó entre muchas cosas para librar la locura, y para dejar testimonio de un Estado aterrador y salvaje que no tolera la disidencia.

El acercamiento de Verduchi a este personaje y a los eventos que rodean su vida, parte de una cercanía que delicadamente recoge los asuntos documentados en los archivos del psiquiátrico, así como los trabajos previos realizados por Antonio Tabucchi, Mino Trafeli Pier Nello Manoni y el documentalista Paolo Rosa sobre el grafiti dejado por Nanneti en el muro.

En la composición de estos poemas, Verduchi va tramando poderosas imágenes sobre personajes y eventos que mediante un ritmo contundente y preciso llevan al lector a percepciones en las que compasión está en el filo de cada uno de los elementos del poema, como este que abre el universo Nanof:

«i.- ¿...? / Me arrancaron los ojos aunque las cuencas están llenas del cielo / de Toscana. / Espejos azules. Dos gotas suspendidas y móviles / que observan el mismo muro de arcilla cada mañana. // Me desgajaron la visión del mundo, dicen ellos: // La nieve manchada con la eyaculación de nuestros asesinos. / Las colinas minadas con el silencio de nuestros asesinos. / La mar resguarda el peso y el plomo de nuestros asesinos. // La córnea es más ligera y nada acalla la verdad del aire, / el desplazamiento de la nube, las formas de la nube, la fragilidad / flotando sobre nuestras cabezas. // En esta brevedad de Volterra, paraíso de higiene mental, / el mundo posible es el cielo» (p. 15).

La estructura en que están organizados los poemas permite la exposición de tiempos, personajes y espacios diversos, en los que la historia sobre Nanof, sus compañeros de reclusión y su amada Milena se enriquecen con poemas en los que se cuestionan los sistemas judiciales y la pena de muerte, aún vigente en Estados Unidos. Con esta perspectiva tenemos la posibilidad de leer en cada uno de los poemas reunidos en los interrogatorios, en las postales, en los perfiles, en Groenlandia, en la nota que acompaña el final del libro y en la maravillosa

Tabla periódica, preguntas vitales: ¿con qué soberbia el Estado es capaz de castigar y someter tan aterradoramente?, ¿cómo se las han ingeniado las personas que operan los aparatos judiciales para determinar los crímenes y los castigos mediante argucias económicas, políticas y científicas?, ¿qué atrocidades se cometen en nombre de un Dios o de la Justicia?

«v.- ¿...? / Dios, tu presencia me incomoda. Lo que se hace y dice en tu nombre, me incomoda. Las maneras de mostrarte en Volterra, me incomodan. / Prefiero el lenguaje cifrado de los ríos, el suave vórtice en el caudal de L’Era. El silencio en las colinas, cuando el viento abandona el valle del Cecina y las nubes descansan en los ojos. / ...entonces el dolor es lejano» (p. 59).

Por otro lado, Verduchi logra mediante la narrativa de la historia de diversos expedientes, es decir, pacientes-reclusos reducidos a ser un número, la imbricación del lenguaje farmacéutico con que fueron reducidos y el lenguaje cifrado de la observación de la naturaleza y la compasión en esas condiciones:

« Postal: Pabellón Ferri, sección 4, 198? / Difícil explicar la agonía del hombre ajeno, / Su mirada bífida que desbrizna el tiempo. / En la caída la sangre espesa, Milena, / Es azogue lo que circula mansamente» (p. 26).

Todo el libro es maravilloso, no obstante, el goce altísimo que produce la precisión científica y los vínculos que se establecen en los poemas de la sección Tabla periódica, me parece conmovedoramente relevante. Como ejemplo, este poema en el que se entrevera el sustantivo abstracto Fe, y la nomenclatura del hierro contenido en las espinacas.

« Fe 26 / Frente al plato de espinacas, / Empuñando indeciso el tenedor, / Me digo: “¿Quién asegura que estas hojas / Frescas y brillantes, amargas, me devolverán la fe?” / Observo la luz del mediodía, / Los troncos y las ramas de los árboles: / Todo es más fuerte que yo—Ipse dixit».

TU NOMBRE, ARDE. ANTOLOGÍA PERSONAL

Enzia Verduchi

Caza de libros, Colombia, 2019

Nanof es un libro maravilloso y querido, cuidadosamente editado por Vaso Roto en Madrid, 2019. Nanof es la puesta en verso de lo más hermoso que tenemos las personas para mirar al cielo y crear estrategias en medio del terror que algunas veces los Estados totalitarios nos quisieran imponer.

[En Vallejo & Company, Perú, julio 18 de 2019]

Maricela Guerrero

«Nos ciñó la lengua extranjera», escribe la poeta italo-mexicana Enzia Verduchi al principio de Tu nombre, arde. Antología personal. El verso, parte de sus primeros poemas, bien puede ser una hoja de ruta para leer su poesía. La extranjería de la lengua, esa forma del exilio, es el corazón que rige toda su obra: el nudo vital y verbal, que ata y desata su escritura, con su centro intraducible; la conciencia herida de quien está «en trance de una raíz a otra», como dijera Vallejo, atravesado por una lengua ajena. No es de extrañar, pues, que esta obra se centre en la traducción de lo indecible, en la indagación de los límites del lenguaje, con gran intensidad y belleza.

No hay otra patria que la lengua habitada, nos parece decir la poeta, frente al origen, la naturaleza, las cosas, y los seres; de ahí que su lengua sea capaz de salvar, en su incandescencia, instantes y acontecimientos, convirtiéndolos en presencias puras, ya sea en la exploración de la memoria familiar o en la exploración de la locura, de la que Verduchi ha escrito con imaginación afiebrada, concibiendo la herida de la lengua como materia histórica, traduciendo, con asombrosa razón, la razón dislocada. Traducir, nos muestra la poeta, es la vocación esencial de la poesía cuando se enfrenta con la otredad, la enfermedad, la muerte. Su conquista: el poema que «lumbre fue un día / de bellísima blancura». La intensidad de su voz, imprescindible en la poesía mexicana, ha configurado una obra esencial de nuestro presente. Sirva esta antología para que el lector se adentre en una de las escrituras más originales de la poesía latinoamericana.

María Rivera

EN LA CORRIENTE OSCURA DE LOS DÍAS Fernando Linero Montes

Letra a Letra, Bogotá, 2019, 88 pp.

Las claridades de la corriente oscura

[Fragmento del prólogo] […] En el campo de la crítica, se sabe, nadie ha cuestionado la recurrente idea de que la poesía, teniendo como origen y sustrato a la música, sea de igual manera la expresión más sofisticada entre las que tienen como medio comunicativo la reflexión cognitiva. Ello es así porque al poeta le motivan, semejante al filósofo, las mismas preguntas sin respuestas: «de dónde venimos», «quiénes somos» y «para dónde vamos». De ahí también que, indefectiblemente, la vida sea el tema principal de ambos discernimientos.

El poeta auténtico no se abstrae de eso, pues hacerlo le distanciaría de la esencia de la poesía, cuya función social, y también personal, es precisamente el examen de la vida. En el caso del autor de En la corriente oscura de los días, la vida «cuando todavía se centraba en cosas muy elementales». Cosas tan lejanas de lo complejo como los ámbitos visibles del día a día y sus calcadas cotidianidades.

La cotidianidad surte entonces las necesidades de su querencia poética, y así lo evidencia en sus versos, dados paradójicamente a las reflexiones sobre la vida y su trasfondo; pero, siempre, sin echar mano de los recursos retóricos del discurso filosófico. Para esto, el poeta procura [...] descontar las teorizaciones para trasmitir mejor las experiencias emotivas: me explico: a sus versos pareciera bastarles mostrarnos la vida, antes que disponernos a cuestionarla.

De tal suerte, siendo los días elementos de la vida cotidiana, o mejor, una suerte de cápsulas que la contienen, estos ocurren en sus páginas como puestas en escena de su particular poesía. De ahí que en sus versos parecieran estar erigiéndose escenografías de momentos, digámoslo así, paisajísticos, o más exactamente, visualizables. Estrados sobre los cuales desata sus contenidos cognitivos, que son alusiones al tiempo y a sus graves y memorables instantes, entre los cuales el poeta, que tanto examina el presente y se examina a sí mismo, privilegia aquellos ya pasados; los días de la «arboleda perdida» como diría Alberti –refiriéndose a los días de la infancia– o los de «los resplandecientes escarabajos» como los nombra Linero, aludiendo a los días de su juventud.

Los días que el poeta emplea para ilustrar la vida, y la vida que refiere para exaltarla: porque sus versos tienen la virtud de encantar con descripciones exteriorizantes del paisaje, y con puntualidades verbales que aseguran al lector –por triste y desalentador que sea el trasfondo de sus poemas o de sus visos interiorizantes– redimirse con la naturaleza, con la cotidianidad y con la misma existencia.

Pero, también la vida para criticarla; aunque sus piezas compuestas son de mixturas, donde no existen lamentos, o quejas, desprendidos de regocijos o asombros vitales. De hecho, el autor de En la corriente oscura de los días no es un poeta suicida, ni sus pensamientos pretenden despertar desencantos. En tal circunstancia, veo en sus textos la exposición objetiva de emociones subjetivas, emociones que nos son tan comunes como incurables: el paso de los días o la muerte de nuestros semejantes.

No obstante, [...] todo lo dicho en las páginas de En la corriente oscura de los días está expresado en un lenguaje hermético y no palmario. [...] Metáforas y giros sintácticos, menos españolizantes y afrancesados que los recursos propios de las generaciones, aquí en Colombia, inmediatamente anteriores a su obra. Es decir, la apuesta por un lirismo lejano del romancero, y la inclinación por uno dado a mirar, y describir mejor, la crudeza de las realidades.

No obstante, pese a su preferencia por las formas y palabras del lirismo, la de Linero es una poesía de factura impresionable, proveniente más de la música que de las imágenes y metáforas de lo lírico. De la música, que comparte con la poesía, como poco ocurre con las otras experiencias del arte, las vías de la comunicación sutil. Lo que tal vez se explique mejor así: los hechos y los pensamientos de la música y de la poesía, siempre han de erizar la piel y de turbar la mente.

Guillermo Linero

ESTE NO ES TIEMPO DE FERVOR Sebastián Barbosa

El Taller Blanco Ediciones, Venezuela-Colombia, 2019.

Este no es tiempo de fervor, el más reciente libro publicado por El Taller Blanco Ediciones, en la colección de poesía Voz Aislada, traza un mapa de ausencias y hallazgos. Con las palabras se invoca lo no vivido para que surja, deje de ser ilusión, lejanía, intemperie. En cada poema se cifra un ritual, una expurgación. Poemas asidos a las intemperancias del amor; sin estridencias ni pudores para decir desde la homoafectividad. El poema se escribe como símbolo, donde la experiencia se ordena, ya sea en una imagen o expresión, para reducirla a objeto verbal, a huella cierta. La memoria indaga en distintas direcciones. Hay recuerdos que el lector puede presumir que fueron, que tuvieron un lugar en el orbe emocional, así como también hay visiones del futuro, o simplemente intemporales, donde el poeta se sitúa para ver penumbras y habitar heridas, para sanar y recoger hebras de luz. Hay hombres que huyen, ceniza, la pupila alucinada de un suicida antes de saltar, la aceptación de que no hay fervor, de que no hay que temer ante la noche. Se tiene la certeza de que las palabras no bastan, pero está el libro, sembrado con la contradicción que lo origina: fijar lo inalcanzable.

Hay en el libro esa búsqueda que recuerda el mito de Orfeo, quien se hunde en las regiones abismales del inframundo con su cítara para recuperar a Eurídice. Orfeo no puede mirar a su amada hasta salir del hades, pero lo hace y ella se desvanece. Esa sensación del cuerpo que se hace humo, de lo que se deshace y se oculta, esa posibilidad riesgosa de mirar lo que se pierde, está en los poemas de Barbosa:

«Si como un fantasma, tú también te ocultas / tras las sombras de esta casa / que has sido tú / desde siempre. // Casa en la que has sido centinela de tu polvo / y tus ruinas / casa que ha sido cueva de ladrones / ruinas soterradas».

Cuando la memoria se dirige hacia atrás es reconstrucción. Según las dos acepciones de poesía dadas por

Valéry: hay en un primer momento un estado emocional sugerido por una persona, una circunstancia vital, o un paisaje, por ejemplo; en segundo lugar se entiende lo poético como reconstrucción de «la emoción poética a voluntad, fuera de las condiciones naturales en las que se produce espontáneamente y mediante los artificios del lenguaje». En Este no es tiempo de fervor hallamos ese intento por remendar las emociones, pero esto se hace con elementos arquetípicos. En el poema titulado «Algún día», es en una estatua donde habitará lo irrecuperable:

«Herido todo y celoso del viento que se pierde / besaré una piedra / y sobre ella edificaré el templo / donde fría, habitará la estatua de lo ausente».

Cuando la memoria se dirige hacia adelante encarna el futuro, lo hace presente y revelación. En el poema que rememora el suicidio ocurrido hacia finales del 2018, cuando un joven salto de la Torre Colpatria, el poeta no solo narra desde un punto de vista externo, sino que desciende a la primera persona para decir la muerte del otro como la propia. El poeta cae con el suicida para nacer luego del punto final del poema, es decir, se muere antes de nacer, tal como se lee en el último verso: «la vida está por comenzar». El personaje del poema pregunta por su futuro póstumo:

«¿Quién escuchará mi estrépito contra el suelo? v/ ¿Qué poeta, oficinista o puta / se llevará la fotografía de mis carnes laceradas / y por fin libres / por fin desperdigadas?».

Es, como decía al inicio, un libro cimentado en contradicciones. Este no es tiempo de fervor absorbe la influencia de Miyó Vestrini, de Fernando Molano, de Abigaél Bohórquez, de Gómez Jattin, poetas cuya obra ha sido decantada y filtrada por medio de la experiencia vital de Sebastián Barbosa y vertida en su libro. Este no es tiempo de fervor se inscribe como el primer momento de algo novedoso que ocurrirá en la poesía colombiana del siglo xxi.

Cristian Garzón

LAS VIEJAS HERIDAS Y OTROS POEMAS Joaquín Mattos Omar

Letra a Letra, Bogotá, 2019, 84 pp.

Si ser poeta es ello

[Fragmento del prólogo] ¿Conviene que el poeta se mantenga en un estado de ingenuidad, de inocencia, sumido en una condición o un ámbito de misterio, de incomprensión acerca de su propia tarea creativa a fin de lograr los mejores resultados en esta; o, por el contrario, como quieren otros, es lo más adecuado que, a fin de lograr tales resultados, posea una conciencia lúcida y erudita acerca de su oficio y que por tanto ajuste su trabajo a una clara y definida doctrina estética?

En otras palabras: para ser poeta, ¿es preciso tener definida un arte poética?; ¿o se puede ser poeta sin ella?

En lo que a mí concierne, nunca he tenido una idea clara y distinta de lo que es la poesía. Cuando empecé a escribirla a comienzos de mi adolescencia, lo hacía imitando a los poetas que entonces leía. Después, con los años, fui descubriendo que ya me interesaba menos escribir poemas para imitar a los poetas que me gustaban que hacerlo para expresar lo que me sucedía, lo que veía, lo que inquietaba o azoraba íntimamente mi espíritu, mi corazón, o como quieran llamar esa parte donde uno es lo que es, para emplear la bella fórmula de san Agustín. Cuando esto último –utilizar la poesía como un instrumento para mi exclusiva expresión personal– se asentó y se estableció en mí como mi principal interés en relación con esta forma artística, fue cuando surgió el problema de que no sabía si lo que escribía tenía o no un verdadero carácter o valor poético [...] empecé a notar que esos asuntos que me inquietaban o asombraban, o que simplemente ocupaban el centro de mi atención o de mi curiosidad, tendían a imponer sus propias maneras estilísticas, a subordinar la forma literaria al hueso seco de su contenido puro y que, además, para complicar las cosas, esos asuntos no correspondían exactamente a los que convencionalmente se han tenido por «poéticos». El resultado es que la mayoría de mis poemas, una vez escritos en su versión (aparentemente) definitiva e incluso dados a la imprenta, se me antojaban muy prosaicos, o muy descarnados o despojados, o muy densos y con tendencia hacia cierto tono filosófico, en fin, todo, menos la presencia de esa levedad, de esa imaginería, de ese sentimentalismo, de esa retórica que suelen esperar de la poesía la mayoría de los lectores de poesía. [...] Han pasado poco más de tres decenios desde entonces y aún sigo en lo mismo: empantanado en la incertidumbre, moviéndome a tientas en la penumbra (y no digo en la oscuridad para no ser tan pesimista). [...] aún sigo buscando luces en las obras de los otros poetas (debería decir mejor, en las obras de los poetas), no para caminar obedientemente detrás de ellas sino para que iluminen mi propio camino. Lo cual quiere decir, en consecuencia, que carezco por completo de un arte poética. Y como carezco de ella, no la he formulado nunca por escrito, por supuesto, ni bajo la forma de un manifiesto ni mucho menos bajo la forma de un poema titulado «arte poética».

Sospecho que todos los poetas –aun los que a uno como lector, por la eficacia, la belleza y la unidad de sus poemas, le parece que tienen muy claras sus ideas acerca de lo que es la poesía– andan siempre en una permanente actitud de búsqueda; que lo suyo es el reino de la constante insatisfacción, de la constante inconformidad. Incluso, puedo creer que un poeta tenga cierta orientación definida en relación con el rumbo que persigue como creador de poesía, pero que aun así creo que la tendrá siempre de un modo intuitivo, inconsciente; en todo caso, nunca de un modo tan nítidamente racional que incluso pueda permitirle describir letra por letra su concepto o teoría de la poesía.

De manera, pues, que el conjunto de poemas que he escrito a lo largo de mi vida –y del cual ofrezco al lector en el presente libro una selección personal– no ha sido regido en su proceso de composición por la luz de arte poética alguna. Ignoro si ello es responsable de sus debilidades y de sus –sin duda escasas– virtudes.

Joaquín Mattos Omar

Índice de autores

JOTAMARIO ARBELÁEZ (Cali, 1940) Poeta, publicista y cronista. Representante y cofundador del movimiento nadaísta en Colombia. Libros de poemas: El profeta en su casa (1966), Mi reino por este mundo (1981), La casa de la memoria (1985), El espíritu erótico (1990) y El cuerpo de ella (1999). Ha publicado además El libro rojo de Rojas (1970), junto a Elmo Valencia, y sus antimemorias Nada es para siempre (2002).

SEBASTIÁN BARBOSA (Bogotá, 1998) Cursó estudios de filosofía y letras en la Universidad de la Salle. Actualmente es estudiante de filosofía en la Universidad Pedagógica Nacional. Aparece en la antología Ríos paralelos III (2018). Su ópera prima se titula Este no es tiempo de fervor (2019). Es integrante del grupo representativo institucional del Taller de Poesía upn-relata-MinCultura.

YIRAMA CASTAÑO (Socorro, Santander, 1964) Poeta, periodista, graduada de Estudios Internacionales y Diplomacia de la Universidad Tadeo. Tiene una especialización en Dramaturgia y estudios de maestría en Ciencias Políticas. A la fecha ha publicado cinco libros: Naufragio de luna (1990), Jardín de sombras (1994), El sueño de la otra (1997), Memoria de aprendiz (2011) y la antología Malabar en el abismo (2012). Este año se publicarán tres antologías de su obra, en México, Colombia y Cuba.

STÉPHANE CHAUMET (Dunkerque, Francia, 1971) Ha vivido en países de Europa, América latina, Medio Oriente y Asia. Ha publicado, entre otros libros, las novelas: Aun para no vencer, El paraíso de los velos (crónicas de Siria) y Las marionetas; y los libros de poesía: Urbanas miniaturas, La travesía de la errancia y El azar y la pérdida.

MAURICIO CONTRERAS (Bogotá, 1960) Poeta, ensayista, investigador, narrador, traductor, editor y pedagogo. Realizó estudios de Química. Actualmente dirige el Colegio de Estudios Americanos. Libros de poesía publicados: Geografías (1988), En la raíz del grito (1996), De la incesante partida (2003), Devastación y memoria (2005) y La herida intacta (2005, Premio Nacional de Poesía «Ciudad de Bogotá», 2005). Ha publicado además libros de cuentos, crónicas históricas y antologías de poesía colombiana y latinoamericana.

MARGARITO CÚELLAR (San Luis Potosí, México, 1956) Poeta, narrador y periodista. Licenciado en periodismo y maestro en artes. Entre sus libros de poemas están: Tambores para empezar la fiesta (1992), Plegaria de los ciegos caminantes (2000), Cuaderno para celebrar (2000), Ecuatoriales (2006), Noticias de ninguna parte (2007), Arresto domiciliario (2007), Estas calles de abril (2008) y Las edades felices (2013, por el que le fue otorgado el Premio Iberoamericano de Poesía para Obra publicada del Instituto Nacional de Bellas Artes y el gobierno de Tabasco). Su libro más reciente es Cantos para el único brazo de Blaise Cendrars.

RAÚL GÓMEZ JATTIN (Cartagena, Colombia, 1945-1997) Poeta. Adelantó estudios de derecho en la Universidad Externado de Colombia y luego se dedicó de lleno al teatro, el que abandonó para dedicarse al estudio de la poesía. Publicó su primer libro de poemas a los 35 años bajo el título Poemas (1980), al que le siguieron Tríptico cereteano (1988), Hijos del tiempo (1989), El esplendor de la mariposa (1993) y El libro de la locura (2000, póstumo). Los últimos diez años de su vida transcurrieron en Cartagena en medio de graves episodios de demencia, alternados con talleres de teatro y poesía que dictaba en el Museo de Arte Moderno y en la Universidad de Cartagena. Sumido en la indigencia, falleció en esa ciudad en mayo de 1997.

MARICELA GUERRERO (Ciudad de México, 1977) Editora y poeta. Antílope Editorial y la Universidad Veracruzana le publicaron El sueño de toda célula (2018), con el que obtuvo el premio Clemencia Isaura de Mazatlán. Ha sido traducida al inglés, alemán, sueco, entre otros.

JAIME JARAMILLO ESCOBAR (Pueblorrico, Antioquia, 1932) Poeta y ensayista colombiano. Cofundador con del movimiento nadaísta colombiano. Por más de dos décadas ha ejercido como maestro tallerista de jóvenes poetas en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Ha publicado los libros de poemas Los poemas de la ofensa (1968), Sombrero de ahogado (1983), Poemas de tierra caliente (1985) y Poesía de uso (2014); además del Método fácil y rápido para ser poeta (1999, 1 tomo; 2011, 2 tomos) . FERNANDO LINERO MONTES Santa Marta (1957) Poeta y músico. Estudió Filosofía y Letras y Dirección Musical. Ha publicado los libros de poesía: Sonata del sonámbulo (1980), La risa del saxo (1985), Guijarros (1990), Aparte de amor (1993), Palabras para el hombre (1998), Lecciones de fagot (2004), Experto en tachaduras (2010), Cuaderno de insectos y otros poemas (2011), la antología La risa del saxo y otros poemas (2014) y En la corriente oscura de los días (2019).

GUILLERMO LINERO MONTES (Santa Marta, 1962) Artista plástico, poeta, narrador, crítico literario y de arte, y abogado. Entre sus libros se destacan: Aventuras en la calle (relato, 1996), Cuadros de una exposición (poemas, 2000) y La última carta (poemas, 2008). Publica su obra crítica en varias revistas especializadas.

JOAQUÍN MATTOS OMAR (Santa Marta, 1960) Autor de los libros de poemas: Noticia de un hombre (1988), De esta vida nuestra (1998) y Los escombros de los sueños (2011), así como del volumen de prosas Páginas de un desconocido (1989), el relato La caída de Ciudad Quilla (1993), el libro de cuentos Canción de amor para despertar a un yonqui (2014) y En la madriguera del genio. Crónicas y ensayos sobre García Márquez (2015). Tuvo a su cuidado y escribió la introducción del libro de poesía inédita de Raúl Gómez Jattin Acerca de Œdipus (2018). Actualmente es columnista del diario El Heraldo, de Barranquilla. En 2010 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría de «Mejor artículo cultural en prensa».

CORINA OPROAE (Făgăraș, Transilvania, Rumania, 1973) Es licenciada en filología inglesa e hispánica por la Universidad Babeș-Bolyai de Cluj-Napoca. Reside en Cataluña desde 1998. Escribe en español, traduce del rumano y del inglés al catalán y al español. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía Mil y una muertes e Intermitencias.

MARÍA PAZ GUERRERO (Bogotá, Colombia, 1982) Poeta y ensayista. Literata de la Universidad de los Andes, magíster en Literatura Comparada de la Universidad de la Sorbona Nueva, París. Ha dirigido seminarios sobre poesía colombiana contemporánea y sobre poesía francesa y peruana. Actualmente es profesora de tiempo completo del departamento de Creación Literaria de la Universidad Central. Publicó recientemente su poemario Dios también es una perra.

MARÍA RIVERA (Ciudad de México, 1971) Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino (2000) y Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes (2005). Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México Ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de México, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y del Centro Mexicano de Escritores. Actualmente es presidenta del pen Club México.

VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ (La Habana, Cuba, 1955) Poeta, periodista, crítico literario y traductor. Además de Cuba, ha vivido en Nicaragua, Colombia, y los Estados Unidos, donde actualmente es Profesor de Español en Kenyon College. Sus más recientes antologías son: Cuarto de desahogo (2013) y Del arco iris y el relámpago (2016).

EUGENIA SÁNCHEZ NIETO (Bogotá, Colombia, 1953) Filosofa de la Universidad Nacional (1980), Especialización en Administración y Planeación del desarrollo regional, Universidad de los Andes (1993). Premio Nacional de Poesía Hormiga Editores en 1984. Segundo Lugar en el Concurso Nacional de Poesía, XII Festival de la Juventud Internacional y la Fundación Papagayo de Cristal, 1985. Ha publicado, entre otros: Que venga el tiempo que nos prenda (1985).

JOÃO VANDERLEI DE MORAES FILHO Poeta, profesor y gestor cultural. Graduado en Letras Vernáculas de Literatura Brasileña por el Instituto de Letras de la ufba (2003). Estudiante de maestría y doctorado en Cultura y Sociedad del Programa Multidisciplinario en Cultura y Sociedad del Instituto de Humanidades, Artes y Ciencias Milton Santos de la ufba. Ha publicado: Twisted Stone (Salvador, 2004), Puerto (Cartagena, 2006), En nombre del rayo (Fortaleza, 2009) y Still the Sea (Buenos Aires, 2011).

EDUARDO VARELA Estudió lenguajes y estudios socioculturales en la Universidad de los Andes. Ha sido traductor, intérprete y profesor de inglés, alemán y español para extranjeros. Ha sido publicado en revistas poéticas como: Latin Art, The Apostles Review, La Periferia Literaria. Trabajó como jefe de redacción de la revista Origami.

ENZIA VERDUCHI (Roma, Italia, 1967) Poeta y editora. Desde los cinco años vive en México. Licenciada en Periodismo y Ciencias de la Comunicación. Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta en 1992. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas: Cartas de usurpación (1992), El bosque de la hormiga (2002), Groenlandia (2018) y Nanof (2019).

ZINGONIA ZINGONE Poeta, narradora y traductora. Creció entre Italia y Costa Rica, y es licenciada en Economía. Vive en Roma. Ha publicado cuatro poemarios en castellano, dos de los cuales han sido traducidos y editados en Italia. Equilibrista del olvido / L’equilibrista dell’oblio (2011-2012) ha sido traducido al inglés y al kannada. Su último libro Los naufragios del desierto (Vaso Roto Ediciones, 2013) se compone de tres cuentos escritos en verso.

POESÍA BOGOTÁ 2020

28 FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE BOGOTÁ Poesía actual en lenguas romances II País invitado de honor: Portugal

abril-mayo de 2020

Organiza:

Casa de Citas, la casa de la poesía

Se suma al homenaje nacional que las XI Jornadas Universitarias de Poesía «Ciudad de Bogotá» le rinden al legado poético de Raúl Gómez Jattin

«Si mis amigos no son una legión de ángeles clandestinos Qué será de mí»

Raúl Gómez Jattin. Foto de Milcíades Arérvalo, cortesía Archivo Casa de Poesía Silva.

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Información www.facartes.unal.edu.co

E-mail: Maescrea_farbog@unal.edu.co Teléfono: 3165000 ext. 10807 / 10808

Facultad de artes

Maetría en Escrituras Creativas Sede Bogotá

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