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Laura López Morales

(Córdoba, 1976)

Despertamos a leer las marcas las pisadas de la noche en la arena amanecida

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un hombre con sus perros un caballo el puma en las proximidades y una vaca suelta arrastrando la soga y la rama a la que fue atada

La réplica es exacta un rectángulo de cielo clarísimo íntimo donde vienen a estrellarse los pájaros

Está por llover pero no llueve esa promesa sobre el eje de esta rama ha podido más que cualquier fruto

para los animales es distinto hacen labor de todo recogen de la inminencia el excedente lo acumulan se resguardan menos los caballos los caballos no esperan por la lluvia pastan bajo un cielo que debiera desaguar eso es todo pesa lo que debiera es decir deslumbra cruje según su naturaleza.

Otro día de nubes bajas y los árboles sumidos en la niebla en días como hoy simplemente alcanza con extender el brazo para saber que todo lo que se recuerda está dentro de las nubes o puede estarlo son días de cierto sigilo los zorros aguardan a prudente distancia del mismo modo me permito esperar esperar por ese instante de perfección un primer rayo de luz filtrándose dando vida a una línea de tiempo en la que ya no creías pero que sin dudas alcanza alcanza para extraer algo más o menos suave más o menos hermoso más o menos entero de ahí a prudente distancia y antes que se apague los zorros gritan aúllan en la niebla se responden sin verse

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