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Valeria Cervero
from Ulrika 68
(Buenos Aires, 1972)
una parte De este munDo protege su pausa una pausa indefinida, sin brillo sin grandes promesas de amansadores
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¿querés partir? ¿querés quitar los anzuelos? ¿querés devolver el golpe?
cada espera es la nota de muchos en el silencio la casa de años, su seña tardes de tilos en otra infancia
una parte de este mundo protege su pausa mientras la sombra miente márgenes sin viento
¿querés llegar? ¿querés retornar descalza? ¿querés más acá nombrarlo?
sin repetirnos volvemos a sernos tal vez abajo
los restos de un cuerpo, la nada de un cuerpo en la marea que despedaza y contiene a la vez
Cómo saber si me sostiene o si sólo lo creo, por conveniencia o error, por evitar la duda. Todos los tamaños de una pregunta terminan por coincidir en el tono que más tememos. La distancia talla el espacio hacia cada lado de lo que fuimos y aún puedo ver un cuerpo de claridad. Como el sonido del tren a dieciséis pisos de altura en la madrugada. Cuando casi dormimos y confirmamos el amor en su raíz de fe.
enContrar una marCa que permita decir la ausencia, la voz, el cuerpo, el abrazo que ya no son. Como si todo un mundo no se cerrase sin cada gesto. Como si la muerte alguna vez nos cobijara.
la pareD fue una puerta que no ConoCimos y ahora vuelve a serlo. Entrar es entrar a un nuevo lugar, nuevos lugares, parecidos pero no los mismos.
La casa respira de otra manera, dicen. O es nuestro aire el que circula distinto. Habitamos la que ya no es y sólo queda en los recuerdos de los cuatro o en los días de fotos que alguna vez veremos.
¿Cuál es la casa, entonces? Mamá tampoco está para contarme.
21.
La escritura viene y va. Nos moja y deja en el silencio que nos escribe. Un silencio más acá de los árboles y las gotas de lluvia. Un silencio que pone afuera cada sonido del mundo.
44.
Agua y piedra pueden ser la combinación perfecta. El alma del río está guardada allí, entre las dos. Donde el sonido de una sobre otra invade todo y se lleva las voces de quienes amamos.