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Antonio Camaño Montaño Susana Ruiz Huerta
Experiencias educativas durante la pandemia COVID-19
Antonio Camaño Montaño
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Estudiante del Colegio de Pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). antoniocm@ciencias.unam.mx
Susana Ruiz Huerta Egresada del colegio de Pedagog susanaruizh07@gmail.com ía por la FFyL, UNAM.
Existe un interés en la reflexión y gestión de aquellas problemáticas con las que el sistema educativo nacional se ha tropezado desde principios de la pandemia, ello provocó que personas interesadas y estudiosos de la educación se vieran obligados a analizar diversos escenarios educativos con mayor detenimiento. Con la premura que aqueja la situación actual, forma parte de nuestra tarea intervenir en el análisis pedagógico.
El ámbito de la discusión académica y el de la práctica escolar1 manifiestan su inquietud por el futuro de la educación; pero al mismo tiempo tienen que resolver constantemente nuevos imprevistos derivados del encierro en casa. En la práctica, las medidas escolares se ajustaron en reubicar las clases (se incorporó una educación remota de emergencia2)
1. Por discusión académica nos referimos a aquellos foros y debates que se han abierto en la red para resolver los problemas educativos actuales derivados de la pandemia de personas interesadas y estudiosos de la educación, y por práctica escolar aludimos a los protagonistas que participan dentro del aula, (la planta docente y el alumnado). 2. La educación remota de emergencia o enseñanza remota de emergencia se entiende como un cambio temporal de la entrega de educación de forma alternativa debido a circunstancias de crisis. Implica el uso de soluciones didácticas para la enseñanza que de otro modo se entregarían cara a cara o como cursos mixtos o híbridos. Que posiblemente volverán a ese formato una vez que la crisis o emergencia disminuya o concluya (Jiménez, 2020).
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para concluir los contenidos, quizá con la finalidad de asumir una planificación escolar elaborada en primer momento.
La cuarentena reveló un problema educativo que existía previamente a la aparición del virus; parafraseando a Carlos Skliar en una entrevista realizada por María Daniela Yaccar (2020), declaró la carga de labores burocráticas hacia el docente. En este análisis, la labor de enseñanza se ha transformado en una faena de administración, con el rubro principal de “cubrir” contenidos. De manera aventurada podemos decir que esta carga administrativa también se solicitó a los estudiantes para cumplir con los programas de asignatura. Dicho lo anterior, la burocratización es más evidente en la cuarentena por el tipo de respuesta que se intenta ofrecer para conducir las clases presenciales a las clases en línea, priorizando la evaluación de los planes de estudio en lugar de dirigir la atención en crear materiales u organizarlos para estimular experiencias de aprendizaje significativas, (claro está, no en todos los casos). Puede que alguien reciba apoyo en casa porque sus familiares conocen de un tema escolar, o puedan brindar recursos u ofrecer tiempo a sus hijos, hermanos o parientes; aunque sabemos que las condiciones difieren en cada hogar.
Existe un disenso en la organización educativa porque algunos sancionan y critican la burocratización docente, mientras para otros es imprescindible o sencillamente no coinciden con el planteamiento. A parte de los que se han detenido a pensar si es correcto o incorrecto, coherente o incoherente, hay quienes sencillamente mandan a sus hijos o van a la escuela. Ir a tomar clase únicamente por cumplir, implica varios compromisos sociales donde no está incluida una premeditación personal de por qué asistir al colegio; si alguien no ha reflexionado la razón de hacerlo, tal vez no esté deteniéndose a ver los procedimientos educativos en los que participa o si le están beneficiando o perjudicando. Esto es importante pues se pueden hacer propuestas generales creyendo que la mayoría de la población estará en la misma sintonía, reflexionando y participando en ellas; realmente sólo unos pocos están pensándolo, y probablemente los demás están ocupados resolviendo sus propios problemas de contingencia.
La cuarentena fue vista por diversas instancias oficiales e institucionales como otro obstáculo a ser superado en lugar de una revelación sobre la incoherente organización educativa, al menos que se reconozca públicamente: estamos esperando a que reanuden clases para regresar a nuestro sistema escolar tal como era; aunque no se podrá regresar exactamente a como era. Ha sido una obligación para los estudiantes y maestros transportar sus prácticas escolares a las plataformas virtuales en una clase de campaña masiva de alfabetización digital. Es un esfuerzo enorme que seguramente representará nuevas vías de acción para las clases presenciales, no porque antes no existieran o no se ocuparan, más bien por brindar la experiencia a gran escala de cómo operar con esta modalidad. Así mismo sospechamos que el aprovechamiento de tecnologías en la educación no se va a implementar de manera adecuada por el hecho de usarlas.
Esto es válido para todos los niveles educativos; se usaron las plataformas, textos, videos y demás recursos disponibles en línea porque es lo que había, pero tenemos que ser autocríticos con nuestro pasado. Cuando menos reconocer que es complicado la adaptación de nuestras actividades regulares a la red, por la diversidad de actividades domésticas. Nos desconcierta el hecho de que se adecuara internet a las personas para mantenerlas ocupadas como si por sí solas no tuvieran capacidad propia para regular su estudio con este medio; pero es verdad, en México carecemos de una navegación cibernética responsable.
Sartori describió hace años cómo la televisión representaba para los alumnos la escuela divertida (1998), no por tener contenidos más enriquecedores, ni de formación disciplinar, ética, física u otra en específico, simplemente por captar más su atención. Aunque los maestros no lo quieran, fuera de la escuela el proceso de aprendizaje sigue operando. Las redes sociales se han ganado un título similar: “la escuela entretenida”, por la variedad de trucos que ocupan para mantener usuarios enganchados en ellas sin percatarse, como notificaciones llamativas, scroll infinito, algoritmos, clickbait, entre otras (Andersson, 2018). Tal es el caso de una persona con acceso a internet ya que tiene a su alcance navegar para dedicar tiempo a las tareas o para ingresar a una red social llamativa.
Este es el reto a superar en tiempos de pandemia, dejar de sostener una barrera entre lo educativo y lo relevante. Hay que considerar que si no se desarrollan relaciones de calidad en línea —por complicado que sea— los estudiantes no dedicarán atención auténtica a realizar actividades; el estatus de “conectado” reemplazó a la lista de asistencia, mas sus pensamientos pueden estar tan ausentes en una clase virtual como presencial.
No hablamos de rebajarse a la altura del contenido llamativo, aunque poco importante, sino de crear opciones conjuntas que aprovechen las ventajas de esta nueva modalidad. Desde antes de la pandemia se estaba alimentando internet con barreras que permitían encerrarse detrás de una pantalla. Hay que pensar a futuro sobre lo que se hará con internet, distinguir entre lo que se puede hacer, de lo que se debe hacer.
El panorama no es tan oscuro como lo hemos descrito hasta el momento; hagamos hincapié en que la obligación de llevar lo educativo a la web y a la televisión ha abierto nuestra herramienta (y experiencia) de manera inverosímil. El manejo alcanzado por alumnos y docentes de los recursos tecnológicos fue mejorando gradualmente con su uso. Algunos profesores coinciden en que las nuevas tecnologías están revolucionando actualmente a la educación en tiempos de pandemia y que los alumnos están haciendo su mejor esfuerzo para aprender, así mismo han hecho trabajos muy interesantes en las diversas plataformas que ocupan; en virtud de ello, han explorado herramientas en los espacios virtuales, así mismo, han desarrollado habilidades creativas para realizar sus trabajos y explorar nuevos ambientes tecnológicos.
Para no perder este avance, es importante continuar analizando respecto a las soluciones presentadas discursivamente para no aceptarlas como ideas acabadas. Se expusieron las ideas de la Nueva Escuela Mexicana (reforma al sector educativo de la actual administración) pero desconocemos cuáles son las propuestas concretas y cómo se articulan, pues la información disponible no revela mucho; esta incertidumbre no contribuye a entender cómo podrían los esfuerzos realizados hasta el momento proporcionarnos un “sistema educativo adelantado a su tiempo”, lo cual afirmaba el secretario de educación (SEP, 2020). La coyuntura sí presenta oportunidades; no olvidemos que este momento propicio corre el peligro de olvidarse tras la pandemia para regresar a nuestras prácticas habituales, o peor, de adaptarse a ellas. En suma, se pasó de un atropellado cambio de estructura escolar a un potencial espacio educativo, ya antes usado, pero hasta el momento poco explorado.
Una mirada cáustica
Aquí no pasa nada, quien se muere es el otro, acá estamos bien, que se jodan los demás; mientras, encendemos el celular y hacemos como que leemos noticias de lo que está aconteciendo. ¡Ah!, pero no se diga los memes en tiempo de COVID-19, esos sí los posteamos en las redes sociales desde la comodidad de nuestro sillón, porque somos libres de publicar lo que sea; además México es un país con alto sentido de humor negro y si no se bromea con los eventos recientes corremos el riesgo de convertirnos en amargados o resentidos. ¡Ah! sí, pero hay que comportarnos de acuerdo con lo que se nos presenta, porque si no, nos bautizan como excluidos sociales; sin duda hay que adecuarnos a las nuevas formas de vida porque puedes no pertenecer al grupo, es la ley de la sobrevivencia o de adaptación al medio.
Cuesta admitir que hemos sido partícipes de la burla cultural y que se perpetúa en una serie de banalidades, no por la muerte que se expresa a bocanadas, sino por la falta de asunción frente a una postura. Hemos sentido cómo nuestra voz se pierde entre tanta idea colectiva y que si opinamos o decimos algo puede ser visto como malo o estrecho o señalarnos como carentes de sentido común, parece que es preferible ser espectadores, tan solo ver qué ocurre, quién opina y de quién burlarse, o a quién se le critica o juzga.
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Parece que seguimos haciendo caso omiso a las desigualdades sociales con el uso indiscriminado de las tecnologías, pues se siguen reproduciendo prácticas insensibles para aquellos con falta de recursos, ¿no se supone que la escuela se encarga de paliar esas prácticas de desigualdad? Ah sí, se nos olvidaba decir que nada de esto se había contemplado, que teníamos que continuar la marcha de un plano existencial, llamado vida. ¿Cuál es la razón de mantenernos ocupados?, los sistemas escolares no paran, la vida estructurante debe continuar, se tiene que trabajar para comer; eso sí, la economía no debe detenerse.
Nos cuesta pensar que se acabarán aquellas posibilidades con otro, en el sentido de tener la confianza para preguntar, debatir, asumir el riesgo de tomar la palabra, nos da un poco más de temor enfrentarnos a la pantalla, que otros tomen evidencias de lo que decimos; la palabra se ha convertido en un arma de doble filo, porque si eso que se expresa, es agradable a los otros, es bueno y por otro lado, si no seduce o mueve algo en el otro, hemos fallado como alumnos, profesores, participantes. Preferimos lo presencial, el contacto más cercano con el otro; no imaginamos sustituir la presencia por la ausencia (lo virtual).
Nos inquietó bastante la cantidad de materiales alojados en la nube, desde conferencias acerca de la pandemia, hasta ejercicios o entretenimiento para tener algo que hacer, y ahí está de nuevo el control no propio de mí, sino de los otros, algo obliga a conectarse, quizá la ausencia de algún otro, o la presencia única para afrontar la realidad. ¿Qué es eso que no soportamos y que nos orienta a un quehacer social virtual?, pensamos en este preciso momento que tiene que ver con el aparcamiento imaginario de que no somos completos sin el otro, o que necesitamos el otro para estarlo o para sentir que somos partícipes de algo, y porque si no, nos volvemos indiferentes e innecesarios.
Por qué tienen que decirnos qué hacer, por qué debemos obedecer preceptos para comportarnos como seres civilizados. ¿Es en serio que en pleno siglo XXI nos digan cómo lavarnos las manos y recordarnos cómo debemos toser o usar un cubrebocas?, tenemos la sensación de que en lugar de evolucionar como especie hemos caído en detrimento en cuestiones mínimas o esenciales para vivir en comunidad. Ahora ni eso se puede hacer, si antes las sociedades eran indiferentes no se diga en términos de una catástrofe como ésta.
Labor de la pedagogía en pandemia
En definitiva, hay gente que está haciendo cosas para mejorar la situación educativa actual, tanto estudiantes, pedagogos, como profesores de diferentes niveles educativos, de igual modo otras profesiones. Está situación no significa que únicamente se haya resguardado a la gente y que cuando acabe este acontecimiento la pedagogía tenga que llevar a cabo su trabajo. ¿Qué es lo que está haciendo la pedagogía en conjunto con otros educadores?, parece que no se está realizando algo tangible, sin embargo, sí se organizaron diferentes mesas de discusión en la red fue precisamente para encontrar soluciones al respecto.
Así como la Pedagogía en este momento reflexiona sobre la educación, muchos otros lo están haciendo desde sus trincheras, de ahí que se efectuarán foros, la creación de espacios para compartir opiniones, experiencias del problema actual, ofreciendo su labor. Está claro que la pedagogía no está haciendo tareas de gestión, antes de pasar a esa fase se está haciendo un esfuerzo por teorizar, sistematizar experiencias de aquello que está ocurriendo, para posteriormente incidir en diferentes escenarios.
Fuentes de consulta
1. Andersson, H. (2018). Social media apps are
‘deliberately’ addictive to users. BBC. Consultado el 29 de julio de 2020. https://www.bbc.com/ news/technology-44640959 2. Jiménez, R. (2020, 22 de junio). Pasar de educación remota de emergencia a educación mixta/híbrida. La Jornada de Oriente.
Consultado el 29 de julio de 2020. https:// www.lajornadadeoriente.com.mx/tlaxcala/ pasar-de-educacion-remota-de-emergenciaa-educacion-a-distancia/ 3. Sartori, G. (1998). Homo videns: La sociedad teledirigida (A. Díaz, trad.). Taurus; Pensamiento. (Original publicado en 1997). https://www. redmovimientos.mx/2016/wp-content/ uploads/2016/10/Homo-Videns.pdf 4. Secretaría de Educación Pública (2020, 22 de julio). Boletín No.118 No se paralizó el Sistema Educativo ante la pandemia de
CovID-19; regresará a clases fortalecido:
Esteban Moctezuma Barragán. Gobierno de México. Consultado el 29 de julio 2020 https://www.gob.mx/sep/articulos/boletinno-196-conviviran-en-el-futuro-modelo-deeducacion-presencial-y-a-distancia-estebanmoctezuma-barragan?idiom=es 5. Yaccar, D. (2020, 29 de junio). Carlos Skliar:
“volver a la escuela va a ser complicado por cómo están chicos y educadores”. Página 12.
Consultado el 1 de julio de 2020. https://www. pagina12.com.ar/275284-carlos-skliar-volvera-la-escuela-va-a-ser-complicado-por-co
Carlos Márquez González