QUID-35-50
21/7/09
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Página 46
por Florencia Goldsman
la vida como campo
de batalla El historiador Marcelo Larraquy analiza en Marcados a fuego la matriz de la violencia política en Argentina
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Marcelo Larraquy recuerda el motivo que lo impulsó a escribir la trilogía Marcados a fuego, fue la lectura de un libro sobre el secuestro de Aldo Moro, en el cual la narradora era la dueña de la casa adonde estaba secuestrado. “Ella contaba que a la mañana le daba el desayuno a Moro, después se iba al trabajo y en el colectivo y en su trabajo todos hablaban de él mientras la señora tenía en la casa al personaje más buscado”. Esa relación íntima con la violencia de los sujetos que a través de mínimas o grandiosas acciones se manifiestan ideológicamente y hacen avanzar la historia, fue uno de los disparadores de la trilogía histórica que emprende el historiador. Alem, Yrigoyen, Justo, Perón, Radowitsky son algunos de los protagonistas de esta hermenéutica en la que la historia es interpretada como campo de batalla.
“Este libro trata de reconocer una matriz para que los sucesos no aparezcan descolgados de la historia.”
— ¿Por qué eligió la violencia como matriz de análisis? Creo que este libro trata de reconocer la matriz de la violencia política en la Argentina para que los sucesos no aparezcan como descolgados de la historia. Hay una relación intrínseca entre violencia y política que desemboca en los años 70. Entonces lo que permite ver la investigación es que todos los actores en diferentes niveles participan con distinto grado de responsabilidad y de intensidad de la violencia política. Este libro me ayudó, por otra parte, a descubrir las raíces revolucionarias del radicalismo y su relación con la violencia política, una asociación que no sé si está muy bien trabajada o por lo menos divulgada. — ¿Cómo varía el significado del uso de la violencia a lo largo de la historia? En el caso del radicalismo, el uso de la violencia en varias oportunidades fue después legitimado y tuvo un significado redentor: a favor de la Constitución, a favor de la moralidad pública o de la reparación política. El ejercicio de la violencia fue legitimado en la historia del radicalismo y después cayó en la penumbra porque la ucr ejerció la violencia hasta la década del 30. En el caso del anarquismo, la violencia, que era un problema social, no fue legitimada, buscaba una transformación política y social que terminara con el Estado, de alguna manera, y eso perdió gravitación histórica. El significado del uso de la violencia se escribe según el clima político-cultural del presente. Entonces si ese clima permite cierto reconocimiento o legitimación de aquellos que tomaron las armas para determinado fin, eso va a ir apuntando a favor del uso de la violencia, pero también de la condena porque si leés el diario de la dictadura militar adonde titulan “matan a diez subversivos” en los 70, al común de la sociedad le podía parecer favorable para la Argentina, pero después ese tipo de violencia fue condenada. La historia es un campo de batalla, la reconstrucción, el análisis y la divulgación forman parte de un magma ideológico que varía y va mutando con nuevas investigaciones, pero sobre todo con nuevas políticas del presente. Por ejemplo, sobre los 70 en el comienzo del gobierno de Kirchner había una especie de revalorización de la militancia y ahora, en los últimos años, esa revalorización está suscitando un claroscuro desde otros sectores. — ¿Cuáles son las diferencias o las continuidades respecto de su obra anterior (‘Fuimos Soldados’, ‘López Rega’, ‘Galimberti’)? La narración creo que sigue siendo la misma, en el sentido de que para escribir me tengo que sentir cómodo con el relato. En términos de investigación, éste tiene mucha más rigurosidad académica en tanto lecturas bibliográficas y material de archivo, además del hecho de que no hablé con los protagonistas, cada capítulo tiene más de 30 o 40 libros que leí y que tomé, a partir de ahí hice el abordaje desde la violencia como eje del relato. Es un intento de pensar por qué nos matamos los argentinos, qué razones y motivos encontramos como grupo, o como Estado. Encontré además que cada uno de los actores que participaron de la vida política y social y ejercieron la violencia tenía una lógica determinante para aplicarla. Es decir que no se trata de la violencia como resultado de la locura de un personaje, si no de apreciarla en un contexto político. Analizar cómo se desenvuelve el conflicto social y político que no puede ser resuelto por vías institucionales. Incluso observar la violencia a favor de las instituciones, para reconstruirlas, desde lo discursivo, pero desde la práctica la violencia la ejercieron todos los actores que están involucrados en el libro para eliminar al enemigo.