LESIONES DEL CORREDOR
11-1-2016
El hombre corre desde su origen, es el modo de desplazamiento innato y un método de locomoción natural Ruello (2013). En 1940 apareció el término anglosajón “jogging”, cuya etimología procede del verbo inglés to jog, que significa «correr suavemente», «trotar». En Europa en la década de los 70 es cuando comienza el auge de esta actividad, se trataba de correr a pie por terrenos variados (sotobosque, campo, carreteras, calles urbanas) con la finalidad de mantener y mejorar la forma física, hecho que coincide con la toma de conciencia por parte de la opinión pública de que la modernización e industrialización de la sociedad conllevaba a la reducción e incluso supresión de toda actividad física Ruello (2013). Actualmente la práctica deportiva es un elemento más de las diferentes actividades que el ser humano realiza cada día. Solo y dentro del calendario de la Association of International Marathons and Distance Races (AIMS), entre los meses de octubre de 2015 y diciembre de 2016 están previstas 432 pruebas con distancias de 10 km, media maratón y maratón. En España las cifras de corredores en 2013 superaba los 2.500.000 de corredores, en este año se vendieron en los comercios especializados sin contar los grandes almacenes 2.200.000 pares de zapatillas para correr, el doble de las vendidas en el año 2009. A lo largo de los años el footing ha evolucionado, de manera que podemos distinguir cuatro variantes: El footing, que es un método de entrenamiento mediante carrera a pie como preparación para otras actividades deportivas. El Trail running es definido por la International Trail Running Association creada en Europa por el fundador de la carrera del Mont Blanc, Micchel Poletti y que engloba toda carrera natural, definida como aquella que discurra por terreno natural sin más de un 30% de asfalto. Se diferencia con el cross-country o cross por las pendientes y la distancia que son mayores en el trail. El running: es la carrera a pie por asfalto. Si bien como ya hemos comentado el running comienza en los 70, tanto el número de corredores como de eventos relacionados con la carrea a pie tiene su explosión a partir del año 2000 Van der Worp et al., (2015), así el número de corredores ha aumentado significativamente durante la última década. El running es una de las actividades físicas de preferencia para los adultos, si bien se le ha relacionado con la longevidad, tiene la desventaja de un elevado riesgo de lesiones, con una incidencia que varía del 19% al 74% según autores. Esta gran variabilidad viene condicionada por las diferencias en la definición de lesión, en la población de los diferentes estudios, en los periodos de tiempo de seguimiento, en las
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diferentes variables estudiadas, la muestra, etc. Saragiotto et al., (2014) refieren unas tasas de prevalencia que oscila entre 6,8 a 59 lesiones por cada 1000 horas de práctica de carrera. En el meta-análisis de (Videbæk, Bueno, Nielsen, y Rasmussen, 2015) la incidencia de lesión en corredores noveles es del 17,8 % mientras que en corredores experimentados es del 7,7% (Videbæk et al., 2015). Las lesiones agudas en el corredor son poco frecuentes, si aparecen suelen ser principalmente lesiones musculares, esguinces o lesiones en la piel (ampollas y abrasiones). La falta de equilibrio entre la resistencia del tejido conjuntivo y de apoyo y el entrenamiento de la carrera se traduce en que el 80% de las lesiones por correr, se deban al uso excesivo Van der Worp et al., (2015). Las lesiones tienen etiología multifactorial y son comúnmente relacionadas con micro traumatismos repetitivos que sobrecargan las estructuras musculo esqueléticas Saragiotto et al., (2014). Uno de los lugares en los que se presentan este tipo de lesiones es en la parte baja de la espalda y en la pierna, si bien es la rodilla la más afectada, con una incidencia que oscila entre el 7,2% y el 50%. La frecuencia de lesiones en la parte distal de la pierna, el pie y el muslo van desde 9,0% a 32,2%, 5,7% a 39,3%, y 3,4% a 38,1%, respectivamente. Otros lugares menos comunes de presentar lesión son el tobillo, la cadera/pelvis/ingle y la espalda baja, que van desde 3,9% a 16,6%, 3,3% a 11,5% y 5,3% a 19,%, respectivamente Van der Worp et al., (2015). Los tejidos pobremente perfundidos, tales como ligamentos, tendones y cartílagos, tienen mayor riesgo de lesión porque se adaptan más lentamente que los músculos a una mayor carga mecánica Van der Worp et al., (2015). Hreljac (2004), sugiere que la lesión se debe evitar no minimizando el esfuerzo aplicado a la estructura biológica, sino mediante la optimización de la cantidad y frecuencia de la tensión de carga aplicada a ella. Dada la naturaleza dinámica de la relación entre la tensión aplicada y la lesión, tiene que haber un nivel óptimo de estrés a aplicar para cualquier estructura biológica Hreljac (2004). El modelo multifactorial de (Meeuwisse WH, Tyreman H, Hagel B, y Emery C, 2007) mostró la importancia de identificar los factores que hacen que un corredor sea más susceptible de lesión Meeuwisse WH et al., (2007). Este modelo multifactorial fue modificado con posterioridad por Bahr y Krosshaug (2005). (Fig. 1).
Las causas de lesiones en el corredor son diversas e interactúan unas con otras, así los factores de riesgo se pueden agrupar en tres aspectos: Factores personales (edad, sexo, altura, impronta genética). Los factores relacionados con el entrenamiento (días semanales, distancia, zapatillas, intensidad, experiencia del corredor, etc.). La
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salud y el estilo de vida relacionados (fumar, una historia de comorbilidad y lesiones anteriores) Van der Worp et al., (2015), (Nakhaee, Rahimi, Abaee, Rezasoltani, y Kalantari, 2008; Ryan, Michael B.; MacLean, Christopher L.; Taunton, Jack E., 2006; Saragiotto et al., 2014).
Figura 1. Modelo multifactorial extraído de Bahr y Krosshaug (2005).
Se han asociado muchos factores de riesgo relacionados con los valores antropométricos del sujeto, estos incluyen: longitud de las piernas (entendida como la distancia entre la rodilla y el tobillo), dismetrías de miembros inferiores, la oblicuidad pélvica, anteversión femoral, la pronación excesiva o supinación, genu varo o genu valgo, mayor ángulo del surco, rótulas bizcas, alteraciones del ángulo “Q”, varo o valgo de la parte delantera o trasera del pie, pies planos y arco longitudinal medial alto, etc. (Pafumi, E, Gapeyeva, H, Cichella, A, y Pääsuke, M, 2008; Ryan, Michael B.; MacLean, Christopher L.; Taunton, Jack E., 2006). El principal factor de riesgo intrínseco reportado por la mayoría de los estudios fue la existencia de una lesión previa en los últimos 12 meses, así como el entrenar más de 64 km a la semana Saragiotto et al., (2014). No hay unanimidad en la literatura respecto a la relación entre las lesiones por correr y el sexo.
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