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Este libro (y esta colección
Este libro (y esta colección)
Hace no mucho tiempo los científicos argentinos fueron mandados a lavar los platos. Un sabio consejo si se tiene en cuenta que la ciencia tiene bastante de cocina, de probar y mezclar con una pregunta en la cabeza que no deja dormir. Por otro lado, la cocina misma es un arte y una ciencia, y conocer los secretos de hervores, frituras y congelados puede ayudar a servir una mesa llena de delicias. En este libro se cuentan algunos de los secretos con que los cocineros científicos pueden divertirse y deleitar a sus invitados.
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Éstas fueron las palabras con que prologamos El cocinero científico, la primera edición de este libro, con el que inauguramos esta Ciencia que ladra..., hace ya varios años y varios títulos. Esta nueva-nueva edición (tal vez la definitiva) nos encuentra un poco más extensos (se corrigieron algunos datos y errores –en muchos casos, luego de que fueran advertidos por nuestros lectores– o se agregaron nuevos apuntes con otras historias y alquimias que fueron apareciendo por el camino), pero igual de entusiasmados con meter las manos en la masa… y vivir para contarlo.
El cocinero científico recorrió un largo camino, que nos llevó a experimentar más y mejor, a inventar recetas y develar misterios, a consultar con profesionales de la cocina y de la ciencia, así como a acercarnos a nuestros lectores, con sus dudas, sugerencias, trucos, críticas, y su alegría. Gracias a estas páginas
conocimos a estudiantes experimentadores y a abuelas que nos invitaron con dulces caseros, nos ensuciamos de lo lindo con lectores y amigos, y hasta compartimos una mañana con cocineritos de jardín de infantes munidos de preguntas y de sombreros de papel de diario.
Junto con El cocinero... nació este sueño de ladrar desde la ciencia, y hemos encontrado orejas ansiosas por escuchar, y también otros ladridos del otro lado, hasta concertar una sinfonía perruna con ganas de preguntar, de conocer más y más, de entender qué es lo que nos pasa todos los días, ayudados por esa aventura llamada ciencia, que es la herramienta más poderosa que supimos conseguir. Con esta nueva mirada (tan racional como poética), nada, ni siquiera la cocina, podrá ser lo mismo que antes.
Esta colección de divulgación científica está escrita por científicos que creen que ya es hora de asomar la cabeza por fuera del laboratorio y contar las maravillas, grandezas y miserias de la profesión. Porque de eso se trata: de contar, de compartir un saber que, si sigue encerrado, puede volverse inútil.
Ciencia que ladra... no muerde, sólo da señales de que cabalga.