© Priscila Bernuchi, 2016 © De esta edición: Aguilar, Alfaguara, S.A. de Ediciones, 2016. Humberto I 555, Buenos Aires www.megustaleer.com ISBN: 978-987-738-247-1 Hecho el deposito que indica la ley 11.723. Impreso en Argentina- Printed in Argentina Primera edición: octubre de 2016 Diseño y composición: Priscila Bernuchi Diseño de cubierta: Priscila Bernuchi Corrección: TxT Soluciones Editoriales
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. Este libro se terminó de imprimir en el mes de octubre de 2016 en Arcángel MaggioDivisión libros, Lafayette 1695, Bs. As.
Priscila Bernuchi
Pasaje de ida
• PASAJE DE IDA
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Tierra Firme
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Barco a la vista
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Sin Retorno
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Queen Mary Holandés Errante
Mary Celeste HSM Terror
Octavius SS Cotopaxi
Leven Anclas Caleuche Frigorifique Baychimo Lady Lovibond
07 09 17
25 27 35
45 47 53
61 71 79 87 93
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Lo más profundo
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Dueños del Mar
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Bajo el nivel del mar
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SS Valencia Ourang Medan Titanic
Davy Jones Anne Bonny Jack Rackham
UB-65 P311
Misterio Resuelto Triángulo de las Bermudas Triángulo del Diablo
111 113 121 130
133 139 147 153
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171 179
185 191 196
• PASAJE DE IDA
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SOMBRAS DE LA MAREA •
TIERRA
FIRME
Donde la tripulación está segura, pero aún así no se irá.
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• PASAJE DE IDA
QUEEN MARY Muy conocido por haber participado en muchos de los acontecimientos a nivel históricos, no es por lo único que se lo recuerda a semejante buque. Sucesos más extraños han sucedido a bordo de la reina.
El Fantasma Gris Actualmente anclado en el puerto de Long Beach, en California, el “Queen Mary” descansa plácidamente sobre las aguas, sirviendo como museo marítimo y un hotel de lujo. Por sus pasillos aún resuenan los ecos de 60 años de historia, una historia teñida con el horror de la Segunda Guerra Mundial y no exenta de cruentos capítulos que aquellas épocas dejaron como recuerdo. Por sus entrañas, se dice entre los habitantes de Long Beach, merodean numerosos espíritus que muchos han podido no sólo oír, sino que también ver y sentir. Son tantas las apariciones que los testigos aseguran haber presenciado que el “Queen Mary” bien puede rivalizar con los edificios de mayor fama paranormal. No en vano, el transatlántico es considerado hoy uno de los lugares más encantados de todo el mundo entero. Cuando el Queen Mary participó activamente en la Segunda Guerra Mundial, éste fue pintado de color gris con el objetivo principal de poder ser camuflado entre la marea y poder tomar ventaja entre sus adversarios. Por eso es que pasó a ser llamado “El Fantasma Gris”. Pero, ¿por qué “el fantasma”? La respuesta a esta pregunta hace referencia a que, durante todo el tiempo que prestó servicio, muchos de los miembros de la tripulación afirmaban haber sido testigos de unas presencias
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extrañas e incluso encuentros con fantasmas. Éstos testimonios fueron tan convencentes y aterradores que no sólo sus tripulantes, sino toda aquella persona que hacía referencia al famoso buque Queen Mary, terminaron por conocerlo como el Fantasma Gris que navegaba por los mares, con algunos pasajeros de más. La construcción del “Queen Mary” empezó en el año 1930 en el astillero de John Brown en Clyde, Escocia. La Gran Depresión, fue la que paralizó la fabricación del transatlántico británico entre 1931 y el 1934. De todos modos, no se finalizaría hasta años más tarde, inaugurándose con su primer viaje el 27 de mayo de 1936. Tan imponente e importante resultaría ser, que fue bautizado, nada más ni nada menos, en honor a la reina de Inglaterra. Durante sus tres primeros años de existencia, el “Queen Mary” atravesó el Atlántico, sirviendo de transporte a las personalidades ricas y famosas de la época. Fueron años llenos de glamour y de despreocupación, donde Greta Garbo, Clark Gable o el mismo Winston Churchill, entre otros, pisaron las cubiertas del buque. Sin embargo, tiempos más oscuros vinieron y cuando la Segunda Guerra Mundial estalló en 1939 el “Queen Mary” fue asignado a tareas de transporte de tropas. Ésta era una estrategia común y recurrente en aquellos tiempos, cargada y motivada por una gran
SOMBRAS DE LA MAREA •
El buque Queen Mary jugó un papel muy importante en la dura guerra, participando en casi todas las campañas de los Aliados. Al término de la contienda había transportado más de 800.000 soldados y había participado en la invasión del Día D. Cuatro días fue lo que tardó en llegar a Nueva York. Cuando el Queen Mary fue botado en el río Clyde, en Escocia, en 1934, ésa era la única forma como la gente podía atravesar el Atlántico. Pasar varios días en el mar tenía sus compensaciones. El Queen Mary tenía dos piscinas, canchas de tenis, bibliotecas y guarderías para las tras clases de pasajeros. Había juegos en cubierta de aros y naipes. El té vespertino era toda una ocasión. Hasta los pasajeros de tercera clase tenían una selección de aperitivos. Era tan codiciado por los adversarios nazis, que hasta se llegó a ofrecer 250.000 dólares como recompensa, y la Cruz de Hierro por supuesto, para el capitán de submarino que lograra por fin hundirlo. En unas maniobras nuestro Fantasma Gris embistió al barco inglés Curacao. Más de 300 soldados ingleses perdieron la vida en el accidente. Cuarenta años después, se habilitó el lugar exacto de la colisión para que un equipo de televisión dejara las cámaras grabando, dejando nada más que las cámaras. Al comprobar las grabaciones, el audio recogió: voces, gritos y hasta golpes que algunos lo atribuyen a los soldados ingleses del Curacao. El nueve de diciembre, el emblemático transatlántico
zarpó por última vez, habiendo cruzado 1001 veces el Atlántico, para viajar a la que sería su morada final. Jugó un papel muy importante en la guerra, participando en casi todas las campañas de los Aliados. Más de 300 soldados ingleses perdieron la vida en el accidente. Al término de la gran contienda había transportado más de 800.000 soldados y había participado en la gran y única invasión del Día D. El Queen Mary tenía dos
El Queen Mary fue el escenario más cruel, protagonista de miles de muertes durante la Segunda Guerra Mundial. piscinas, canchas de tenis, bibliotecas y guarderías para las tras clases de pasajeros. Había juegos en cubierta de aros y naipes. El té vespertino era toda una ocasión. Hasta los pasajeros de tercera clase tenían una selección de aperitivos. Los transeúntes nos cuentan muchas historias sobre numerosos y memorables propietarios que han enloquecido por completo, o inquilinos que han huido presas del pánico, abandonando de todas sus pertenencias con tal de escapar. Huir de una nave sólida y estable hacia ninguna parte, no tiene ningún sentido. Es muy probable que haya otros diez casos desconocidos por el mundo.
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• PASAJE DE IDA
Primera clase
Piscinas
Fotografía tomada con cámaras de seguridad en el área de las piscinas en el Queen Mary, año 2001, donde se muestra la imagen de una mujer que nunca estuvo a bordo. 12
Este lugar es de acceso restringido, sólo se permite el acceso a las visitas guiadas. En estas piscinas, es donde más hechos extraños han ocurrido. Son muchos los pasajeros que han comprobado, con cierto grado de horror, cómo aparecen y desaparecen sin una explicación racional, señoras con trajes de baños de época pasada caminando por el borde de la piscina; el sonido del chapotear del agua, como si alguien nadase, cuando en el agua no hay nadie. A veces, se han visto avanzar estelas, como las se producen al nadar, pero en esas ocasiones nadie nadaba; en otras ocasiones, se vio como avanzaba las huellas mojadas de un pie invisible. Esto puede asociarse a dos hechos luctuosos que se produjeron en la piscina de primera clase. Dos mujeres se ahogaron, una en la década de los 30 y la otra en la década de los 60. Han sido tanto los testigos que aseguran haber vistos hechos sorprendentes, que en los últimos años, se ha decido instalar una cámara. Más historias de personas ahogadas rondan los pasillos. Por ejemplo, una de ellas es que, desde ese mismo día de la gran e inexplicable desaparición, ya se especulaba con que este barco, la singular piscina había tenido la osadía de cruzar el misterioso Triángulo de las Bermudas. Un lugar que, como sostienen más que muchos teóricos de corte paranormal, en el que parece que el tiempo y el espacio son totalmente diferentes al resto de eso que nuestro planeta además de contarse extrañas historias de grandes visitantes, de nadadores y seres que no pertenecen a nuestra raza.
SOMBRAS DE LA MAREA •
Habitaciones Si a esto le sumamos otro detalle muy peculiar que no es otro que el hecho de que una persona muera ahogada. Lo más impresionante de estas historias de puras incógnitas e incertidumbres, es el agua salada como protagonista: el mar tan conocido y codiciado, el mar, que siempre estaba en calma. Fue visto, en total por trece personas, pero si se trataba del capitán Van Demien del Holandés Errante, o qué, no lo sabremos. El gran Tourmaline y el Cleopatra, que navegaba a estribor, hicieron señales para preguntar si habíamos visto la extraña luz roja. A las 10:45 el marinero que esta mañana había avistado al buque Holandés Errante cayó desde las crucetas del mastelerillo de juanete y se hizo trizas. A las cuatro y cuarto de la tarde se efectuaron honras fúnebres y su cadáver fue lanzado al mar. Era un muy valiente marinero, siempre tan real como el, y uno de los más prometedores tripulantes del barco, y todos se sienten muy tristes por su pérdida. En el siguiente puerto está el almirante, que también se mostró muy pero muy disgustado. Alrededor de 13 personas en el Inconstant, además de una cantidad no muy bien especificada de personas en el Tourmaline y el Cleopatra, vieron A lo largo de la historia del Queen Mary, son muy numerosos los informes de hechos extraños ocurridos en las habitaciones más lujosas: el sonido del correr del agua de los grifos en mitad de la noche, y posteriormente comprobar que ningún grifo se abrió; el teléfono sonando a altas horas de la noche, sin que nadie haya realizado la llamada; pasajeros que se quejan que la habitación de al lado hacen mucho ruido y no le dejan descansar y, sin embargo, comprobar que la habitación de al lado no está ocupada. Otra habitación muy conocida también por hechos y sucesos pasados, es el camarote B340. Esta cabina, además de la historia espelusnantesobre ella que recorre lospasillos del barco, tiene el record de ser la menos alquilada. Es decir, ha tenido muy pocos huéspedes, casi ninguno en realidad. Las razones son obvias, pero una de ellas, tal vez es la más fuerte, puede ser porque en esta habitación se registran contínuos fenómenos anómalos. ¿Por qué? En esta habitación, siglos atrás, fue asesinada una mujer.
En una reciente visita turística guiada, uno de los turistas, sacó una foto a un espejo de una suite. Al revelarla, se comprobó con extrañeza, que en el espejo se reflejaba un hombre extraño. El guía encargado de atender a esta visita, negó rotundamente que aquel hombre del espejo fuera parte del grupo de turistas. Al continuar las sospechas, se hizo un examen minucioso de la fotografía. Se pudo comprobar que, tanto el peinado del extraño hombre, como las ropas que llevaba en el momento de la fotografía, pertenecían a varias décadas pasadas, para ser específicos, se dijo de manera concretamente que eran dignos de los años 30.
Salón de la Reina Salón de primera clase donde no falta ni el más mínimo detalle. Sin embargo, la opulencia y el glamour no están por nada excentas de experiencias extrañas que han vivido muchos de los que han disfrutado de privilegios de esta estancia. En una de las tantas visitas guiadas, una niña que visitó el Queen Mary con sus padres, afirmó insistentemente que veía a una mujer. Pero lo cierto es que nadie la vio, excepto la niña. Ella no dejó de señalarla con el dedo diciendo: “está ahí”. La niña describió a la enigmática visión como una mujer joven y guapa. Lo que ninguno de los turistas imaginó, es que hay informes que recogen testimonios de tripulantes y viajeros, que aseguran haber visto en ese mismo salón , a una mujer joven, muy hermosa y vestida de traje de noche blanco, reluciente. Hay quienes afirman, que la han visto bailar elegantemente entre las sombras del salón. Son tan numerosas sus apariciones, a lo largo de la historia del barco, que le han puesto un apodo : “la mujer de blanco”. La historia más reciente la vivieron una guía de turismo, que realizaba un tour por esa zona del barco, como todas las noches, junto a todo su grupo a cargo. Nada fuera de lo normal hasta que notaron que de uno de los sillones, colgaba un vestido blanco. En unas maniobras nuestro Fantasma Gris embistió al barco inglés.
Camarote principal conocido como B340, tal cual se lo veía en el año 1936, el mismo día que el barco zarpó por primera vez.
Fotografía del Salon de la Reina del Queen Mary, tomada con un objetivo publicitario del barco, en 1936.
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• PASAJE DE IDA
La puerta 13 En los pisos más bajos, se encontraban las salas de máquinarias, lugar de acceso restringido. Tenían acceso sólo aquellas personas del área de mantenimiento. Hoy puede ser visitado por todo aquel que se atreva a hacerlo. El 10 de Julio del año 1966 se realizaron los trabajos diarios de mantenimiento en las puertas herméticas de la sala de máquinas. John Pedder realizó el trabajo de mantenimiento. Aunque igual aparentaba algo mucho mayor por la barba que le gustaba tener. Vestía su típico y usual mono azul, lleno de grasa por su trabajo. En un descuido, inexplicable, John fue aplastado por la puerta número 13, muriendo en el acto. Tiempo después, amontonaron los testimonios de tripulantes y viajeros, que dicen haber visto a un hombre joven con barba, vestido de azul, caminando tranquilo por el pasillo de la sala de máquinas y desapareciendo. John Peddar era un jóven de tan sólo dieciocho años de edad. Nacido en Nashville, 1448, fue el menor de cuatro hermanos. Con su madre en el área de la medicina, y su padre como bombero, decidió desde muy pequeño que quería seguir el mismo camino que sus padres y dedicar su vida a salvar otras. Es por eso que, con muy corta edad, se alistó para formar parte junto a su familia del escuadrón de bomberos. Ágil y habilidoso, sabia cómo salir de esas situaciones de peligro sin alarma y con gran experiencia. Así entonces, ¿cómo se explica su muerte? Nunca lo imaginó que su vida acabaría en 1966, queriendo salvar no otra, sino la propia. Desde el accidente, se han recibido informes y avistamientos del fantasma de John en la sala de máquinas. Uno de ellos fue el 13 de agosto 1991, cuando una pareja que estaba participando en un recorrido por el barco y habiendo escuchado la historia de John Pedder, el hombre en un tono de broma le preguntó: “John Peddar, ¿te gustaría unirte a nosotros?”. Mientras él y su esposa riéndose se dirigían a través de la puerta estanca y suben escaleras, casi de inmediato tuvieron la sensación de que no estaban solos. Se volvieron a mirar hacia atrás en la puerta y el hombre sintió algo húmedo en su rostro. La pareja prefirió no pensar demasiado en la experiencia hasta que estuvieron fuera. La mujer vio que entonces que su marido tenía grasa en la cara. La grasa abundante en la parte trasera de la sala de máquinas cuando el buque estaba en funcionamiento, pero a día de hoy es muy poco probable que un turista pueda entrar en contacto con la grasa. Lo que es más, 14
ninguno de ellos tenía grasa en las manos o en cualquier otro lugar de su cuerpo. Ellos creen que el fantasma de John Peddar decidió aceptar la oferta de unirse a ellos. Otra de las experiencias la tuvo una guía turística. Ella avanzaba por el pasillo cuando tuvo la típica sensación de ser observada por alguien más. Al girarse, pudo ver como una figura se desvanecía delante de sus propios ojos. Inmediatamente, notificó lo sucedido. La descripción que realizó coincidía con los rasgos de Pedder. Se le mostró un conjunto de fotos para ver si podía identificarlo. De entre toda la muestra, identificó la foto de John Pedder. La historia más reciente la vivió un guarda de seguridad y su compañero canino. Era de noche y estaban haciendo la rutinaria ronda. Nada fuera de lo normal hasta que empezaron a recorrer el pasillo misterioso, sin que nada pasase, pero al llegar justo a la puerta número 13, el perro tuvo una reacción extraña. Se negó a avanzar por el pasillo. Tuvo síntomas evidentes de miedo. Pero allí no había nadie. Mientras el guarda intentaba tranquilizar al perro, notó un ruido metálico. El ruido cada vez era más fuerte y avanzaba hacia ellos a gran velocidad. Fueron presos del pánico y huyeron del lugar a todo prisa. Pero nadie estaba adentro, salvo ellos dos. La mujer vio entonces que su marido tenía grasa en la cara. Y de todos modos, ninguno de los huéspedes tenía grasa en las manos o en cualquier otro lugar de su cuerpo.
Los testigos afirmaron como sintieron su mano, su mirada y su respiración clavadas en sus cuellos. Un recorrido para valientes.
SOMBRAS DE LA MAREA •
Representación en grabado del Mary celeste sobre el Atlántico, año 1790.
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• PASAJE DE IDA
HOLANDÉS
ERRANTE Muchos sostienen que la historia del Holandés Errante se originó a partir de un hecho real puntual, aunque sobre este punto no hay acuerdo. El problema se complica aún más ya que existen muchas versiones de la historia, en las que los nombres, números o detalles pueden variar.
El temido de agua salada Una negra noche, una nave tropieza con una terrible tormenta, pero su capitán, enloquecido y sordo a las súplicas, rehúsa buscar un refugio digno para su tripulación. Como castigo, condenado a recorrer los mares durante toda la eternidad. ¿Cuál es el origen de la famosa leyenda del Holandés Errante? La obra se basa en la conocida historia de un capitán holandés que es condenado a navegar eternamente en un barco fantasmal que provoca la muerte de las personas que lo contemplan. La historia del Holandés Errante es una de las más famosas y quizá de las más antiguas leyendas del mar, circula desde ya hace, por lo menos, 500 años. Pero posiblemente su origen se remonte tiempos muy anteriores al nacimiento de Cristo. Esencialmente, la historia es la siguiente: un maniático capitán holandés (que por supuesto, el término “Holandés Errante” se refiere al capitán y no a su barco) desafía la ira de Dios y como resultado es condenado a navegar por los océanos eternamente, provocando la muerte de todos cuantos ven su nave espectral. Esta historia del barco ha sido elaborada por muchos escritores, pero constituye algo más que una ficción, una siniestra historia del mar para asustar a infinidades de crédulos marineros de agua dulce en tabernas portuarias. Este barco fantasma ha sido increíblemente avistado en numerosas ocasiones, las últimas en pleno siglo XX, hazañas y fama de navegante asumieron proporciones legendarias. 16
Muchas autoridades sostienen que la historia del Holandés errante se originó a partir de un hecho real, aunque sobre este punto no hay acuerdo. El problema se complica aún mucho más porque existen muchas versiones de la historia, donde los detalles varían y en las que el gran capitán puede llamarse Vanderdecken, Van Demien, Van Sraaten o Van alguna otra cosa. La versión más conocida de la historia habla de un tal capitán Vanderdecken, cuya nave fue atrapada en una tormenta cuando doblaba el cabo Buena Esperanza. Los pasajeros aterrorizados, rogaron a Vanderdecken que se refugiara en puerto seguro o que, por lo menos, arriara velas intentara capear el temporal, pero el enloquecido capitán se rió de sus súplicas y, atándose al timón, comenzó a cantar canciones sacrílegas. La tripulación también se alarmó por la conducta de su capitán e intentó hacerse con el control de la nave, pero el intento de motín fue sofocado cuando Vanderdecken arrojó a su líder por la borda, mientras los aterrorizados pasajeros y la tripulación se encomendaban a Dios. En respuesta a sus plegarias las nubes se abrieron y una luz incandescente iluminó el castillo de proa, así revelando una figura gloriosa que según algunos, era el Espíritu Santo, mientras otros dijeron que era Dios. Algunas autoridades sugieren que la historia se basa en la personalidad de Dias, cuyas a raíz de su biografía, escritas por Luís de Camoes.
El Holandés Errante es también conocido bajo el nombre de el Holandés Volador (De Vliegende Hollander en neerlandés y The Flying Dutchman en inglés). Es un barco fantasma, protagonista de una leyenda muy extendida por los navegantes de las grandes y profundas mareas alrededor del mundo entero. Según la tradición, es un barco que no vuelve ni volverá a su puerto, condenado a vagar para siempre por los océanos del mundo. El velero es siempre oteado en la distancia por algún marinero, muchas veces resplandeciendo con una luz un tanto fantasmal. Si otro barco lo saluda, su tripulación tratará de hacer llegar sus mensajes a tierra, a personas muertas siglos atrás. En muchas de las representaciones, se pone que el capitán del barco es Davy Jones, pero ambas leyendas tienen poco que ver.
Representación del Holandés Errante para obra teatral The Death Ship escrita y drigida por William Clark Russell, en el año 1889..
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Una condena perpetua Una leyenda Una negra noche, una nave tropieza con una terrible tormenta, pero su capitán, enloquecido y sordo a las súplicas, rehúsa buscar un refugio digno para su tripulación. Como castigo, condenado a recorrer los mares durante toda la eternidad. ¿Cuál es el origen de la famosa leyenda del Holandés Errante? La obra se basa en la conocida historia de un capitán holandés que es condenado a navegar eternamente en un barco fantasmal que provoca la muerte de las personas que lo contemplan. La historia del Holandés Errante es una de las más famosas y quizá de las más antiguas leyendas del mar, circula desde ya hace, por lo menos, 500 años. Pero posiblemente su origen se remonte tiempos muy anteriores al nacimiento de Cristo. Esencialmente, la historia es la siguiente: un maniático capitán holandés (que por supuesto, el término “Holandés Errante” se refiere al capitán y no a su barco) desafía la ira de Dios y como resultado es condenado a navegar por los océanos eternamente, provocando la muerte de todos cuantos ven su nave espectral. Esta historia del barco ha sido elaborada por muchos escritores, pero constituye algo más que una ficción, una siniestra historia del mar para asustar a infinidades de crédulos marineros de agua dulce en tabernas portuarias. Este barco fantasma ha sido increíblemente avistado en numerosas ocasiones, las últimas en pleno siglo XX, hazañas y fama de navegante asumieron proporciones legendarias
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Muchas autoridades sostienen que la historia del Holandés errante se originó a partir de un hecho real, aunque sobre este punto no hay acuerdo. El problema se complica aún mucho más porque existen muchas versiones de la historia, donde los detalles varían y en las que el gran capitán puede llamarse Vanderdecken, Van Demien, Van Sraaten o Van alguna otra cosa. La versión más conocida de la historia habla de un tal capitán Vanderdecken, cuya nave fue atrapada en una tormenta cuando doblaba el cabo Buena Esperanza. “Los pasajeros aterrorizados, rogaron a Vanderdecken que se refugiara en puerto seguro o que, por lo menos, arriara velas intentara capear el temporal, pero el enloquecido capitán se rió de sus súplicas y, atándose al timón, comenzó a cantar canciones sacrílegas”. La tripulación también se alarmó por la conducta de su capitán e intentó hacerse con el control de la nave, pero el intento de motín fue sofocado cuando Vanderdecken arrojó a su líder por la borda, mientras los aterrorizados pasajeros y la tripulación se encomendaban a Dios. En respuesta a sus plegarias las nubes se abrieron y una luz incandescente iluminó el castillo de proa, así revelando una figura gloriosa que según algunos, era el Espíritu Santo, mientras otros dijeron que era Dios. Algunas autoridades sugieren que la historia se basa en la personalidad de Dias, cuyas a raíz de su biografía, escritas por Luís de Camoes.
SOMBRAS DE LA MAREA •
Los Nazis También Una de las fuentes más inesperadas de un informe sobre el barco del Holandés Errante es, según se dijo, Karl Dónitz, comandante en jefe de la flota alemana, y efímero sucesor de Adolf Hitler. Se dice que vio la nave espectral mientras se hallaba en una misión al este de Suez, y que después afirmó que sus hombres preferían enfrentarse con toda la flota aliada antes que vivir nuevamente el horror de ver el barco del Holandés Errante. El del Holandés Errante no es, por cierto, el único espectro marino. En el año 1949 se estimaba que había más de 100 casos “bien comprobados” de naves fantasmas que frecuentaban la costa noreste del país de los Estados Unidos. El buque fantasma más famoso de los Estados Unidos es, muy probablemente, el Palatine, que fue tema de un famoso poema de John Greenleaf Whittier. Según la leyenda, en el año 1752 una tormenta arrojó al Palatine contra las rocas de Block Island, cerca de Rhode Island, y sus restos fueron incendiados por los muchos numerosos pescadores; una pasajera quedó atrapada y se quemó viva. Desde entonces, el dichoso espectro del barco en llamas ha sido visto en innumerables ocasiones. El barco se dirige a la costa, y después de eso entonces si se desliza un poco sobre tierra firme antes de desaparecer de la vista del observador. Es difícil descartar las pruebas de que algo (se le llama la luz del Palatine) ha sido visto con regularidad cerca de la costa. Pero una investigación cuidadosa revela que ningún barco que de esas características naufragó jamás en Block Island. Sin embargo, allí también se descubrió que 14 años antes, en el año de 1738, el Princess Augusta, que llevaba 350 refugiados del Alto y el Bajo Palatinado, en Alemania, sí naufragó en la costa norte de Block Island en circunstancias similares a las que estas se le atribuían al Palatine; no cabe ninguna duda de que éste fue el origen de la gran leyenda. Sólo un elemento del destino del Princess Augusta
difiere de la leyenda del Palatine: el Princess Augusta se hundió, y no fue incendiado. De modo que si el espectro que se ve con tanta frecuencia cerca de allí es el espectro del Princess Augusta, ¿por qué el buque fantasma aparece en llamas? Otro barco fantasma bastante conocido es el Goblin, negro y con velas de cruz, del que se dice que es visto con frecuencia por los habitantes de Porthcurno Cove, cerca de St. Leven, en Cornualles (Inglaterra). Este espectro es característico porque se le ve dirigirse a la costa más cercana sin parar, derecho; después de desliza sobre tierra firme, y finalmente desaparece. ¿Qué son, entonces, esos buques fantasma, esos espectros del mar?. Se les puede aplicar las mismas preguntas, especulaciones y teorías que se refieren a los fantasmas en general. Pero el barco Holandés Errante se distingue de las historias folklóricas y de fantasmas habituales: ha sido visto muchas, muchísimas veces. Si el barco no existe, ¿qué fue lo que vieron los príncipes a bordo del Inconstant? Dado que la aparición del Holandés Errante y de su barco parece predecir sólo muertes o desastres, quizá sea lo más razonable sea no buscar la respuesta con demasiado empeño. Una última, pero no por última menos creíble o importante, versión afirma que la temible historia deriva de una eterna saga escandinava de Stote, un valiente y atrevido vikingo que robó un anillo a los grandes dioses dominantes y cuyo esqueleto, cubierto con un manto de fuego, fue hallado años después sentado en el palo mayor de una nave negra y fantasmal.
El timón del Holandés Errante no era para cualquiera, debía ser un capitán seguro y fuerte, y Adolf Hitler lo sabía muy bien. 19
• PASAJE DE IDA
Ilustración realizada en el año 1896 por el capitán y artista británico Brune L. Veth en la cual se lo retrata a él y a su hijo junto a toda la tripulación del barco, presenciando una aparición del gran barco fantasma Holandés Errante. 20
SOMBRAS DE LA MAREA • Otros investigadores han desenterrado una dudosa historia acerca de los barcos mercantes holandeses del siglo XVI cuyas grandes tripulaciones avistaron el fantasma de que se había perdido en el Pacífico; la historia del Holandés Errante derivaría de esto. Otra de las teorías es que la dicha historia se basa en la leyenda de un hombre de origen alemán llamado Von Felkenberg, quien se jugó el alma a los dados con el Diablo y desafortunadamente, pero sin sorpresas, perdió. Una leyenda holandesa similar habla del capitán Straaten y también se cuenta una historia acerca de Bernard. Fokke, capitán del Libera Nos, era famoso por la sigular rapidez con que realizaba sus memorables travesías. Quienes envidiaban esa habilidad de navegante afirmaban que había establecido un extraño y jugado pacto con el diablo, algo que la extrema fealdad de Fokke y su mal carácter ayudaban a creer. Un día se embarcó en un viaje del que no retornó y se rumoreó que, finalmente, el Diablo había cobrado su recompensa. No es improbable que la leyenda del Holandés naciera como consecuencia de un hecho real, aunque, sin duda, éste habrá sido algo más prosaico que la venta de un alma al Diablo. Existen si, muchos casos de buques que fueron abandonados por error por su tripulación, en la creencia de que estaban a punto de zozobrar, y luego siguieron a flote durante días, semanas, meses y hasta lo incluso años, siguiendo los caprichos del viento y las mareas. El más famoso de esos barcos es el Mary Celeste, pero no es el único. Quizá una de las historias más notables sea la del gran clíper lanero Marlborough, que desapareció en 1890 mientras de Australia se dirigía a Inglaterra. Se dice que fue hallado 23 años después, en frente a las costas de Chile. Aunque la historia del Marlborough sea una exageración, resulta fácil imaginar su efecto en las mentes de marinos supersticiosos en aguas poco conocidas,
Como una partida de dados La historia del Holandés Errante ha inspirado muchas obras de ficción. El gran poeta de nacionalidad norteamericana Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882), escribió alguna vez sobre este aspecto en The phantom ship (El buque fantasma), que figura en su libro Birds of passage (Aves de paso). Edward Fitzball, ese autor incondicional, escribió el melodrama El Holandés Errante, y el francés August Jal la versión más conocida de la historia en sus Scénes de la vie maritime (Escenas de la vida marítima). El gran poeta lírico alemán Heinrich Heine (1797-1856), inspirándose en el melodrama de Fitzball o en un cuento anónimo titulado Vanderdecken’s message home (El mensaje de Vanderdecken), que apareció en Blackwood’s Edinburgh Magazine, escribió sobre el buque fantasma en sus Memoiren des Herrn von Schnabelwopski (Memorias del señor Schnabelwopski). Esto, fue indudablemente
lo que inspiró la ópera de Wagner. Por otro lado, sin embargo, el Holandés Errante es más que mera leyenda o ficción, cuando vieron al buque abandonado emerger súbitamente. Se ha dicho que el incidente aparecía en el libro de bitácora del Baccante, pero no es así. En cambio, sí aparece en un relato del viaje de los príncipes en ese buque, compilado por el autor John H. Dalton a partir de sus diarios personales, cartas y libros de notas. En el momento de la observación los príncipes estaban a bordo de otro barco de la flota, el Inconstant, ya que habían sido trasladados allí cuando el Baccante tuvo problemas en el timón. El relato dice: 11 de junio de 1881. A las 4 de la madrugada el Holandés Errante cruzó nuestro rumbo. La historia del Holandés Errante ha inspirado a otros muchos autores, incluido el gran y reconocido poeta alemán Heinrich Heine. La historia del Holandés Errante ha inspirado muchas obras de ficción. El gran poeta de nacionalidad norteamericana Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882), escribió alguna vez sobre
El marinero que avistó al barco fantasma, cayó desde las altas crucetas del mastelerillo hacia el mar. Nunca se encontró su cuerpo. este aspecto en The phantom ship (El buque fantasma), que figura en su libro Birds of passage (Aves de paso). Edward Fitzball, ese autor incondicional, escribió el melodrama El Holandés Errante, y el francés August Jal la versión más conocida de la historia en sus Scénes de la vie maritime (Escenas de la vida marítima). El gran poeta lírico alemán Heinrich Heine (1797-1856), inspirándose en el melodrama de Fitzball o en un cuento anónimo titulado Vanderdecken’s message home (El mensaje de Vanderdecken), que apareció en Blackwood’s Edinburgh Magazine, escribió sobre el buque fantasma en sus Memoiren des Herrn von Schnabelwopski (Memorias del señor Schnabelwopski). Esto, fue indudablemente lo que inspiró la ópera de Wagner. “El buque fantasma, en la que Vanderdecken puede bajar a tierra una vez cada siete años, para encontrar a una mujer cuyo amor pueda redimirlo. Además, otros escritores que tocaron el tema fueron Frederick Marryat en El gran buque fantasma (1839) y Walter Scott en Rokeby (1813). Por otro lado, sin embargo, el Holandés Errante es más que mera leyenda o ficción. A lo largo de los siglos mucha gente afirmó haber visto el espectro de la nave. Uno de los cuantos informes más antiguos apareció en 1702 en la Magnalia Christi, historia eclesiástica de Nueva Inglaterra que escribió Cotton Mather, el autor prolífico y célebre pastor puritano. Pero muchas de estas observaciones son difíciles (si no imposibles) de comprobar. 21
• PASAJE DE IDA
Legados del mar Sin tiempo Deben ser descartadas las situaciones tales como los espejismos, alucinaciones o visiones debidas a un exceso de alcohol. Pero existe un informe excepcional. En 1881 una observación del barco del Holandés Errante fue comunicada por el príncipe Jorge de Inglaterra -que después reinó como Jorge V- y por su hermano mayor, el príncipe AIberto Víctor, duque de Clarence, el mismo duque de Clarence que hoy figura entre los sospechosos de haber sido el infame Jack el Destripador. Se ha dicho que el incidente aparecía en el libro de bitácora del Baccante, pero no es así. En cambio, sí aparece en un relato del viaje de los príncipes en ese buque, compilado por John H. Dalton a partir de sus diarios personales, cartas y libros de notas. En el momento de la observación los príncipes estaban a bordo de otro barco aparte de la flota, el Inconstant, ya que habían sido trasladados allí cuando el Baccante tuvo problemas en el timón. El relato dice: 11 de junio de 1881. A las 4 de la madrugada el Holandés Errante cruzó nuestro rumbo. Era una extraña luz roja, como la de un buque fantasma, incandescente, y en el centro de esa luz, los mástiles, palos y velas de un bergantín, a 200 metros de distancia, se destacaron con fuerte relieve cuando se acercó a nuestra amura de babor. El vigía del castillo de proa informó que estaba cerca de la amura, donde también vio claramente al oficial de guardia desde el puente, como también el guardiamarina del alcázar, que fue enviado inmediatamente al castillo de proa, pero al llegar allí no logró ver vestigios de ningún barco material, ni cerca ni en el horizonte, pese a que la noche estaba clara y el mar en calma. En total fue visto por trece personas, pero si se trataba del Van Demien del Holandés Errante, o qué, no lo sabremos. El Tourmaline y el Cleopatra, que navegaba a estribor, hicieron señales para preguntar si habíamos visto la extraña luz roja. A las once menos cuarto de la mañana, el marinero quien ya había avistado al Holandés Errante cayó desde las altas crucetas del mastelerillo de juanete y se hizo trizas. A las 16:15 se efectuaron honras fúnebres y su cadáver fue lanzado al mar. Era un valiente marinero, y uno de los más prometedores tripulantes del barco, y todos se sienten muy tristes por su pérdida. En el siguiente puerto nos encontramos con el almirante, que también lo mostró. 22
Capitán a cargo de la primera embarcación del Holandés, Bartolomeu Dias.
SOMBRAS DE LA MAREA •
La figura se enfrentó con Vanderdecken y le dijo que, ya que disfrutaba con los sufrimientos ajenos, de ahora en adelante sería condenado a recorrer el océano eternamente, siempre en medio de una tempestad, y provocaría la muerte de todos aquellos que le vieran. Su único alimento sería hierro al rojo vivo, su única bebida la hiel, y su única compañía el grumete, a quien le crecerían los cuernos en la cabeza y tendría las fauces de un tigre y la piel de una lija (lo cual parece muy injusto para el pobre grumete quien, hasta aquí, no había tenido ningún otro papel independiente en la historia y, presumiblemente, sentía tanto temor ante el capitán como el resto de la tripulación). Sin embargo, con estas palabras la visión desapareció, y con ella todos los pasajeros y tripulantes. Vanderdecken y el grumete quedaron abandonados a su destino. No quedó sólo en la boca de los amantes de la marina, sino que la leyenda supo ir más allá y llegar a un rincónde la cultura que deja huellas en la historia para siempre: la literatura. Ésta es la versión clásica de la historia del Holandés Errante. Puede ser que se base en hechos, pero no hay acuerdo acerca de cuáles pudieron ser esos hechos. Una versión afirma que la gran historia deriva de la saga escandinava de Stote, un vikingo que robó un anillo a los dioses y cuyo esqueleto, cubierto con un manto de fuego, fue hallado después sentado en el palo mayor de una nave negra y fantasmal. Otros creen que la historia es más reciente y sugieren que se originó en las aventuras. de Bartolomeu Dias (c. 1450-1500), navegante portugués que descubrió el cabo de Buena Esperanza en 1488 y cuyas proezas marítimas llegaron a parecer sobrehumanas, según la biografía que escribió sobre él Luis de Camoes. y el mar estaba en calma. El Tourmaline y el Cleopatra, que navegaba a estribor, hicieron señales para preguntar si habíamos visto la extraña luz roja. A las 10:45 el marinero que esta mañana había avistado al buque Holandés Errante cayó desde las crucetas del mastelerillo de juanete y se hizo trizas. A las 16:15 se efectuaron las honras fúnebres y su cadáver fue lanzado al mar. Era un marinero real, y uno de los más prometedores tripulantes del barco, y todos se sienten muy tristes por su pérdida. En el siguiente puerto nos encontramos con el único almirante, que también se mostró muy
Obras relacionadas
Música
La narración de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur Gordon
Ópera El Holandés Errante de Richard Wagner, 1843.
Pym of Nantucket) (1838), de Edgar Allan Poe.
Canción de Jethro Tull en su álbum Stormwatch.
The Phantom Ship (1839) del capitán Marryat.
Canción de The Band, Rockin’ Chair.
The Death Ship (1888) de William Clark Russell.
Canción del grupo alemán Von Thronstahl.
The Homeward Bounders, de Diana Wynne Jones.
El concierto de Kerkrade ofrecido por André Rieu en 2004 es conocido
Flying Dutch de Tom Holt, parodia de la ópera de Wagner.
también como “The Flying Dutchman”.
Larga Marcha de Stephen King, a Olson, uno de los personajes principales,
Canción Vanderdecker en el disco Inevitable, del rockero venezolano
lo apodan “El Holandés Errante”.
Paul Gillman, 2007.
Cine
Canción Caleuche en el disco The Secrets Of An Island, 2003 del grupo chileno de metal Six Magics.
De Vliegende Hollander, dirigida por Jos Stelling, 1995.
Canción The flying dutchman en el disco Yellowstone and Voice, 1972,
Pandora and the Flying Dutchman protagonizada por Ava Gardner, 1951.
del grupo del mismo nombre, Yellowstone and Voice.
En la película Spiderman, Flying Dutchman es el luchador quien enfrenta
Canción La Leyenda del Holandés Errante de Tierra Santa incluida en su
a Bone Saw antes que el protagonista Peter Parker.
disco Caminos de Fuego, 2010.
En la película Pirates of the Caribbean: Dead Man’s Chest, y en Piratas del
El disco del grupo holandés de black metal sinfónico Carach Angren
Caribe: en el fin del mundo el Holandés Errante es un barco capitaneado
“Death Came Through A Phantom Ship”, 2010
por Davy Jones quien se encarga de recoger a personas a punto de morir.
Mención en canción Perfect man de Rufus Wainwright, 2012.
En la película Master and Commander: The Far Side of the World, uno de
El grupo de metal industrial Rammstein escribió la canción Seemann
los tripulantes menciona al Holandés Errante.
basándose en ésta leyenda.
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Versión de marineros alemanes
Versión de los marinos franceses
El Voltigeur u Holandés Errante [La volant Hollandais] envía borrascas, hunde barcos y hace perder el rumbo. Hay marinos que dicen que se atreve a visitar barcos que pasan cerca y que envía cartas que hacen volverse loco al capitán que las lea. Tiene el gran poder de elevar barcos y arrojarlos desde lo más alto, así como de cambiar de aspecto a voluntad. Su tripulación está maldita como su capitán porque está formada por pecadores en grado extremo. A las cuatro de la mañana el Holandés Errante se cruzó por delante de nuestra proa. Una extraña luz roja, como de barco fantasma brillaba por todas partes, y en medio de ella resaltaban claramente los mástiles y velas de un bergantín a unas doscientas yardas de distancia. El vigía del castillo de proa lo divisó por el lado de babor y el oficial de guardia también lo vio claramente desde el puente, así como el guardiamarina, que fue enviado al castillo de proa. Para cuando llegó no podía verse vestigio ni señal alguna de ningún barco ni cerca ni lejos en el horizonte; la noche estaba clara y el mar en completa calma. En total lo vieron treinta personas. Pero no se pudo averiguar si se trataba de Van Diemen o El Holandés Errante, o quién. El navío Tourmaline y el navío Cleopatra, que navegaban a estribor nuestro, nos hicieron rápidas señales preguntándonos si habíamos visto esa extraña luz roja, esa fue la gran frase citada por Bassett en Wanderships. La sola visión vagarás sin cesar por todas las latitudes y nunca hallarás reposo ni buen tiempo.
Según una leyenda, El Holandés Errante se llamaba Bernard Fokke y era un marino que vivió en el siglo XVII, que fue capaz de viajar de Batavia a Holanda en noventa días. Se suponía que podía viajar tan rápido gracias a la ayuda del diablo, a los poderes mágicos del propio Fokke. Esta creencia se vio reforzada por el hecho de que Fokke era un hombre de constitución muy fuerte, muy feo y de carácter violento. Cierto día no regresó de uno de sus viajes y la gente dio en decir que el diablo había reclamado lo suyo. Se dijo que Fokke había sido condenado, por sus muchos pecados, a vagar eternamente en su barco desde el cabo de Buena Esperanza hasta el extremo sur de América. “Todos los marinos del océano Indico aseguraban haberlo visto a él y a su tripulación, que consistía en tres ancianos de largas barbas”. Tan pronto como alguien trataba de hablar con ellos, el barco desaparecía. Un día partió hacia el Sur y todo fue bien hasta que llegaron a la latitud del cabo de Buena Esperanza. Allí se levantó una gran tormenta y el barco corrió un gran peligro. La tripulación y él aconsejó al capitán que se acercara a la costa, pero él se rio de los los temores de tripulantes y pasajeros. Comenzó a cantar terribles canciones burlándose y riéndose de la tempestad y blasfemando contra la Providencia. Una celestial figura descendió del cielo para recriminarle a lo que el capitán respondió con un disparo primero y luego contra el emisario, quien lo maldijo y condenó a vagar sin llegar a puerto jamás. Se te considerará un diablo del mar.
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BARCO A LA VISTA
Volver de la muerte es una elección, excepto que estés vivo.
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MARY CELESTE Mary Celeste es el nombre del bergantín botado en Nueva Escocia en 1861. Es considerado un buque fantasma, ya que fue encontrado en pleno Océano Atlántico, en soledad navegando a toda vela, a toda marcha y sin tripulación.
Un barco con historia La increíble historia del velero bergantín estadounidense Mary Celeste será ya siempre, si nadie lo remedia, un curioso y gran misterio insondable del mar; un secreto histórico fagocitado a la posteridad por el inmenso océano. Cada vez que uno se sumerje en él, en este insólito enigma, afloran a la superficie interrogantes nuevos sobre lo que pudo suceder, lo que sucedió y lo que no, a bordo de aquel buque antes de que en diciembre de 1872, el barco inglés Dei Gratia avizorase en la lejanía el bergantín abandonado totalmente a la deriva entre las Azores y Lisboa. El novelista inglés Arthur Conan Doyle escribió una historia de ficción, J. Habakuk Jephson’s Statement, sobre el asunto del dicho buque, historia que levantó gran revuelo en su día, siendo juzgada como verídica por mucho de los periódicos. El aspecto por de más interesante de las miles de millones de investigaciones realizadas sobre el Mary Celeste hasta la fecha es, sin duda alguna, la probada relación de la estrecha amistad entre su capitán Briggs y el solitario Morehouse, su homólogo del barco que lo descubrió navegando en solitario en pleno océano sin miedo al mar y a asus conocidas historias paranormales. ¿No es sorprendente que entre todos los buques que allí surcaban las aguas entre Lisboa y las Azores fuese precisamente el Dei Gratia, tan poco importante y sin una influencia significante frente a los marineros, el único que avistase al buque fantasma?
El descubrimiento de esa intrépida relación amistosa entre ellos dos, dio rienda suelta a las especulaciones. Para nadie es un secreto que a lo largo de la historia marítima algunos muy reconocidos capitanes han hundido su barco para cobrar la prima del seguro. Pero en este caso concreto, resulta algo descabellado pensar que los dos capitanes fueran capaces de confabularse para repartirse un paupérrimo botín de 1.700 libras esterlinas, el valor en ese entonces establecido como indemnización por el rescate. En 1871, tras más de 30 años trabajando en el mar, Briggs y su hermano optaron por reducir negocios marítimos y comprar una ferretería en New Bedford. Sin embargo, en 1872, Briggs aceptó la propuesta de James Winchester de ser el capitán del bergantín Mary Celeste, e hizo modificaciones en la cabina para albergar a su familia. A finales de 1872, partió desde Nueva York con rumbo a Génova, Italia, transportando tres barriles de alcohol industrial junto a su hija Sophia y su esposa Sarah. Su hijo Arthur se quedó con su abuela en Marion para asistir a la escuela. En el mes de noviembre del año 1872, nuestro gran buque el Mary Celeste fue encontrado solo en las profundidades del océano Atlántico muy cerca del estrecho de Gibraltar. El capitán Briggs, su familia y la tripulación entera del navío, nunca fueron encontrados. Es hasta el día de hoy que su destino sigue siendo un enorme misterio para el mundo entero.
Ilustración realizada en el año 1880 por el alemán St Mushel, quien según sus bitácoras de dibujo “retrataba nada más que la verdad”. 28
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Travesía de misterios El pequeño bergantín Mary Celeste, de 31 metros de eslora y 286 toneladas, había sido construido en 1861 como Amazon en la Isla Spencer, Nueva Escocia. Con diversos y sucesivos armadores fue alternando el pabellón inglés con el americano. Su nombre ya trae, desde el inicio, complicaciones, pues algunas fuentes señalan que debería haberse llamado Mary Sellars, pero el pintor del rótulo se confundió. A principios de noviembre, 1872 se encontraba en el puerto de Nueva York al mando del capitán Benjamin Spooner Briggs, natural de Marion, Massachusetts, de treinta y siete años y abstemio convencido, cargado con mil setecientos barriles de puro alcohol industrial para añadir al vino valorados nada más y nada menos que en 42.000 dólares que debía llevar a Génova, Italia. Abarloado a él se encontraba otro buque similar, el también bergantín Dei Gratia, británico, al mando de David R. Morehouse, preparándose ambos para zarpar. El día cinco, ambos capitanes cenaron juntos en compañía de la mujer del primero, Sarah; la sra Briggs iba a viajar también junto a su hija, la pequeña Sofía, acabando por sumarse las dos a los siete tripulantes desaparecidos del Mary Celeste, entre los que predominaban jóvenes alemanes. El siete de noviembre, dos días después, el bergantín Mary Celeste largó amarras, dejando atrás Ambrose y Sandy Hook para emprender la travesía del Atlántico de oeste a este. Luego, la vez siguiente vez que se tiene constancia de él es el trece de diciembre del mismo año (es decir, 37 días después) cuando arriba al puerto de Gibral en la estela del Dei Gratia, que dice no tener noticia de su completa tripulación ni de la embarcación de servicio (chalupa o chinchorro, se supone, no embarcaciones salvavidas, como citan las crónicas) del Mary Celeste y tampoco de los instrumentos de navegación (sextante y cronómetro) del capitán Briggs ni de la documentación del barco. Sin embargo, absolutamente todos los efectos personales de la gente del capitán y familia están a bordo. El Mary Celeste llega a Gibral conducido por sólo tres marinos, el primer oficial del Dei Gratia Oliver Deveau y aparte otros dos hombres del mismo barco. Ante la estupefacción de las grandes
autoridades gibraltareñas, el capitán Morehouse cuenta una bella historia que hará las delicias de la prensa y los libros de temas esotéricos durante muchos años: el día 4 de diciembre, como a media distancia entre Santa María de Azores y el gran cabo San Vicente, el Dei Gratia avistó otro buque similar a una distancia de entre tres y cuatro millas, siguiendo un rumbo errático y con las velas cazadas de la mala (acuarteladas) para el viento reinante, es decir, como si la brisa, del norte en aquel momento, llegara del sur. Como decimos los marinos, hicieron por él, y, para su consternación, se trataba del Mary Celeste, sin rastro de presencia humana a bordo. Enviado Deveau en un bote, este no pudo sino confirmar que en el Mary Celeste no había nadie: la ropa, dinero y efectos personales de todos estaban en su lugar, la mesa con restos de comida y la cocina limpia, faltando, la embarcación auxiliar y los instrumentos mencionados, lo que sugería un gran y repentino abandono de la tripulación por motivos desconocidos. La declaración de lo hallado por Deveau era muy interesante: no encontró rastros de lucha, sangre o desperfectos que pudieran sugerir un motín, pero otras fuentes señalaron que el tambucho de popa de acceso a la cabina principal había sido reforzado como para resistir un asedio. Además, el peto del bote estaba abierto, y pendían restos de una amarra, como si hubiera sido cortada muy precipitadamente. La escotilla principal, las de carga si que era cerrada, pero el tambucho y la de la despensa permanecían antes abiertas; cerca de una de ellas, para consternación del primer ese oficial del Dei Gratia, apareció un sable manchado con algo que parecía sangre. Deveau halló también en cubierta la barra de esa de sondeo de la cala, lo que le empujó a entrar dentro del barco a investigar; desde luego, fue como contó, le echó valor. Midiendo
el agua en la sentina, encontró casi un metro, lo que los cronistas no encuentran nada demasiado ni muy grave como para pasar a ser significante, pero a nosotros, en un barco del tamaño del Mary Celeste, nos parece nivel alarmante, que habría obligado sin dudas a una actuación inmediata ante el inminente hundimiento; aunque, desde luego, no a abandonar el barco precipitadamente. Aún más interesante: entre la carga de barriles de alcohol se encontraron nueve vacíos o deteriorados, no especificándose si solo lo estaban por hallarse mal estibados o alguien los había con anterioridad maltratado para abrirlos, comprobación que antoja fundamental. El cuaderno de bitácora del caìtán y las pizarra del puente incluían también de él, anotaciones normales hasta el 25 de noviembre, es decir, diez días antes de que el barco Dei Gratia encontrara el buque abandonado. Morehouse pensó en qué podría haberle pasado a la familia Briggs, o cómo podía llevar a cabo un rastreo en su busca; su ego segundo, más práctico (y posiblemente acuciado por la entera tripulación) le sugirió la posibilidad de tripular el Mary Celeste y solicitar por él la correspondiente recompensa. No fue fácil convencerle, pero, al final, el caprichoso Morehouse cedió. El barco Mary Celeste fue tripulado por primera vez desde aquel acontecimiento, por el primer oficial y dos de sus mejores, valientes y más audaces de los un marinero. Igual, Mientras ser, se mantienen para la sorpresa de todos, de corrido el buen tiempo ambos los buques se mantuvieron en conserva, pero una repentina tormenta los sorprendió en la boca del Estrecho, llegando a recalar sobre el Espartel, lo que permitiría al Dei Gratia llegar a Gibraltar un día antes, ya que los vientos soplaban a favor y los barcos avanzan con más rapidez cuando esto sucede.
El marinero que avistó al barco fantasma, cayó desde las altas crucetas del mastelerillo hacia el mar. Nunca se encontró su cuerpo.
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• PASAJE DE IDA
Restos de capitán Benjamin Spooner Briggs El capitán Benjamin Spooner Briggs, nacido en Massachusetts, en Estados Unidos, el 24 de abril deal año 1835, fue un gran marinero estadounidense desaparecido en el océano Atlántico probablemente en noviembre del año 1872. Es hasta el día de hoy, mundialmente famoso por haber sido el capitán del conocido buque mercante Mary Celeste el cual fue encontrado solo, sin su tripulación y sin su bote salvavidas en el Atlántico cerca del gran estrecho de Gibraltar el 4 de diciembre del año 1872, gracias a la intensa búsqueda llevada a cabo por la tripulación del Dei Gratia. El extraño caso de la repentina desaparición de Briggs sigue sin ser resuelta, sin una respuesta, sin nisiquiera la más mínima pista, hasta nuestros días. En cuanto a su familia, el capitán era un gran hombre religioso creyente en la abstinencia. En 1862 se casó con Sarah Elizabeth Cobb, la hija del reverendo Leander Cobb. Recién casados, pasaron su luna de miel en la bella Europa a bordo del Sea Foam. Su hijo, Arthur S. Briggs, nació en 1865, Massachusetts. Al año siguiente, la familia viajó a Marsella, al volver nació su hija, Sophia Matilda Briggs, el 31 de octubre del año 1870.
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Teorías que hablan solas En la actualidad aún se sigue buscando una explicación para lo ocurrido. La teoría que los jueces entonces declararon oficial, sea o no verídica, supone que, debido quizá a una gran fuga de gases del alcohol que se transportaba, el capitán pensó que una explosión o envenenamiento general iban a tener lugar, dando directamente la orden de desalojar el barco inmediatamente. Hay otra, como la que sugiere que la tripulación sin querer disimular sus adicciones, se emborrachó con parte de la mercancía a bordo y que, enfurecidos, mataron al capitán Briggs, a su mujer y a su pequeña hija, para después huir en el bote salvavidas. Sin embargo esto resulta muy difícil de creer, ya que el consumo de alcohol del tipo industrial que portaban era letalmente mortal y tampoco se encontraron rastros de un posible motín, aparte de unas fuertes manchas rojas en cubierta, que más tarde se iba a comprobar que no era más que simple óxido (aunque muchas otras versiones afirman que sí podía tratarse de sangre, pero que sea posiblemente procedente del pescado que se usaba allí para cocinar). Además el capitán era un muy experimentado y obvio respetado marino, extremadamente muy respetado como hombre recto, capaz y abstemio, que había reunido su tripulación entre miles de marineros de similares condiciones. Otras explicaciones son quiméricas, como la esas que sostienen que los tripulantes y el capitán hicieron una borrachera masiva,
empezaron a alucinar por la falta de agua y se lanzaron al mar con un solo bote salvavidas al creer ver sirenas, que toda la tripulación pereció por la acción de alguna monstruosa criatura marina, quizá un calamar gigante (o kraken). Otra es auella que cuenta que una banda de piratas capturó pacíficamente a todos los tripulantes. Lo único fielmente sabido es que el capitán Briggs, hombre muy serio y fiel religioso, su mujer Kate, su hija Sofía de dos años y los siete marinos restantes, desaparecieron sin dejar ni un mínimo rastro alguno en la inmensidad del océano. Hay una cuarta teoría que relaciona la desaparición de la entera tripulación del Mary Celeste con la aparición de varias personas muertas, en el interior de dos balsas, cerca de las blancas costas asturianas, seis meses después de los sucesos acaecidos al barco, una noticia que se publicó de inmediato sin espera en el periódico “El Imparcial” en mayo del año 1873. Esta teoría es defendida por el periodista ganador de infinitos premios del rubro, el reconocido y gran, Francisco García Novell. La teoría que los jueces entonces declararon oficial, sea o no verídica, supone que el capitán pensó que un envenenamiento general iban a tener lugar.
Entre las dudas, sólo hay una escalosfriante y única certeza: todos ellos desaparecieron.
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• PASAJE DE IDA
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¿Cómo es posible?
Sólo tres
Por el 5 de diciembre del año 1872, sobre la una de la tarde, un marinero del Dei Gratia distinguió una peculiar vela blanca hacia el nordeste, a 600 millas de aquella costa portuguesa, al norte de la ruta directa entre las Azores y Gibraltar. Al capitán David Reed Morehouse le extrañó ya que el barco silueteado en lontananza navegase en zigzag. Poco después, a sólo media milla del mismo, observó el puente de mando con sus prismáticos y quedó pasmado: no había ni un alma. ¿Cómo era posible que el bergantín navegase sólo con el foque y el trinquete, estando las demás velas plegadas? El capitán ordenó a tres de sus hombres que abordasen el barco para escudriñarlo. El primer oficial Oliver Deveau redactó luego un informe de todo lo que vio. Sondeó primero las bombas de achique, que estaban “en buen orden”, según anotó él mismo, pero revelaban la presencia de un metro de agua en la cala. “Había una cantidad de agua considerable en el entrepuente; el puesto de proa estaba lleno hasta el bordaje”, añadió el muchacho Deveau. Comprobó después que la última anotación en el cuaderno de la bitácora, correspondía al 24 de noviembre, y que un número de objetos imprescindibles para navegar aquel peculiar barco, habían desaparecido, como el sextante y el cronómetro; faltaba también, por supuesto que no menos importante, la corredera, que es la herramienta de medición de la velocidad del barco. Había muchas reservas de agua potable en el interior de grandes toneles sobre soportes de madera que habían sido desplazados, “como bajo los efectos de una ola grand e que hubiese entrado a bordo”. Deveau fue incapaz de contar ya las barricas de alcohol, pero supo luego que eran 1.700 por valor de casi 37.000 dólares. El aspecto más interesante de las investigaciones realizadas sobre el Mary Celeste hasta la fecha es, sin duda, la probada relación de amistad entre su capitán Briggs y Morehouse, su homólogo del barco que lo descubrió navegando en solitario en pleno océano. ¿No es sorprendente que entre todos los buques que allí surcaban entonces las aguas entre Lisboa y las Azores fuese precisamente el Dei Gratia el único que avistase al buque fantasma? El descubrimiento de esa intrépida relación amistosa entre ellos dos, dio rienda suelta a las especulaciones. Para nadie es un secreto que a lo largo de la historia marítima algunos muy reconocidos capitanes han hundido su barco para cobrar la prima del seguro.
Para colmo, en la cocina del barco, sobre el fogón aún caliente, halló una cacerola que contenía un pollo recién cocido; y en la mesa servida con tres platos de comida, observó tres tazas medio llenas de té aún tibio. Encontró, por último, tres camisas puestas a secar. “¿Por qué solamente tres?”, se preguntó. De su inspección ocular, concluyó que los diez tripulantes del gran Mary Celeste habían abandonado el barco poco antes con precipitación. Pero enseguida le asaltó la duda: ¿Por qué era esa fulminante reacción si el bergantín se hallaba en buen estado? Tras tantos ríos de tinta vertidos sobre este enigma, señalamos ahora algunas versiones dispares, las cuales pueden resultar un tanto novelesca: el cocinero del Mary Celeste enloqueció y acto seguido envenenó a toda la tripulación, empezando por el capitán Benjamin Briggs, la noche del 24 de noviembre; de ahí se explica su última anotación en el cuaderno de bitácora. El 4 de diciembre sólo quedaban a bordo tres hombres, para quienes dicho cocinero
Lo más extraño de todo no eran los objetos que no estaban, sino que lo que en verdad llamaba la atención eran los que no faltaban.
SOMBRAS DE LA MAREA •
Representación en grabado del Mary celeste sobre el Atlántico, año 1790.
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• PASAJE DE IDA
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SOMBRAS DE LA MAREA โ ข
El barco mรกs
buscado, no siempre es el que se quiere
encontrar
Davy Jones
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• PASAJE DE IDA
EL H.M.S.
TERROR
Basándose en el acorazado USS Monitor que participó como batería de artillería flotante en la Guerra Civil de los Estados Unidos, Reino Unido decidió adquirir un barco, a comienzos del siglo XX, de estas mismas características para la Marina Real Británica (Royal Navy).
Historia de guerras Como acorazado de monitor el armamento principal del HMS Terror únicamente constaba de una torreta de dúplex de la proa equipada por dos cañones de 381 milímetros y un arsenal más secundario de ocho cañones de 100 milímetros, seis de ellos de 76 milímetros, cuatro piezas de artillería antiaérea de 40 milímetros y ocho ametralladoras Vickers de 12’7 milímetros. Esa reducida potencia ofensiva fue adaptada al diseño del navío, característico por tener el puente de mando bajo tras la torreta de ataque y la chimenea como elemento final de su estructura. La planta motriz consistía en dos calderas Babcock & Wilcox de 6.000 caballos de vapor que solamente le permitían navegar a 13 nudos por culpa de sus 7.300 toneladas de peso, algo que por lo menos compensaba con su blindaje de los 100 a 25 milímetros. La moderna tecnología, el progreso y las ayudas a la navegación han dejado las grandes extensiones de los océanos convertidas en autopistas marítimas y en dispositivos de tráfico, mientras que muchos marinos acuden a los puentes de mando como si fueran a la oficina. Muy poco queda sin prever en los modernos y potentes buques, capaces de convertir el antiguo azar y aventura incierta en simple planificación, estudios de negocios y un gran volumen de
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rentabilidad. Los marinos actuales, completamente inmersos en la certeza y la rutina, han olvidado otros tiempos en los que todo se fiaba a la pericia y la intuición, corriéndose terribles riesgos. Un buque del siglo xix tenía un ochenta por ciento de posibilidades de terminar sus días en un siniestro marítimo; para los del siglo siguiente (que incluyó dos guerras mundiales) esta posibilidad era del cuarenta por ciento y, en la actualidad, apenas un tres por ciento de los barcos que circulan por los mares se irán a pique, terminando todos los demás sus días en el dique o amarradero de desguace. Un arsenal secundario de ocho cañones de cien milímetros, seis de setenta y seis milímetros, cuatro piezas de artillería antiaérea de cuarenta milímetros y ocho ametralladoras Vickers de doce coma siete milímetros. Aquella reducida potencia ofensiva fue adaptada al diseño del navío, característico por tener el puente de mando bajo el mástil tras la torreta de ataque y la chimenea como elemento final de su estructura. La planta motriz consistía en dos calderas Babcock & Wilcox de seismil caballos de vapor que solamente le permitían navegar a trece nudos por culpa de sus siete mil trescientas toneladas de peso.
SOMBRAS DE LA MAREA •
Navegar para servir a la Fuerza Oficialmente en Agosto del año 1916, el acorazado HMS Terror entró en servicio como parte del Escuadrón Monitor de Patrulla de Dover (Dover Patrol Monitor Squadron) durante la Primera Guerra Mundial al mando del capitán Ernest Ebohard Callwell. Su misión fue vigilar el Canal de la Mancha entre el Dover y Bélgica hasta que la noche del viernes 19 de Octubre del año 1917, unas lanchas alemanas dañaron sin piedad al HMS Terror con fuertes torpedos cerca de Dunkerque. Tras ser sometido el buque a varios meses de reparaciones, en Abril del año 1918 volvió al Canal de la Mancha para bombardear con sus baterías de largo alcance el Frente Occidental durante la Batalla de Lys, algo que hizo con éxito al provocar numerosas bajas a las tropas alemanas que se lanzaron contra las trincheras británicas. Al estallar la Segunda Guerra Mundial en el año 1939, el HMS Terror que se hallaba en esos momentos, anclado en Singapur al mando del gran capitán Henry John Haynes, fue trasladado en Enero del año 1940 a Gran Bretaña y posteriormente a la Isla de Malta. Cuando Italia entró en la contienda en Junio del año 1940, el acorazado se tuvo que refugiar de los ataques aéreos en la ciudad de Alejandría, para volver a salvo a Malta. En el mes de noviembre de ese mismo año y una vez más a finales de año a Egipto para bombardear a las fijas posiciones del Ejército Italiano en Sidi Barrani. Durante la temida y de gran fuerza contraofensiva británica de la “Operación Compass”, el navío de HMS Terror proporcionó finalmente de una vez el fuego naval al Cuerpo Australiano Neozelandés (ANZAC) disparando así a todos sus cañones contra las cinco trincheras italianas, las siete fortificaciones, los tres cuarteles militares e incluso ocho de las diez instalaciones del puerto de Bardia donde se lanzaron 660 proyectiles. Gracias al incondicional y muy fuerte apoyo de los obuses pesados del HMS Terror todos los soldados australianos
HMS Terror saliendo del puerto de La Valetta, Malta.
gozaron de una protección efectiva para conquistar la ciudad de Tobruk y Cirenaica, aunque el acorazado sufrió daños leves al chocar con una mina submarina lanzada por un avión alemán Heinkel He 111 en el puerto de Bengasi. Sobre las 18:30 horas del 23 de Febrero del año 1941, tres de los aviones alemanes de bombardeo Junkers Ju 88 procedentes de Catania, Sicilia, localizaron al acorazado HMS Terror navegando solo por el Mar Mediterráneo próximo a Derna, Libia. Los tres aparatos se lanzaron rapidamente hacia el navío, fallando dos de ellos sus disparos en el descenso, aunque el último pilotado por el teniente Theodor Hagen, acertó al buque con dos bombas sobre la cubierta. Tras los impactos se produjeron los primeros incendios y el agua comenzó a entrar por varias de las vías bajo de la línea de flotación. Por suerte la mayor parte de la tripulación pudo ser evacuada a los más cercanos destructores HMS Salvia y HMS Fareham que los recogieron de las pelgrosas aguas. Una vez que el buque quedó vacío, el HMS Terror se hundió sin titubeos ni
vueltas, en las cálidas y calmas aguas mediterráneas. Con el hundimiento del HMS Terror se fue una generación de navíos, los monitores, que como es este acorazado se cubrieron de gloria en las dos de las guerras mundiales. Basándose en el acorazado USS Monitor que participó como batería de artillería flotante en la Guerra Civil de Estados Unidos (1861-1865), Reino Unido decidió a comienzos del siglo veinte, adquirir un barco de estas mismas características para nada más y nada menos que la Marina Real Británica (Royal Navy). De ello se encargó la compañía naval Harland & Wolff en Belfast, Irlanda del Norte, botando el 18 de Mayo de 1916 al acorazado monitor tipo “Erebus” HMS Terror, nombre que hacía honor al cocnocido buque perdido que hizo la expedición al Ártico en el año 1845. Como acorazado monitor el armamento principal del HMS Terror únicamente constaba de una torreta dúplex de la proa equipada por dos cañones de trescientos ochenta y un milímetros y un arsenal secundario de ocho cañones de cien milímetros.
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Dibujo del año 1854, que muestra la nueva expedición, dirigida por el Dr. John Rae, en las proximidades de Devon Island y Beechey Island.
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SOMBRAS DE LA MAREA •
Expedición Terror Explorador del siglo XIX La expedición Erebus y Terror o expedición Ross, fue la expedición británica más importante en la Antártida del siglo XIX. Dirigida entre 1839 y 1843 por James Clark Ross, la misión tenía por objeto la exploración y la investigación científica que lo hizo particularmente del sobre el magnetismo hacia una región muy inexplorada que posteriormente sería la dependencia de Ross. Esta expedición debe su nombre a los buques de la expedición HMS Erebus y HMS Terror. Numerosos lugares fueron descubiertos y nombrados, como el estrecho de McMurdo, la barrera de hielo de Ross, mar de Ross e isla de Ross. Los barcos británicos H.M.S. Erebus y Terror partieron de Inglaterra el 19 de mayo de 1845. Los navíos estaban dotados con la tecnología más avanzada del momento. Utilizaban demasiado grandes los motores de vapor y enormes chapas de hierro que reforzaban la proa, con la finalidad de romper las placas de hielo. Iban muy bien provistos de alimentos y bebidas, incluso la carne enlatada, una novedad de la época. En agosto, barcos balleneros Prince of Wales y Enterprise, fueron los últimos que vieron a la expedición entrada del estrecho del Lancaster. Después, durante largos años, nadie supo qué había sucedido con Franklin, sus 129 hombres y los dos barcos. Los dos barcos del explorador John Franklin, el “Terror” y el “Erebus”, hundieron en el océano Ártico tras quedarse atrapados en el hielo durante un año y medio. Los navíos estaban dotados con la tecnología más avanzada del momento. Todos los 129 miembros de la tripulación acabaron abandonando las embarcaciones, pero ninguno sobrevivió. Dicha expedición había salido de Inglaterra el 19 de mayo de 1845 para intentar descubrir el paso del Noroeste, que permite llegar a Asia
a través del océano Ártico. El Arctic Researcher Foundation esta anunció hace casi dos semanas atrás que creía haber descubierto el “Terror” a unos 24 metros de profundidad. Los restos del “Erebus” se hallaron en 2014, 100 km al sur de los del “Terror”. Los arqueólogos de Parcs Canada dieron por válido el descubrimiento del “Terror” con ayuda de un sonar y después de haber realizado tres inmersiones en el lugar “en condiciones meteorológicas difíciles cuando la visibilidad era limitada”. Los dos barcos del explorador John Franklin, el “Terror” y el “Erebus”, se hundieron en el océano Ártico tras quedarse todos atrapados en el hielo durante un año y medio. Los 129 miembros de la tripulación acabaron abandonando las embarcaciones, pero ninguno sobrevivió. La expedición había salido de Inglaterra el 19 de mayo de 1845 para intentar descubrir el paso del Noroeste, que permite llegar a Asia a través del océano Ártico. El Arctic Research Foundation anunció hace casi dos semanas que creía haber descubierto el Terror a unos 24 m de profundidad. Los restos del “Erebus” se hallaron en 2014, 100 km al sur de los del “Terror”. Los arqueólogos de Parcs Canada dieron por válido el descubrimiento del “Terror” con ayuda de un sonar y después de haber realizado tres inmersiones en el lugar “en condiciones meteorológicas difíciles cuando la visibilidad era limitada”. Los barcos británicos H.M.S. Erebus y Terror partieron de Inglaterra el 19 de mayo de 1845. Los navíos estaban dotados con la tecnología más avanzada del momento. Utilizaban demasiado grandes los motores de vapor y enormes chapas de hierro que reforzaban la proa, con la finalidad de romper las placas de hielo. Iban muy bien provistos de alimentos y bebidas.
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Fin del naufragio eterno Las pistas del Erebus y HMS Terror, así como sus tripulaciones, 129 hombres en total, se perdió en el año 1845. Con esos gran y fuertes barcos Franklin y su segundo al mando, codiciado capitán Francis Crozier, pretendían trazar el Paso del Noroeste en el frío Ártico canadiense que une al océano Atlántico con el Pacífico. Los expedicionarios zarparon de Inglaterra el 19 de mayo de 1845 y fueron vistos por última vez en agosto de ese mismo año por cazadores de ballenas que navegaban por la Bahía de Baffin. El HMCS Kingston fue utilizado en la búsqueda. Salvo relatos de pobladores indígenas inuit de la zona, ningún europeo volvió a ver a los expedicionarios. La desaparición de la expedición se convirtió en uno de los grandes misterios de la era de toda la exploración victoriana de hasta aquel entonces. En su momento se puso en marcha una enorme operación de rescate, una de las mayores de la historia, que se prolongó de 1848 a 1859. Los investigadores aún no saben si esta imagen de sonar corresponde al Erebus o al Terror, fue un rescate en el hielo. Fue la propia esposa de Franklin quien encabezó la búsqueda, a la que se unieron más de 50 expediciones. Los rescatistas incluso dejaron en el hielo latas de comida, con la esperanza de que los tripulantes las encontraran y les ayudaran a sobrevivir. Según los inuit locales, todos los expedicionarios desesperados recurrieron al canibalismo antes de morir en las frías y heladas in-
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mensidades de aquel desolado desierto de hielo, cubierto de gran impunidad. Los cuerpos de tres de los integrantes de expedición de Franklin encontrados en la década de los ochenta, se arrojaron altos niveles de plomo, por lo que muchos creen que la tripulación murió envenenada por culpa de alimentos enlatados que habrían sufrido contaminación por latas de mala calidad. El equipo canadiense que dió con los restos de la nave de Franklin trabaja en su búisqueda desde el año 2008, intentado resolver una de las grandes tragedias, y misterios, de la era de los descubrimientos. De hecho, durante siglos, muchos de los veinte exploradores marítimos trataron de lograr el Paso del Noroeste. En el año 1817 el gobierno británico ofreció una recompensa de nada más que 20.000 libras esterlinas para quien encontrara el paso, lo que provocó la organización de numerosas expediciones. Una de las más célebres fue la de Sir John Franklin, cuya historia conmocionaría e, incluso, escandalizaría a la sociedad victoriana. Se trata de un gran hallazgo para los investigadores, que habían escrutado durante años el Ártico en busca de pruebas que al fin pudieran decirles algo sobre el destino que había corrido aquella gran expedición. “Nos han dado muchos abrazos y felicitaciones”, afirma Adrian Schimnowski, el consejero delegado y director de operaciones de la fundación. “Celebramos el descubrimiento con la comunidad inuit, que nos ha dado mucho apoyo”.
SOMBRAS DE LA MAREA •
Los restos del HMS Terror, uno de los dos barcos perdidos en 1845 en la expedición del explorador británico sir John Franklin en busca del llamado Paso del Noroeste, han sido encontrados en perfecto estado en el fondo de una bahía en el Ártico, según informa The Guardian. El hallazgo del pecio tuvo lugar el pasado 3 de septiembre cerca de la isla del Rey Guillermo, en el territorio autónomo de Nunavut, a 96 kilómetros al sur del lugar donde se creyó durante mucho tiempo que había naufragado. Los exploradores pudieron acceder este domingo al interior del pecio con un aparato con control remoto, según explicó al diario británico Adrian Schimnowski, director de operaciones de la Fundación de Investigación del Ártico Arctic Researcher Foundation. “Entramos con éxito en el comedor, avanzamos por unas cuantas cabinas y encontramos la sala de almacenamiento de alimentos con platos y una lata en los estantes”, señaló el hombre Schimnowski. “Vimos dos botellas de vino, mesas y estanterías vacías. Encontramos un escritorio con cajones abiertos con algo en un rincón del fondo del sucio cajón”, agregó. La expedición de Franklin partió de Inglaterra el 19 de mayo de 1845 con dos buques, el Erebus y el Terror, considerados las joyas de la marina inglesa del momento, y 128 hombres. Pretendían hallar el paso en el Ártico canadiense entre los océanos Atlántico y Pacífico. En agosto de aquel mismo año, unos grandes cazadores
de ballenas vieron a los expedicionarios en la Bahía de Baffin. Nunca más se supo de ellos. Su desaparición fue uno de los grandes misterios de la historia de Canadá durante casi 170 años, hasta que en septiembre de 2014 un equipo de exploradores encontró los restos del Erebus. Las autoridades canadienses, que coordinan la búsqueda del Terror, trabajan ahora para poder así verificar que los restos hallados son los del buque de Franklin, según informa Reuters, que no ha nunca podido contactar aún con la base. El destino de la expedición forma parte del folklore canadiense, en parte debido a la fatal suerte de la tripulación. Relatos transmitidos por los aborígenes inuit describen escenas de canibalismo entre los desesperados marineros. La Arctic Research Foundation indica que el buque fue encontrado el 3 de septiembre y es una “cápsula del tiempo perfecta”, ya que todos los elementos del barco se han conservado así en perfectamente. El timón de la nave está en condiciones originales y casi listo para su uso. Parece que se desplazó suavemente hacia el lecho marino. EL HMS Terror fue descubierto a 24 metros la superficie del mar.
Medalla perteneciente al HMS Terror, encontrada en la última expedición.
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Resolución del misterio Fuera las dudas Los restos del HMS Terror, uno de los dos barcos perdidos en 1845 en la expedición del explorador británico sir John Franklin en busca del llamado Paso del Noroeste, han sido encontrados en perfecto estado en el fondo de una bahía en el Ártico, según informa el reporte periodístico del The Guardian. El hallazgo del pecio tuvo lugar el pasado tres de septiembre cerca de la isla del Rey Guillermo, en el territorio autónomo de Nunavut, a 96 kilómetros al sur del lugar donde se creyó durante mucho tiempo que había naufragado. Los exploradores pudieron acceder este domingo al interior del pecio con un aparato con control remoto, según explicó al diario británico Adrian Schimnowski, director de operaciones de la Fundación de Investigación del Ártico (Arctic Research Foundation). “Entramos con éxito en el comedor, avanzamos por unas cuantas cabinas y encontramos la sala de almacenamiento de alimentos con platos y una lata en los estantes”, señaló el gran Schimnowski. “Vimos dos botellas de vino, mesas y estanterías vacías. Encontramos un escritorio con cajones abiertos con algo en un rincón del fondo del cajón”, agregó. La expedición de Franklin partió de Inglaterra el 19 de mayo de 1845 con dos buques, el Erebus y el Terror, considerados las joyas de la marina inglesa del momento, y 128 hombres. Pretendían , seis de setenta y seis milímetros, cuatro piezas de artillería antiaérea de cuarenta milímetros y ocho ametralladoras Vickers de doce coma siete milímetros. Aquella reducida potencia ofensiva fue adaptada al diseño del navío, característico por tener el puente de mando bajo el mástil tras la torreta de ataque y la chimenea como elemento final de su estructura. La planta motriz consistía en dos calderas Babcock & Wilcox de seismil caballos de vapor que solamente le permitían navegar a trece nudos por culpa de sus siete mil trescientas toneladas de peso, algo que por lo menos 42
compensaba con su blindaje de los cien a veinticinco milímetros. La superficie del mar en la Terror Bay en la costa de rey King William Island en el archipiélago ártico canadiense , exactamente donde un cazador Inuit dijo que estaría. El barco, bajo el mando de Sir John Franklin, se había al fin propuesto encontrar el acceso directo hacia Asia que iba desde el Atlántico hasta el Pacífico a través del Ártico, pero él y sus 128 tripulantes murieron después de que el quedara atrapado en el hielo. Las familias de la remota aldea inuit de Gjoa Haven celebran uno de los descubrimientos históricos más importantes que se haya hecho jamás en el Ártico canadiense. Con información proporcionada por un cazador inuit que vive en la comunidad, exploradores de la organización canadiense sin ánimo de lucro,
la Arctic Research Foundation, han localizado el H.M.S. Terror, uno de los dos barcos que desapareció hace 168 años durante la desafortunada Expedición de Franklin. Se trata de un gran hallazgo para los investigadores, que habían escrutado durante años el Ártico canadiense en busca de miles de pruebas que pudieran decirles algo sobre el destino que había corrido la expedición. “Nos han dado muchos abrazos y muchas felicitaciones”, afirma Adrian Schimnowski, el consejero delegado y director de operaciones de la fundación. Celebramos el gran descubrimiento con la comunidad inuit, que nos ha dado mucho apoyo.Aquella reducida potencia ofensiva adaptada al diseño del navío, característico por tener el puente de mando bajo el mástil tras la torreta de ataque y la chimenea como elemento final.
Tumbas de marineros perdidos, en el último lugar donde se registró al HMS Terror.
SOMBRAS DE LA MAREA •
EL HMS Terror fue descubierto a 24 metros de profundidad bajo la superficie del mar en la Terror Bay en la costa de King William Island en el archipiélago ártico canadiense , exactamente donde un cazador Inuit dijo que estaría. El barco, bajo el mando de Sir John Franklin, se había propuesto encontrar el acceso directo que daba hacia Asia que iba desde Atlántico hasta el Pacífico a través del Ártico, pero él y sus 128 tripulantes murieron después de que el barco quedara atrapado en el hielo. Las familias de la remota aldea inuit de Gjoa Haven quienes celebran uno de los descubrimientos históricos más importantes que se haya hecho jamás en el Ártico canadiense. Con importante información proporcionada por un cazador inuit que vive en la comunidad, exploradores de la organización canadiense sin ánimo de lucro, la Arctic Research Foundation, han localizado el H.M.S. Terror, uno de los dos barcos que desapareció hace más de 168 años durante la desafortunada Expedición de Franklin. Se trata de un gran hallazgo para los investigadores, que habían escrutado durante años el Ártico canadiense en busca de crucial les pruebas que pudieran decirles algo sobre el destino que había corrido la expedición. “Nos han dado muchos abrazos y muchas felicitaciones”, afirma Adrian Schimnowski, el delegado y el gran director de operaciones de la fundación. “Celebramos el famoso descubrimiento con la comunidad inuit, que nos da el apoyo”. Por otro lado, la profundidad en donde se encontró el único gran navío desaparecido hace mucho tiempo atrás, data de unos cuantos cuantos aproximados seis de setenta y seis milímetros, o más. Así es como se encontraron en el medio de la expedición, cuatro piezas de artillería antiaérea de cuarenta milímetros y ocho ametralladoras. Junto a esto, se encontró también Vickers de doce coma siete milímetros. Es por eso que decimos que la asombrosa expedición fue todo un exito sin duda alguna. Aquella reducida
potencia ofensiva fue adaptada al diseño del navío, tan pero tan característico por tener el puente de mando bajo el mástil tras la torreta de ataque y la chimenea como elemento final de su gran estructura. La planta motriz consistía en dos calderas Babcock & Wilcox de seismil caballos de vapor que solamente le permitían navegar a trece nudos por culpa de sus muy pero muy pesadas siete mil trescientas toneladas de peso, algo que por lo menos compensaba con su blindaje de los cien a veinticinco milímetros.
Encontaron sesenta cuerpos junto al navío, ninguno con vida, pero todos con ojos vivos.
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SIN NINGÚN
RETORNO
Ser parte de la tormenta del mar, por toda la eternidad.
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OCTAVIUS Uno de los puntos más estratégicos era el llamado “Paso maldito”, una ruta donde el objetivo era cruzar ni más ni menos que el océano Ártico. Se dice que el primero en conseguirlo fue un barco fantasma, el “Octavius”.
El regreso de un buque Se dice que la historia del famoso buque Octavius está inscrita en la leyenda de todo el mundo, y que es muy difícil en verdad, ya determinar dónde es que se encuentra esa tan auténtica y única veracidad. Pero lo que en verdad se esconde tras este triste relato de navegación de terror y del más grande de todos los misterios, es la valía y el empeño del incoregible hombre por encontrar nuevas rutas marítimas todo el timepo y por hacer frente a la siempre muy poderosa madre naturaleza. Esta escalofriánte historia tiene su escenario en pleno siglo XVIII, era ese el instante en que las más grandes empresas navieras buscaban un camino más corto aún entre el Óceano Atlántico y el Óceano Pacífico. Se buscaba un modo en que poder mejorar el comercio entre Europa y Asia, hasta ese entonces base de la economía mundial. Una tarde del 11 de octubre del año 1775 el Octavius, casi por arte de magia, volvió a emerger de las aguas para hacer un acto de presencia. El buque fue encontrado en la misma Groenlandia por un barco ballenero de nombre Herald. Ahora llegaría lo peor ya que cuando la tripulación del Herald abordó el barco que estaba a la deriva se toparon con una escena que jamás podrían borrar de sus retinas. Y es que, para su personal
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asombro se encontraron a toda la tripulación congelada. Una enorme congelación, que a tenor del aspecto que tenían, tenía que haber llegado de una manera súbita. No había ningún signo de angustia o de defensapor parte de la tripulación. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Esto era debido a que, el capitán del Octavius, fue encontrado congelado nada más que en su propio camarote, al mismo tiempo exacto que estaba escribiendo en el cuaderno de bitácora. La versión oficial, como no podía ser de otra manera, era y es bastante ortodoxa. De hecho se llegaron a asegurar de manera categórica que el barco quedó bloqueado por las gruesas capas del frío hielo terminando así con la vida de todos los tripulantes del Octavius. Pero, ¿Cómo es posible que capitán de barco muriera congelado sentado en su silla? ¿Es creíble que, según narraron los hombres del Herald, los marineros de a bordo, no hubieran luchado contra el frío? ¿Cómo de súbita la variación de temperatura para no dar lugar a la huida? Sea como fuere lo cierto es que los cadáveres se quedaron allí hasta que llegaron las autoridades. ¿Por qué? Muy sencillo y quizá éste sea un código que nunca jamás sabremos, pero los miembros del ballenero que les abordaron al Octavius, no querían ni tocar
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El frío y crudo antártico, según el dibujante Gustave Doré, en la versión del poema “La balada del viejo marinero”, de Coleridge. 49
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Aguas turbulentas Valentía de capitán Una tarde del 11 de octubre del año 1775 el Octavius, casi por arte de magia, volvió a emerger de las aguas para hacer un acto de presencia. El buque fue encontrado en la misma Groenlandia por un barco ballenero de nombre Herald. Ahora llegaría lo peor ya que cuando la tripulación del Herald abordó el barco que estaba a la deriva se toparon con una escena que jamás podrían borrar de sus retinas. Y es que, para su personal asombro se encontraron a toda la tripulación congelada. Una enorme congelación, que a tenor del aspecto que tenían, tenía que haber llegado de una manera súbita. No había ningún signo de angustia o de defensapor parte de la tripulación. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Esto era debido a que, el capitán del Octavius, fue encontrado congelado nada más que en su propio camarote, al mismo tiempo exacto que estaba escribiendo en el cuaderno de bitácora. La versión oficial, como no podía ser de otra manera, era y es bastante ortodoxa. De hecho se llegó a asegurar de manera categórica que el barco quedó bloqueado por las gruesas capas del frío hielo terminando así con la vida de todos los tripulantes del Octavius. Pero, ¿Cómo es posible que un capitán de barco muriera congelado sentado en su silla? ¿Es creíble que, según narraron los hombres del Herald, los marineros de a bordo, no hubieran luchado contra el frío? ¿Cómo de súbita fue la variación de temperatura para no dar lugar a la huida? Sea como fuere lo cierto es que los cadáveres se quedaron allí hasta que llegaron las autoridades. ¿Por qué? Muy sencillo y quizá éste sea un código que nunca jamás sabremos, pero los miembros del ballenero que les abordaron al Octavius, no querían ni tocar sus cuerpos. Hablaban de una maldición. Sea como fuere lo cierto es que los cadáveres se quedaron allí hasta que llegaron todas las autoridades. ¿Por qué? Muy sencillo y quizá éste sea un código que nunca jamás sabremos, pero los miembros del ballenero que 50
Ya en los camarotes encontraron nada más y nada menos que a veintiocho personas congeladas. Estaban todos acostados en sus camas, cubiertos por mantas y con sus rostros tranquilos, como si la muerte les hubiera llegado plácidamente mientras descansaban. Y lo que encontraron en la cabina del capitán fue casi lo mismo. Los marineros del ballenero Herald apremiaron a su capitán a abandonar cuanto antes el navío Octavius, pero éste, totalmente incapaz de abandonar el barco sin dar una explicación previa a lo ocurrido, decidió quedarse un poco más y leer el cuaderno de bitácora. Sorprendido, no pudo más que quedar sin aliento porque al descubrir lo que allí se relataba lo que había soñado. Habían salido de Inglaterra con rumbo a China el día 10 de septiembre de 1761. Es decir, hacía ya catorce años de aquello. La última hoja del cuaderno llevaba fecha del 11 de noviembre de 1762 y decía lo siguiente: “Hasta ahora si fue llevamos atrapados en el hielo 17 días. Nuestra muy mala posición es aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego del finalmente se fueron extinguió ayer y el maestre ha estado tratando servir de encenderlo una y otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. Capitán Francis Cozier a cargo del Octavius, 1764.
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El regreso de un buque El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía”. El capitán del Herald quedó asombrado al leer aquello. Las coordenadas que indicaban demostraba que habían quedado atrapados justo en el “Paso maldito”, al norte de Point Barrow en Alaska, al otro lado del continente americano. Es decir, el barco Octavius había sido en realidad el primer barco en poder lograr sobrepasar el legendario Paso del Noroeste. Algo que llevaban cientos de miles de años intentando conseguir. Una tarde del 11 de octubre del año 1775 el Octavius, casi por arte de magia, volvió a emerger de las aguas para hacer un acto de presencia. El buque fue encontrado en la misma Groenlandia por un barco ballenero de nombre Herald. Ahora llegaría lo peor ya que cuando la tripulación del Herald abordó el barco que estaba a la deriva se toparon con una escena que jamás podrían borrar de sus retinas. Y es que, para su personal asombro se encontraron a toda la tripulación congelada. Una enorme congelación, que a tenor del aspecto que tenían, tenía que haber llegado de una manera súbita. No había ningún signo de angustia o de defensapor parte de la tripulación. Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Esto era debido a que, el capitán del Octavius, fue encontrado congelado nada más que en su propio camarote, al mismo tiempo exacto que estaba escribiendo en el cuaderno de bitácora. La versión oficial, como no podía ser de otra manera, era y es bastante ortodoxa. De hecho se llegaron a asegurar de manera categórica que el barco quedó bloqueado por las gruesas capas del frío hielo terminando así con la vida de todos los tripulantes del Octavius. Pero, ¿Cómo es posible que capitán de barco muriera congelado sentado en su silla? ¿Es creíble que, según narraron los hombres del Herald, los marineros de a bordo, no hubieran luchado contra el frío? ¿Cómo de súbita la variación de temperatura para no dar lugar a la huida?
Imagen actual de la representación del Octavius, en las costas asiáticas 51
• PASAJE DE IDA
Encuentro con un fantasma Si hay un barco misterioso, ese es el Octavius. Un buque que, a mediados del siglo XVIII, fue el protagonista de una siniestra historia sobre barcos desaparecidos, que mezcla la tragedia y el misterio a partes iguales. Una realidad palpable que dejó heladas, nunca mejor dicho, a las autoridades de la época por la crueldad de lo que allí se vivió aunque, siendo completamente honestos, todavía no hay respuestas para todo ello. Se comenta entre marineros que es algo bastante habitual, que quien pasa gran parte de su vida en el océano con la mirada en el oleaje y su soledad, se ha encontrado alguna vez con algún barco fantasma. Barcos abandonados flotando a la deriva y que cuentan, en sus heridas, la historia de un desastre, de algún accidente. El 12 de agosto de 1775, el Herald, un ballenero groenlandés avistó una gran sombra abriéndose paso a solo unos kilómetros de distancia de ellos. Sus velas ondeaban con lentitud mientras el vigía daba ya el primer grito para avisar del descubrimiento. Era una mañana gélida a pesar de estar en verano, el Atlántico Norte nunca perdona, y el silencio de aquel escenario crujía de vez en cuando con el movimiento de algún iceberg, o con la rotura de la escarcha cayendo por las velas. Cuando el capitán del Herald puso su mirada en el catalejo no pudo creer lo que veía. El barco que tenía en frente parecía estar envuelto en cristal. El brillo lo cegaba y por un momento, aquel barco fantasma le pareció una aparición de otro mundo. Estaba casi cubierto por el hielo. Sin que nadie se moviera en su interior. La tripulación del Herald, no pudo más que erizarse de miedo y pavor. Aquello no era en absoluto un buen augurio. Pero ni en un segundo dudaron ni un momento en obedecer a su gran capitán cuando pidió a ocho de sus mejores hombres que lo acompañaran hasta la proa del barco que tenían en frente. Era “El Octavius”, una nave de la que nunca habían oído hablar. Al subir abordo, fueron recibidos únicamente por el crepitar de la madera, por el silbido del viento y el movimiento de aquellas enormes velas deshilachadas cargadas de tanta escarcha. No había absolutamente nadie en la superficie, así que, sacando fuerzas de flaqueza, decidieron entrar en el interior… exploradores de la organización canadiense sin ánimo de lucro, la Arctic Research Foundation, han localizado el H.M.S. Terror, uno de los dos barcos que desapareció hace 168 años durante la desafortunada Expedición de Franklin. Se trata de un gran hallazgo para los investigadores, que habían escrutado durante años el Ártico canadiense en busca de pruebasque pudieran decirles algo sobre el destino que había corrido la expedición. “Nos han dado muchos abrazos y felicitaciones”, afirma Adrian Schimnowski, el consejero delegado. 52
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Escena recreada para la leyenda de Arthur Combridge, donde se muestra al capitรกn enfrentando el fantasma. 53
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SS COTOPAXI Otro misterio que tiene como protagonista también un barco desaparecido: el SS Cotopaxi. Buque que en realidad es todo un misterio del siglo XXI. Una era en la que, como ya hemos dicho en más de una ocasión, parece que todo está explicado y resuelto. Quizá no sea así.
El Fantasma Gris El barco desapareció en 1925, cuando se dirigía desde Carolina del Sur hacia La Habana. El 1 de diciembre, cuando atravesaba supuestamente, la zona del Triángulo de las Bermudas, lanzó una llamada de socorro anunciando que se estaba hundiendo sin una posibilidad de salvación. Nunca se encontraron sus restos y días después se le puso en la categoría de desaparecido. Sus 77 metros de eslora se perdieron para siempre en las aguas del océano. La historia de su desaparición se convirtió desde entonces en una de las más recurrentes entre los interesados en el mítico Triángulo de las Bermudas. Más todavía cuando en una versión especial de Encuentros en la Tercera Fase se especula con el gran hallazgo del barco fantasma encallado en, nada más y nada menos, que en el conocido desierto del Gobi. El S.S. Cotopaxi era un buque destinado a lal carga, que fue nombrado de tal manera, en honor al volcán Cotopaxi. Se decía de éste volcán que era un misterio sin resolver. Incontrolable y por demás espontáneo, jamás se pudo predecir con anticipación ni una de sus actividades, factor que de forma lamentablemente
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costó varios desastres y vidas humanas. Así se describía también al SS. Cotopaxi: incontrolable, impredecible, factor que también, terminó costando vidas humanas, de las cuales se desconocen por completo paradero o destino alguno hasta el día de hoy. Éste desapareció en diciembre de l año 1925, durante el camino de Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos, hasta la singular La Habana, en Cuba, con toda su numerosa tripulación a bordo. Era un buque inigualable. Destinado para ser uno de los barcos de carga, contaba con un tonelaje singular de 2.351 toneladas de registro bruto. El asombroso navío era propiedad de la compañía Clinchfield Navigation Company y fue construido nada menos que por los reconocidos en su momento, Great Lakes Engineering Works (Grandes Lagos Engineering Works), de Michigan, en el año 1918 para el Clinchfield Navigation Company. El SS. Cotopaxi fue de 253 pies de largo entre perpendiculares, con una viga de 44 pies. Su motor de vapor podría impulsar a ella a 9,5 nudos (17,6 km / h). Se declaró fuera de servicio de forma permanente a partir del primero de diciembre del año 1925.
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• PASAJE DE IDA
Nada contra su paso Único en su especie El S.S. Cotopaxi era un buque carguero, nombrado de tal manera, en honor al volcán Cotopaxi. Se decía de éste volcán que era un misterio sin resolver. Incontrolable y espontáneo, jamás se pudo predecir ni una de sus actividades, factor que lamentablemente costó varios desastres y vidas humanas. Así se describía también al SS. Cotopaxi: incontrolable, impredecible, factor que también, terminó costando vidas humanas, de las cuales se desconocen por completo paradero o destino alguno hasta el día de hoy. Éste desapareció en diciembre de l año 1925, durante el camino de Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos, hasta la singular La Habana, en Cuba, con toda su numerosa tripulación a bordo.
Última fotografía original conocida del S.S. Cotopaxi, tomada en 1920. 56
Era un buque inigualable. Destinado para ser uno de los barcos de carga, contaba con un tonelaje singular de 2.351 toneladas de registro bruto. El asombroso navío era propiedad de la compañía Clinchfield Navigation Company y fue construido nada menos que por los reconocidos en su momento, Great Lakes Engineering Works (Grandes Lagos Engineering Works), de Michigan, en el año 1918 para el Clinchfield Navigation Company. El SS. Cotopaxi fue de 253 pies de largo entre perpendiculares, con una viga de 44 pies. Su motor de vapor podría impulsar a ella a 9,5 nudos (17,6 km / h). Fue entonces que sus servicios dieron fin de forma permanente, sin posibilidad de regreso.
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Comienzos de la historia Pero, ¿De dónde sale ese barco? A decir verdad no se sabe si la pregunta es más inquietante que la propia respuesta. Más que nada porque una vez que se encontró este barco a la deriva en aguas cubanas, las autoridades procedieron a su investigación y ahí es donde se descubrió una verdad que lleva oculta casi un siglo. El 29 de noviembre del año 1925, el SS. Cotopaxi partió de Charleston, Carolina del Sur, y de La Habana, país de Cuba, bajo el capitán WJ Meyer. Dentro de él se transportaban una carga de carbón dedicada para el comercio y una tripulación de treita y dos marineros, todos ellos previamente seleccionados por un gran y exigente capitán conocido por no permitir que cualquiera se suba a su navío. Nunca dejaba que ningún otra persona seleccionara la tripulación: debía hacerlo el mismo y conocer hasta el último y más pequeño detalle de la vida de todo quien quisiera y estuviese dispuesto a navegar bajo sus ordenes y comando. Es por eso que navegar en el SS. Cotopaxi, era un honor y privilegio que unos pocos llegarían a conocer. El primero de diciembre, el SS. Cotopaxi emitió por radio una desesperada llamada de socorro, informando de que el buque se encontraba dañado y no paraba de entrar agua. Este desconsolado llamado de auxilio se llevo a cabo durante una tormenta tropical que amenazaba de forma muy violenta al área donde el buque se encontraba en esos momentos. El barco fue incluido oficialmente como vencido el 31 de diciembre. A raíz de esa última transmisión de radio que indicaba que el barco estaba a punto de hundirse, se ha conectado la desaparición a la leyenda del Triángulo de las Bermudas. El SS. Cotopaxi había zarpado el 29 de noviembre del año 1925 del puerto de Charleston, Carolina del Sur. Su destino no era otro que La Habana. Un destino al cual deberían haber llegado los treinta y dos marineros que iban a bordo de este buque junto con
2.340 toneladas de carbón destinado para el comercio exterior. El problema es que a los muy pocos días de partir se perdió de forma misteriosa, todo contacto con esta nave. Un contacto que, como se puede imaginar, nunca jamás pudo recuperarse. Sin embargo, hay dos datos, más los que serán vistos al final de este artículo, que hacen que esta historia sea digna de mantenerse en los anales de los misterios marinos. El primero de ellos es que, desde ese mismo día de la gran desaparición, ya se especulaba con que este barco, el singular SS. Cotopaxi, había tenido la osadía de cruzar el misterioso Triángulo de las Bermudas. Un lugar que, como sostienen muchos teóricos de corte paranormal, en el que parece que el tiempo y el espacio son totalmente diferentes al resto de nuestro planeta además de contarse extrañas historias de visitantes y seres que no pertenecen a nuestra raza. Si a esto le sumamos otro detalle muy peculiar que no es otro que el hecho de que Steven Spielberg, una persona siempre muy bien informada y documentada en estos temas, en su película “Encuentros en la Tercera Fase”, de corte paranormal, lo incluyese dentro de su peculiar relato sobre los objetos voladores no identificados, podemos concluir que tenemos absolutamente todo el caldo de cultivo para una gran historia. Y ahora, por supuesto, junto con la imagen del barco que vieron los guardacostas cubanos, comienzan las preguntas. Unas cuantas preguntas que parecen no tener una sencilla respuesta. ¿Cómo es posible que noventa años después la comida todavía estuviese en la mesa? ¿Nadie había visto este barco jamás en casi un siglo? ¿Por qué aparece ahora? ¿Se debió todo a la mala suerte o a un error de la tripulación? ¿Pudieron raptar este barco otras inteligencias que no pertenecen a la Tierra? Nada se sabe y, por supuesto, la historia oficial no aclara nada. Otro misterio más para la infinita y profunda conciencia marítima. 57
• PASAJE DE IDA En el año 2015 comenzó a circular en varios sitios web una sorprendente noticia. El servicio de guardacostas cubano había acudido a la intercepción de una misteriosa embarcación que se dirigía hacia La Habana y que no correspondía a ninguna de las advertencias radiales de la autoridad marítima. Cuando todos los marinos establecieron contacto visual con el barco, hallaron que el mismo no contaba con tripulación alguna. El barco es requisado por oficiales de la marina cubana, que encontraron el diario de registro del capitán, aunque éste no contenía información alguna sobre las circunstancias del abandono de sus tripulantes. Tras algunas horas de incertidumbre, el rastreo de información logró determinar que se trataba del navío carguero SS Cotopaxi, desaparecido en el Triángulo de las Bermudas hacía 90 años junto con toda su tripulación, que incluía a 32 marineros y su capitán. Para decepción de muchos, se fue demostró posteriormente que jamás habían existido informes de la Guardia Costera de Cuba con respecto a un hallazgo de esa magnitud. Pese al sorpresiva aparición del SS Cotopaxi, ésta demostró ser totalmente falsa, conviene de todos modos recordar la inigualable historia de un navío cuyo paradero todavía es un misterio. El SS Cotopaxi, que cargaba en sus bodegas varias toneladas de carbón, desapareció en 1925 cuando se dirigía desde Charleston, Carolina del Sur, hacia La Habana. La nave había zarpado el 29 de noviembre de ese año y el 1 de diciembre, cuando atravesaba supuestamente la mítica zona del Triángulo de las Bermudas, se lanzó una llamada de socorro anunciando que se estaba al final hundiendo sin posibilidad de salvación. Nunca se encontraron sus restos ni los de sus pasajeros, y 30 días después se le puso en la categoría de desaparecido. Con el paso del tiempo se llegó a una triste conclusión: sus 77 metros de eslora. La historia de su desaparición se convirtió desde entonces en una de las más recurrentes entre los interesados en el mítico Triángulo de las Bermudas o “Triángulo del diablo”, un área geográfica con forma de triángulo equilátero situado en el muy profundo océano Atlántico entre las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad norteña estadounidense de Miami, donde supuestamente han desaparecido aviones y barcos desde hace décadas. Y el barco se hizo todavía más famoso cuando apareció en una escena de la película de Steven Spielberg, Encuentros cercanos del tercer Tipo. En esa cinta del año 1977 el SS Cotopaxi apareció entonces encallado, nada más y nada menos, que en las calientes dunas del desierto del Gobi, dando a entender que el barco había sido luego, trasladado del océano al desierto por extraterrestres. Hoy, el SS Cotopaxi, un barco carguero construido en astillero de Michigan, Estados Unidos, y que fue bautizado con el nombre de un volcán ubicado en Ecuador de más de 5 metros de altura, sigue oficialmente desaparecido, al igual que su fortuna. 58
Dibujo a lápiz realizado para el poema Cotopaxi de Evil, 2003.
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Un final imposible Los rumores de que un barco llamado el SS Cotopaxi han de manera misteriosa, reaparecido misteriosamente en el Triángulo de las Bermudas después de ser interceptado por los guardacostas cubanos están circulando a través de Internet y como recordaréis hablamos de ello. Pués bien, Los rumores se remontan a un gran popular artículo sobre World News Daily Report, que dice en parte que la Guardia Costera cubana anunció esta mañana, que habían interceptado una nave no tripulada en dirección a la isla, que se presume que es el SS Cotopaxi, un carguero que allí si fue que desapareció en diciembre delaño 1925 y desde entonces se ha conectado a la leyenda del Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, los rumores son completamente falsos. No ha habido informes de la Guardia Costera de Cuba con respecto a tal hallazgo, ni ha sido informado por cualquier medio de masiva comunicación. Las personas mencionadas en el mensaje no son reales. El informe de News Daily Mundial cita a un hombre con el nombre de Rodolfo Salvador Cruz, sin embargo, la foto usada para ilustrar a Cruz es en realidad un hombre llamado Lee Smale, de Plymouth en el Reino Unido tomada de un artículo local de acerca de él, y no está relacionada con esta historia de ficción. El SS Cotopaxi es un barco real, sin embargo, desapareció en diciembre de 1925 en la región de las Bermudas. La imagen de el SS Cotopaxi utilizada en las noticias Informe diario Mundial (foto arriba) era en realidad un apoyo tomado de la película de Spielberg “Encuentros en la tercera fase” , donde se encontró la nave en el desolado desierto de Gobi. El World News Daily Report es un sitio web de todas las noticias falsas que atrae a la gente a su sitio a través de la utilización de los titulares de tráfico-cebo que no son reales. El sitio afirma que es por la sátira y el entretenimiento, aunque simplemente se se imprimen artículos de noticias falsas. Medios de fuera se han hecho eco de recientemente de la noticia de la reaparición del mítico barco SS Cotapaxi, una de las decenas de naves que habrían desaparecido a lo largo de la historia en ese vasto punto del
mapa. El misterio aquí se hace gigante si tenemos en cuenta que el barco de todas fromas si desapareció en el año 1925, hace nada más y nada menos que 90 años. ¿Qué habrá estado haciendo un barco de decenas de metros de eslora a la deriva? ¿Cómo es que nadie lo ha visto hasta hoy? La nota reza así: «El 18 de mayo del presente año en La Habana, Cuba, el servicio de guardacostas interceptó un navío que se dirigía hacia territorio nacional pero que no contaba con toda tripulación». Una leyenda se suma a otra historia (en este caso, la de los barcos fantasma), como ya hemos visto en «Archivos desclasificados», la mezcla parece sumar si se le añade misterio o veracidad, al gusto del creador. Con poco esfuerzo descubrimos que el reciente descubrimiento publicado ahora fue también reciente en junio, julio y agosto, cuando diversos blogs y páginas se hicieron eco de la noticia. La noticia replicada milimétricamente y que varias webs publicaron de manera sistemática sin preguntarse cómo es posible el hallazgo. Recapitulemos. La desaparición del Cotopaxi era uno de los más clásicos entre los mitos de este tipo, junto con el Vuelo 19 o el Mary Celeste. Su aparición hubiera sido un verdadero acontecimiento a nivel mundial pero, ¿por qué no ha sido noticia de alcance global? Sólo hay que fijarse. En todos los sitios replican el mismo texto. Hasta ahí todo normal en el mundo global. Pero hay una cosa que «canta» demasiado y no son las sirenas de la isla de Helios de la Odisea. Todos los portales repiten un único vídeo de Youtube y en todo Google sólo aparecen dos fotos de ello. Eso, además, es la única fuente que ellos utilizan es la de un tal Rodolfo Salvador Cruz que se arroga la voz de experto (si se investiga la foto que le ilustra se descubre rápidamente que hasta eso es falso). Pero la evidencia delatora es más sencilla: Cuba, o cualquier país del mundo, se habría recreado si hubieran en realidad descubierto un hallazgo así. Más allá de estas explicaciones encontramos sin dificultad que el origen del bulo procede de la página: World News Daily Report, que dice no hacerse responsable. 59
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Barco de carga es ese que transporta historias, almas y corazones, que se quedan vivas para siempre. Pese a que la aparición del SS Cotopaxi se ha demostrado falsa, y que quizá no llegue a la categoría siquiera de leyenda urbana, no está de más recordar la bonita historia que cuentan de este navío. El barco desapareció en noviembre del año 1925 cuando se dirigía desde Carolina del Sur hacia La Habana. El primero de diciembre, cuando atravesaba, supuestamente, la famosa zona del famoso Triángulo de las Bermudas, lanzó una llamada de socorro que se estaba hundiendo sin posibilidad de salvación. Nunca más se encontraron sus restos ni los del pasaje, y 30 días después se le puso en la categoría de desaparecido. Sus 77 metros de eslora se perdieron para siempre en las aguas del océano. La historia de su desaparición se convirtió desde entonces en una de las más recurrentes entre los interesados en el mítico Triángulo. Más todavía cuando en una versión especial de Los encuentros en la Tercera Fase se especula con el hallazgo del barco fantasma encallado en, nada más y nada menos, que en el desierto del Gobi. Sin embargo ese descubrimiento es tan verídico como el acaecido en las costas de Cuba.
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LEVEN ANCLAS
Condenado a una embarcaciรณn navegando para siempre. 63