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POR SORPRESA

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PLACERES GOURMET

PLACERES GOURMET

ás de 60 inmuebles visitaron los propietarios de este piso antes de encontrar lo que buscaban: una casa orientada al sur, dotada de espacios amplios y con garaje a ser posible. «En cambio, la que nos gustó no lo tenía –¡ni siquiera contaba con ascensor en la finca!–y, además, miraba al norte. No sabría decir el qué, pero había algo en ella que nos enamoró.» Así de intenso es el recuerdo que Catalina Alarcón guarda de esa primera vez. Ella es la dueña y también la interiorista que ha decorado la vivienda, que, aunque no era ni mucho menos la que había imaginado, la cautivó desde el minuto uno: «Mi pareja y yo no tenemos hijos, y al buscar un piso con espacios desahogados, siempre nos encontrábamos con que disponían de cuatro o cinco dormitorios que íbamos a tener vacíos. La reforma con que nos topamos ya había resuelto todo esto y se adaptaba a nuestras necesidades. Por no hablar de que la casa, de 1864, está situada en un edificio protegido, y tiene techos altos y grandes balcones, otros dos puntos a su favor para decidirnos por ella».

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IDEAS DEL PROYECTO

CATALINA ALARCÓN Teléfono: 639 602 548. ninalarconalzu@yahoo.es

Colores potentes. El gris de fondo permite usar con éxito puntos cromáticos muy llamativos y extravivos -rojo, morado-, con un efecto sorprendente. Tejidos nobles... y chic. En el mix está la gracia. Terciopelos de lino para tapizar y seda en las cortinas combinan con el print animal de uno de los sofás: el preferido de los sobrinos de la dueña.

TRADICIÓN Y VANGUARDIA Con los colores del arcoíris, la obra de Markus Linnenbrink, en la galería Max Estrella, es un foco de atención sobre el escritorio de raíz de caoba con marquetería. Encima, un plato de esmalte acabado en cobre, de Mercedes Caravallo, adquirido en Cesta República. En la otra página, la interiorista Catalina Alarcón.

PÓQUER D E ASIENTOS La combinación de versiones hace de la zona de estar un ambiente muy dinámico. Las butacas gemelas, de los años 50, se tapizaron con una tela de rayas de Nacho de la Vega. El sillón de cuerdas es de Elvira Blanco. Entre las ventanas, cuadro de Fernando Pagola, en la galería Moisés Pérez de Albéniz. En la otra página, rincón de lectura junto a la biblioteca. El flexo de pie es el modelo Tolomeo, de Artemide.

LUZ Y ALEGRÍA Una puerta en arco da acceso al comedor, con una magnífica mesa italiana de los 50 lacada en negro, recuerdo de familia. Las sillas, forradas en charol blanco, ponen el contrapunto y coordinan con el kílim de dibujos geométricos, adquirido en Tailak. En la otra página, sobre el sofá tapizado que imita piel de cebra, cuadro de Sergio Cruz y cornucopias doradas del siglo XIX. La alfombra es un kílim antiguo procedente de Zigler.

Por las escayolas conservadas en el techo se pueden ver los cambios ejercidos en la distribución: el amplio hall se sitúa en el lugar destinado en el s.XIX al cuarto de estar de diario –se trataba de una habitación interior–y el actual salón está formado por el espacio que antaño ocupaban tres pequeñas habitaciones.

Catalina Alarcón ha apostado por una decoración actual, pero que recuerda los tiempos dorados de la vivienda y mezcla elementos de diferentes épocas. «Queríamos incorporar ciertos muebles que llevaban muchos años con nosotros y en nuestras familias, aunque también buscaba darle una identidad propia y poder disfrutar de nuevas piezas que nos gustaban». Una de las principales herramientas de esa modernización fue el color, que transforma por completo todo lo que toca.Y también el arte expuesto en las distintas estancias, desde el salón al cuarto de baño: pintura contemporánea y escultura de autores que «empezamos a descubrir, y algunos de los cuales han acabado por ser amigos», añade. La casa es ahora, con su historia pasada y presente, exactamente el hogar que habían soñado. Ni más ni menos.

P I E Z A S D E ANTICUARIO Los colores y la decoración del dormitorio están pensados para realzar la cama, un mueble de rejilla del s.XIX. Se ha vestido con una tela india bordada en seda, procedente de Meridiana, y un almohadón también de seda, de Tailak. A los pies, lino de Lizzo, en Pepe Peñalver. El kílim es de Zigler. Un toque de osadía: pintado en rojo y con suelo de damero, el aseo de invitados –abajo–se convierte en un espacio chic. El inodoro queda coronado por un boceto de un retrato del pintor Horacio Ferrer.

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