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CUADERNO ECO
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CUADERNO
CUANDO PENSAMOS EN UN CUARTO DE BAÑO más sostenible, inmediatamente nos viene a la cabeza el consumo de agua. Lavarnos los dientes con el grifo cerrado, tomar duchas de pocos minutos, utilizar cisternas de doble descarga e, incluso, reciclar el agua con la que nos lavamos para el inodoro son algunas estrategias para reducir su consumo. Pero resulta que tenemos un problema mucho más serio que también empieza en el baño; en el inodoro más concretamente. La principal amenaza ambiental originada desde el espacio más íntimo de nuestra casa es la orina. O mejor dicho, los millones de metros cúbicos de agua mezclada con orina que acaban en ríos y mares de todo el mundo. Y es que, aunque obviamente orinar es un acto inevitable, que la orina acabe mezclada con el agua no debería serlo si se diseñaran correctamente las instalaciones de evacuación. Y más teniendo en cuenta que los sistemas de depuración no pueden eliminar sus componentes nocivos.
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un poco de historia
Con la llegada del agua corriente a nuestras casas en el siglo xix comenzó el desarrollo del baño moderno, pero con importantes matices. El principal era la diferencia entre lavabo y retrete. En el primero llegaba el agua, porque era el lugar de lavarse y estaba instalado en cada habitación. En cambio, el retrete, en seco, comenzó instalado en las zonas abiertas de la casa para continuar con el sistema de almacenamiento seguro y recogida de los excrementos de las ciudades para su transformación en abono para el campo. Pero ya en el mismo origen del inodoro, los ingenieros abogaban por incluir el agua como método de evacuación sin ser conscientes de la problemática de salud que conllevó. A raíz del gran brote de cólera de Londres en 1854, se rastreó por primera vez el origen y se detectó que el problema estaba en la contaminación del agua por heces humanas. Aquí podría situarse el origen de la extrema precaución en no mezclar agua de uso con aguas negras, para lo que se promovió un sistema diferenciado de conducciones, pero la solución era muy costosa. Así pues, se acabó aplicando la técnica de la dilución, que consiste en disminuir la contaminación del agua sucia añadiéndole grandes cantidades de agua limpia. Una estrategia que puede parecernos arcaica, pero que por desgracia se sigue aplicando como técnica de “depuración” de aguas residuales. De este modo, por evitar la instalación de una doble canalización generamos un gran problema de consumo y contaminación del agua.
El ahorro de agua no es el único factor de innovación en el baño. El auge de los denominados Smart Toilets, que combinan la función de inodoro y bidé, es la respuesta a una sociedad cada vez más comprometida con la salud y el cuidado personal. A la izquierda, el modelo In-Wash, de Roca.
REINVENTAR EL INODORO
El nitrógeno, contenido de manera natural en la orina, es un fertilizante imprescindible para la buena salud de los ecosistemas y para el crecimiento de la vegetación. Sin embargo, al acumularse en enormes cantidades y verterse sobre las masas de agua dulce y salada de manera continua, se genera un efecto que se llama eutrofización. En pocas palabras, significa que, al acumularse tantos nutrientes, las poblaciones de algas y microorganismos crecen de tal manera que acaban agotando el oxígeno del agua y todo muere. Es paradójico que un nutriente que proporciona más vigor y vida a las plantas pueda acabar matando un ecosistema entero. Para solucionar este enorme problema sin necesidad de encararlo como un reto tecnológico de elevadísima complejidad, la Fundación Bill y Melinda Gates financió en 2017 al estudio austríaco EOOS para diseñar un sistema de inodoro destinado a países en vías de desarrollo que de manera mecánica logra que el flujo de orina no acabe mezclado con el agua y pueda tratarse independientemente para evitar que acabe contaminando al final de la tubería. El sistema es tan prometedor y de un diseño tan elegante que la firma Laufen se ha interesado por él y trata de incorporarlo a su producción para comercializarlo también en países desarrollados.
LA SOSTENIBILIDAD EN CIFRAS
1l
de orina contamina 180 litros de agua como promedio.
25%
del consumo energético procede del agua caliente del baño.
600
años tarda una toallita higiénica de celulosa y plástico en descomponerse en el medioambiente.
cuaderno eco
¿sabías qué
En el baño se puede consumir entre un 25 y un 40% de la energía de toda la casa, según la época del año? El agua caliente, mayoritariamente usada durante la ducha, es el gran consumidor de energía doméstico, sin contar la calefacción o el aire acondicionado. Por eso, la duración de la ducha no solo ahorra agua, sino que evita emisiones de CO2 derivadas de la energía invertida en calentarla. Por otro lado, el lugar donde se instala el calentador influye en los minutos que el agua ha de correr hasta que alcanza la temperatura adecuada. Conviene situarlo lo más cerca del baño y jamás en el exterior ya que el sobreesfuerzo puede implicar casi más gasto que el propio baño. Para reducir las emisiones de CO2 será más determinante el tipo de calentador que la fuente energética: aunque el gas parezca de entrada más ecológico, la tecnología de bomba de calor presente en algunos calentadores eléctricos hace que su consumo sea muy reducido.
Reducir los envases de plástico asociados a los productos de higiene y belleza personal es otra acción para incrementar la faceta sostenible del baño. En los últimos años han regresado los establecimientos que antaño vendían estos productos a granel.
La bomba de calor, presente ya en los sistemas de climatización y las secadoras de ropa, ha llegado también al agua caliente sanitaria (ACS). Se trata de un sistema de gran eficiencia energética al extraer el calor del aire, sin merma del confort.
ES BIEN SABIDO EL PROBLEMA QUE LAS TOALLITAS DESECHABLES causan al sistema de alcantarillado al tirarlas al inodoro, pero lo que quizá no es tan conocido es que cuando llegan al medio natural, probablemente al mar, tardan como mínimo 600 años en descomponerse. Ello es debido a que, aunque parezcan de papel, en realidad están fabricadas con un tipo de fibra plástica y como tal su durabilidad es enorme. Aunque la moda de su uso ha disminuido en los últimos años, los sistemas de desagüe aún sufren la presencia de este producto tan ligado al baño y la higiene personal. Un desastre ecológico y también económico que supone unos costes de reparación y mantenimiento anuales de al menos un millón de euros para una ciudad como Málaga. Para un uso responsable del inodoro, la normamássensataesnotirarnadaquenoexcretenuestropropiocuerpo,oalmenos nada que no se descomponga de manera inmediata en contacto con el agua.
ECOLOGÍA A GRANEL
Un paso más allá hacia un cuarto de baño ecológico es que además sea saludable, y aquí los productos de higiene personal son los principales protagonistas. Cada vez más marcas incorporan referencias libres de parabenos, siliconas y otros químicos, pero realmente son una minoría entre toda la marabunta de geles, champús, cremas y demás que ofrece el mercado. Buscar opciones más saludables supondrá de inmediato un beneficio personal, pero también habrá implicado un proceso de producción más limpio. Y no solo libre de químicos, sino también de envases en la medida de lo posible. En las tiendas de venta a granel, que también empiezan a hacerse comunes, pueden encontrarse jabones en barra en los que tan solo compras la cantidad que se precisa, sin necesidad de botes de plástico añadidos. Y es que incluso desde la ducha diaria o el lavado de manos se pueden reducir residuos.