ANTESALA
Familia, Educación y Sociedad
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DISLEXIA LEXDISIA DIELSXIA LIXDESIA SELDIXIA La autoridad de los padres PRECIO 5.00 SOLES
Entender a Vallejo Año XVI N°1 - Abril 2012
Editorial
Edistio Cámere
http://entreeducadores.wordpress.com
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El amor humano
En los días del verano, estación que acabamos de despedir, muchas veces el mar es uno de los protagonistas principales. Sin embargo, en la inmensidad, belleza y armonía rítmica de sus olas el hombre no ha tenido participación alguna, tan solo le corresponde embelesarse ante el espectáculo, tanto cuando el sol lo ilumina como cuando este se esconde prodigando el sereno atractivo del atardecer. En los zoológicos -que no son un hábitat natural- la vista se topa con diversidad una animales con características típicas de su especie; cada ejemplar encandila por lo logrado de su figura. La cebra con sus franjas, en el tigre refulge su color amarillo combinado por la plasticidad de sus movimientos y el elefante conmueve por lo macizo de su porte, la fortaleza de sus colmillos y la gracilidad de su trompa. Cada animal retiene su propio encanto que lo diferencia de otro. Sin embargo, en su constitución tampoco el hombre ha participado, simplemente en algunos casos los domestica para sus propios fines, y en otros se limita a contemplarlos. Si nos trasladamos al reino vegetal, la variedad y vistosidad de la flora no tiene parangón. Basta mirar una rosa para que el espíritu vibre con su fragancia, su color y la delicadeza de sus pétalos. La rosa tiene la virtud de superar a la palabra cuando el corazón quiere dar noticia de las emociones y sentimientos que en su seno anidan. El hombre tan solo se deja arrobar ante su índole y su hermosura porque en ellas no ha participado. La admiración que produce la apostura de los sujetos incluidos en cada uno de los reinos naturales delineados, no es capaz de soslayar una realidad más patente: que el hombre es el ser más perfecto de toda la naturaleza. Su prelación y jerarquía radica en su índole racional, en su querer y en su libertad. El ser humano no aparece, no brota ni crece al amparo de las estaciones climáticas. Para que exista es necesario la participación activa de otros seres humanos: la de un hombre y una mujer. Efectivamente, trasmitir la vida es un privilegio no avocado sino concedido al ser humano que comporta no solamente la acción sino también su implicación en el florecimiento de esa vida. Pero esa implicación no resulta de un hecho forzado, aséptico o al extremo brusco, exento de voluntariedad. Todo lo contrario; nace del sortilegio que produce la atracción que ejerce el sexo opuesto que invita a un acercamiento en pos de conocer toda la riqueza contenida en su personal biografía. Cuando se descubre el mundo interior se patentiza lo propio, lo singular, aquello que la destaca sobre los demás, que el hombre o la mujer quiere -en exclusiva- para sí como parte de su proyecto vital. Pero en un solo acto no se posee a la persona; su grandeza reclama tiempo para coexistir. Solo siendocon-otro es posible aportar y recibir desde la condición de peculiar e irrepetible. La coexistencia se despliega en plenitud cuando se decide juntos “apagar y prender la luz”, independientemente del clima que acompañe ese día porque se comparte un estar: la casa, que al habitarla con lo propio y la fusión de cada uno se forja un clima fecundo para el advenimiento de nuevas vidas. Este es el derrotero que concluye con la participación del ser humano en la generación de otros seres humanos. El hombre y la mujer, unidos en alianza matrimonial, materializan y prolongan su amor en los hijos. Y es que el hombre no nace en serie ni dentro de un colectivo informe. Viene al mundo especialmente recibido por sus padres, quienes se dedican a él respetando su exquisita singularidad. Característica que solo puede ser acogida desde la vertiente del amor entre los esposos que, potenciado, envuelve y da seguridad al hijo. En la familia se consagra el derecho fundamental de nacer, crecer y morir como persona. La naturaleza es sabia, sin duda; pero el amor humano encuentra su apogeo en el seno y dinámica familiar.
La autoridad de los padres
pág. 4
Claves para reconocer la dislexia
pág. 6
Entender a Vallejo
pág. 8
Una receta para dejar huella en la vida
pág. 10
Víctima de la ‘Cristofobia’
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Nuestra memoria ante la violencia vivida
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ProFamilia Director General: Edistio Cámere Edición y Redacción General: Tatiana Coello Pohl Diseño: Melissa Vásquez O. Colaboraron en esta edición: Gabriela Piccone, Marilú Prieto Hernández, Carlos Arrizabalaga, César Bazán Saavedra y María Claudia Rossi. Dirigir toda la correspondencia y solicitar suscripciones a: Av. Manuel Olguín 961, Monterrico, Surco. Lima-Perú Telefax: 437-3099 Web:http://www.proforhum.org.pe Se prohíbe la reproducción total o parcial del contenido de ANTESALA si no se cuenta con el permiso expreso del editor. Depósito legal 2012-04493
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Entrevista
Entrevista al Director del Colegio FAP José A. Quiñones
“El colegio ya no es el segundo hogar, sino el primero”
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sí de claro sentencia Carlos Torres Aguilar, director del Colegio FAP José A. Quiñones, a la educación escolar actual, y argumenta que el colegio se ha convertido en el primer hogar debido a las exigencias económicas, profesionales, etc. de muchos padres de familia que se ausentan de casa y no pueden cumplir con su labor formativa. Entonces, ven a la escuela como un sustituto cuando la relación debería ser de complementariedad. Insiste en que la única manera de educar a los chicos es uniendo fuerzas y hace un llamado a apuntalar la trilogía entre alumnos, padres de familia y escuela, puesto que el maestro, a pesar que juega un rol importantísimo, no puede ser el principal educador. Torres Aguilar puntualiza que debemos trabajar en conjunto para lograr que los alumnos aprendan a valorar su identidad y a convivir con respeto y disciplina, y agrega que esto no es tarea fácil. “En el caso de nuestros colegios los chicos estan acostumbrados al respeto a la bandera, a la escolta, a llevar bien el uniforme y tener una correcta presentación; pero hay influencias externas que restan a nuestro trabajo. Los chicos se preguntan
por qué ellos tienen que hacer todas esas cosas si en otros colegios no se hacen”. Por eso hace un llamado para que a nivel del gremio educativo se revise integralmente la formación que se quiere inculcar a los alumnos. Igualmente, exhorta a la sociedad a valorar la trascendencia de la labor educativa mostrando mayor respeto a la autoridad, a los responsables de tal encargo y a las normas de convivencia e ideario que cada colegio presenta a los padres de familia para su voluntaria adhesión. Recomendó también que antes de implementar cualquier medida legislativa o normativa en este sector, se consulte con técnicos en educación para evitar trastocar los objetivos pedagógicos. Cuando abordamos el tema del escándalo sobre los textos escolares y la norma que impone que los padres de familia sean parte de la elección, Torres Aguilar dice que “la participación de los padres es fundamental para garantizar el trabajo formativo, pero existe un sentido técnico para decisiones como esa”. Por último, pone énfasis en pedir que no se confunda la gestión educativa con un simple servicio, “Nosotros estamos educando y cada colegio tiene una manera y un estilo de educar”. En contraparte, refirió,
está “el derecho de los padres de familia a elegir libremente la escuela que esté de acuerdo con sus ideas”.
Retroceso frente al bullying En respuesta a la denuncia de casos de bullying, el gobierno dictó una norma para combatir de alguna manera este flagelo social. Gran parte del encargo recayó en manos de los centros educativos. Sin embargo, tal como refiere el director del Colegio FAP José A. Quiñones, en el caso de presentarse un alumno agresor que no reoriente su conducta a pesar de que autoridades y docentes hayan agotado todos los medios posibles, el colegio solo puede sugerir que los padres lo trasladen a otra institucion. “Pero si el padre no quiere sacarlo no existe ninguna norma que proteja al colegio”. Comentó que la advertencia de la UGEL es que en este caso no se puede demanda el traslado. Y el Ministerio de Educación aconseja conversar con los demás alumnos para que acepten al compañero agresor, hablar con los profesores para que le ayuden a reconocer cómo es y convencer a los otros padres para que entiendan. Ante esto solo atina a decir: “Yo no sé cómo se puede lograr eso”.
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Familia
La autoridad de los padres “… Junto con las buenas intenciones y el cariño, el otro gran medio para educar a los hijos es la autoridad de los padres. Junto con el descubrirse siendo padre o madre, cuando estrechan entre sus brazos a su recién nacido, la autoridad se emplaza. Por tanto, se aprende a ser padres en la vivencia misma, no antes”.
sí inicia el psicólogo y educador, Lic. Edistio Cámere, su libro ‘La Autoridad de los Padres’ que, bajo el sello editorial Mar Adentro, será presentado este 25 de abril en la sede de la OEI, en Lima. El especialista alcanza a los padres de familia un interesante análisis sobre la naturaleza de la relación padres-hijos, donde unos a otros se reconocen en sí mismos en el cariño compartido y en el respeto que se deben mutuamente. Padres e hijos se complementan, tan es así que el hijo espera del padre y de la madre que asuman su rol de guías, a lo que corresponderá “endosádoles parte de su autonomía para dejarse conducir, con lo cual la obediencia, la docilidad y el respeto tienden a reconocer su autoridad que deberán ejercerla sin alterar su misión paternal. ¡Cuán importante es no
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perder de vista la misión que cada uno tiene: los hijos como tales y los padres igualmente!”. El autor nos habla también en esta nueva entrega editorial, de “un portador de la autoridad y un sujeto o receptor de la misma” que comparten una dinámica relacional que se traduce en que “a la autoridad no corresponde modificar al hombre en orden a un prototipo imaginado; le compete a través de su ejercicio facilitar que el receptor añada -participando activamente- virtualidades a su ser”. Pero ¿qué garantiza que un padre o madre infunda autoridad en sus hijos? El texto apunta algunas de las cualidades o virtudes que los antiguos romanos resaltaban en el portador de la autoridad, entre ellas la dignidad, tenacidad, humor, templanza, responsabilidad, integridad, prudencia, verdad, etc.; pero hace hincapié en la importancia de ser íntegros y,
´La Autoridad de los Padres', libro del Lic. Edistio Cámere que se presentará este 25 de abril.
citando a Carlos Moreno, señala: “La integridad implica tres elementos muy importantes… la confianza, la credibilidad y la ejemplaridad…”. Por eso es que el padre o la madre, armados de estas cualidades se valen de la adhesión del hijo a su guía para enfocarse en sus potencialidades y así ayudarlo a acrecentarlas, educándolo en libertad, hasta que lo pueda hacer por sí mismo. “De este modo los padres se convierten en autores que promueven otro autor”, concluye.
Sin miedo y sin culpa; con amor y buen ejemplo César Bazán Saavedra
Abogado, educador y orientador familiar
Con frecuencia escuchamos decir a no pocos progenitores, a modo de queja o tal vez de excusa, “nadie nos enseña a ser padres”. Olvidándonos que informalmente hemos sido aprestados desde la infancia por nuestros propios ascendientes para decidir más tarde qué tipo de padre o madre quisiéramos ser con nuestros propios hijos. A través de los modelos socio-culturales que presentan los medios de comunicación, hemos ido incorporando formas y estilos acordes con nuestras propias necesidades humanas, cognitivas y afectivas. Desde luego que el ser padre es un proceso inacabado de construcción que se enriquece en el ejercicio mismo de la paternidad o maternidad y que cada hijo -con sus requerimientos y particularidades- se encarga de ampliar nuestra paciencia y bagaje.
Nos falta descubrir que para que fluya el amor es necesario que exista el orden, la jerarquía y la autoridad. En esta época en que vivimos acelerados, sin pausas y hasta sin brújula, solemos disponer de escaso tiempo para la familia, resintiendo el vínculo con la pareja y con los hijos, y relegando nuestras obligaciones familiares, lo que genera un sentimiento de culpa y a veces de miedo a no saber qué hacer frente a ellos. Solemos cuestionamos: “Si intervenimos vulneramos su espacio y si no lo hacemos nos acusarán de permisivos o ausentes”. Tengo la impresión que el miedo a no estar ‘perfectos’ nos paraliza, lo que desde luego no beneficia a nadie. Como sabemos, tanto la culpa como el miedo no construyen, a no ser que dichos sentimientos enciendan -metafóricamente- la luz roja de nuestro semáforo interno y nos inviten a detenernos generando un espacio para escuchar nuestros diálogos internos, pensar, ana lizar y tomar decisiones que nos ayuden a priorizar tanto la
cantidad como la calidad de tiempo para con nuestros hijos. Después de todo el tiempo tiene alas y no da marcha atrás. Existen numerosas evidencias, además del sentido común, que resulta mucho más fácil educar a los hijos desde la complementariedad de papá y mamá. No solo para que en los casos extremos podamos jugar a
¡Cuán importante es no perder de vista la misión que cada uno tiene: los hijos como tales y los padres igualmente!. la dicotomía de policía malo y policía bueno, sino sobre todo para cooperar cada uno desde su propia perspectiva en la formación de los hijos. Desde luego que no me atrevo ni me compete juzgar a quien esté solo en la compleja tarea de educar a su hijo/a, todo lo contrario, mi respeto y consideración pues resulta sumamente demandante, exigente y meritoria dicha tarea. Es evidente que en nuestra sociedad existe lo que los griegos llamaban ‘anomia’, vale decir que nos resulta complicado vivir bajo normas de convivencia. Ello evidencia nuestra dificultad para establecer límites, seguir pautas, leyes y respetar la autoridad. Tal vez porque históricamente hemos sido gobernados por caudillos autoritarios, paternalistas y populistas… siendo una característica complementaria la desconfianza generali-
zada. Y sabemos que ninguna relación funciona sin la confianza que suele ser la llave del diálogo en la búsqueda de la verdad y el consenso. Nos falta descubrir que para que fluya el amor es necesario que exista el orden, la jerarquía y la autoridad. Es bueno entender que los límites dan seguridad, contención y generan responsabilidades. El orden sustituye a ‘la orden’ y por lo tanto cada uno sabe lo que le toca y corresponde. Siendo el orden además de una exigencia exterior de cumplir normas, una necesidad de armonía proveniente de la sensibilidad estética. La jerarquía, como una forma de asumir la responsabilidad que le corresponde a cada uno, según su propia identidad, ya sea de padre o de madre. Significa también, aunque no esté de moda proclamarlo, respeto para quien tiene el mando por lo que representa y simboliza. Es cierto que el menor necesita saber que aquellos que mandan también respetan las normas y los acuerdos por un elemental sentido de justicia y congruencia. El sentimiento de jerarquía hace que cada uno se ubique en su lugar, sin confusión ni resentimientos. La autoridad, en el sentido etimológico de ‘hacer crecer’, brinda protección y seguridad facilitando el desarrollo humano. Es importante que el menor experimente la convicción que no tiene por qué vivir bajo el temor y la amenaza. Una falsa disciplina que hace vivir al menor con miedo, lo paraliza, disminuye y atonta. Finalmente, conviene tener presente que para ejercer paternidad y maternidad no existen recetas, aunque, como diría San Pablo: “Nada más perfecto que el amor”. Y, por supuesto, los hijos saben quién los ama.
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Central
Claves para reconocer la dislexia Aprender a leer es esencial para nuestra vida y muchas veces pensamos que si bien puede resultar al inicio una tarea compleja, luego se vuelve sencilla y automática. Este aprendizaje activa diferentes funciones en nuestro cerebro, por lo que no debe extrañarnos que en algunos niños este proceso sea más costoso y se presenten dificultades persistentes para leer correctamente, manifestándose así una posible dislexia. Marilú Prieto Hernández
Máster en Neuropsicología y Educación
s difícil alcanzar una definición consensuada de ‘dislexia’, pero podemos citar que el Group on Developmental Dislexia of the World Federation of Neurology lo describe como el “trastorno manifestado por una dificultad en el aprendizaje de la lectura que se presenta a pesar de contar con una instrucción
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convencional, una adecuada inteligencia, oportunidad sociocultural y dependiente de dishabilidades cognitivas que tienen frecuentemente un origen constitucional”. Se afirma que NO es recomendable diagnosticar dislexia antes de los 8 años de edad, ya que los niños aún están aprendiendo a leer, y por ende es natural que muestren dificultades en este proceso que quizá se solucionarán en poco tiempo con el refuerzo y la práctica.
En el año 2010 se informó que en el Perú aproximadamente el 7,5% de la población infantil en edad escolar sufría de este problema de aprendizaje.
Diagnóstico Si bien la dislexia solo se puede diagnosticar formalmente a través de una evaluación integral, realizada por un especialista, es importante que los padres y maestros estemos atentos en edades tempranas a algunos factores de riesgo que podemos detectar. Para identificarlos podemos tener en cuenta:
1.- Producción tardía de lenguaje: ¿Cuándo empezó a hablar el niño? 2.- Problemas de articulación del habla: ¿Tiene dificultades para pronunciar algún fonema; omite, hace inversiones como ‘pardo’ en vez de ‘prado’ o tiene escaso vocabulario? 3.- Dificultades para recordar: ¿Le ha costado aprender los nombres de las letras, los números, los colores?
4.- Antecedentes familiares: ¿Existen familiares cercanos con dificultades de lectura o de aprendizaje? 5.-
Escasa conciencia fonológica: ¿Sabe comparar fonemas para decir si son iguales o diferentes? ¿Falla en decir por qué sonido empiezan o terminan las palabras o en quitar un sonido de la palabra y decir lo que queda?
6.- Dificultades de nominación: ¿Tiene dificultades para nombrar los objetos cotidianos? 7.-
Problemas de memoria auditiva a corto plazo y de ordenamiento auditivo: ¿Se le olvidan las instrucciones, es capaz de recordar una historia en orden? ¿Puede repetir sin problema frases largas y/o series de palabras o números?
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Dificultades grafomotrices y de orientación espacial: ¿Escribe en espejo, invierte letras? ¿Diferencia con claridad su derecha e izquierda?
9.- Desfase en la competencia curricular:¿A qué nivel escolar corresponde su competencia en lectura y escritura? (Diagnóstico clave: 2 años de desfase).
¿Qué pueden hacer los padres? La dislexia se manifiesta de diferente manera e intensidad en cada niño. Por ello, si pretendemos evitar en los niños la experiencia del fracaso, debemos enfocarnos en una detección e intervención temprana que le permita sobrellevar su dificultad. Brindar el apoyo emocional y so-
cial que el niño requiere, fomentando su autoestima en todos los niveles. Ser conscientes que es un trastorno crónico, por lo que las dificultades estarán presentes y las consecuencias dependerán de la correcta atención y tratamiento recibido desde la infancia. La familia y la escuela deben ir en
la misma dirección para evitar contradicciones ya que se puede introducir un ritmo de aprendizaje excesivo. Es recomendable que los padres no se involucren con frecuencia en las tareas con sus hijos, porque a veces el ambiente se torna tenso y las condiciones de un exitoso aprendizaje con refuerzo positivo sistemático se vuelven inalcanzables.
Algunas características de niños con dislexia
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Lengua
Entender a Vallejo
Ya desde el primer vistazo -decía André Coyné- el lector de Trilce tiene que fijarse en la importancia excepcional conferida a la palabra. La poesía castellana, profundamente conmovida por el ultraísmo, buscaba nuevos cauces, pero Vallejo no se adhiere a ningún movimiento o corriente, sino que indica un esfuerzo personal especialmente enderezado hacia una nueva justificación del idioma. Carlos Arrizabalaga
Doctor en Lingüística y Lic. en Filología Hispánica
ste año que se cumplieron 120 años del natalicio del escritor hemos tenido la fortuna de tener en Piura la exposición “César Vallejo: El Poeta y El Hombre”, reconocida muestra que el prestigioso Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) puso en marcha el pasado año en Lima y que llegó a esta ciudad el 9 de diciembre pasado, gracias al encomiable esfuerzo de la empresa Petrobras, con el apoyo de la Municipalidad Provincial de Piura. Entre cartas y tarjetas autógrafas del escritor, casi a un costado han puesto como si nada un ejemplar rarísimo y sin duda valioso de la primera edición de Trilce (no hay ninguno a la venta, pero algunos de la segunda edición –madrileña- se venden en internet por 500 o 600 euros). Salió de los Talleres de la Penitenciaría de Lima (el viejo Panóptico), hace justamente noventa años, con 121 páginas más el prólogo de Antenor Orrego; dieciséis carillas que llegaron a sus manos cuando ya el poeta había enviado a la imprenta el texto, con lo
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que tuvieron que volver a imprimirse los primeros pliegos. Eso aumentó en tres libras el precio de los 200 escasos ejemplares que mandó hacer el joven profesor del colegio Guadalupe, los que luego venderían a 3 soles sin mucho éxito, porque se les hizo un vacío descomunal. Nadie entendía nada y todos pensaron que era una broma o una tontería de esos literatos tan muchachos. Cuenta Juan Espejo que él con Francisco Xandóval (que compartía un humilde alojamiento en los Barios Altos con Vallejo) tuvieron la idea por inspiración fortuita que dio vida a ese neologismo numérico (Coyné dixit) que jugando con el tres (el triste y el dulce al instante se asocian) salió Trilce. La carátula de la primera edición de Trilce tiene un dibujo del poeta original de Víctor Morey y una caligrafía estilo helénico. La segunda edición de Trilce se publicó en Madrid, en 1930, a instancias de Larrea, con un prólogo de José Bergamín y una presentación de Gerardo Diego. El primitivo título -horrible, por cierto- de “Cráneos de bronce” que había pensado Vallejo (junto con otros varios), quedó por fortuna reemplazado. Qué difícil inventarse una
palabra, y más difícil aún que todo el mundo la conozca y que tenga su propia entrada en Wikipedia. Así salió el libro que muchos consideran el “más audaz” de la poesía contemporánea en castellano (Julio Ortega dice ahora “el más radical”, para usar una palabra de moda y llevárselo a su molino), y podría pensarse que como jugando con el lenguaje Vallejo había escrito el primero y el más difícil de todos los poemas que lo componen:
Un poco más de consideración en cuanto será tarde, temprano, y se aquilatará mejor el guano, la simple calabrina tesórea que brinda sin querer, en el insular corazón, salobre alcatraz, a cada hialóidea grupada. Según el propio Espejo, y también en la autorizada opinión de André Coyné, que dedicó cinco décadas a estudiar la poética de Vallejo, el poeta se queja de la rapidez con que
los guardias les hacían defecar en las letrinas que estaban fuera de la celda. Vallejo estuvo preso 112 días luego de unos desórdenes en los que nunca se supo si estaba de veras involucrado. Esta interpretación no excluye otras de carácter simbólico. Abonan esta interpretación los términos “guano” y “mantillo”. Meo Ziglio ve además en el vocablo “tesórea” la presencia implícita de “estercórea”, avalada solo por el contexto. Larrea piensa que “grupada” sería el golpe de grupa con que defecan las aves. La petición reiterada, amén de la bulla del primer verso y las seis de la tarde que resaltan LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES (mayúsculas al servicio de la emoción poética), parecen confirmar un contexto reiterativo y reclamatorio en que las islas, la península y el salobre alcatraz fueran alegorías ácidas del poeta prisionero. Una isla se convierte en península. El tiempo se ha vuelto absurdo porque “tarde” es “temprano” y esta ruptura lógica será constante a partir de entonces en la poética vallejiana, que no soporta una existencia sin Dios. Difícil interpretación la de este poema que, como bien advierten Marco Martos y Elsa Villanueva, “señala una voluntad de abandono de los temas modernistas”, que todavía aparecían en “Los heraldos negros”. Vallejo arranca belleza a lo feo, decía Coyné, pero sin hacer alarde de poeta maldito ni se ofrece a la truculencia. No es un juego sino una inmersión en lo profundo del alma: “Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo -confesaba Vallejo en carta a Antenor Orrego-, temeroso de que todo vaya a morir a fondo para que mi pobre alma viva”. Tal vez nadie entienda cabalmente el poema pero Vallejo es preciso, exacto, trabaja el lenguaje sabiendo que las palabras no significan por azar. Bergamín destacaría en Vallejo su arraigo idiomático castellano, su carácter intraducible, al mismo tiempo que desistía de cualquier explicación. Luis Monguió abunda en la idea, porque le parece imposible explicar “línea por línea, connotación por connotación” porque para él hay que abandonarse a la magia “a la razón profunda de su sinrazón aparente”. La magia existe pero está hecha de palabras, por lo que la única vía de entendimiento, la que siguen Martos y Villanueva, es la de percibir el
significado de cada verso y cada sílaba en el conjunto enredado y confuso de los 77 poemas. Todas las ediciones mantienen la frase “calabrina tesórea” de este poema de la defecación que inicia el libro. Frases así hacen hablar a Ricardo Silva Santisteban de “verbo descoyuntado”, y Francisco Bedezú llegaba a la huachafería de llamarlo “libertinaje verbal”. Sería un derivado de “tesoro” inventado por Vallejo, igual que en otro poema escribe “gozna”, por “gozne”, o “ennazala” con la mezcla de “nasal” y “bozal”. Hace ya cuatro décadas que Corpus Varga sugería que en realidad decía “calabrina tesonera”, vocablo bastante usual en todo el norte del Perú. El diccionario lo define aplicado solo a personas, pero aquí puede ser el frío, el viento o lo que sea. Víctor Borrero, en “El resplandor al final de la calle” describe “un páramo tesonero que se resistía a alejarse”. Y a Vallejo le gustaban esas palabras tan usuales y propias de su tierra natal: “relente”, “celajes”, “poña”… Por último, “calabrina” no es diminutivo de “cable” o “calabre” como piensan Martos y Villanueva, y pese al contexto insular no vale aquí ese italianismo náutico. Calabrina es el olor a muerto, los efluvios pestíferos (“cadaverinada”), aquí persistentes, tesoneros. La interpretación es muy plausible (mucho más que pensar en tesoros isleños, por cierto), porque se habla de islas guaneras como letrinas y muladares, y ese reclamo que reanuda el poeta, para emprender la travesía de sus versos, no debe ser otro que el de suplicar a todos silencio para que brote la voz desde lo hondo de la emoción -un sentimiento sordo de dolor y desolación en el momento más grave de su vida-, para que la palabra del hombre hable en medio de la pestilencia, si es que no
es la poesía también excremento salitroso en la península de la existencia o frente al océano de la historia. Hay otros casos en los que se presume que los editores equivocaron alguna palabra de Vallejo, como cuando uno de los “Poemas humanos” habla de los “temples” que son terrenos húmedos en la sierra norteña peruana, pero los editores repiten “templos”, que no viene a cuento.
Los primeros poemas de Trilce fueron tal vez los más trabajados por el poeta, pero el impresor tuvo que volver a componer los primeros pliegos para encajar el prólogo. Tal vez entonces el impresor equivocó “tesonera” por “tesórea”, o tal vez Vallejo siempre quiso decir “tesórea” y no “tesonera”, o acaso le gustó el despiste. Posiblemente nunca podremos resolver el enigma. La exposición realizada en Piura mostró en grandes paneles ampliaciones de algunos poemas manuscritos con correcciones de puño y letra de Vallejo: la magia y el esfuerzo de su espléndida creación, donde nada (o tal vez casi nada) es fortuito.
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Formación
Una receta para dejar huella en la vida
“Es verdad -suspiró el Coronel-, la vida es la cosa mejor que se ha inventado”. Este texto tomado del escritor colombiano Gabriel García Márquez, nos reafirma en que cada uno de nosotros somos ‘la cosa mejor’, el invento perfecto. Y esta verdad es algo que se manifiesta especialmente en nuestros seres queridos: aquellos que amamos y de quienes recibimos amor. Pero muchas veces nuestras relaciones se ven amenazadas por la rutina. Corremos el riesgo de acostumbrarnos a ver a nuestros seres queridos creyendo que los tendremos siempre a nuestro lado. Gabriela Piccone Docente
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Cómo evitar la rutina? ¿Cómo evitar acostumbrarnos de nuestros seres queridos para valorarlos más? Estas preguntas merecerían libros enteros, tratados enormes sobre el arte de vivir y convivir, pero es muy probable que las preguntas más complejas tengan las respuestas más sencillas. Al respecto, me viene a la mente el recuerdo de un hombre noble y fuerte, servicial y trabajador: mi abuelo. A través de los detalles con que adornaba el día a día dejó una gran huella en mí. Yo no comprendía la magnitud de su enseñanza vivencial, pero ahora puedo considerar que cada detalle era en realidad una estrategia cuya meta era ganar la batalla a la costumbre, a la rutina. Cada actividad, por pequeña que fuera, debía estar impregnada de los mejores detalles. La cocina era un hobby del cual estábamos encantados sus nietos. Él, para cocinar, tenía
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unas estrategias que ahora me dan una lección: 1.- Pensaba qué cocinar e imaginaba cómo prepararía los alimentos. 2.- Buscaba los ingredientes necesarios. 3.- Cogía los utensilios que se requerían. 4.- Mezclaba cada ingrediente con delicadeza. 5.- Invertía el tiempo necesario. 6.- Decoraba con creatividad. El ser metódico no apagaba su espontaneidad, pues siempre le ponía a sus quehaceres voluntad, esfuerzo y amor. Ahora que ha pasado el tiempo, lo he entendido mejor. Aunque no era hombre de muchas palabras, su actitud era elocuente: “La vida se construye a través de detalles bien hechos”. Así como yo, quizás cada persona se ha encontrado, a lo largo de su vida, con una persona que ha dejado una huella que nos marcó y que,
con el paso del tiempo, la hemos entendido mejor. Henry Van Dyke dijo en una ocasión: “Alégrate de la vida porque ella te da la oportunidad de amar, de trabajar, de jugar y de mirar a las estrellas”. Así, pues, cada vez que miramos al cielo puede nacernos espontáneamente un agradecimiento por todas las huellas que nos han ido dejando estos maravillosos seres, nuestros ángeles, que ahora nos guían con la luz que dejaron a su paso por este mundo. Nosotros, que gozamos aún de la vida terrena, podríamos preguntarnos: ¿Estaremos dejando huella en alguien?, ¿son mis pasos suficientemente sólidos y rectos para poder marcar en otra persona algún tipo de rastro? Estas preguntas no discriminan sexo, condición social, religión ni mucho menos la edad de quienes estamos llamados a dejar huella. Porque, concordando con Abraham Lincoln, “al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años”.
Personajes
Juez es inhabilitado por ser católico
Víctima de la ‘Cristofobia’ l magistrado de Familia, Fernando Ferrín Calamita, que ejercía en Murcia, España, se considera víctima de la denominada ‘Cristofobia’. Se debe a que fue sentenciado el 2008 por los tribunales de su país a diez años de inhabilitación de la judicatura por ser católico y por agotar todos los medios posibles para averiguar si el bienestar de una niña estaría en riesgo al ser adoptada por la mujer que se había convertido en la pareja sentimental de su madre biológica. En una primera instancia el Tribunal Superior de Justicia de Murcia lo condenó a dos años de inhabilitación por el retraso ‘malicioso’ de la adopción, y luego fue el Tribunal Supremo quien agravó su sentencia al señalar que cometió prevaricato al supuestamente interponer sus creencias religiosas, y elevó la sentencia a diez años. Fue separado del caso, por lo que el juez se defendió señalando: “Yo no he prevaricado. No he antepuesto mis creencias a la ley. Yo he aplicado estrictamente la ley (…) que dice que el juez de Familia practicará cuantas diligencias estime necesarias hasta asegurarse de que la adopción resulta beneficiosa para el menor”. Pero ¿es que es ilegal buscar el mayor bienestar de los niños en adopción? Ferrín Calamita se lamenta advirtiendo que en la medida que la sociedad española va perdiendo valores y legitima el matrimonio gay y el aborto, “se creó un nuevo derecho: el derecho a adoptar”, puesto que el interés por el bienestar del niño a ser parte de una familia que le permitiese desarrollar armónicamente su personalidad es ahora supeditado al interés de los adoptantes.
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¿Cristofobia? Es evidente. Tal como lo explica Ferrín,el abogado querellante lo acusó de ser católico y por lo tanto ‘con-
cluyó’ que era homófobo. “Evidentemente acertó el abogado querellante en el hecho de que era católico, pero ¿acaso es un problema? Es un ataque a la libertad religiosa increíble (...) Un católico coherente no puede tener odio a los homosexuales (…) Hoy por hoy, entre las causas de abstención y recusación no está ser católico. Pero eso es en teoría, porque en la práctica prosperó la alegación y fui apartado del caso de forma ilegal y arbitraria”, argumenta el juez sancionado. Por eso es que Ferrín Calamita, al sentirse víctima de un castigo injusto, no solo ha acudido al Tribunal de Estrasburgo buscando justicia, sino que ha escrito un libro titulado “Yo, víctima de la cristofobia. El calvario de un juez católico por cumplir la ley
en España”, donde narra lo acontecido durante un proceso plagado de presiones, extorsiones y demostraciones de intolerancia que han afectado su buen nombre, a su esposa, a sus hijos y a su salud. Él podrá volver a ejercer la carrera judicial, en la que ya cumplió las bodas de plata, recién el año 2021, debido a que a los diez años de inhabilitación se sumarán los tres años que tarda en caducar los antecedentes penales. “Tengo la conciencia muy tranquila y duermo muy bien, que es lo más importante, y estoy seguro de que el verdadero Juez Supremo, ante el que todos compareceremos más pronto o más tarde, me absolverá”, confiesa Ferrín Calamita al ser entrevistado en su país.
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Jóvenes
Nuestra memoria ante la violencia vivida
“Es un deber ético recordar; solo quien recuerda puede enmendar”. Este tipo de frases son las que han estado sonando en los medios de comunicación y han rondado mi cabeza en estos últimos meses, a raíz del surgimiento de un movimiento, de clara raíz violentista, que pretende participar en la vida política del país. María Claudia Rossi
Estudiante de 5to de Secundaria
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l ‘Movimiento por la amnistía y los derechos fundamentales’ -Movadef- se presenta ante nosotros como un grupo que pretende la reconciliación mediante la amnistía a terroristas (‘presos políticos’ los llaman), militares y policías y quiere justificar los medios que el terrorismo usó años atrás argumentando que se trató de una guerra interna en la que lucharon persiguiendo el bienestar del pueblo peruano. Pretende que olvidemos la muerte de casi 70 mil personas, cuando debemos recordar eso y todo el clima de brutal violencia que vivió el Perú en los años ochenta y noventa. Aquellos episodios de espanto y horror fueron ocasionados por la muerte, el salvajismo y la crueldad. La estrategia política de este grupo ahora es confundir a la gente llamando ‘combatientes’ a los terroristas, ‘guerra interna’ al terrorismo y, a la cabeza de todo esto, Abimael Guzmán, un ‘filósofo incomprendido’, a quien debería liberarse pues “su único delito ha sido liderar a un grupo de idealistas”. Esto es una ofensa directa a aquellas personas que vivieron y sufrieron los efectos destructivos del terrorismo, y a todos los peruanos en general, incluyéndonos a nosotros, los jóvenes.
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Alfredo Crespo, abogado de Abimael Guzmán y representante de Movadef, difunde en los medios, e implanta en muchos jóvenes, la idea de que lo ocu rrido en los años pasados no fue terrorismo. No nos dejemos engañar. Es necesario que analicemos la contradicción que surge entre sus fundamentos ideológicos marxistas, leninistas y maoístas, y pensamiento Gonzalo, con su objetivo de convertirse en un partido político para llegar al poder. Cabe preguntarse ¿cómo es que quejándose de este sistema pretenden formar parte de él? Aunque el Movadef no haya conseguido inscribirse ante el Jurado Nacional de Elecciones y ahora sus representantes denuncien una persecución política y adviertan que el grupo pro senderista volverá a intentar inscribirse como partido político para participar en los comicios generales del 2016, es evidente que habrían logrado ya una victoria al constituirse como movimiento, hacerse conocidos y victimizarse ante la opinión pública, especialmente ante los jóvenes que no conocen la historia reciente. Acá está el punto crucial, la relación que encontramos entre muchos jóvenes y Movadef. Nos parece sorprendente ver que la mayoría de los seguidores de este movimiento es gente joven que no tiene la información correcta o suficiente. Enton-
ces nos preguntamos: ¿Cómo es que encuentran una identificación muchos jóvenes con este movimiento pro terrorista? La falta de conocimiento que los jóvenes tienen sobre lo acontecido en los años de la violencia de Sendero Luminoso y el MRTA le abre las puertas a Movadef para hacer que los apoyen en sus ideas pro senderistas; la falta de conocimiento ha permitido que mucha gente joven sea engañada por estos dirigentes. Sin embargo, no pienso que esos jóvenes sean totalmente los culpables de lo que está ocurriendo. Lo que sucede es que muchas veces ellos buscan la justicia y a veces confunden los caminos para realizar sus ideales. Como nos resulta escalofriante que los grupos pro terroristas tengan hoy seguidores, hay que tomar acción para mostrarles lo que en verdad pasó. Tenemos que unirnos contra el terrorismo y todo acto de violencia, dar un paso adelante y empezar a promover una adecuada conciencia cívica sobre la base de conocer el pasado. Debemos saber diferir entre la realidad y lo transfigurado para poder encontrar así lo que es idóneo en el logro del bien común. Pero, antes que nada, debemos aprender a tener memoria porque “un pueblo sin memoria está condenado a repetir su misma historia”.