Número 16. Septiembre 2012
Dirección Elisabet Comité editorial Boris Rudeiko, Elisabet, Esther, pepsi
Secciones . Hu mor Gr á f ico . Nelo . Se a bu e n Alba ñil .
Editores
Boris Rudeiko
Boris Rudeiko, Elisabet, Esther, Gabi, Gothian, pepsi
. Liter at ur a y Tecnologí a Digita l . zoquete
Diseño e imagen pepsi y Plásido
. S obr e l a L i t e r at u r a .
P ubl ic id ad y comu n ic ac ión
Elisabet
Esther
La Redacción no se hace responsable de las opiniones expresadas por los colaboradores. Se prohíbe la reproducción de las imágenes y los contenidos publicados sin el consentimiento de su autor. Para la reproducción total o parcial de algún texto o
Colaboradores Daniel Seller Suárez, José Luis Jaime Cortés, José Manuel Solana, Mayca Cruz Pedraza (Mycure11) Sergio José Martínez Valls (Valls) (Fotografía y Dossier Fotografía) Mariano Mandil (Randal), Alex B. Quintana (Alex) (Crónica) Melusina (Artículos) Antonio Romero Montilla (Harvey), Edgardo Benítez (Edgardo), Damián Gandlaz, María Belén Ziade, Marcela Ribadeneira, Pablo Martínez Merino (Depresiv), Sabrina García Witzler (Cuentos y Poesías)
imagen, se ruega contactar con la Redacción a: prosofagia@prosofagia.com
A g radecimientos Pepe Martínez de Sousa, Ángela Vallvey
© Prosofagia, 2012
Editorial En septiembre el mundo cambia; en un hemisferio ya se avizora el frío y las largas noches por venir, mientras en el otro hemisferio, de un día para otro, los árboles echan brotes verdes y frescos. Es una época en que la naturaleza que conocemos se subleva y se transforma. Al igual que la vida, la literatura existe dentro de los estrechos márgenes de un delicado equilibrio. La vida y la literatura requieren de permanencia, de estabilidad, para no disgregarse en minúsculos pedacitos sin vida; la vida —y la literatura— requiere del cambio, de una continua insurrección a lo que es, para no inmovilizarse en estructuras condenadas a no ser funcionales. Septiembre es, entonces, un buen mes para pensar en las distintas vertientes que confluyen en el campo literario y cómo se entrelazan para constituir una realidad que sea, simultáneamente, estable y mutable. Así, en este número hemos repasado la historia de nuestra revista en ese otro lenguaje que no se expresa con palabras sino con imágenes: las fotografías. ¿Surge una historia caótica y fragmentada, una historia de férreo inmovilismo, o una que se va modificando a sí misma en función de líneas directrices? El lector dirá… La entrevista a Pepe Martínez de Sousa, las consideraciones sobre leísmo, laísmo y loísmo, las nuevas profesiones literarias que vienen de la mano de los avances tecnológicos, el espíritu de Fernando Arrabal y el análisis de las ideas de Barthes nos llevan, también, a reflexionar sobre ese particular equilibrio entre lo estable y lo dinámico, entre la solidez de la estructura y la subversión creativa que se requiere para su evolución.
L a R ed a cc ió n
Í n d i c e d e C o n te n i d o s S
e c c i o n e s
(Pág. 6)
•Sea Buen Albañil El leísmo, el laísmo y el loísmo por Boris Rudeiko
(Pág. 8)
•Hu m or Gráfico Ratones de biblioteca
por Nelo (Manuel Pérez Recio)
(Pág. 16)
• G r ageas Liter arias por Elisabet, Plásido y Esther
(Pág. 18)
Paisaje-Schönbrunn-Viena. Foto de José Luis Jaime Cortés
•Liter at u r a
y tecn olo gía di gital No todo el monte es eBook
por zoquete
(Pág. 20)
•Sobre l a Liter at u r a Leyendo a Barthes: Análisis del relato III
(Pág. 28)
por Elisabet
Entrevistas y artículos
La tumba del ángel (Cementerio de Lleida, España). Foto de Mayca Cruz Pedraza
(Pág. 34)
Entrevista a Pepe Martínez de Sousa por Boris Rudeiko Crónicas mínimas por Mariano Mandil (Randal) Diario del viaje a Vietnam por Alex B. Quintana Entrevista a Ángela Vallve y por Elisabet En casa de Fernando Arrabal por Melusina PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
(Pág. 36) (Pág. 44) (Pág. 48) (Pág. 54) (Pág. 60)
Índice de Contenidos Reportaje revista reloaded
(Pág. 70)
por pepsi
(Pág. 80) Retrato Fotógrafos que nos acompañan este año
Platero en Mallorca. Foto de Sergio José Martínez Valls
José Luis Jaime Cortés, José Manuel Solana, Daniel Seller Suárez, Plácido Fernández González, Mayca Cruz Pedraza, Sergio José Martínez Valls
Cuarto oscuro Fotografía y holema
(Pág. 88)
por Plásido
Estudio Fotográ fico
Dossie r
Buda. Cantón (China). Foto de José Manuel Solana
Cuentos y poesías Medusa por Marcela Ribadeneira
(Pág. 68)
(Pág. 94)
(Pág. 96)
El medallón de luz
(Pág. 100)
La hora sexta por María Belén Ziade
(Pág. 104)
Magda o la ausencia de oficinas
(Pág. 108)
Para ser por Sabrina García Witzler
(Pág. 112)
Lucas por Damián Gandlaz
(Pág. 114)
No quiero
(Pág. 118)
por Edgardo Benítez (Edgardo)
Ibis rojo. Foto de Daniel Seller Suárez
por Pablo Martínez Merino (Depresiv)
por Antonio Romero Montilla (Harvey)
Coming Gatita tricolor. Foto de Plácido Fernández
soon...
(Pág. 120)
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA
6
PROSOFAGIA - NÚMERO 12 - FEBRERO 2011
Correfoc, Les Diables, Lérida (España). Foto de Mayca Cruz Pedraza (Mycure11)
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Secciones
NÚMERO 12- FEBRERO 2011 - PROSOFAGIA 7
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
8
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Parque Yuexiu, Cantón (China). Foto de José Manuel Solana
Boris Rudeiko
S
SEA BUEN ALBAÑIL
El leís m o, e l laísm o y el l o í s m o
uno vive, pongamos, en Madrid, no debe extrañarse si oye en el autobús, en el supermercado, en la cola del cine, en la retransmisión de un partido de fútbol, etc., expresiones como la pegó, la dijo, le vio u otras similares en las que se usan de manera incorrecta los pronombres personales átonos. En las páginas que siguen intento explicar, aun cuando no me parece tarea sencilla, con la ayuda del dpd (Diccionario Panhispánico de Dudas) y de la Gramática de la Lengua Española, cómo han de usarse los citados pronombres. i
Los pronombres personales átonos A diferencia de los pronombres personales tónicos (yo, tú, él, ella, nosotros, vosotros…), que pueden funcionar como sujeto (Tú sabrás), como atributo (Los culpables son ellos) o como término de preposición (Mi hermano vendrá con nosotros), NÚMERO 16 - SEPTIEMRE 2012 - PROSOFAGIA 9
El leísmo, el laísmo y el loísmo los pronombres personales átonos (me, nos, te, os, lo, los, la, las, le, les, se) son aquellos que funcionan como complemento verbal no preposicional (Ya te lo he dicho) o como formante de los verbos pronominales (Ahora me arrepiento). Precisamente por su carácter átono, se pronuncian necesariamente ligados al verbo, con el que forman una unidad acentual. Estos pronombres carentes de independencia fónica se denominan, en general, «clíticos»: cuando anteceden al verbo (me encanta; lo dijo; se fue) se llaman «proclíticos»; cuando siguen al verbo (ayúdame, díselo, vete) se llaman «enclíticos». Con cierta frecuencia nos encontramos con un uso inadecuado de los pronombres personales átonos de tercera persona (lo, los, la, las, le y les). Existen diferentes normas que producen en muchos hablantes confusiones de género y número gramatical de la palabra a la que se refieren y de la función sintáctica que desempeñan los citados pronombres. Esto da lugar a los fenómenos conocidos con los términos de leísmo, laísmo y loísmo. La norma primitiva, o uso etimológico, les asigna los valores y funciones que se indican en el siguiente cuadro: singular
plural
lo (también le
Tercera persona
complemento directo
los
masculino cuando es referente a un nombre)1
femenino neutro
complemento indirecto
la lo le (o se ante otro
pronombre atóno)
las — les (o se ante otro pronombre atóno)
1 [Dada la gran extensión en el uso de los hablantes cultos de ciertas zonas de España de la forma le cuando el referente es un hombre, se admite, únicamente para el masculino singular, el uso de le en función de complemento directo de persona: ¿Has visto a Jorge? Sí, le vi ayer en el parque.]
Es el uso más extendido en el dominio del español: predomina en Asturias, ragón, Andalucía, Canarias y América (salvo en parte de Ecuador, en Paraguay y en A la Guayana venezolana). La Real Academia Española lo recomienda en el uso culto. Dicho de manera sencilla, el empleo de esta norma sería así: —— Cuando el pronombre desempeña la función de complemento directo,
deben usarse las formas lo, los para el masculino (singular y plural, respectivamente) y la, las para el femenino (singular y plural, respectivamente). Veamos algunos ejemplos: ¿Has visto a Juan? Sí, lo vi ayer. ¿Has visto a Juan y a los niños? Sí, los he visto en el parque. Compré la medicina y se la di sin que nadie me viera. ¿Has recogido a las niñas? Sí, las recogí antes de ir al taller.
10
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
El leísmo, el laísmo y el loísmo —— Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto,
Le pedí disculpas a mi madre. Le dije a su hermana que viniera. Les di un regalo a los niños.
Definiciones y usos Leísmo. Se denomina leísmo al uso de las formas de complemento indirecto le, les en lugar de las de complemento directo lo, los (para el masculino o neutro) y la, las (para el femenino), como en le mataron, les contrataron. Laísmo. Consiste en utilizar las formas femeninas de complemento directo la, las en lugar de las de complemento indirecto le, les, como en la dije que esperara. Loísmo. Es el uso de las formas masculinas de complemento directo lo, los en lugar de las de complemento indirecto le, les, como en los dije que me esperaran. Los tres fenómenos afectan a la forma de los pronombres, pero no a la función sintáctica que desempeñan en la oración. Existen tres tipos de leísmo: Leísmo de persona masculino. Uso del pronombre le con sustantivos masculi-
nos de persona, como: A Luis le castigaron en el colegio. Es el más frecuente y no se considera incorrecto por la Academia, como ya se ha dicho. Leísmo de persona femenino. Uso del pronombre le con sustantivos femeninos de persona, como: A Julia le castigaron en el colegio. Está menos extendido, carece de prestigio y se considera incorrecto. Leísmo de cosa. Uso del pronombre le con sustantivos de cosa, como: Te devuelvo el abrelatas porque ya no le necesito. Se considera incorrecto tanto en singular, más frecuente, como en plural.
SEA BUEN ALBAÑIL
deben usarse las formas le, les (singular y plural, respectivamente), cualquiera que sea el género de la palabra a la que se refiere. Ejemplos:
Una variante de los dos primeros tipos es el llamado leísmo de cortesía que consiste en limitar el leísmo a los usos en que le, les concuerda con las formas usted, ustedes, como en Le saludo atentamente. Esta forma de leísmo está aceptada y se ha constatado en hablantes que no practican otras formas de leísmo. He aquí algunos usos correctos (de uso frecuente en Hispanoamérica) que suelen sustituirse en España por el «leísmo de cortesía»: Lo/La felicito por su triunfo en el partido. (Es correcto también el uso de le.) Los/Las informamos de que sus revistas han llegado. (Es correcto el uso de les.) De todas formas, la valoración del leísmo está en función de las alternancias entre dativo (complemento indirecto) y acusativo (complemento directo). Unos hablantes construyen ciertos verbos (ayudar, creer, escuchar, obedecer, pero no solo estos) con complemento directo, mientras que otros lo hacen con complemento indirecto. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRRE 2012 - PROSOFAGIA 11
El leísmo, el laísmo y el loísmo Los primeros consideran leístas expresiones como ayudarles o creerles, que resultan naturales para los segundos. Por ejemplo, en la mayor parte de los países americanos se construye creer con complemento indirecto de persona (creer a María, o creerle), pero con complemento directo de cosa (creer una historia, o creerla). Los verbos llamados «de influencia», aquellos que expresan acciones que tienen como objeto influir en una persona para que realice una determinada acción, como animar, autorizar, convencer, forzar, incitar, obligar, etc., se construyen con un complemento directo y uno preposicional (lo obligaron a asistir a clase). Muestran también la alternancia dativo-acusativo, sobre todo con pronombres en masculino. Originariamente, estos verbos se construían con dativo en latín, y en español se conservó esta función. En algunas zonas, la construcción con le original pasó a lo/la con el tiempo, por lo que ahora conviven las dos formas. La construcción con le suele darse en el norte de la Península Ibérica; y con lo/la, en el sur de España y en América. Según algunos gramáticos, no se trata de un caso de leísmo y, por ello, hablan de un leísmo aparente. Los verbos llamados «de afección psíquica», aquellos que designan procesos que afectan al ánimo o producen acciones o reacciones emotivas, como afectar, asustar, asombrar, impresionar, divertir, molestar, ofender, etc., admiten la alternancia en el uso de los pronombres de complemento directo lo, los, la, las, y de los de complemento indirecto le, les, dependiendo básicamente de si el sujeto es o no agente activo de la acción y del grado de voluntariedad que tiene o se le atribuye con respecto a la acción designada por el verbo: si el sujeto es animado, es decir, persona, animal o ser considerado viviente, y se concibe como agente de la acción, el complemento verbal suele considerarse directo (A mi madre la asombro cuando como mucho), si el sujeto es inanimado, o sea, carece de vida animal, el complemento se considera indirecto (A mi madre le asombra mi apetito). También se percibe la alternancia dativo-acusativo con los verbos atender y telefonear. El laísmo puede ser, como el leísmo, de persona (La dije la verdad) o de cosa (No te puedes poner esta camisa porque tengo que pegarla un botón). El segundo tipo es algo menos frecuente que el primero. Alcanzó cierta difusión en los siglos xvii y xviii, incluso entre escritores notables. En la actualidad pervive en ciertas regiones de España (parte de Castilla, Cantabria y Madrid). Se recomienda evitar ambos tipos. El laísmo es especialmente frecuente con los verbos que pueden construirse bien con un complemento indirecto de persona, bien con este complemento indirecto más un complemento directo de cosa, como en Ábrele a Ana, Ábrele la puerta a Ana; A mi mujer le robaron, A mi mujer le robaron la cartera. El cruce de estas estructuras puede producir secuencias con laísmo: Ábrela a Ana; A mi mujer la robaron, si bien en algunas áreas este uso de robar se considera transitivo. En cuanto al loísmo, es un fenómeno paralelo al laísmo, de modo que puede ser de persona (No lo dieron tiempo a reaccionar) o de cosa (El asunto es como es y no hay que darlo más vueltas). En la actualidad se registra especialmente en España, en ciertas zonas de Castilla. Aunque se atestiguan usos loístas en escritores clásicos de prestigio, el loísmo no penetró en la lengua literaria, a diferencia de lo que ocurrió con el leísmo y, en menor medida, con el laísmo. Está fuertemente desprestigiado, por lo que se recomienda evitarlo en todos los niveles de la lengua. 12
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
El leísmo, el laísmo y el loísmo
Algunas reglas básicas Como hemos visto, existen casos excepcionales dentro de la norma, ciertas ambigüedades y una enorme variedad en los usos efectivos en las distintas zonas hispanohablantes. De modo que es normal que a veces nos asalten las dudas. En ese caso, es útil recurrir a las reglas básicas tradicionales que aprendimos en la escuela para determinar en una oración cuál es el complemento directo y cuál el indirecto. Una de ellas consiste en preguntarle al verbo ¿qué? (para el directo) y ¿quién? o ¿a quién? (para el indirecto). Pero no siempre obtendremos una respuesta satisfactoria así que tendremos que convertir la oración activa en pasiva y comprobar si el complemento directo se ha convertido en sujeto paciente, que recibe o padece la acción del verbo.
SEA BUEN ALBAÑIL
Pareja de goldfish (China). Foto de José Manuel Solana
Otras fórmulas sencillas a tener en cuenta podrían ser las siguientes: —— Cuando nos referimos a la persona se emplea lo o la, pero si nos referimos
a una parte de su cuerpo o a algo que posee, se emplea le. Esta fórmula es aplicable en los verbos: ver, tocar, limpiar, coger, agarrar, fotografiar, dar… Como en: Lo vi cuando salió de su casa; Le vi el traje cuando salió de su casa.
—— Cuando las acciones se hacen sobre una persona se emplea lo o la, si se ha-
cen sobre algo que afecta o beneficia a una persona, se emplea le. Esta fórmula es aplicable en los siguientes verbos: dejar, dar, traer, comprar, aplaudir, enviar, colocar, esperar, curar, alabar, pintar, preparar, desear, alcanzar, consultar, conocer, citar, entender, perdonar, contagiar… Como en: La besó; Le dio un beso; Lo trajo en el coche; Le trajo la maleta en el coche. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRRE 2012 - PROSOFAGIA 13
El leísmo, el laísmo y el loísmo Y, en todo caso, si con esas reglas o fórmulas no hubiéramos conseguido resolver la ambigüedad, podemos consultar el dpd. Veamos un ejemplo sobre el uso del verbo pegar. En las retransmisiones deportivas, como dije en la introducción a este artículo, suele ser frecuente oír la expresión La pegó. Nunca estuve muy seguro de si esto era un laísmo hasta que fui al dpd, introduje la palabra pegar y encontré la respuesta a mis dudas: pegar(se). 1. Cuando significa ‘dar [un golpe o una serie de ellos] a alguien’, es transitivo; además del complemento directo, lleva un complemento indirecto de persona: «Se volvió el ex boxeador hacia Charo y le pegó dos bofetadas que la tiraron al suelo» (Vqz. Montalbán, Soledad [Esp. 1977]). A menudo se omite el complemento directo, por quedar implícito o sobrentendido; en ese caso, el complemento de persona, en la lengua culta de la mayor parte del ámbito hispánico, sigue considerándose indirecto: «No es caso insólito que a un santo cualquiera sus devotos le peguen y lo castiguen hasta que acceda al milagro que se le pide» (Ortiz, Música [Cuba 1975]). No obstante, en estos casos, es normal que los hablantes de ciertas zonas de España interpreten el complemento de persona como directo: «Nos dijo que su padre la pegaba» (El País@[Esp.] 9.7.94); este uso, influido además por el régimen del verbo sinónimo golpear, que rige complemento directo de persona, solo se da en zonas laístas, por lo que se desaconseja en el habla culta. Lo mismo cabe decir si lo que recibe el golpe es una cosa: «Creo que le pego bien a la pelota» (Clarín [Arg.] 16.1.79). 2. Con el sentido de ‘pelear a golpes’, se usa en forma pronominal y lleva un complemento precedido de con: «Los inspectores se pegaron con él para quitarle la bomba» (Abc [Esp.] 17.2.87).
Boris Rudeiko
referencias bibliográficas Diccionario panhispánico de dudas (dpd) 1.a edición, octubre de 2005. Manual de la Nueva gramática de la lengua española, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Espasa Libros, Madrid, 2010. Gramática de la Lengua Española, Emilio Alarcos Llorach. Espasa Libros, Madrid, 1999. «Leísmo», Wikilengua. «Complemento directo», Wikipedia. 14
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
El leísmo, el laísmo y el loísmo
SEA BUEN ALBAÑIL
Parque Yuexiu, Cantón (China). Foto de José Manuel Solana
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRRE 2012 - PROSOFAGIA 15
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
16
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
HUMOR GRÁFICO Manuel Pérez Recio (Nelo) Escritor. O el sueño de un idiota con un lápiz en la mano. NÚMERO 16 - SEPTIEMRE 2012 - PROSOFAGIA 17
Grageas Lit erarias E n e ste nú mero i nc or por a mos u n a nue va se c ción: Gr ag e a s l i t e r a r i a s. Pe queñ a s pi ldor it a s l iter a r ia s, enc ont r a d a s aqu í o a l l á , e scr it a s por l a m a no de autore s de pre st ig io re c onocido, en su s novel a s, en s ayos, c on ferencia s. Te x tos bre ve s c omplement a dos por u n a re f le x ión t a mbién bre ve de qu ien h a sele c cion a do/e sc og ido l a g ra gea lite ra r ia .
I nv it a mos a los le c tore s de Pr osofa g ia a h ac er nos l le g a r su s apor te s a e st a se c ción a t r avé s del c or re o ele c t rón ic o de l a re v i st a : prosof a g ia @prosof a g ia .c om
18
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
« Qu ien no i nvent a , no v ive.» O h, D i os ... E l i s a be t
«Mujere s d ieron a R om a los re ye s y los qu it a ron. Diolos S i lv ia , v i rgen, de shone st a ; qu itolos Lucre cia , mujer c a s a d a y c a st a . Diolos u n del ito; qu itolos u n a v i r t ud . E l pr i mero f ue R ómu lo; el post rero, Ta rqu i no. A e ste se xo h a debido siempre el mu ndo l a pérd id a y l a re st au r ación, l a s queja s y el a g r a de ci m iento.» Vida de Marco Bruto. Fra ncisco de Quevedo. ¡ Q u é f u e r t e ! Fu e r a d e l o a t r e vid o d e l a se nt e n cia qu e ve d in a , e n c u e nt r o ta l el a r t e y u so d e l a l e ng u a qu e ant e ce d e el or d e n e st é tico a l ético. Pl á sido
Umberto Eco, en sus Apostillas a El Nombre de la Rosa, escribe: «E l n a r r a dor no debe f aci l it a r i nter pre t acione s de su obr a , si no, ¿pa r a qué h a br ía e scr ito u n a novel a , que e s u n a m áqu i n a de gener a r i nter pre t acione s? Si n emba r g o, u no de los pr i ncipa le s obst ác u los pa r a re spe t a r e s e s a no pr i ncipio re side en el he c ho m i smo de que to d a novel a debe l le va r u n t ít u lo. Por de sgracia, u n t ít u lo ya e s u na clave inter pretat iva. E s imposible su st r a er se a l a s su gerencia s que g ener a n R ojo y Ne g r o o G u e r r a y Pa z .»
GRAGEAS LITERARIAS
Ana María Matute, discurso de aceptación del Premio Cervantes:
C u e nt a , t a mbié n , qu e el tít u l o pr ovi sion a l d e su n ovel a f u e L a a ba d ía del cr i men, tít u l o qu e, sin d u d a s , cie r r a ca min os int e r pr e t a tiv os , mie nt r a s qu e el d e f initiv o, E l Nombre de l a R os a , l os abr e ca si ha sta el inf init o. No t od a s l a s n ovel a s qu e he l e íd o son m á qu in a s d e ge n e r a r int e r pr e t a cion e s; m u cha s con d u ce n a int e r pr e ta cion e s a cota d a s . Util i z an d o el r a z on a mie nt o y l a s pa l abr a s d e E co, ¿ su s tít u l os d ebe r ían re g i ment a r id ea s e n ve z d e c on f u nd i rl a s? E st her NÚMERO 16 - SEPTIEMRE 2012 - PROSOFAGIA 19
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
20
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Parque Yuexiu, Cantón (China). Foto de José Manuel Solana
zoquete
V
tiempos apasionantes para el sector editorial, tiempos duros donde todo el ciclo de valor está siendo puesto en entredicho, pero tiempos también donde se nos invita a soñar con nuevos y fascinantes escenarios, tanto en torno al omnipresente eBook como respecto a tecnologías paralelas, en algunas ocasiones claramente complementarias, en otras aparentemente competidoras. Los invitamos a disfrutar de una serie de artículos que reflejan algunas iniciativas que, cuando menos, nos invitan a ver más allá de los lectores digitales porque, como dirían nuestros antepasados, no todo el monte es eBook. En este punto es importante recordar que detrás de las tecnologías siempre ha habido artesanos, artistas, personas en definitiva, que son los auténticos agentes del cambio. Por ello, quizás merezca la pena resaltar la relación entre cada novedad tecnológica presentada y el papel que nosotros, como minúsculas almas en pena, podemos jugar en la revolución que está por llegar. Solo a modo de símil obligado, es interesante resumir el impresionante cambio que ha experimentado, y aún lo sigue haciendo, la industria discográfica. Recuérdense los tiempos en que llegó el vinilo, que encumbró la música enlatada, luego potenciada gracias al Walkman de Sony, generando un mercado a escala mundial cercano a los cincuenta mil millones de euros, por encima de la industria del libro y del cine1, industria que se ha visto contra las cuerdas por la llegada de los programas ivimos
LITERATURA Y TECNOLOGÍA DIGITAL
No todo el m onte es eBook
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 21
No todo el monte es eBook de intercambio en Internet, reinventados con el iTunes de Apple y Spotify. Pero, más allá de los soportes, también se trata de una industria que ha revalorizado la figura del pinchadiscos hasta extremos impensables, con figuras como David Guetta, capaz de vender más de siete millones de discos y colocar muchos de sus temas como número uno en las listas británicas. Es la revolución de los mash-up2, un género musical considerado muy menor hasta hace apenas un par de días. ¿Vivimos o viviremos algo similar en el sector editorial? ¿Serán los nuevos autores poetas espontáneos de la calle reconvertidos en nuevas tendencias literarias?
«Literatura y medios sociales: listados y burbujas», por Lina María Aguirre3 El artículo describe las oportunidades digitales para publicar y «colarse» en el sector editorial tradicional gracias al impulso de las redes sociales. En particular describe las experiencias del escritor Ewan Morrison, de quien confiesa sin rubor: […] el trabajo que ha seguido, los consejos que ha encontrado por parte de firmas expertas en asesorar escritores/as en el terreno en cuestión, incluyendo las reglas sobre número de tweets y retweets para hacerse y permanecer visible o, «mejor» aún, los consejos de contratar compañías para que generen tweets por usted; los consejos de otras firmas que aseguran tener las fórmulas para «acelerar los algoritmos de Amazon» y que incluyen lograr que «amistades, familia y contactos de Facebook escriban reseñas» o, de nuevo, mejor aún: contratar una compañía especializada en hacer reseñas 5 estrellas en Amazon. También habla sobre sus hallazgos en la relación costo-beneficio de pagar publicidad en Facebook, así como de terminar por regalar ejemplares. La gente más escéptica dirá: «si el escritor se dedica a hacer marketing, ¿cuándo escribe?». Bueno, Morrison parece ser de la misma opinión: Morrison piensa que lo que venden los medios sociales es, finalmente, a ellos mismos y que, contrariamente a lo que dicta la fórmula más divulgada de muchas firmas de autoedición (dedique 20 % de su tiempo a escribir y 80 % a hacer promoción y contactos en línea), una alternativa propuesta sería «dejar la moda de lado y dedicarse el 100 % a ser escritor». No obstante, esta dinámica imprime un nuevo impulso para generar vacantes en el sector editorial, que en lugar de demandar los tradicionales «negros literarios» que escriban gran parte de las novelas de los autores estrella, requerirán un nuevo perfil, más próximo al de community manager,4 también de muy reciente creación. La persona interesada deberá ser hábil captando seguidores en la red, consiguiendo contactos navegando por interminables páginas web y regalando generosos comentarios, sin olvidar la participación en juegos online colectivos donde pueda encontrar gran parte del público lector de la obra en promoción. Son recomendables pero no imprescindibles ciertos conocimientos de gramática y ortografía. El problema surge al considerar a los escritores noveles. Si su interés es publicar, ¿deben dedicarse al marketing? Y si la respuesta es afirmativa, ¿con cuánta intensidad deben priorizarlo sobre la escritura? En este sentido puede ayudar el artículo original de Morrison sobre la «burbuja» de la autopublicación5: «[…] nunca podría haber imaginado que la escritura sobre 22
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
No todo el monte es eBook
«Beijing instala en sus calles máquinas expendedoras de libros»7 Según informa el informador.com.mx, está surgiendo toda una plaga de máquinas expendedoras de libros en Pekín:
Foto: absolut-china.com
Para hacer uso de estas máquinas, los pequineses han de mostrar a un escáner su documento nacional de identidad, e introducir 100 yuanes (unos 14 dólares, o 12 euros, aproximadamente 150 pesos), que les serán devueltos cuando retornen los libros (bien a una de estas máquinas, bien a las bibliotecas municipales).
Una gran noticia, sin duda. A los puestos de trabajo indirectos, tipo reponedores de libros, transportistas, mantenimiento de las máquinas, limpieza, etc., debemos añadir el trabajo no menos importante de bibliotecario. Se tratará de una profesión trashumante, sin duda, pero no por ello menos esencial que la del bibliotecario tradicional. No expondré aquí lo delicado de tal trabajo, que presumo conocido por todo buen lector, sino unas palabras pronunciadas en 1935 por Ortega y Gasset,8 que bien pueden sintetizar su importancia: Pues bien, he aquí dónde veo yo surgir la nueva misión del bibliotecario incomparablemente superior a todas las anteriores. Hasta ahora se ha ocupado principalmente del libro como cosa, como objeto material. Desde hoy tendrá que atender al libro como función viviente: habrá de ejercer la policía sobre el libro y hacerse domador del libro enfurecido.
LITERATURA Y TECNOLOGÍA DIGITAL
el final de los libros me generaría más ingresos que escribir libros en sí». Morrison destaca además otro filón importante para los escritores, el de los manuales Cómo hacerse rico escribiendo ebooks. Rizando el rizo, muy recientemente ha salido a la palestra la actividad virtual del escritor R. J. Ellory, quien sin duda podía considerarse consagrado en el mundo editorial, atendiendo a sus cifras de ventas y premios recibidos. Parece ser que mucho de ese 80 % del tiempo que se sugiere para la promoción, el señor Ellory lo dedicaba a construirse identidades digitales paralelas que, coincidencias del destino, elogiaban su obra y eran sumamente críticas con los trabajos de sus competidores. Así lo describe el artículo «La vanidad del escritor cazado»6 de Laura Seoane en La Razón. Personalmente me sorprende la avalancha de críticas cuando, como se cita en el artículo, es una práctica «más común de lo que pensamos», alguien diría que forzoso en este impredecible caos digital. También me sorprende que se considere un acto de vanidad, en todo caso podría admitir que se calificara de onanismo. Sin embargo, todo apunta a que se trata de un nuevo género de la paraficción, un nuevo tipo de hiperrealismo destinado a concienciarnos de la poderosa influencia del mundo virtual en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana. Ellory da un paso más allá del community manager, para directamente esbozar lo que podríamos denominar un community builder.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 23
No todo el monte es eBook Esta visión, que algunos tildarán de apocalíptica, se refrenda bien en los siguientes tres pilares básicos: 1.° Hay ya demasiados libros. […] Esto le lleva a leer de prisa, a leer mal y, además, le deja con una impresión de impotencia y fracaso, a la postre de escepticismo hacia su propia obra. Si cada nueva generación va a seguir acumulando papel impreso en la proporción de las últimas, el problema que plantee el exceso de libros será pavoroso. La cultura que había libertado al hombre de la selva primigenia le arroja de nuevo en una selva de libros no menos inextricable y ahogadora. 2.° Mas no sólo hay ya demasiados libros, sino que constantemente se producen en abundancia torrencial. Muchos de ellos son inútiles o estúpidos, constituyendo su presencia y conservación un lastre más para la humanidad, que va de sobra encorvada bajo sus otras cargas. […] Me parece que ha llegado la hora de organizar colectivamente la producción del libro. Es para el libro mismo, como modo humano, cuestión de vida o muerte. No se venga con la tontería de que tal organización sería atentatoria a la libertad. La libertad no ha aparecido en el planeta para desnucar al sentido común. 3.° Por otra parte, tendrá el bibliotecario del porvenir que dirigir al lector no especializado por la selva selvaggia de los libros y ser el médico, el higienista de sus lecturas. […] Buena parte de los terribles problemas públicos que hay hoy planteados proceden de que las cabezas medias están atestadas de ideas inercialmente recibidas, entendidas a medias, desvirtualizadas-atestadas, pues, de pseudo-ideas. En esta dimensión de su oficio, imagino al futuro bibliotecario como un filtro que se interpone entre el torrente de los libros y el hombre. Sea el lector bondadoso considerando que fueron palabras pronunciadas a principios del siglo pasado y que, sin duda, ya no tienen vigencia alguna.
«Recién horneados: la Librería Santa Cruz descubre la máquina que imprime libros mientras usted espera», por Wallace Baine9 Debo reconocerlo. No soy objetivo con este tipo de máquinas, artefactos que hacen libros prácticamente al instante, más rápido incluso que el revelado de fotos de antaño.
Vídeo: Book Shop Santa Cruz - Espresso Book Machine (inglés) 24
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Protti dice que la máquina —una especie de José Canseco de copiadoras de oficina— tiene tres usos primarios. Primero, puede imprimir libros no disponibles de otra manera. Hay límites, por supuesto. Los títulos bajo derechos de autor podrán estar o no disponibles, según el editor […]. También, aquellos interesados en la autopublicación
No todo el monte es eBook
Espresso Book Machine®, de Xerox
Desde antes de descubrirlas soñaba con que existieran. Me imaginaba una en cada esquina, como si fuera una farmacia o, en su fulgor, un videoclub. Por mi imaginación pasaba todo tipo de posibilidades, desde la edición de libros perdidos, que suena mejor que «descatalogados», hasta la de cualquier material que llevara en formato digital, primero en un disquete, después en un cd y luego en un dvd. Con la llegada de Internet, de los lápices (o pendrives) y, sobre todo, del ebook, ya había abandonado toda esperanza. Sin embargo, ya en el 2009 varias noticias apuntaban el despegar de la máquina soñada, instalada dos años antes por primera vez en la biblioteca pública de Nueva York y considerada por algunos como la mayor revolución en el sector editorial tras Gutenberg10. Argumentos no les falta, pues Vídeo: Presentación «Espresso Book Machine» (español) al catálogo inicial con más de
LITERATURA Y TECNOLOGÍA DIGITAL
pueden usar la máquina para crear una copia de su obra maestra, o 100 copias. Puede entrar con su libro ya totalmente preparado en pdf o la Librería puede ofrecerle diferentes servicios para ayudarle a diseñar el libro. Un tercer uso es para aquellos que quieren crear ediciones especiales para audiencias restringidas, como una historia de la familia sobre las vacaciones, o una colección de ensayos para un profesor en clase.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 25
No todo el monte es eBook doscientos mil ejemplares, que subió pronto al medio millón, ahora se le añade toda la oferta digital disponible por otros medios. La impresión parte de «un precio base de 5 dólares, más 4.5 céntimos por página» con lo que cada título costaría por término medio entre 10 y 30 dólares, lo cual es bastante competitivo respecto a la edición convencional, si tenemos en cuenta el patrón de compra compulsiva predominante. Es con esta última noticia que también se presenta una preciosa oportunidad laboral para muchos amantes de la literatura y que enlaza con el inicio del artículo: la del dj, disc-jockey, pinchadiscos o, quizás, deberíamos rebautizarlos bj, book-jockey o pinchalibros. No por casualidad dicen que para reinventar el sector editorial hay que fijarse en qué le está pasando al sector discográfico. Solo de imaginarlo ya disfruto de mis potenciales colecciones personalizadas de libros donde pueda recrearme en los angustiosos relatos de Edgar A. Poe hermanados con los de Gustavo A. Bécquer y Roald Dahl. Me atrevería incluso con un mash-up que experimentara la combinación de tales genios del terror añadiéndole algunos diálogos de los guiones cinematográficos de Tarantino. ¿Qué efecto produciría una nueva versión de Sherlock Holmes y Watson en escenarios quijotescos? ¿Qué me dicen de entremezclar las diferentes visiones surrealistas de Quim Monzó, Mercedes Abad y Gonçalo M. Tavares? Seamos osados y pongámosle también algo de Giovanni Pannini… No todo tiene por qué ser ficción. Se me hace la boca agua pensando en un delicioso volumen que intercalara las sorprendentes crónicas neurológicas de Oliver Sacks con las reflexiones sobre la resilencia humana de Boris Cyrulnik y de antropología cultural por Marvin Harris. No, por favor, dejemos a Jorge Bucay y Paulo Coelho para otro volumen. No porque ocupen la misma sección en la librería, ya se sabe, ensayo, autoayuda, psicología, se trata de mezclar cualquier cosa. ¿Se crearán escuelas de BJs? ¡Anda!, aquí tenemos otro filón… Nota final: Y si combinamos los tres artículos, ¿no tenemos tres ingredientes para la innovación del sector editorial? Un prescriptor o agente de marketing en los nuevos social media; una nueva misión para las bibliotecas, como modernas librotecas o salas de fiesta promocionales para los libros, mediante la revitalización de la figura del bibliotecario, también del librero de toda la vida y, por último, un mezclador a medida del cliente lector. No suena mal, ¿no creen?
zoquete 26
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
No todo el monte es eBook no t a s «Del Vinilo al Mp3: Breve Historia», (La industria discográfica actual: valor económico y
social, 24 de julio de 2012). 2.
Estefanía Martínez González: «Subversión musical en la Red: La remezcla amateur como narrativa audiovisual crítica», (Revista Comunicación,
N.o 10, Vol. 1, año 2012,
pp. 1143-1157). 3.
«Literatura y medios sociales: listados y burbujas»,
(La Vanguardia, por Lina María
Aguirre, 5 de agosto de 2012). 4.
La definición de «Community Manager» genera mucha controversia, sobre todo a la hora de decidir el sueldo. Para quien esté interesado en el tema puede consultar: Qué cojones hace un Community Manager?,
de Eduardo Prádanos Grijalvo; o bien:
«Community Manager: ¿Un técnico o un profesional?», Internet es Mercadeo. 5.
«The self-epublishing bubble»,
(The Guardian, por Ewan Morrison, 30 de enero
de 2012). 6.
«La vanidad del escritor cazado», (La Razón, por Laura Seoane, 5 de septiembre de 2012).
7.
«Beijing instala en sus calles máquinas expendedoras de libros»,
(informador.com.mx, 17 de julio de 2012). 8.
Misión del Bibliotecario, (Jose
9.
«Warm off the presses: Bookshop Santa Cruz unveils machine that prints books while you
Ortega y Gasset, 2.° Congreso Internacional de ifla, el
día 20 de mayo de 1935). wait»,
(Santa Cruz Sentinel, por Wallace Baine, 7 de junio de 2012).
10. «“El cajero automático de libros” catapulta a Gutenberg», (El País, 24
de abril de 2009).
LITERATURA Y TECNOLOGÍA DIGITAL
1.
Recreación de la prensa de Gutenberg de 1430. Science Museum de Londres NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 27
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
S’Hort del Rei - Palma de Mallorca (Islas Baleares), España. Foto de Sergio José Martínez Valls, Valls
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
28
Leyendo a Barthes: Análisis del relato III
Análisis del relato III Elisabet
La comunicación narrativa En los dos artículos anteriores vimos cómo Roland Barthes analiza el relato a partir de varios niveles: el más básico es el de las funciones ―los hechos en sí―, el segundo es el de las acciones ―los personajes que actúan― y el tercero el de la narración. Subimos al tercer nivel. Barthes nos sitúa el relato como objeto en un acto de comunicación: es lo que se intercambia entre el dador y el destinatario. El «mensaje» en el esquema tradicional de la comunicación. «No puede haber relato sin narrador y sin oyente (lector).» Nuestro profesor constata que hay abundante teoría sobre el emisor y en cambio muy poca sobre el receptor.
Emisor
ñ
Mensaje
ñ
Receptor
Código
SOBRE LA LITERATURA
Leyendo a Barthes:
Canal Contexto Pero lo que aquí nos interesa es «describir el código a través del cual se otorga significado al narrador y al lector a lo largo del relato mismo». Y este código se descubre a través de signos de lectura: «Cada vez que el narrador, dejando de representar, narra hechos que conoce perfectamente pero que el lector ignora, se produce […] un signo de lectura». NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 29
Leyendo a Barthes: Análisis del relato III Pero… ¿quién es el narrador? Buena pregunta. Barthes repasa tres concepciones que se han dado en la literatura occidental acerca del narrador: —— Es el mismo autor: el individuo que escribe se identifica con el narrador. —— Es un yo externo a la historia e impersonal, esa especie de Dios omnisciente,
que es a la vez exterior e interior a sus personajes, «el punto de vista de una farsa superior» que preconiza Flaubert. —— Es un narrador objetivo que «debe limitar su relato a lo que pueden observar o saber los personajes», posición defendida por Henry James y Sartre, entre otros.
Barthes nos deja muy clara su posición: «Desde nuestro punto de vista, narrador y personajes son esencialmente seres de papel; el autor material de un relato no puede confundirse para nada con el narrador de ese relato». Esto parece obvio: el narrador es un elemento del relato, como lo son las funciones y los personajes. Pero no lo es tanto cuando descendemos al mundo «real». Sin ir más lejos, nuestros lectores pueden buscar el número anterior de Prosofagia y releer la entrevista a Hernán Casciari. Fíjense en la pregunta sobre qué diferencia hay entre él, como autor, y la voz que narra sus historias, y en su respuesta. No será el único autor cuya personalidad late detrás de cada una de sus líneas. Recuerdo que, en su primer día de clase, mi profesor de literatura rusa comenzó con una frase lapidaria: «Todo escritor, en el fondo, escribe sobre sí mismo». No puedo dejar de contrastar estas posturas con otro comentario de Juan Eslava Galán (ver entrevista en Prosofagia, número 13): «El lector no te ve a ti. Cuando cierra la novela, le queda un buen sabor de boca; solo entonces se da cuenta de que está bien escrita. La sombra del hortelano molesta en la huerta». ¿Debe o no debe verse la sombra del hortelano? Este es un viejísimo debate en literatura. Vamos adelante con él.
Marismas de Santoña (Cantabria), España. Foto de Daniel Seller Suárez 30
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Leyendo a Barthes: Análisis del relato III Dos formas de narrar
De la literatura descriptiva a la literatura transitiva Cito de Barthes: «[El autor] se propone hacer pasar el relato del orden de la pura constatación al orden preformativo, según el cual el sentido de una palabra es el acto mismo que la profiere: hoy, escribir no es contar, es decir que se cuenta y remitir todo el referente a este acto de locución; es por esto que una parte de la literatura contemporánea ya no es descriptiva sino transitiva y se esfuerza por realizar en la palabra un presente tan puro que todo el discurso se identifica con el acto que lo crea, siendo así todo el logos reducido —o entendido— a una lexis». En otras palabras, Barthes expresa que hoy una parte de la literatura tiene su valor, no en lo que cuenta, sino en el acto de contar en sí mismo. Es decir, la palabra por la palabra, la forma por la forma, el arte por el arte. No hay tiempo, no hay historia, hay acto narrativo, y eso es el objeto de la narración. La propia narración como objeto de sí misma. Una meta-literatura.
La situación del relato
SOBRE LA LITERATURA
Dice Barthes: «[…] la narración conoce dos sistemas de signos: personal y apersonal». El apersonal es el modo tradicional del relato, el modo del mostrar. El modo personal, que se lee desde una primera persona, sería el modo del contar. En la práctica, sin embargo, se dan mezclas de ambos modos. «La mezcla de sistemas se siente como un recurso facilitador. Este recurso, exagerado, puede llegar a utilizarse como celada: una novela policial de Agatha Christie (Las cinco y veinticinco) solo mantiene el enigma porque engaña sobre la persona de la narración.» Por eso, sigue Barthes, «es comprensible que en el otro polo de la literatura se haga del rigor del sistema elegido una condición necesaria de la obra». Pero, ¡atención!, no hay reglas estrictas: «Este rigor […] no es forzosamente un imperativo estético». En la novela psicológica se da de forma especial esta mezcla de sistemas. Véanse las novelas de Virginia Woolf: lo fotográfico, lo pictórico, lo casi visto con lupa, se alterna con lo más subjetivo, íntimo y personal. Lo que le interesa a Barthes es la persona formal, no la persona psicológica. Es decir, el narrador como función del relato.
Volvemos a tomar el hilo narrativo. El nivel de la narración está formado por esos «signos de narratividad». Hagamos un poco de repaso histórico. En las literaturas orales, estos signos pueden ser ciertos códigos de recitación: metros, rimas, protocolos de presentación… El transmisor del código y su habilidad cobran una importancia clave por encima del autor: se trata de llegar al público. En las literaturas escritas ya los clásicos fijaron las «formas del discurso», así como diferentes clasificaciones y modos de narración —aunque solo sea por curiosidad, es interesante repasarlas en Platón, Diomedes, Horacio y otros―. Dice Barthes: «La función [de la escritura] no es transmitir el relato, sino exponerlo». Atención a esto. Y, ¿cuál es el siguiente paso? Cito: «La forma última del relato trasciende sus contenidos y sus formas propiamente narrativas (funciones y acciones). Esto explica que el código narracional sea el último nivel que pueda alcanzar nuestro análisis sin correr el riesgo de salirse del objeto relato…». NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 31
Leyendo a Barthes: Análisis del relato III Sí, hemos llegado al último nivel. Repasemos: —— Tenemos un primer nivel: las funciones, que remiten a los hechos del relato. —— Un segundo nivel lo forman las acciones, que remiten a los personajes. —— Un tercer nivel lo forma la narración, que remite al mundo.
Sí, «más allá del nivel relacional comienza el mundo, es decir, otros sistemas (sociales, económicos, ideológicos) cuyos términos ya no son sólo los relatos, sino elementos de otra sustancia…». «El análisis del relato se detiene en el discurso: inmediatamente después hay que pasar a otra semiótica.» Así es. No podemos entender un nivel sin saber que está inserto en otro superior, y este en otro… Entendiendo su imbricación, podemos comprender de arriba abajo todos los niveles y su porqué. Ese mundo en el que se mueve el relato viene a ser el contexto del acto comunicativo. Vuelvo a los símiles tomados de la arquitectura. De la misma manera que un sencillo bloque de piedra adquiere sentido en una pared, en una bóveda o en un techo, y este a su vez adquiere sentido en la totalidad de un edificio —por ejemplo, un templo—, la persona que entra en él comprende el sentido de la catedral si conoce la historia que motivó su construcción, los valores y las creencias de las gentes de esa época. Así, conociendo el mundo circundante, la dovela, la gárgola o el capitel adquieren significación en el contexto que les dio razón de ser. Léase: bloque = función. Pared u otro elemento arquitectónico = acción. Catedral = relato. Tal ciudad en la Edad Media = mundo. De ahí la importancia de esa ascensión de niveles. Veamos qué dice Barthes: «Todo relato es tributario de una situación del relato». ¡Cómo no!
La codificación del relato Lo que señala a continuación es curioso e interesante: «En nuestros días, solo la literatura de vanguardia piensa aún en protocolos de lectura, espectaculares en Mallarmé, quien quería que el libro fuera recitado en público según una combinatoria precisa…». ¡Como un director de orquesta dictando cómo tocar a sus intérpretes! Continúa: «[…] frecuentemente, nuestra sociedad escamotea lo más cuidadosamente posible la codificación de la situación de relato […]. La aversión a exhibir sus códigos caracteriza a la sociedad burguesa y a la cultura de masas que ha producido: una y otra necesitan signos que no tengan apariencia de tales […]. Por rutinario que sea hoy el hecho de abrir una novela, un diario o encender la televisión, nada puede impedir que este actor modesto instale en nosotros de golpe e íntegramente el código narrativo que vamos a necesitar. El nivel narracional tiene así un papel ambiguo: siendo contiguo a la situación del relato, se abre al mundo, en el que el relato se deshace (se consume); pero, al mismo tiempo, al coronar los niveles anteriores, cierra el relato y lo constituye definitivamente como palabra de una lengua que prevé incluso su propio metalenguaje». O sea, que en la narrativa de masas sucede como con el software informático o con las cámaras de fotos: todo se automatiza, se facilita y se pre-digiere para el lector. Se le introducen los códigos por defecto y el lector solo tiene que consumir el relato. Pierde aquella parte de lector activo que debía culminar la narración con su esfuerzo o su creatividad. Leer una obra codificada de esta manera y una que no lo está puede 32
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Leyendo a Barthes: Análisis del relato III
Nota bene: Todas las citas pertenecen al ensayo de Barthes: Análisis del relato, en su edición del Centro Editor de América Latina, 1977.
Elisabet Licenciada en Filología Inglesa. Escritora de ensayo y ficción.
NÚMERO 15 - ABRIL 2012 - PROSOFAGIA 33
S’Hort del Rei - Palma de Mallorca (Islas Baleares), España. Foto de Sergio José Martínez Valls, Valls
SOBRE LA LITERATURA
compararse a la diferencia entre hacer fotografías en modo manual o hacerlas en modo automático. Una pregunta me viene a la mente de inmediato. Esta aversión a «exhibir los códigos», este camuflaje… ¿no actúa también como una manera de formar o uniformar los gustos del mercado lector? Y la siguiente pregunta se impone. Cuando la literatura se concibe como producto de consumo masivo, ¿puede ser la codificación camuflada una forma de arte? ¿Qué entendemos por arte y por calidad artística? Son muchas preguntas en el tintero… Ahí quedan, para que el paciente lector las vaya rumiando.
34
PROSOFAGIA - NÚMERO 12 - FEBRERO 2011
Vistas al río Tajo, Lisboa (Portugal). Foto de José Luis Jaime Cortés
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Entrevistas y Artículos
NÚMERO 12- FEBRERO 2011 - PROSOFAGIA 35
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
TIPOGRAFÍA José M a r t í n e z
de
Sousa
Nació el 25 de octubre de 1933 en San Miguel de Tabagón, parroquia de El Rosal, Pontevedra, España. Con diez años de edad se trasladó con su madre a Sevilla, donde a los pocos meses murió ella; él fue internado en un colegio regido por las hermanas de la caridad. En 1948 pasó a otro colegio dirigido por los salesianos. En octubre de 1949 comenzó sus estudios de tipografía y el oficio de cajista en un taller escuela de artes gráficas, donde realizó su primer trabajo tipográfico. Martínez de Sousa es un autodidacta, tal como él mismo se define: «Todos mis conocimientos profesionales son absolutamente autodidácticos. Aprendí por mi cuenta (y riesgo) lo que necesité cuando me hizo falta». Está considerado como una de las máximas autoridades en tipografía, ortotipografía y bibliología. Ha escrito 24 libros sobre tipografía, ortografía, lenguaje y bibliología. También es notable la cantidad de conferencias, cursos y cursillos impartidos, así como las críticas, prólogos y artículos escritos a lo largo de su dilatada vida profesional. Ha sido: Presidente de honor del Comité Español de la Asociación Internacional de Bibliología (con sede en París) (1991-1997). Presidente de la Asociación Española de Bibliología (a eb) (1997-2000), con sede en Salamanca. Presidente de la Asociación Internacional de Bibliología (a ib) (1998-2000), con sede en París. Es Presidente de honor de la Asociación Española de Bibliología (a eb) desde el año 2000. El 23 de abril de 2007, en un acto solemne, le fueron entregadas la medalla, la placa y la insignia del Ateneo de Madrid .
Más información en su web: http://www.martinezdesousa.net/
ENTREVISTA
Pepe M a rt í n e z de Sousa por Boris Rudeiko
Háblenos de usted —En 1949, con 16 años, realizó su primer trabajo tipográfico en un taller escuela de artes gráficas. ¿Qué recuerdos conserva de aquellos años y cómo influyeron en su vida? —Fue una época crucial, como suele suceder. Me encontraba interno en un colegio salesiano. Todo estaba por definir, y en ese momento empecé a valorar cuanto me rodeaba. Me di cuenta entonces de que pertenecía a una sociedad y de que esa sociedad me iba a exigir, no tardando mucho, que fuera capaz de integrarme en ella totalmente. —Se declara autodidacta. Cuéntenos cómo aprendió. —Después de los años de estudio de tipografía, cuatro en total (repartidos entre Sevilla y Madrid), me trasladé a Barcelona, donde entré en Editorial Bruguera como corrector tipográfico. La época era difícil y encontrar un trabajo fijo suponía toda una hazaña (no exactamente como hoy, pero muy cerca). Ocho años después me trasladé a La Vanguardia (diario de Barcelona), donde NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 37
Pepe Martínez de Sousa trabajé los dos años siguientes, tras los cuales pasé a Editorial Labor. En esta editorial, en mi opinión la mejor que ha tenido España, aprendí y apliqué los elementos de la edición. Aprendí todo lo que me quisieron enseñar y enseñé todo lo que de mí quisieron aprender. —Recibió la medalla del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid. ¿Qué significó este galardón para usted? —Fue un momento de mi vida especialmente emotivo, porque pienso que no me lo merecía, lo cual agiganta su valor. Suponía, además, una especie de espaldarazo por una obra realizada a lo largo de muchos años. También valoro la presencia en aquel acto de muchos amigos que siempre han creído en mí. —Es bibliólogo, lexicógrafo, escritor, conferenciante, pero, en especial, ortotipógrafo. ¿Alguna de estas actividades le ha resultado más gratificante en el plano profesional, intelectual o humano? —Todas esas técnicas son para mí muy importantes y en todas he querido especializarme en medida suficiente como para poder realizar, apoyándome en ellas, las obras que he escrito, las conferencias, cursos y cursillos que he dado, los talleres que he dirigido, etcétera. La ortotipografía es tal vez la más moderna (curiosamente), no porque lo sea en sí, sino porque los medios modernos han ampliado increíblemente la capacidad individual para llevar a cabo la realización de un impreso por complejo que sea (con algunas limitaciones técnicas si no se cuenta con los conocimientos y los medios necesarios). Hacer un libro es hoy posible para cualquiera. Hacerlo bien es otra cosa. Aquí es donde entran en acción la bibliología y la ortotipografía, indispensables, hoy como siempre, para realizar una obra bien hecha. —¿Qué clase de literatura le gusta leer y cuáles son sus autores favoritos? —Si tuviera tiempo para dedicarme a ella, la historia. —Se dice que usted ha rechazado varias veces entrar en la Academia de la Lengua. ¿Por qué? —Hay que empezar diciendo que la Academia a mí nunca me ha propuesto para ocupar un sillón en la institución. Otra cosa bien distinta es que la Academia, por persona interpuesta, me ofreciera por tres veces la posibilidad de integrarme en ella a título de académico correspondiente en Cataluña. Como es sabido, este último nombramiento conlleva obligaciones, pero apenas reconocimientos (por no decir ninguno). La gente cree que esa designación es equivalente a la de académico numerario, y no es cierto. De aquí que al saber que lo he rechazado se pregunten unos y otros qué es lo que quiero. En el año 2004, con motivo de una visita a la Academia relacionada con el Diccionario panhispánico de dudas, Gregorio Salvador y Víctor García de la Concha, a la sazón secretario y director, respectivamente, me mostraron su extrañeza por mi rechazo al nombramiento. Les respondí que yo no rechazaba el nombramiento de académico numerario, justificado por mi producción y mi trayectoria, pero sí rechazaba el de correspondiente porque creía que no se ajustaba a los méritos contraídos por mí a lo largo de los años. La Academia no tardó en darme cumplida respuesta. Con motivo de una entrevista que me hacía la revista La Clave de la Opinión Pública (mayo-junio 2006, pp. 82-84), Gregorio Salvador se refirió 38
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Pepe Martínez de Sousa
Háblenos de sus libros —Ha publicado una extensa obra sobre tipografía, ortografía, lexicografía, bibliología... En 1974 publicó sus dos primeros libros: Diccionario de tipografía y del libro y Dudas y errores de lenguaje. ¿Puede hablarnos de ellos? ¿Qué significaron para usted? —Son dos obras que nacen por mis propias necesidades en relación con su contenido. Mientras trabajaba en Bruguera echaba de menos obras que nos ayudaran a los correctores a resolver nuestros problemas. Esas obras, sencillamente, no existían. La idea fue madurando, y al ingresar en La Vanguardia decidí dar forma a los materiales, primero los del Diccionario de tipografía y del libro y después los de Dudas y errores de lenguaje. Los dos se vendieron muy bien, pero el diccionario vino a ocupar un vacío que realmente existía en la bibliografía del español. Aún hoy día algún editor ha sugerido la idea de reeditarlo una vez más, pero es preferible que quede para siempre como lo que es: un clásico.
ENTREVISTA
a sí mismo como «nosotros, los lingüistas de verdad», en maligna referencia a mi condición de autodidacta (condición de la que yo nunca he renegado). Como consecuencia de todo ello tenemos la situación actual: la Academia me considera persona non grata. Lo que no sabe la Academia es que, en justa correspondencia, yo la considero una institución que no merece ningún respeto por mi parte (y que se salve quien pueda).
—En 1987 la Fundación Germán Sánchez Ruipérez publicó su Diccionario de ortografía técnica, que comprende la ortografía tipográfica u ortotipografía. ¿A qué tipo de profesionales va dirigida esta obra y por qué? —Se trata de un paso adelante en la descripción de la materia que empezó con el Diccionario de tipografía y del libro. Va destinado a los autores, escritores, traductores y toda persona que necesite preparar un original para la imprenta. —¿En general, a qué tipo de lectores van dirigidas sus obras? Está casi respondida en la respuesta anterior. Sin embargo, cada obra tiene un lector específico y el conjunto trata de enriquecer a un grupo amplio, a veces no definible de una vez, de personas que tienen necesidades concretas. Algunas de esas obras han muerto por falta de actualidad y aquellos de sus contenidos que aún son válidos se han incorporado a otros libros actualizados. A veces, como en el caso del Diccionario de lexicografía práctica, van claramente destinados a un lector concreto. Otros, como el Manual de estilo de la lengua española, a un destinatario más amplio. —¿Quién corrige sus libros? Naturalmente, yo. No solo como autor, a lo que tengo derecho contractual, sino como corrector tipográfico y de estilo. Pero no soy el mejor corrector de mis libros. Esa función debe encomendarse a un corrector tipográfico, una persona que sea capaz de olvidarse de quién es el autor y corregir en consecuencia, con plena libertad. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 39
Pepe Martínez de Sousa Háblenos de la ortografía, la ortotipografía y las normativas —En su libro Reforma de la ortografía española, publicado en 1991, propone una reforma del código ortográfico. De acuerdo a la actual Ortografía, ¿considera que sus propuestas han tenido eco? —No, ninguno. En su actual ortografía la Academia no se ha propuesto realizar una reforma de la ortografía española, sino introducir algo de lógica en el conjunto de normas por que se rige el código ortográfico. Otra cosa es que lo haya conseguido. Yo creo que no. Es más: su afán, no cumplido, de que esta edición tratase en extenso de ortotipografía ha perjudicado la obra, puesto que ha introducido una serie de comentarios y normas en los que se da por supuesto que el lector conoce otros aspectos de tales normas, y no es cierto. —En ocasiones puede haber normas de ortografía que entren en conflicto (al menos en apariencia, que resulten incompletas o algo insuficientes en la ole) con las normas tradicionales de ortotipografía, por ejemplo, en el uso de los signos dobles con los signos de puntuación o de las comillas en concurso con las cursivas. A su juicio, ¿existe una norma o técnica que debe prevalecer siempre, o la norma depende del ámbito de escritura? —No, no existe esa norma unificadora en el encuentro de signos de diverso uso. Hay tendencias, como puede ser la anglosajona y la latina, y cada una trata de que se acepte su propio uso. Por ejemplo, el punto dentro o fuera de las comillas de cierre en las citas, la situación de la llamada de nota cuando coincide con un signo, la grafía de los paréntesis y otros signos cuando coinciden con la cursiva, etcétera. En general, tradicionalmente se han estado aplicando normas de origen francés, pero en la actualidad se advierte una notable influencia del inglés. Influencia que no todos aceptamos. —¿Qué opinión le merece la «sublevación» de algunos académicos frente a ciertas normas de ortografía, como por ejemplo el señor Pérez-Reverte, que continúa escribiendo con tilde «sólo»? —Creo que ha sido bochornoso el enfrentamiento entre académicos, enfrentamiento del que hemos sido asombrados espectadores. De todas formas, al parecer están muy justificadas las comillas con que algunos medios han escrito la palabra sublevación. Se ha corrido la voz de que todo fue una puesta en escena (otros lo llaman montaje) para estimular la venta de la nueva Ortografía. Yo no estaba allí En cuanto a decisiones como la de Pérez-Reverte, es impropia de un académico (y si realmente no está de acuerdo con las decisiones académicas, que dimita). Yo también me he «sublevado» y sigo escribiendo guión, con tilde, pero no soy académico. Ciertamente, en mi opinión la postura maximalista de la Academia en relación con la tilde de voces como guión, pión, Sión, etcétera, es inaceptable. —La Real Academia Española en tres siglos ha publicado diez ediciones de la ortografía, siendo la actual del año 2010 y la anterior de 1999. ¿Cree que esta menor diferencia en tiempo de las últimas revisiones pueda marcar una tendencia para más prontas actualizaciones de la ortografía por las academias o, más bien, que se haya ejecutado la sustitución de la obra de 1999, tan escueta que resultara insuficiente? ¿Le parece que las 800 páginas de la 40
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Pepe Martínez de Sousa
—El pasado 8 de mayo se presentó la Ortografía básica de la lengua española, que en palabras del académico responsable de la edición, don Salvador Gutiérrez Ordóñez: «Es una ortografía en la que nada sobra y nada falta». Sin embargo, es un libro de 250 páginas frente a las 800 de la Ortografía de la lengua española. Parece una diferencia muy grande, ¿realmente, cree que nada falta en la Ortografía básica, o quizá es que sobra algo en la Ortografía? —Me apunto a esta última sugerencia. Precisamente una forma de encarar la edición ideal de la Ortografía sería podar en ella todo lo que en ella sobra manifiestamente. Después, entre otras cosas, organizarla mejor y dotarla de una mejor tipografía. Por supuesto, añadirle un índice alfabético y una bibliografía que ponga claramente de manifiesto quiénes o cuáles son las fuentes de las que ha bebido.
ENTREVISTA
Ortografía de 2010 podrían ser indicativas de una obra concebida para perdurar en el tiempo? —Desde luego, 162 páginas pueden considerarse pocas si pensamos que se trata de la Ortografía de una gran lengua, pero, por el contrario, 800 son muchísimas en este mismo caso, especialmente si tenemos en cuenta que es una obra muy densa. Tal como usted apunta, esas 800 páginas podrían ser indicativas de una voluntad de perduración, pero hay otros elementos que nos indican que no es así. Por ejemplo, las imperfecciones con que nace esta edición. Los defectos de esta obra nos indican que pronto debería tener otra edición, que superara los defectos y errores de esta. Sin embargo, es probable que la Academia no quiera afrontar el trabajo, del que salió escaldada en 1999 y ahora en el 2010.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 41
Pepe Martínez de Sousa Háblenos de la literatura y el mundo editorial —Hoy día se utilizan mucho las nuevas tecnologías de la información y muchas personas escriben en las redes sociales, en blogs, etcétera. ¿Cómo ve la salud de la ortografía en estos medios? —Mientras podamos acercarnos a ellos con el convencimiento previo de que la que allí vamos a encontrar no es la ortografía estándar, no veo yo mucho peligro, porque son medios distintos. En el momento en que rechacemos esas grafías o bien en el momento en que esas grafías se desborden de su medio actual y «contaminen» el entorno considerado «puro» advertiremos que algo falla. De todas maneras, tampoco hay peligro: la ortografía, como el resto del lenguaje, ha cambiado siempre a lo largo de los siglos. No hay más que mirar con espíritu crítico la ortografía de hace tres siglos y compararla con la actual. —Prosofagia va dirigida a un público lector principalmente interesado en escribir y publicar literatura de ficción, en una época caracterizada por profundos cambios en cuanto a cómo y dónde se escribe, y cómo y dónde se publica. ¿Cómo ve el mundo editorial en la actualidad? ¿Qué transformaciones se están produciendo, a su juicio, ante la apertura de campos no tradicionales, como la existencia de amplias posibilidades para que un autor autopublique sus obras, o la producción de libros electrónicos? —En mis años de trabajo en Editorial Bruguera llegué a leer profesionalmente miles de novelitas de amor, del oeste y policiacas. Ha pasado el tiempo y las cosas han cambiado. Para bien o para mal, pocas son como antes. Ya no es necesario agotar hasta la extenuación las viejas cintas de las también viejas máquinas de escribir. Hoy existen las tecnologías que nos permiten componer un texto (por ejemplo, una novela), compaginarlo, corregirlo y enviarlo a la sección de producción de la editorial. Pero hay un peligro: si el realizador de estas funciones no posee los conocimientos precisos para ello, mejor será que se abstenga. Las cosas se hacen hoy como entonces, solo que con mayor facilidad y más aprisa. Por ello, es aconsejable que el autor novel no intente realizar por sí mismo las tareas de confección de una obra si antes no ha aprendido cuanto se necesita saber. Puede ser fácil, pero hay que saber. —¿Piensa que un escritor debe conocer bien la ortografía y la ortotipografía? ¿Cuál sería la formación ideal de un escritor? —Depende del tipo de trabajo que lleve a cabo, pero, en general, debe saber bien, con garantías, todo lo relacionado con la ortografía usual o académica. La ortotipografía corresponde a los profesionales del impreso, sea cual fuere este, y son estos los que deben dictar las normas de composición y compaginación. Si el corrector de estilo tiene, además, buenos conocimientos de ortotipografía, miel sobre hojuelas. Podrá preparar el original para la imprenta, pues, como es sabido, un original complejo requiere que un experto señale los cambios diacríticos que hay que tener en cuenta en relación con el texto general. —Usted ha sido corrector editorial. ¿Qué tiene que saber un corrector? —Si es un corrector de concepto (poco habitual), debe conocer bien la materia (el concepto) de que trata la obra; si es corrector de estilo, la gramática y el léxico principalmente, y si es corrector tipográfico, todo lo que se refiere a la 42
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Pepe Martínez de Sousa
—¿De toda su obra, qué libros recomendaría a un escritor novel y de cuáles se siente más satisfecho? Le recomendaría el Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas, el Manual de estilo de la lengua española (mele4), el Diccionario de usos y dudas del español actual (dudea) y la Ortografía y ortotipografía del español actual; si le interesara mucho la terminología del medio, le recomendaría el Diccionario de bibliología y ciencias afines, todos ellos de la Editorial Trea, de Gijón. Si quisiera conocer el campo de la realización de un libro, le recomendaría el Manual de edición y autoedición, de la Editorial Pirámide, de Madrid. En cuanto al grado de satisfacción, me gustan todos por igual, más o menos, pero cada uno tiene su campo propio y también su historia. —Y para terminar, en Prosofagia apreciamos sus manuales y nos consideramos alumnos suyos en cuestiones de ortotipografía. ¿Qué piensa de nuestra revista? —Por la calidad de las personas que intervienen en ella con distintas funciones, creo nos hallamos ante una publicación que puede tener un futuro esperanzador. ¿La fe mueve montañas? Bueno, tampoco se necesita tanto.
ENTREVISTA
tipografía, la ortografía, la gramática, la ortotipografía, etcétera. En el etcétera van englobadas una serie de habilidades difícilmente clasificables, como la atención y la búsqueda del detalle.
Muchas gracias a Pepe Martínez de Sousa por someterse a nuestras preguntas y permitirnos conocer un poco más de su persona y de sus publicaciones, que consideramos imprescindibles en el mundo de la edición y la escritura. Las gracias las merecen ustedes por facilitarme la posibilidad de asomarme al mundo de los creadores literarios.
Boris Rudeiko
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 43
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
44
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Mariano Mandil (Randal)
París, Francia (1987, 1996, 2000). Buenos Aires, Argentina (2003) A los doce años conocí a mi tío Alberto. Cenamos en algún rincón de París en un restaurante que asemejaba una cueva. Tenía la misma barba y el mismo nombre que mi papá. No era mi tío exactamente, sino primo de mi viejo. Los padres de ambos eran huérfanos. En total cinco hermanos, todos hombres. Se embarcaron en Estambul con rumbo a Buenos Aires y cuatro llegaron a destino. El otro, por algún motivo, se bajó en una parada que hizo el barco en Francia. Hicieron un pacto: a su primer hijo varón le pondrían Alberto. Lo cumplieron. En aquel encuentro fui un espectador. No hablaba otro idioma que mi español natal y la emoción de mis padres en su charla con Alberto era equiparable a mis fantasías en mi primer viaje a Europa. No participé de la charla ni en la cena ni más tarde, en su departamento. Pasaron nueve años hasta que volví a París. Esta vez recorriendo Europa en una casa rodante con amigos. Dudé mucho en llamarlo y el último día me decidí. Insistió en vernos, y su alegría me avergonzó. Mentí en la cantidad de días que había estado en la ciudad.
CRÓNICA ARTÍCULO
Cró n i cas mínimas Al departamento lo recordaba más grande y menos excéntrico. Yo sabía que se había peleado hacía poco con su novio, pero no habló del tema. Sí del recuerdo de mi papá. Su muerte estaba fresca en mí, y cada anécdota que recopilaba de él la escuchaba con la misma devoción que leía cómics de chico. Hablamos tomando café hasta la madrugada. Esa noche realmente conocí al tío Alberto. Me arrepentí de no haberlo llamado antes para compartir más tiempo con él. En el año 2000 estuve con mi novia diez días en París y le dejé varios mensajes. Estaba de viaje. Una noche que diluviaba, y las sábanas estaban pesadas, lloré recordando aquel viaje familiar trece años atrás. La última vez que nos encontramos fue en su única visita a Buenos Aires. Lo vi varios días, pero siempre rodeados de gente. Salvo mi última noche en la ciudad, previa a unas vacaciones en el sur. Emulando la noche de 1996 nos fuimos a un bar y hablamos largo. Esta vez de todo, ya éramos dos los adultos. Nuestras tristezas y miedos. Fracasos y fantasías. Sus secretos. Volví a casa de día y mi novia de ese entonces se enojó fuerte. Estaba muy borracho. Muy feliz.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 45
Crónicas mínimas
Coche cubano (Cuba). Foto de José Manuel Solana
Santiago de Cuba, Cuba (1998) La mansión de la familia B accardi fue expropiada luego de la revolución. Unos años más tarde destinaron el lugar para instalar la Escuela de los P ioneros. Visitamos con mi novia de entonces, junto a otra pareja, el lugar sin cita ni aviso. Nos atendieron por horas. Entramos a un aula y los niños, vestidos de uniforme, camisa blanca y pantalón o pollera rojos, se pusieron de pie y entonaron una canción. En el laboratorio un chico nos preparó una bebida refrescante. Tomó una pipeta, volcó agua en un recipiente, agregó un polvo y otro líquido. Siempre atento a las indicaciones del maestro. Mezcló y nos dio a probar. Tomé Coca Cola casera por única vez en mi vida. Agradecí, felicité al alumno y evité mencionar la similitud de sabores. Ellos hablaron de un refresco, 46
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
yo pensé en una fórmula no tan secreta. Pasamos por el salón de música y una big band realizó un show de dos temas. El trompetista, de no más de nueve años, me miró a los ojos durante su solo, obviando la partitura. Una nena de trenzas largas y pelo áspero, alumna de la última aula del recorrido, nos habló a los cuatro, se nos hizo difícil tragar, y de despedida, nos regaló a cada uno un bordado hecho por ellos.
Crónicas mínimas
Portada de Abbey Road (The Beatles)
a Ringo y sus acompañantes en un bar sobre la calle. Patrick, el alemán, se escondió detrás de una palmera con la única cámara decente del grupo. Yo me acerqué disimulado. Y pasé dos veces al lado de la mesa, mientras mi amigo tomaba fotografías como un experto paparazzi. Meses después, ya en Buenos Aires, me llegó una encomienda desde Colonia, Alemania. Eran las fotos del viaje que Patrick había tomado con su cámara. Entre tantas, había una que me tenía a mí como protagonista, caminando en la misma postura que la tapa del disco Abbey Road, frente a una mesa de sexagenarios tomando café. Uno de ellos, de barba, me mira con cara de pocos amigos. ¿Dónde estará esa foto?
CRÓNICA ARTÍCULO
Cannes, Francia (1996) Estacionamos la casa rodante en la esquina del hotel cinco estrellas Carlton. Cada mañana y cada noche usábamos el baño de la recepción. Nadie lo notó. Una tarde, paseando por la costanera vi algo que parecía imposible. Frené a mis amigos y grité ¡ese es Ringo Star! Uno supuso que era broma. El otro buscó con la vista entre la gente. Y el último preguntó quién era. Ringo estaba con su mujer y otra pareja. Yo dudaba. Encontrar a un beatle caminando por la calle era inverosímil y cometí un error sin retorno. Cuando pasamos cerca dije en voz alta: «¡Ringo!». Y di la espalda cuando él giró. Lo que se dice «hacerlo viajar». Al comprobar que era él me acerqué y pedí una foto. Mi approach previo había sido tan torpe y poco pensado que lo hizo enojar. Su respuesta fue un no rotundo. Le rogué explic ando que venía de Argentina y que era un fan, pero se limitó a repetir ¡No! y continuó su camino. Un rato después deambulábamos por la costanera, y uno de mis amigos m arcó
Mariano Mandil (Buenos Aires, Argentina. 1974) Estudió Sociología y Administración de Empresas, es músico y escritor. Trabaja en publicidad, actividad en la que ganó premios nacionales e internacionales. Acaba de terminar en Casa de Letras el Programa de Formación Narrativa y actualmente es parte del taller literario de Alejandra Laurencich. Los lados B de sus escritos caen en su blog personal: payasosblancos.blogspot.com. Los A siguen en cautiverio. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 47
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
48
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Hola, amigos: Como todos sabéis, la María y yo, que nunca habíamos salido de nuestro país (y dentro de nuestro país, de nuestra provincia, y dentro de nuestra provincia, de nuestro pueblo) decidimos hará cosa de dos meses ponerle remedio a aquello y visitar Vietnam. ¿Y por qué Vietnam? ¿Que qué se nos había perdido ahí? Lo ignoro. Supongo que ese nombre, V ietnam, nos sonó tentador y que el precio que nos ofertaban por los vuelos (¡vuelos!) estaba tan en promoción que no pudimos decir que no. Eso y que si uno va a hacer una tontería una vez en la vida, más vale hacerla bien, ¿no es así? En fin, la cuestión es que nos lanzamos a la aventura y estuvimos cosa de un mes y pico vagando por esos mundos de Dios. Ahora, ya de regreso, la Esther, del periódico local, me pide que escriba una pequeña crónica de nuestra experiencia para publicar, y como da la casualidad de que reflejé nuestras vivencias por aquellos lares en un diario, le he planteado cederle el material y que lo divulgue por entregas. La idea le ha parecido magnífica y lo que sigue es la primera de dichas entregas. Disfrútenla, compañeros.
CRÓNICA ARTÍCULO
Nota al lector
Manué
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA NÚMERO 49 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 49
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Diario del Viaje a Vietnam
1. Hanoi
Ayer aterrizamos en Vietnam, concretamente en Hanoi (o como la llaman aquí, Hà Nội), y ya he podido observar que la gente de este sitio es muy peculiar. Por ejemplo: sufren de monomanía por los vehículos de dos ruedas. Todos tienen lo menos uno (es decir que los hay a millares) y ronronean, rugen e incluso muerden cuando circulan. Eso por no decir que sueltan un humo corrosivo y no se rigen por ninguna señal viaria (ni siquiera las que marcan el sentido de circulación). Así que uno puede intentar cruzar una calle y ser literalmente atropellado al mismo tiempo por dos, tres o incluso cuatro lados. La María y yo ayer estuvimos a punto de serlo. Atropellados, digo. Por eso, para salvaguardar nuestra integridad física y asegurar el buen fin de este viaje acabamos por decidir tomar taxis para cambiar de acera (proceder ciertamente excéntrico y dispendioso, no lo negaré, pero efectivo). Levantábamos la mano, deteníamos un vehículo, señalábamos la calzada de enfrente, ante la sorpresa del conductor volvíamos a señalar la calzada de enfrente (este paso habíamos de repetirlo tres o cuatro veces hasta hacernos entender) y, finalmente, subíamos al taxi para que nos depositase unos metros más allá, del otro lado. Ahora bien: esa forma de actuar tampoco está exenta de riesgos. ¿Y por qué? Pues muy sencillo: porque los habitantes de Hanoi, además de conducir como el diablo, son todos taxistas. Es decir que, desde el momento en que alguien tiene vehículo propio (y el concepto de vehículo abarca desde un camión de mercancías hasta un monopatín) inmediatamente se convierte en chófer, lo que hace que el gremio sea muy amplio y muy diverso y que algunos de sus miembros, con la excusa de practicar el oficio de la conducción por encargo, se dediquen a ofrecer transportar a foráneos para luego desfalcarlos. Vamos, que si uno se mete en un taxi equivocado no es del todo descartable que, en vez de a la acera de enfrente, acabe, además de con los bolsillos vacíos, yendo a parar al otro barrio. Y eso es mucho decir para alguien que solo quiere atravesar la calle, la verdad. Por eso yo, antes de subir a un vehículo ajeno, me veía obligado a investigar a su conductor:
50
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
CRÓNICA
—¿Es usted de los buenos? —le decía. Si la respuesta era negativa o dudaba, lo desechaba. Y si la respuesta era positiva, aún preguntaba: —¿Pero de los buenos buenos? Solo entonces, si reiteraba su condición apta para ejercer el transporte, nos subíamos. Sin embargo la cosa no acaba ahí. No. Al poco de llegar ya me di cuenta de que, cuando uno quiere consumir un bien y/o servicio que presta un local, es necesario emprender una ardua (y diría yo, agresiva) negociación. Cuando te subes al taxi (por seguir con el mismo ejemplo) el conductor te suele mirar ferozmente y gritar el precio que propone: —¡Un millón! A lo que tú, si no quieres ser devorado por su ímpetu, has de contestar: —¡Ja! ¡Ni hablar! Él te mira con saña y tú has de mirarlo a él igual. Te insta casi amenazante: —¡Y entonces cuánto! ¡Cuánto, a ver! Y tú, sin dejarte intimidar: —¡Veinte mil! —¿Veinte mil? Es probable que se sulfure y empiece a gesticular, incluso que eche espuma por la boca. Que grite: —¡Nooooooooooooo! ¡Noooooooooooooo! ¡¡¡Me estás robandooooooooooooooo!!! Y con gestos en todo punto inmoderados te urge a salir del coche. —¡Fuera! ¡Fuera de mi cocheeee! Pero entonces tú haces amago de salir y: —Espera. Se ha tranquilizado. Sus ojos inyectados en sangre ahora vuelven a un reposo aparente, un reposo que sin embargo, fijaos qué locura, solo dura el tiempo de que vuelvas a cerrar la puerta del vehículo ya que entonces, imbuido de nuevo por su carácter perverso, el tipo probablemente grite: —¡Cuarenta mil! ¡Cuarenta mil! ¡Es mi última oferta! ¿La aceptas? ¿La aceptas? ¿La aceptas? ¡Vamooooos dime algoooooooo Sir! (ni idea de lo que quiere decir «Sir»). De nuevo, has de mantener la calma: —Veinticinco mil. —Nooooooooooooooooooooooo. Aquí se pondrá a increparte: —¡Maldit bastar…! ¡Me cago en la mar salad…! ¡Pero no entran estos cabr… en mi coche y…! Pero la cosa ya está casi acabada. Si sucede eso no hay más que hacer amago de abrir de nuevo la puerta para bajarte del coche y todo el griterío desaparece y es
ARTÍCULO
Diario del viaje a Vietnam
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 51
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Diario del viaje a Vietnam inmediatamente reemplazado por una «conciliadora» sonrisa (que sin embargo enseña los dientes) y las siguientes palabras: —Vale. Cierre la puerta, Sir. ¿Me entiende? Vale. ¡Vale! Y en fin, qué puedo decir, así funciona esto. Vamos, que no es raro que para cruzar una calle sin ser atropellado uno deba tomar un taxi, y para tomar un taxi sin ser desfalcado (en el mejor de los casos) deba hacer una rigurosa entrevista a su conductor y, finalmente, para que el taxista preste el servicio sin imponer un precio abusivo, deba jugar a ser un tipo de voluntad férrea dispuesto a entablar tratos con un energúmeno. Bárbaro. Pues eso es Vietnam. O por lo menos Hanoi. Dicho esto, tampoco dispongo de muchos más datos de esta urbe (he estado demasiado ocupado intentando sobrevivir como para investigar). Todo lo que sé es que en algún momento fue la capital de lo que se llamaba «Vietnam del Norte» y que en algún otro momento estuvo regida por los chinos, los franceses e incluso por Japón. Quizás de ahí venga ese carácter tan peculiar que los lleva a conducir sin orden ninguno, asaltar al de fuera y gritar para negociar. A que este país ha estado siempre dividido entre sus problemas internos y las ambiciones externas de soberanía que sobre él se cernían y ha interiorizado la agresividad de tal modo que ahora impregna todos sus quehaceres. En fin, no lo sé. Lo que sí sé es que a Vietnam hay que venir con las ideas muy claras y sabiendo lo que se quiere porque si no corre uno el riesgo de que le den gato por liebre. Por ejemplo: a nosotros al poco de llegar una mujer nos ofreció su hotel. Yo le dije: —¿Tiene camas grandes y cómodas? —Sí. Lo tomé. Pues bien: las camas resultaron pequeñas y duras. Pensé no obstante que era un error y no dije nada. Pero tras eso la mujer nos ofreció de cenar. —¿Hacen carne a la Paca? —le pregunté. Y ella dijo: —Oh, sí. Claro. Claro. ¿Sabéis lo que nos sirvieron? Verduras cocidas y arroz blanco. —Oiga, pero ¿y mi carne a la Paca? —le dije yo. —No calne a la Pala —dijo ella sonriente—. No. —Pero ¿cómo que no calne? —No calne. Al rato sin embargo se sentó a nuestra mesa. —Mira, y ahora se sienta —le dije a la María—. Vendrá a disculparse, claro. Pero no. Nada de eso. Nos ofreció sus Tours.
52
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
CRÓNICA —¿Tours? ¿Qué demonios es eso? —le dije yo. —Excursiones —contestó ella. —Yo no quiero hacer excursiones. —Pero es a Sapa. —¿Sapa? ¿Y qué es Sapa? —Sitio bonito. Muy hermoso. Arroz. Arrozales. Pueblos, locales. Cat cat. Dudé. —Mire, el hotel no es lo que… Y bueno, la comida tampoco es lo que…, porque es que hay ciertas cosas que uno no puede… Y usted… porque es que hay ciertas cosas que uno no puede… y usted… Me interrumpió: —Sapa muy hermoso. Arroz. Arrozales. Guía privado. Tren de noche. Esencial. —¿Esencial? —Sí, esencial. —Ya, pero es que… Me miró enormemente seria: —Muy esencial —zanjó. En fin, que cedí. Y es que yo siempre estoy abierto a propuestas novedosas y sobre todo dispuesto a dar terceras oportunidades a la gente, así que al final caí. No obstante, para evitar sorpresas como las precedentes, intenté atar los pormenores de ese nuevo lance: —Pero a ver: ¿es al aire libre? —pregunté. —Sí. —Y no lloverá, ¿no? —Oh, no. He visto el tiempo. Un sol como un limón. Pues bien, ya estamos en Sapa y llueve. Llueve como nunca he visto llover. A mí me parece indignante. ¡Indignante! Dicho esto, prefiero no alterarme. Supongo que Vietnam es así y he de acostumbrarme. Por lo menos intentarlo. De momento, fuera el agua atiza los cráneos de la gente así que la María y yo permaneceremos en el hotel. Eso sí, en cuanto cese saldremos. Vaya si saldremos.
ARTÍCULO
Diario del viaje a Vietnam
Texto y fotografías: Alex B. Quintana
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 53
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Foto de テ]gela Vallvey
ENTREVISTA
Ángela Va l l v e y por Elisabet
H
e tenido la ocasión de compartir mesa con Ángela Vallvey en dos ocasiones, con motivo de la entrega de los Premios Minotauro 2011 y 2012. En un ambiente distendido, entre amigos escritores, he descubierto en ella a una gran conversadora, amena y sin complejos a la hora de expresar sus convicciones y, al mismo tiempo, a una persona cercana y amistosa. Le pedí esta entrevista y de inmediato accedió a responder a mis preguntas.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 55
Ángela Vallvey —Ángela, ¿en qué momento de tu vida decidiste que querías ser escritora? ―Siempre he querido, y he conseguido, escribir, desde el momento mismo en que aprendí a hacerlo. Lograr esa destreza cambió mi vida. Otra cosa es publicar. Comencé a desearlo en la preadolescencia. ―Comenzaste escribiendo novela juvenil. ¿Crees que escribir para los más jóvenes puede ser una primera etapa en la trayectoria de un escritor, una etapa «juvenil», de ensayo, por así decir, o no tiene nada que ver una cosa con otra? ―En mi caso comencé a publicar novela juvenil porque tenía algunas cosas escritas y me pareció una forma modesta de aspirar a la publicación. Pero al poco me di cuenta de la alta exigencia que supone para un escritor dirigirse a un público joven. La literatura juvenil e infantil no es, ni mucho menos, un «subgénero» fácil. Para nada. ―Se dice que tu escritura es «femenina y sarcástica». ¿Crees que hay una literatura de mujeres para mujeres? ¿Dónde sitúas tu obra, en este contexto? ―Esos dos apelativos me los colocó alguien, imagino que con su mejor voluntad, y han tenido mucha fortuna. Yo, hasta la presente, aún no he logrado averiguar qué significa tener una escritura «femenina», me sorprende tanto la expresión… Sí, hay literatura para mujeres, y cosméticos y ropa para mujeres, lo mismo que para hombres. Otra cosa es que yo nunca he pensado en escribir para un solo género olvidando a la mitad de la humanidad en mi empeño. No sé dónde situar mi literatura. Tampoco me preocupa demasiado eso, ahora mismo, y ¡por fortuna! mi única (pre)ocupación es escribir historias, y hacerlo bien. ―Dame una definición: ¿Qué es para ti el humor? ¿Y la ironía? ―El humor es la respuesta más inteligente y elegante que un ser humano puede dar al sinsentido de la vida. ―¿Hay una nota común, algún rasgo propio en todas tus obras? ―Hasta hace poco, adolecía de ingenio. Ahora intento controlarlo. Durante un tiempo se me «iba la mano», era como echar demasiada sal en un puchero. ―¿Quiénes son tus autores de cabecera? ¿De qué fuentes bebes? ―Mark Twain, Stevenson, los expresionistas alemanes, la generación del 27… No sé, son tantos. Sería una lista interminable. ―Has tocado varios géneros. ¿Nos podrías hablar un poco de tu repertorio? ¿En cuál de ellos te sientes más a gusto? ―En todos. Soy omnívora, literariamente hablando. Quizás carezco de escrúpulos, no sé, pero estoy contenta con esta dieta carente de prejuicios. ―Una de las novelas con las que alcanzas más fama es A la caza del último hombre salvaje. ¿Qué nos puedes decir de una obra con título tan sugerente? ¿Dónde estaría la mujer salvaje? ―Esa novela me dio grandísimas alegrías. Lectores en muchos idiomas. Excelentes editoriales… 56
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Ángela Vallvey
―Y otra novela a mencionar es Todas la muñecas son carnívoras. Lleva un título bien mordaz, ¿qué nos puedes decir de ella, sin quitarnos la intriga a los que no la hemos leído? ―Es un divertimento, cargado de excesos, probablemente. Y bastante salvaje, ya que hablamos de eso. ―Con Los estados carenciales obtienes el Premio Nadal, uno de los galardones de mayor prestigio de las letras españolas. ¿Qué significó para ti ganar ese premio? ―Fue una sorpresa maravillosa. Le tengo un gran cariño al Premio Nadal. Es una de las mejores cosas que tenemos en España, y no creo exagerar. ―¿Nos puedes hablar un poquito de la novela premiada? ―Es una sátira de los libros de autoayuda, que funciona como novela de autoayuda. ―Otra novela a destacar sería Muerte entre poetas, con la que llegaste a ser finalista del Premio Planeta. Una novela donde mezclas la intriga policial con la literatura. Háblanos un poquito sobre esta obra. ―Es una novela sobre la literatura y los literatos, sobre la impostura y la subjetividad. Algo sofisticada en cuanto a lenguaje, quizás.
ENTREVISTA
La mujer nunca ha sido salvaje, ni aunque corra desnuda por la selva, o por el Edén. Es el ser más civilizado de la creación.
―Y hablando de premios, desde hace nueve años también formas parte del jurado del Premio Minotauro. ¿Por qué aceptaste esta responsabilidad? ―Me gusta que el Minotauro apueste por la literatura fantástica, la cienciaficción (me niego a catalogarlas de «géneros»)… de los que soy lectora entusiasta. Por eso, por ser lectora, supongo que los editores cuentan conmigo para el premio. ―¿Qué significa para ti participar en este premio? ¿Cuáles son las mayores satisfacciones que te ha dado? ―Me he divertido leyendo originales, descubriendo autores nuevos, historias que se alejan mucho de lo que nos recomiendan como «Literatura» (con mayúsculas)… Laura Falcó, la editora, tiene un equipo fantástico; ella, José López Jara y sus chicos forman una editorial valiente, joven y entusiasta. ―Además de novelista, eres poeta. De hecho, tus primeras obras fueron poemarios y recibiste un importante premio, el Ateneo de Sevilla 2006, por Nacida en cautividad. ¿De qué manera inf luye la poesía en tu prosa, y viceversa? ―La poesía me ejercita en el noble arte de la metáfora, pero las novelas no admiten mucha lírica, so pena de convertirse en un peñazo. ―Otra faceta muy conocida tuya es la televisiva. Participas en programas de debate que tratan temas de actualidad candente, como Las mañanas de Cuatro. ¿Afecta esto a tu carrera como escritora? ―Supongo que sí. Mucho. Y para mal. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 57
Ángela Vallvey ―¿Qué es lo más importante que has aprendido trabajando en televisión? ―Que no me gusta la notoriedad, y que no entiendo cómo aún hay personas en este mundo que quieren ser «famosas». Y eso que yo no soy famosa. Como mucho, se puede decir que he logrado algo de «mala fama». ―Para terminar, Ángela, ¿nos podrías decir unas palabras, o darnos algún consejo, a los redactores y lectores de Prosofagia? Muchos somos autores noveles o que estamos empezando a abrirnos camino en el mundo literario, y nos gusta aprender de los que lleváis más tiempo en las trincheras. ―Que hay que trabajar. Y no tener miedo. (Eso para escribir, pero sirve para todo en esta vida.) ―¡Muchas gracias por tu tiempo y amabilidad! ―Gracias.
Elisabet Licenciada en Filología Inglesa. Escritora de ensayo y ficción.
58
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Ángela Vallvey
Á n g e l a Va l l v e y A r é v a l o
Foto de Ángela Vallvey
ENTREVISTA
Es poeta y novelista. Ejerce el periodismo en diversos medios de prensa, radio y televisión. Entre sus libros cabe señalar A la caza del último hombre salvaje, traducido por prestigiosas editoriales europeas, Los estados carenciales (Premio Nadal 2002), No lo llames amor, Todas las muñecas son carnívoras y La ciudad del diablo (Premio Ciudad de Cartagena de Novela Histórica 2006), publi cados todos ellos por Ediciones Destino. En 2008 su novela Muerte entre poetas queda finalista del Premio Planeta. Es autora, entre otros, de los poemarios Capitanes de tiniebla, El tamaño del universo y Nacida en cautividad (Premio Ateneo de Sevilla 2006). Sus libros han sido traducidos a diecisiete lenguas.
Ángela Vallvey en
https://www.facebook.com/Angela.Vallvey
@vallvey
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 59
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
60
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
ARTÍCULO
En casa de Fernando A r r a b a l Melusina —— Siete películas; —— más de una docena de novelas traducidas a numerosos idiomas; —— veinte obras de teatro que se representan continuamente por todo el mundo; —— multitud de ensayos (entre los que destacan los dedicados al ajedrez); —— cientos de poemarios; —— cinco libretos de ópera; —— docenas de libros de artista, bocetos, cuadros y dibujos; —— integrante del grupo surrealista de André Breton; —— fundador del movimiento pánico junto a Alejandro Jodorowsky y Roland Topor; —— colaborador de Salvador Dalí, René Magritte, Roland Topor, Enrico Baj, Antonio Saura; —— amigo de Andy Warhol, Tristan Tzara, François Mauriac, Arthur Miller, Milan Kundera, Samuel Beckett , Michel Houllebecq; —— perseguido y encarcelado por el gobierno franquista en 1967. Es solo un somero resumen de la obra de este artista, genial, español e inclasificable. Podemos continuar diciendo que posee el Premio Mariano de Cavia de periodismo, el premio Nadal 1982, el premio Nabokov, dos Premios Nacionales de Teatro, el Gran Premio de Teatro de la Academia Francesa, el Espasa de ensayo, el World´s Theater, el Wittgenstein y el Alessandro Manzoni de poesía, el premio Pasolini de cine, entre muchos otros. En 2005 el Presidente de la República Francesa le concedió la Legión de Honor. Cualquier país que hubiera alumbrado a tal personaje se sentiría orgulloso de él y de sus méritos, y le daría por lo menos un justo reconocimiento. Pero España no es así. En España, país envidioso y cicatero, al que triunfa en el mundo se le suele ignorar o ningunear, cuando no se le calumnia o se le denigra. Estamos ante un claro ejemplo de ese comportamiento típicamente hispano. Si se le pregunta al hombre de la calle por Fernando Arrabal, será raro encontrar a un ciudadano que lo conozca por sus obras. Quizás muchos lo recuerden por haber aparecido con unas copas de más en un programa de televisión. No importa que ese hecho
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 61
En casa de Fernando Arrabal
VIDARRABAL de Xavier Pasturel Barron
ocurriera hace varios lustros, puesto que esas imágenes han sido repetidas hasta la saciedad, de tal manera que en la memoria colectiva se grabara bien la ecuación Arrabal = colgado o borracho. Los más jóvenes lo asociarán a ese video pretendidamente gracioso que nos muestra a un hombre desconcertado ante una presentadora oriental que hace mofa y escarnio de su figura. Y este hombre, que va a cumplir 80 años y que lleva más de 50 viviendo en París, no comprende ese humor vacuo e irritante, no está al corriente de esa televisión de escasa inteligencia, zafia e inculta. No se encuentra en su ambiente en un plató de televisión junto a personajes estrambóticos y mediáticos, como cuando coincidió con una recién casada Duquesa de Alba que lo saludó muy afectuosamente con estas palabras: «¡Arrabal, soy una gran admiradora suya, conozco todas sus canciones...!».
Pero Arrabal, a pesar de su brillante carrera y de su inmenso bagaje, está muy lejos de ser una persona seria, engolada o endiosada. Por eso pertenece al Colegio de Patafísica (o ciencia de las soluciones imaginarias) donde ostenta el título de «Trascendente Sátrapa»; lo mismo que otras personalidades como Marcel Duchamp, Ionesco, Man Ray, Boris Vian, Dario Fo, Jean Baudrillard, Umberto Eco, Raymond Queneau, Enrico Baj, Jean Genet, Joan Miró o Jacques Prévert. Él, que ganó un concurso nacional de superdotados cuando era niño, es un hombre divertido, amable, juguetón, al que le gusta la gente y las bromas, un espíritu siempre joven, una persona asequible y acogedora. Así lo conocí en nuestro encuentro, que tuvo lugar de una manera sencilla, espontánea y azarosa. En febrero pasado, estaba yo pasando unos días en París y acudí a la première del documental Vidarrabal. Era en el cine Acattone, una de esas vetustas salas de arte y ensayo que abundan en el Barrio Latino, muy frecuentadas por los cinéfilos. La película narra la infancia del escritor, marcada para siempre por la desaparición inexplicable de su padre, militar republicano. Allí estaba el protagonista, Arrabal, acompañado de unos amigos y de su inseparable Lis (Luce Moreau, traductora de español, con la que lleva casado toda la vida). Tras el film improvisaron en el vestíbulo un aperitivo sencillo, pero abundante y casero. Allí mismo decidí abordarlo y pedirle una entrevista. Accedió amablemente, después de consultar con su agenda. Me pareció un hombre sumamente tímido, que escondía su timidez bajo una reserva educada y pudorosa. Me citó en su casa, el martes siguiente, a mediodía. Yo, que también soy tímida (curiosamente hemos nacido el mismo día del mismo mes, aunque en años distintos), acudí nerviosa y emocionada a su apartamento en uno de los distritos más burgueses de París. Mentalmente me iba preparando las preguntas pertinentes para lo que creía que sería una entrevista convencional. Pero no estaba preparada para la sorpresa que encontraría al traspasar el umbral de su puerta. Entrar en ese piso fue como entrar en un museo mágico: bohemio, surrealista, onírico, atestado de cuadros y objetos, de esculturas y muñecos, de sombreros y juguetes. Por lo demás no estaba sola, sino que al menos veinte personas rodeaban al dueño, que d esde su mesa oficiaba de maestro de ceremonias: «Atenttion. Tout le monde doit porter des lunettes», estaba diciendo en ese momento, mostrando una caja llena de gafas de sol donde había variedad para escoger. «Y todos llevaremos un arma en la mano.» Las encontramos en otra caja rebosante de pistolas, metralletas y fusiles de plástico. Con esa guisa, rodeando al patriarca, nos hicieron una foto que colgaría luego en su blog, y que serviría para el affiche 62
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
En casa de Fernando Arrabal
Grupo Pánico (Alejandro Jodorowsky, Jacques Sternberg, Fedorov, Fernando Arrabal, Roland Topor, Lis y Toyen).
Tras la performance fotográfica, la reunión siguió alegremente durante varias horas; horas que pasaron veloces escuchando la charla entretenida del maestro, que iba pasando de un tema a otro y contando miles de vivencias y anécdotas imposibles de resumir aquí. Así pues, no hubo entrevista ni notas, me dejé llevar por la magia y confié solo en la memoria. Mientras, comimos, bebimos, cantamos, reímos y a veces nos emocionamos. Arrabal nos hizo brindar especialmente por estar en Martes de Carnaval. Luce, a la que él llama todavía «mi novia», con su presencia afable y despistada, provee la mesa de copas, botellas y bandejas. Me explicó que no estaba por complicarse la vida en la cocina, y que suele improvisar ofreciendo cosas que les envían de los más remotos lugares, como esos dulces llegados desde Rute, un pueblo de Córdoba donde editan una excelente revista. Pues la pareja viaja incansablemente y acude allí donde se solicita su presencia. Se los puede encontrar presentando un film en Quebec o en San Francisco, o acudiendo a un homenaje en Portugal. Lo mismo en Brasil que en Copenhague, en Roma, Valencia, Bilbao, Ciudad Rodrigo o en un centro cultural de Villanueva de los Infantes.
ARTÍCULO
de una obra de teatro que se representaba en esos días. Entre los invitados se contaban actores y gente de teatro, pero también artistas plásticos, fotógrafos, cantantes, estudiantes y jóvenes que Arrabal acoge en sus reuniones con los brazos abiertos. Un ambiente que evocaba la vanguardia histórica y que explica la efervescencia artística de esa ciudad. Un ambiente cosmopolita donde se mezclan lenguas y nacionalidades, como puede ocurrir fácilmente aún hoy en París.
Realmente Arrabal se hace querer. Es un hombre de una simpatía arrolladora, y sobre todo humilde. Cuando se le pregunta por el secreto de su éxito, por su habilidad para conectar con intelectuales y artistas en todas las épocas, replica que no sabe por qué pero así ha ocurrido; simplemente ha tenido la gran suerte de entablar amistad con todos. Incluso con personalidades difíciles y reservadas que rehuían el trato con los demás y con el público, como por ejemplo Beckett, Kundera o Houllebecq. En el transcurso de la reunión, Arrabal recuerda varias veces a su amigo Topor, el genial dibujante con quien creó el Grupo Pánico, fallecido en 1997. Se refiere a él como «el hombre más inteligente que he conocido», añadiendo que no pasa un día en que no eche de menos su presencia. Una joven chilena desea obsequiarnos con unos tangos, interpretados con mucho sentimiento. Arrabal ama el arte popular y comienza a perorar sobre las letras de algunas canciones, que encuentra estúpidas pero deliciosas. Recuerda una de sus películas favoritas, Escuela de sirenas, donde aparece como figurante Fidel Castro, que en esa época (1944) al parecer quería triunfar en Hollywood. Arrabal cuenta que adora el comienzo del film, con la orquesta de Xavier Cugat y el barítono colombiano Carlos Julio Ramírez cantando Muñequita linda. Algunos conocemos la canción y lo acompañamos, mientras él va riendo y traduciendo al francés las insensatas estrofas: «muñequita linda, de cabellos de oro, de dientes de perlas, labios de rubí…». Finalmente y con gran pesar, llega el momento de poner punto final a la reunión y dejar al escritor con sus muchas ocupaciones. Antes de marcharme le entrego unos ejemplares de Tocino y Velocidad, una revista casera que podría calificarse como patafísica. Lo agradece como si realmente fuera algo muy valioso. Un par de meses después, recibo en Barcelona una postal suya con una poesía impresa. De su puño y letra escribe la dirección añadiendo: «¿Hasta pronto? Ojalá…». NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 63
En casa de Fernando Arrabal No ocurre todos los días encontrar a una figura de primerísima fila que tenga esa delicadeza, esos detalles hacia una completa desconocida que apareció un día por su casa. Al contrario, lo normal es encontrarse con mediocres y arribistas cuyo ego se les sube a la cabeza y ni se dignan bajar un segundo de su torre de marfil, si no hay intereses por medio. Es por ello que me indigna más el trato que la Madre Patria y sus hijos, tan modernos, están dando a una persona que jamás renegó de sus orígenes ni renunció a sentirse español. Ya solo me queda aconsejar a los que aún no lo conozcan que descubran la obra de este escritor. Tienen donde elegir. En el primer enlace pueden encontrar imágenes, textos y noticias, y en el segundo, una bibliografía bastante completa: La règle du jeu: «Deux interviews pataphysiques… autre arrabalesque… » Lecturalia: Fernando Arrabal (Biografía)
Melusina
Vídeo: Fernando Arrabal entrevistado por Buenafuente (bfn - La Sexta)
Melusina reside actualmente en Barcelona, ciudad que eligió después de haber vivido varios años en París, y largos periodos en Bélgica, Italia y Andalucía. Estudió Filosofía y Pedagogía, pero abandonó la universidad para dedicarse a las artes plásticas. Después de realizar varias exposiciones de pintura, probó también el mundo del cómic, la ilustración, la fotografía y el diseño, colaborando con algunas revistas. Mientras tanto se iba ganando la vida como secretaria, bibliotecaria y traductora, y leía compulsivamente. La vocación literaria le llegó bastante tarde y sin previo aviso. Empezó escribiendo varios poemarios y siguió después con dos e incluso tres novelas, inéditas hasta ahora: La secretaria del escritor (novela erótica), La niña astróloga (literatura fantástica) y El destino de Natacha (autoficción delirante). Ha editado el fanzine neo-dadaísta Tocino y Velocidad, y mantiene un blog llamado El Cielo Virtual. 64
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
En casa de Fernando Arrabal
ARTÍCULO Paisaje en Capadocia (Turquía). Foto de José Luis Jaime Cortés
FANDO Y LIS TAR existe aún si sabes buscarla, la encontrarás y cuando llegues a Tar, la gente te traerá vino y podrás jugar con una caja de música de manivela. Cuando llegues a Tar recogerás el escorpión que se oculta bajo la piedra blanca. Cuando llegues a Tar conocerás la eternidad y verás el pájaro que cada cien años bebe una gota de agua del océano. Cuando llegues a Tar comprenderás la vida y serás gato y fénix y cisne y elefante y niño y anciano y estarás aquí y allá y estarás solo y acompañado y amarás y serás amado. Cuando llegues a Tar poseerás el sello de los sellos y a medida que caes hacia el porvenir sentirás que el éxtasis te posee para ya no dejarte más. Cuando llegues a Tar conocerás el amor y te pasearás a caballo con un halcón sobre el hombro. Cuando llegues a Tar nunca más caerá la nieve sobre la calle y no morirás solo. Cuando llegues a Tar tendrás una corona de oro líquido en la frente y poseerás la llave de todos los laberintos. Fernando Arrabal NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 65
En casa de Fernando Arrabal
Clítoris (Con toda inocencia) Monte Carmelo, 2007 Ventana de la mar para la tempestad y sus olas Sol de la almendra para el dardo y sus trompetas Luna del crepúsculo para lo lascivo y sus caprichos Carne del impudor para el deseo y sus tumultos Concubina del pubis para el macho y sus males Pimentero de la fusión para la alcoba y sus tigresas Armonía de la verticalidad para el carnívoro y sus chupetones Estampilla de lefa para el creador y sus alucinaciones Joya del orgasmo para flauta y sus dedos Pleno de existencia para la intimidad y sus ritos Taller del amor para el martirio y sus brasas Corazón del espasmo para la eyaculación y la lamida Flor del furor para el sádico y sus mordiscos Molino de delicias para la pistola y sus tiros Margarita de Eros para el libidinoso y sus fervores Nicho de enigma para la penetración y sus rayos Ciprina de adoración para el tallo y sus carnavales Botón de ligue para el príapo y sus caprichos Rosa de besos para el adorador y sus puros Calibistri de locura para el bullicio y sus dilecciones Concha de seducción para lo precioso y sus himeneos Escudo de delirio para el ruiseñor y sus caprichos. Copete de ardor para la fantasía y sus nudos Mandolina de calor para la flecha y sus intrigas Fresa de diluvio para el delirium y sus tremens Nido de culto para el marqués y sus ataduras Cajón de erección para el clavicordio y sus pasiones Mechón de embrujo para la daga y sus toques Tesoro de fiebre para el falo y sus quemaduras Cetro de la llama para la ceremonia y sus frenesíes.
Fernando Arrabal 66
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
En casa de Fernando Arrabal
ARTÍCULO
Anochecer en Oliva, Valencia (España). Foto de José Luis Jaime Cortés
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 67
Caixa Forum, Madrid (España) Foto de José Manuel Solana
68
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Es t u di o f o t ogr áfico
• R e p o r t aj e : r e v i s t a reloaded
• R e t r a t o : Fotó g ra fo s
Cu arto os curo: «Fotografía y holema» NÚMERO 16 - SEPTIEMRE 2012 - PROSOFAGIA 69
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
70
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Introducción Una revista es una puesta al día, una actualización, una revisión continuada, una reflexión más profunda que la de un diario sobre la noticia. Así nacieron las primeras revistas y, sea cual sea la temática, su espíritu no ha variado hasta hoy. Acordes a esa filosofía, la presentación y la ilustración de las revistas han de ser cuidadas y consonantes a sus contenidos, formando con ellos los artículos, los reportajes, los dossieres... En una revista literaria, como es nuestro caso, donde se distingue a la palabra escrita como obra de creación y se le otorga ese lugar principal tanto por lo que expresa como por cómo se expresa, no nos olvidamos de la ilustración. Prosofagia presume de unas colaboraciones fotográficas únicas, obras a las que merecidamente, y de igual a igual con los textos, acondiciona y dispone de su espacio. Hoy nos detenemos en este reportaje a hacer una «puesta al día» con una pequeña muestra de la —ya extensa— obra fotográfica en nuestra revista.
pepsi
RARTÍCULO E P O RTA J E FOTO G R Á F I CO
revista reloaded
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 71
revista reloaded
El tema gráfico del número 6 era el carnaval. Elegimos esta fotografía del Gran Canal de Venecia para la cubierta por su simetría y profundidad. Rojo y azul forman el marco perfecto. Fotos de Daniel Seller Suárez.
Amanecer en el Gran Canal
Dottore della Peste
72
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
revista reloaded
ARTÍCULO
lo fantástico en
Literatura
Fue el tema central del número 7 de Prosofagia.
Qué mejor acompañamiento a la lectura que dejar volar la imaginación con las fotografías de nuestros colaboradores convertidas en obras de Julio Verne o de J. R. R. Tolkien.
«De los Nordos en Beleriand», El Silmarillion, de J. R. R. Tolkien. Foto de Machu Pichu (Perú), de Nelo
De
la
a la
Tierra Luna,
de Julio Verne. Foto: En nubes
las
(Canarias,
España), de Plásido
Viaje
al centro
de la
Tierra,
de Julio Verne. Foto del volcán de Irazú (Costa Rica), de Nelo.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 73
revista reloaded La prestigiosa revista de los años 40, Romance, nos inspiró para abordar la confección del número 8 de Prosofagia, dedicado al Mundo Editorial, tanto que nos dejamos arrastrar, en la lectura, por uno de sus artículos de portada («Oscar Wilde Moralista» por Antonio Castro Leal) y de una de las sentencias de Juan
de
Mairena, de Machado, utilizada como lema de la publicación («Siempre que advirtáis un tono seguro en mis palabras, pensad que os estoy enseñando algo que creo haber aprendido del pueblo») para elaborar el contenido gráfico.
Revista Romance. Año 1. N.º 2 (febrero de 1940). Colección particular Unos antiguos muebles apartados nos trasladan a la buhardilla de alguien que esconde su pasado. Un espejo envuelto en papel de burbuja... ¿No podría ocultar el Retrato
de
Dorian Gray?
Escenario y foto: Gabi y pepsi
El
pescador
y su alma,
de
Oscar Wilde Foto:
Mi
sirena,
de Daniel Seller Suárez
74
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Sol
de invierno,
de Antonio Machado Foto:
Fuego
helado,
de José Ignacio
revista reloaded
lado luminoso con las fotos más «impresionistas».
Los
ARTÍCULO
En el número 10 nos pasamos al
rollos de hierba
Foto: Plásido
Los
tulipanes
Fotos: José Luis Jaime Cortés NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 75
revista reloaded
e
En la derecha, iceberg del Glaciar Viedma (Argentina), Foto de José Luis Jaime Cortés
En la izquierda, Rías Baixas, Galicia (España), Foto de José Manuel Solana
¿Puede un iceberg de Argentina «besar» la costa de España?
de
Pescador en La Toja, O Grove
Fo t o s
Fo t o s
Es pa ña .
A r g e n t i na .
Faro de Les Eclaireurs (El faro del fin del mundo) 76
Manuel Jo s é
Estafeta de Correos en Bahía Ensenada Zarategui
de
Jo s é
Luis
Ja im e
Sola na
Co rté s
Sí, en la cubierta de Prosofagia, número 11.
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Cruceiros en la subida al castro celta de Santa Tegra
revista reloaded
literatura
ARTÍCULO
La
y el cine En Prosofagia 12,
elaboramos carteles de películas míticas con las fotos de nuestos compañeros fotógrafos
Lo
que el viento se llevó
Foto: Llegó
el sol,
(Fleming, Cukor, Wood.)
de Daniel Seller Suárez
De
la
Tierra
a la
Luna, de Georges Méliès.
Foto: Observatorio del Teide (Canarias, España), de José Manuel Solana
Fahrenheit 451, de François Truffaut. Foto: Las Fallas de Valencia (España), de clarinete
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 77
revista reloaded La Naturaleza es el tema gráfico de la revista número 14 que inauguramos en portada con esta foto de bebés cocodrilo en Cuba, de José Manuel Solana
Rana común (Zamora, España) Foto de José Luis Jaime Cortés
La Naturaleza nos obsequia con atalayas que el hombre aprovecha para crear sus ciudades, como en Estambul. Foto de Cesare Croci
«La canción que va más allá», uno de los poemas manuscritos de Julio Maruri, ofrecido en primicia en su concepción original, fue ilustrado con esta foto tomada en el Gran Cañón (ee. uu.) por Cesare Croci 78
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Felicitamos la Navidad a nuestros lectores y despedimos el año 2011 con un bosque de arrayanes en Bariloche (Argentina). Foto de José Luis Jaime Cortés
revista reloaded
ARTÍCULO
Pabellón
de
la
Secesión
vienesa,
de
Olbrich (modernismo vienés), en Austria. Foto de José Luis Jaime Cortés
Edificios tan singulares como The Dancing House de Vlado Milunic y Frank O. Gehry, en Praga (República Checa), ilustran nuestro último número. Foto de José Luis Jaime Cortés
Prosofagia n.º 15 El ventanal del claustro de la Seu Vella (Lérida, España) tiene la particularidad de mirar al exterior de sus muros. Foto de Mayka Cruz Pedraza
La Alhambra de Granada (España), Vista panorámica. Foto de José Manuel Solana NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 79
80
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
o m pa ñ a n c a s o n que e s te a ñ o
RETRATO ARTÍCULO
s o f a r g Fo t ó
Cort és
Ja i m e Jo s é L u i s e l S ol a n a Jo s é M a n u á r ez e l l e r Su S l e i n Da o nz á l ez n á n d ez G r e F o d Pláci P edr a z a M ay c a C r u z Va l l s a r tí n ez M é s o J o Ser gi
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 81
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
d loade e r a t revis
José Luis Jaime Cortés
Nacido en Madrid (España).
Estudios: Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones.
82
Aficiones: fotografía, viajes, cine, pintura, deporte, espectáculos. b le s. Lema: Lle n a r la vida de mom e n tos ino lvida
Mi afición surge a los 10 años, cuando en la Primera Comunión me regalan mi primera cámara fotográfica. Y aunque para mí es solo un hobby, mi sueño imposible es el de ser fotógrafo para el National Geographic. Habitualmente publico en revistas y documentación de mi trabajo, y en Prosofagia desde 2010. Hasta 2009 utilicé cámara analógica. Mis técnicas digitales son el autozoom, disparo en ráfagas, efectos de color, escenas especiales... Mis temas preferidos son la naturaleza, paisajes/ciudades emble máticas y las personas.
¿Cuándo fotografío? En mi tiempo libre, sobre todo en mis viajes: lmente edificios, hombres, animales, paisaje..., fundamenta me paisaje. Aprovecho el día o la exposición nocturna, fascinan las diferentes luces, siempre naturales. Me gusta también dibujar (lápiz) y pintar (acrílico y acuarela), cuando dispongo de tiempo me relaja mucho. un Actualmente estoy pintando en acrílico un paisaje de pueblo a orillas del Mediterráneo: Altea.
Os dejo mi selección de fotos favoritas para Prosofagia, las iréis encontrando en este número y siguientes. 82
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
na la o S l e u n a M José en el uchos cambios 68 (m jano año de 19 le cántabro, el en do Naci nacimiento»), i «m te an rt ería impo car una ingeni sa mundo, el más ra pa os di ntes estu premios: con los suficie Atesoro muchos . ) os ri sa ce los ne rtante de (nunca serán y el más impo , os ig am s mi mi familia y mi vida: hijo. Ó s c a r, m i
RETRATO ARTÍCULO
eloaded r a t s i v re
*Nota de edición: José Manuel Solana, a pesar de sus expresiones es una persona muy humilde (quizá por eso). Es un virtuoso en el arte del origami.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 83
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Realmente me gusta todo lo relativo a la creatividad, sobre todo el tema constructivo y de diseño, creo que no se necesita ser un gran poseedor de conocimientos para tener tu propio criterio. No siempre lo que le gusta a la mayoría tiene que ser lo mejor (aquí podríamos poner el siempre claro ejemplo de «La mierda es maravillosa, cien mil millones de moscas no pueden estar equivocadas», pero no es muy adecuado, mejor lo tachamos). Bueno, les invito a ver mi selección de fotos para Prosofagia.
83
y surge a raíz de que Mi afición a la fotografía es tardía tal (Nikon D80). Es un hobby un amigo me regala una cámara digi esional (bastante tengo sin ningún tipo de aspiración prof icado nada en medios, con mi actividad actual). No he publ a» solo ha siempre ha sido en enteros; mi «obr ques que sido expuesta en Prosofagia. Los reto de «recortar, realizo cubren el amplio espectro eso sí, enderezar y retocar brillo y color», retocarlas tengo una amiga (Pepsi) que sí sabe y dejarlas de verdad bonitas. paisajes Mis objetivos preferidos suelen ser an los y edificios, aunque también me gust muchas , bre» «hom animales. Con relación al r algún veces me quedo con las ganas de saca me atrevo si no es un gesto, expresión, mirada..., pero no estaría invadiendo la familiar o amigo, ya que creo que intimidad de las personas.
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
d loade e r a t revis
Daniel Seller Suárez
84
Alicantino de nacimiento (Aspe) y cántabro de adopción (Solares). Allá por el 65 nací, muy cercano al mes de las flores. Estudié la licenciatura de Farmacia en la ilustre ciudad de Salamanca, donde conocí a mi mujer, de Santander, claro. Por eso me cambié de mar, del calmo y caldo Mediterráneo de Serrat, al bravo y noble de Cantábrico, que quizás me enseñe algún día una forma ser. Y siempre cerca del mar... D i s f ru t a r e l m o m e n t o es mi lema. Disfrutar el momento (que viene del tema Tomorrow never o así en knows, de The Beatles), el segundo, y mantenerlo grabad eso Por . propia una memoria, en otra que quizás no sea la mía to de tengo una indiscutible aliada, la fotografía. Es un instin supervivencia: tengo poca memoria. como Solo he publicado en Prosofagia, soy amateur, no me veo olvidar, quiero no profesional. Improviso lo que veo, capto lo que de lo que quisiera transmitir a los demás, imagino... Dentro unas o o edifici esto me da igual si es un árbol, un coche, un a pelo. Muy moscas copulando. Todo ello sin retoques, al natural, a no me famili mi sencillo y muy práctico. Cuando voy de viaje, s paradas. deja interrumpir su placentero paseo con interminable o con arregl Me Así que no tengo otro remedio que ser eficaz. ción y una cámara digital compacta que ayer era de última genera o, moment el Vivir que mañana estará pasada de moda. Atención... ¿recordáis?, que mañana nunca se sabe.
La música es otra de mis aficiones y le pongo música a todo lo que hago. Toco varios instrumentos. He llegado a componer algo, nada serio, pero que cuando éramos más jóvenes nos ayudaba a hacer amigos.
Os dejo con mi selección de fotos para Prosofagia.
84
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
revist a relo aded
hay un i s » , para mí l a t i g i d o om cendí Soy un «h uel día que en aq de s ué sp antes y un de . un computador
RETRATO ARTÍCULO
dez n á n r e F o id c Plá o) id s lá (P z le á z Gon
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 85
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Hay dos momentos importantes a la hora de hacer fotos. Uno es el momento en el que sales a hacer la foto, en el que disfrutas apretando el disparador, el momento en que el auto-focus enfoca el objeto. El otro es el momento que entras en el cuarto de revelado (el ordenador), y comienzas colocando primero la foto dentro del rango de su histograma, regulando el balance de blancos, luego la temperatura, para terminar con la saturación y contraste. Esta parte de la producción fotográfica es muy eficiente. Aquello que saliste a fotografiar aquí termina de hacerse realidad. Luego en Photoshop me gusta solo aprovechar aquellas herramientas que ayuden a terminar la foto, como encuadrar, niveles de colores básicamente. No me gustan los efectos que no has logrado obtener a la hora de disparar la cámara.
85
la era digital, pero Mi afición a la fotografía surgió en grafo, con quien solía tengo un buen amigo, magnífico fotó y no olvidaré nunca encerrarme en el cuarto de revelar, co a la acción de la luz. cuando expusimos el papel fotográfi aunque tengo aspiraciones Para mí, la fotografía es un hobby, ofagia. profesionales. He publicado en Pros Sony de 5 Mega pixel, más una Mi primera cámara digital fue una Olimpus E-500 (una tarde y hasta hoy hago mis fotos con tivos: uno de 14-45 mm y el cámara de gama media con dos obje rizador que suaviza muchos otro de 40-150 mm. Uso un filtro pola gran angular. los cielos y acabo de adquirir un tura, paisanaje… Ahora Temas favoritos: paisaje, arquitec encontrar aquel objeto bien, con lo que más disfruto es con me el tema. digno de ser captado, sin importar
revista reloaded
Mayca Cruz Pedraza en Santa Cruz de Tenerife (Mycure11) enNací1963. Estudié Psicología en
la Universidad de La Laguna y me he especializado en atención a la discapacidad. He trabajado en la once en Canarias, Madrid y Cataluña. Mis aficiones se han centrado casi siempre en la esta música, literatura, cine y fotografía. Mi afición por que de hecho el última surge de un modo espontáneo ante
Me gusta observar la realidad y cambiarla, transformarla y transgredirla.
una La fotografía me da las herramientas para hacerlo: alterar cámara para captar la escena y la fotoedición para fuero mi el resultado. Soy una principiante aunque en ía interno sé que llevo la semilla de un talento que desear mentar explotar... Por ahora solo quiero aprender, experi curso y dar rienda suelta a mi creatividad. Realicé un mi con el fotógrafo Rafa Ariño, a partir del cual cambié es más compacta digital por una réflex. Para mi la fotografia r revela que plasmar la realidad. Sirve para comunicar y s algo sobre mi misma, mis estados anímicos, mis arista una y mis fantasías. A veces también el paisaje cuenta ormo. Desde muy historia oculta que solo me revela cuando lo transf salidas... iones, joven usé cámaras de fotos en mis viajes, excurs fotografía el Eran recuerdos, pero desde hace un tiempo es la los lugares motivo por el que exploro nuevos espacios. Me gustan es tétricos y sórdidos y decadentes, edificios abandonados, paisaj s, ruinas... casona melancólicos... Cementerios antiguos, castillos, ativos, con una Me gustaría fotografiar a personas con looks altern estética y una pose vital anticonvencional.
Esto es un reto: me gustaría llegar a hacer buenas fotos de músicos sobre de rock, de heavy el escenario y captar el ambiente de un concierto estén planteados metal, de goth... No me gustan los posados salvo que jo de grandes desde un ángulo artístico y rompedor... Admiro el traba e Leonard... En fotógrafos como Bob Carlos Clarcke, Mapplethorpe, Joann su habilidad para España me cautiva el trabajo de Mara Hernández por Pero mi referente, personificar esterotipos de fantasía y de terror. bajista de Mötley por ser él mismo un aficionado, es Nikki Six, el Me encanta la Crüe cuyas fotos me inquietan y me emocionan a la vez. fusionar imágenes fotografía en blanco y negro, extremar los colores y sin méritos no en collages temáticos. Puesto que soy una aficionada y el placer que puedo alegar nada más que el entusiasmo que me anima de mi Nikon. me proporciona alinear mente, ojo y corazón en el visor 86 86
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE Os 2012 dejo
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
con mi selección para Prosofagia.
revista reloaded
RETRATO ARTÍCULO
rtínez a M é s o J io g r Se Valls (Valls)
o 27 , España, teng ca or ll Ma de y si no me Nací en Palma un renacuajo do en si go si ble añitos, spondré del do di go al o e pilla un coch : y, sobre todo para escribir
A p re n d e r
a
h a c e rlo
bie n.
—mi novela bizarra en Mientras tanto, sigo con Deus Ex Nuke cual quiero introducirme construcción— y la fotografía, en la más seriamente. ad, sin pasión... Ya No me gusta la gente sin curiosid o, programando sea escribiendo, leyendo, dibujand o bailando, uno videojuegos, haciendo canciones o mostrando interés debe demostrar más apego por sí mism por lo que le rodea. ía. Una costumbre Siempre me ha gustado la fotograf casa —a eso de las mía es salir bien tempranito de amigos dicen que cinco de la mañana, por lo que mis pasar el día por la estoy loco y que soy un viejete— y En las excursiones ciudad o el campo haciendo fotos. persona normal largas, tardo el doble que una e de mis y soy objeto de crítica por part compañeros, ¡y con razón!
Me estreno en Prosofagia 16 como colaborador fotográfico.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 87
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
No descartaría darle a mi afición un uso más profesional, pero aquí en la isla estamos muy limitados en ese aspecto. Como no hay mucho que explorar, además de las fotografías de paisajes que tanto me gusta hacer, tengo varias ideas futuras con contenido crítico y de denuncia social. Por lo demás, si bien ya ha pasado un tiempo desde que adquirí mi cámara, no he tenido momento para experimentar y aprender todo su potencial.
87
Ahora, y gracias a algunos amigos fotógrafos, voy a aprendiendo el uso de una Nikon que me tiene maravillado; y es que no hay color, la diferencia entre una cámara cualquiera y una réflex es increíble.
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
88
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Plácido Fernández González (Plásido) Mediante la fotografía y la palabra escrita intento desesperadamente vencer la condición fugaz de mi existencia, atrapar los momentos antes de que se desvanezcan, despejar la confusión de mi pasado. Retrato en sepia, Isabel Allende
Cortázar,
CUARTO OSCURO ARTÍCULO
Fotografía y holema en Algunos aspectos del cuento, dice:
En ese sentido, la novela y el cuento se dejan comparar analógicamente con el cine y la fotografía, en la medida en que una película es en principio un «orden abierto», novelesco, mientras que una fotografía lograda presupone una ceñida limitación previa, impuesta en parte por el reducido campo que abarca la cámara y por la forma en que el fotógrafo utiliza estéticamente esa limitación. No sé si ustedes han oído hablar de su arte a un fotógrafo profesional; a mí siempre me ha sorprendido el que se exprese tal como podría hacerlo un cuentista en muchos aspectos. Fotógrafos de la calidad de un Cartier-Bresson o de un Brasai definen su arte como una aparente paradoja: la de recortar un fragmento de la realidad, fijándole determinados límites, pero de manera tal que ese recorte actúe como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia, como una visión dinámica que trasciende espiritualmente el campo abarcado por la cámara.1 NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 89
Fotografía y holema Cartier-Bresson, efectivamente, hablaba de la fotografía como si lo hiciera de la escribida. Afirmaba este fotógrafo: «Creo que no podemos diferenciar lo que queremos decir de la forma de decirlo».2 La fotografía, entonces, relata, cuenta, narra algo, algo que está ahí fuera, y claro que tiene razón el escritor en la similitud cuento-fotografía, novela-película. La fotografía, como el holema (el textículo de Cortazar, el microcuento, la minificción, el minicuento)3, es cuestión de un instante en el que el fotógrafo, como el holeta, es capaz de ir más allá, abrir otra realidad con un significado sugerido. Cuestión de intuición, como decía Cartier-Bresson: «Tenemos que estar alerta y escoger un momento significativo. Es intuición. Es instinto. No sabemos por qué disparamos en un momento concreto. Viene, está ahí, se nos ofrece. Tómalo. Todo está ahí, es una cuestión del azar, pero tienes que elegir y obligar a las oportunidades a venir a ti».4 Cito a Ansel Adams: «Una gran fotografía tiene que ser una expresión cabal de lo que se siente en el sentido más profundo sobre lo que se está fotografiando y es, por lo tanto, una expresión auténtica de lo que el individuo siente sobre la vida en su totalidad».5 En el holema la necesidad de totalidad es inherente a él, y tiene que ser a la vez breve y redondo. Enmarcado, diría, y a esa oportunidad, ocasión, Cartier-Bresson la encontraba en su conocida sentencia «fotografiar es alinear la cabeza, el ojo, y el
90
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Fotografía y holema
corazón» y que llamó «instante decisivo». El cuento corto se construye a partir de ese «instante decisivo» en que se alinea la cabeza con una buena idea y el corazón; sin corazón no existe nada bueno, como lo expresaba el fotógrafo Robert Frank: «Hay algo que la fotografía debe contener, la humanidad del momento»6. Las pautas que Cartier-Bresson sigue para hacer una buena fotografía me inducen a pensar en el patrón (el mismo) que intento seguir para hacer un buen holema. Para el fotógrafo hay que estar alerta a la intuición, al momento en que decimos esto vale la pena, aquí hay una buena foto y ser rápido con la cámara; algunas veces me digo «esto que estoy pensando puede ser escrito, aquí hay un buen holema», y no tardo en escribir ese vislumbre; luego en el taller se cambia una palabra, la musicalidad de una frase; se recorta, se encuadra, se corrigen los niveles de colores, se destaca, o se esconde, para en ambos casos expresar o mostrar de la forma más exacta eso que se quiere decir. Hay que tener instinto cazador. El secreto es saber el qué queremos decir, en el holema, el qué queremos mostrar, en la fotografía. Dice Cartier-Bresson: «Cuando voy a algún lugar, intento hacer una foto que resuma una situación que maraville, que atraiga la mirada y que tenga una buena relación de las formas, que para mí es esencial. Un placer visual».4 Me planteo lo mismo cuando escribo un holema, intento escribir una situación que maraville, que atraiga al pensamiento y que tenga una buena relación en las frases, con ritmo, un sentido diferente, que para mí es esencial. Un placer mental. ¿Simple coincidencia o método de trabajo? Robert Frank, a quien le preguntaron: «¿Qué piensas que es lo más importante a la hora de hacer una foto? —contestó—: Eres libre de arriesgar a la hora de hacer una foto. No se trata de hacer una instantánea de tu hermana. Te arriesgas porque no es la forma de la que la gente piensa que hay que hacer una foto. Así que vas por un camino diferente. Eso supone un riesgo. Y pienso que si un artista no se arriesga, no merece la pena».7 En el holema este es el secreto, el riesgo, la posibilidad de con siete palabras abrir un universo, configurar un cuento. Este riesgo lleva a ambas formas de expresión, la fotografía que narra lo que se ve, el holema que narra lo que se piensa, no a dar
CUARTO OSCURO
Quién es artista
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 91
Fotografía y holema solo respuestas, más bien a hacer preguntas, convirtiendo al espectador en lector y al lector en observador. La fotografía no se mira, se lee, tiene dos niveles de lectura, el denotado que muestra y el connotado que sugiere, ¿no sucede esto en el holema? La fotografía y el holema nos enseñan una forma de mirar al mundo, y si en aquella el mundo es la realidad, en este el mundo son los pensamientos. El fin de toda buena foto es permanecer en la retina el mayor tiempo posible; un buen holema, en la memoria. Me guío para hacer una foto en capturar algo singular, en el sentido maravilloso de lo real, y donde luego reconozco una forma de mirar el mundo exterior; en el holema también es lo singular del pensamiento, incluso su absurdo discurrir, y donde descubro el sentido de mi mundo interior.
Plásido
citas bibliográficas 1.
Algunos aspectos del cuento, Julio Cortázar.
2.
«Entrevista a Henri Cartier-Bresson», Famous Photographers Tell How, Weegee, 1958.
3.
Revista Prosofagia Número 5 (diciembre 2009) y Número 10 (octubre 2010).
4.
Henri Cartier-Bresson habla sobre la fotografía, Words by Henri Cartier-Bresson, 1973.
5, 6. 7.
Citado en Sobre la fotografía, Susan Sontag. Editorial Edhasa, 1996. Entrevista a Robert Frank, Jiang Rong, 2007.
La caverna
92
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Fotografía y holema
CUARTO OSCURO
Puerta y cafetera
Fotografías: Plácido Fernández González (Plásido)
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 93
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
94
PROSOFAGIA - NÚMERO 12 - FEBRERO 2011
Kunsthistorisches Museum, Viena, Austria Foto de José Luis Jaime Cortés
u e n t o s
o e s í a s
NÚMERO 12- FEBRERO 2011 - PROSOFAGIA 95
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
CyP
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Medusas. Foto de Daniel Seller Suรกrez 96
PROSOFAGIA - Nร MERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
H
CUENTO
Medusa Marcela Ribadeneira
abían pasado cinco o seis días y todo estaba en descomposición. Las cosas se evaporaban o tenían reacciones químicas insospechadas, incluido mi cuerpo. Un poco de yogur de vainilla y una capa de moho luchaban por tapizar el interior de un vaso. En la taza de café había una colección de fósiles diminutos que le contarían a la mucama, si tuviera una, historias sobre la microfauna en la era del caos, de la depresión, de la autodestrucción desbocada. Habían pasado cinco o seis días cuando desperté llorando, con las mejillas empapadas y cubierta de sudor. Con la espalda, el cuello y el estómago pegajosos. Con el corazón a mil por hora. Sin aliento. Soñé que un ser encapuchado me acechaba. Se acercaba por detrás y yo tomaba un cuchillo para defenderme. Cuando sentí su aliento sobre mí, se lo clavé en el pecho. Una sola puñalada y cayó. Entonces, la capucha se deslizó y pude ver su cara. Era yo. Entré en pánico y no podía parar de llorar. Sostuve su cabeza, o sea, la mía. La sacudí, pero sin reacción. Estaba muerta. En ese momento me urgió lo que por cinco o seis días había evitado: una ducha. El agua me renovaría, sí. La pesadilla fue la bofetada que necesitaba para salir de mi letargo, de la demencia temporal que me había conducido a ese claustro autoimpuesto; para privarme de la calle, del bar, del exceso. El bajo mundo era ese: el de las sábanas adheridas al cuerpo después de veinte horas de sueño, y el de la pila de ropa sucia; estaba en ese estado ya no NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 97
Medusa por el humo de los antros, sino por el sudor rancio de mi cuerpo divorciado de la ducha. Ese, el de las tazas y platos acumulándose sobre mi escritorio. No el del whisky, el vino y el aguardiente de cada noche. No el de la amnesia post intoxicación. No el de los orgasmos extraídos con la asistencia de desconocidos, con el egoísmo más calculado. El bajo mundo era ese: el del encierro, donde la autodestrucción implosionaba en lugar de regalarle al mundo su maravillosa onda expansiva, en la que sucumben como moscas los amantes, dejando una sensación de purga cuyo efecto se potencia con alcohol. La presión del agua sería la lluvia de lanzas líquidas que acribillaría a la santurrona interior. Y le quitaría la sed al cabello, que de solo beber mi sudor perdió la voluntad y que, al contacto con mi almohada, se había inmolado sin resistencia, con la asquerosa debilidad de una virgen inexperta. Destapé el frasco de champú. Hice que el líquido viscoso chorreara sobre mis dedos y lo esparcí por mi cabeza, recubriendo cada hebra, desde la raíz hasta la punta. Y cada una respondió al estímulo como serpiente encantada. Sabían que volverían a ser lanzadas en contra de algún rostro. Sabían que caerían como látigos sobre una nueva víctima, como los últimos jueces del placer que esta proporcionara. Entonces se levantaron hipnotizadas y sus puntas se abrieron, convirtiéndose en fauces batientes que intentaban morder las gotas. Tomé el jabón de barra. En horda se abalanzaron sobre él, clavando sus minúsculos y flamantes colmillos. Pude rescatar un pedazo, lo suficiente para extinguir el olor a hedonismo reprimido; para atenuar el olor a saliva no expulsada, que estaba a punto de reventar mis glándulas. Y mientras cada poro vomitaba todo aquello, mi palidez perdía fuerza, y una tonalidad verdosa se esparcía por mi piel. El veneno se reactivaba. Me relamí los labios e imaginé... no, planeé la noche. Estaba consagrada nuevamente a la libertad del consumismo. De consumirme. De consumirlos. Todo, en un spree sexual de ritmo olímpico. Reventé con las uñas una ampolla de aloe vera. Mis cabellos bebieron de ella, desgarraron la envoltura plástica y algunos incluso llegaron a perforar la palma de mis manos. Pero no sangré. Los agujeros, como los de un diminuto rallador de queso, solo se llenaron de agua. A esas alturas, mi sangre ya estaba demasiado espesa y no podría escapar de mi cuerpo. Mi corazón tampoco tenía la capacidad de bombear: se había convertido en piedra. Quizás con el deseo oculto de que alguien tropezara con él.
Marcela Ribadeneira 98
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Medusa
Marcela Ribadeneira
CUENTO
Nació en 1982 en Quito, Ecuador. Estudió Dirección Cinematográfica en la Scuola Internazionale di Cinema e Televisione de Roma (nuct). Ha escrito sobre cine para revistas como Vanguardia, Fotograma y Zoom (Ecuador), así como para el periódico Ochoymedio (Ecuador). Ha sido colaboradora de La Comunidad Inconfesable (España) y sus relatos han sido publicados por diario Expreso (Ecuador), las revistas Ache (Ecuador), Fotocopia (Ecuador) y Replicante (México), la plataforma mexicana Cultura Colectiva, editorial El Conejo (Ecuador) y la antología de cuentos urbanos Microquito I. Actualmente es directora de La Línea Negra, agencia de contenidos y servicios editoriales, la cual también realiza talleres de apreciación cinematográfica, como El Ojo en el Fotograma (en el cine Ochoymedio de Quito), y de escritura creativa, como la Clínica del Cuento (en la Librería Rayuela, de Quito). Colabora, además, con medios como las revistas Vamos, Nuestro Mundo y Criterios (Ecuador) y trabaja en un volumen de relatos que es la desvirtualización de su bitácora de narrativa.
Medusas.
Foto de José Luis Jaime Cortés
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 99
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Mausoleo-Museo Rey Nanyue, Cantón (China). Foto de José Manuel Solana
100
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
CUENTO
El medallón de luz Edgardo Benítez (Edgardo)
V
eía borroso el rostro del doctor Uri; por momentos notaba que tomaba el aspecto de un cuervo sentado sobre un sofá. Su nariz era tan encorvada que estoy casi seguro de que no le permitía ver con naturalidad. También escuchaba cómo el tono grave de su voz se distorsionaba, de la misma forma que se desvanece el retumbar de un grito en la montaña. —La resonancia magnética nuclear es un examen que nos ayuda a diagnosticar y tratar algunas enfermedades —dijo—, debemos conocer la gravedad de la lesión de su columna vertebral para instaurar un verdadero diagnóstico. Recuerdo que uno de los aspectos que me llamó mucho la atención fue que él hablara en plural. ¿A quiénes más se refería cuando me decía: «debemos conocer la gravedad de la lesión...»? Luego me explicó que el examen consistía en recostarme sobre la mesa, que se correría dentro de un cilindro de más de dos metros de largo, con un ancho de cincuenta centímetros, sin salida y con la esco tilla de entrada cerrada herméticamente. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 101
El medallón de luz Me resultaba difícil someterme a un examen en el que pasaría casi una hora embotellado, sin poder salir y sin saber qué ocurre en las afueras. Pero me sentía tan presionado por la pérdida de movilidad de las piernas y la intensidad del d olor que me encontraba dispuesto a soportar cualquier prueba con tal de superar la crisis. Entre otras cosas, también me explicó por qué no tenía nada que temer. —No tiene de qué preocuparse, la resonancia magnética es una prueba segura —me repitió—. Si sospechamos que el paciente puede llegar a presentar alguna leve sensación de mareo por el encierro, le prescribimos con anterioridad una tabletita que lo aliviará de ese pequeño síntoma de ansiedad. El médico insistía en hacerme comprender a toda costa que los resultados serían positivos y que pronto me recuperaría, pero la duda de mi restablecimiento era tan grande que abandoné el hospital rumbo a los laboratorios maldiciendo los cielos. Aquel aparato era majestuoso y la asistente, cordial. Además de su sonrisa espléndida y de su mirada penetrante no pude dejar de ver que ella portaba en su pecho un atractivo medallón que emanaba un potente destello luminoso. Cuando me acosté —como dijo el médico— la mesa ingresó en el tubo; fue un momento de tensión. Una vez dentro, me tranquilizó escuchar la voz de la asistente en el parlante interior: «Su examen va a dar inicio. Si tiene algún inconveniente hágalo saber ya que lo escuchamos desde aquí». Ahora era la asistente la que hablaba en plural. Supe que la prueba había comenzado cuando escuché un sonido agudo como el de una nave intergaláctica que alza el vuelo. Así las imagino... Sentí el aislamiento al verme enclaustrado. Cerrando los ojos no pude evitar pensar en algunos pasajes de mi vida. Sin ser esa mi intención había caído en el grato momento de recordar algunos cuadros de mi niñez, mis primeros años, la muerte de mi padre, las manos tiernas de mi madre y sus gestos generosos. Ahí me percaté de que el dolor había mermado. Me gustó continuar en ese estado, me sentía tan bien que hubiera deseado seguir así todo el tiempo. Pensé con intensidad en mi columna, en lo lesionada que se encontraba... Entré en mí. Distinguí con claridad mi columna y vértebras. Por el camino, me llevé una sorpresa al salirme al paso el doctor Uri; tenía en el pecho un medallón similar al de la asistente, y de él emanaba un chorro de luz que iluminaba el camino. Me tomó del brazo y me invitó a acercarme a mis vértebras. —¿Qué es lo que les ocurre? Sé que se encuentran enfermas —les conversó. Palabras que expresaba con dulzura, con alegría. Su rostro mostraba una apariencia muy distinta a la que mantenía en su consultorio. De inmediato percibí un color sombrío en dos de ellas, a diferencia de las otras que lucían radiantes. —¡Hábleles! —me incitó—. ¡Salúdelas! En ese momento, noté cuán calamitoso era su estado y me brotó decirles: «he sido yo el causante de su padecimiento», así lo pensaba, «estoy aquí para pedirles perdón por el daño que les he provocado». Yo, de rodillas ante ellas, las miraba. Hubiera deseado entrar en su interior y hacer algo para que se aliviaran pronto. Me acordé de los malos tratos a mi espalda, descuidos, aun desobedeciendo las instrucciones que nos daban en la fábrica para realizar las faenas. Un par de lágrimas rodaron por mis mejillas, la culpa me invadía, lloraba. Me sentía 102
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
El medallón de luz
CUENTO
tan sensible como un niño. Luego de varios instantes me calmé y viví sensaciones de profunda paz. El doctor Uri me tomó del brazo y me levantó... Al día siguiente, de nuevo en el consultorio frente al doctor Uri, con el fólder de resultados en sus manos. —Sí, hay una pequeña lesión en la L3 y L4, estoy más que seguro. Acá en la lámina se ve claramente —indicó al señalarme la placa—, pero creo que no vale la pena operar. Además, el dolor ha desaparecido y sus piernas han vuelto a responder, no hay duda de que no hay necesidad de ello. Parecía afectuoso, alegre. Al ver que no llevaba el medallón de luz le pregunté por él. Como si no me hubiese escuchado, me guiñó un ojo y continuó dándome instrucciones acerca de la importancia de que cuidara no lastimar más mi columna. Hice caso de esas instrucciones y no volví a tener problemas con la columna. Pero hace un par de meses mi rodilla izquierda comenzó a preocuparme. Ahora me cuesta caminar, la siento rígida. Regresé al hospital pero el doctor Uri ya no trabaja allí y nadie sabe adónde se fue. Tampoco encontré a la asistente del medallón de luz. Y yo aprendí a hablar con mis vértebras pero no sé cómo hacer para hablar con mis rótulas.
Edgardo Benítez (Edgardo)
Escribo acerca de mí y soy amante de los procesos pacíficos. Pienso que escribir un cuento es mostrar la realidad de la fantasía a través de fantasear sobre la realidad... Mi nombre es Edgardo Benítez y vivo en El Salvador.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 103
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Valle de los Reyes (Egipto). Foto de José Manuel Solana 104
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
María Belén Ziade
CUENTO
La hora sexta La subjetividad es una puerta que abrimos sin necesidad de usar la llave.
P
robablemente me arrepienta cuando haya escrito esto. Fue aquella tarde en la que no había nadie en casa de mis primos. Yo había salido temprano del trabajo y pensé en aprovechar para dejarles las invitaciones a mi casamiento y de paso ver cómo había quedado su departamento tras la remodelación. Hacía mucho tiempo que no iba a visitarlos y me asombró el deterioro del edificio, a tal punto que me costó identificar la fachada. Con una cierta vacilación, me acerqué al portero eléctrico y apreté el botón blanco del 8.o A. Esperé diez minutos y, cuando estaba por dar la vuelta, la puerta de entrada se abrió lentamente. Una señora mayor arrastró con esfuerzo el portón hacia el interior y yo la ayudé a sostenerlo, asegurándome el ingreso al edificio. Aunque mis parientes no estuviesen, igual podría deslizar las invitaciones por debajo de su puerta. Las paredes agrietadas del vestíbulo y el olor nauseabundo que provenía de la construcción me dieron ganas de rasguñar la puerta y escapar. Me apresuré a presionar el botón del ascensor y, al hacerlo, noté que estaba fuera de servicio. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 105
La hora sexta Atravesé el largo pasillo hasta llegar al ascensor del fondo pero, al posar mi vista en la manija de la primera puerta enrejada, me percaté de los escombros que yacían en su interior. Con desánimo, resolví subir por las escaleras. Al llegar al octavo piso no sé qué me ocurrió, pero mi vista se nubló y caí al piso, como si me hubiese bajado la presión. Lo paradójico fue que, al abrir los ojos, no estaba en el mismo lugar que antes. Me encontraba en el interior del departamento de mis primos. Solo. Entonces recordé —no sé si fue el golpe o qué— pero recordé que habían viajado al exterior y que no volverían hasta dentro de quince días. Mientras pensaba en esto me asusté al notar que alguien tenía las llaves de mis parientes y que esa persona fue quien me había llevado hasta allí. ¿Qué más habría hecho conmigo? ¿Sería una persona? ¿Dos? ¿Un grupo? Palpé mis bolsillos, abrí la billetera; no parecía faltar nada, salvo mi maltratada edición de Muerte en el Nilo que, estaba seguro, tenía en la mano mientras subía por las escaleras. Por lo pronto, sospeché del hombre que vivía en el octavo B, el otro departamento del piso. Mi circunstancial vecino era un hombre de unos ochenta años, de cabello blanco y una barba añeja que, parcialmente, combinaban con una sonrisa menos intacta que la de la Gioconda. En el edificio corría el rumor que desde la misteriosa muerte de su esposa siempre volvía cortejado de señoritas de quince años, aunque nunca lo había podido presenciar. Todavía se me nublaba de a ratos la vista pero eran períodos cortos, de dos o tres segundos. Me distraje de mis pensamientos al notar una sombra reflejada en el vidrio del ventanal del balcón, que estaba abierto. La intriga pudo más que mi temor y salí para resolver el misterio. No encontré a nadie, pero sí descubrí más de lo que esperaba: mirando por azar el cielo, percibí la figura de un animal de carácter indefinido. Sentí que se acercaba hacia mí, alardeando con su fatídico hocico y su cuerpo estirado. Y en voz baja mascullé: Seth. Creí realmente en mi falta de cordura y me estremecí a tal punto que mi cuerpo no cesaba de temblar. Cuando logré calmarme lo suficiente, entré a la habitación y, mendigando esfuerzo, cerré el ventanal. No quería mirar de nuevo hacia el exterior, así que me obligué a detener la vista en el interior, a observar los detalles de la remodelación. El living ostentaba majestuosos cuadros y las paredes estaban revestidas de colores pasteles. Los techos piramidales, que siempre me habían impresionado desde chico, ahora parecían cobrar un nuevo sentido con los objetos artísticos distribuidos en la habitación. El soberbio zigurat se asemejaba más al Louvre que a una casa de familia. Me maravillé al notar una jarra y seis copas de cristal que reposaban dentro del aparador (me sorprendió el buen gusto de mis tíos). Abrí delicadamente las puertas y tomé una copa para observarla de cerca. —Me temo que ya respira con conciencia —manifestó una voz suave y firme que venía de mi espalda. Me di vuelta y vi al viejo del octavo B mirándome con una serenidad que me pareció sospechosa. Solté la copa y estalló en mil pedazos al igual que mi voz y su mirada. No le respondí con palabras, solo me quedé observándolo. Su cara parecía burlarse de mi tragedia. Por un momento dudé en juzgarlo; quizás mis tíos le habían dado copia de las llaves en caso de emergencia. Pero un baúl semiabierto detrás del menudo cuerpo del viejo eliminó mis dudas. Evidentemente, trataba de cubrir el bulto con su delgada figura, algo que apenas logró. Asomaba por la izquierda una escopeta que entreví en un destello de lucidez, cubierta por una manta blanca con la que intentaba revestirla por 106
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
La hora sexta completo. Reprimiendo mi temor, lo enfrenté con la mirada aunque, de tanto en tanto, desviaba mis ojos hacia el baúl. Luego de unos segundos agregó: —No se preocupe por la copa, a veces creo que la vida es tan rutinaria que encuentro fascinantes las situaciones de tensión. Inmediatamente giró hacia el lugar donde se encontraba el baúl. Al principio estaba convencido de que el anciano jugaba con mis sospechas, pero luego pensé que podía llegar más lejos. Mi vista volvió a nublarse y, para protegerme de sus intenciones siniestras, tomé la jarra de cristal y corrí hacia él; estallé la jarra en su cabeza y cayó al piso. Pude ver cómo se formaba un charco de sangre alrededor de su cuerpo. Estaba tan asustado que necesitaba irme lo antes posible. No obstante, revisé al viejo para sacarle las llaves escamoteadas, con la idea de regresar al día siguiente y limpiar los rastros que pudieran delatarme. No encontré nada. Supuse que las habría ocultado para prevenir un momento como este. Necesitaba saber dónde las había escondido porque no podía permitir que mi familia descubriera lo que yo había hecho. Corrí hasta el baño, me lavé las manos, completamente rojas, me dirigí hacia la puerta y salí sin hacer nada. Todavía no sé por qué actué así. Quizás le di prioridad a la desesperación y quise escapar del problema, como si de esta manera me acercara a la solución. Creo que a veces nos apasionamos con el espejismo del sol sin saber que, cuanto uno más se acerca a su luz, la sombra que queda a nuestras espaldas se va agrandando con cada paso de huida que damos. Cuando estaba por bajar las escaleras, me topé con el encargado del edificio que traía una bolsa con hielo en una mano y otra transparente que a simple vista parecía contener sal. —¡Ay, joven! ¿Se encuentra usted bien? Don Luis, el del octavo B, me pidió que trajera esto para usted. Supongo que no se enojará si se lo entrego en mano. —¡Oh, muy amable! —contesté—. Será mejor no molestarlo en su siesta. (Pausa.) —Muy bien. Todo solucionado, así que, si me disculpa, me retiro. El señor se marchó y fue entonces que descubrí que la puerta que me enfrentaba y, por lo tanto, la que se enfrentaba a la que yo acababa de salir, decía, en letras de alpaca sucia y descolorida, «8.o A».
María Belén Ziade
María Belén Ziade
Nació en Buenos Aires en 1986. Es Licenciada en Turismo de la Universidad Abierta Interamericana y estudia Letras en la Universidad de Buenos Aires. Ha colaborado con poemas en la revista literaria Deteniendo al mundo publicada por alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de la uba. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 107
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Foto y composición: pepsi 108
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
o la ausencia de oficinas
CUENTO
Magda
Pablo Martínez Merino (Depresiv)
M
I nueva empresa tiene una manera radicalmente distinta de hacer las cosas. Lejos quedaron los horarios de oficina y los trajes de chaqueta y corbata, el café de media mañana y el aparentar estar ocupado. No recuerdo qué psicólogo procedimentalista de los Estados Unidos realizó un estudio sobre mi empresa con el objetivo de encontrar el modo perfecto de obtener el máximo posible de resultados creativos con la mínima sensación de esfuerzo por parte de sus trabajadores. Según sus palabras, su método consistía en «hacer del trabajo y la vida privada una misma cosa». El caso es que no sé muy bien cómo entré en mi nueva empresa, ni exac tamente cuál es mi tarea en ella. Cuando hago el esfuerzo de recuperar aquellos NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 109
Magda o la ausencia de oficinas primeros días, la entrevista de trabajo, los test psicotécnicos..., todo se me aparece como un montón de imágenes sin ilación, de rostros y de apretones de mano. Solo sé que ahora soy terrible, arrebatadoramente feliz. Sí tengo claro que mi empresa me buscó un pisito céntrico y bien amueblado, tal vez algo pasado de moda con todas esas sillas de metal pintadas de negro y todos esos sofás de formas aerodinámicas, pero de indudable buen gusto. Y también tengo claro que desde el primer día quisieron que mi secretaria viniera a vivir conmigo. Se llama Magda, una catalana guapísima de veintipocos años. Le gusta vestir, cuando viste, algún sencillo pero elegante conjunto de color negro ligeramente afrancesado, como suele ser la costumbre para todas las catalanas guapas. El pelo negro rizado con perfecta simetría, y unas gafas de montura ancha que dan un aire intelectual a su carita redonda. Pero sin duda lo más atractivo de ella es su absoluta naturalidad y desenvoltura en cada cosa que hace. Como una perfectísima bailarina es capaz de dar a cada una de sus acciones, incluso a las más inesperadas, una dosis tal de naturalidad y elegancia que logra hipnotizarte y hacerte sentir como si se tratara de la cosa más normal del mundo. No recuerdo en qué momento comenzó Magda a desnudarse. Creo que siempre lo hizo de la misma forma; al llegar a casa se despide de los zapatos con desenvoltura, deja la chaqueta y los pantalones pulcra pero desenfadadamente colgados de una silla y, mientras se libera de las braguitas con un rápido movimiento (nunca lleva sujetador), sin dejar de mirarme a los ojos, me pregunta con afable profesionalidad si deseo tomar un café. Nunca me atreví a inquirir por qué lo hacía. Siempre me detuvo un cierto pudor a hacerle notar su desnudez, como si lo anormal fuera tan solo mi sorpresa. Creo recordar que hubo días, sobre todo al principio, en los que le preguntaba cuándo exactamente esperaban en mi empresa que apareciéramos en alguna oficina para hacer aquello para lo que supuestamente habíamos sido contratados. Ella siempre me contestó con evasivas, o cambiaba automáticamente de tema para empezar a hablar de algún otro asunto interesantísimo. Y es que Magda es una maravilla, una magnífica conversadora. En realidad no es que ella hable mucho, sino que es capaz de hacer las preguntas justas, los justos comentarios, para tenerme durante horas absorto en un larguísimo y placentero soliloquio, ya sea sobre reparto de beneficios, reducción de costes o automatización de procesos. Ella tan solo escucha con sus ojos marrones abiertos y la cabeza ladeada en un gesto de absorta atención. De tanto en tanto, cuando emito algún concepto algo más complejo de lo habitual, ella apunta algunas líneas en una pequeña libreta que siempre mantiene cerca de sí. Magda es una delicia. Se me pasan las horas como minutos en su desnuda presencia y los minutos como horas esperándola. Su sola deliciosa y juvenil figura me seduce y me intriga, me atrae como una poderosa adicción. Siempre me he contenido de llamar «amor» a lo que ella me produce. En primer lugar porque nunca he creído en esas tonterías, y en segundo lugar porque nuestras charlas, pese a todo lo intensas y apasionadas que me hayan podido resultar, nunca han trascendido el tono de una amigable profesionalidad. Con todo y con eso hay que decir que la despreocupada ausencia de pudor de Magda es igual para con todo el mundo. Así, cuando algunos de mis amigos se preocupan de que pasen los días sin verme aparecer y me hacen una visita, contemplan con los ojos desorbitados cómo Magda, vello púbico al aire, descarga 110
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Magda o la ausencia de oficinas
CUENTO
una bandeja de tazas de café frente a ellos. Y luego, al desaparecer su redonda espalda tras el quicio de la puerta, respondo a su mirada interrogante con un «qué le vamos a hacer, ella es así». Pero dejemos de hablar de mis amigos. He sacado un tema molesto; me enfurece su incomprensión. Algunos de ellos, enfundados en una sonrisa lúbrica, me sugieren la posibilidad de un ayuntamiento carnal con mi secretaria, incapaces de entender la respetuosa y amigable naturaleza de mi relación con ella. Otros, aún más molestos, se atreven a decir que ella «me vampiriza», y tratan a mi empresa de «secta». A estos huelga decir que los saco de mi casa a patadas. Como he dicho, no hablemos de cosas molestas. Magda, ese ángel de elegancia, ha entrado otra vez por la puerta, y ya la escucho desnudarse. Últimamente hago yo también eso mismo, me desnudo frente a ella para no ofenderla con mi ropa y mi cerrazón mental. Dentro de algunos minutos nos enzarzaremos en una larguísima discusión junto a una taza de café. Alguna vez me he sentido tentado de confesar a Magda mis sentimientos, pero afortunadamente siempre tiene algo que decir cuando mi voz comienza a temblar con el pánico de la declaración. ¿Y al final para qué? Todo está bien así. No necesito nada más. De este modo tan sencillo, Magda me hace el hombre más feliz del mundo.
Pablo Martínez Merino (Depresiv)
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 111
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Baronía Sant Öisme, Lérida (España). Foto de Mayca Cruz Pedraza (Mycure11)
Sabrina García Witzler Nació en 1987 en La Plata (Buenos Aires, Argentina). Actualmente estudia la carrera de Profesorado y Licenciatura en Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de esa ciudad. Obtuvo una mención de honor de la Biblioteca Popular Alejo Iglesias de Villa Elisa-La Plata, en la categoría adolescente año 2003. En 2011 fue publicada por la revista cultural española Ágora-Papeles de Arte Gramático, número 22. 112
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Sabrina García Witzler
POESÍA
Para ser Para ser poesía tenés que estar en el desierto, nacer dolor y saberte sufrimiento. Cáliz que vierte más regalos, que las gotas que le sirven o la fuente que quiere conocer tranquilidad. Te dicen no seas poesía, pero te sabes poesía, te dicen solo serás feliz con el querido verbo, pero sabes que verbo no sos y te quedas solo mujer que sufre o por el corazón o por el vientre o por la maldita duda. La intuición constante; o el cretino aquel condescendiente que solo busca la trampa. Para que nazcas otra vez, siendo cristal que sangra. Y así te quedes siendo poesía.
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 113
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Baronía Sant Öisme, Lérida (España). Foto de Mayca Cruz Pedraza (Mycure11)
114
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Damián Gandlaz
POESÍA
Lucas La cultura primigenia se convertirá en un montón de ruinas y al final quedarán solo cenizas, pero sobre esas cenizas flotarán espíritus. Wittgenstein
No dejen de buscarme. Si me encuentran, la recompensa será grande; Si no aparezco, siempre tendrán algo por hacer Un asunto pendiente Una razón para continuar. Estoy escondido. Ahora soy un problema. No saben dónde estoy; Consideren dónde falto. El problema tiene otra puerta, Otra cara; Yo solo poseo una La última La definitiva La inmutable. ¿Habré escuchado algo? ¿Habré sentido miedo Fundido al metal? No van a saberlo. NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 115
Lucas
Floto en la bruma La noche cae sobre mí y sigo solo Olvidado, perdido. No dejen de buscarme. Mancha de bilis estrellada en el suelo de roca El tiempo se escurre en la arena, no tarden. No dejen de buscarme, no tarden. No tarden, no tarden.
Damián Gandlaz
Damián Gandlaz Nació en 1983 en Buenos Aires, Argentina. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Es autor de cuentos y poesías, y recientemente ha publicado Basura, su primera novela. http://www.facebook.com/QueEsBasura
twitter.com@queesbasura 116
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Lucas
POESÍA
Baronía Sant Öisme, Lérida (España). Foto de Mayca Cruz Pedraza (Mycure11)
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 117
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Playa de la Arnía, Cantabria (España). Foto de Daniel Seller Suárez
118
PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Harvey (Antonio Romero Montilla)
POESÍA
no quiero no quiero que me expliques que el fontanero magrebí reparará la ducha por cuatro chavos. no quiero que me recuerdes la cena del sábado con Rosa y Manel. no quiero que me hables del poeta nosequing de la dinastía nosecuang y de lo encarrilada que llevas la tesina. ni de Trini —a punto de parir— ni de Conchi —que ya no te saluda—. quiero que te calles que te desnudes y que me hagas callar. quiero que lo nuestro sea siempre como cuando no había manera de entendernos Feo Muñoz de «Carnívoros nunca bastante»
Antonio Romero Montilla (Harvey) http://elluneslegendario.blogspot.com NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 119
REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA
Árbol-hombre.
Foto de Mayca Cruz Pedraza (Mycure11)
Coming soon... REVISTA LITERARIA PROSOFAGIA - NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012
Ne c r osl og ía , un a Ant ol og ía d e l a m u e r te d i spon ible en de sc a rg a g r at u it a en: ht t p://ne croslog ia .blog spot.c om
E l pa s a do me s de enero el c ole c t ivo l iter a r io L a Tr ibu publ ic ó Ne c r osl og ía , u n a a ntolog ía de c uentos que nos h a br i nd a do muc h a s s at i sf ac cione s, h a st a el pu nto que de cid i mos repe t i r l a e x per iencia ; m ient r a s el a bor a mos Pr osofa g ia 15 y 16 prepa r a mos u n a se g u nd a a ntolog ía que — sospe c h a mos — publ ic a remos u n poqu ito a nte s de l a s f ie st a s n av ideñ a s. E n c u a nto tome for m a de l ibro he c ho y dere c ho le s c ont a remos sobre el l a en nue st r a pá g i n a web.
COMING SOON
No t ic i a de L a Tr ibu
Vídeo: Monki y el «Mieo». Coming soon. [Nueva Antología La Tribu, Navidad 2012.] Todas las aventuras de Monki en: MonkiTown
NÚMERO 16 - SEPTIEMBRE 2012 - PROSOFAGIA 123