ONUEVA ÉPOCAONúMERO 44 0 DISTRIBUCIÓN GRATUITA
GACETA DE LITERATURA Y GRÁFICA
[ PUMUela ptJfflUlJ Porque lo poesí9
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MÁS QUE POSE
d::oed~ UNA ACTITUD IERLUGAR Viktor!barraCalavera
Lospellejosllameantes
Reinaldo Arenas, quien pr eguntó al sol si sabía por qué los fantasmas se ena morab an de las ·flores, quien buscó en sus propios ojos el origen del mar y sólo halló caballos negros comi endo nubes, defecan do relámpagos, y pensó que el final de los tiempos lo hallaría si le pr endía fuego al arco iris, quien se quedó solo despu és de la extinc ión de los dinosaurios ~ mirando con gárgaras de querosén, sin pod er qu~arse, cómo estallaban sus libros, *
Reinaldo Arenas, que nació de Sumadre y de Supadre, el día cero del Año-que-nació-reinaldo-arenas, sin detenerse a respirar, tod avía sin saber escri bir, escr ibiendo todo como si nada hubiera existido antes, y lo que escribió fue el mundo a partir de entonc es, con todas sus estrellas y todos sus mila gros por cumplirse, y los ángel es y las sirenas cantaron por primera vez como arrancados de las piedras,
Reinaldo Arenas, que le puso a los días el mismo nombre, su nombre , y a las semanas lo mismo, y a los meses y a los años, porqu e era él todos los júbilos y todos las fiestas, era él todas las conmemorac iones y todos los buqu es cargados de azúcar y de niños coron ados de flores sonriendo, porqu e era él la muchedumbre llevando band eras, el trabajo diario'qu e termina con fuegos pirotécniéos,
Reinaldo Arenas, lo mismo que el po rvenir acampando en este dulc e trozo de país en llamas , lo mismo que el mar bailando para salirse del foso, enardecida pileta de matanzas, lo mismo que la ju ventud alzándos e sobre los tentáculo s, vaciándose de sí por llega r al fondo , exting uirse, correrse de tan vivos, lo mismo que gar ras o dent elladas arruinando órganos vitales , *
Reinaldo Arenas, constelación de islas a punto de soltars e en llanto, cuenta regresiva , cañón de nieve apuntando contra la nariz enro jecida de las estatuas, yegua pr ecoz con bigotes de luna abierta por el pecho, largas pesuñas de arco iris , títulos redondos , chocolat e por el culo, luces que vuelven escrib iendo,
Reinaldo Arenas, cortejo de ruinas, josémartí resuci tad o, libro a mano de tu propia boca, jo séma rtíc abeza de caballo, josémartibuenosdí asatodos, josém artí quesal evoland o, jo sémartíl echejazm inesy azúcarquemada, josém artícocodr ilos despanzurrados, jos émartípielro ja , josémartí todoslost elevisores delmund otra nsmiti endo lamism apropagan damatacucarac has
Reina ldo Arenas , viejo lustroso que creció como un ár bol para despedirse de los vicios lanzando rayos láser, sin olvidar ni perdonar , ni detenerse ante los disparos en su contra , invenci ble amor de trastos húmedos , vientre de carcoma , selvática grupa de anun ciación,
Reinaldo Arenas , comandante heroico, infr a-ame ri ca no, pájaro campesi no , esposo del ano checer , *
unpa soalfrente, sin titub ear, repito, Un Paso Al Frente. O Ciro Beltrán / De la ser ie Dibujos teóricos / Chile
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J
( 'Pa.wrela poética pt ~ e 10 poesr9
MÁS QUE POSE
d~~eoed~ UNA ACTITUD ·2°LUGAR FabiánTreides
(tiempode armisticio) ,I tú/tu melodía como serpientes desovando el huracá n sin ojo como un manjar de espadas enjuaga das por ascetas tu/tú esqueleto barnizado con sonid os aves escur riéndose en el útero de los espejos el paraíso tiene la lengua anudada en las direcciones que las br újulas nunca señalan tu/tú cayendo con la pupa mordida por manadas de viento lo has dicho todo : nuestros hijos será n un revólver cargado de futuro O
( 'Pa.wrela ~ Porquelo poer 9
MÁS QUE POSE
d:~eoed~ UNA ACTITUD 3ERLUGAR ManuelDeJ.Jiménez
Hiperdictadura Desde el lado simbólico del terror un ángel lustró su espada con nuestras bander as Un ángulo en los ríos formó el signo de la "H" Las mon edas cercenaban los bra zos Los cráneos se envolvían en orope l al final del día ·un poeta hizo la interpretación de sus sueños y las pesadillas más turb ias se inyectaron en los ojos de naciones eternas Sabíamos que "ningún garabato es más fuerte que la voluntad" Sabíamos que la expansión de su odio no llegarí a a una página como la nuestra Sabíamos que ellos "hablan de der echos como si fueran figuras retórica s" Sabíamos de su intento de contra golpe Sas íamos de la electricidad y los decapitados Sabíamo s cada uno de los gestos políti cos en el cuerpo Y al cae r no nos faltó valor para seguir O
Ciro Beltrán / De la serie Dibujos teóricos / Chile
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( 'POMirela poéüa,
MÁS QUE POSE d~m~rod~ UNA ACTITUD Prque /~ poesí9
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EmI)1anuel Vizcaya
José RiveraGuadarrama
Solar
Fragmento
Ojo solar.
En esta ciudad, he visto llorar a muchas mujeres sentadas en las banquetas más sucias; a toda hora sus vidas peligran , tienen los ojos irritados por tanta lágrima, el cabello revuelto y las mejillas manchadas de amaneceres fríos ;
Furia solar. Ojos que arden y recorren y arden y recorren y arden cuanto más vislumbran desde el núcleo de la flama. Ojos de los que se arranca una centella peligrosa que no filtran las ventanas de los cuerpos que se queman
las he visto consumidas por el abandono de hombres que les han ret irado el abrazo y el saludo de buenos días y el beso de buenas noches y la mano que las guiaba y del cuerpo que las cubría con palabras de ánimo que antes les decían al momento de darles un beso;
y se queman. Todo arde en triángulos naranjas como en un caleidoscopio térmico de lenguas y de incandescentes olas . Apenas conocí la llama, su calor erógeno, su orgánica materia;
han encontrado hombres desechables en bare s nocturnos , con ellos se acuestan dos o tres veces para redimir sus culpas ;
y mientras tanto yo que soy de viento ine arriesgaré a tornar piel en cenizas si en verdad abrasas y consumes con los mismos ánimos del fuego. O ~
en esta ciudad, en la noche las calles están repl etas de autos en la entrada de moteles que anuncian ofertas con luz neón, ahí gimen de placer , de su placer femenino extra viado en las aceras qu e mitiga n el sopor de vagabundos ; la ciudad no hac e preg untas , divaga en ella misma al encu entro de multitudes que al mismo tiempo la niegan y no la reconocen; el sopor de la noche las ha disu elto en algún tugurio o salón burl esque · se exponen a qui en las seduce con tranquilidad bohemia vestidos con gabardina y sombrero de alpac a son mujeres que se llenan de preguntas el pec ho y su hab lar ya es demasiado seco aún ant es de cumpli r los treinta . O
Ciro Beltrán / De la serie Dibujos teóricos/ Chile
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Ciro Beltrán / De la serie Dibujos teóricos / Chile
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Robin Myers
MÁS QUE POSE d~hleoed~ UNA ACTITUD pr~e
1~
poetí9
Albertoat the Halfway Point
, ÁnuarZúñigaNaime
· Borderline 1
'Todo empieza con teléfonos arrancados de la pared, con maletas hechas de madrugada y platos rotos , con llorar durante ciertas película s, . tomar café sin azúcar en presencia de más gente y temerle a las avenidas gran des.
2
He sabido de hombr es que pasan las tardes de los sábados tirando condimentos del refr igerador; que pasan las noches raspando los ojos contra el techo. Hombres que se aferran por años a la punta de una mujer mientras D, tira desde el otro extremo.
Else
3
El cielo amanec ió ast illado . Reviso lá alacena y no encuentro el frasco con lo poco D, que nos quedaba . El niño está en su cuna tirando dientes y tú me sonríes catálogos, hablamos Fisher Price y listas del súper . El domingo avanza nadando en brea y las manos [las nuestras] no nos tocan sin romp ernos.
4
éTú en cuá les abismos has caído ?
éEn qué pasillos de luz nublada ju gaste el tazo de tu infancia? éEn qué charcos fuiste náufr ago? éMáscara [cáscara] labio s partidos cerveza tibia dejada a la mitad? O
I am sensi ble and disappointe d and I don't know what else to be. My hands are gett ing softer. I am in danger of turning forty-thr ee. I am stub born and I am smart; I sit still all day long; I plant eucalypt us trees in flowerpots and almost comically they just keep living. I learn fast. I'm learn ing French. I fall in love at least once a week, I think, but just keep sittin g. I increas ingly turn on the coffee pot without any water in it. My ba:ck hurts at night when I admit it. I' d like to unlearn how to drive. I have a lot to say abo ut my house at 3 a.m . I hold my son close against me as he falls asleep, an d he blinds me , he stops my heart, this is not a joke or threat, to love this much, I want to leave but how would or could I go? I unl earn slow. I am learnin g that I won't light up or burn out, that my life will press and sputter, that there will be no crush of heat or killing freeze but that whatever warmth I've scratched up or sapped or made or given off will keep on all by itself, when I want it and when I don't. I want it less and want it more than ever. 1'11say th ese thin gs forever .
)
What is it really about, this need to compare everything, to mak e things like other things, to metaphor our way into a kind of calm that may not be like a scaffold erected around the air, but truly that? I sat in a church in Masaya, Nicaragua , in late afternoon , chose the pew because of how the light was on the floor, filtered through the stained glass window at the top and let clown red. I looked at that light, and thought, it's a little like blood seeping into something soft, then left in the sun; or, it's more like the water of a watermelon on white sheets. But, in the end, itmost hon estly looked like red light on the floor of a church in Masaya, Nicaragua, in late afternoon. Forgive me for pulling that light away from itself, for announcing that the moon tonight is as thin as a penny in water, for telling you that you are like a lit match when you laugh. I would live from flash to singular blinding flash if I cou ld, if that didn't mean sorne spec ies of despair, sorne dissolut ion of faith, if that 's a metap hor I may borrow ; a tragic unjigsaw -puzzling of ourse lves an d the connec tedn ess we invent and demand; completion, of cours e, being a seconda ry, mor e sorrowfu l concern . For each breath really is like every other br eath, an d if it isn't, then I must believe that what is carr ied over, shared, or at least remembered, is where it's going, why it happens, why I need it; is everythin g, everythin g else. O
Ciro Beltrán / De la serie Dibujos teóricos / Chile
issuu .com/gaceta_l itera1
Robin Myers, Nueva York, 1987. Versión de ,
EzequielZaidenwerg,Buenos Aires, 1981.
Alberto en el medio del camino Soy sensato y estoy decepcionado, y ya no sé qué más podrja ser. Las manos se me están reblandeciendo. Corro peligro de cumplir cuarenta y tr es. Soy terco y, además , intelig ente; me paso todo el día aquí sentado, quieto; planto eucaliptQs en macetas, y casi como un chiste, siempre crecen. Aprendo rápido. Ahora mismo estoy aprendiendo francés. Creo que me enamoro una vez por semana, por lo menos, y aun así me paso el día aquí sentado. Cadayez más, pongo la cafetera pero me olvido de cargarle el agua . A la noche me duele la espalda al admitirlo. Quiero desaprender a manejar. Tendría mucho que decir acer ca de mi casa a las tres de la mañana. Abrazo fuert e a mi hijo hasta que al fin se duerme, y él me ciega , me para el corazón. Esto no es una broma, tampoco una amenaza, amar de esta manera. Quisiera irme , pero écómo podría hacerlo? Tardo en desaprend er. Ahora estoy aprendiendo que mi vida va a parpadear, apenas, como una llama al viento, y que no habrá un calor abrasador ni una helada aplastant e, sino que la tibieza que pude conseguir o absorbí de algún lado o fabriqué yo mismo o entregué seguirá su camino por sí sola, sin importar si yo lo quiero o no. Lo quiero menos y lo quiero más que nunca . Voy a seguir diciendo estas cosas por siempr e.
Lo demás éDe qué se tr ata en rea lidad , esta necesidad de compararlo todo , de hac er que cada cosa se par ezca a otra cosa, de abrirse paso a fuer za de metá fora s hac ia un tipo de calma que no sea parecida a un and amio construido alre dedor del aire, sino concretament e eso?] Me senté en una iglesia en Masaya, Nicara gua , mientra s caí a la tard e, elegí el banco por la forma en qu e la luz bañab a el suelo, filtr án dose a tr avés de los vitral es con reflejos rojo s. Pensaba, al observarla, que esa luz se par ecía un poco a un a mancha de sangre qu e se fuera extendi endo sobr e algo bland o y luego se la dejara al sol; qui zá se pare ciera más] al jugo de sandía derramado sobr e sábana s blan cas. Pero al final, hon estament e, se parecía más a una luz roja reflejada en el suelo de una iglesia en Masaya, Nicar agua ,] mientra s caía la tard e. Y te pido per dón por apar tar esa luz de sí misma, por anunciart e que esta noche la luna es más delgad~ que un a mon eda sum ergida en agua, por decirt e que cuando te ríes te pareces a un fósforo al mom ento de enc end erse . Yo, si pudi era, vivirí a de un fogon azo cega dor a otro , si aqu ello no ent rañara alguna forma de desesperac ión, un debilitam iento de la fe, si es que pu edo tom ar pr estad a esa metáfora ; un desa rm arno s a nosotros mismos como un rompecabezas, ] junto con cada vínculo que establecemos y pedimos; la plen itud, sin duda, es algo secund ario y más penoso. Puesto qu e cada vez que resp ira mos es en verdad igual a la vez anterior; caso contrar io, tengo que creer que eso qu e se tra nsmit e, se compart e, o al menos se rec.u er da, es hacia dónd e va esa respi rac ión,] por qu é sucede, por qué la neces ito; es todo , todo lo demás . O Ciro Beltrán / De la serie Dibu jos teóricos/ Chile
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LilianaAlarcón I "Como tem ía decirl es que no , opt é por cons ervar a tod as las muj eres qu e he amado " Era un a casa con tr es habitac ion es. Y ahí esta ban ellas, tibias y ju ntas . Sus ro nron eos sutiles me provoca ban bailar por los pas illos. Cada ho ra, las besa ba. Una por un a, hasta dete nerm e en la prefer ida del día. Aquella pre fer ida encerra ba en sus ojos mi amor tempor al; al día siguient e, cuando parpa deaba, se liberaba mi pasión indiv idu al, revo lotea ba como mar iposa y se posaba en los muslos de alguien diferente. iQué locura el dar mi corazón por pedac itos! . Aquel ramillete de coquetas era tan bello por la diferencia entr e las flores. Cada noche, me iba de pun tillas a la ca ma para no despertar a mis nin fas. Un solo paso en falso, y alguna espant aba su sueño para ator mentar me con sus car icias . Mi edu cac ión extrema me impedía nega r mi cuerpo a su deleite, pero tanto me agotaba mi generosidad que me dor mía a media entr ega, con mi desnud ez incólume y pint ada de plata ... O
Una carta para Pedro
Los dolores, la deficiencia en la visión, el encorvamiento, la pérdida progresiva de dentadura , eran el lenguaje vivo del tiempo imprimiéndose sin prisa en la anatomía de Pedro .
FrankLozano
L
a hoja en manos de Pedro se había humedecido tras los largos minutos que la sostuvo con sus dedos regordetes. Volvía una y otra vez sobre ella sin dejar de sostenerla. Solo la bajaba un poco, mientras elevaba la mirada al techo donde las aspas de un ventilador inmóvil, fungían como una estación de paso entre las letras y su angustia. El teléfono no dejaba de sonar. Era un v1eJo aparato de disco, Western Electric 500 a los que la era digital había condenado a un silencio inalámbrico e implac able. El tintineo invisible de la campanita incrustada en el aparato, reso naba como el torr eón de una catedral a campo abierto. En ese aparato, reci bió la llamada de su hermano Antonio , anunciándole la muerte de su madre. También fue el que usó para hablar con el President e, cuando ganó un premio nacional de composición de música sacra en el año 1971. Al mismo tiempo que sona b'a el teléfono se activó un a alarma electrónica, integrada a la pequeña radio de onda corta, marca Zenith, donde alguna vez escuchó la estremece dor a noticia de que en Japón, Estados Unidos había lanzado una bomba atómica o de cuando Juan Belmonte Magdalena anotó el primer gol para México en un mundial de fútbol, en el año de 1958 en Suecia. Su chillido, de cientos de ratas estruja das, ni lo inmutó. El timbre de la casa -una desagradabl e chicha rra, nido de arañas y polvo- sona ba al ritmo de unos nudillos que golpeaban la puerta de pino de la entrada . Despu és se escuchó el im,pacto de una piedra estrellán dose contra el vidrio de la ventana ubicada frente a la minúscula sala comedor. Luego otra y otra pero nada , Pedro releía el escueto texto que le anunciaba un inminente cambio de vida . Una orquesta de llama dos sucedían simultá neamente y por todos los conductos mientras Pedro se reclinaba pacíficam ent e en la silla de mimbre, que crujía como un esquefeto sacu dido por una jauría de perros. Una tibia palid ez, conjugada con un ligero mareo sacudían las entrañas del anciano. La sensación de la sangre en la cabeza, el nudo en la garganta y un ligero reflujo que ascendía amargo por su esófago, eran la respuesta física de un cuerpo que si bien, no enfrenta ba por primera vez una emoción, avanzaba irremediabl emente la senda de la desesp era nza, la decadencia y la corrupción.
Pocas cosas -un trinchero con los discos de Arvo Part, una colección de literatura universal, una vajilla de porc elana china y unos cubiertos de plata que le obsequiaron cuando su matrimonio con su difunta Margarita celebró sus primeros y únicos veinti cinco años; un sillón largo y la pequeña cocineta- oponían re sistencia al ruido. Lo que sucedía al interior del departamento contrastaba con lo que ocurría afuera: un remanso de paz urban a, como el tímido preludio del inevitabl e porvenir . El lento movimiento de la mec edora era incapa z de ventilar el rostro abotagado de Pedro y de paso, borra r la calcinante marcha de Mayo por el pequeño departamento que, desde hacía dos años, habitaba en soledad, silencio y depresión, ante el barullo creciente de la voz interior. El navajazo constant e de la conciencia no cesaba de abrir herida s, de ensanc ha r el hastío y dirigir el caótico coro de la vida que termina, como una vez terminó la pal.abra no escuchada , el te amo inaudible, el vuelve que quizá no pudo escuc har , el te extraño que únicamente puede ya comunicarse mediante esa áspera orgía de brazos partidos y caricias llenas de artritis. Por primera vez en veinticuatro meses , desco rrió una de las dos cortinas negras que envolvían de sombras los dos único s ambientes de la casi buhardilla, ubicada en el tercer piso de un edificio construido para pension ados. Querí a leer esa carta con luz natur al. También quería sentir por unos instant es que la luz del sol podría transformarse en la luz de su vida . Pedro había llegado a pensar que la oscuridad y el silencio eran un mismo escaño en su largo ascen so a la soledad. Tras largos minutos de ruidoso acoso -quizá quince o veinte- llegó el silenci°'. Pedro seguía meciéndose impávidam ente en la mecedora hasta que finalmente se incorporó. Caminó a su habitación y fue ahí que vio la luz de alerta parpadeando en su ·fo tenso color rojo. Corrió de golpe la cortina . Una nube de polvo lo hizo estornudar. Se sobresaltó con la luz, caminó rápidamente al viejo teléfono y vio que la señal de mensajes escritos que le habían adaptado, parpadeaba; luego se asomó a la venta na, una sonrisa se dibujó en su rostro de casi noventa años; vio a su hija con varias piedras en las manos. Antes de abrir la pu er ta , tiró al suelo la carta donde acababa de leer la buena noticia que todo mundo int entaba darle, finalmente podrían operarle los .oídos y volvería a escuchar. O
Ciro Beltrán / De la ser ie Dibujos teóricos / Chile
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Verdades de una historia con gat(rr)as YanelysEncinosa Cabrera
L
a inocencia desvencijada (des)dibuja su impotencia ante el espejo. (De)constru ye la historia de dos ciudades: la que se mira ante el cristal y la que este juzga en resp uesta a la imagen. La verdadera historia de las Kitties de la poeta mexicana Jocelyn Pan toja, cuaderno de poesía publicado por edicio nes Honda Nómada en el 2010, se disfraza en forma y motivo de literatura para niños, pero en esencia rebasa la envoltura de las edades al destilar un tinte luctuoso y ácido, que deshaga todo maquillaje, pues precisa desenmascarar la violencia y la esquela de muerte que sacude la médula del continente americano. Desde el título se jue ga con la Historia (con mayúscula), la noción de "verdadera" anuncia el desmontaje, relectura y reconstrucción de lo habitual conocido. En el primer episodio de la serie de cortometrajes animados de Piolín, filmados en 1942 por Bob Camplett, el título A Tale of two Kitties es una parodia de La Historia de dos ciudades de Charles Dickens. Esta alusión paródica a Dickens del animado puede ayudar a leer el cuaderno de Jocelyn, au:qque la cercanía entre los referentes sea más incidental que de una int encion ada intertextualidad. El motivo de las Kitties del cine para niños es vestidura lúdica, cobertura cuasipueril de un asunto serio, adu lto, más emparentado en su esencia a los móviles de Dickens. Las dos citties que el noveli$ta inglés desnuda en su obra, París y Londres, son escudr iñadas desde las entrañas de la Revolución Francesa en plena vida del siglo xvm para revelar el convulso clima revolucionario y denunciar las sangrientas ejecuciones y el aumento diario del núm ero de víctimas por los crímenes violentos que generaba tal proceso. También de la producción para niños, también de Inglaterra, acaso patrón de Occidente, asoma en el cuader no de la poeta mexicana otro Charles de la literatura inglesa, el que bajo el pseudónimo de Lewis Carral inmortalizó a Alicia. Los exergos con citas de Alicia a través del espejo, con los que se abre el libro y se cierra en los dos poemas finales confieren un sentido empastado de circu laridad y aportan coherencia al conjunto: el espejo de Carroll , citado al inicio y al final, es el hi lo unitivo que cohesiona cada poema y lo conecta con los demás. Es el espejo quien media entr e las dos ciudades, como vehículo de deconstrucción, de desmontaje. Kitty, el per sonaje que se busca en el espejo es un fetiche sin historia que el mercado ha colocado en el terreno de ventas para niños, figuri lla comerciable desprovi sta de argumentos que ju stifiquen el int erés de la compra. A diferen . cía de muchos persona jes del cine para niños inserta dos en el mercado que prov ienen de las animaciones de Walt Disney, las Kitties adoleCiro Beltrán / De la ser ie Dibujos teóricos/ Chile
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cen de tramas y referentes pues no cuentan con una historia base que justifiq ue su at ractivo comercial. Cuando Jocelyn propone construir una historia "verdadera" para este personaje, está rozando lindes que trascienden el terreno infantil. Juega a cuestionar los modos capitalistas de domin io y manipulació n de mercado. Con tono político, irónico, luctuoso pretende denunciar los soportes del capi talismo, soste nido por el dolor, la alienación y la violencia hacia el interior de Latinoamérica. La historia que hilvana el diálogo de Kitty y su reflejo es una reconstrucció n de la historia americana, de aquella Amér ica sac udida por la violencia que acarrean los modos capitalistas de producción. Como desde un observatorio la mirada se mueve desde México hacia el norte y luego desc iende de centro a sur, hacia la cordillera y hacia el Cari be, pues Kitty transmuta en citty, su traje de gatita pueril se transforma en ciudad adolorida, el rosa de las vestiduras de Kitty se tiñe en estos poemas del rojo sangrien to de la muerte en las ciudades amer icanas. Cada paisaje recorrido, cada histor ia nacional del continente ha sido subvertida desde seme jantes pérdidas, pues las aúna la triste coinci dencia del terro r, las drogas y la violencia del capita lismo. No es casual que falten en estas páginas Cuba y Venezuela: el silencio mar ca la di ferencia . Por ser el reflejo más visceral para la poeta el poema dedicado a la mirada de México destila pesimismo y desconci ert o, incisivo cuestionamiento de la historia patria, desd e las quebraduras de su legado político y sociocultura l. Jocelyn bebe de nutricios afluentes de la cultura mexicana, pero llegan a estos tiempos desabridos, descoloridos por la pérdida, por la devaluación que impone el rég imen del capital. Se lee la historia y se actualiza . Recupera la músic a, la poesía, la plástica, la religión desde el actual contexto político de su país , sacudido por el crimen y la violencia, por la corrupción del poder , el bandidaje, los abusos sexuales a niños y mujeres, las macanas de la última plaga los policías PFP. La muerte que inunda obliga a estas lecturas desp era nzadas . Por ello como quien llora un bolero mexicano el México mío, lindo, ahora es a veces querido, otras odiado, la princesa trist e de Daría está desnuda y desnutrida como sus hermanas, y las plumas del quetzal se quiebran en la voz de tu mediocr e su eño de surrealism o. Es una elegía a la pérdida de la cu ltura mexicana , antaño pro lífica, aplasta da ahora por la pseudoculturas del mercado: como algodones de azúcar cocinándose en las esquinas igual que la pobreza es tu folklor. Disfra zado de inocente jue go, de diálo go pueril con las nuevas rea lidad es del espejo, la palabra amordaza un desagrav io. La perversión de un gato a rayas, protoburgués cqmpañero de Alicia, símbolo de dobleces y fing imientos victorianos, se repite hoy en América con el rosa del fetiche o rojo sangre de un a gatita de merca do. Acaso porque Carral avizor ó como Dickens en Londr es y París, el principio de este fin que ahora padecemos . O la Habana,18 de febrero de 2012
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-~.f.Jt¡fi\t~f@H gaceta de literatura y gráfica número 44. Es una publicación independiente producida por LITERAT URA ALT ERNAT IVASEN SERVICIOSEo1TO~ALES S.C. Tiraje 1000 ejemplares. Y
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Dirección editorial: Jocelyn Pantoja. Edición: Andrés Márquez Mardones. Diseño gráfico: Hernán García Crespo. Consejoeditorial: Javier Norambu ena, Manuel De J. Jiménez y Javier Raya. Coordinación de difusión y promoción: Alina Hem ández. Consejo editorial latinoamericano: Nicole Cecilia Delgado, María Eugenia López, Elma Murru garra, Gema Santamaría y Mara Pastor. Equipo editorial: María José Parías y Jorge Hernández Rubio. Las opiniones expresadas en los textos no reflejan la opinión de Consejo Editorial y son responsabilidad de sus autores. Coláboraciones a:gacetaliteral@yahoo.com,www.vientos.info!literal y www.limonpartido.blogspot.com. IMPRESO ENMÉXICO. ABRIL 2012.