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Patrimonio para el desarrollo en Colombia
Luis Villanueva Cerezo
Experto Coordinador Programa Patrimonio para el Desarrollo (P>D) – Colombia Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
Algunas cosas del pasado desaparecieron, pero otras abren una brecha al futuro y son las que quiero rescatar. Mario Benedetti
Esta publicación pretende dar testimonio de la trayectoria en Colombia del Programa Patrimonio para el Desarrollo (P>D), cuyo eje fundamental es el patrimonio cultural en su más amplio sentido. Se trata de divulgar lo realizado reuniendo las intervenciones más relevantes, con la aspiración de proporcionar una mirada sobre el alcance y logros conseguidos. Es por tanto una muestra de los proyectos dirigidos a mejorar las condiciones de vida de la población desde el acervo cultural y su potencial como factor de desarrollo. El libro es también una celebración por lo que conlleva treinta años de intenso trabajo, retos superados e ilusiones compartidas entre un importante grupo de profesionales vinculados en su mayor parte al patrimonio cultural y un número ingente de beneficiarios. Se ofrece además, la oportunidad de acercarse a una parte significativa de los territorios de Colombia, pudiéndose constatar su diversidad y riqueza patrimonial, especialmente en tres maravillosas regiones: Andina, Caribe y Pacífico. Los primeros proyectos tuvieron lugar en Cartagena de Indias, Popayán y Santa Cruz de Mompox, núcleos urbanos con enorme valor patrimonial, donde se intensificaron las intervenciones con el paso del tiempo. Asimismo, el Programa P>D amplió su cobertura con incidencia en cuarenta municipios de Colombia, donde apoyó proyectos para el fortalecimiento de instituciones, memoria histórica, desarrollo económico, gestión cultural, planificación estratégica, revitalización urbana, renovación del espacio público, reutilización social de edificaciones y formación en oficios tradicionales. En coherencia con la prioridad de la Cooperación Española, el objetivo siempre ha sido contribuir a la paz en Colombia, mediante el fortalecimiento de la identidad cultural de las comunidades y del tejido social y productivo.
En 1991, cuando el Programa P>D inició su travesía en el país, se vivían tiempos de zozobra y desánimo por la violencia intensa y dominante. Al respecto, parecen idóneas las palabras pronunciadas en el 2017 por Irina Bokova, exdirectora general de la UNESCO, porque vienen a confirmar la pertinencia de lo materializado en Colombia por la Cooperación Española vinculando el patrimonio cultural al desarrollo y la construcción de paz: «es necesario prestar una atención nueva a la gran historia, al patrimonio cultural material e intangible y a la diversidad de Colombia, para avanzar en la reconciliación a través del diálogo y el respeto, a través de la pertenencia y la memoria».
El contenido se estructura en cinco capítulos donde se distribuyen los proyectos según su temática y objetivos. Esos apartados tienen como denominador común la relación del patrimonio cultural con diferentes sectores y ámbitos, como el territorio y la comunidad, los centros históricos, las Escuelas Taller, el patrimonio edificado y la gestión del conocimiento. Cada uno se inicia con la introducción de un experto en patrimonio cultural de reconocida trayectoria. Agradecimiento especial a todos ellos.
El primer capítulo reúne una serie de proyectos culturales para el desarrollo territorial porque las comunidades, especialmente las más vulnerables,
◀ El Carnaval de Negros y Blancos de Pasto es el acontecimiento cultural y festivo más trascendente del suroccidente colombiano.
Fotografía: archivo Corpocarnaval
necesitan para la defensa de sus derechos y de sus territorios, fortalecer su cohesión a través del sentido de pertenencia derivado de su propia identidad. Por ello es importante generar espacios de convergencia social que promuevan la preservación y puesta en valor de los elementos culturales más esenciales. También están presentes las contribuciones a manifestaciones culturales declaradas Patrimonio de la Humanidad como el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto y el espacio cultural de San Basilio de Palenque. Además, se incorporan iniciativas para el fortalecimiento del tejido social y productivo basado en el enorme potencial del patrimonio cultural y natural para impulsar el desarrollo local a través del turismo rural y comunitario, o mediante la gestión de redes turísticas como la conformada por los Pueblos Patrimonio.
La segunda parte se centra más en la ciudad, específicamente en algunos de los principales centros históricos de Colombia. Desde sus orígenes, una de las principales líneas de trabajo del Programa P>D ha sido el soporte a la planificación estratégica y la gestión de los centros históricos en coordinación con las entidades territoriales y con la participación de la comunidad. En Colombia se han elaborado planes de manejo y protección en Popayán y Santa Cruz de Mompox. También se incluyen intervenciones de gran alcance en el espacio público derivadas de concursos de urbanismo, como la renovación de
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▲ Aprendices de carpintería de la Escuela
Taller en la restauración de la Casa de la
Aduana, Cartagena de Indias. Fotografía:
Juan Diego Duque plazas en el centro histórico de Cartagena o la revitalización del eje urbano de la Albarrada de Mompox, cuyo proyecto recibió varios reconocimientos nacionales e internacionales. Se cierra con las intervenciones para la mejora de barrios con zonas degradadas, propiciando un impacto revitalizador y generando beneficios a corto plazo en sectores de población vulnerable. Mencionar las Escuelas Taller en Colombia y regresar a los orígenes del programa en España, ideado por José María Pérez «Peridis», resulta casi ineludible. Así comienza el tercer capítulo dedicado a los oficios tradicionales y su relación con el patrimonio cultural. El viaje a Colombia de la brillante idea tuvo como punto de partida un imponente monasterio benedictino en Valladolid, donde quien suscribe venía ejerciendo como director de una escuela taller precursora. La toma de contacto con las autoridades locales en Cartagena de Indias en 1991, abriría las puertas a la creación de la primera escuela taller en Colombia. Más adelante otros proyectos iniciaron su andadura con el apoyo de la AECID en Popayán, Santa Cruz de Mompox y Bogotá. El balance positivo de varios años permitió su transferencia al Ministerio de Cultura, propiciando en el 2009 la mutación del programa de cooperación en un programa nacional de gobierno denominado «Escuelas Taller de Colombia, Herramientas de Paz», que ofrece formación integral basada en la capacitación en oficios tradicionales y en el
desarrollo humano, enfoque reforzado por la AECID mediante la creación e implementación de la Caja de Herramientas Cultura de Paz.
Uno de los efectos más importantes que ha generado la metodología teórico práctica de las Escuelas Taller son las prácticas reales en obras de rehabilitación por parte de los aprendices, en buena medida financiadas por la AECID a través del Programa P>D y con asesoría técnica en la mayoría de los casos. Una muestra de esas obras se presenta en el capítulo cuarto. Otra característica de esas intervenciones es la reutilización de los edificios manteniendo el uso o incorporando otros nuevos relacionados por lo general con servicios sociales de carácter público. Las Escuelas Taller de Colombia han intervenido numerosos inmuebles aportando espacios para servicios comunitarios, de salud, educación, cultura, etcétera. Buen ejemplo es la rehabilitación del convento de Santo Domingo en Cartagena de Indias, donde la acción de la Escuela Taller propició la recuperación del claustro para sede del Centro de Formación de la Cooperación Española. Igualmente en Popayán, ciudad asolada por un terremoto en el año 1983, se realizó un significativo número de intervenciones con participación de maestros de oficios y aprendices. Cierra la publicación un capítulo dedicado a poner de relieve la gestión y transferencia de conocimiento como forma eficaz de ayuda al desarrollo en el ámbito de la cultura. En este sentido, es obligado destacar el mencionado
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◀ En el Centro de Formación de la
Cooperación Española se han realizado numerosos seminarios y encuentros sobre la gestión del patrimonio y de la diversidad cultural. Fotografía: Juan Diego Duque
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▲ El río Magdalena y la Albarrada de Mompox. Fotografía: Álvaro Castro
▼ Centro histórico de Popayán. Fotografía: Alex Ballesteros Centro de Formación de la Cooperación Española donde se han organizado numerosos seminarios y encuentros sobre la gestión cultural y la puesta en valor del patrimonio, para fortalecer las capacidades institucionales y la creación y consolidación de redes de expertos. Ya lo dijo Antonio Machado «En cuestiones de cultura y de saber, solo se pierde lo que se guarda, solo se gana lo que se da», palabras que proclaman la nobleza del autor y que podrían servir como lema de los centros culturales y de formación.
La Cooperación Española ha sido pionera en la consideración de la cultura como elemento esencial de sus políticas de desarrollo sostenible. El binomio cultura y desarrollo permite enfoques más integrales y favorece procesos con incidencia estratégica que garantizan una mayor eficacia en la lucha contra la pobreza. Sobre ello se ha pronunciado con claridad Alfons Martinell: «la pobreza más dura se desencadena cuando se ha perdido la referencia cultural. Es muy difícil generar dinámicas de desarrollo sin la presencia de la identidad cultural». Ojalá el carácter testimonial de esta edición contribuya a un mayor reconocimiento del patrimonio cultural como factor de desarrollo y cohesión social.
Solamente queda invitar a la lectura y disfrute de las páginas que siguen, no sin antes expresar el agradecimiento a las instituciones colombianas nacionales y locales que apoyaron sin reservas la cooperación del Programa P>D en numerosos proyectos, en especial al Ministerio de Cultura por el trabajo conjunto y su valiosa colaboración; a los embajadores y directivos de la AECID por su confianza y respaldo, y al formidable grupo de profesionales colombianos y españoles que participaron en este largo camino pleno de satisfacciones y emociones. Fueron muchos los episodios de solidaridad compartida sucedidos en admirables escenarios. Imposible olvidar los atardeceres encendidos sobre la blanca Popayán, los viajes por el río Magdalena camino de Mompox, el sensual Caribe y las murallas de Cartagena, el volcán Galeras surgiendo sobre Pasto, el misterioso Atrato bordeando Quibdó o la presencia ineludible de los cerros en Bogotá. ¡Gracias Colombia!
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