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Violencia de género, la otra pandemia
No podemos comprender la dimensión de esta pandemia, ni el estado de emergencia y excepción en nuestras sociedades, sin un enfoque de género que ponga en primer plano el incremento de los feminicidios y la violencia sexual contra niñas, adolescentes, mujeres y personas transgénero. Una de las consecuencias de la centralización de los recursos sanitarios del Estado y las administraciones públicas en la crisis del covid-19 fue la desatención de las demás competencias de los sistemas de salud, la interrupción de tratamientos del resto de enfermedades y la invisibilidad de otras urgencias. En ese sentido, las mujeres vieron cómo quedaron comprometidas las prestaciones en materia de salud sexual, mental y reproductiva. Todo esto, al mismo tiempo que sufrían una carga superior de trabajo y estrés psicológico y físico al redoblarse las necesidades de cuidados que descansaban su peso sobre ellas.
El incremento de los factores de vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia doméstica fue más evidente al quedar confinadas con sus agresores y estar desprovistas además de recursos económicos propios, al interrumpirse las actividades productivas e impedirse el ejercicio de la economía informal de la que muchas de ellas dependen. La agudización de la precarización familiar en los hogares ha sido un detonante añadido a la violencia intrafamiliar, con el aumento de los problemas de convivencia en espacios reducidos y hacinados, el desempleo, la ingesta de alcohol, etc.
En tal sentido, en la exposición se documentan las acciones de condena de los feminicidios y la violencia de género en México promovidas por la Colectiva Hilos a través de la acción Sangre de mi sangre (2020-2022), mediante la cual se hizo un llamado a la comunidad para participar en un tejido colectivo contra los feminicidios y desapariciones en el Estado de Jalisco.
También, la pieza de video teatro Lonra (2020) del colectivo Caja Negra de El Salvador aborda la violencia contra las mujeres a través de la recuperación de un clásico de la literatura salvadoreña, La honra, de Salarrué. La puesta en escena, concebida específicamente durante la pandemia para el formato video, resulta una preciosista y muy cuidada apuesta visual, donde el uso de materias como fibras, barro, agua y el tratamiento de la luz y los efectos de sonido logran crear una atmósfera inmersiva en la narración. La evolución dramática del relato, no obstante la seducción visual que consigue la obra, resulta conmovedora y desgarradora al describir la violación que sufre el personaje de la joven Juanita.
Otras propuestas dentro de la muestra Paréntesis. Relatos desde la incertidumbre, como el poema Año de la Erradicación del Sostén (2020) de la peruana Paola Roncal; o el video (2020-2021), 2020, resultante de la colaboración entre las dominicanas Marie Jiménez y Eli Mena, ahondan en las circunstancias específicas del aislamiento desde una perspectiva feminista. En los versos de Roncal se alude al impacto de la pandemia en la extensión del tiempo de los cuidados y el trabajo doméstico. En el video de las dominicanas, una imagen bucólica del segmento de cielo que se alcanza a ver desde la ventana del hogar donde acontece el encierro contrasta con la banda sonora, en la que se escuchan las noticias nacionales y extranjeras que emite la radio, como el aumento de los casos de violencia de género en el confinamiento, la violación de una niña, la detención de mujeres activistas en una manifestación antirracista, la violencia policial durante el toque de queda en el estado de alarma, el recrudecimiento de la guerra en Siria.