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CEPAL
Desarrollo en transición: propuesta de concepto y medición para una cooperación renovada...
Con arreglo a esta perspectiva multidimensional, el enfoque de gobernanza y financiamiento de la cooperación debe desempeñar una función facilitadora y ser de naturaleza multinivel, tomando en consideración la cooperación Sur-Sur, la cooperación triangular y la cooperación horizontal, tanto entre los diferentes niveles de gobierno como entre estos y las organizaciones privadas y de la sociedad civil. Además de nuevas métricas, se requieren nuevas herramientas destinadas a implementar la cooperación para el desarrollo a nivel operativo, que permitan adaptarla a los nuevos contextos mundial y regional, aprovechando, al mismo tiempo, la eficacia de las herramientas existentes.
E. El enfoque de brechas estructurales: un instrumento para medir y encontrar mejores indicadores que el PIB per cápita y garantizar la inclusión de los países de ingreso medio en todas las formas de cooperación El enfoque de brechas estructurales es, como se señaló anteriormente, una alternativa al PIB per cápita para medir las desigualdades en los procesos de desarrollo y reformular la cooperación internacional de manera de garantizar la inclusión de los países en transición al desarrollo en todas las formas de cooperación. Este enfoque parte de dos premisas. La primera es que resulta necesario medir las distintas dimensiones del desarrollo (económica, social, ambiental, institucional y financiera, entre otras) y la segunda es que no existe una clasificación o criterio único que se adapte a todos los países. Este enfoque permite ordenar, según cada dimensión del desarrollo, una muestra heterogénea de países en unos pocos grupos, cada uno de los cuales es homogéneo —hasta cierto punto— debido a las similitudes entre los países que lo conforman. En resumen, distintas brechas se traducen en distintas clasificaciones, y agrupar los países de acuerdo con el ingreso per cápita es solo una de las distintas posibilidades. La clasificación que se basa en la brecha del ingreso para determinar los grupos de países tiene una ponderación implícita que asigna a esta brecha una importancia fundamental. Por ello, una estrategia de desarrollo que considera como elemento central la brecha de ingreso asigna al resto de las brechas una importancia secundaria. En general, cada brecha se mide con respecto al valor de la variable correspondiente en el país que se considera que tiene los mejores resultados en cada dimensión del desarrollo a nivel mundial. La gran diversidad de brechas implica que es posible realizar diferentes clasificaciones. La pertinencia de cada brecha varía de un país a otro; mientras que algunas brechas pueden ser muy relevantes para un país, para otros quizás no lo sean tanto. Una estrategia de desarrollo que considera solo la brecha de ingresos subordina todas las otras y las coloca en un nivel secundario, o implícitamente considera que las diferencias de ingreso explican las diferencias en todas las otras dimensiones. Por ello, cada país debe identificar las áreas en las que tiene las mayores necesidades y los principales desafíos, con el objetivo de definir las áreas de acción prioritarias, las políticas públicas correspondientes y el alcance de la cooperación internacional. En este sentido, el enfoque de brechas es más que una perspectiva analítica: es un instrumento para el direccionamiento y la articulación de la cooperación basado en el reconocimiento de la soberanía del país receptor, los intereses de los donantes y el alcance multidimensional del desarrollo. Es un instrumento para la acción. En el cuadro I.2, se ilustra una aplicación del enfoque de brechas en los países de la región con base en cinco indicadores: el PIB per cápita, la recaudación por el impuesto sobre la renta de las personas físicas como proporción del PIB, el porcentaje de escaños ocupados por mujeres en los parlamentos nacionales como proporción del total de escaños, el porcentaje de suscripciones de banda ancha fija y el índice de Gini.