Colombia Internacional No. 47

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CONTENIDO

Una revisión a las relaciones colombo-japonesas David Arturo Ramírez García 5 La cumbre eurolatinoamericana de río de janeiro: ¿nostalgias coloniales o cooperación internacional? Giovanni Molano Cruz 31 Relaciones internacionales y derechos humanos en el paradigma consensual de la justicia de john rawls Osear Mejía Quintana 44 Internet y estado: aproximaciones a la globalización desde el ciberespacio Entre lo real y lo virtual Juan Carlos Gozze 51


UNA REVISIÓN A LAS RELACIONES COLOMBO-JAPONESAS David Arturo Ramírez García*

En contra del discurso político sobre la necesidad de diversificar las relaciones exteriores, los vínculos de Colombia con el Asia-Pacífico siguen siendo débiles. Particularmente, en los últimos años la relación con Japón no ha avanzado tanto como con otros países, pese a su importancia como proveedor de tecnología y capital, y mercado para los productos nacionales. Esta "indiferencia" tiene su contrapartida del lado japonés. Salvo en asuntos muy puntuales, Colombia le genera poco interés frente a verdaderas prioridades comerciales y geopolíticas. Incluso en el ámbito latinoamericano, el intercambio es más fuerte con países como Brasil, Perú, México y Chile. La estrategia exportadora del gobierno del presidente Andrés Pastrana y la renovada posición colombiana en el escenario internacional constituyen un excelente momento para plantear la revigorización de la agenda con Japón, como punta de lanza para una penetración de largo plazo en el Asia-Pacífico. Vale señalar que algunos consideran innecesario acercarse a Japón, dado el mayor atractivo que comparativamente ofrecen China y Corea, desde el punto de

vista político y comercial, respectivamente. Se argumenta así mismo que, más que buscar nuevas oportunidades para sus productos, Colombia debe mantener sus mercados en el exterior. Es decir, actuar de una manera más defensiva, de cara precisamente a la competencia que representan los asiáticos en América y Europa. Por último, otros señalan que la crisis asiática es una razón suficiente para no invertir esfuerzos en la región. Sobre estas críticas habría que hacer algunas precisiones. No es cierto que la crisis asiática, que comenzó en 1997, represente la caída definitiva de esa región. El acervo de capital físico y humano de los países que la componen se mantiene. Las proyecciones indican que en el mediano plazo retomarán el vigor que les ha caracterizado y liderarán el dinamismo económico, financiero y comercial del orbe en las próximas décadas. Por otra parte, tampoco se puede estar de acuerdo con el argumento de que "es mejor profundizar las relaciones con los actuales socios comerciales". Si bien ello no se debe descuidar, resulta ineficiente económicamente, e inconveniente, desde el punto de vista político, concentrar el comercio con unos pocos socios.

* Consultor económico. Actualmente se desempeña, entre otros, como director de la oficina especial del Industrial Bank of Japan en Bogotá. Las opiniones del autor no comprometen la posición oficial de ninguna de las instituciones para las que trabaja.


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Sin crear falsas expectativas que conduzcan a pensar que es una tarea fácil, o que los dos países se convertirán en los mejores y más fuertes aliados, no se puede llegar al extremo de desechar la conveniencia de un fortalecimiento de las relaciones Colombia-Japón. Varias razones apoyan esta idea: En primer lugar, existe un mercado cautivo, que representa para Colombia el séptimo destino de sus ventas mundiales. La estrategia exportadora del gobierno hace imperioso ampliar la presencia en ese país, a la vez que obliga a buscar nuevas oportunidades en el resto de Asia. Segundo, Japón es el mejor amigo que se tiene en la región. Si se desea conquistar el resto de Asia, debería ser de la mano del Japón; las relaciones con los orientales se construyen en el muy largo plazo y, por ello, sería costoso desperdiciar lo que se ha avanzado con los nipones. Tercero, Japón es la segunda economía del mundo y lidera la tecnología del globo. El nivel de desarrollo colombiano marca una dependencia por importaciones de bienes de alto valor agregado, que muy seguramente seguirán siendo provistos por Japón. Por último, pero no menos importante, el país necesita recursos para su desarrollo, en términos de ayuda monetaria, capacitación, cooperación, entre otros. No hay que olvidar que Japón financia al resto del mundo y es la segunda nación que más ayuda otorga a los países subdesarrollados. El impulso a la atrasada zona del Pacífico colombiano constituye un claro ejemplo de cómo puede aprovecharse la ayuda proveniente de Japón, dadas las manifestaciones de interés de ese país en aquella zona. Ahora bien, si se logra un consenso en torno a la necesidad de fortalecer los vín-

culos con Japón, el sector privado y el gobierno colombianos deberían estar dispuestos al enorme esfuerzo y la gran paciencia que se requiere para superar los obstáculos que hoy día vulneran la relación bilateral. Así las cosas, en este ensayo se sugieren posibles líneas de acción para intensificar los lazos binacionales. Para este propósito el documento se divide en tres partes principales: primero, una revisión histórica de las relaciones políticas y económicas; en segundo lugar se identifican los obstáculos que limitan la relación; y, por último, se presentan las sugerencias que, desde un enfoque constructivo y positivo, pueden servir de elementos para discusión. 1. BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LAS RELACIONES COLOMBOJAPONESAS

1.1 Las relaciones políticas y diplomáticas Las relaciones bilaterales se iniciaron formalmente el 25 de mayo de 1908, cuando los dos países suscribieron el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación en la ciudad de Washington (Estados Unidos). Este hecho histórico es explicado en buena parte por el auge del comercio internacional en ese momento, y por la "internacionalización" japonesa que había empezado en la segunda mitad del siglo XIX. La apertura nipona se complementó años después a través de una política oficial de migraciones, en especial hacia América Latina. Es así como entre 1929 y


Una revisión a las relaciones colombo-japonesas •

1935 llegaron a Colombia los primeros inmigrantes, aunque en un número limitado, que no superó el medio centenar de familias. Estos se asentaron en la región del Valle del Cauca, y más adelante se desplazaron hacia el centro del país. El impacto de dichas migraciones es un tema que permanece inexplorado; analistas como Jaime Barrera1, sugieren que sus actividades agrícolas podrían haber sido la semilla para el posterior desarrollo de algunos cultivos como arroz e, incluso, café.

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estas entidades se fortaleció luego de la firma del convenio de cooperación técnica bilateral, en 1976. Aunque ningún jefe de Estado japonés ha visitado Colombia, desde 1990 se intensificó la actividad diplomática, con la presencia en el país del ex primer ministro Toshüá Kaifu, y altos oficiales de la Cancillería, incluyendo el Ministro de Relaciones Exteriores y miembros del legislativo.

Por su parte, la presencia institucional colombiana data de finales de los setenta, a través de las oficinas de la Federación Nacional de Cafeteros y de la Flota Mercante Grancolombiana. En 1973, se realizó la primera visita empresarial a Japón, en cabeza del entonces Ministro de Hacienda, Rodrigo Llórente, con resultados concretos, como, por ejemplo, la obtención de recursos para la financiación de la hidroeléctrica de Salvajina. En 1983, el presidente Belisario Betancur ordenó la apertura de una oficina del entonces Proexpo (hoy Proexport) en Tokio. Y, en 1998, como "respuesta" al auge de las inversiones niEl Japón de la posguerra, concentrado! ponas en el sector automotriz, se estableen su fortalecimiento económico, buscó ció la Cámara Colombo-Japonesa de Coaceleradamente fuentes de materias pri- mercio e Industria, en Bogotá, como mas y mercados para sus exportaciones. instancia para la promoción a la inversión Como parte de la estrategia en América y el intercambio comercial. Latina, se instalaron en Colombia oficinas Con el gobierno del presidente Virgilio de la Organización de Comercio Exterior de Japón (JETRO, por sus siglas en inglés: Barco Vargas, comenzó la internacionalizaJapan External Trade Organization), a fi- ción de la economía nacional y, con ella, nales de los cincuenta, y de la Agencia de los esfuerzos de esa administración por un Cooperación Internacional de Japón (JICA: mayor acercamiento a la región Asia-PacíJapan International Cooperation Agency), fico. Fue así como en 1987 se estableció el en la década siguiente. La actividad de Comité Colombiano de Cooperación en En otro momento histórico de la relación, en 1934 se estableció la legación japonesa en Bogotá y en 1935 su contraparte en Japón. Luego de la suspensión de relaciones diplomáticas a raíz de la posición adoptada por ambos países durante la Segunda Guerra Mundial, en 1954 se normalizaron los vínculos de amistad y cooperación. En 1958 Colombia elevó su misión en Tokio a la categoría de Embajada, luego que de un año atrás los japoneses elevaran a igual rango su misión en Bogotá.

1 Profesor del Depto. de Lenguajes y Estudios Socioculturales de la Universidad de los Andes.


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el Pacífico y dos años más tarde el presidente Barco visitó Tokio. Durante el período del presidente César Gaviria, con la apertura en pleno vigor, se intensificaron los contactos, a través de la misión empresarial de 1993 y la visita presidencial de 1994. Como logros de esta actividad en la primera parte de los noventa, debe mencionarse el establecimiento del Comité Empresarial Conjunto Colombo-Japonés que, como "apéndice" del Keidanren2, es el ente coordinador de las relaciones entre el sector privado binacional. Así mismo, en 1994, Colombia fue aceptada como miembro pleno del Pacific Basin Economic Council (PBEC, Consejo Económico de la Cuenca del Pacífico) y del Pacific Economic Cooperation Council (PECC, Consejo de Cooperación Económica del Pacífico). Durante el período del presidente Ernesto Samper los avances se vieron limitados por las presiones internacionales originadas en el rechazo de los Estados Unidos hacia su gobierno. Algunos analistas aseveran que las presiones podrían haber frustrado las visitas del Presidente a Tokio, así como el ingreso de Colombia al Asia-Pacific Economic Cooperation (Consejo de Cooperación Asia-Pacífico, APEC). No obstante, se logró la aceptación parcial al APEC como miembro del Grupo de Cooperación Energética en 1996. Así mismo, durante la visita de la canciller María Emma Mejía a Tokio, a principios de 1998, se discutieron importantes temas, especial-

mente la cofinanciación de los planes de desarrollo para la región Pacífica colombiana. Por último, no puede dejar de mencionarse la importancia de las reuniones empresariales en el seno del Comité Empresarial Conjunto Colombo-Japonés. Los tres encuentros que se han realizado han tenido lugar en Bogotá, en 1993,1995 y 1999. 1.2 El comercio exterior

El comercio global entre Colombia y Japón, que en 1970 no alcanzaba los US$100 millones, aumentó rápidamente hasta los US$582 millones en 1980 y se proyecta que haya superado los US$1.000 millones al cierre de 1998 (cuadro 1). En los últimos 28 años la participación del intercambio bilateral en el total colombiano se ha mantenido en un 6%, aunque ha venido descendiendo desde 1996 (cuadro 2). Por lo demás, el comercio binacional creció a una tasa similar a la del total (cuadro 3). El intercambio es netamente complementario, fiel a los principios de la teoría ricardiana de la ventaja comparativa: Japón exporta bienes de capital e insumos industriales, en tanto que Colombia le vende bienes primarios. En segunda instancia, llama la atención el permanente déficit comercial en contra de Colombia3,

2

El Keidanren es el mayor gremio de asociaciones empresariales de Japón. Si se permite la comparación, en el caso colombiano su contraparte sería el Consejo Gremial Nacional.

3

El asunto ha sido una dolencia histórica, a tal punto que en 1934 provocó la denuncia del Tratado de 1908 por parte del Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Roberto Urdaneta Arbeláez, quien justificándola argumentaba que "...el escaso consumo de productos colombianos en el


Una revisión a las relaciones colombo-japonesas •

CUADRO 1 COMERCIO EXTERIOR ENTRE JAPÓN Y COLOMBIA Millones de dólares Total Exportaciones ajapón (Valor FOB)

Importa-

Balanza

Comercio

ciones desde Japón (Valor CIF)

Comercial Jap.-CoL

JapónColombia

Exportaciones colombianas (Valor FOB)

Importaciones colombianas (Valor CIF)

Comerdo global colombiano

1970

20,5

52,5

-32,0

73,0

741,7

776,0

1517,7

1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 19% 1997 1998*

17,8 33,6 48,9 20,7 27,1 61,6 82,8 71,2 92,2 147,6 126,5 127,5 136,8 153,5 149,9 249,4 203,7 262,0 250,2 259,0 231,2 197,4 237,5 353,0 363,7 349,0 362,5 231,4

63,8 66,3 86,9 135,5 128,8 131,7 196,5 279,9 295,5 434,1 497,6 608,0 551,6 431,2 428,7 350,9 386,5 540,2 434,1 496,4 467,6 523,6 964,8 993,4 1045,8 707,2 660,8 730,2

-45,9 -32,8 -38,0 -114,8 -101,7 -70,0 -113,7 -208,7 -203,2 -286,5 -371,2 -480,5 -414,8 -277,7 -278,8 -101,6 -182,8 -278,2 -183,9 -237,3 -236,4 -326,1 -727,3 -640,3 -682,1 -358,2 -298,3 -498,7

81,6 99,9 135,8 156,2 156,0 193,3 279,3 351,1 387,7 581,7 624,1 735,6 688,4 584,8 578,6 600,3 590,2 802,2 684,3 755,4 698,8 721,0 1202,4 1346,4 1409,6 1056,1 1023,2 961,6

695,0 876,0 1177,3 1416,8 1498,0 1757,2 2457,2 3102,3 3374,4 3945,0 2956,4 3095,0 3080,9 3483,1 3551,9 5107,9 5024,4 5026,2 5739,4 6765,0 7119,7 6909,6 7110,9 8497,2 10287,6 10582,1 11524,3 9021,4

742,0 959,0 1236,0 1455,0 1712,0 2214,0 2674,0 3219,0 3515,0 5142,8 6093,8 6094,8 4912,7 4402,1 4130,7 3852,1 4228,0 5005,3 5010,2 5588,5 4946,5 6484,5 7259,1 11883,0 11440,8 12585,1 14408,0 11597,4

1437,0 1835,0 2413,3 2871,8 3210,0 3971,2 5131,2 6321,3 6889,4 9087,8 9050,2 9189,8 7993,6 7885,2 7682,6 8960,0 9252,4 10031,5 10749,6 12353,5 12066,2 13394,1 14370,0 20380,2 21728,4 23167,2 25932,3 20618,8

70-97

165,6

427,1

-261,5

592,7

4532,2

5070,4

9602,6

70-80 80-90 91-97

56,7 187,8 299,2

170,1 469,0 766,2

-113,4 -281,2 -467,0

226,9 656,9 1065,4

1912,8 4343,2 8861,6

2149,5 4951,0 9858,1

4062,3 9294,2 18719,8

Promedios

* Exportaciones a octubre, importaciones a septiembre. Fuente: Ministerio de Comercio Exterior. Cálculos del autor.

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CUADRO 2 COMERCIO EXTERIOR ENTRE JAPÓN Y COLOMBIA Participaciones % Exp. a Japón/ Total export.

% Imp. desde Jp/ Total imports.

% Ccio. Japón/ Ccio. global

1970

2,8

6,8

4,8

1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988

2,6 3,8 4,2 1,5 1,8 3,5 3,4 2,3 2,7 3,7 4,3 4,1 4,4 4,4 4,2 4,9 4,1

8,6 6,9 7,0 9,3 7,5 5,9 7,3 8,7 8,4 8,4 8,2

5,2

10,8

5,7 5,4 5,6 5,4 4,9 4,9 5,4 5,6 5,6 6,4 6,9 8,0 8,6 7,4 7,5 6,7 6,4 8,0

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 19% 1997 1998*

4,4 3,8 3,2 2,9 3,3 4,2 3,5 3,3 3,1 2,6

8,7 8,9 9,5 8,1

10,0 11,2 9,8

10,4 9,1 9,1

8,4 9,1 5,6 4,6 6,3

6,4 6,1 5,8 5,4 8,4 6,6 6,5 4,6 3,9 4,7

13,3

Promedios 70-97

3,6

8,6

6,2

70-80 80-90 91-97

2,9 4,3 3,4

7,7 9,5 8,4

5,4 7,1 5,9

* Exportaciones a octubre, importaciones a septiembre. Fuente: Ministerio de Comercio Exterior. Cálculos del autor.


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CUADRO 3 COMERCIO EXTERIOR ENTRE JAPÓN Y COLOMBIA Tasas de crecimiento %Expor % Importe. % Com. global % Exportaciones % Importaciones % Comercio G. t a Japón Desde Japón Jap.-Col. colombianas colombianas colombiano 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 19% 1997 1998»

-13,1 88,4 45,6 -57,7 31,1 127,2 34,3 -14,0 29,6 60,0 -14,3 0,8 7,2 12,3 -2,4 66,4 -18,3 28,6 -4,5 3,5 -10,7 -14,6 20,3 48,6 3,0 -4,1 3,9 -36,1

21,5 4,1 30,9 56,0 -4,9 2,2 49,2 42,4 5,6 46,9 14,6 22,2 -9,3 -21,8 -0,6 -18,1 10,1 39,8 -19,6 14,3 -5,8 12,0 84,3 3,0 5,3 -32,4 -6,6 10,5

11,8 22,5 35,9 15,0 -0,1 23,9 44,5 25,7 10,4 50,0 7,3 17,9 -6,4 -15,1 -1,0 3,7 -1,7 35,9 -14,7 10,4 -7,5 3,2 66,8 12,0 4,7 -25,1 -3,1 -6,0

70-97

16,9

123

70-80 80-90 91-97

33,1 12,7 6,6

25,4 7,1 8,5

-5,3

-6,3 26,0 34,4 20,3 5,7 17,3

-4,4 29,2 28,9 17,7 17,7 29,3

393

203

26,3

433 -1,6 0,0 14,2 17,9 5,2 -3,0 2,9 19,5 21,1 2,9 8,9 -21,7

20,4 9,2 46,3 18,5 0,0 -19,4 -10,4 -6,2 -6,7 9,8 18,4 0,1 11,5 -11,5 31,1 11,9 63,7 -3,7 10,0 14,5 -19,5

27,7 31,5 19,0 11,8 23,7 29,2 23,2 9,0 31,9 -0,4 1,5 -13,0 -1,4 -2,6 16,6 3,3 8,4 7,2 14,9 -2,3 11,0 7,3 41,8 6,6 6,6 11,9 -20,5

12,1

11,7

12,8

11,8

24,0

18,9 7,8 8,2

21,5 5,6 16,6

20,2 6,0 11,9

83 16,9 -25,1

4,7 -0,5 13,1

2,0

Promedios

73 7,3

* Exportaciones a octubre, importaciones a septiembre. Fuente: Ministerio de Comercio Exterior. Cálculos del autor.


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el cual ha sido creciente, al punto que prácticamente se duplicó en la presente década4. 1.2.1 Las exportaciones colombianas a Japón Las exportaciones colombianas pasaron de unos US$57 millones por año en los setenta, a casi US$300 millones anuales en los noventa (cuadro 1). El mercado nipón se ubica dentro de los diez primeros destinos de las ventas externas nacionales5. En contraste, en 1991, el país se ubicaba como el 53° proveedor más importante del Japón6. El crecimiento de las ventas en los setenta y ochenta fue incluso superior al promedio del total7. En cambio, en los noventa se observa una marcada desace-

leración, registrando una tasa de casi 7%, frente a 13% para el decenio anterior (cuadro 3). Ello responde con toda seguridad al efecto de la revaluación del peso. Los productos de origen primario8 representaron el 98% de lo exportado entre 1985 y 1997, con el agravante de que la concentración ha aumentado levemente en los últimos años. Los principales bienes exportados en 1997 fueron: café sin tostar, esmeraldas, extractos de café, carbón, frutos de mar y flores. Esta composición es prácticamente la misma que en 1985, lo que confirma la pobre diversificación. La minúscula participación de otros bienes9 contrasta con su crecimiento promedio del 72% anual en el período 19861997. No obstante, la cifra esconde una gran volatilidad, así como un comporta-

Japón... es la causa directa del funcionamiento unilateral que ha venido teniendo aquel Tratado (el de 1908)... las estadísticas muestran, desde 1928 hasta 1933, una descompensación tan grande entre las importaciones de Colombia y las del Japón, que, adicionadas las sumas compradas por el Japón a Colombia en esos seis años, apenas se llega a un total de $5,087; y adicionadas las sumas compradas por Colombia al Japón, se llega a un total de $4.935,172". Fuente: Guzmán Esponda, Eduardo. Tratados y Convenios de Colombia: 1919-1938. Imprenta Nacional, Bogotá, 1939, p. 878. 4

Se proyecta que para 1998 el déficit comercial supere los 500 millones de dólares, si bien el faltante más alto fue registrado en 1993: 727 millones de dólares.

5

De hecho, en la década de los noventa, Japón se perfila como el 7° destino más importante para las exportaciones colombianas.

6

Juan Carlos González. "Historia y perspectivas de las relaciones bilaterales entre Colombia y Japón". En: Documentos Ocasionales No. 27. Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de ios Andes, Santa Fe de Bogotá, julio-septiembre de 1992, p. 30.

7

En tanto que las exportaciones a Japón crecieron al 33% y al 13% anual en los setenta y ochenta, el total de ventas externas colombianas aumentó en promedio al 19% y 8% por año en las mismas décadas, respectivamente.

8

Para efectos del análisis se incluyó en este grupo de productos a los alimentos, bebidas, tabaco y minerales, con base en las cifras del Ministerio de Comercio Exterior y del DAÑE.

9

Para el análisis se incluyen los capítulos de manufacturas y otros no clasificados.


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miento negativo después de 199110. Los productos no tradicionales de mayor crecimiento desde la apertura fueron las frutas, el carbón, el ajonjolí y las flores. 1.2.2 Las importaciones provenientes dejapón

Las importaciones de productos nipones promediaron los US$760 millones anuales en los noventa11, frente a US$170 millones en los setenta (cuadro 1). Ello responde a un mayor dinamismo luego de la apertura económica, cuando se registra una tasa de crecimiento promedio del 9% anual, 2 puntos más que en la década previa (cuadro 3). Japón se mantiene como el tercer proveedor de compras externas en el período analizado12, mientras que Colombia ocupa el lugar 48° como destino para las exportaciones japonesas13.

Con la apertura se registra un cambio en la composición de las importaciones; éstas se concentran aún más en automóviles y autopartes, en detrimento de la participación de bienes siderúrgicos y metalúrgicos y, en menor medida, de la maquinaria mecánica y eléctrica14. Las compras de mayor crecimiento en los últimos años han sido las de cueros y sus manufacturas; alimentos, bebidas y tabaco; madera y derivados; y productos químicos. Sin embargo, se trata de compras volátiles. 13 La inversión japonesa en Colombia

Partiendo de la base de que, comparativamente con otras regiones del mundo, América Latina es un destino de menor importancia para la inversión nipona15, Colombia ha recibido bajos volúmenes. Entre 1951 y 1985 la inversión de Japón en el país sumó US$42 millones, la 14° más importante en la región16. En dicho perío-

10 Los crecimientos respectivos fueron 190,7% entre 1986 y 1990, y -12,5% entre 1991 y 1998. 11 Se proyecta que en 1998 las importaciones totales de bienes japoneses supere los 900 millones de dólares. 12 La participación promedio anual fue de 7,7% en la década del setenta, 9,5% en los ochenta y 8,4% en los noventa.en ios noventa. 13 Dato para 1991. González, op. cit., p. 30. 14 La participación de "automóviles, autopartes y equipo y material de transporte" aumentó de un promedio de 34% anual en el período 1985-1990, a 52% anual en el período 1991-1998. En contraste, los bienes siderúrgicos y metalúrgicos pierden participación comparativamente, de un promedio anual de 28% al 11,5%. De manera similar, la maquinaria mecánica y eléctrica reduce su participación anual promedio desde el 28% al 25%. 15 Para mayores detalles ver: Vegalara, Armando. La inversión japonesa en América Latina y Colombia. Mimeo, septiembre de 1995. 16 Esta suma representa el 0,26% del total invertido en la región durante el período. El 14° lugar ubicó a Colombia luego de Brasil, México, Perú, Chile, Argentina, Venezuela y los paraísos fiscales del Caribe. Fuente: Dora Rothlisberger. "Las relaciones internacionales de Colombia con los principales países asiáticos de la Cuenca del Pacífico". En: Documentos Ocasionales del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de los Andes. Santa Fe de Bogotá, enero-febrero de 1989, p. 12.


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do la mayoría de inversiones foráneas japonesas se realizaron en el sector financiero, que para entonces estaba fuertemente restringido en Colombia.

Y casi un 10% al sector de las telecomunicaciones. Esta estructura es mucho más diversificada que la observada en 198019 (cuadro 6).

Sin embargo se observa un dinamismo con la apertura económica local. El crecimiento entre 1991 y 1997 (225% por año) superó con creces el aumento del total de la inversión extranjera en el país (52% anual)17. No obstante, los flujos son muy volátiles y su participación ha venido cayendo desde el 6% en los ochenta a menos del 1,25% en promedio anual para el período 1992-97 (cuadro 4).

1.4 Otros flujos financieros Japón ha sido tradicionalmente una fuente primaria de recursos financieros para la economía colombiana. La deuda externa total, pública y privada, con ese país pasó de representar 3,2% en 1976 a 10,4% en junio de 198420 y a 12,5% en 198921.

El acervo total de la Inversión Extranjera Directa (IED) de Japón en Colombia, excluyendo petróleo, superó los US$200 millones hasta junio de 1998, frente a menos de US$12 millones en 1980. Por su parte, el acervo de inversión en portafolio llegó a US$1.780 millones a junio del 98, esto es, menos del 1% del total (cuadros 5 y 6).

En tanto que la actividad crediticia de las entidades de fomento niponas está ligada a la llegada de TICA y JETRO, la vinculación de la banca privada japonesa se remonta a principios de los setenta. Se destacan, entre otros, la financiación de obras de trascendencia nacional como la hidroeléctrica de Salvajina y, años más tarde, el acueducto de Aguablanca y el sistema de adecuación de tierras del Ariari.

La inversión nipona se concentra en la industria manufacturera y el sector financiero. Hasta 1997, excluyendo petróleo, un 60% se ubicaba en el sector de ensamblaje de vehículos18. Un 18% corresponde al sector financiero, incluyendo portafolio.

Hasta el segundo trimestre de 1998, la deuda pública externa colombiana de mediano y largo plazo se encontraba contratada en un 65% en dólares estadounidenses, 13,7% en yenes, 10% en marcos alemanes, y el porcentaje restante en otras

17 Para 1995, Colombia representó el 1% del total invertido por Japón en América Latina. Vegalara, op. cit,, p. 6. 18 En este rubro se destaca la reconocida presencia de Sumitomo y Mazda en la Compañía Colombiana Automotriz desde 1984, y la compra del 23% de Sofasa-Renault por parte de Toyota y Mitsui a principios de los noventa. 19 En el año de 1980,92% se encontraba invertido en vehículos, 4% en alimentos y 2,5% en producción de bienes metálicos. Fuente: García, Pío Quinto. Mirar al Asia. Centro Editorial Javeriano, CEJA. Santafé de Bogotá, 1994. p. 67. 20 Rothlisberger, op. cit., p. 13. 21 García, op. cit, 1994, p. 68.


Una revisión a las relaciones colombo-japonesas • 15

CUADRO 4 FLUJOS DE INVERSIÓN EXTRANJERA EN COLOMBIA JAPÓN Y TOTAL COMPARATIVOS. 1981-1997 Miles de dólares. No incluye petróleo ni portafolio Año

Inversión

% Tasa de

% Participación

Total

% Tasa de crecimiento

japonesa

crecimiento

en el total de la inversión en Colombia

inversión extranjera en Colombia

de la inversión extranjera en Colombia

1981

4.480

2,7

165.682

1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997

249 730 16.552 471 104 23.223 5.310 4.268 74.951 56.822 534 1.690 23.928 20.467 14.776 45.030

-94,4 193,2 2167,4 -97,2 -77,9 22229,8 -77,1 -19,6 1656,1 -24,2 -99,1 216,5 1315,9 -14,5 -27,8 204,8

0,2 0,7 10,2 0,5 0,0 17,4 2,8 0,9 30,4 28,8 0,2 0,4 3,0 1,5 1,3 1,5

139.323 109.745 162.172 95.385 402.777 133.308 190.277 474.843 246.280 197.268 307.650 441.009 802.573 1.320.915 1.180.028 2.932.927

-15,9 -21,2 47,8 -41,2 322,3 -66,9 42,7 149,6 -48,1 -19,9 56,0 43,3 82,0 64,6 -10,7 148,5

17.270 13.034 23.321

1715,7 2875,6 224,5

6,0 6,6 5,2

547.186 211.979 1.026.053

45,8 41,0 52,0

Promedios 81-97 81-90 91-97

Fuentes: 1981-1990, DNP: aprobaciones. 1991-1997, Coinvertir a partir de registros del Banco de la República. Cálculos del autor.

monedas "duras". Hay que anotar que la participación de la moneda japonesa viene reduciéndose desde 1991, en favor del dólar (cuadro 7). En su orden, la mayor parte de la deuda pública con Japón se encuentra con-

tratada con organismos de fomento (55%), tenedores de bonos (28%), proveedores (15%) y bancos comerciales (2%)22. Luego de la apertura financiera en Colombia se presentó una desaceleración en el ritmo de endeudamiento con entidades oficiales y privadas niponas23.

22 Según cifras de la Contraloría General de la República para el período 1987-1998. 23 El promedio anual de endeudamiento pasa de 1.003 millones de dólares entre 1987 y 1990, a 600 millones entre 1991 y 1996 (Fuente: Contraloría General de la República).


16

Colombia Internacional 47

CUADRO 5 ACUMULADO DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA DISTRIBUCIÓN POR PAÍS DE ORIGEN Millones de dólares País

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998 (jun)

América del Norte

2.610

2767

3.010

3.449

3.860

4474

4539

América Central y Antillas América del Sur Europa Asia

306 163 7W 1 71 4 3584

«6 261 774 1 73 2 4284

648 321 1005 3 97 2 5.086

1.053 513 1267 7 117 3 6.407

1702 621 1.958 12 132 3 8.287

3.615 632 2304 12 177 5 11220

5349 693 3.844 11 203 6 14.546

Japón Otros Total

Notas: * Inversión Extranjera Directa excluyendo inversiones en petróleo. * Cifras en millones de dólares. * Última actualización 18/09/98. * Fuente: Registros Banco de la República. REGISTROS ANUALES DE INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA NETA DISTRIBUCIÓN POR PAÍS DE ORIGEN (1992-1997) Miles de dólares País

América del Norte América Central y Antillas América del Sur Europa Asia Japón Otros Total

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998 (jun/a)

96.645

127.582

242.380

438.938

410.897

614.507

65.156

88.506 39.144 . 112.767 -1.095 .2,123 353 338320

100.922 97.725 73762 135 1.942 2.260 399.808

242.187 60.608 231.154 1.164 23.928 465 801.886

404.249 191.652 261.890 347 20.467 248 1320915

649.074 108.541 691.221 5.533 14.776 14 1.880028

1.913.351 11.006 346.584 83 45.030 2.502 2.932S27

1.633.884 60.389 1.539.612 107 25.605 1.009 3325548

Notas: * Cifras netas de inversión extranjera excluyendo petróleo * Cifras anuales hasta 1997 a/ Cifras del primer semestre de 1998 * Última actualización 18/09/98 * Fuente: Registros Banco de la República. REGISTROS ANUALES DE INVERSIÓN EXTRANJERA EN PORTAFOLIO DISTRIBUCIÓN POR PAÍS DE ORIGEN (1992-1997) Miles de dólares País

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998 (jun/a)

América del Norte

5.479

30.101

553.099

196.156

179.535

463.140

40.989

América Central y Antillas América del Sur Europa Asia Japón

4.443 0 1873 0 0 367 12162

3268 0 100 0 0 3248 36.717

5.728 1.000 28.661 0 1800 2612 587.676

789 0 23.674 0 12398 9203 242220

17.075 0 125514 0 0 4178 292152

15.485 0 84621 0 0 1.486 561.760

39.188 0 28.884 0 0 1.018 50275

Otros Total



CUADRO 7 DEUDA PÚBLICA EXTERNA DE MEDIANO Y LARGO PLAZO Saldos vigentes según monedas de pago 1/ (Millones de dólares) Fin de

Dólar americano

1991 1992 1993 1994 1995 19% 1997 1998

8.200 7.253 7.382 8.192 8.406 10.840 12.864 12.606

Florín

Peseta española

Franco francés

Franco suizo

288 180 121 59 46 38 31 30

64 92 110 91 95 80 51 46

1.090 1.261 739 873 892 622 387 372

386 428 245 213 185 138 87 85

holandés

Libra esterlina 83 218 152 159 150 128 97 260

Marco alemán 1.820 1.478 1.927 1.485 1.678 1.187 678 991

Yen

Otras

Total

148 355 119 274 279 252 245 242

14.464 13.487 13.258 13.554 13.952 15.023 15.519 15.802

% Otras

% Total

japonés 2.385 2.222 2.464 2.207 2.220 1.739 1.080 1.171

PARTICIPACIONES Saldos vigentes según monedas de pago 1/ (Millones de dólares)

Fin de

% Dólar americano

% Peseta española

% Franco francés

% Franco suizo

% Florín holandés

% Libra esterlina

% Marco alemán

1991

56,7

2,0

0,4

7,5

2,7

0,6

12,6

16,5

1,0

100

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998

53,8 55,7 60,4 60,3 72,2 82,9 79,8

1,3 0,9 0,4 0,3 0,3 0,2 0,2

0,7 0,8 0,7 0,7 0,5 0,3 0,3

9,3 5,6 6,4 6,4 4,1 2,5 2,4

3,2 1,8 1,6 1,3 0,9 0,6 0,5

1,6 1,1 1,2 1,1 0,9 0,6 1,6

11,0 14,5 11,0 12,0 7,9 4,4 6,3

16,5 18,6 16,3 15,9 11,6 7,0 7,4

2,6 0,9 2,0 2,0 1,7 1,6 1,5

100 100 100 100 100 100 100

65,2

0,7

0,6

5,5

1,6

1,1

10,0

13,7

1,7

%Yen japonés

Promedio (91-98)

1/ Cálculos efectuados con base en las tasas de cambio vigentes al final del período. Fuente: Banco de la República, Subgerencia de Estudios Económicos.


Una revisión a las relaciones colombo-japonesas • 19

Sobresale el caso del banco de importaciones y exportaciones de Japón, el Eximbank. Los saldos vigentes con esta institución pasaron de un promedio anual de US$275 millones en los ochenta a US$311 millones en los noventa. De hecho, en los últimos años esta entidad ha resultado tan importante como la tradicional Agencia Internacional para el Desarrollo (AID). Los recursos de la banca de fomento japonesa han sido fuertemente orientados a las entidades descentralizadas del orden nacional, en contraposición con otras fuentes que se han concentrado en el gobierno nacional o los gobiernos municipales. Además, se han dirigido a sectores de interés para los asuntos nipones, tales como energía, minería y transporte. La ayuda para el desarrollo proveniente de Japón es relativamente importante para Colombia24. El país ocupó el octavo lugar entre catorce naciones que recibieron ayuda oficial entre 1966 y 199025. La cooperación se ha reflejado en la participación en estudios de desarrollo, ayuda financiera no reembolsable, donaciones y programas especiales26.

2 LOS OBSTÁCULOS A LA RELACIÓN BILATERAL

Los expertos en el tema identifican varios factores que limitan un mayor acercamiento entre Colombia y Japón. Entre ellos, la distancia geográfica, las diferencias culturales, los dispares niveles de desarrollo económico, la existencia de otros países de mayor interés y, en general, las prioridades de la agenda de política exterior y del sector empresarial. Se señala así mismo el desincentivo que para el inversionista japonés representa la inseguridad en Colombia y los constantes cambios en las normas legales. Por su parte, el empresario colombiano culpa a los problemas domésticos de infraestructura, y al sistema de distribución y el estilo de negociación japoneses como el fundamento que impide una mayor penetración al llamado "imperio del Sol naciente". Las diferencias culturales son ciertamente un limitante. Los dos países poseen una tradición muy diferente, empezando por sus propios procesos de maduración como Estados-nación. Mientras que Colombia nace en 1830, Japón surge prácti-

% de la ayuda nipona a los 24 Ello es así, incluso tomando en cuenta que Colombia apenas recibe í países de América Latina. Róthlisberger, op. cit., p. 13. 25 Colombia acumuló el 6,1% de la asistencia oficial para el desarrollo. A su turno, México y Perú, como los mayores receptores, acumularon el 21% y el 12%, respectivamente. Fuente: García, Pío. Latin America in Japanese Financial Co-operation. Institute of Developing Economies. Tokio, 1993, p. 53. 26 Como ejemplo representativo de cada tipo se pueden mencionar el Plan Maestro de Transporte Urbano en Santa Fe de Bogotá (estudio), el mejoramiento del Sistema Nacional de Emergencias (ayuda no reembolsable), equipos para observación de terremotos y el plan de becas (1.567 becarios hasta 1997). Vale resaltar así mismo la cooperación para asistencia a proyectos comunitarios que en 1996,1997 y 1998 asignó recursos por 558 mil, 716 mil y 404 mil dólares, principalmente a través de donaciones. Fuente: Documentos varios de la Cancillería Colombiana.


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Colombia Internacional 47

camente en el año 660 A.C.27; de manera que son algo así como 2.600 años de diferencia que se reflejan en las prácticas culturales, los niveles de desarrollo, entre otros. Debe tenerse en cuenta también la influencia de los diferentes cultos o creencias religiosas. Como legado del confurianismo, los nipones adoptaron el respeto por las jerarquías y la orientación de grupo, como unas de las máximas de su estilo de vida28. Lo primero implica lealtad, y más exactamente lealtad empresarial. Lo segundo se refiere a la homogeneidad en el proceso de toma de decisiones: la conciliación. Existe, por lo demás, una "concepción diferente del tiempo"; para el japonés el corto plazo bien puede ser lo que en la tradición colombiana se identifica con el largo plazo. Naturalmente lo anterior se refleja en el estilo de negociación, que a criterio de los occidentales resulta bastante largo, dispendioso y, hasta cierto punto, ambiguo. El investigador Enrique Ogliastri ha desarrollado los más completos estudios que en el país se conocen sobre cómo negociar con los japoneses29. Por su parte, el experto Fernando Barbosa precisa que no se debe perder de vista que se trata de un proceso con contradicciones, donde las

generalizaciones no son la regla; los asuntos se estudian caso por caso; la información no es elemento de poder, sino artículo de intercambio; las decisiones deben contar con la aprobación de todos los cuadros directivos de la empresa; en muchas ocasiones resultará más importante lo que se convenga de palabra que aquello que se consigne por escrito; y, tal vez por último, son relaciones de muy, muy largo plazo, tan llenas de simbolismos como de hechos concretos30. En contraposición, la clase política y empresarial colombiana se caracteriza por una mentalidad cortoplacista, la búsqueda rápida de acuerdos en el proceso negociador, el ceñimiento a lo consignado en los documentos o contratos, la información como instrumento de poder, y un uso distinto de los simbolismos, que se materializan en actos de poder por lo general, en tanto que el japonés les da un sentido de amistad y fortalecimiento de los vínculos de la relación. Por último, aunque probablemente lo más importante, el estilo colombiano es vago a la hora de hacer propuestas de negocios; se acostumbra a "soltar ideas" sin mucho fundamento. Entre tanto, la con-

27 Fernando Barbosa. "Japón: retos y oportunidades". Serie Empresa, Economía y Sociedad. Monografías de la Universidad de los Andes. Facultad de Administración. Santa Fe de Bogotá, febrero de 1992, p. 8. 28 González, op. cit, p. 10. 29 Si el lector desea profundizar en el tema, por favor referirse a los trabajos de Ogliastri. Por ejemplo, Ogliastri, Enrique. El Sistema Japonés de Negociación. La experiencia en América Latina. McGraw-Hill/ Ediciones Uniandes, Bogotá, 1992. 30 Fernando Barbosa. Las relaciones de Colombia con los países asiáticos, 1994, p. 30. Valga aclarar que, para Barbosa, este paso no es tanto una búsqueda de conciliación como el poder "dividir" la responsabilidad de la decisión, sea que ésta dé resultados positivos o negativos.


Una revisión a las relaciones colombo-japonesas • 21

taparte acostumbra a negociar con base en situaciones muy específicas, es decir, cuando ya está muy estructurado el negocio31. De ota parte, las relaciones bilaterales han enfrentado otros limitantes como son la distancia geográfica y los dispares niveles de desarrollo. En cuanto a lo primero, se argumenta que "los dos países están separados por el océano más grande del mundo", lo que se traduce en extremas diferencias horarias y altos costos de transporte, a los que se suma el "impuesto de infraestructura" en Colombia32. Los dispares niveles de desarrollo explican que Colombia registre altos déficit comerciales en su condición de proveedor de bienes primarios y comprador de productos de alto valor agregado. Igualmente explica las disparidades desde el punto de vista de la infraestructura (como ya se mencionó), las instituciones y la normatividad. A cualquier inversionista le preocupan los constantes cambios en las reglas del juego; por ejemplo, en el país se han realizado tres reformas tributarias en el período 1996-98. Son bien conocidos los perjuicios que causa la burocracia local en todos los campos; como ejemplo, la "tramitomanía" que los propios japoneses han señalado como culpable del retraso en los desembolsos de ayuda para

proyectos como el de Ariari y Aguablanca. Y como si lo anterior no bastara, es claro que los niveles de violencia e inseguridad desincentivan a potenciales inversionistas. Sin embargo, frente al tema de la ayuda para el desarrollo, algunos críticos locales precisan que las agencias de cooperación japonesa se caracterizan por la rigidez, la inconsistencia, una estricta selectividad y baja diversidad de los programas que ofrecen. De manera que el bajo aprovechamiento de la ayuda es un tema relativo, que tiene culpables de parte y parte. Y es que del lado japonés también existen barreras "naturales" al comercio. Es un mercado de difícil acceso por el poco conocimiento de las necesidades de sus consumidores y sus altas exigencias de calidad y precio; el complejo y virtualmente impenetrable sistema de distribución; el poder de mercado de loskeiretsu; las restricciones paraarancelarias, entre otros. Las importaciones agrícolas están sometidas a cuotas y aranceles por razones de seguridad nacional, autosuficiencia y presiones de los grupos de interés japoneses33. Entre tanto, las importaciones de manufacturas enfrentan el inconveniente estructural del sistema de distribución.

31 Sobre el particular existen varios ejemplos. Uno de los más recientes, durante la visita del presidente Barco a Tokio, cuando se habló del tema del canal interoceánico. Al ser consultada la delegación colombiana, no había mayor información que la simple idea del proyecto. En opinión de expertos, estos hechos distan de ser anecdóticos y, muy por el contrario, hacen daño pues crean falsas expectativas que en últimas se traducen en una pérdida de credibilidad. 32 Según estudios del Departamento Nacional de Planeación (DNP), el transporte de mercancías de exportación está sujeto en Colombia a un "arancel" en contra, aproximadamente del 7%. 33 Barbosa, op. át. (1992), p. 18.


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Colombia Internacional 47

Respecto a lo último, vale la pena reseñar el trabajo de Barbosa, quien enfatiza el papel de las comercializadoras japonesas. Éstas, indica el autor, trabajan con grandes volúmenes mínimos, que en pocas ocasiones coinciden con la oferta colombiana. Simultáneamente hay que tener presente la pobre competitividad de la mayoría de productos colombianos. El mercado japonés es muy exigente y la única posibilidad de competir es a través de una imbatible calidad y un precio muy bajo, pues debido a la cadena de comercialización, este último fácilmente puede doblarse cuando la mercancía llegue al consumidor final. En términos generales, Colombia no compite con calidad/precio, y "en los segmentos del mercado donde la baja calidad nuestra es aceptable, los precios no resultan competitivos frente a los suministrados por países del área asiática"34. García afirma que existe buena calidad/precio en café, esmeraldas y carbón, pero pobre en frutas y otros artículos de reciente penetración35. González resalta como otro de los aspectos de la comercialización: "Las retribuciones para quienes han invertido el

tiempo y el dinero en establecer una imagen de confianza, cumplimiento y buena calidad han sido gigantescas"36. Es oportuno señalar en este punto que los obstáculos a una mayor integración binacional se mezclan con factores históricos, hasta el punto de generar en un círculo vicioso. Surge así como pregunta, si ¿son las limitantes al comercio y los flujos financieros el resultado del poco interés mutuo, o es este poco interés el que ha resultado en la ausencia de acciones para superarlos? Hay que partir de la base de que los lazos formales bilaterales son muy jóvenes37. Luego de la normalización de las relaciones en los cincuenta, no se registra un verdadero auge sino a partir de los setenta, cuando ambas naciones empiezan a mirar más allá de sus fronteras naturales. De hecho, los esfuerzos institucionales colombianos para un mayor acercamiento sólo se hacen más fuertes desde finales de los ochenta. Dora Róthlisberger38 señala cómo desde los setenta Colombia empieza a inte-

34 Barbosa, op. cit., 1992, p. 21. 35 García, op. cit., 1994, p. 83. 36 González, op. cit., p. 19. 37 Como se mencionó anteriormente, las relaciones diplomáticas nacen en 1908, mientras que países como Perú y México ya las habían establecido algunas décadas atrás (en 1873 y 1888, respectivamente). En el mismo sentido, los inmigrantes japoneses que llegaron a Colombia fueron mínimos com parados con los que llegaron a Brasil y Perú ya que por disposiciones oficiales el país cerró el ingreso de japoneses y chinos, bajo el argumento de "impedir el asentamiento de razas incompatibles con el tipo nacional". Al respecto Jaime Barrera sostiene, con obvia razón, que esos asentamientos de inmigrantes nipones explican en buena parte los flujos de comercio que actualmente mantiene Japón con otras naciones latinoamericanas. 38 Róthlisberger, op. cit., p. 11.


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resarse en el Pacífico en parte para disminuir su dependencia de Estados Unidos, ampliar sus mercados y desarrollar la región Pacífica. Más adelante, en los ochenta se sumarían temas comunes a la agenda de política exterior japonesa, tales como el pacifismo y la integración. De todas maneras Japón no resultaba de máximo interés, muy probablemente por su debilidad política y militar, teniendo en cuenta que las relaciones de Colombia, particularmente hasta antes de la apertura económica, tenían un alto contenido (o sesgo) político. Como se sabe, hacia el exterior, Japón resulta pasivo en términos políticos, aunque muy activo en materia económica. Como consecuencia del fin de la II Guerra Mundial, los nipones decidieron mantener un bajo perfil en asuntos de geopolítica y, prácticamente, subordinaron su política exterior a los lineamientos de los Estados Unidos. En otras palabras, Japón es un "gigante económico" y un "enano político"39. Según el politólogo Hiroshi Matsushita40, para el caso de la política externa hacia América Latina, Japón no se quiere meter en el "patio trasero" de los norteamericanos para no generar roces. Esta realidad es reconocida incluso por funcionarios del Departamento de Estado de los EE.UU.41.

Bajo estas circunstancias, el acercamiento de Japón hacia Latinoamérica comienza a finales de los setenta42. Hay un renovado interés en la región ante la eliminación de muchas de sus restricciones institucionales en contra de los flujos financieros. En 1977, Japón adhiere como país participante en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y en 1979 se establece una sección para Latinoamérica en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Sin embargo, la región era entonces, y sigue siendo, de lejos, una prioridad menor. Peor aún, dentro de Latinoamérica resultan más importantes los países con alta inmigración nipona que, como se vio, no es el caso colombiano. Los intentos de acercamiento por parte de Colombia han estado impregnados por la inconsistencia y el cortoplacismo que caracteriza su política exterior. Por un lado, no existe una verdadera estrategia de largo plazo para fortalecer los lazos con Japón y el resto de Asia. Por otra parte, la política sufre fundamentalmente de una enorme fragmentación, bajo la cual cada institución oficial busca sus propios fines, sin que exista consenso o suma de esfuerzos, lo que desperdicia sinergias y puede conducir al riesgo de contradicciones. Como consecuencia de todo lo anterior, la relación bilateral se encuentra en

39 Para una ampliación al respecto, ver Róthlisberger, op. cit., p. 10. 40 Matsushita, Hiroshi. "La política japonesa hacia América Latina en la época de la posguerra". Análisis Político No. 4, mayo-agosto de 1988. 41 Matsushita, op. cit, p. 100. 42 Previamente, en los sesenta, la región interesaba como destino para los flujos de inmigrantes ante las restricciones existentes en Estados Unidos y la imposibilidad de comerciar con China.


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un estado de "marginalidad mutua"43, que se ha reflejado en una baja utilización de las agencias de cooperación y fomento japonesas (JETRO, JICA, Eximbank), la tardía presencia oficial y empresarial colombiana, y, tal vez lo más preocupante, la pérdida de participación relativa del comercio bilateral y de los flujos financieros procedentes de Japón. Estas realidades conducen a reflexionar acerca de la conveniencia de revigorizar la agenda colombo-japonesa. La respuesta queda en manos del sector público y privado colombiano, quienes deberán balancear costos y beneficios. En este artículo se aprovecha la llegada de un nuevo gobierno, con una nueva agenda internacional y un nuevo plan de desarrollo basado en las exportaciones, para plantear en el siguiente capítulo algunas sugerencias tendientes a fortalecer la relación binacional. 3. ELEMENTOS PARA RENOVAR LA AGENDA BILATERAL

Planteaba en 1934 el canciller Urdaneta, en su denuncia al Tratado de 1908 con Japón, como alternativas para incrementar el comercio colombiano con Japón, el desarrollo de renglones de exportación que interesan al consumidor japonés, y que hoy por hoy no están industrial y comercialmente organizados en Colombia; las otras medidas, de carácter de emergencia, para tratar de dar incremento a las ventas de tabaco, café y otros productos que exporta actualmente Co43 Róthlisberger, op. til, p. 24. 44 Guzmán, op. cit., p. 879.

lombia, de modo de proveer a este país, por intermedio del Japón, de cambios internacionales44. Estas recomendaciones siguen siendo válidas a menos de un año de finalizar el siglo XX. Las causas y respuestas a la limitada orientación exportadora del país quedan por fuera del alcance de este artículo. Mucho se ha escrito sobre la necesidad de implantar un modelo de crecimiento "hacia fuera", para lo cual se requieren reformas estructurales a nivel micro y macroeconómico, inversiones en infraestructura, entrenamiento y educación del recurso humano, tecnología, acceso al crédito, etc. Dejando de lado esos temas vitales, el presente artículo se concentra en los factores puntuales que podrían superarse con el fin de reforzar los vínculos colombojaponeses. Eso sí, no se puede perder de vista que estratégicamente los dos países no revisten interés prioritario entre sí y, por lo tanto, sería necio anticipar que se conviertan, ni siquiera en el mediano-largo plazo, en socios estratégicos. Sin embargo, como se expuso en la introducción, varias razones justifican el acercamiento; en resumen: i) Colombia debe diversificar sus relaciones exteriores; ii) es necesario tener negocios con Asia-Pacífico, que será la región de mayor desarrollo en las próximas décadas; iii) lo construido con Japón debe ser aprovechado como punta de lanza para una futura "conquista" del resto de Asia; y iv) Colombia podría aprovechar mejor el gran nivel de recursos japoneses disponibles para el financiamiento de su desarrollo económico y


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social, particularmente en la región Pacífica nacional. La pregunta es si los limitantes a la relación bilateral pueden ser o no resueltos. En primer lugar, la distancia geográfica no es necesariamente un obstáculo insuperable, teniendo en cuenta la revolución tecnológica de las telecomunicaciones y el transporte. Para la prueba está el comercio nipón con Argentina, Ecuador y Chile. Estas dos últimas naciones son por cierto contrae] emplo del nexo étnico que explicaría el alto intercambio bilateral con países como Brasil. Como afirma García, lo que separa a Colombia y Japón, más que la distancia geográfica, es la "distancia anímica"45. Del mismo modo, se debería romper con el mito de las diferencias culturales. Los estadounidenses y un buen número de países latinoamericanos han logrado descifrar el código de negociación japonés. Se trata de un estilo enmarcado en la llamada "escuela de Harvard", en el que se negocia abiertamente, por intereses y no por posiciones; en últimas es un juego gana-gana, si se da la combinación anterior de factores, lo que implica una "apertura mental" de parte y parte. No debe perderse de vista la necesidad de que los colombianos sean más concretos en sus propuestas de negocios. La subordinación nipona a la política exterior estadounidense parece ser otro flanco fácil de combatir a la luz del buen momento que experimentan las relaciones exteriores del gobierno Pastrana. La "luna

45 García, op. ál, 1994, p. 108.

de miel" con los Estados Unidos debe ser aprovechada para sacar las mayores ventajas, incluyendo la aprobación de ese país para un mayor involucramiento japonés en Colombia. De otro lado, es evidente que resultaría complejo romper con la imagen de Colombia como país violento e inseguro. No obstante, éste es sólo un aspecto de la realidad nacional. Si bien se registran presencia guerrillera y altos índices de criminalidad, México y Brasil, que enfrentan dificultades similares (aunque con consecuencias de otro orden), han logrado registrar una imagen diferente ante el mundo. Bajo esta perspectiva, lo que se requiere es una enorme labor informativa que presente otros aspectos de la vida colombiana, las oportunidades de negocios, etc. En fin, una diplomacia comercial en cabeza de la Embajada de Colombia en Tokio, la oficina de Proexport en la misma ciudad y el resto de instituciones colombianas en Japón, tomando en cuenta que las ventajas de los proyectos pueden superar incluso un factor negativo, aunque predecible, como el de la seguridad en el país. Una de esas realidades, que incluso es reconocida en los altos círculos nipones, es la estabilidad política y económica de Colombia. La tradición democrática del país no tiene cuestionamiento, incluso en medio de la violencia guerrillera y la reciente polarización política. Del lado de la economía, es cierto que en el momento se atraviesa un proceso de ajuste, pero no por ello puede pensarse que se perdieron


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todos los atributos de solidez, baja volatilidad y prestigio de buen deudor. Pese a la coyuntura, Colombia ha sido una de las naciones que menos ha sufrido los embates de la crisis financiera internacional. Más aún, luce como el país más atractivo de la Comunidad Andina. Precisamente, otra sugerencia consiste en sacar mayor ventaja del liderazgo colombiano dentro de la Comunidad Andina. Bien podría pensarse en ir de la mano con Perú en esta estrategia, dados los fuertes vínculos de ese país con Japón. En este sentido, se podrían buscar alianzas para aprovechar el mercado ampliado, reducir los costos de transporte (a través de embarques conjuntos), tener un mayor poder de negociación como bloque, atraer la inversión a Colombia como centro de distribución Andino, etc. Valga señalar que dentro de las pocas referencias a América Latina que contiene el "Libro Azul" de la política exterior japonesa para 1997, se manifiesta abiertamente el interés por la integración Andina, así como por el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Otra de las ventajas de las que goza Colombia es su estratégica posición geográfica, sobre lo cual cobra particular interés el potencial que ofrece la Costa Pacífica. En círculos japoneses Buenaventura es observado como puerto para el acceso a Venezuela, que facilite la llegada de productos nipones y la salida del petróleo venezolano. Así las cosas, es de vital importancia el desarrollo del Plan de Acceso

Integral al Pacífico diseñado hace ya varios años, y que comprende principalmente la modernización del puerto de Buenaventura, la construcción del puerto de Aguadulce, la rehabilitación del ferrocarril del Pacífico y el acondicionamiento del corredor vial Buenaventura-Bogotá (que sería complementado con una carretera entre la capital y San Antonio del Táchira, Venezuela. Si bien la Costa Pacífica no merece ningún comentario específico dentro de las propuestas del gobierno Pastrana para el Plan de Desarrollo 19992002, al menos los proyectos mencionados han recibido luz verde, por lo demás con positivo interés de la parte japonesa46. En cuanto a las posibilidades de ampliar las exportaciones nacionales hay que hacer referencia al Proyecto Shogun. Este data de 1996 y a la fecha ha identificado una serie de productos con potencial para ampliar su mercado en Japón, otros susceptibles de reorientarse a ese país y un tercer grupo de alta demanda en dicha nación y que puede desarrollarse en Colombia. En el conjunto de bienes actualmente exportados y con potencial de ampliar su mercado se encuentran entre otros café, esmeraldas, flores y camarones. Los bienes que actualmente se exportan a otros destinos y que pueden reorientarse a Japón incluyen banano, espárragos, frutas, otras flores y productos químicos. Finalmente, el estudio identifica dos áreas que pueden desarrollarse: petroquímica y autopartes.

46 En particular, el gobierno del Japón se comprometió a financiar los estudios de factibilidad para el túnel de La Línea, componente vital del corredor vial Bogotá-Buenaventura.


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De otro lado, el interés nipón en algunos sectores estratégicos para su desarrollo futuro47 bien podría encontrar respuesta en la biodiversidad colombiana48 y las perspectivas que ofrecen las telecomunicaciones, el transporte y el sector energético. Es claro que el aumento de la oferta de los bienes identificados por el Proyecto Shogun, así como el desarrollo de sectores para atraer la inversión extranjera, dependen de la superación de los limitantes de tipo estructural a que se hizo referencia al principio de este capítulo. En últimas, se debe mejorar la relación precio/ calidad -la competitividad- de las exportaciones nacionales. Excepto por el café, parte del problema es la ausencia de una estrategia exportadora del lado colombiano; los empresarios en su mayoría se dedican a vender al exterior esporádicamente y sólo cuando se registran excedentes de producción. Se debería emprender un esfuerzo enorme, conjuntamente entre sector público y privado, para incrementar la disponibilidad de información, implementar alianzas estratégicas con firmas comercializadoras niponas especializadas o pequeñas49. Y buscar/oiní ventures entre empresas locales y/o del área Andina.

Para esta labor el empresario colombiano no parte de cero. En cuanto a infraestructura se cuenta con el puerto más importante del país, Buenaventura; la existencia de Tumaco como puerto pesquero; Cali y su zona de influencia, donde se concentran grandes industrias; y la presencia, desde hace varias décadas de multinacionales (por ejemplo: Mitsui, Mitsubishi, Toyota, Fujitsu, Nissho Iwai, Mazda, NEC, Sumitomo, Marubeni) y entidades financieras privadas interesadas abiertamente en intensificar sus vínculos con el país. Por el lado institucional existe también una "infraestructura" gracias a la presencia del Eximbank de Japón, JETRO, JICA y la Embajada de Japón en Bogotá. Como se mencionó antes, es menester mejorar la oferta de servicios de estas entidades. De la parte colombiana, los esfuerzos de casi 15 años por parte del hoy Proexport-Tokio no deben desecharse, aunque igualmente se requiere una reorientación de sus actividades, que por cierto está dentro de los planes del gobierno Pastrana. La "diplomacia cafetera" de la Federación de Cafeteros en Tokio, puede ampliarse hacia otros productos. A nivel binacional y multilateral, se sugiere sacar mayor provecho a la existencia de la Cámara Colombo-Japonesa de Comercio e Industria y el Comité Empre-

47 Para mayores detalles sobre la estrategia de desarrollo sectorial japonesa en los próximos años, ver: "Action Plan for Economic Structure Reform". En: Industrial Policy Bureau. Ministry of International Trade and Industry (MITI), marzo 1998. 48 El país posee 10% de la flora y fauna animal, y un 17% de las especies ornitológicas. Fuente: Presidencia de la República. Economic Guide 1997-98. Imprenta Nacional. Santa Fe de Bogotá, marzo de 1998. 49 Barbosa, op. cit., 1992, p. 37.


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sarial Conjunto, en el marco del Keidanren50. Por último, en cuanto a las instancias multilaterales, se debe revaluar la utilidad de la presencia colombiana en el PBEC y el PECC, así como una entrada futura al APEC. CONCLUSIONES En los últimos años, el intercambio comercial y financiero Colombo-Japonés se ha desacelerado. Sin embargo, Japón mantiene su participación como el tercer mercado para las exportaciones colombianas, el séptimo proveedor de importaciones, el segundo prestamista externo del sector público y uno de los cinco primeros inversionistas extranjeros. Existen limitantes a un mayor intercambio bilateral. En este artículo se invita a reflexionar acerca de la oportunidad y

conveniencia de superarlos. Basándose en el criterio de que sí resultaría beneficioso hacerlo, el artículo profundiza en algunas sugerencias para fortalecer la relación Colombia-Japón. Básicamente se propone un cambio en la mentalidad colombiana, para entender y aceptar la cultura japonesa; un mayor liderazgo para tomar ventaja de la integración andina; la implementación de alianzas estratégicas para penetrar los sistemas de comercialización al interior de Japón; el mayor aprovechamiento de la presencia de multinacionales y entidades de fomento japonesas en el país; el incremento de la oferta exportable nacional, sobre la base del mejoramiento de su competitividad; y el fortalecimiento de la actividad de información, divulgación y coordinación de las entidades colombianas en Japón, así como de las instancias bilaterales.

50 En julio de 1999 se adelantó la más reciente reunión del Comité, aunque con resultados poco concretos, pues no se superó la falta de claridad en las propuestas colombianas y los japoneses no se sintieron satisfechos con el clima de seguridad y el proceso de ajuste económico colombiano.


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tiembre de 1995.


LA CUMBRE EUROLATINOAMERICANA DE RÍO DE JANEIRO: ¿NOSTALGIAS COLONIALES O COOPERACIÓN INTERNACIONAL? Giovanni Molano Cruz*

I. INTRODUCCIÓN La Cumbre América Latina - Unión Europea, celebrada en Río de Janeiro en junio de 1999, finalizó con una declaración conjunta sobre la "alianza estratégica" interregional y con un documento final que contiene un extenso plan para las iniciativas de cooperación birregional. Sin embargo, para algunos, la Declaración de Río y sus 55 prioridades para la acción política, económica y cultural no significaron más que un conjunto de reiteradas buenas intenciones sustentadas en remembranzas históricas y actos protocolarios1. Para otros, la cumbre de Río de Janeiro representó la consolidación formal al más alto nivel de la red eurolatinoamericana de relaciones que se ha tejido desde los orígenes de la Europa comunitaria2. ¿Nos-

talgias históricas o cooperación estratégica? En nuestro medio, el estudio de las relaciones entre la Unión Europea y Latinoamérica ha estado marcado por perspectivas escépticas basadas en la idea común de comienzos de los noventa de la "fortaleza europea"3, pasando por proyecciones optimistas del futuro de las relaciones birregionales en el mundo de la Posguerra fría4, hasta por una reciente tendencia al economismo5. No obstante, los distintos analistas coinciden en que desde comienzos de los años noventa se inició un proceso de reforzamiento de los lazos políticos, económicos y culturales entre las dos regiones. Pero, ¿cuál es el sentido de las relaciones eurolatinoamericanas? ¿Sonestas relaciones simplemente el producto de

*

Sociólogo, profesor en la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia.

1

Véase, "Le sommet entre l'Europe et l'Amérique Latine débouche sur des déclarations d'intention". En: Le Monde, París, 1° de julio de 1999.

2

Véase, "Europa y latinoamérica pactarán en Brasil una alianza estratégica para el siglo XXI". En: El País, Madrid, junio 28 de 1999.

3

Restrepo L.A, "La Europa en los años noventa y sus relaciones con América Latina" en: Colombia Internacional, No. 16, Santa Fe de Bogotá, CEI-Uniandes, 1991.

4

Ramjas G., "Las relaciones Union Europea-América Latina". En: Análisis Político, No. 28, Santa Fe de Bogotá, Iepri-Universidad Nacional de Colombia, 1996.

5

Fazio Vengoa H., La política internacional de la integración europea, Santa Fe de Bogotá, Siglo del Hombre-Iepri, 1998, p. 220 y ss.


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la retórica política o tienen una lógica económica? Sin olvidar los riesgos inherentes a generalizar la acción exterior de América Latina y aquélla de la Unión Europea, el objetivo de estas páginas es contribuir en la comprensión de estos interrogantes. Para ello, inicialmente se rastrea la serie de acontecimientos que han generado las relaciones eurolatinoamericanas, para luego discernir la lógica de la cooperación entre los dos bloques así como sus más recientes acuerdos. II. TEJIENDO LAS RELACIONES EUROLATINOAMERICANAS

En 1958, la recién creada Comunidad Económica Europea (CEE) envió una nota diplomática a los países latinoamericanos en la cual proponía a la región seguir su ejemplo concreto de integración. Los latinoamericanos respondieron inmediatamente y solicitaron a la CEE: una reducción de las tarifas de aduana, el aumento de la ayuda financiera al desarrollo y la consolidación de la cooperación política6. Sin embargo, a comienzos de los años sesenta, los países comunitarios optaron ante todo por mantener sus vínculos con sus colonias y ex colonias en África subsahariana, el Caribe y el Pacífico, mientras las relaciones con América Latina se limitaron a la creación de un "Grupo de Contacto" que impulsó las conversaciones informales. Ciertamente, durante los años cincuenta y sesenta los países comunitarios mantuvie-

ron una actividad económica relativamente importante en América Latina, pero su presencia política no fue equivalente. Por el contrario, a pesar de que gran parte de las tradiciones políticas latinoamericanas se habían inspirado en las ideas y modelos europeos, la Comunidad Económica Europea consideró con escepticismo la evolución democrática de una zona que consideraba irremediablemente inscrita en la zona de influencia estadounidense. Entretanto, la Europa de la posguerra tampoco se distinguía por su autonomía exterior en un sistema bipolar rígidamente dominado en su campo por los Estados Unidos. No obstante, bajo el contexto de distensión que se configuraba a nivel internacional, tanto en Europa como en América Latina surgieron iniciativas por fomentar las relaciones birregionales. En este sentido, durante la década de los sesenta, la Argentina "peronista", el presidente peruano Prado y el gobierno demócrata-cristiano del presidente Frei en Chile buscaron acercarse a la Europa comunitaria con el fin de matizar la influencia estadounidense en el subcontinente. Por su parte, del lado europeo, la política "gaullista" de Francia, la ostpolitik del Partido Socialdemócrata alemán y el gobierno italiano del presidente Saragat, demostraron la voluntad europea por reforzar los lazos con los países latinoamericanos y así diversificar las relaciones exteriores comunitarias en el sistema internacional de la posguerra7. Sin embargo, durante este período de

6

Sideris S., La Comunitá Europea neü'interdipendenza mondiale, Milano, Edizioni Unicoppi, 1997, p. 184.

7

Deseglise C, "Las relaciones de Europa con América Latina: la lógica de sus respectivas actuaciones". En: Análisis Político, No. 2, Santa Fe de Bogotá, Iepri-Universidad Nacional de Colombia, 1988; Van Klaveren A., Les relations Europe-Amérique latine: entre l'illusion et le realisme". En: Cahiers Cereal, No. 7 Bruxelles, Université Libre de Bruxelles, enero de 1992.


La Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro

los sesenta, un obstáculo sobresaliente para las relaciones birregionales fue el hecho de que mientras los europeos actuaban con una sola voz, América Latina por el contrario ofrecía un frente plural de interlocutores e incluso de intereses. Pero en la década siguiente, mientras los latinoamericanos buscaron unificar su posición ante la Europa comunitaria, las relaciones interregionales recibieron un nuevo impulso a la luz de una redefinición de las relaciones Norte-Sur. Por una parte, la crisis económica de Europa occidental, originada en el choque petrolero de 1973, puso sobre el tapete la vulnerabilidad externa del Viejo Continente. Vulnerabilidad que exigía, según la visión de aquellos años, una política de acercamiento al mundo en desarrollo que no sólo pretendía ampliar y consolidar los mercados para los productos e inversiones europeas, sino también asegurar la adquisición de materias primas y recursos energéticos. Por otra parte, con base en una nueva estrategia de la política exterior regional, los cancilleres reunidos en la Comisión Especial de Coordinación Latinoamericana presentaron, en 1970, al Consejo de Ministros de las Comunidades Europeas la Carta de Buenos Aires, un documento que expresaba la demanda latinoamericana de establecer un diálogo económico y político con Bruselas. El "diálogo" entre europeos y latinoamericanos comenzó entonces el siguiente año por medio de reuniones anuales8. Bajo este contexto, en la década

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de los setenta la CEE estableció el primer programa de ayuda financiera y técnica con América Latina. Durante aquellos años también surgió un mayor interés e inclusive cierta identificación de algunos grupos políticos europeos frente a los sectores políticos latinoamericanos que luchaban, en medio de dictaduras y gobiernos autoritarios, por la defensa de los valores democráticos y el respeto de los derechos humanos. Este renovado interés europeo por la suerte de la política latinoamericana estuvo marcado por los diversos golpes de Estado que ocurrían en la región, pero particularmente por el caso chileno de 1973. En cuanto a los aspectos económicos, a partir de 1977, la Comisión Europea inició diálogos oficiales con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) y en dos años se establecieron los encuentros semestrales entre el Comité de Representantes Europeos Permanentes y de la Comisión (Coreper) y los embajadores latinoamericanos en Bruselas reunidos en el Grupo Latinoamericano de Bruselas (Gruía). Así, pues, para finales de los años setenta Bruselas había establecido tanto los primeros acuerdos subregionales con el Mercado Común Centroamericano (1978) y el Pacto Andino (1980), como una serie de acuerdos bilaterales de cooperación comercial con Argentina (1971), Brasil (1973), Uruguay (1975) y México (1975). Aunque no tenían ningún tipo de preferencias aduaneras, estos acuerdos, denominados de primera generación, buscaron incrementar los intercambios comerciales.

Véase Grabendorf W. et al., La vulnerabilidad externa de América Latina y Europa, Buenos Aires, Gel,

1985; Valdés G., "América Latina y la política del nuevo mundo: el papel de la Comisión Especial de Coordinación para Latinoamérica". En: Uribe Vargas D. et al., Política Mundial Siglo XXI, Bogotá, Fundación para la Nueva Democracia, 1974.


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A comienzos de la década siguiente, en 1981, el Consejo Europeo de Ministros adoptó el primer reglamento relativo a la ayuda financiera y técnica con los países no asociados de América Latina y Asia, haciendo énfasis en los siguientes objetivos: 1) ayuda a los países más pobres y mejoramiento del nivel de vida de las capas de población menos favorecidas; 2) promoción del desarrollo rural y de la producción agrícola; 3) f avorecimiento de una perspectiva regional del desarrollo; y 4) ayuda humanitaria en caso de catástrofes9. Este reglamento fue el primer paso oficial de cooperación internacional con los países latinoamericanos, pero la Guerra de las Malvinas en 1982 llevó al punto más bajo las relaciones birregionales. Mientras los europeos comunitarios y la propia CEE se alinearon con la Gran Bretaña, Argentina recibió la solidaridad de la mayoría de los países latinoamericanos y organizaciones regionales como el Pacto Andino y el SELA. Pero a pesar de este distanciamiento, durante los años ochenta europeos y latinoamericanos compartieron percepciones y opciones estratégicas en el orden internacional. De hecho, tomando distancia frente a las orientaciones de Washington, coincidieron en uno de los principales temas de la agenda internacional del momento: la resolución de los conflictos armados en Centroamérica. Mientras Estados Unidos percibía la crisis del Istmo como otro escenario más del enfrentamiento Este-Oeste, latinoamericanos

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y europeos coincidieron en que se trataba de una crisis de tipo Norte-Sur. En este sentido, argumentaron que para alcanzar la paz la mejor opción era fortalecer el Estado de derecho y fomentar el desarrollo socioeconómico en la región, especialmente en Nicaragua, El Salvador y Guatemala10. Así, en 1984, los ministros de Relaciones Exteriores de la CEE se reunieron en San José de Costa Rica con sus homólogos de América Central y el Grupo de Contadora para iniciar el primer diálogo interregional a alto nivel. Tres años después de abierto el Diálogo de San José y gracias a la entrada de España y Portugal a la CEE, el Consejo Europeo manifestó la voluntad política de los países comunitarios por reforzar las relaciones con toda la región latinoamericana, apoyando los procesos de transición a la democracia que vivía el subcontinente. Este proceso dio origen a una renovación de los lazos birregionales y a la formación de una red de relaciones políticas sin comparación en el resto del mundo. De hecho, los lazos transnacionales que surgieron en esta época entre los partidos políticos, sindicatos, iglesias y otros sectores de las dos regiones constituyen para algunos autores la base más sólida de las relaciones eurolatinoamericanas11. De esta forma, entre 1982 y 1991, al mismo tiempo que América Latina encontraba la vía formal de la democracia, los vínculos interregionales evolucionaron hacia los acuer-

CEE, Reglamento No. 44^81 del Consejo del 17 de febrero de 1981 relativo a la ayuda financiera y técnica en favor de los países en desarrollo no asociados de Asia y América Latina.

10 Véase Smith H., European Union Foreign Policy and Central America, Basingstoke, Macmillan, 1995. 11 Grabendorf W., "América Latina y Europa: esperanzas y desafios". En: Nueva Sociedad, No. 85 Caracas, septiembre-octubre de 1986.


La Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro

dos de cooperación de segunda generación, teniendo como campo de acción el apoyo a la integración latinoamericana y agregando nuevos temas como la industria, la energía y la tecnología y otros menos clásicos como la protección del medio ambiente y la lucha contra el narcotráfico. Así surgió, por ejemplo, una nueva relación entre los europeos comunitarios y la Comunidad Andina que, con base en la noción de "responsabilidad compartida", balancea el peso de la política represiva de los Estados Unidos contra el narcotráfico en Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú. Desde 1990 los productos de estos países, afectados por la producción y el comercio de cocaína, tienen facilidades de acceso al mercado europeo por medio del Sistema General de Preferencias especial para la región Andina12. III. LA COOPERACIÓN EN LOS AÑOS NOVENTA

Al finalizar la década de los ochenta, en 1989, el Coreper y el Gruía restablecieron sus reuniones periódicas, interrumpidas por el conflicto de las Malvinas, mientras el Consejo Europeo de Jefes de Estado y de Gobierno reunido en Madrid señalaba entre sus conclusiones el interés comuni tario por intensificar las relaciones con América Latina, así como la necesidad de desarrollar contactos políticos y de favo recer la cooperación económica, técnica, comercial y financiera con la región. Y en 1990, la Comunidad Europea y el Grupo de Río institucionalizaron en Roma el diá-

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logo político, al mismo tiempo que la Comisión Europea presentaba al Consejo un documento que abogaba por establecer objetivos específicos en la cooperación con los países latinoamericanos, recomendando un aumento del presupuesto para la región. Tres grandes campos de acción fueron entonces definidos: la cooperación científica y técnica, la investigación y la planificación en materia energética y las acciones en favor del sector industrial. De acuerdo con la Comisión, estas modalidades de cooperación eran altamente recomendables para América Latina puesto que, gracias a su desarrollo relativo, la región se presentaba como un socio potencialmente privilegiado para las inversiones y la transferencia de conocimientos y tecnología13. Dos años después, en 1992, en medio de las efemérides del "Encuentro de dos Mundos", un nuevo reglamento fue adoptado por la Unión Europea (UE) para la cooperación con América Latina derogando aquél de 1981 y estableciendo los cambios cualitativos que orientan hoy las relaciones eurolatinoamericanas. Este documento especifica que el Consejo Europeo de Luxemburgo de junio de 1991 solicitó a la Comunidad Europea favorecer la promoción de los Derechos Humanos y la participación sin discriminación de todos los individuos o grupos en la vida social, teniendo en cuenta particularmente el papel de las mujeres, por medio de la inscripción de cláusulas en los acuerdos económicos y de cooperación

12 Laurent M., "La cooperación externa de la Unión Europea en materia de lucha contra la droga". En: Colombia Internacional, No. 37, Santa Fe de Bogotá, CEI-Uniandes, 1997. 13 Ruiz Giménez G., "Nouvelles politiques européennes de coopération au développement avec l'Amérique Latine". En: Cahiers Cereal, No. 3 Bruxelles, Universite Libre de Bruxelles, mayo de 1991.


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con terceros países. De hecho, el primer artículo del reglamento presenta como objetivos: el respeto y la defensa de los Derechos Humanos, el apoyo a la democracia, la buena gestión pública, la protección del medio ambiente, la liberalización de los intercambios y el reforzamiento de la dimensión cultural. El segundo artículo, por su parte, sostiene que los países más comprometidos con los procesos democráticos recibirán un apoyo constante y, que en caso de "violación fundamental y continua de los Derechos Humanos y de los principios democráticos, la Comunidad podrá modificar, incluso suspender, la cooperación con los Estados respectivos limitando la cooperación a las acciones que favorezcan directamente a los grupos de población más desfavorecidos"14. Así, pues, desde comienzos de los años noventa europeos y latinoamericanos han firmado acuerdos bilaterales y subregionales, llamados de tercera generación, que son ante todo cualitativamente diferentes de los precedentes, puesto que contienen una cláusula sobre el respeto de los Derechos Humanos y la democracia y otra de carácter evolutivo que permite ampliarlos a cualquier sector o actividad, si las dos partes así lo desean. Con este telón de fondo, la UE ha incrementado su cooperación al desarrollo con los países latinoamericanos a lo largo de la década de los noventa. En 1998,

por ejemplo, los compromisos del presupuesto comunitario con la región alcanzaron 486,34 millones de ecus, aumentando en más del 50% en relación con los 314 millones de ecus correspondientes a 1991. Incluso desde una perspectiva geográfica el porcentaje de la cooperación europea en América Latina se ha incrementado. A comienzos de los ochenta la región latinoamericana representaba menos del 6% de los desembolsos netos de la cooperación comunitaria, mientras que para comienzos de los noventa el subcontinente representó casi el 12%. Los países comunitarios y la Comisión europea aportan en conjunto el 55% del total de flujos de ayuda al desarrollo que llegan a los países latinoamericanos15. Este renovado interés de la cooperación comunitaria con los países latinoamericanos se explica por las nuevas condiciones del orden internacional de la Posguerra Fría que han provocado una segmentación de la política internacional de la Unión Europea frente a los llamados países en desarrollo. En sus relaciones con estos países la UE tiende a focalizar su atención en las denominadas zonas emergentes16. Desde esta óptica, gracias a la adopción formal de la democracia y superada la "década perdida", los países latinoamericanos conforman un bloque regional abierto a la competencia de intereses tanto de los Estados como de las empresas de la UE17.

14 CEE, Reglamento 443/92 del Consejo del 25 de febrero de 1992 relativo a la ayuda financiera y técnica y a la cooperación económica con los países en desarrollo de América Latina y Asia. 15 OCDE, Serie des examens en matiere de coopération au développement. Communauté Européenne, No. 12, París, 1996. 16 Véase, Fries E, Les granas débats européens, París, Seuil, 1995, p. 468. 17 Marín M., "La política comercial común y las nuevas zonas emergentes de Asia y América Latina". En: Información Comercial Española, Madrid, agosto/septiembre, 1995.


La Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro

La cooperación comunitaria significa, no obstante, más que una simple búsqueda de mercados para los productos europeos y tiene contenidos políticos claros sobre el papel de la Europa comunitaria en el orden internacional. De hecho, la cooperación europea al desarrollo busca la legitimación de los fondos de cooperación ante los ojos de sus conciudadanos y frente a la opinión pública internacional, no sólo a través de motivaciones filantrópicas, sino también como garante de valores políticos. El aspecto político de la cooperación comunitaria es significativo en el caso latinoamericano, puesto que desde que en los años setenta la Europa comunitaria intervino a favor de las poblaciones menos favorecidas y en contra de regímenes autoritarios -especialmente en contra del golpe de Estado en Chile- "la presencia comunitaria en América Latina se encargó, progresiva y oficialmente, de una misión: la difusión de valores"18. Desde entonces las realidades de ambos lados del Atlántico se colocan bajo el mismo prisma de la democracia. En la misma perspectiva convienen señalar, por una parte, el papel que juegan las organizaciones no gubernamentales europeas y latinoamericanas, las cuales no sólo sugieren la rica actividad de las sociedades civiles sino que generalmente comparten valores políticos19. De otra parte, también se debe anotar que gracias a la experiencia en América Latina las familias políticas europeas se han expandido a otras regiones con el fin de establecer internacionales políticas.

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La cooperación eurolatinoamericana es regional (Comunidad Andina, Mercado Común del Sur, América Central) o bien específica (México, Cuba, Chile). El enfoque regional, que se diferencia de la estrategia estadounidense que históricamente ha privilegiado las relaciones con América Latina país por país, supera progresivamente las relaciones entre Estados-nación y tiende a crear un sistema de relaciones entre grandes grupos continentales. Desde una perspectiva birregional la cooperación Unión EuropeaAmérica Latina se orienta según dos dimensiones: la ayuda al desarrollo y la cooperación económica. Con un sentido unilateral, el objetivo primordial de la ayuda al desarrollo es tanto la mejora de las condiciones de vida de los sectores más desfavorecidos de la población latinoamericana en general, como el apoyo a los países latinoamericanos de pequeñas y medianas economías en particular Por medio de créditos blandos y desembolsos financieros la UE privilegia el sector rural, el mejoramiento del nivel de seguridad alimentaria e incluye acciones a favor de la población rural más necesitada de América Latina. El 10% de la ayuda técnica y financiera está dirigido a la protección del medio ambiente y al desarrollo sostenible, particularmente la selva tropical, mientras que el 15% está reservado para las acciones de ayuda humanitaria. Una atención particular es acordada al papel de las mujeres en la gestión de los desembolsos de la ayuda al desarrollo, así como a la pro-

18 Le Naelou A, Politiques européennes de développement avec les pays du Sud, París, L'Harmattan, 1995, p. 127. 19 Freres C. (coordinador), La cooperación de la sociedad civil de la Unión Europea con América Latina, Madrid, Aietí, 1998.


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tección de la infancia y los grupos étnicos minoritarios. Las acciones que tienen un efecto sobre la estructura económica y sobre las instituciones también son un campo privilegiado. Por ello el diálogo y la consulta con las instituciones económicas internacionales son constantes en las relaciones eurolatinoamericanas. En el mismo sentido, el apoyo a la integración regional es un objetivo prioritario, particularmente en lo que concierne el comercio intrarregional, la consolidación de instituciones regionales (Parlamento Andino, Parlamento Centroamericano, entre otras), el transporte y las comunicaciones20. De su parte, la cooperación económica, concebida en el interés mutuo de latinoamericanos y europeos, se concentra particularmente en los países latinoamericanos más competitivos en la economía mundial. Este tipo de cooperación apoya las políticas macroeconómicas y los programas estructurales de liberalización del comercio, así como la apertura a las inversiones. A diferencia de la ayuda financiera y técnica que no exige la firma de acuerdos para su ejecución, la cooperación económica se desarrolla principalmente en función de los acuerdos de cooperación a nivel nacional o regional que se han suscrito con base en los artículos 113 y 235 del Tratado de Roma21. Aquí cabe señalar

que, si bien Cuba es el único país latinoamericano que no tiene vínculos contractuales con la UE, también es el primer país de América Latina que adoptó oficialmente el euro como moneda de contratación y pago en sus operaciones con los países europeos, buscando entre otros objetivos "debilitar la hegemonía absoluta del dólar de Estados Unidos"22. Desde la perspectiva del interés mutuo, la cooperación económica busca contribuir al desarrollo y la participación de las economías latinoamericanas en el mercado mundial y en el europeo particularmente, posibilitando la cooperación en los siguientes sectores: el know how económico, científico y técnico; el entorno económico y comercial; las inversiones y las acciones relacionadas con el sector privado. No obstante, la realización de los objetivos tanto de la cooperación económica birregional como aquéllos de la ayuda técnica y financiera al desarrollo encuentran serios obstáculos originados en los intercambios agrícolas. Al respecto, basta mencionar que productos como el banano, la carne bovina, algunas frutas y cereales enfrentan a las dos regiones en litigios y conflictos comerciales de alcance mundial23. IV LAS ALIANZAS ESTRATÉGICAS En cuanto al aspecto comercial, aunque la situación ha sido históricamente desfavo-

20 Véase CEE, Reglamento 443/92, op. cit. 21 El artículo 113 concienre la política comercial común, mientras el 235, conocido como la cláusula evolutiva, permite al Consejo actuar cuando el Tratado no prevé poderes de acción para la alcanzar uno de los objetivos de la Comunidad Europea, Cfr. LUnion européenne. Les traites de Rome et de Maastricht. Textes compares, París, La Documentation Franc,aise, 1992. 22 El País, Madrid, julio 5 de 1999. 23 Molano Cruz G., "Las contradicciones de las políticas europeas frente a América Latina". En: Análisis Político, No. 35, Santa Fe de Bogotá, Iepri-Universidad Nacional de Colombia, 1998.


La Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro

rabie para América Latina, en los últimos años -de acuerdo con estadísticas de la Comisión Europea- las exportaciones de la Unión Europea hacia América Latina se han duplicado. Entre 1993 y 1997, por ejemplo, el crecimiento anual de las exportaciones latinoamericanas hacia la UE fue de U$ 9,6 millones, mientras que durante el mismo período las exportaciones comunitarias crecieron U$15,2 millones. Este déficit para los latinoamericanos en la balanza comercial responde, entre otros factores, a la apertura unilateral de los países de la región frente a la poco consecuente posición europea en lo que apertura y liberalización se refiere. No obstante, y a pesar de las asimétricas relaciones comerciales, durante los últimos cinco años latinoamericanos y europeos han fortalecido sus vínculos bajo la mutua perspectiva de incrementar los intercambios regionales. A tales fines responden los tres acuerdos de asociación económica, diálogo y cooperación política firmados por la Unión Europea con el Mercosur (1995), Chile (1996) y México (1997). Una semana antes de celebrarse la primera Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro, el acuerdo UE-México era el único que había avanzado con cierta celeridad, mientras que los otros dos acuerdos tenían un futuro incierto debido a la resistencia de Francia -apoyada por Gran Bretaña e Irlanda- a iniciar lo más pronto posible las negociaciones comerciales. La oposición de París se basaba concretamente en el déficit de la balanza comercial de Francia con Argentina y Brasil, que en 1998

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alcanzó los U$2000 millones. Pero finalizada la Cumbre no sólo se logró establecer que dichas negociaciones comenzaran en noviembre de 1999 -en el momento en que se inició la llamada Ronda del Milenio de la Organización Mundial de Comercio-. Después de la reunión de Río de Janeiro también quedó claro que representantes de la Unión Europea y de los países de la Comunidad Andina habían complementado las conversaciones, iniciadas en julio de 1998 en Quito, sobre la firma de un "acuerdo de asociación" con el fin de incrementar tanto el acceso preferencial de los productos andinos en el mercado europeo, como los vínculos de cooperación política24. El acuerdo con México es estratégicamente importante para la UE porque, siendo este país miembro fundador del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), contribuye a evitar los efectos originados en la desviación del comercio. Fortalecer las relaciones con México también significa para la UE tener un importante interlocutor en los organismos multilaterales, así como en los foros de Asia, el Caribe, Centro y Suramérica, puesto que el país azteca mantiene una completa red de acuerdos multilaterales de libre comercio en estas regiones. En el mismo sentido, Chile, con su presencia activa en la economía regional y mundial, es un importante socio para la UE con los indicadores económicos que representan el nivel de riesgo más bajo en América Latina. De su parte el Mercosur, además de estar integrado por dos de las economías más

24 Al respecto, véase la edición especial de Colombia Internacional No. 44, Santa Fe de Bogotá, CEI-

Uniandes, octubre-diciembre 1998 sobre el seminario-taller en torno a las relaciones entre la Comunidad Andina de Naciones y la Unión Europea, celebrado en Quito el 31 de julio de 1998.


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Colombia Internacional 47

grandes de la región, es un polo ineludible para el desarrollo de la economía internacional del siglo XXI que mantiene acuerdos de asociación con Chile y Bolivia y que busca adelantar negociaciones para crear una zona de libre comercio con la Comunidad Andina25. De hecho, el Mercado Común del Cono Sur, que representa para la Unión Europea el primer socio comercial latinoamericano, es la principal unión aduanera del hemisferio y el cuarto espacio económico del mundo con 220 millones de habitantes y U$16.000 millones de intercambios comerciales cada año. Con base en estas proyecciones económicas del Mercosur, un portavoz de la Comisión Europea afirmó durante la Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro que una asociación interregional de la UE con el Mercosur y Chile tendría un gran impacto en el sector de obras públicas y en las grandes obras de ingeniería. En estos países existe la oportunidad [para la UE] de conseguir grandes contratos, adjudicaciones de autopistas, ferrocarriles, modernización de puertos, mejora del transporte aéreo e, incluso, grandes contratos de defensa26. Sin embargo, el presidente del gobierno español José María Aznar fue más concreto y aseguró que

lo que hoy ha ocurrido en Río de Janeiro es que la UE hace una apuesta geoestratégica, política y económica por América Latina en el siglo XXI27. Del lado latinoamericano, conviene anotar que desde hace varios años los países se encuentran, no sin ciertos bemoles, comprometidos en un nuevo proceso político de integración que toma distancia de las pasadas experiencias28. En efecto, desde finales de los años ochenta el proceso de integración latinoamericano y del Caribe se ha incrementado por medio de una multitud de acuerdos que conforman un "regionalismo abierto", definido como "la coexistencia entre un proceso de liberalización y desregulacion en el interior de los países y una liberalización recíproca de los mercados regionales, a través de fórmulas de acceso preferenciales compatibles con el nuevo orden comercial internacional"29. La política internacional latinoamericana ya no se basa entonces en la creación de bloques cerrados, sino que se orienta por el proceso global de liberalización y se inscribe en la recomposición geoeconómica de la Posguerra Fría. A pesar de los vaivenes de los indicadores económicos regionales, con los años noventa América Latina inició su proceso de inserción internacional30. Bajo esta óptica,

25 El Tiempo, Santa Fe de Bogotá, julio 5 de 1999. 26 El País, Madrid, junio 28 de 1999. 27 El País, Madrid, junio 30 de 1999. 28 Véase al respecto Dabene O. La región Amerique Latine, París, PSP, 1997. 29 Cepal, El regionalismo abierto en América Latina y el Caribe. La integración económica al servicio de la transformación con equidad, Santiago de Chile, Cepal, 1994. 30 Véase Fazio Vengoa H., "América Latina frente a la globalización". En: Ramírez S. et al, Colombia entre la inserción y el aislamiento: ¡a política exterior colombiana en los años noventa, Santa Fe de Bogotá,

Siglo del Hombre-Iepri, 1997.


La Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro

las principales economías del subcontinente buscan en consecuencia reforzar sus vínculos con la Unión Europea, con lo cual consolidan la región como una zona determinante en la economía mundial. De otro lado, los acuerdos por establecer zonas de libre comercio con la UE representan ciertamente la búsqueda por disminuir la influencia estadounidense en el hemisferio. Pero la región latinoamericana no se percibe únicamente en función de sus relaciones con las grandes potencias económicas. América Latina también se proyecta como una zona determinante y solicitada de la economía interamericana e internacional. Durante la década de los noventa, los grandes actores económicos internacionales orientados por una competencia manifiesta, han propuesto a los países latinoamericanos acuerdos preferenciales y alianzas defensivas. En 1990 el presidente George Bush lanzó la Iniciativa para las Américas con el fin de crear una zona de libre comercio "desde Alaska hasta la Tierra del Fuego". Dos años más adelante su sucesor expuso la estrategia de la nueva guerra económica justificando la creación de un Consejo de Seguridad Económica, el cual, integrado por los diez países determinantes para el orden internacional, debería incluir a Argentina, Brasil y México31. Bajo esta perspectiva son comprensibles tanto los objetivos últimos de la creación del TLCAN en 1994, como la propuesta estadounidense por establecer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) a partir del 2005. Por otra parte, con excepción de China y

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Taiwan, hasta finales de los años ochenta los asiáticos no habían tenido una presencia importante en América Latina. Sin embargo, recientemente Corea y Japón han comenzado una ofensiva comercial en la región. El presidente de Corea Kim Young Sam y el primer ministro japonés Ryutaro Hashimoto visitaron en 1996 diversos países latinoamericanos con el objetivo de fomentar los lazos bilaterales, de la misma forma que el año anterior lo habían hecho altos funcionarios de los gobiernos de Vietnam, Taiwan y China. En este sentido, la firma de acuerdos de cooperación y asociación con la Unión Europea en procura de liberalizar el comercio y fomentar las inversiones, está enmarcada dentro de la estrategia internacional que los diferentes países latinoamericanos han puesto en marcha para defender sus intereses y hacer frente a la evolución del contexto mundial. Se comprende, en consecuencia, la pregunta que planteara el presidente de Brasil Fernando Enrique Cardoso durante su visita oficial a Europa, en abril de 1999, dos meses antes de la Cumbre de Río de Janeiro: ¿Tiene la Unión Europea los medios para replantear sus problemas agrícolas? Si desea hacer su papel en la escena mundial, debe tenerlos. En caso contrario, no importa, hablaremos con los Estados Unidos -con quienes nos entendemos muy bien, insisto muy bien- y con el TLCAN.

V CONCLUSIÓN Después de 40 años de encuentros y desencuentros, la Europa comunitaria y América Latina han establecido una completa red de relaciones políticas, econó-

31 Hirsh M. et al, "USA Inc. The New Diplomacy. Únele Sam as Salesman". En: Newsweek, marzo de 1995.


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micas e institucionales, canalizadas básicamente por medio de acuerdos de cooperación internacional que superan el tradicional esquema de relaciones Norte-Sur. La naturaleza de dichas relaciones ha sido moldeada tanto por los cambios y la evolución del contexto mundial, como por las estrategias que cada región ha puesto en marcha con el fin de defender sus propios intereses. Históricamente ha existido, por una parte, una afinidad política y cultural entre las dos regiones que, superior a la intensidad de las relaciones comerciales y económicas, hoy es colocada en el centro de la retórica tanto europea como latinoamericana. De otra parte, desde la década de los sesenta, europeos y latinoamericanos han buscado reforzar sus lazos para compensar la hegemonía estadounidense en el hemisferio y en el contexto internacional. Así, pues, en el mundo de la Posguerra Fría, mientras la Unión Europea persigue reforzar su leadership mundial, América Latina busca consolidar su autonomía en la arena internacional. Desde las dos orillas del Atlántico se pregona entonces la defensa de un orden multipolar. Por ello, los 48 Jefes de Estado y de Gobierno de Europa, América Latina y el Caribe, acompañados por el presidente de la Comisión Europea, dejaron por escrito su voluntad de trabajar por la liberalización de las relaciones comerciales entre los distintos bloques y al mismo ritmo que la actual ronda de negociaciones de la OMC, iniciada en Seattle en noviembre de 1999. Sin embargo, el entusiasmo por los acuerdos eurolatinoamericanos y el refuerzo de las relaciones estratégicas internacionales también se encuentran atravesados por fuertes contradicciones. Como quedó demostrado en Río de Janeiro, en

el seno de la Unión Europea existen intereses nacionales bastante difíciles de conciliar con una política de apertura respecto de los países latinoamericanos y particularmente frente a Chile y el Mercosur. Del lado europeo, dichas contradicciones provienen particularmente de ciertos elementos de la política común de preferencias comerciales y de la política agrícola común. Mientras que del lado latinoamericano, basta señalar que la última crisis financiera que afectó al Cono Sur, así como las propuestas que dentro de la misma crisis surgieron por "dolarizar" las economías de la región, también revelaron la vulnerabilidad del subcontinente frente al orden económico internacional. Pero, con todo, después de la primera Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro, un nuevo proceso de relaciones de poder en el hemisferio occidental se ha puesto en marcha frente al nuevo milenio. Proceso que por lo demás tendrá rápidamente su primer balance en el 2002, cuando España organice la segunda Cumbre América Latina-Unión Europea. BIBLIOGRAFÍA CEE, Reglamento No. 442-81 del Consejo del 17 de febrero de 1981 relativo a la ayuda financiera y técnica con los países en desarrollo de Asia y América Latina. CEE, Reglamento 443-92 del Consejo del 25 de febrero de 1992 relativo a la ayuda financiera y técnica y a la cooperación económica con los países en desarrollo de Asia y América Latina. Colombia Internacional, edición especial sobre

las relaciones de la Comunidad Andina de Naciones y la Unión Europea, Santa Fe de Bogotá, CEI-Uniandes, octubre-diciembre de 1998.


La Cumbre eurolatinoamericana de Río de Janeiro • 43

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RELACIONES INTERNACIONALES Y DERECHOS HUMANOS EN EL PARADIGMA CONSENSUAL DE LA JUSTICIA DE JOHN RAWLS

Osear Mejía Quintana*

El artículo sobre el derecho de los pueblos de John Rawls1 constituye un importante hito en el desarrollo teorético rawlsiano, en la medida en que en él se produce por primera vez el reconocimiento de que la concepción de la justicia como equidad no tendría que limitarse sólo a las sociedades democráticas occidentales, sino que, incluso, puede ser considerada unprincipio de orden para el sistema internacional, en general. En efecto, tanto en A Theory ofjustice como en Political Liberalism, Rawls siem-

pre había sostenido que, en sus consideraciones, partiría de la idea de que su concepción de justicia se aplicaría, primero a sociedades cerradas2, sin tener en cuenta sus relaciones internacionales y, segundo,

a democracias de tipo constitucional como las conocidas en el hemisferio occidental. En el escrito en mención, la universalidad de la aplicación de la figura conrractualista de la posición original es explícita, y ella se constituye en un mecanismo idóneo para una adecuada organización de las relaciones internacionales entre los diferentes pueblos y sociedades3: En ambos casos usamos la misma idea fundamental de un procedimiento razonable de construcción en el cual agentes racionales situados simétricamente... seleccionan principios de justicia para su objeto de relevancia, tanto por separado para sus instituciones domésticas como para un derecho de pueblos comparti-

* Profesor Asociado de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia. Profesor de Teoría Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes. Filósofo (U. Nacional), diplomado en Estudios Humanísticos (U. del Rosario), Especialista en Filosofía Contemporánea (Georgetwon University, Washington D.C.), maestría y doctorado en Filosofía Política y Social y Filosofía y Teoría del Derecho (Pacific University, Los Ángeles). 1

John Rawls, "The Law of Peoples". En Stephen Shute & Susan Hurley (eds.), On Human Rights, Nueva York: Basic Books , 1993, pp. 41-82.

2

Sobre el ámbito de aplicación restringido y el carácter cerrado de la concepción de justicia, ver John Rawls, "The subject ofjustice". En: A Theory ofjustice, Cambridge: Harvard University Press, 1971, pp. 7-11; y Political Liberalism, Nueva York: Columbia University Press, 1993, p. 12.

3

John Rawls, "How a social contract doctrine is universal in its reach". En: "The Law of Peoples". En: Stephen Shute & Susan Hurley (eds.), On Human Rights, Nueva York: Basic Books ,1993, pp. 43-47.


Relaciones internacionales y derechos humanos

do..., guiados por las razones adecuadas tal como pueden especificarse tras un velo de ignorancia. Así, obligaciones y deberes no son impuestos por una sociedad sobre otra sino que, en su lugar, las sociedades razonables acuerdan el contenido de lo que habrán de ser sus relaciones. Una vez confirmamos que una sociedad doméstica o una sociedad de naciones, cuando son reguladas por los correspondientes principios de justicia, es estable con respecto a la justicia... entonces en ambos dominios los ideales, leyes y principios de justicia están justificados de la misma manera4.

Obviamente en este punto la pregunta es: ¿Hasta dónde las "sociedades jerárquicas" pueden convivir y coexistir, al interior de la posición original, con las "sociedades liberales"? Aquí se produce un particular giro en la posición rawlsiana, no entendido por muchos de sus comentaristas, los cuales han asimilado su explicación a una eventual exclusión de las sociedades jerárquicas o tradicionales de un esquema de consensualización internacional. Aunque la verdad es que esta supuesta "exclusión" no es de las sociedades liberales en relación con las jerárquicas sino, por el contrario y en caso dado, sólo podría serlo de las jerárquicas hacia las liberales por considerarse aquéllas incompatibles con éstas y con procedimientos simétricos de decisión dialógica y consensualización. En otras palabras, dado un instrumento como la posición original, donde los actores son considerados libres e iguales,

4

Ibíd., pp. 67-68.

5

Ibíd., p. 43.

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en condiciones equitativas de argumentación, sólo sociedades que compartieran mínimamente tales presupuestos de reconocimiento mutuo, sin ser necesariamente liberales, podrían percibir tal espacio como congruente con su propia idiosincrasia y cultura política. La posición original no excluye, pues, a nadie: de ella se excluyen por su propia cuenta las sociedades cuya concepción pública de justicia, determinada por su cultura política y tradiciones culturales, las hacen incompatibles con este tipo de espacios de consensualización dialógica, interna y externa, como eventualmente podrían serlo determinados regímenes absolutistas y dictatoriales. Es importante observar que la característica de sociedad bien ordenada, uno de los principales argumentos de los detractores criollos contra la aplicación del esquema rawlsiano en contextos como el latinoamericano, no es exclusiva de las sociedades liberales. Rawls reconoce que las sociedades jerárquicas también pueden connotar esquemas propios de buen ordenamiento y su potencial "elegibilidad", en el marco de espacio contractual internacional, viene determinada por otros elementos: Aquí entiendo por sociedad bien ordenada una que sería pacífica y no expansionista; con un sistema legal que satisface ciertos requisitos condicionales de legitimidad ante los ojos de su propio pueblo y que, como consecuencia de ello, defiende los derechos humanos básicos5.


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Colombia Internacional 47

Estas condiciones no son solamente exigibles a las sociedades jerárquicas sino también a las liberales, las cuales, supuestamente, cumplen este tipo de características en cuanto en ellas operarían los rasgos estructurales de la concepción política de la justicia considerados más arriba, lo cual, sin embargo, no es consustancial a su naturaleza como tales. En efecto, una sociedad liberal debe, en principio, cumplir tres rasgos estructurales desde la perspectiva rawlsiana: la posición original debe representar a los ciudadanos de manera simétrica; los debe representar en tanto seres racionales; y debe representarlos en tanto seres capaces de elección de principios razonables. Dado esto, seguramente elegirán principios como los seleccionados por la concepción de la justicia como equidad, los cuales fácilmente se harían extensivos a todo tipo de organizaciones internacionales, como la ONU, por ejemplo6. Pero ése no es el problema. Se trata es de saber cómo tal sistema de cooperación internacional, con una estructura dialógica y consensual de organización, podría ser compatible con sociedades jerárquicas o tradicionales y qué condiciones internas tendrían que cumplir éstas para "sentirse a gusto" en el marco de un esquema de tales características. Tres requerimientos específicos deben cumplir las sociedades tradicionales para ser bien ordenadas y cumplir lo anterior:

primero, ser pacíficas y lograr sus objetivos a través de mecanismos diplomáticos y de intercambio; segundo, poseer un sistema legal que imponga deberes y obligaciones a sus nacionales, basado en una concepción bondadosa de justicia pública (los caníbales no entrarían, por ejemplo) y unos parámetros mínimos de equidad entre sus miembros que lo hagan legítimo a los ojos de su propio pueblo; y, por último, respetar un catálogo básico de derechos humanos. Lo interesante de este planteamiento7 es que Rawls condiciona, de igual manera, tanto a las sociedades liberales como a las jerárquicas o tradicionales, no sólo al cumplimiento de los parámetros de la justicia como equidad, en el primer caso, o al de los requerimientos anteriormente mencionados, en el segundo, sino que, en últimas, ambos tipos de sociedades tienen por encima de esto una condición superior común, más allá de sus eventuales diferencias y exigencias de legitimidad distintas: el respeto a un catálogo universal de derechos humanos: Nosotros, por lo tanto, asumimos una perspectiva diferente y afirmamos que los derechos humanos básicos expresan el mínimo estándar de unas instituciones políticas bien ordenadas para todos los pueblos a las que pertenezcan, como miembros bien establecidos de una justa sociedad política de naciones. Cualquier violación sistemática de estos derechos es un asunto serio y perturbador de la sociedad de naciones como un todo, ya sean éstas liberales o jerárquicas8.

6

Ibíd., p. 53 y ss.

7

Como quedará claro de la lectura de los apartados III y IV en J. Rawls, ibíd., pp. 51-68.

8

Ibíd., p. 68.


Relaciones internacionales y derechos humanos

Los derechos humanos -y de allí que este escrito haya querido colocarlos en el marco y como condición última del paradigma consensual del derecho de la teoría rawlsiana- constituyen un condicionante extrajurídico y supranacional de cualquier

sociedad que se reclame como bien ordenada -liberal o tradicional- y que pretenda un lugar en el concierto de naciones de un eventual contrato social universal. En ese contexto, la función de los derechos humanos a nivel interno es, afirma Rawls, primero, ser expresión de decencia de un orden legal y condición de legitimidad de un régimen cualquiera; segundo, dada su existencia en un país, excluir cualquier intento -incluso pretendidamente justificado- de intervención económica o militar de otras naciones; y, tercero, plantear un límite al mismo pluralismo y mutua tolerancia entre los pueblos9. Los derechos humanos son, entonces, las condiciones últimas de un sistema legal, cualquiera que sea, llámese liberal o llámese jerárquico o asociacionista. En últimas, Rawls considera que los dos tipos de sociedades -cumpliendo, ambas, un mínimo de requisitos- pueden identificarse en tanto sociedades bien ordenadas, pese a sus diferencias estructurales, pero que las dos, obligatoriamente, deben contar con un sistema legal que garantice y respete los derechos humanos como con9

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dición definitiva de su pertenencia a una misma organización universal de naciones. En ese marco, teniendo, por un lado, una sociedad bien ordenada, de carácter liberal o tradicional, y, por el otro, respetando y garantizando los derechos humanos de sus nacionales y ciudadanos, ambos tipos de sociedades se identificarían en un mismo derecho de pueblos10 cuyos principales principios, en esencia, serían los mismos que distinguirían a las sociedades liberales, exclusivamente, orientadas por principios de justicia inspirados por concepciones de justicia similares a la de la justicia como equidad rawlsiana. Tal posible catálogo de un derecho de pueblos universal, es decir, razonable, al que pudieran adherir las sociedades liberales y tradicionales bien ordenadas, simultáneamente, derivado de una posición original aplicada al contexto internacional, sería el siguiente: 1. Los pueblos, organizados por sus pro pios gobiernos, son libres e indepen dientes y su libertad e independencia están para ser respetados por otros pueblos. 2. Los pueblos son iguales y hacen parte de sus propios compromisos. 3. Los pueblos tienen el derecho de auto defensa pero no el derecho de hacer la guerra.

Ibíd., p. 71.

10 Quisiera tomar aquí, contrario incluso a la misma traducción inicial del escrito, una traducción literal del término law of peoples como "derecho de pueblos" mejor que "derecho de naciones", que sería el término técnico que en relaciones internacionales más se acercaría al mismo, por considerar que el sentido que Rawls quiso darle trasciende, explícita y voluntariamente, el de nación y el de Estado-nación para resaltar, precisamente, una unidad más primitiva y original a las anteriores como podría ser la de "pueblos".


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4. Los pueblos deben observar el deber de no intervención. 5. Los pueblos deben observar tratados y acuerdos. 6. Los pueblos deben observar ciertas restricciones específicas en su conduc ta de guerra (asumiendo que sea en defensa propia). 7. Los pueblos deben observar los dere chos humanos". El paradigma consensual del derecho culmina, como su estrella polar, con el respeto irrestricto a los derechos humanos. ¿Cuál generación de derechos humanos?, gritaría al unísono el corifeo de "especialistas" en derechos humanos. A lo que Rawls podría contestar, con Foucault, que ...a todas estas formas de reflexión torpes y desviadas no se puede oponer otra cosa que una risa filosófica -es decir, en cierta forma, silenciosa12, simplemente porque son ¡todos los derechos humanos!, ya que una división (léase disección) de los mismos -y mucho menos una "discusión" sobre los mismos- no es más que una polemización bizantina que hiere el sentido mismo de la integridad humana13. De allí su bosquejo integral de derechos humanos, donde se resumen las diferentes "generaciones" de los mismos:

...la ley debe, por lo menos, apoyar tales derechos básicos como el derecho a la vida y la seguridad, a la propiedad personal, y los elementos del debido proceso legal, así como el derecho a una cierta libertad de conciencia y libertad de asociación, así como al derecho de inmigración. A estos derechos nos referimos como derechos humanos14. Obviamente, el Rawls de hace 25 años hubiera sacado a relucir sus dos principios de justicia como el culmen -no el comienzo- de un catálogo específico de derechos humanos, cuyos antecedentes lo constituyen los principios de tolerancia y pluralismo ya inherentes a la cultura política de las democracias occidentales. Pero la crítica comunitarista no pasó sin hacer mella en la teoría de Rawls como ha quedado claro en este ensayoy su pretensión universalizadora de los principios liberales se ve reformulada -precisamente- en este escrito, donde es evidente que, sea cual sea la sociedad donde tenga su origen, ya sea liberal o jerárquica, la estructura básica de la misma, es decir, sus principales instituciones políticas, económicas y sociales, tienen como condición última de legitimidad, por encima de su orden jurídico-político y económico-social, que garantizar y respetar integralmente los derechos humanos: ...estos derechos no dependen de ninguna doctrina moral omnicomprehensiva

11 Mi., p. 55. 12 Michel Foucault, Las palabras y las cosas, México: Siglo XXI, 1979, p. 333. 13 Lo cual, en Colombia, es la patética realidad de la "intelligentsia especializada", en medio de un cuadro a tonos rojos de asesinatos, miseria y matanzas. 14 Oíd., p. 68.


Relaciones internacionales y derechos humanos

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en particular ni de ninguna concepción filosófica de la naturaleza humana... Ello requeriría una profunda teoría filosófica que muchas, sino todas, las sociedades jerárquicas rechazarían como liberal o democrática, o, de alguna manera, distintiva de la tradición política occidental y, por tanto, prejuiciosa de otra culturas15.

No de otra manera pueden interpretarse estas palabras de Rawls que muestran cómo el consenso universal sobre los derechos humanos se constituye en la condición suprema, extrajurídica y supranacional, de todo consenso local y, por ende, de todo ordenamiento jurídico-político que se reclame como tal:

Y, más adelante, reafirma el carácter universal de estos derechos humanos y su imperativa obligatoriedad para todos los pueblos, al insistir en que

Una vez entendamos [...cómo el respeto a los derechos humanos es una de las condiciones impuestas sobre cualquier régimen para ser admisible como miembro pleno de una justa sociedad de naciones],... y una vez entendamos cómo un razonable derecho de pueblos puede desarrollarse por fuera de una concepción liberal de justicia y cómo esa concepción puede ser universal en sus objetivos, será perfectamente claro por qué esos derechos trascienden las diferencias culturales y económicas, así como las diferencias entre Estados-nación y otras unidades políticas... Esos derechos determinan los límites de tolerancia en una sociedad razonable de naciones17.

Sería difícil rechazar estos requerimientos (una concepción bondadosa de justicia y buena fe en la justificación oficial de la ley) como excesivos para un régimen mínimamente decente. Los derechos humanos, entendidos como el resultado de ellos, no podrían ser rechazados por ser peculiarmente liberales o particulares a nuestra tradición occidental. En ese sentido, ellos son políticamente neutrales16. El carácter liberal o tradicional de sus sociedades no excusa a los pueblos, por exceso o por defecto, de propender, hasta donde su propia estructura social se lo posibilite y alentados por la concepción pública de justicia que ellos mismos hayan reconocido como propia, por una garantía y un respeto integral efectivo de los derechos humanos para los ciudadanos o nacionales bajo su esfera jurídico-legal de influencia inmediata.

15 Ibíd., p. 68. 16 Ibíd., p. 69. 17 Ibíd., p. 78.

El paradigma consensual del derecho, como toda concepción pública de justicia y como todo orden institucional, sea cual sea la estructura básica que los sustente y la naturaleza de la sociedad que les haya dado su origen, tienen en la garantía y respeto a los derechos humanos la condición final y definitiva de su razón de ser, así como de su legitimidad y validez moral, social y jurídica.


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INTERNET Y ESTADO: APROXIMACIONES A LA GLOBALIZACIÓN DESDE EL CIBERESPACIO

Entre lo real y lo virtual* Juan Carlos Gozzer**

Internet prescinde de los límites políticos y geográficos. McLuhan diría, probablemente, que ahora más que nunca computadores nos están enlazando en la aldea global, tanto más cuando se ha convertido más bien en una especie de teatro global. Con un computador y un módem, cualquiera puede irrumpir en la escena mundial" Eric McLuhan, Hijo de Marshall McLuhan El Gran Hermano te está observando. 1984 George Orwell

Año 2000. De entrada a un nuevo milenio, la lectura del panorama mundial resulta algo compleja, variable y posible desde muchas perspectivas teóricas. El fin de la Guerra Fría y el creciente desarrollo del proceso de globalización han señalado la necesidad de incorporar nuevas formas de análisis que conjuguen las reestructuraciones, que se vienen produciendo tanto en el plano de las relaciones internacionales como en la esfera de los procesos nacionales.

*

Hoy, el proceso de globalización, nacido en la transnacionalización del circuito productivo desde la década de los años setenta y en el reacomodo de las economías socialistas a una lógica de mercado capitalista (Fazio, 1997:22-23) encierra no sólo la globalización del espacio económico, sino también de la esfera cultural, comunicacional, social y política, que señalan un nuevo tipo de relaciones que trascienden conceptos tradicionales como los de soberanía, hegemonía, autonomía, te-

Este artículo forma parte de la monografía de grado presentada por el autor para optar al título de politólogo.

** Politólogo de la Universidad de los Andes. Comentarios: gozzer@altavista.net o gozzer@fusionlatina.com.


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rritorialidad e identidad y exigen su revisión. Al mismo tiempo, estos cambios llaman a una interpretación distinta del papel de los Estados-nación. La globalización, tal como lo señala Marc Williams, más allá de un proceso económico, implica: La multiplicidad de lazos e interconexiones que trascienden los Estados-nación (y por ende las sociedades) que constituyen el mundo actual. Define un proceso, a través del cual, eventos, decisiones y actividades en una parte del mundo pueden tener significativas consecuencias para individuos y consumidores en distintas partes del globo (Williams, 1996:116). Los Estados han dejado de ser los actores unitarios y más importantes de las relaciones internacionales a causa de la fragmentación de poder nacida en la apertura de la agenda global a temas distintos a los estratégicos militares, y a la creciente interdependencia económica que ha facilitado el surgimiento de nuevos actores en las instancias decisorias (Tickner, 1998:30). Por ello, la comprensión de los procesos actuales debe conjugar la configuración y articulación de estos nuevos actores no sólo en el plano nacional en su relación con el Estado, sino en el contexto internacional como parte de lo que Mittelman ha sugerido como "la globalización de la sociedad civil" (Mittelman, 1996:10). El agotamiento del sistema político socialista con el fin de la Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética, junto con la aparición de una sociedad civil globalizada, caracterizada por la proliferación de grupos y organismos de asociación no gubernamentales en el plano in-

ternacional y en contraposición al surgimiento, o resurgimiento, de pluralismos en lo interno, parece apuntar a la consolidación de la democracia como el sistema político más idóneo para el actual proceso de globalización (Gilí, 1996:217). Y esto ha implicado una nueva forma de pensar al Estado en la canalización de las demandas provenientes de la sociedad en respuesta, muchas veces, a las dinámicas generadas en la interacción entre lo global y lo interno (GUI, 1996:206). Sin embargo, esta reestructuración del Estado ha sido, y está siendo, tan lenta que lo ha hecho incapaz de responder efectivamente a los cambios que el mundo actual está generando. Como lo sugiere Mittelman, así como la globalización le está dando ímpetu a una homogeneización cultural también está limitando el poder del Estado y le está abriendo paso a un pluralismo cultural interno que se hallaba bajo el manto de control del Estado (Mittelman, 1996:8). En este contexto, ¿qué papel desempeñan los medios de comunicación, y en especial Internet, en el desarrollo de los nuevos interrogantes que plantea el proceso de globalización? Como lo apunta Jesús Martín-Barbero, la globalización ha trasladado la espacialidad del Estado-nación al espacio-mundo, sustentado sobre la trama de las comunicaciones (Martín-Barbero, 1995: 62). Gracias al desarrollo de los satélites de comunicación, la globalización ha podido comprimir el espacio y el tiempo de las relaciones sociales guiada por los cambios en el modo de competir (Mittelman, 1996: 3). Los medios de comunicación se han constituido en los vehículos de la globali-


Internet y Estado: aproximaciones a la globalización desde el ciberespacio • 53

zación y por ello, cobran una especial importancia al estudiar los cambios y la forma como penetran en el tejido social. El surgimiento de un pluralismo dentro de las naciones y la conformación de una "sociedad globalizada", marcan la necesidad cada vez mayor de medios para que el diálogo global sea algo fluido y constante, mucho más allá de las fronteras nacionales. Por ello, Internet surge como una respuesta a estas necesidades. Del mercado financiero y del capitalismo transnacional en su afán por mantener una interconexión e intercambio de información constante; y de las sociedades para sentirse interconectadas en el mercado, como consumidores y patrones de consumo, ya no sólo a partir de los medios convencionales como la televisión, la radio o los periódicos. Internet se ofrece no sólo como un medio de transmisión de datos sino también como un lugar, un espacio virtual, o "ciberespacio", como sugiere William Gibson (Gibson, 1989:13). En este espacio, al que se puede acceder cuando se desee siempre y cuando se disponga de la tecnología necesaria, se ha materializado la idea de Aldea Global de McLuhan junto a los procesos de globalizadón (McLuhan, 1964:15). En sí, alrededor de los cambios en el ámbito económico y sociocultural, lo que

el debate en torno a las implicaciones del ciberespacio sugiere son nuevas formas de pensar las relaciones políticas, tanto en lo nacional como en lo internacional, al tiempo que apunta hacia una comprensión distinta de lo público y lo privado. La materialización de esa Aldea Global que plantea Marshall McLuhan1 en el ciberespacio sugiere un lugar (virtual) donde estos cambios, tanto en los procesos como en los conceptos, se están realizando y tienen serias repercusiones en el mundo real, ya sea como el medio de comunicación interactivo que es, o bien como el punto donde converge una serie de relaciones cibersocietarias. Por la capacidad que ha demostrado para expresar los cambios que se están generando en el mundo real en todas sus esferas, el ciberespacio no puede ser desechado de la mira de la acción estatal. En un momento en que se plantea un redireccionamiento del Estado para asimilar y encauzar los procesos de la globalización en mejores niveles de desarrollo e inserción económica, la proyección de dichos procesos en la red, representa para éste el reto de adaptarse ventajosamente a un nuevo mundo donde los límites entre lo nacional y lo internacional se hacen más complejos y difusos, al igual que las funciones, capacidades y límites de lo estatal2. La red está demostrando ser un medio y un espacio donde el proceso de globalización cuestiona la so-

1

Ver Marshall McLuhan, La comprensión de los medios como las extensiones del hombre, Diana, México, 1969.

2

Este redireccionamiento tiende a buscar, además la superación de los traumatismos consecuentes de los procesos de globalización, la reestructuración del Estado no sólo a nivel interno sino también a nivel global. Ver Jan Aart Scholte, "The globalization of world politics". En: John Baylis y Steve Smith (eds.), The Globalization of world politics. An Introduction to International Relations,

Oxford University Press, Nueva York, 1997, pp. 13-28.


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beranía, la hegemonía y el control del Estado sobre el territorio e, inclusive, sobre lo que se solía entender como asuntos internos de la nación. Mejorar la capacidad de respuesta del Estado y hacerlo más eficaz y acorde con demandas provenientes de una sociedad civil globalizada son claves para la reforma estatal. Al mismo tiempo, reconocer los retos y obstáculos que se plantean allí donde se expresan dichas demandas, el ciberespacio será determinante para pensar el mundo del nuevo milenio. 1. ALCANCES Y LIMITACIONES DEL ESTADO EN EL CIBERESPACIO Hoy, cuando se piensa en el Estado, se hace a la luz de una política económica neoliberal que ha revaluado su capacidad y campo de acción, con miras a una mayor liberalización y apertura del mercado3. Se trata de definirle y asignarle funciones que lo hagan eficaz y que al mismo tiempo abra el espacio para que el surgimiento de nuevos actores, en las distintas esferas, no entorpezca la labor y los objetivos de unos y

otros. La globalización ha tenido como efecto la aparición de nuevas fuerzas sociales y económicas que han modificado las funciones y el papel del Estado, al tiempo que lo ha obligado a replantearse frente a un mundo que revalúa los significados territoriales, hegemónicos y de acción, tradicionales del Estado-nación4. La mirada actual sobre el Estado apunta a replantearlo a partir de lo que realmente es capaz de hacer por encima de lo que se le pide; y las acciones que emprenda, hacerlas de una manera más competente5. Lo que se busca es crear un Estado que intervenga únicamente cuando se le llame y que asegure su supervivencia como regulador de unas relaciones económicas, mediador de conflictos en la sociedad y garante, no sólo de unas reglas económicas, sociales y políticas, sino también de los derechos ciudadanos y normas de convivencia, que sirvan a su vez como herramientas para equilibrar las desigualdades generadas por una economía neoliberal6.

3

Ver María Eugenia Mujica, "La reestructuración del Estado (retraimiento y regreso). Apuntes sobre neoliberalísmo, privatización y regulación". En: Colombia Internacional, No. 31, Centro de Estudios Internacionales, Universidad de los Andes, julio-septiembre de 1995, pp. 9-18.

4

Ver Jesús Martín-Barbero, "La globalización desde una perspectiva cultural". En: Revista Número, No. 17, Bogotá, marzo-mayo, 1998, pp. 47-48.

5

Según el Banco Mundial, la actual crisis del Estado radica en la brecha existente entre lo que es capaz de hacer y lo que se le pide que haga. Un Estado eficiente es el que por medio de una revitalización de las instituciones públicas hace lo que es capaz bien hecho y descentraliza antiguas funciones suyas en la sociedad. Ver "La evolución del papel del Estado". En: Informe sobre el desarrollo Mundial 1997, Banco Mundial, Washington, 1998, cap. I, pp. 21.

6

Las disfunciones del mercado y la preocupación por la equidad son razones para la intervención del Estado en la economía. Esto y las demás funciones asignadas al Estado, señaladas en el texto, son parte del perfil trazado por el Banco Mundial para su modernización. Ver: Banco Mundial, op. át, cap. I, pp. 21 y 28.


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Además de obedecer a estas características, el papel del Estado frente a la red debe abordarse desde dos perspectivas: la primera, del ciberespacio como una autopista de la información y, por ende, como un medio físico de transmisión de datos; y, segunda, como un espacio virtual donde se produce una serie de interacciones sociales, económicas y políticas que entrañan ciertas relaciones de poder en tanto que constituye, en sí misma, la expresión de una sociedad virtual o cibersociedad. 1.A El control de los medios y la regulación del Estado: los dueños de la estructura física de la red

Mucho se ha insistido sobre el carácter anárquico y caótico del ciberespacio y su atractivo como un espacio independiente del discurso unitario y oligopólico prevaleciente en los medios de comunicación tradicionales7. Esto, si se habla de los contenidos, puede ser cierto. Sin embargo, desde la perspectiva técnica, la de la red como un medio de comunicación, la realidad es otra.

Internet es una red de comunicaciones muy amplia pero no es una cooperativa. Todos los sistemas que la conforman, de transmisión (cable y satélite), de acceso (servidores) y de navegación, tienen un dueño8. Con la ola de liberalización de las telecomunicaciones liderada por Estados Unidos y Europa9 se ha permitido que la empresa privada se adueñe de estos sistemas, convirtiendo al Estado en el garante de una competencia honesta. De esta manera, el antiguo monopolio reservado para las grandes telefónicas estatales se está abriendo hacia una competencia en todos los niveles, desde la misma creación del entretenimiento en el caso de programas de televisión, hasta los sistemas de distribución y acceso. Con un horizonte tan amplio de posibilidades que ofrece este mercado, nadie se conforma con poseer apenas una parte de él, y de hacerlo, limitaría su crecimiento y subordinaría su acción a los dictámenes de los grandes tentáculos que cubren la estructura de las telecomunicaciones. A partir de la conformación de alianzas entre empresas del sector10, se han

7

Ver Antonio Pasquali, "Reinventar los servicios públicos". En: Nueva Sociedad, No. 140, Caracas, noviembre-diciembre de 1995, pp. 70-89.

8

Ver Juan Luis Cebrián, La red. Cómo cambiarán nuestras vidas los nuevos medios de comunicación. Taurus, Madrid, 1998, pp. 88.

9

Para ver la directriz de este proceso en Estados Unidos, consultar: Bill Clinton y Al Gore, Technology for America's Grozvth, a New Direction to Build Economic Strenght, U.S. Government Foreign Office, Washington, febrero de 1993.

10 Este proceso de conformación de monopolios transnacionales ha buscado cubrir todas las etapas del proceso comunicativo e incluye empresas de software como Microsoft. En otros campos del entretenimiento y transmisión de datos abundan modelos de convergencia corporativa como NBcy General Electric, Seagram, Westinghouse /CBS, entre otros. Para profundizar sobre ello ver: David Macintosh. "Cyborgs en rebeldía: tecnología e identidad en la Red", FITSE Magazine, primavera de 1994, Toronto, Canadá, pp. 23-31.


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comenzado a identificar grandes monopolios que amenazan la convivencia pacífica y claman una intervención estatal. Un caso evidente de esto ha sido el de Microsoft y su navegador Explorer. La empresa Microsoft (creadora del programa Windows) y su presidente Bill Gates fueron blanco de acusaciones en octubre de 1997, supuestamente por acaparar el mercado de los navegadores (con su Explorer), mediante prácticas monopolísticas, específicamente al incluir automáticamente en su sistema Windows, el navegador y exhortar a los fabricantes de computadores a ensamblarlos como parte integral del equipo al momento de la venta. La demanda interpuesta por Netscape, navegador que constituye la competencia directa del Explorer, ante el departamento de Justicia de Estados Unidos, acusaba ^Microsoft de violar la ley antimonopolio establecida por ese gobierno. El fallo preliminar de la Corte, posteriormente apelado por la empresa, dispuso la venta por separado de los sistemas y prohibió cualquier práctica para incluirlo automáticamente en los computadores11. Sin embargo, la reciente adquisición deNetscape por parte de American Online, AOL (competencia directa de Microsoft),

ratifiocó de cierta manera el argumento de Bill Gates en el que justifica su acción como un simple mecanismo de defensa contra la competencia. Al final, la Corte aceptó la demanda y sancionó a Bill Gates por realizar prácticas monopolísticas. Pero, a pesar de quedar demostrado que hasta Microsoft está sometido a la ley, las sanciones que ésta le pueda aplicar son muy limitadas y de poco peso para los intereses de Gates12. Además, a escala mundial, el monopolio de Bill Gates sigue intocable. Un 75% de los navegadores del mundo son Explorer, al tiempo que el 84% de los computadores en la Tierra utilizan el sistema Windows13. Lo que significa, en última instancia, que las políticas de regulación estatal en este campo apuntan a un radio de acción local (y aún así débiles, porque no están diseñadas para los retos actuales) para enfrentar un fenómeno que es inminentemente global, como es la transnacionalización del sistema productivo y distributivo de software y hardware14, y dejando entrever la necesidad de una legislación internacional que supla la esterilidad de medidas internas que no solucionan realmente los problemas.

11 Ver El Tiempo, "Gates niega abuso de poder", marzo 9 de 1998, pp. 6C. "Unas son de cal... otras son de arena", abril 27 de 1998, p. última C. "Historia sin fin, versión informática", mayo 11 de 1998, p. 8. "Washington inicia una larga batalla legal contra Microsoft", mayo 19 de 1998, p. IB. El Espectador, "Gobierno de E.U. demanda a Microsoft", mayo 19 de 1998, p. 5B. 12 Ver Revista Semana, "Todos contra Bill", noviembre 15 de 1999, pp. 96 y 97. 13 Cebrián, op. dt., pp. 87 -88. 14 Prueba de esta transnacionalización de la producción de software es el asentamiento de más de 100 empresas dedicadas a esta rama en Bombay (India), haciendo de este país uno de los mayores exportadores de software del mundo, y siendo uno de los más pobres en comunicación, transporte e ingresos. Ver James Mittelman, "How does globalization really work ?". En: James Mittelman


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En este sentido, el papel del Estado frente a la liberalización, conformación y regulación de monopolios transnacionales debe apuntar hacia un orden internacional que asegure unas reglas de juego aplicables en todos los países y que trasciendan lo que se intentó establecer con el fracasado Nuevo Orden Mundial de la Información (NOMI)15. Y además, que se muestre imparcial de las deliberaciones oligopólicas16 de la Organización Mundial del Comercio y los intereses y gestiones de la Comisión Europea, así como las políticas de la Comisión Federal Norteamericana que vigila el desarrollo del sector de las comuniciaciones en este país17. En la mayoría de los países donde se ha llevado a cabo, el desmonte del mono-

polio de las telecomunicaciones por parte del Estado las ha convertido de un servicio público a uno de carácter mixto con tendencias a privatizarse18. En una sociedad basada en las comunicaciones para el avance de los procesos de globalización, el Estado parece haber confiado en su capacidad para diseñar y hacer cumplir las reglas del juego, el desarrollo general de la sociedad. Sin embargo, esta liberalización y privatización de las telecomunicaciones, lejos de hacerlo un servicio más abarcante a lo largo de la sociedad, lo han hecho más restringido en la medida en que para acceder a él se debe disponer de cierta capacidad financiera que no todos están en condiciones de asumir.

(ed.), Globalization: Critical Reflections, International Publical Economy Yearbook, Boulder London Lynne Rienner publishers, 1996, pp. 239. 15 Durante la década de 1970 y principios de 1980, se buscó, a través de países miembros de la Unesco -que incluían además al bloque soviético y Estados no alineados de Asia, África, el Caribe y Sudamérica— la firma de acuerdos internacionales que crearan mecanismos de intervención estatal multilaterales en el desarrollo del mercado de las telecomunicaciones en busca de un proceso equilibrado y armónico. Sin embargo, la negativa de Estados Unidos a firmar los acuerdos con el respaldo de otros países occidentales y empresas privadas del sector, provocó que, a principios de 1983, el NOMI dejara prácticamente de existir. Los motivos expuestos por Estados Unidos, para no firmar, se apoyaban en que dichos acuerdos afectaban las estrategias empresariales en torno a la libertad de expresión y de mercado. Ver David Macintosh, "Cyborgs en rebeldía". En: Puse Magazine, primavera, Toronto 1994, pp. 23-31. 16 Tal como lo señala Macintosh, uno de los principales retos que afronta la organización de un sistema de Estado global en la actualidad, radica en el carácter poco o nada democrático de las agencias y foros de gobierno mundial, como el FMI, el Banco Mundial, la OMC y el Consejo de Seguridad de la ONU, entre otros. Ver op. cit., pp. 24-27. 17 Cebrián op. cit., p. 93. En Europa la Comisión Europea ha puesto en marcha una Oficina para el Proyecto de la Sociedad de la Información (ISPO) y ha desarrollado numerosos estudios como el Informe Bangemann y el Libro Blanco crecimiento, competitividad y empleo, que buscan la consolidación

de políticas de regulación y vigilancia a escala regional. Ver Bernat López, "La sociedad de la información: un eslogan afortunado". En: El viejo topo, No. 96, Barcelona, mayo de 1996, pp. 60-65. 18 La proliferación de las telecomunicaciones privadas, en competencia con las públicas como el caso de los canales de televisión y servicios de telefonía, muestran cómo la competencia entre el Estado y grandes capitales privados han obligado al primero a apoyarse de alguna manera en su participación como capital mixto en este sector. Ver Mujica, op. cit., pp. 15-18.


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Reconoddas ya las ventajas que representa Internet en la inserción de las naciones en muchos aspectos benéficos de la globalización, la privatización de la prestación del servicio constituye una forma más de excluir a los menos favorecidos de este proceso, acentuando aun más la brecha entre ricos y pobres19. Si la búsqueda de la equidad frente a las disfunciones del mercado es una tarea primordial del Estado, como lo señala el Banco Mundial20, el acceso a Internet constituye un fuerte obstáculo en el cumplimiento de su labor en tanto se consolide como una herramienta para ocupar un lugar mejor en el mercado. En la medida en que la implementación de Internet como un instrumento de desarrollo social, económico y político, manejado por un interés privado se consolide, será más evidente la incapacidad del Estado para ofrecer condiciones de vida más igualitarias21.

Por lo menos en lo referente a Internet22, la información ha dejado de ser un bien público para convertirse en uno privado y factor de desigualdad en cumplimiento de la sentencia de Bacon: quien tiene la información, tiene el poder23. Y esto,

aplicable no sólo a quien la adquiere y la utiliza, sino a quienes poseen la estructura física para transmitirla. La contradicción entre el orden anárquico pero igualitario que se vive en la interacción de los usuarios en el ciberespacio24, y la estructura excluyente y oligopólica en el ámbito del medio físico, se traduce en el costo que comienza a pagar el Estado al promover el desarrollo sostenible en un mundo globalizado: ante la incapacidad de cumplir suficientemente con las exigencias de la globalización, (ofrecer un mejor servicio de telecomunicaciones y facilitar el acceso a Internet), el

19 "Mientras cada vez hay mayor cantidad de información científica y de desarrolllo tecnológico disponible a través de Internet, la cuestión es si hemos añadido 'la pobreza informativa'a la ya larga lista de carencias de los países del Tercer Mundo con respecto a los países industrializados". Mike Holderness, "Internet: un arma de doble filo". En: La República, mayo 5 de 1996, p. IB. 20 Banco Mundial, op. cit., p. 29. 21 Es obvio, también, que en muchos casos el Estado se ha mostrado incapaz e ineficiente a la hora de prestar el servicio de telecomunicación. Por ello, en ningún momento se pretende aquí ir en contra de los procesos de privatización o liberalización de las comunicaciones. Lo que queda claro es que al no ser capaz de desarrollar esta tarea y asignársela al espacio privado, el Estado está solucionando un problema a costa de otro. 22 Sin embargo, la preocupación aumenta en la medida en que cada vez más es mayor el flujo de información digitalizada, como los periódicos o los servicios de televisión, que se prestan a través de la red, así como transacciones económicas y transmisión de datos que se realizan casi exclusivamente por medio de Internet. 23 "El Estado ha de garantizar el derecho de acceso a ciertas categorías de información de interés o beneficio para sus ciudadanos. Ésta es la función de las leyes de protección de la libertad de información". Ver Luis Joyannes, Cibersociedad. Los retos sociales ante un nuevo mundo digital. McGrawHill, Madrid, p. 206. 24 "Es norma de comunicación universal que Internet es célebre por su orientación democrática e igualitaria". Joyannes, op. cit., p. 253.


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Estado debe cederle espacio a las empresas privadas para que cumplan esta función, transfiréndoles una cuota del poder referente al acceso a la información, que anteriormente se hallaba predominantemente en su esfera25. Por ahora, y en los países en vías de desarrollo, el Estado aún participa en el proceso al poseer las redes de conexión telefónica por donde viaja el ciberespacio y eso le ha permitido mantener una posición ventajosa respecto a la regulación de las telecomunicaciones. En países desarrollados, además, ha logrado consolidar un capital mixto en el diseño de programas y desarrollo de tecnología de punta que también lo hace fuerte frente a los intereses privados26. A pesar de esto, el vertiginoso desarrollo de redes por fuera del límite estatal27 parece estar llevando a éstas a una paulatina independencia del control por parte del Estado, especialmente para los mono-

polios transnacionales cuyos centros de operación están diseminados alrededor del mundo. Al mismo tiempo, sugiere la consolidación del control privado sobre la tecnología de acceso a Internet, convirtiéndolos en una fuente de autoridad distinta a la del Estado-nación28. Como lo sugiere Cebrián, en tanto esta dinámica se profundice a favor de los monopolios, uno de los problemas del Estado será enfrentarse a grandes empresas que defienden sus intereses particulares sobre los generales, imponiendo modelos de interacción implantados por ellos mismos, a la manera de regímenes totalitarios a escala mundial29. Por esto, el caso de Microsoft es tan sólo la punta de un iceberg que demuestra cómo el poder del Estado para diseñar y hacer cumplir las reglas del juego y su función como agente de equidad, en el largo plazo, será un espejismo si no se toman las medidas adecuadas frente al interés privado que aumenta vertiginosamente su control sobre el "modo de transmisión".

25 Ver Arlene Tickner, "Colombia frente a la globalización y la inserción internacional: ¿Una segunda oportunidad sobre la Tierra?. En: Colombia Internacional, No. 43, Centro de Estudios Internacionales, Universidad de los Andes, julio-septiembre de 1998, p. 31. 26 Sobra recordar que la construcción misma del Internet fue en gran medida patrocinada por dineros públicos así como actualmente empresas de software y hardware cuentan con incentivos estatales, especialmente en Estados Unidos. Ver: Noam Chomsky, Política y cultura a fines del siglo XX: un panorama de las actuales tendencias, Ariel, Barcelona, 1994, p. 82. 27 Precisamente constituye una meta para las empresas privadas, construir un sistema capaz de esquivar los límites físicos y políticos del espacio. Ver: Graig Simón "Internet governance goes global". En: Vendulka Kubálcová, Nicholas Onuf, Paul Kowert (eds.), International Relations in a Constructed World. M.E. Sharpe» Nueva York, 1998, p. 149. 28 La fragmentación de la autoridad y el consiguiente cuestionamiento de la centralidad del Estadonación en la toma de decisiones constituyen un aspecto clave en el desarrollo del proceso de globalización, como se evidencia en este caso. Ver. Tickner, op. cit., p. 31 y Williams, op. cit., p. 113. 29 Cebrián, op. cit., p. 95.


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l.B Anarquía e intervención entre el Estado y los contenidos del ciberespacio

Paradójicamente, el impulso separatista del Estado, característico de la estructura física del ciberespacio, contrasta con su recurrente mediación en las diferentes instancias de interacciones que se producen en la red. Con la apertura de un canal de comunicación que permite la expresión de todas las voces que puedan acceder a él, el ciberespacio ofrece la posibilidad a muchos grupos e individuos que antes se encontraban al margen de los medios comunicativos de expresarse y hacerse escuchar, inclusive, más allá del nivel local en el que se hallaban. Ello representa, como lo ha señalado inicialmente Vattimo30, un paso inicial en el proceso de emancipación del individuo respecto al decurso unitario de la historia y el reconocimiento de la diferencia en los discursos, como mecanismo de identificación. Sin embargo, representa también la oportunidad

para que muchos de ésos que se encontraban acallados estallen en discursos que generen tensiones y conflictos en el orden social, el cual el Estado es el encargado de velar y mantener. La proliferación de voces pornográficas, subversivas, y en general desestabilizadoras, que surgen como un aspecto propio de la globalización, encuentran en el espacio virtual un medio para expresarse y acceder a la opinión internacional, siendo el poder del Estado limitado para restringirlas31 . 1.B.1 Censura, control y pornografía en el ciberespacio

La abundancia de material pornográfico en la red32 ha provocado un debate mundial a favor y en contra de una regulación estatal sobre la materia y de un mayor control sobre esa clase de contenidos, especialmente en lo que concierne a la pederastía y la utilización de la red como medio para corromper y perjudicar a menores de edad33.

30 Ver Gianni Vattimo, La sociedad transparente. Paidós, Barcelona, 1996. 31 La explosión de estos pluralismos al interior del país, gracias a la globalización, encierra la consecuente limitación del poder estatal para controlar la eclosión de las tensiones generadas por estos discursos que se hallaban subterráneos en la sociedad. Ver James Mittelman, "The dynamics of globalization". En: James Mittelman (ed.), Globalization: Critical Re/Jecf!Dns,International Publical Economy Yearbook, Boulder London, Lynne Rienner Publishers, 1996, pp. 8. 32 Material que supera al que se encuentra en televisión y que incluye fotos, videos y todas las categorías de aberraciones y tendencias sexuales. Según estadísticas, los sitios con material pornográfico sobrepasan la cifra de los diez mil, los cuales reciben diez millones de llamadas diarias. Ver Cebrián, op. cit., p. 104. 33 En Estados Unidos, el año pasado se acusó a un hombre de 41 años por el delito de violación a menores. Para ello, el individuo utilizaba los chat rootns, haciéndose pasar por un joven de 17 años. De esta forma, averiguaba los datos personales de sus interlocutoras (todas menores de edad) para luego ubicarlas personalmente. Ver: El Tiempo, "Los padres en el ciberespacio", octubre 20 de 1997, p. 5C.


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Sobre el tema, la respuesta de muchos Estados34 ha sido delegar a los servidores la función de restringir y reglamentar el contenido de sus páginas. En otras palabras, le ha trasladado a estas empresas privadas la responsabilidad de establecer su criterio ético y moral para decidir qué páginas son o no aptas para estar en el ciberespacio y, en cierta medida, definir y regular según su criterio los patrones de comportamiento moral en la cibersociedad. En un caso reciente, el ex director de Compuserve35 en Alemania fue condenado por la justicia de ese país a dos años de prisión por permitir páginas pederastas en su servicio en línea36. Según el veredicto, se le consideraba responsable por ser la persona encargada de vigilar los temas radicados en el servidor. En este caso, se hace evidente la forma como el Estado deja bajo responsabilidad de empresas privadas el manejo de los contenidos de la red, pero al mismo tiempo vigila que éstos cumplan unas normas éticas que imperan en el marco normativo del mundo real.

Sin embargo, su acción se estrella nuevamente con la dimensión del fenómeno: su globalidad. El hecho de que se sancione al encargado de una filial de la empresa no asegura la desaparición de este tipo de material de la red; al contrario, lo hace más esquivo a la censura. La persona que diseña la página, o que utiliza los chat rooms para esta clase de actividad, seguirá inmune del alcance de la justicia porque puede estar en un país distinto al lugar donde se ha enjuiciado su contenido. Así mismo, el Estado no posee la capacidad, ni tecnológica, ni institucional para vigilar el contenido de las páginas de cada servidor radicado en el país, sin contar los de otros países sobre los que su legislación es inaplicable. Por esto, sólo puede actuar sobre la base de las denuncias hechas por ONG dedicadas a la materia o de los mismos afectados y en el caso de que el servidor se halle en el mismo lugar donde se denuncia el hecho37. Aun así, actuando sobre las empresas, sólo hace que éstas, o los violadores, se dediquen a crear mecanismos para alejar los contenidos del alcance estatal38.

34 Algunos Estados, como los de China, Cuba o Tailandia, responden controlando el acceso general a la red y/o utilizando de filtros (programas diseñados para este fin) que restringen el acceso del usuario a ciertos contenidos. 35 Compuserve es una empresa -red- de información (servidor) de los Estados Unidos, conectada a Internet y cuenta actualmente con 5 millones de abonados en todo el mundo. Ver Joyannes, op. cit, p. 224. 36 El Tiempo, "Niños enredados por Internet", junio 1 de 1998, p. 9. 37 También en algunos países como Alemania, se han creado cuerpos de policía en el ciberespacio que se dedican a perseguir y ubicar esta clase de material. Ver: Niños enredados..., op. cit. Cebrián, op. cit., p. 108. Al mismo tiempo, se han conformado grupos con el mismo fin pero de naturaleza privada como son las americanas CERT (Computer Emergency Response Team), NSA o First Forum of Incident Response and Securities Teams. Ver Joyannes, op. cit., p. 221. 38 Sin sacrificar en ningún momento el acceso del usuario. Lo hacen mediante el diseño de direcciones más complicadas de detectar o a través de hiperenlaces secretos, entre otros.


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Por otro lado, los defensores del ciberespacio reclaman la libertad de expresión como su bien inalienable y cualquier intervención sobre ella, sea para controlar o restringir, constituye un atentado a la naturaleza caótica de la red. Sin desconocer los peligros y las amenazas que genera esta libertad de expresión, especialmente para los niños, los partidarios de la autorregulación mantienen la lógica de que a los menores no se les obliga ni se les induce a consultar estos sitios, siendo, por ende, una responsabilidad de los padres la educación moral y sexual de sus hijos39. Y los padres, a su vez, retornan el reclamo al Estado como el encargado de velar por seguridad moral de sus hijos en la sociedad, cerrando el círculo vicioso de la libertad, Estado y regulación40. En síntesis, lo que contiene la red es un reto para la censura tal como se había entendido hasta ahora, como una prohibición estatal para preservar un orden moral y social. Esta prohibición frente al ciberespacio es ineficiente, pues como lo sugiere John Gilmore, pionero de Internet, —la red interpreta la censura como un perjui-

cio y la esquiva41 y esto, con la complicidad de aquéllos en quienes el Estado ha delegado el poder de ejercerla42. 1.B.2 Pluralismo y Estado

Así mismo, la emersión de estas nuevas voces no sólo genera tensiones en el orden social, como ya se indicó, también incide en el orden político y directamente en la reestructuración del Estado en el contexto de estos pluralismos43. El eco global que tiene el discurso de grupos minoritarios de la sociedad limita la capacidad estatal para restringir estas posiciones a favor del control sobre las posibles tensiones sociales, afectando, como señala Williams, la soberanía del Estado44. Una vez más, el Estado es presa de la expresión de los aspectos de la globalización a través del ciberespacio, especialmente los referentes al surgimiento de los pluralismos y su "toma de la palabra" en el plano internacional, acorralando la acción estatal en la mira de la opinión mundial.

39 El Tiempo, "Los padres en el ciberespacio", octubre 20 de 1997, p. 5C. 40 Este debate se mantiene inconcluso y aún no encuentra ningún consenso sobre la dirección que debe tomar el Estado en este aspecto. Para ampliar sobre esta discusión, ver "Protecting our rights: What goes on the Internet?". En: National Issues Forum, National Issue Forum Institute, Ohio, 1998. 41 Don Tapscott "Promesas y peligros de la tecnología digital". En: Cebrián, op. cit., p. 25. 42 "Abandonar en manos de las grandes corporaciones internacionales la decisión del gobierno de Internet es simplemente ominoso (respecto al control y la censura). Supone una dejación de soberanía no sólo por parte de los gobiernos, sino de la sociedad toda, y una inadmisible atribución de poder a aquellos que no tienen legitimación de ningún tipo para ejercerlo." Cebrián, op. cit., p. 103. 43 Según Mittelman, el Estado debe reacomodarse a los pluralismos y permitir las demandas de reformas generadas por las distintas expresiones. Ver op. cit., p. 9. 44 Ver Williams, op. cit, p. 113.


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Uno de los casos más dicientes al respecto ha sido el del movimiento neozapatista en México desde su eclosión en enero de 199445. Gracias a la utilización de la red, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) logró consolidar un apoyo internacional alrededor de sus demandas, al tiempo que éste constituyó un mecanismo de lucha importante al servir para denunciar las arbitrariedades del Ejército mexicano, incitando a la presión internacional sobre las gestiones del Estado46. En una época en que la sociedad globalizada pareciera dar fin al enemigo interno heredado de la doctrina de seguridad nacional prevaleciente durante la Guerra Fría, especialmente en el Tercer Mundo47,

Internet surge como un medio de reconocimiento y expresión para que ese "enemigo" que se encontraba oculto bajo el control y la restricción estatal, se eleve en esa "toma de la palabra" de las minorías subterráneas en un contexto de globalización48. A pesar de haber mostrado sus alcances en el desarrollo de las relaciones políticas y en la resolución de conflictos a favor de grupos minoritarios o discursos antiestatales, éste no es el único caso. También las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se instalaron en el ciberespacio y desde allí desmienten la información oficial acerca de los combates y expresan sus demandas a quienes

45 "El ejemplo de los zapatistas es impresionante. Como un movimiento nacido de una profunda miseria y de la marginalización de los indígenas, salta al Internet e interactúa directamente con los integrantes de diversos grupos de apoyo internacional con los que cuenta el movimiento. He aquí apenas el lado más visible de esta guerrilla sui géneris. Manuel Castells, "Los medios, el espacio donde se decide el poder". En: La Jornada, México, 23 de enero de 1996. En Antonio Albino Canelas Rubim "Neozapatismo: política na idade mídia". En: Contexto Internacional, Río de Janeiro, vol. 19, No. 1, enero-junio de 1997, pp. 151-173. 46 Apenas unas semanas después de la aparición oficial del EZLN, comenzaron las denuncias, a través del Internet de las violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército mexicano en la zona, al tiempo que mantenían sus demandas en la agenda internacional cuando los medios conven cionales de comunicación ya las habían pasado a un segundo plano. El 9 de febrero de 1994, el Ejército mexicano irrumpió violentamente en Chiapas con la única misión de capturar al subcomandante Marcos. Gracias a la red, se logró informar a los simpatizantes del movimiento a tiempo para que en menos de 48 horas la Embajada de México en Madrid fuera tomada por manifestantes zapatistas. El hecho, reproducido en otras ciudades, hizo que el gobierno mexicano cediera su posición y se sentara a dialogar con el movimiento para resolver el conflicto de una forma pacífica. Ver Leo Gabriel "Zapata en Microondas". En: Nueva Tierra Nuestra No. 12, Nicaragua, octubre-noviembre de 1995, pp. 37-38. 47 Ver Francisco Leal Buitrago, El oficio de la guerra, Tercer Mundo Editores-Iepri, Bogotá, 1984, cap. I. 48 "La sociedad globalizada asiste al fin de la lucha armada de carácter marxista y, simultáneamente, hace emerger nuevos conflictos, muchos de ellos armados. Esos movimientos —étnicos, de nacionalidad, religiosos etc.- indican el admirable y peligroso surgimiento contemporáneo de la dimensión local en medio del proceso globalizador del mundo posmuro. [En este sentido] el EZLN quizá sea el primer grupo guerrillero de la era de la globalización". Antonio Albino Canelas Rubim, op. cit., p. 152.


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quieran y puedan oírlos en el mundo49. Lo mismo sucede con grupos neonazis, extremistas, partidarios de la legalización de la marihuana, ecologistas, entre otros. No es un problema que afecta únicamente a países menos desarrollados donde los excluidos parecerían ser más a raíz de menos espacios para la formulación de demandas. También afecta a países que se ufanan de tener espacios amplios de expresión y participación50. Lo curioso de todo esto es que estos individuos, grupos, reivindicaciones y demandas, pueden generar tensiones y conflictos en el orden social, apelando a la opinión pública nacional e internacional, a partir del ejercicio del derecho de la libertad de expresión asociada a la globalización. La democracia llevada a su extremo en el ciberespacio constituye el principal enemigo para la soberanía y control del Estado, que ya no puede actuar sin considerar las repercusiones que tenga no sólo en la sociedad, sino en el plano internacional51. Pareciera como si la relación entre el Estado y la sociedad dejara de ser

vertical, para convertirse en algo horizontal, para bien o para mal. El Estado debe justificar su acción tanto como lo hacen los grupos sociales. Esta dinámica en el ciberespacio está "rebajando" al Estado a la misma condición de los ciudadanos en el momento de tomar alguna decisión. 2. EL ESTADO-NACIÓN Y LA CIBERDEMOCRACIA

La lectura de Internet que, como expresión de la Aldea Global, no reconoce los límites entre lo nacional y lo internacional, ni la manera como esto afecta la acción de los Estados, apunta a indagar, en consecuencia a estos análisis, sobre lo nacional y la forma de pensar un régimen democrático que responda a las características de la globalización manifiestas en el ciberespacio. Para teóricos como Benedict Anderson, la nación se entiende como "una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana"52. Es imaginada, porque no se puede conocer realmente

49 La mencionada página de las FARC se hallaba en un servidor en México. Por una solicitud informal del gobierno colombiano (no existe una norma legal para dicha petición) se retiró la página del servidor. Sin embargo, la misma apareció unos días después en otro servidor desconocido. Ver El Tiempo, "Guerrilla en el ciberespacio", septiembre 22 de 1996, p. 5B. 50 "Lo que en América Latina se ha llamado más bien pluralismo o heterogeneidad cultural se piensa como parte de la nación, en tanto en el debate estadounidense, como explican varios autores, multiculturalismo significa separatismo" Néstor García-Canclini "El diálogo Norte-Sur en los estudios culturales". (Introducción a la edición en inglés). En: Consumidores y ciudadanos: conflictos multiculturales de la globalización. Grijalbo, México, 1995, p. 19. 51 Como se verá más adelante, existe una relación tácita entre la globalización y la democracia que encierra la discusión que aquí se plantea. Ver Stephen Gilí, "Globalization, democratización and the politics of indifference". En: James Mittelman, op. cit., pp. 205- 217. 52 Benedict Anderson, Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y difusión del nacionalismo Fondo de Cultura Económica, México, 1991, p. 23.


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en su totalidad a los pares de esta comunidad; limitada, porque congrega a un cierto número de personas; soberana, porque es libre. Y es comunidad, porque se concibe como una relación de compañerismo horizontal53. Utilizar esta definición, que Anderson señala como operativa, sugeriría pensar el ciberespacio -representación de la Aldea Global- como una proyección y consolidación de lazos, relaciones e interacciones, que pueden significar, si no la conformación de cierto tipo de "nacionalidad", un llamado a la revisión del concepto de nación desde la perspectiva de lo imaginada, limitada y soberana, que sugiere el autor. La fragmentación de la fuente de autoridad, el surgimiento y resurgimiento de pluralismos, así como la transnacionalización del flujo de información, de los circuitos productivos y de los patrones de consumo global, característicos de la globalización, ha conllevado la crisis de la centralidad del Estado-nación como referente de la soberanía y del proyecto de lo "nacional"54. Como lo apunta Ianni, la crisis del territorio, de la soberanía, es la crisis del Estado-nación como centro de las relaciones sociales55.

Si la nación y los valores del nacionalismo son una construcción cultural -como señala Anderson56- la formación de lo nacional en el mundo del ciberespacio trasciende todos los valores tradicionales prevalecientes en la distinción entre lo externo y lo interno, y la construcción del uno a partir del reconocimiento de la diferencia con el otro. Con la globalización, el límite entre lo propio y lo ajeno se desdibujan en una constante interacción funcional de actividades económicas y culturales dispersas, bienes y servicios generados por un sistema con muchos centros, en el que importa más la velocidad para recorrer el mundo que las posiciones geográficas desde las cuales se actúa57. El sentido de per-

tenencia, desarraigado de las lealtades locales o nacionales, gira sobre la participación del individuo en comunidades transnacionales de consumo que escapan de la esfera territorial58.

Se debe entender que la formación de estas comunidades ha tenido como eje inicial los medios de comunicación convencionales como la radio o la televisión. Sin embargo, con el desarrollo de Internet, dichas comunidades están cada vez más consolidadas dentro del ciberespacio donde se produce una interactividad en

53 Ibtd, pp. 23-25. 54 Ver Tickner, op. cit., p. 31 y Williams, op. cit., pp. 166-118. 55 Octavio Ianni, Teorías de la globalización, México, Siglo XXI, 1996, p. 3. En: Jesús Martín-Barbero, "La globalización desde...", op. cit., p. 47. 56 Benedict Anderson, op. cit., p. 30. 57 Néstor García-Canclini, Consumidores y ciudadanos: conflictos multiculturales de la globalización, Grijalbo, México, 1995, p. 16. 58 Jbíd, p. 24.


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tiempo real, pero no tanto por Internet en sí, sino por las dinámicas de la globalización que han encontrado en la red un medio óptimo para expresarse y difundirse. La ciudadanía cobra un carácter distinto al simple marco territorial que cobijaba a la idea del Estado-nación, para asumir uno que incorpora además, la perspectiva de consumidor59, que incluye ahora al ciberespacio como un lugar de ejercicio de una ciudadanía global. Una ciudadanía que, como consumo, toma diferentes matices reivindicativos, al ser al mismo tiempo una ciudadanía de género, ecologista, racial entre otras, que desconoce el límite de lo nacional para insertarse en un proceso global60. Este trance hacia lo global, aunque obliga a una redefinición de la soberanía estatal y su centralidad en las relaciones que se producen en su territorio, no implica la desaparición ni del Estado ni del concepto de soberanía. Como lo anota Williams, las fronteras han dejado de ser significativas cuantitativamente, mas no cualitativamente. El Estado sigue siendo un lugar de autoridad y legitimidad al que las demandas pueden acceder, a pesar de la fragmentación de las estructuras tradicionales, y sobre esto se debe replantear el concepto de soberanía61. Gracias al desarrollo de tecnologías audiovisuales como la televisión, el indi-

viduo comenzó a informarse mejor, a entender el medio al que pertenecía y a ejercer mejor sus derechos como ciudadano62. Los medios fueron convirtiéndose de esta manera en un mediador por excelencia entre lo público y lo privado. Canalizan las demandas de uno y las respuestas del otro. Con el desarrollo del ciberespacio, el canal dejó de ser un lugar de simple consumo de información y de transmisión de demandas y respuestas, para convertirse además de un medio de canalización efectiva de demandas, en un lugar de interacción política y de expresión y fortalecimiento de una sociedad civil caracterizada por el irrumpimiento del pluralismo y los localismos en la escena pública. El medio es también el lugar de discusión y no sólo un canal de comunicación de la esfera privada frente a la pública. El ciberespacio ofrece la posibilidad de una democracia que transite más sobre la participación que sobre la representación. Para quienes pueden acceder a él, significa la oportunidad de expresar sus demandas directamente al Estado -siempre y cuando esté dispuesto a escucharlas- sin la mediación de partidos políticos, sindicatos o grupos. Así mismo, ofrece la oportunidad para que muchas minorías excluidas de los

59 "Se debe pensar el consumo no como simple escenario de gastos inútiles e impulsos irracionales sino como un lugar que sirve para pensar, donde se organiza gran parte de la racionalidad económica, sociopolítica y psicológica en las sociedades", ibíd., p. 14 (introducción). 60 Ibíd., p. 21. 61 Ver Williams, op. di., pp. 119-120. 62 Ver García-Canclini, op. cit., p. 23.


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medios convencionales de comunicación puedan expresarse, siempre que tengan cómo acceder a Internet, aportando a una democracia más amplia, dónde se crea un medio de diálogo directo entre gobernantes y gobernados63. Sin embargo, el problema radica nuevamente en el acceso al ciberespacio. Tal como en el agora ateniense, el espacio de participación es restringido a unos pocos. La calidad de ciudadano toma, como señala García-Canclini, patrones consumidores, siendo tan restringida y limitada como cuando el ámbito de lo público se formó en el siglo XVIII en Alemania y Francia64. Sólo quienes pueden acceder a la tecnología pueden participar del debate; los demás, verdaderos excluidos, probablemente deberán conformarse con un sistema representativo, que demore la canalización de sus demandas, si las escucha, y no garantice que éstas sean debidamente satisfechas. De hecho, el discurso democrático inserto en el actual proceso económico encierra una carga ideológica que tiende a señalar a la globalización como sinónimo de democracia y progreso, con el fin de ocultar las desigualdades y asimetrías que

la política económica neoliberal deja a su paso. El análisis de la democracia a través de Internet apunta precisamente a ocultar dichas asimetrías en un modelo que, si bien permite la optimización de este sistema político en el diálogo entre lo público y lo privado, y la expresión y consolidación de minorías, también excluye determinantemente del juego democrático a los menos favorecidos por la globalización económica65. De nuevo, el desarrollo y optimización de la democracia se asocia con la calidad de vida de la que disfrutan los ciudadanos y, en este sentido, la lógica desarrollo económico = desarrollo democrático, será crucial para distinguir países pobres de los ricos. En tanto el uso de Internet se popularice, mayor será la fragmentación del concepto de ciudadanía local, en tanto ésta se vea determinada por referentes extraterritoriales o transnacionales. Será un reto para los Estados conjugar su soberanía con la necesidad de gobiernos globales para afrontar demandas que, por la transnacionalización del flujo informativo y de los pluralismos, son generadas por fuera de los límites territoriales

63 Ver Cebrián, op. át, p. 100. 64 "Podríamos decir que en el momento en que estamos saliendo del siglo xx las sociedades se reorganizan para hacernos consumidores del siglo XXI y regresarnos como ciudadanos al xviil". Sólo quienes leían y participaban en círculos ilustrados burgueses ingresaban a la esfera del debate político. Ver García-Canclini, op. át., pp. 25 y 22 respectivamente. 65 Ver Hugo Fazio, "América Latina y los procesos de globalización. Oportunidades, dilemas y desafíos". En: Socorro Ramírez y Luis A. Restrepo, Colombia entre la inserción y el aislamiento, Iepri, Siglo del Hombre Editores, Bogotá, 1997, pp. 26-27. Ver también, Gilí, op. át, pp. 211-214.


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y constituyen desde ya temas mundiales66, a pesar de que se enfoquen a una acción local, tal como sucedió con la defensa de los derechos humanos en Chiapas67. Si el Estado incentiva a Internet como espacio para el debate y la formulación de demandas, es muy probable que éstas lleguen a extralimitar la capacidad de respuesta del Estado como agente local y conduciéndolo, tal como ya lo está haciendo el proceso de globalización, a resolver problemas que no corresponden únicamente a su labor, sino que ameritan un marco de acción internacional -no sólo interestatal-, en asocio con los agentes del mercado68. La crisis de los valores nacionales, de la idea de Nación y de la identidad nacional, nacida en el seno de los medios convencionales de comunicación, pero radicalizada con las superautopistas de la información y el aceleramiento del proceso de globalización, puede conducir, como lo señala Martín-Barbero, a confundir "la preservación de la identidad nacional con la preservación del Estado y la

defensa de 'los intereses nacionales' por encima de las demandas sociales, justificando -como lo hizo en los setenta la doctrina de seguridad nacional- la suspensión/ supresión de la democracia69. El mantenimiento de la soberanía por parte del Estado tiene que ver con el ejercicio del poder coercitivo dentro del territorio con el fin de restringir las tensiones internas y mantener el orden social. En este sentido, la crisis de la soberanía puede conducir a un conflicto con el sistema democrático al que se asocia la globalización. E Internet, como expresión del proceso, no sólo no está exento de esta contradicción, sino que es muy probable que la dinamice dado el potencial que se ha venido describiendo70. A MODO DE REFLEXIÓN

La dificultad actual para diferenciar entre el ciudadano -entendido en el ejercicio de unos deberes y derechos políticos- y el consumidor -como requisito para ejercer su papel de ciudadano- ha llevado, en el caso del ciberespacio, a que no se tenga

66 Ver sobre los obstáculos para la constitución de gobiernos mundiales a Scholte, op. cit., pp. 23-27. 67 Muchas demandas de "sociedad civil" frente a las acciones del gobierno mexicano en torno a la cuestión zapatista, congregaba opiniones desde distintos lugares del mundo, lo que sujetó la acción estatal en gran medida a la opinión internacional. Asimismo, una Consulta Nacional convocada sobre Chiapas fue abierta, por primera vez en la historia mexicana, a la participación vía Internet sirvió de espacio para una masiva expresión mundial alrededor de una cuestión netamente local. Ver Leo Gabriel, op. cit., pp. 37-39. 68 Éstos pueden ser la defensa de los derechos ciudadanos en la red. Es decir, los derechos a la intimidad y privacidad o los llamados derechos de autor o copyright, entre otros, que necesitan si no una operativización de la definición de ciudadanía, al menos una concertación internacional que cobije por igual la garantía de estos derechos sin importar la nacionalidad. 69 Jesús Martín-Barbero, "La comunicación plural: paradojas y desafíos" 140, Caracas, noviembre-diciembre de 1995, p. 64. 70 Ver Williams, op. cit, pp. 112-113.

En: Nueva Sociedad, No.


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claro en qué esferas debe intervenir el Estado y en cuáles debe dejar que el libre mercado actúe, con el agravante de un laissez faire propuesto por la globalización, que en muchos casos somete la acción del Estado a la defensa del interés privado sobre el interés público y no al contrario, como era más evidente en un régimen proteccionista. Y precisamente en la brecha generada entre la permisividad del mercado y la restricción del Estado es donde se ha anidado la dificultad para delimitar los marcos de acción, convirtiéndose en un riesgo para ambas partes. La encrucijada en la que Internet ha puesto el Estado radica en que si bien esta tecnología ofrece la posibilidad de una optimización de la democracia e, incluso, de una mejor inserción en el mercado de la globalización, también representa la oportunidad para que los temas locales se conviertan en globales, y la "emancipación" del individuo y la proliferación de los localismos sea algo no sólo factible, sino amenazante para el orden estatal. Sin duda, la revaluación de conceptos como los de soberanía, ciudadanía y territorio no puede dejar a un lado las Nuevas Tecnologías de Información. Los problemas y retos que comienzan a enfrentar los Estados en torno a la legislación sobre el ciberespacio será, a menos que todo esto sea una moda pasajera, una constante en el mediano y largo plazo. Lo que se vive ahora es tan sólo la punta de un iceberg que ha puesto en evidencia la incertidumbre del Estado sobre la democracia, el desarrollo económico y la soberanía. No es una novedad la reestructuración del Estado; la pregunta es cómo y hacia

dónde. Lo que la reflexión anterior deja sobre el debate es la necesidad de pensar las nuevas formas de interrelación que la red está produciendo en el mundo actual y cómo están incidiendo en el comportamiento del Estado. Éste apenas es el comienzo, cuando Internet se presenta como un arma de doble filo, un territorio en plena colonización y configuración. De la manera como se conciba ahora y se proyecte en el futuro dependerá la utilidad que se le pueda sacar a la tecnología. Buscar legislaciones acordes con la realidad actual; fortalecer la cooperación y la acción internacional, y el redireccionamiento de lo estatal sobre una nueva idea de lo territorial, la identidad y lo soberano. ¿ Cuál es esa nueva idea? Es algo sobre lo que falta debatir aún más antes de repensar lo público y lo privado. Pero que no debe excluir los medios de comunicación. Para bien o para mal, ellos han hecho del mundo lo que es hoy; han cambiado nuestras costumbres, nuestros hábitos y la manera de estar en el mundo. Y eso ha sido vital en el ejercicio de la ciudadanía. En términos de Internet, se está convirtiendo en algo determinante para hablar de un nuevo tipo de ciudadanía y una nueva forma de relaciones políticas. Que conlleva, desgraciadamente, a nuevas formas de exclusión (los que pueden o no pueden tener acceso a la información) que incidirá en un nuevo orden mundial marcado por la carencia, o no, de los recursos para poseer y generar información. Eso es lo que se conocerá como "la pobreza informativa", una nueva forma de diferenciar a los países ricos de los países pobres.


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Hasta ahora todo parece virtual: los problemas de la red y las relaciones que menciona este texto; como si aún se percibiera la frontera entre lo real y lo virtual. Pero lo cierto es que esa frontera está desapareciendo, más rápido en unos lugares que en otros, con la velocidad del mercado y la globalización. Y esto es algo sobre lo que los Estados deben hacer conciencia y prepararse para afrontarlo, a menos que quieran quedar rezagados, paquidérmicos o sencillamente desaparecer. BIBLIOGRAFÍA Anderson, Benedict. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Fondo de Cultura Económica. México, 1991. Bahamón, Hernando. "El comercio de la era electrónica". Revista Dinero tecnología (separata), Bogotá, noviembre 4 de 1998. Banco Mundial. Informe sobre el desarrollo mundial 1997. Washington D.C., 1997. Baylis, John and Steve Smith (eds.). The Globalization of"World Politics. An Introduction to International Relations. Oxford University Press, Nueva York, 1997. Blom, William. Personal Identity, National Identity and International Relations. Cambridge University Press. Cambridge, 1990. Canelas R., Antonio. "Neozapatismo: política na idade mídia". Contexto Internacional, Vol. 19. No. 1. Río de Janeiro, enerojunio de 1997. Cebrián, Juan Luis. La red. Cómo cambiarán nuestras vidas los nuevos medios de comunicación. Taurus, Madrid, 1998. Chomsky, Noam. Política y cultura a fines del siglo XX: un panorama de las actuales tendencias. Ariel, Barcelona, 1994.

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Publicaciones periódicas del CEI COLOMBIA INTERNACIONAL, CONTENIDOS DEL NÚMERO 3 EN ADELANTE

No. 5 ENERO-MARZO 1989

Editorial 2 Sección Política Exterior de Colombia La política exterior de la administración Barco 1986-1988. Alfredo Vázquez Carrizosa 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Una estrategia de erradicación conjunta de la pobreza y el problema de la deuda externa Óscar Landerretche G. 10 Sección Política Mundial Colombia y el sector empresarial ante la evolución de la economía internacional: un debate introductorio Mauricio Reina E. 21 Sección Documentos - Colombia y su compromiso contra el tráfico de drogas 27 - Drogas: Una tragedia compartida 34

Sección Política Exterior de Colombia La proclamación del Estado palestino y sus implicaciones en las relaciones internacionales de Colombia. Juan Luis Ramírez 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales El "paquetazo" venezolano y la frontera colombiana. Cristina Barrera 11 Sección Política Mundial Hacia una economía continental: el Pacto de Libre Comercio Canadá-Estados Unidos. William Cárter 21 Sección Documentos - La Nueva Política Exterior. Autonomía, pragmatismo y realismo 27 - Colombia seguirá luchando por la paz 31 - Texto de la Declaración Barco-Pérez 34 - Calificaciones otorgadas a la administración. Una política equivocada: la "guerra" de los EE. UU. contra la producción de narcóticos en los Andes 36

No. 4 OCTUBRE-DICIEMBRE 1988

No. 6 ABRIL-JUNIO 1989

Editorial 2 Sección Política Exterior de Colombia La ley antinarcóticos de 1988 en Estados Unidos y su impacto para Colombia. Bruce Michael Bagley 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Colombia ante las enmiendas a la Ley de Comercio Exterior de los Estados Unidos Ana Mercedes Botero 7 Sección Política Mundial La victoria electoral de Bush: preludio a un ascendente conflicto político. Gary Hoskin 13 Sección Documentos - La concertación: un instrumento para la profundización de la democracia 19 - Declaración de Uruguay 23

Sección Política Exterior de Colombia Derecho internacional y conflicto interno: Colombia y el derecho de los conflictos armados Alejandro Valencia Villa 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales La apertura comercial en Colombia: entre la crisis y la oportunidad Mauricio Reina 10 Sección Política Mundial La administración Bush y América Latina: una perspectiva desde Colombia Ana Mercedes Botero y Juan Gabriel Tokatlian 16 Sección Documentos - El narcotráfico y la violencia: una amenaza mortal a la democracia 23 - Los países industrializados tienen una deuda ecológica con la humanidad 29

No. 3 JULIO-SEPTIEMBRE 1988


Publicaciones periódicas del CEI •

- Una estrategia para América Latina en los 90. Informe Santa Fe II

32

No. 7 JULIO-SEPTIEMBRE 1989 Sección Política Exterior de Colombia Colombia ante la Convención de Viena: ¿laberinto jurídico o encrucijada política? Ana Mercedes Botero

3

Sección Relaciones Económicas Internacionales Las relaciones económicas de Colombia con la Comunidad Económica Europea (1978-1988) José Luis Ramírez León

9

Sección Política Mundial Drogas y relaciones América Latina-Estados Unidos: reflexiones críticas ]uan Gabriel Tokatlian

17

Sección Documentos - Política exterior para una Colombia nueva 22 - Conferencia de las Naciones Unidas para la aprobación de una convención contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas 33 No. 8 OCTUBRE-DICIEMBRE 1989 Sección Política Exterior de Colombia El nuevo rumbo de las relaciones colombovenezolanas en 1989: una aproximación Liliana Obregón y Cario Nasi L.

3

Sección Relaciones Económicas Internacionales Economía Política y Estrategia Antidrogas: ¿Un esfuerzo fallido? Mauricio Reina

12

Sección Política Mundial Política internacional de Colombia en el contexto de la cuenca del Pacífico Pío García Parra

17

Sección Documentos - Declaración sobre el trabajo cumplido por las Comisiones Nacionales de Asuntos Fronterizos Colombo-Venezolanas Reunión de los presidentes de Colombia, Virgilio Barco, y de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, en el Puente Internacional "General Francisco de Paula Santander", 5 de octubre de 1989 24 - Discurso del presidente Virgilio Barco a la 44 Asamblea de las Naciones Unidas 32

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No. 9 ENERO-MARZO 1990 Sección Política Exterior de Colombia La administración Barco y los No Alineados Diego Cardona Cardona 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Una década perdida para América Latina Eduardo Sarmiento Palacio 10 Sección Política Mundial Panamá: crisis, invasión y la nueva era de hegemonía norteamericana Cario Nasi L. 13 Sección Documentos - Documento para el temario preliminar ampliado de la Cumbre de Cartagena 25 - Declaración de Cartagena 31 No. 10 ABRIL-JUNIO 1990 Sección Política Exterior de Colombia Entrevista con el canciller Julio Londoño Paredes 3 Política exterior colombiana 1962-1966: anticomunismo, multilateralismo e integración fronteriza Nelsy Julieta Lizarazo C. 10 Sección Política Mundial Nicaragua: triunfo de la democracia o de la guerra de baja intensidad José Luis Ramírez León, Alejandro Valencia Villa 21 Sección Documentos - Palabras del señor presidente de la República, Virgilio Barco, ante el Parlamento Europeo 28 - Protocolo de Managua sobre el desarme 34 No. 11 JULIO-SEPTIEMBRE 1990 Sección Política Exterior de Colombia Algunas características de la política exterior colombiana: notas para la discusión Diego Cardona C. 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales La Comunidad Europea: una estrategia comercial realista Marta Osorio 10 Sección Política Mundial El nuevo orden alemán Rubén Sánchez D. 21 Sección Documentos - Discurso de posesión del presidente de la República de Colombia, César Gavina Trujillo 26 - Discurso del presidente de la República, César Gavina Trujillo, ante la ONU 29


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No. 12 OCTUBRE-DICIEMBRE 1990

No. 14 ABRIL-JUNIO 1991

Sección Política Exterior de Colombia La política exterior del presidente César Gaviria Trujillo Rodrigo Pardo García-Peña 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales El Pacto Andino: hacia un nuevo modelo de integración AlfredoFuentes Hernández, María Mercedes de Martínez 10 Sección Política Mundial La crisis del golfo Pérsico: Apuntes para la discusión José Luis Ramírez León 17 Sección Documentos - Discurso del ministro de Relaciones Exteriores, Luis Fernando Jaramiüo Correa, con motivo de la clausura del Octavo Congreso de la Asociación Nacional de Exportadores, Analdex 23 - Ayuda Memoria. Conclusiones de la Primera Reunión de la Comisión Bilateral ColomboAmericana sobre Comercio e Inversión 27

Sección Política Exterior de Colombia Los desafíos de la política internacional colombiana en los noventa Diego Cardona y Juan Tokatlian 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Washington era una fiesta: ¿Tiene Estados Unidos el mundo a sus pies? Mauricio Reina 11 Sección Política Mundial Argentina y Estados Unidos: la política del jugo de limón Roberto Russell 17 Sección Temas Globales Integración en América Latina: ¿Qué modelo? Patti Londoño Jaramillo 24 Sección Documentos - Normas de la nueva Constitución de Colombia referidas a las relaciones internacionales del país 30 - VIII Reunión de Cancilleres del mecanismo permanente de consulta y concertación política -Grupo de Río40

No. 13 ENERO-MARZO 1991 Sección Política Exterior de Colombia Dos dimensiones de la política exterior colombiana: Apertura e integración Martha Osario y Cario Nasi L. 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Coyuntura cafetera 10 Cristina Lanzetta Sección Política Mundial El (sistema mundial en los noventa Diego Cardona y Juan Tokatlian Sección Temas Globales La protección del derecho de los conflictos armados a propósito de la guerra del golfo Pérsico Alejandro Valencia Sección Documentos - Palabras del presidente César Gaviria luego de la reunión con el presidente George Bush - Palabras del presidente George Bush luego del encuentro con el presidente César Gaviria - Informe de avance sobre el trabajo de las Comisiones Nacionales de Asuntos Fronterizos Colombo-Venezolanos

16

No. 15 JULIO-SEPTIEMBRE 1991 Sección Política Exterior de Colombia La política amazónica de Colombia María del Rosario García F.

3

Sección Relaciones Económicas Internacionales Alemania: ¿Cuánto cuesta la Unidad? Joachim Knoop Sección Política Mundial Relaciones entre el Grupo de Río y la Comunidad Europea Fernando Casas Castañeda

8

13

Sección Temas Globales 22

28 30 32

Teoría de las relaciones internacionales como discurso político: el caso de la guerra de las drogas Adrián Bonilla 18 Sección Documentos - Discurso del ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, doctor Luis Fernando Jaramillo, ante la ONU 26 - Palabras del viceministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Rodrigo Pardo, en la X Reunión Ministerial del Movimiento de Países No Alineados 31


Publicaciones periódicas del CEI •

No. 18 ABRIL-JUNIO 1992

No. 16 OCTUBRE-DICIEMBRE 1991 Sección Política Exterior de Colombia La Iniciativa para las Américas un año después: el caso de Colombia Mauricio Reina 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales El mercado de armas en el período de la Posguerra Fría y los Estados menos desarrollados Frederic S. Pearson 12 Sección Política Mundial Europa en los años noventa y sus relaciones con América Latina Luis Alberto Restrepo

22

Sección Temas Globales Hacia una teoría del Estado democrático en América Latina Arlene B. Tidcner y Óscar Mejía Q.

35

Sección Documentos - Bibliografía Colombiana de Estudios Internacionales Diego Cardona - Declaración de Guadalajara

45 53

Sección Política Exterior de Colombia El Grupo de los Tres: una lectura política 3

Diego Cardona C. Sección Relaciones Económicas Internacionales

14

Sección Política Mundial Tecnología y desarrollo en Latinoamérica: algunas observaciones apropiadas para una economía abierta Rafael Bautista

20

Sección Temas Globales La integración del bloque norteamericano Martha Ardua y Germán Dobry Sección Documentos - Cumbre de drogas en San Antonio, 1992 - Relaciones exteriores: Estatuto orgánico del servicio exterior y de la carrera diplomática y consular

Sección Política Exterior de Colombia Glifosato y política: ¿Razones internas o presiones externas? Juan Gabriel Tokatlian 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Los medios de pago en el proceso de integración latinoamericana: su evolución y perspectivas Gustavo García 7 Sección Política Mundial La protección del medio ambiente y el derecho al desarrollo Rubén Sánchez David 16 Sección Temas Globales La crisis cubana: un análisis desde La Habana Luis Suárez Salazar 24 Sección Documentos - Intervención de la señora ministra de Relaciones Exteriores de Colombia en la XII Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos 33 - Compromiso de Santiago con la democracia y con la renovación del sistema interamericano 37 No. 19 JULIO-SEPTIEMBRE 1992

No. 17 ENERO-MARZO 1992

La Ronda Uruguay y la agricultura: crónica de un conflicto anunciado Martha Ximena Osorio

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25 32 35

Sección Política Exterior de Colombia El primer bienio de la administración Gaviria: algunas reflexiones sobre su política exterior Diego Cardona C. 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Relaciones económicas entre Colombia y Estados Unidos. La búsqueda de autonomía (1982-1992) Chris ]. Goncalves - Andrés Soto V. 11 Sección Política Mundial México en la ONU y la OEA: el difícil equilibrio entre el cambio de modelo de desarrollo económico y el mantenimiento del discurso y las políticas tradicionales Ricardo Macouzet Noriega 23 Sección Temas Globales Río como acto masivo de educación y movilización planetaria Manuel Rodríguez Becerra 30 Sección Documentos - Colombia y Venezuela: la creación de un universo Noemí Sanín de Rubio 36


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No. 22 ABRIL-JUNIO 1993

No. 20 OCTUBRE-DICIEMBRE 1992

Sección Documentos - Tratado General de Cooperación y Amistad entre la República de Colombia y el Reino de España 33 - Acuerdo económico entre el Reino de España y la República de Colombia, integrante del Tratado General de Cooperación y Amistad 37

Sección Política Exterior de Colombia Neointegración, neoüberalismo y política exterior colombiana Leonardo Carvajal H. 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales El tráfico ilegal de armas: un enfoque económico Andrés Soto Velasco 12 Sección Política Mundial Libros colombianos de ficción y de edificación moral sobre consumo y tráfico de narcóticos Manuel Hernández B. 20 Sección Temas Globales Gobernabilidad y lucha contra las drogas: el papel de las instituciones y el derecho Fernando Cepeda Ulloa 28 Sección Documentos - Palabras de la señora ministra de Relaciones Exteriores, doctora Noemí Sanín de Rubio, en el acto de instalación del in Foro Colombia en la era del Pacífico 33 - Resumen de las Recomendaciones del Diálogo Interamericano 37

No. 21 ENERO-MARZO 1993

No. 23 JULIO-SEPTIEMBRE DE 1993

Sección Política Exterior de Colombia La OEA, la democracia y Haití. La mutua agenda de la organización regional José Luis Ramírez León 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Economía y drogas Iban de Rementería

9

Sección Política Mundial La política exterior de Marruecos Mohammed Ayachi

17

Sección Temas Globales Inseguridad: la condición humana Sir Crispin Tickell

25

Sección Política Exterior de Colombia El desafío de la amapola en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos Juan Gabriel Tokatlian

3

Sección Relaciones Económicas Internacionales Las relaciones comerciales entre Colombia y Estados Unidos: visión retrospectiva y situación actual Eduardo Muñoz Gómez 11 Sección Política Mundial Cooperación internacional y recursos humanos: el caso de Colombia María del Rosario García y Mary Figueroa 16 Sección Temas Globales La encrucijada teórica actual: algunas reflexiones en torno ai caso de la disciplina de las relaciones internacionales Cario NasiL. 22 Sección Documentos - Consejo de Cooperación Económica del Pacífico, PECC

33

Sección Política Exterior de Colombia El interés de Colombia en el Caribe Martha Ardua 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales El Mercosur: génesis, características y obstáculos Rogelio José Biasizo 10 Sección Política Mundial La administración Clinton y el proceso de paz en el Oriente Medio Beethoven Herrera Valencia 17 Sección Temas Globales La Europa que se construye Constanza Trujillo 24 Sección Documentos - Apartes de la sección "Una política exterior para un mundo nuevo" César Gaviria Trujillo 33 - Lineamientos para la revitalización de las Naciones Unidas, presentados por el mecanismo permanente de consulta y concertación política —Grupo de Río— 49


Publicaciones periódicas del CEI • 77

No. 24 OCTUBRE-DICIEMBRE DE 1993

No. 26 ABRIL-JUNIO DE 1994

Sección Política Exterior de Colombia Colombia y Venezuela. Integración: la nueva dimensión de las relaciones bilaterales Rodrigo Pardo García-Peña 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Las relaciones económicas entre Colombia y Estados Unidos: una visión prospectiva Eduardo Muñoz Gómez 11 Sección Política Mundial La cuestión de la "solución del conflicto" entre Estados Unidos y Cuba: precisiones, premisas y precauciones Rafael Hernández 17 Sección Temas Globales El rol de las fuerzas armadas en la continuidad de los regímenes democráticos y en la vigencia del respeto a los Derechos Humanos Juan Carlos Palau 29 Sección Documentos Declaración del Grupo de Río en Santiago de Chile 36

Sección: Política Exterior de Colombia La Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y la política exterior de Colombia: ¿Revolcón o regresión? Juan G. Tokatlian 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales La relación entre crecimiento y diversificación de las exportaciones y desarrollo económico: reflexiones y recomendaciones para incrementar las exportaciones Jaime Acosta Puertas - Juan Pablo Arango 10 Sección: Política Mundial Las medidas de fomento de la confianza: aportes para el estudio de un nuevo concepto de seguridad hemisférica Martha Galindo Peña - José Luis Ramírez León 21 Sección: Temas Globales Toma de decisiones en ciencia y tecnología Alexis De Greiff 28 Sección: Documentos Palabras del señor presidente de la República de Colombia, César Gavina Trujillo, durante la ceremonia de clausura de la IV Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno (Cartagena de Indias, 15 de junio de 1994) 35 Documento final de conclusiones 37

No. 25 ENERO-MARZO DE 1994 Sección Política Exterior de Colombia ¿Qué es finalmente el Grupo de los Tres? Diego Cardona C. 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales Colombia: expectativas, preguntas y prospectos en materia de integración Entrevista al doctor Mauricio Reina 13 Sección Política Mundial Tendencias de la cooperación internacional en la Posguerra Fría Juan Gabriel Tokatlian y Leonardo Carvajal H. 18 Sección Temas Globales Los factores externos en la política internacional contemporánea: material para discusión Hugo Fazio Vengoa 28 Sección Documentos Palabras del señor presidente de la República de Colombia, César Gaviria Trujillo, con motivo de la instalación de la Comisión de Vecindad Colombo-Brasileña 46 Palabras del señor presidente de la República de Colombia, César Gaviria Trujillo, durante el banquete de Estado ofrecido en honor del señor presidente del Perú, Alberto Fujimori 49

No. 27 JULIO-SEPTIEMBRE DE 1994 Sección: Política Exterior de Colombia Algunos aspectos de la política exterior colombiana en la administración Samper Rodrigo Pardo García-Peña 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales Asia en la mira Pío García 9 Sección: Política Mundial El futuro de América Latina en la política exterior estadounidense Andrés franco y Frank O. Mora 14 Sección: Temas Globales El conflicto de las islas Kuriles Armand Limnander de Nieuwenhove 22 Sección: Documentos Palabras de César Gaviria Trujillo al asumir la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos 26


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No. 28 OCTUBRE-DICIEMBRE DE 1994 Sección: Política Exterior de Colombia Importancia de la ratificación por Colombia de la Organización Mundial de Comercio Juan Acuña B. 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales El Acuerdo del Grupo de los Tres Mauricio Reina y Sandra Zuluaga 12 Sección: Política Mundial El tímido control de armas ligeras en la ONU , en la OEA y en grupos regionales latinoamericanos Paula Peña Amaya 25 Sección: Temas Globales Cooperación internacional en ciencia y tecnología: reflexiones en torno al caso colombiano Alexis De Greiff 37 Sección: Documentos Agenda Internacional. Plan de desarrollo "El salto social", 1994-1998 46 Cumbre de las Américas. Declaración de Principios 50 No. 29 ENERO-MARZO DE 1995 Sección: Política Exterior de Colombia El procedimiento de la Certificación y las relaciones entre Colombia y Estados Unidos Diana Pardo y Diego Cardona 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales Los efectos económicos de la industria de drogas ilegales y las agendas de política en Bolivia, Colombia y Perú Francisco E. Thoumi 7 Sección: Política Mundial Coca, guerrilla y sociedad civil en el Guaviare: regulación de conflictos y otros controles Fernando García M. 18 Sección: Temas Globales Modelos de toma de decisiones como discurso político: narcotráfico y seguridad nacional Adrián Bonilla 30 Sección: Documentos Palabras del señor presidente de la República, doctor Ernesto Samper Pizano, en el acto de presentación de la política contra las drogas 40 Palabras del señor ministro de Relaciones Exteriores, doctor Rodrigo Pardo García-Peña, en la ceremonia de instalación de la XXI

Reunión de la Comisión de Vecindad 45 Colombo-Venezolana. Palabras del señor presidente de la República, doctor Ernesto Samper Pizano, en el saludo anual del cuerpo diplomático. 49 No. 30 ABRIL-JUNIO DE 1995 Sección: Política Exterior de Colombia La cooperación técnica en Colombia como una herramienta estratégica de política exterior Alexandra Guáqueta 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales Integración: un marco teórico Andrés Franco y Francisco Robles 16 Sección: Política Mundial Vigencia de los No Alineados en el contexto de la Posguerra Fría Patty Londoño Jaramillo 23 Sección: Temas Globales Teoría de la justicia y programa mínimo de derechos humanos: elementos para el caso colombiano. Óscar Mejía Quintana 30 Sección: Documentos Discurso del doctor Carlos Ángel Rangel en el seminario sobre "Una visión norteamericana del problema de las drogas", realizado en Bogotá, junio 27-28 de 1995. ANDI-CEI. 39 No. 31 JULIO-SEPTIEMBRE DE 1995 Sección: Política Exterior de Colombia El sentido del Movimiento de Países No Alineados y el papel de Colombia en su presidencia Socorro Ramírez 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales La reestructuración del Estado (retraimiento y regreso). Apuntes sobre neoliberalismo, privatización y regulación María Eugenia Mujica 9 Sección: Temas Globales Diversidad: camino hacia la supervivencia Alexis De Greiff 19 Despotismo ilustrado para el siglo XXI: el sueño de un país sin oportunidad Mauricio Nieto 24 Sección: Documentos Discurso de bienvenida del señor presidente de la República de Colombia, Ernesto Samper Pizano, en la sesión inaugural de la XI Cumbre


Publicaciones periódicas del CEI •

de Jefes de Estado y de Gobierno del 28 Movimiento de Países No Alineados Address by president Soeharto of the Republic of Indonesia as chairman of the Non-Aligned Movement at the inaugural session of the Eleventh Conference of Heads of State or Government of the Non-Aligned Countries 33 No. 32 OCTUBRE-DICIEMBRE DE 1995 Sección: Política Exterior de Colombia Colombia y Venezuela: el fracaso de un modelo o la necesidad de revitalizarlo ]osé Luis Ramírez 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales El Mercosur. Balance de su evolución y perpectivas en el marco del nuevo regionalismo latinoamericano María Alejandra Saccone 12 Sección: Política Mundial La Unión Europea aún no es sinónimo de consolidación continental Fernando Giraldo 24 Sección: Temas Globales Alcances y límites del APEC Pío García 30 Sección: Documentos Discurso del ministro de Relaciones Exteriores, Rodrigo Pardo, al instalar la XXIII Reunión de Comisiones de Asuntos Fronterizos 35 Discurso del señor presidente de la República de Colombia, S. E. doctor Ernesto Samper Pizano, en la celebración de los 50 años de la ONU 39 No. 33 ENERO-MARZO DE 1996 Sección: Política Exterior de Colombia Identidad e imagen nacional: variables internas de la política exterior Francisco Robles 3 Sección: Relaciones Económicas Internacionales Integración internacional: un marco conceptual y teórico (algunos comentarios acerca del artículo de Franco y Robles) Philippe de Lombaerde 12 Sección Temas Globales El nuevo orden mundial: ¿Postindustrialismo o nueva división internacional del trabajo? Consuelo Ahumada 19

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Sección Política Mundial La variable tipo de régimen en el análisis de las relaciones internacionales de los noventa Fabián C. Calle 28 Sección: Documentos VIII Consejo Presidencial Andino: Trujillo, 9-10 de marzo de 1996. Acta de Trujillo 38 Cumbre de las Américas. Segunda reunión ministerial sobre comercio. CartagenaColombia, marzo 21 de 1996. Declaración conjunta

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No. 34 ABRIL-JUNIO DE 1996 Sección Relaciones Económicas Internacionales Integración hemisférica: las posibilidades de consolidar el área de libre comercio en América Latina (entrevista al doctor Mauricio Reina) 3 Sección Política Mundial Estados Unidos-América Latina. ¿Hacia una mayor cooperación? Martha Ardila 10 Sección Temas Globales Nuevos movimientos sociales: democracia participativa y acción social al final del milenio Juan Carlos Guerrero B. 18 La sociedad civil y la redefinición de lo público Margarita Bonamusa, Renata Segura, Rodrigo Villar 26 Sección Documentos Palabras del Señor Presidente de la República de Colombia, doctor Ernesto Samper Pizano, en la ceremonia de clausura del ALCA 34 No. 35 JULIO-SEPTIEMBRE DE 1996 Sección Política Exterior de Colombia El poder-conocimiento y los medios masivos dentro del contexto internacional: el narcotráfico y las relaciones Estados Unidos-Colombia PhillipKauf 3 Sección Relaciones Económicas Internacionales La reforma del Estado en un entorno económico de crisis: Venezuela y México en los noventa María Elena Romero 13 Sección Política Mundial Conflictos étnicos y fracaso de la propuesta integradora del Estado en África Benjamín Herrera Chaves 22


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Colombia Internacional 47

No. 38 ABRIL-JUNIO DE 1997

Sección Temas Globales Hada una teoría sobre nuevos partidos políticos Lawrence Boudon 28 Sección Documentos Palabras del señor presidente de la República de Colombia, doctor Ernesto Samper Pizano, en el 51 Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 39 No. 36 OCTUBRE-DICIEMBRE DE 1996 (Edición especial - Seminario Negociación y Paz) Introducción. Aprender del pasado: breve historia de los procesos de paz en Colombia (1982-1996) Marc W. Chernick Las milicias de Medellín. Reflexiones iniciales sobre el proceso de negociación Carlos Eduardo ]aramülo Castillo La reinserción del EPL : ¿Esperanza o frustración? Arturo Alape Una propuesta de paz que toma en cuenta el cruce de los conflictos en Colombia Alejandro Reyes Posada De la oposición armada al frustrado intento de alternativa democrática en Colombia Enrique Flórez y Pedro Valenzuehi Las negociaciones de paz y la participación de guerrillas colombianas en el narcotráfico María Eugenia Mujica y Francisco Thoumi

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No. 37 ENERO-MARZO DE 1997 Carta a los lectores 3 Condicionalidad y drogas: el caso de Colombia Juan Gabriel Tokatlian 4 Las relaciones interamericanas en el umbral del siglo XXI Diana Pardo 10 La cooperación externa de la Unión Europea en materia de lucha contra la droga Muriel Laurent ' 17 Nuevos actores sociopolíticos en el escenario internacional Socorro Ramírez Vargas 30 Documentos Ocasionales No. 44 El desarrollo humano sostenible en el marco de la integración americana Luisa Fernanda Santamaría 37

Hacia un modelo normativo del consenso en las instituciones internacionales Arlene B. Tickner Replanteamientos con Venezuela: un nuevo diseño estratégico de las relaciones bilaterales Héctor Charry Samper Colombia y la agenda ambiental internacional Paula Caballero Gómez Medios de comunicación y política exterior en Colombia Sandra Borda Guzmán Documentos Ocasionales No. 45 Economía política e industrialización en los países del Este Asiático. Política económica y desindustrialización en Colombia Jaime Acosta Puertas

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No. 39 JULIO-SEPTIEMBRE DE 1997 (Edición especial: el PECC como instrumento de la política exterior colombiana) Presentación 3 APEC como instrumento de la proyección colombiana en el pacífico Pío García Parra 4 Oportunidades y mercados del Sudeste Asiático Philippe de Lombaerde 9 Oportunidades y mercados del Nordeste Asiático Fernando Barbosa 13 ¿En qué consiste el PECC? La participación colombiana en los distintos grupos de trabajo: fortaleza y debilidades Mariana Pacheco 26 Reflexiones sobre el PECC y el PBEC David Barriga 33 La política China hacia Hong Kong y el significado de la reunificación Juan Carlos Gozzer, David Roll 46 No. 40 OCTUBRE-DICIEMBRE DE 1997 El proceso de paz palestino-israelí: condiciones, balance y perspectivas Luis E. Bosemberg 3 Las imágenes nacionales y la guerra: una lectura crítica del conflicto entre Ecuador y Perú Adrián Bonilla 12 Globalización en el Sur: problemas para sostener y profundizar la integración en América Latina María Eugenia Mujica San Martín 24


Publicaciones periódicas del CEI • 81

Hada una sociedad civil del Mercosur. Viejos y nuevos actores en el tejido subregional Jorge Grandi, Lincoln Bizzozero Documentos Ocasionales No. 46 La globalización y los países del Sur: una aproximación interpretativa Hugo Fazio Vengoa

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La visión europea del proceso de integración andino Jaime Cavanillas 7 Las áreas prioritarias de la agenda birregional de la Unión Europea y la Comunidad Andina de Naciones Diana Pardo 18 Informe final del seminario: "Las relaciones entre la Comunidad Andina y la Unión Europea" Fernando Mena 28

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No. 45 ENERO-ABRIL DE 1999

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No. 42 ABRIL-JUNIO DE 1998 Los desplazamientos internos en Colombia: una conceptualización política para el logro de soluciones de largo plazo Andrés Franco 5 Mayo de 1968: enigma y fin de un tipo de revolución Sergio de Zubiría 27 El proyecto de autonomía y la reforma educativa en América Latina Marcela Londoño Londoño 36 El impacto de las crisis políticas en Colombia, Venezuela y México en el desarrollo del Grupo de los Tres Ana María Iturralde, Sonia Peña, Diana Rojas 56 No. 43 JULIO-SEPTIEMBRE Sudeste Asiático, Rusia y América Latina: el fantasma de la crisis de globalización Hugo Fazio Vengoa Colombia frente a la globalización y la inserción internacional: ¿Una segunda oportunidad sobre la tierra? Arlene B. Tickner

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No. 44 OCTUBRE-DICIEMBRE

No. 41 ENERO-MARZO DE 1998 Las dimensiones internacionales de los conflictos internos en América Latina: De la guerra fría (a la paz negociada en Centroamérica) a la guerra antinarcótica Marc W. Chernic La irracionalidad en la política venezolana Carlos A. Romero Medio ambiente y Posguerra Fría Giampaolo de Martiis Hoyos El estilo negociador de los latinoamericanos. Una investigación cualitativa Enrique Ogliastri

Las relaciones entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad Andina (CAN) Gabriel Sánchez Avendaño

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28 Algunas reflexiones sobre la Corte Penal Internacional en relación con el proceso de paz colombiano Pablo Rueda Sáiz 41

La crisis en Tailandia I: determinantes coyunturales y estructurales Philippe De Lombaerde Los aportes de la perspectiva de género al conocimiento en las ciencias sociales, la teoría de las relaciones internacionales y la concepción de los espacios Suzy Bermúdez Q. - Marcela Londoño Arlene B. Tickner ¿Cuál es la teoría más adecuada para explicar las relaciones Colombia-Estados Unidos entre 1986 y 1994? Tatiana Matthiesen Globalización. Una perspectiva desde el comercio y el desarrollo Eduardo Ortiz Ramírez

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No. 46 MAYO-AGOSTO Presentación La educación como instrumento de fomento de la cultura exportadora Marta Lucía Ramírez de Rincón Educación y relaciones internacionales. Una relación de doble vía Isabel Londoño Polo Cooperación internacional y producción de significados. Todo lo que lleva dentro una hamburguesa Francisco Cajiao Restrepo La etnoeducación en Colombia: un trecho andado y un largo camino por recorrer Tulio Rojas Curieux

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82 • Colombia Internacional 47

Temas centrales de la reforma educativa en América Latina: descentralización, autonomía escolar y el proyecto educativo institucional Piedad Caballero Prieto 60 Ludomática: proyecto de transformación educacional con informática para el mundo Alvaro Galvis Panqueva, Olga Marino Drews

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DOCUMENTOS OCASIONALES, CONTENIDOS 1. Rodrigo Pardo y Juan G. Tokatlian. Teo ría y práctica de las relaciones internacionales: el caso de Colombia, enero-febrero, 1988 (agota do). 2. Jaime Acosta Puertas. América Latina: ¿Modelos de industrialización y de innovación tecnológica? Reflexiones, marzo-abril, 1988 (agotado). 3. Igor Kavass, Rainer Dombois y Juan G. Tokatlian. La cuestión de las drogas: una proble mática, tres perspectivas, mayo-junio, 1988 (agotado). 4. Adriana de la Espriella. Panorama de los de rechos humanos en Colombia, julio-agosto, 1988 (agotado). 5. Malcolm Deas y Marc Chernick. Colom bia durante el gobierno del presidente Betancur: las relaciones entre política exterior, crisis centroameri cana y proceso de paz nacional. Dos enfoques, sep

tiembre-octubre, 1988 (agotado). 6. José Luis Ramírez León. Las relaciones inter nacionales de Colombia con el Medio Oriente. Evo lución, desarrollo y perspectivas, noviembre-di ciembre, 1988. 7. Dora Róthlisberger. Las relaciones interna cionales de Colombia con los principales países asiá ticos de la Cuenca del Pacífico, enero-febrero, 1989 (agotado). 8. Alejandro Valencia Villa. Derecho interna cional y conflicto interno. La humanización de la guerra y el derecho de gentes en Colombia. Una aproximación histórica, marzo-abril, 1989 (agotado). 9. Cario Nasi L. La política internacional de Colombia hacia Cuba y Nicaragua durante el gobierno del presidente Julio César TurbayAyala, 1978-1982, mayo-junio, 1989.

10. César Torres del Río. El presidente Eduardo Santos y la nueva práctica de la polí tica exterior de Colombia, julio-agosto, 1989. 11. Gabriel Murillo, Ménica Rug y María Vic toria Llórente. Las relaciones entre Colombia y Ve nezuela: dos aproximaciones, septiembre-octu bre, 1989. 12. Ana Mercedes Botero. Un aporte inter pretativo en torno a las drogas y su papel en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, no viembre-diciembre, 1989 (agotado). 13. José Luis Ramírez León. Las relaciones internacionales de Colombia con la Comunidad Económica Europea, enero-febrero, 1990. 14. Christian L. Fréres. Colombia y España: una reseña de sus relaciones, marzo-abril, 1990. 15. Mauricio Reina. Las relaciones entre Co lombia y Estados Unidos (1978-1986), mayo-ju nio, 1990. 16. Diego Cardona. Evaluación de la política exterior de la administración Barco, julio-agos to, 1990. 17. Alberto G. Flórez Malagón y Luis Gui llermo Baptiste. Ecología y política internacio nal. El caso colombiano, septiembre-octubre, 1990. 18. Martha Osorio. Las relaciones comerciales entre Colombia y la Comunidad Europea, no viembre-diciembre, 1990. 19. Daniel García. Democracias pactadas y política exterior: las experiencias de Colombia y Venezuela, 1957-1962, enero-febrero, 1991. 20. Alfredo Fuentes. Reorientaciones en polí ticas económicas y científico-tecnológicas en América Latina, marzo-abril, 1991. 21. Pío García R Colombia en la era del Pacífico, mayo- junio, 1991. 22. Cristina Barrera. Trabas burocrático-administrativas en el comercio andino: cinco estu dios de caso, julio-agosto, 1991. 23. Bagley, Fergusson, García, Peralta y Tokatlian. Las drogas bajo tres nuevos enfoques analíticos: de la narcodiplomacia y la simbología jurídica a la industria del placer, septiembre-octu bre, 1991. 24. Sohr Amorín y Andrés Soto. La seguri dad y la defensa en América Latina en los años


Publicaciones periódicas del CEI • 83

noventa: retos y perspectivas, noviembre-diciembre, 1991. 25. Alejandro Valencia Villa, Andrés Upegui Jiménez, Roberto Rodríguez Fernández. Cinco siglos: la conquista de América y el derecho de guerra y otros ensayos, enero-marzo de 1992. 26. Juan Gabriel Tokatlian (editor). Integra ción, autonomía y negociación: ¿Opción o utopía?, abril-junio de 1992. 27. Juan Carlos González Vergara. Historia y perspectivas de las relaciones bilaterales entre Colombia y Japón, julio-septiembre de 1992. 28. Juan Gabriel Tokatlian, Diego Cardo na y Mauricio Reina. Colombia y el Grupo de los Tres, octubre-diciembre de 1992. 29. Óscar Mejía Quintana, Arlene B. Tickner. Elementos para un nuevo paradigma de las relaciones internacionales: del realismo clásico a la posmodernidad, enero-marzo de 1993. 30. Marta Ardila. El revolcón mexicano y su incidencia en las relaciones con Colombia, abriljunio de 1993. 31. María Mercedes Gómez G., Gerhard Drekonja-Kornat, Juan Gabriel Tokatlian y Leonardo Carvajal H. Redefiniendo la autono mía en política internacional, julio-septiembre, 1993. 32. Mary Figueroa, María del Rosario Gar cía. ONG's y cooperación, octubre-diciembre de 1993. 33. Andrés Soto, Paulina Zuleta y Paula Peña. Las armas de fuego ligeras en Colombia: alcances, diversidad y control, enero-marzo de 1994. 34. Ana María Montoya Durana y Armand Limnander de Nieuwenhove. Relaciones econó micas entre Colombia y Canadá: análisis y pers pectivas, abril-junio de 1994. 35. Emir José González Andrade. Evolución de la capacidad negociadora del Estado colombia no en la contratación petrolera, julio-septiem bre de 1994.

36. Arlene B. Tickner. Evaluación del papel del sector privado mexicano en la negociación de TLC, octubre-diciembre de 1994. 37. Johanna Salah Chorny y Juan Gabriel Tokatlian. Los efectos del prohibicionismo en las re laciones entre Colombia y Estados Unidos, eneromarzo de 1995. 38. Francisco E. Thoumi. Derechos de propie dad en Colombia: debilidad, ilegitimidad y algu nas implicaciones económicas, abril-junio de 1995. 39. Patricia Serrano Lobos. El orden mundial a través de los ojos de los No Alineados: ¿Una alternativa contrahegemónica?, julio-septiem bre de 1995. 40: Hugo Fazio Vengoa. Transición democrática y política exterior en Chile, octubre-diciembre de 1995. 41. Gabriel Murillo y Juliana Mejía. Hacia una definición operacional de la sociedad civil; Margarita Bonamusa. ¿Para qué se fortalece la sociedad civil?, enero-marzo de 1996. 42. Óscar Mejía Quintana, Arlene B. Tick ner, Ramón ViÚamizar y Catalina Ortiz. La democratización de la democracia: deficiencias y estrategias de democratización de los Congresos en los países de la región Andina, abril-junio de 1996. 43. Miguel Alejandro Fersobe Pichardo. Factores determinantes en la política exterior do minicana frente a la crisis haitiana de 1991, julioseptiembre de 1996. 44. Luisa Fernanda Santamaría. El desarro llo humano sostenible en el marco de la integra ción americana en Colombia Internacional No. 37, enero-marzo, 1997. 45. Jaime Acosta Puertas. Economía política e industrialización en los países del Este Asiático. Política económica y desindustrialización en Co lombia, abril-junio de 1997. 46. Hugo Fazio Vengoa. La globalización y los países del Sur: una aproximación interpretati va, octubre-diciembre de 1997.




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