ensayo en torno a las generaciones interctivas

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Ensayo en torno a las GENERACIONES INTERACTIVAS Los nuevos jóvenes y su relación con el mundo digital

Alberto Requena Bach. en Historia y Gestión Cultural Docente de la Facultad de Humanidades Universidad de Piura ¡No puedes hacer dos cosas a la vez! ¿Quién no ha escuchado esta frase una y otra vez? Todos, sin embargo, esta expresión puede que esté con los días contados. Desde hace unos años se han publicado diferentes investigaciones que analizan la relación entre los seres humanos y el entorno digital. Las preguntas que dan pie a tales estudios se centran fundamentalmente en una cuestión: ¿qué cambios está provocando el uso de las nuevas tecnologías en nuestras vidas? Uno de los cambios más notorios se encuentra en nosotros mismos, los humanos. Y es que la cultura digital ha supuesto una nueva forma de acercarnos y apoderarnos de la realidad, los hombres y mujeres nacidos después de Internet y la revolución digital son en síntesis distintos o al menos eso quiere demostrar el estudio publicado hace unos años por el Foro Generaciones Interactiva titulado La Generación Interactiva en Iberoamérica. Niños y adolescentes ante las pantallas (2008). El estudio lejos de ser una apología a la ciencia ficción se centra seriamente en demostrar cómo los niños y jóvenes post-internet han desarrollado nuevas formas de interactuar con la información y, por ende, con la realidad. A estos nuevos individuos de la comunidad post-internet se les ha considerado miembros de la llamada generación interactiva. Pero, ¿qué es la generación interactiva? Antes de responder a tal interrogante, repasemos. Desde el perfeccionamiento de la imprenta en el siglo XV nuestra forma occidental de conocimiento estuvo basada en la linealidad de nuestro pensamiento amparado en el sistema alfabético, es decir, nuestro aprendizaje es a todas luces lineal. La aparición de la televisión en el siglo XX marcó un cambio en la forma de ver el mundo. El predominio de la imagen sumergió a lo leído en un abismal segundo lugar. “Una imagen vale más que mil palabras” dirán los entusiastas. Las críticas no tardaron. Para los noventas el politólogo italiano Giovanni Sartori preveía y advertía sobre las serias consecuencias de la aparición del homo videns (1998), un humano a todas cuentas pobre en reflexión, imaginación y entendimiento. Sartori nos presentaba la llegada de la sociedad teledirigida. A los breves años, como resultado de diferentes experimentos militares, científicos y comerciales, se masifica Internet de la mano de los nuevos ordenadores, cada vez más pequeños, y los sistemas operativos, en especial Microsoft.


Es un hecho, Internet ha cambiado nuestras vidas. Con un solo y miserable clic podemos obtener desde la comodidad de nuestro hogar lo que queramos desde una simple canción hasta poder pagar el recibo de luz. ¿Y qué decir de la información? Google, Wikipedia, Hotmail, Flickr, YouTube son algunas de las herramientas digitales que alimentan nuestro ser a diario con millones resultados. En pocas palabras comodidad al máximo. Desde el neolítico hasta Internet el ser humano no había enfrentado lo digital, hoy lo hace a diario. En este contexto decimos que la generación interactiva la conforman aquel grupo de personas que hace de la tecnología y lo digital el medio por el cual interioriza y se relaciona con la realidad. Para esta generación interactiva, y cada vez más para todo el mundo, el acceso a estos medios se convierte en un bien básico, de primera necesidad. Y por lo tanto, inexcusable. Esto permite hablar de una especial afinidad de las nuevas tecnologías con este público infantil y juvenil. Cualquiera, ya sea organismo, institución o empresa, interesado en dirigirse a este tipo de público habrá de tener en cuenta estos medios tecnológicos para ser escuchado. Comprender cómo son los miembros de esta generación es vital. Y, ¿qué características poseen los miembros de la generación interactiva? Según el estudio Educar hij@s interactiv@s: una reflexión práctica sobre las pantallas (2010) estos nuevos usuarios interactivos poseen una elevada facilidad para procesar la información con una velocidad mayor a la de una persona que se halle al margen lo tecnológico. También pueden procesar contenidos en paralelo rompiendo con ello la frase que iniciaba este ensayo. Ellos sí pueden hacer más de dos cosas a la vez. Otra característica ilustrativa es que en ellos predomina la imagen frente al texto, son por así decirlo, una generación visual por excelencia. En cuanto a su aprendizaje, lo lineal ha desaparecido pues la pantalla interactiva los obliga a interiorizar la información de forma salpicada y dispersa. Ello no implica que su capacidad de atención sea menor. A su vez, el ritmo de trabajo u ocio en el ciberespacio es alto. La cantidad de horas que pueden pasar frente a una computadora se concentra entre 4 a 8 horas diarias. Pero, sin intentar agotar aquí todas las características pasemos a verlas al detalle. Son veloces La generación interactiva tiene una gran facilidad para procesar información rápidamente. La cantidad que reciben y la diversidad de canales desde los que pueden adquirirla es muy superior a la observada en la anterior generación. La selección tanto de la información, normalmente en formato audiovisual, como del canal, responde a un impulso muy rápido, que no siempre ha sido pensado ni implica necesariamente una posterior reflexión. Muchas veces no realizan un análisis crítico de la información recibida. También les cuesta mucho reflexionar sobre sus propias actitudes y conductas, dado que piensan que es más importante hacer que hacer bien. Esto los hace muy vulnerables y fácilmente manipulables. Así, ante tareas que necesitan ser resueltas siguiendo una secuencia, por ejemplo, un problema de ciencias o un comentario de texto, manifiestan una impaciencia


que les lleva a equivocarse; quieren llegar a la solución demasiado rápido, saltándose los pasos intermedios que son necesarios en todo razonamiento. Al caer en continuos errores se suelen desanimar. Es por tanto necesario proponerles y ayudarles a resolver actividades que lleven al análisis, a la síntesis, a desarrollar un juicio crítico, a la selección y depuración de datos. Debemos interiorizar en ellos que no toda la información vale lo mismo, de que deben ser capaces de contrastar las distintas fuentes, que pueden, en palabras de Kant, atreverse a pensar. Pueden percibir en simultáneo En la actualidad, niños y adolescentes tienen la atención más diversificada. Así, son capaces de realizar varias tareas de forma simultánea como, por ejemplo, escuchar música mientras leen, mantener varias conversaciones en el chat a la vez que estudian o hacen la tarea, hablar con los amigos que están presentes al mismo tiempo que envían mensajes de texto a los ausentes. Una estupenda prueba para verificar esta diferencia generacional es poner frente a un televisor a un adulto y a un adolescente cuando en la pantalla aparecen varias informaciones de manera simultánea: además de una tertulia o unas noticias leídas por un locutor, en la parte inferior pueden leerse los mensajes de texto que envían los televidentes, en un lateral la previsión meteorológica o las cotizaciones de la bolsa, en la parte superior algún mensaje publicitario. ¿Quién se mostrará más aturdido o desconcertado? ¿Quién será capaz de procesar mayor cantidad de información? Intentar no es perder el tiempo. Más imágenes, por favor. Las anteriores generaciones han utilizado la imagen y los gráficos para acompañar e ilustrar el texto. Para la generación interactiva el texto sirve para ilustrar la imagen. La inteligencia visual se ha desarrollado mucho desde el nacimiento del cine y la televisión, y se ha elevado por encima de las demás tras la aparición de las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y el entretenimiento. De este fenómeno surge una serie de peculiaridades. Si desde siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras, en la actualidad es muy difícil que las palabras sirvan de algo si no van acompañadas de sus imágenes correspondientes. Por esta razón, hay que cuidar muy bien la selección de imágenes porque van a causarles un impacto mayor que todo el texto que las acompañe. Las imágenes deben sugerir sin ambigüedad lo que queremos transmitir. Es necesario hacerles críticos frente a la imagen porque puede emplearse más fácilmente que el texto para la manipulación. Si es la imagen lo que les atrae, ¿quedará la lectura encerrada en el baúl de los recuerdos? ¿qué va a pasar con la literatura o la filosofía? Quizá la clave esté en apoyarse en medios audiovisuales como el cine o la televisión para fomentar la lectura. En la actualidad, los libros más leídos por los niños son los que previamente han sido éxitos cinematográficos. Se trata, por tanto, de encontrar un equilibrio entre los medios audiovisuales e interactivos y los medios escritos. Una mirada no lineal


Esta generación es la primera que ha experimentado un acceso no lineal a las fuentes de aprendizaje, los niños han crecido en un medio en el que la información se organiza de una manera absolutamente distinta a la utilizada en la escritura convencional. Los libros les pueden resultar a ellos tan extraños como los hipertextos a nosotros, ¿por qué la página tres debe leerse después de haber completado la uno y la dos? ¿por qué debo leer antes cientos de páginas si la solución al enigma está precisamente en la última? Parece como si a los niños sólo les interesara la respuesta puntual a la pregunta que deben resolver y todo lo demás careciera de interés. Por ello les cuesta tanto la lectura pausada de un texto. Desde el punto de vista educativo esto tiene una consecuencia bastante evidente: dado que tienen tendencia a saltarse las etapas intermedias necesarias en todo aprendizaje éstos suelen ser muy segmentados. No es de extrañar que posteriormente les cueste contextualizar los nuevos conceptos. Esto es fundamental ya que la capacidad de reflexión puede estar siendo debilitada. La cantidad de estímulos que los jóvenes encuentran en la red son además de veloces, atractivos y por ello una gran ruta para desviar la atención. Nunca se cansan… de estar conectados. No es difícil imaginar a un niño todo el día jugando, sin embargo la cultura digital ha hecho que podamos calificar esta actividad de frenética. Por ejemplo, los miembros de la generación interactiva raramente leen un manual, están acostumbrados a que el propio software les enseñe cómo debe ser utilizado. Ante una duda, preguntan directamente a quien creen que se la puede resolver en lugar de intentar buscar la solución por sus propios medios. Se muestran inquietos hasta que sus interrogantes han sido satisfechos, incluso, se bloquean si la respuesta tarda en llegar. No sólo les cuesta buscar la solución en un libro sino que dudan de que sean capaces de hacerlo. Por tanto, no debe extrañarnos que se rindan ante la dificultad que supone una lectura pausada y atenta. De aquí se deduce por qué les cuesta comprender lo que leen o reflexionar sobre ello. Algunos incluso afirman que les falta curiosidad intelectual. Tienen dificultad para responder en los exámenes o ejercicios escritos: da la impresión de que no se fijan en las preguntas o no las leen hasta el final. La realidad es que se lanzan a actuar sin reflexionar, sin atender a las instrucciones. Son poco previsores, tienen muy poco en cuenta las posibles consecuencias de sus acciones. Pero no todo van a ser desventajas, lo positivo es que es más fácil orientar la actividad que poner en marcha a una persona pasiva. Por lo que el reto que se nos presenta es el de saber canalizar correctamente esa corriente de energía. ¿Qué hay a cambio? Quizá el principal reto sea entender la gran importancia que tiene la recompensa inmediata para los miembros de esta generación. Una de sus primeras consecuencias es que debemos encontrar la manera de ofrecerles recompensas significativas inmediatas en lugar de gratificaciones que se materializarán a medio o largo plazo. En este sentido necesitan saber para qué les sirve lo que van a realizar en el mismo instante en el que se les propone que lo hagan. Enseguida piden cuenta del por qué y para qué de sus tareas y, en la medida de lo posible, hay que darles respuesta.


Hay que premiar o reconocer todo lo que hagan bien, pero no sólo en el sentido material sino sobre todo en el del refuerzo emocional positivo, manifestándoles nuestra alegría por lo realizado. Hay que tener en cuenta que esta peculiaridad puede hacer que en el futuro tengan una débil personalidad, por lo que les resultará difícil mantener el esfuerzo y la voluntad ante una tarea que se prolongue en el tiempo. Por tanto, habrá que buscar la manera de irles educando en este aspecto. ¡Necesito estar conectado! La diferencia más evidente entre la generación interactiva y las precedentes es que los niños ahora están creciendo en un mundo conectado. Esto les ha generado, por un lado, la necesidad de estar permanentemente inmensos no solo en la web sino en las redes telefónicas. Por otro, algo distintivito, es la una nueva manera de enfrentarse a los problemas. Cualquier persona del mundo interactivo puede resolverlo con la única condición a priori de que esté conectada a Internet, cualquier pregunta puede encontrar respuesta en la enorme base de datos que es la Red. Y, como siempre, de este fenómeno surgen algunas consecuencias educativas. Al haber tanta información al alcance de un dedo, tienden a buscar soluciones y respuestas que otros han elaborado, por lo que no se paran a pensar, elaborar, organizar y exponer las suyas propias. Muchas veces exponen sus dudas o problemas de cualquier tipo en un foro o en un chat, en el que supuestos expertos se las van a resolver. Esto acarrea dos tipos de problemas. Por un lado, el posible contacto con indeseables, por otro, que las respuestas o soluciones que les den no sean todo lo buenas que deberían. Los padres y los profesores dejan de ser el único referente educativo, la única fuente de conocimiento, lo que les puede menoscabar la autoridad. Quienes nos dedicamos a la enseñanza y por ello la formación de seres humanos estamos frente a un nuevo reto, una nueva responsabilidad, la de educar para el buen uso de estos medios. Casos interesantes se vienen desarrollando en España como el Proyecto Mekos. La realidad es muy dura en la web todo es más sencillo. La fantasía es un elemento primordial para los niños y adolescentes. De allí el éxito de los juegos de computador, las películas o las novelas entre este público. En la actualidad no sólo se han confirmado las expectativas, sino que se puede reconocer sin temor a equivocarnos que un toque de fantasía es fundamental para conectar con los miembros de la generación interactiva. Basta con observar los juegos de rol basados en personajes fantásticos y mundos imaginarios que nacen en cualquier esquina del ciberespacio. El principal riesgo de esta preferencia por lo fantástico es que acaben confundiendo realidad con virtualidad, que se sientan más felices en sus universos inventados y no quieran salir de ellos. En suma, que prefieran vivir en las pantallas.

A estas alturas, ¿podremos sostener que la generación interactiva está llena de desventajas y condenada al fracaso? Claro que no. La conclusión es aparentemente simple. Esta generación, que sigue en construcción, solo es diferente. Pensar sobre


su existencia es tarea fundamental para los miembros de instituciones educativas y culturales, principalmente, ya que de ello depende en gran parte su éxito como institución en un futuro muy cercano. En el caso de este encuentro sobre Cultura digital: enfoque humanista, social y práctico que es organizado por especialistas en las áreas de bibliotecología, es necesario que reflexionen sobre las nuevas formas de interacción de los jóvenes con los contenidos y la información. La parición de nuevos soportes no es solo un elemento lúdico y llamativo, supone preguntarse si ello cambiará o no la forma de relacionarnos con nuestro entorno. La personalidad de los usuarios también podrá verse afectada por estas apariciones. En medio de esto ¿qué papel cumplirán ustedes como gestores culturales que lo son? Se ha dicho que la llegada del libro electrónico (virtual o digital) será el fin de las librerías, bibliotecas y por ende de nuestro viejo amigo, el libro físico. Tales afirmaciones llenas de humor incluso afirman que en pocas décadas existirán turistas culturales que ingresarán por las angostas estanterías repletas de colecciones de libros, acompañados de guías que les irán susurrando al oído: “Aquí reposan millares de libros físicos, antes los usaban como medios para almacenar información. Ellos han guardado celosamente el conocimiento humano por generaciones”. Queda por sentado que la tecnología no es la única que cambia, nosotros también. La digitalización y el uso de nuevos soportes están transformando la forma de leer. ¿Para bien, para mal? Aún no podemos ser rotundos, solo diremos que está cambiando. El comercio de libros y la edición de estos ha sufrido transformaciones. Hoy por hoy, con las herramientas que se nos ofrecen en la web podemos instalar en nuestro hogar una oficina de edición rompiendo con ellos el tradicional ciclo del libro y más. ¿Cuán atentas deben estar las bibliotecas y sus funcionarios ante esta transformación? ¿Cuán dispuestos estaremos en adecuarnos a estos cambios? ¿Cuán útil verán los miembros de la generación interactiva nuestros servicios? ¿Qué debemos hacer en medio de la cultura digital? ¿Qué oportunidades tendremos para mejorar la sociedad? Las preguntas no son sencillas pero intentar responderlas ya es un gran paso que debemos afrontar. Esos niños y jóvenes interactivos tendrán las mismas necesidades que tuvimos nosotros pero desarrollarán diferentes formas de satisfacerlas. Debemos estar advertidos y sobre todo preparados.

LINKOGRAFÍA RECOMENDADA


BRINGUÉ SALA, Xavier. (Coord.) La Generación Interactiva en Iberoamérica. Niños y adolescentes ante las pantallas. Madrid, Fundación Telefónica, 2008.

BRINGUÉ SALA, Xavier y GARCÍA, Fernando. Educar hij@s interactiv@s. Una reflexión práctica sobre las pantallas. Madrid. Fundación Telefónica, 2010.

GRUPO DE TRABAJO SOBRE EL LIBRO ELECTRÓNICO. El libro electrónico. Observatorio de la lectura y el libro, 2010.

ORIHUELA, José. Blogonomía. Barcelona, Infonomía.

FERNÁNDEZ, Jorge. Más allá de Google. Barcelona, Infonomía, 2008.

PISCITELLI, Alejandro. (Coord.) El Proyecto Facebook y la Posuniversidad. Barcelona, Ariel, 2010.

COBO, Cristóbal y PARDO, Hugo. Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o Medios Fast Food. Barcelona-México D.F., Universidad de Vic – Flacso, 2007.

BREY, Antonio. (Ed.) La sociedad de la ignorancia y otros ensayos. Barcelona, Infonomía, 2009.

FRICK, María. Niños y jóvenes en la sociedad de la información. Acceso y uso de Internet en América Latina. Madrid, Centro EuroLatinoamericano – Fundación Telefónica, 2007.

INSTITUTO DE OPINIÓN PÚBLICA (IOP - PUCP) El uso de Internet en Lima. Lima, IOP – PUCP, 2010. Revisar la encuesta de 2009.


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