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Maracay es Mujer
No sé si es por conmemorarse el mes de la mujer y sentirnos atraídos por este contexto femenino, pero siento a Maracay más cálida y de carácter templado. Se vistió de amarillo y a veces fucsia, poco verde pero con ganas de verle. La ciudad está hablando, se quiere expresar por medio del grito estridente de llamas crecientes, arde y se estremece, te envuelve en nubes de humo que te ahogan y te nublan la mente, el culpable se busca. Quizá no lo encuentren, y siguen las llamas y Maracay se asusta. A veces grande, a veces pequeña, a veces solitaria, a veces acompañada, a veces muy alegre a veces tan triste, incluso de luto y manifiesta su humor con tardes grises que lloran. Estoy segura entonces, ¡no hay duda¡ Maracay es mujer porque ama, sufre, se quema, se renueva y vuelve de las cenizas más fuerte y seductora. La acarician y halagan amigos y otras veces la dañan almas perdidas que no saben amarse ellas mismas. Pero Maracay si se ama, sabe de amor propio, dedicándose a mantenerse viva, su esencia de mujer divina prevalece ante la desidia, es noble como ninguna, acuna en su pecho muchos recuerdos, galanes de paso que la amaron, hijos que la dejaron, y amigas que la abrazaron. En el valle se encuentra una perla y todos la desean, pieza genuina que encanta por su gentileza, su historia, su pasión y su gloria. Emblemática amazona que monta a caballo con las botas bien puestas y se hace camino entre la maleza, altiva y regia dejando una estela de café y cacao por donde quiera. Si no te quieres enamorar no la conozcas, la auténtica mujer de fuego que te calienta la cabeza y el corazón te amarra al de ella. Sin duda…
Maracay es mujer, cálida, fuerte y bella.
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