EntreCultura 252: Semana Santa

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VIVE CULTURA LA

EDIT RIAL

En Centroamérica, hay una celebración que, más allá de su origen religioso, se ha convertido en un símbolo profundo de identidad, arte y comunidad: la Semana Santa en Guatemala.

Lo que inició como una expresión del catolicismo traído por los conquistadores españoles, se transformó con el tiempo en toda una manifestación cultural única, que hoy pertenece no solo a quienes profesan la fe, sino también a todo un país que se reconoce en cada paso, en cada alfombra y en cada toque de tambor.

Las procesiones que recorren las calles empedradas de Antigua Guatemala no son solo actos litúrgicos, son verdaderos desfiles de devoción estética, espiritualidad colectiva y herencia ancestral. Son el resultado de siglos de sincretismo entre la cosmovisión indígena y la religión católica, donde se mezclan la solemnidad del rito con la fuerza del arte popular.

Ver a cientos de personas (hombres, mujeres y niños) cargar andas que superan (muchas de ellas) la tonelada de peso no es solo un acto de fe, es también una forma de pertenencia, de narrar la historia de una comunidad que ha encontrado en la Semana Santa un espejo donde se reflejan sus valores más profundos: la solidaridad, el respeto, la entrega y el trabajo en equipo.

La UNESCO lo reconoció en 2022: las procesiones de Semana Santa en Guatemala son Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este reconocimiento no solo enaltece el esfuerzo humano y artístico que hay detrás de cada manifestación, también valida la riqueza cultural que vive en las calles de Guatemala cada año durante marzo o abril.

Las alfombras de aserrín teñido, los aromas de incienso, las marchas fúnebres, los colores púrpura y negro que tiñen las ciudades... todo ello compone una sinfonía de tradiciones que emociona tanto al devoto como al visitante.

En EntreCultura creemos firmemente que la Semana Santa guatemalteca no es solo un evento religioso, sino un puente que une tiempos, pueblos y culturas. Es una celebración que, al ser compartida y preservada, se vuelve universal.

Deseamos a nuestros lectores que esta Semana Santa, disfruten de las diferentes manifestaciones que se enmnarcan dentro de este periodo de recogimiento espiritual, cultural y familiar.

EntreCultura, hace de la cultura parte de vida.

Directorio

Daniel Nájera Director General

Ventas

Colaboradores

Giancarlo Hernández Diseño y Diagramación

Pablo Lancerio plancerio@crnsa.com

Freddy Aguilar Multimedia

14 al 28 de abril

8:00 am a 5:00 pm

Exposición itinerante Tríptico 2025 Recorridos guiados de lunes a viernes, por varias sedes de la zona 1 de la ciudad de Guatemala.

Valor: Gratuito

Mayor información en los WhatsApp: 5301-0052, 5937-9821 o 5792-2887.

Mierc. a domingo de abril 10:00 am a 6:00 pm

Exposición “Para curarnos del susto” La Nueva Fábrica, Plazuela Central de Santa Ana #55, Aldea Santa Ana de La Antigua Guatemala

Valor: Desde Q. 10.00

Enytradas en las taquillas del evento.

24 de abril

• M. Dudolf

Pexeles • Wikipedia • EFE • Unsplash • Fundación La Ruta Maya

Pixabay • Recursos CCO

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Melendi en Guatemala Fórum Majadas 27 Avenida 6-40 Zona 11

Valor: desde: Q.330.00

Entradas a la venta en www. starticket.cr 8:00 pm a 11:00 pm

27 de abril

7:00 am a 12:00 pm

Carrera 21K del Café en Antigua Guatemala Finca La Azotea, Antigua Guatemala

Valor: desde Q.110.00

Entradas a la venta en www. shop.tiempototal.com.gt

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Foto: FB Pie de Lana
Foto: FB Carlos Prera
Foto: FB Melendi Tour
Foto: IG masdeporteguatemala

Jesús y la Virgen por las calles de

Antigua Guatemala

Como cada año, el cadencioso paso de las procesiones por las calles de la ciudad de Antigua Guatemala, se transforma en un momento solemne para miles de visitantes.

Redacción: Deyvid Molina / CECEG
Fotos: Deyvid Molina (DV)- Juan Silva / Unsplash (JSU)
El colorido de las alfombras elaboradas con aserrín, son una muestra de la devoción y creatividad que los antigüeños viven en cada llegada de la Semana Santa.
Jesús Nazareno de la Caída, ícono de la semana santa antigüeña. / DM

El fervor cuaresmal comienza a manifestarse por estas fechas en pueblos aledaños a La Antigua Guatemala, lugares que destacan por sus incomparables representaciones y advocaciones de Fe.

Durante los cinco domingos del período cuaresmal de algunas comunidades que rodean a La Antigua Guatemala salen procesiones que recorren la antigua capital del Reino de Guatemala.

En el primer domingo, la aldea antigüeña que fue la primera en sacar un cortejo procesional durante la época de Cuaresma es Santa Catalina Bobadilla, la imagen procesionada es Jesús Nazareno de la Salvación, obra atribuida al escultor Juan Perales hacía el decenio de 1630.

En el siglo XX la hermandad decide que la procesión llegue hasta La Antigua Guatemala y en 1948 se le cambia el recorrido por el actual. El Nazareno, fue consagrado el 1 de marzo de 2009, ostentando el título de “Protector Jurado de La Antigua Guatemala”.

Las imágenes de la Virgen María, San Juan, Santa María Magdalena, Santa Catalina de Alejandría y de los apóstoles Pedro y Santiago forman parte del trayecto procesional.

En el segundo domingo es el turno de una de las primeras aldeas que se encuentran antes de llegar a La Antigua Guatemala, Santa Inés

del Montepulciano, la cual, desde 1944 saca en procesión a la imagen de Jesús Nazareno, obra de autor y fecha anónima, la cual sin duda alguna proviene del período hispano. La Virgen de Dolores, San Juan y Santa María Magdalena forman parte del cortejo procesional, el cual sale de su templo al filo de las once de la mañana para internarse en la ciudad colonial durante varias horas del día.

Aunque Jocotenango es un municipio independiente, por su cercanía ha estado ligado históricamente a La Antigua Guatemala. De la iglesia parroquial dedicada a la Virgen de la Asunción, cada tercer domingo sale en procesión Jesús Nazareno El Dulce Rabí, probablemente del siglo XVIII.

La tradición oral refiere que fue en 1896 cuando la imagen salió por primera vez en procesión. Actualmente es acompañada por las esculturas de la Virgen de Dolores, San Juan y Santa María Magdalena. El cortejo recorre gran parte de Jocotenango y se adentra a La Antigua Guatemala. El Dulce Rabí fue consagrado el 11 de febrero de 2011 y la Virgen de Dolores el 4 de diciembre del mismo año.

Desde hace ya varios decenios, sale en solemne procesión la imagen de Jesús Nazareno de la Dulce Mirada, la cual se venera en la iglesia de la aldea Santa Ana.

Una característica sobresaliente de este Nazareno es que se su cabello está esculpido en madera, razón

por la cual no utiliza cabellera. Durante el recorrido procesional el Nazareno se hace acompañar por las imágenes de la Virgen de Dolores, San Juan y Santa María Magdalena. Jesús Nazareno fue consagrado el 25 de marzo de 2007 y la Virgen de Dolores el 6 de marzo de 2016.

Sin lugar a dudas de las imágenes de Cuaresma y Semana Santa, la más importante y reconocida en todo el país, es la venerada en la aldea antigüeña de San Bartolomé Becerra y conocida como Jesús Nazareno de la Caída.

Según la tradición oral fue tallada por Pedro de Mendoza en el siglo XVII. De acuerdo a la piedad popular, la imagen salió por primera vez en procesión en 1902. Su cortejo procesional reúne cada Quinto Domingo de Cuaresma a millares de devotos de todas partes del país y de naciones vecinas.

Fue consagrada el 5 de abril de 1987 y la imagen es acompañada por las de la Virgen María, San Juan y Santa María Magdalena. Durante el corte procesional se pueden observar coloridas alfombras de aserrín, pino, flores, frutas y pan.

Y es así como las procesiones de Cuaresma son la antesala a los solemnes cortejos procesionales que caracterizan a la Semana Santa antigüeña, nombrados Patrimonio Cultural Intangible de la Nación.

Virgen de Dolores de la Aldea Santa Ana, consagrada en 2016. / DM
Los cucurruchos, solemnes y en penitencia, lleban en hombros las bellas andas elaboradas en sus iglesias. / JSU
Las jacarandas lucen todo su esplendor en época cuaresmal, creando bellas alfombras con sus pétalos. / JSU

Sabores de Semana Santa Un recorrido gastronómico por

Centroamérica

Redacción: EntreCultura Fotos: Pixabay (PB) - Wikipedia (WP) - Flickr (FL)

La Semana Santa en Centroamérica no solo se vive en procesiones, alfombras de aserrín y actos de fe. También se saborea… ¡y de qué manera!

Este tiempo litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, es también una mezcla de sabores tradicionales que hablan de religiosidad, ayuno, mestizaje cultural y, sobre todo, memoria colectiva. En esta región de Latinoamérica, la cocina de Semana Santa no es solo alimento: es historia viva.

Un ayuno lleno de sabor

Desde la época colonial, la Iglesia Católica estableció el ayuno como práctica común durante la Cuaresma y, especialmente, durante la Semana Santa. Esto significaba la abstinencia de carne roja los viernes y el aumento de las preparaciones a base de vegetales, pescado, mariscos, granos y frutas. Pero en lugar de limitar la creatividad gastronómica, esta “prohibición” se convirtió en el punto de partida para una cocina profundamente espiritual, simbólica y, por qué no decirlo, festiva.

En Guatemala, como en muchos países centroamericanos, estas restricciones derivaron en recetas que son una auténtica joya del mestizaje cultural: herencia indígena, influencia española, tradiciones árabes e incluso africanas conviven en cada platillo.

Guatemala: la cocina como devoción

El bacalao a la vizcaína

Uno de los platillos más emblemáticos de la Semana Santa guatemalteca es el bacalao a la vizcaína, preparado con bacalao salado (importado originalmente desde Europa), tomates, papas, aceitunas, alcaparras y chiles pimientos. Su origen es vasco, pero en Guatemala se adaptó con ingredientes locales, y se convirtió en símbolo de status y devoción, reservado para los días santos más importantes.

En muchas casas, su preparación inicia desde el Jueves Santo, y se sirve el Viernes Santo como plato principal. Aunque su sabor es fuerte y salado, su presencia en la mesa simboliza respeto al ayuno y fidelidad a la tradición.

Plato de Bacalao a la Vizcaina con arroz. / Luis Figueroa - WP

Los curtidos y encurtidos

Durante la Semana Santa, la comida no sólo busca sabor, sino también duración. Por eso, el encurtido de verduras (zanahoria, coliflor, güisquil, ejote, cebolla) con vinagre y especias es protagonista en muchas mesas. Se sirve frío y acompaña tanto platos fuertes como panes y tortas.

Mole de plátano

Este no es el mole mexicano. En Guatemala, el mole es un postre espeso preparado con plátanos maduros fritos, bañados en una salsa de chocolate, canela, ajonjolí y pan tostado. Es una combinación agridulce, de profunda raíz mestiza, que se consume especialmente el Viernes Santo.

Torrejas y molletes

Los postres cobran protagonismo durante esta época. Las torrejas, rebanadas de pan remojadas en huevo y fritas, se bañan en miel de panela con especias. Los molletes, por su parte, son bollos dulces rellenos de manjar de leche, sumergidos también en miel especiada. Ambos evocan la herencia española, pero con el toque chapín inconfundible.

Empanadas de manjar

Las empanadas de Semana Santa están hechas con una masa quebradiza que se deshace en la boca, rellena de manjar blanco (una mezcla espesa de leche, azúcar, canela y maicena). Se hornean y se espolvorean con azúcar glass, y se venden en mercados y procesiones.

Centroamérica: tradiciones hermanas, sabores únicos

Aunque cada país centroamericano tiene sus propias variantes, muchas tradiciones gastronómicas se repiten, adaptadas al clima, ingredientes y culturas locales.

El Salvador

En El Salvador, también se prepara el bacalao a la vizcaína, aunque con toques diferentes, como añadir huevo duro o usar chiles jalapeños. Además, destacan los nuégados, bolitas fritas hechas con yuca o harina, acompañadas con miel de panela, y los tamalitos pisques (rellenos de frijol), muy populares en días de vigilia.

Los pescados secos, rebozados y fritos, son comunes en zonas rurales, especialmente el Viernes Santo. Y no faltan las tortas de pescado envueltas en huevo, servidas con salsa de tomate y papas.

Honduras

En Honduras, además del bacalao, son típicos los platos a base de tilapia, camarones o pescado seco, preparados con guarniciones de arroz, ensalada y tajadas de plátano verde.

Uno de los postres más esperados es el arroz con leche perfumado con canela y clavo, y las rosquillas en miel, una delicia elaborada con maíz, queso y dulce de rapadura.

Los camarones en sus distintos métodos de preparación es uno de los platillos con mayor demanda (luego del pescado) en época de Semana Santa: Camarones al ajillo, ceviche de camarones, camarones empanizados... en fin... toda una delica gastronómica. / PB
Mole de plátano. / Axel - FL

Nicaragua

La Semana Santa nicaragüense es rica en pescados y mariscos. El indio viejo (un guiso espeso con maíz, achiote, carne vegetal o mariscos) y la sopa de queso (con bolitas de cuajada frita, tortillas y chile) son platos infaltables. También se consume el gaspar, un pez de río de carne firme, preparado asado o en sopa.

El almíbar, postre tradicional, combina frutas tropicales (papaya verde, jocote, mango, plátano maduro) cocidas en dulce de panela con canela y clavo. Es un manjar que simboliza la dulzura del perdón.

Cultura, fe y gastronomía: una mesa sagrada

Lo que une a todas estas tradiciones no es solo la fe religiosa, sino la forma en que la comida se convierte en un acto cultural, social y espiritual. En la mayoría de comunidades, la preparación de estos platillos es colectiva: abuelas, madres, hijas y vecinos participan en largas jornadas de cocina, donde el alimento es excusa para compartir historias, silencios y emociones.

Además, la venta de comida en procesiones, mercados y atrios de iglesia es un motor económico temporal para muchas familias. En Antigua Guatemala, por ejemplo, la venta de empanadas, tamales y refrescos tradicionales en Semana Santa es parte esencial del paisaje urbano y cultural.

Simbolismos y mensajes

La cocina de Semana Santa está llena de simbolismos. El uso de ingredientes como la miel (símbolo de pureza), el pescado (símbolo cristiano desde tiempos romanos), y el pan (representación del cuerpo de Cristo), convierte cada plato en una especie de liturgia gastronómica.

Incluso la preparación colectiva recuerda el valor del sacrificio, la solidaridad y el compartir con el prójimo. Se cocina más de lo necesario para “dar a los que no tienen”, una práctica que aún pervive en muchos barrios tradicionales.

Fuentes:

Aguilar, M. (2009). Sabores de la tradición: Cocina guatemalteca de Cuaresma y Semana Santa. Editorial Piedra Santa.

Instituto de Antropología e Historia de Guatemala (IDAEH). (2017). Gastronomía tradicional guatemalteca en Semana Santa.

López, R. (2015). Gastronomía religiosa en Centroamérica: Origen y simbolismo. Universidad Centroamericana (UCA).

Revista Cultura de Guatemala. (2018). Edición especial de Semana Santa: Fe y cocina tradicional.

Recopilación de recetas tradicionales del Ministerio de Cultura y Deportes de El Salvador. (2020).

Entrevistas orales con portadoras de tradición en La Antigua Guatemala y Jalapa, realizadas entre 2018 y 2023.

Rafael y el señor sepultado de Santa Catalina

Tradición oral entre La Antigua y la Nueva Guatemala.

Redacción: Oscar Barú, Necroturismo en Guatemala Fotos: David Lorenzo (DL) - Roberto Broll (RB) SEL - Sepultado Santa Catalina Oficial (SSC)

Rafael del Llano estaba exhausto. Conducía por la calle del Teatro, el landó de alquiler del cual era cochero. Era la noche de un viernes santo ya bastante avanzada.

Regresaba a los establos de Schumann a guardar el landó, en el barrio de Santa Catalina.

Rafael, estaba cansado y triste. El ambiente impregnado de incienso y aroma a flor de corozo, pesaba sobre su espíritu.

Atravesó la calle de La Concepción, y vio la hora en uno de los relojes de la Catedral.

Hay razón para estar cansado ─musitó─ si son ya más de las once.

En su mente bullía el recuerdo de los acontecimientos del día: había transportado a muchas personas a las distintas procesiones que recorrieron los barrios y las calles de la ciudad.

Ese año ─pensaba─, por primera vez en mucho tiempo, el Señor Sepultado de la iglesia de Santa Catalina no había salido en procesión. Muchas habían sido las causas, pero su desolación era mayor pues además de cargarlo, le profesaba una fe inmensa.

La imagen del Sepultado de Santa Catalina, fue restaurada por el IDAEH recientemente. / SSC

¡Ah sí! ─se decía─, Qué milagroso es el sepultado de Santa Catalina. Recordaba a su abuela contarle la historia del Señor, allá en Santiago de Guatemala, mucho tiempo antes del terremoto de Santa Marta.

Le contó que una noche el Hermano Pedro se encontraba rezando a los pies del crucifijo, en una iglesia cuyo nombre había olvidado.

Era ya muy tarde, pasaba la media noche… y cuando más arrobado se hallaba en su oración el Santo Hermano, escuchó la voz del crucificado que le decía:

Pedro, hijo mío, quiero ser sepultado en el coro bajo de las Catalinas.

El Hermano, sin titubear, se dio vuelta y recibió la imagen sobre sus hombros y salió muy despacio a la oscuridad de la noche. El peso del crucificado doblegaba su espalda.

Por ser la imagen más alta que él, se vio obligado a arrastrarle los pies por el empedrado de las solitarias calles de la urbe. Así después de largo y penoso recorrido, llegó al Convento e iglesia de las Catalinas. Allí lo depositó el Hermano Pedro, con sumo respeto.

Testimonio de ese milagro eran las raspaduras hechas en los pies y que la imagen todavía presentaba después de tantos y tantos años. Rafael las había visto y palpado.

Según su abuela, aquel suceso había estimulado a miles de fieles a acercarse a adorar al crucificado que había querido ser sepultado en aquel lugar.

Después de los terremotos de Santa Marta, el Señor fue trasladado a la Nueva Guatemala y colocado en una capilla de la iglesia del Convento, que las monjas Catalinas habían mandado levantar, y donde hoy se encontraba.

Abstraído estaba en estos pensamientos, cuando de golpe, las notas fúnebres de una marcha le hicieron volver en sí y buscar el lugar de donde provenía.

─¡No es posible! ─exclamó─ la procesión de Santa Catalina… ¡Y tan tarde! ¡Pero si me dijeron que no saldría este año!

En efecto, a lo lejos veía Rafael, viniendo de la calle del Olvido y doblando la esquina del convento de las Catalinas, rumbo al templo, el anda en que descansaba la urna de oro del Señor Sepultado. Una banda de músicos marchaba tras ella. Abriendo

la procesión, los ciriales llegaban ya casi hasta la puerta del templo, y luego dos columnas de cucuruchos con túnica negra y velas encendidas en las manos caminaban silenciosos y con lentitud a la vera de la calle…

¡Si camino rápido ─se dijo el cochero- alcanzaré la bendición! Y apresurando el paso de su caballo, salvó veloz las dos cuadras que aún le faltaban. Al llegar al atrio del templo su espanto fue tremendo… ¡no había nada! ¡la procesión había desaparecido!

Un viento fuerte se levantó y Rafael, clavado en el coche, como una estatua, no acababa de comprender. Un sudor frío sacudía su cuerpo, hasta que cayó desfallecido en el pescante del landó.

El caballo, ya sin dirección y siguiendo su instinto, se encaminó a los establos de Schumann, ubicados en la calle posterior del templo.

A la mañana siguiente encontraron el landó en el patio central con el cadáver de Rafael del Llano en su interior, horriblemente crispado.

Y, desde entonces, el señor sepultado de Santa Catarina jamás volvió a salir en procesión...

El Santo Hermano Pedro, está enlazado con la historia de la imagen en el ingreso a la Antigua Guatemala. / DL
El año 2009 marca la historia del reinicio de la procesión en Viernes Santo de esta bella y anecdótica imagen. / SSC
La capilla es adornada bellamente en Cuaresma y Semana Santa. / RB
El pie izquierdo de la imagen, aún conserva las raspaduras del empedrado antigüeño. / SSC

Retrato del pintor Francisco de Goya (1826), por Vicente López, Museo del Prado, Madrid. / WP

de La PiedadFrancisco Goya

Redacción: Amalia González Manjavacas Fotos: Pixabay (PB) - Wikipedia (WP)

‘La Piedad’, una obra de la etapa temprana del pintor aragonés Francisco de Goya (1746-1828), ha sido adquirida recientemente por valor de 1,5 millones de euros por el Ministerio de Cultura español.

Este cuadro, inédito hasta época muy reciente, ha permitido conocer mejor la escasa pintura religiosa devocional de Goya de época muy temprana.

La piedad y la Semana Santa

Nos centramos en esta Piedad de Goya, porque nada como este tema iconográfico para representar (junto con La Crucifixión) los momentos cruciales de la Semana Santa, una de las manifestaciones de la religiosidad católicas más extendidas, una cita fundamental de nuestro calendario que, año tras año, congrega a miles de creyentes, o no, curiosos que, con distintas motivaciones participan de este acontecimiento social, religioso y cultural.

La Piedad recrea iconográficamente el momento en el que el cuerpo de Jesucristo desprendido de la cruz yace sobre el regazo de madre.

La nueva casa de La Piedad

El destino de esta pintura de caballete de Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza,1746 - Burdeos, Fracia,1828) tras su adquisición, ha sido el Museo Nacional del Romanticismo, un museo no tan conocido pese a estar enclavado en un palacete de Chueca, uno de los barrios más populares y castizos de Madrid.

Este museo alberga una interesante colección de pinturas, mobiliario y artes decorativas del siglo XIX donde se recrea la vida cotidiana y la atmósfera de la alta burguesía durante el Romanticismo, movimiento cultural que en la primera mitad del XIX sacudió en toda Europa el corazón de los jóvenes artistas, intelectuales y políticos.

La Piedad del Vaticano o Pietà es un grupo escultórico en mármol realizado por Miguel Ángel entre 1498 y 1499. Sus dimensiones son 1,74 por 1,95 m. Se encuentra en la Ciudad del Vaticano.

Un poco de historia

Pero dejemos el museo para otra ocasión y volvamos al lienzo del genio aragonés.

Este lienzo, fechado entre 1772 y 1774, que conserva su tela y bastidor originales, permite conocer mejor la escasa pintura de temática religiosa del pintor de Fuendetodos de época tan temprana, todavía influido por la pintura rococó, de tonos pasteles y luminosos y de trazo delicado, un lienzo que pese a haber sido objeto de múltiples solicitudes para su préstamo siempre se han denegado al tratarse de una obra extraordinaria y de tal rareza y de los pocos ejemplos de obra religiosa de caballete de fechas tan temprana.

En efecto, la piedad fue pintada por un joven Francisco de Goya de entre 26 y 28 años, tras su estancia en Roma, siendo su fuente inspiración ‘La Piedá’ de Miguel Ángel así como otros modelos de Carracci o Giaquinto que siguen ese mismo patrón. Tras su regreso a Zaragoza, Goya expresó esta evolución en sus trabajos en la Basílica del Pilar y en la Cartuja Aula Dei, donde ya se deja ver un estilo similar al que dejó en su ‘Piedad’.

“Se trata de una obra de juventud que hasta 2011 permaneció anónima. Pertenece a un periodo muy desconocido de Goya, que corresponde a su etapa formativa en Roma. Se cree que fue el momento en que conoció la obra de Miguel Ángel, bien personalmente o bien a través de grabados”, explicó

la directora del Museo del Romanticismo, Carolina Miguel durante la presentación de la obra.

La Piedad, una de las pocas obras devocionales del aragonés

Tanto por la temática y como por su tamaño de poco más de 83 x 58 centímetros sugieren que fue un encargo de algún eclesiástico o perteneciente a la burguesía zaragozana para cumplir una función devocional privada. Es posible que en el pasado formara pareja con otra obra: la Virgen con el Niño, de casi idénticas medidas.

A mediados del siglo XIX esta obra pertenecía a un canónigo, por lo que permaneció en una colección de Zaragoza hasta su adquisición por un coleccionista particular de Barcelona en 2008.

La subasta de La Piedad

Salió a subasta en Madrid en noviembre de 2022, con un precio de salida de 3 millones de euros, sin obtener comprador. Fue un año después, en diciembre de 2023, cuando el Ministerio de Cultura español adquiere la obra por 1,5 millones de euros, y la destina a la colección permanente del Museo Nacional del Romanticismo, museo de titularidad estatal.

“La obra desprende un clasicismo italiano muy contundente. La figura de Jesucristo recuerda

Vista de la iglesia de La Cartuja de Aula Dei de Zaragoza, con uno de los siete murales pintados al óleo por Francisco de Goya sobre 1774. / Javier Cebollada - EFE

más a las obras de Miguel Ángel. Es una escena especialmente dramática en la que no faltan los clavos o la corona de espinas. De fondo se ve un paisaje que apenas tiene protagonismo, lo que aumenta la sensación de soledad de las figuras principales”, destaca Carolina Miguel.

En enero de 1775, Goya partió hacia Madrid para pintar cartones para tapices de la Real Fábrica de Santa Bárbara. Su marcha a la Corte será un punto de inflexión en su carrera profesional, llegando a ser primer pintor de cámara en 1799.

Descripción artística

La composición de esta Piedad se centra en las dos figuras protagonistas, esa madre niña, la Virgen María que sujeta en su regazo el cuerpo hercúleo de su hijo Cristo recién muerto, que todavía parece respirar. Por detrás, se aprecia una parte de la cruz y a los pies de las figuras encontramos símbolos de la Pasión: la corona de espinas, el cartel con el acrónimo INRI y los clavos de la crucifixión.

La disposición anatómica de Cristo, y aún más su postura, resulta un tanto artificiosa, así como la actitud de la Virgen, suplicante mirando hacia arriba, que recuerda (como decimos) sobremanera a La Piedà de Miguel Ángel. El gesto de la Virgen María, que extiende sus brazos con emoción contenida, recuerda también a La Pietà de Agostino Carraci (1579), obra que Goya conoció a través de ilustraciones.

Sobre un fondo de penumbra, las impotentes figuras quedan resaltadas por un foco de luz blanca, externa al cuadro, que potencia su monumentalidad a la vez que aviva las tonalidades pasteles del azul y el rosa de las indumentarias.

El dolor pero contenido del rostro de la Virgen, así como las patéticas laceraciones, profundos cortes en la piel del cuerpo de Cristo, se subordinan a un sentido de elegancia academicista y un cromatismo que, desde un punto de vista estilístico, aproxima esta pintura a algunas escenas de la Cartuja de Aula Dei de Zaragoza, una de las obras más originales de esta misma etapa de juventud y donde demostró dominar pintura mural de grandes dimensiones.

Una vez concluya su estudio detallado se expondrá en el oratorio, un lugar adecuado puesto que era la estancia en la que las familias burguesas del siglo XIX solían poner las pinturas devocionales de ámbito privado, origen de esta obra.

Del pasto de las llamas en Trujillo, Honduras, a la devoción en Santiago de Guatemala.

Redacción: Devoción y Tradición Fotos: Devoción y Tradición

El Templo histórico de San Francisco resguarda, en su interior, un sin fin de joyas escultóricas de gran valor artísticos, pero, aún más importante, de gran valor devocional; tal es el caso de la Inmaculada Concepción de María, conocida también como “Virgen de los Reyes”, o la imagen de Jesús Sepultado, llamado “El Cristo de la Penitencia”.

Pero, entre todas estas bellas tallas, se encuentran las reliquias de lo que alguna vez fue el Cristo de Trujillo. Estas reliquias las puedes ver en un pequeño camarín ubicado debajo del Cristo de la Preciosa Sangre, en la capilla derecha al ingresar al recinto. Es el cronista fray Francisco Vásquez quien nos ha heredado la historia del Cristo de Trujillo y que ahora te contaré.

Trujillo, víctima de los piratas holandeses

En 1642, Trujillo, una región de Honduras, fue invadida, saqueada y quemada por los piratas holandeses quienes andaban en búsqueda de metales y piedras

El Cristo de Trujillo, llamado también como Santa Cabeza, es una reliquia antiquísima, venerada en la Iglesia de San Francisco de la ciudad de Guatemala.
Escudo de la Cofradía que tiene a su cargo el cuidado de la reliquia.

preciosas; la Iglesia católica también sufrió de su codicia, furia y destrozo. La mayoría de las imágenes religiosas fueron mutiladas y muchas otras fueron quemadas hasta quedar reducidas en cenizas.

Fray Anselmo de las Huertas -con un gran esfuerzo y peligro- logró rescatar de entre los destrozos, dos piezas de un crucifijo que era venerado en aquella ciudad: la cabeza y el brazo derecho. Protegiéndolas y resguardándolas en calidad de reliquias, viajó con ellas hacia el norte, hasta llegar a la Iglesia de San Francisco El Grande, ubicada en la ciudad de Santiago de los Caballeros, lo que hoy conocemos como Antigua Guatemala.

Dolor convertido en devoción

Los franciscanos las recibieron con gran sentimiento de dolor, y las colocaron en una urna con cristales en el primer cuerpo del Altar Mayor.

No pasó mucho tiempo para que las reliquias comenzaran a tener gran veneración al punto que, entre los fieles, se formó una cofradía que trabajó por darles culto; una de las principales actividades que realizaron fue la de una solemne procesión matutina el Miércoles Santo -según escribe Fuentes y Guzmán en su Recordación Florida- que recorría las principales calles de la ciudad. En sus escritos podemos leer: “…aquí consagrados y piadosos cultos, con júbilo y una devotísima y educativa procesión, el Miércoles Santo, por la mañana, se predican y ejercitan los desagravios de tantos sacrificios impropios, que fuera de separar y resumir los santos miembros de su sagrada efigie el golpe violento y atrevido de rabiosas y

descomulgadas manos de aquellos herejes, manifiesta una sangrienta y rota herida derecho del labio inferior, de donde dicen que al tiempo de recibirla de aquellos impulsos sacrílegos, vertió de ella la sangre que hoy se manifiesta haber corrido de su cisura, que como de un cuerpo natural se ve desunido y separado en un cutis del otro.

Es verdaderamente hermosísima y edificativa su divina imagen, y que la hace más venerable y devota el celo y el cuidado de su atentísimo culto; pues sólo gozan los fieles el consuelo de verla y venerarla una sola vez en el año…”

Dicha procesión contó con el acompañamiento de las principales autoridades del Reino y de un gran número de fieles, cuando enfilaba por la Calle de la Nobleza hacia el barrio de Santo Domingo y luego en su estación en la S. I. Catedral. Su retorno al templo era a media tarde.

Luego de que la ciudad fuera fuertemente dañada por los terremotos de Santa Marta, las reliquias, junto con las demás imágenes de gran veneración, fueron trasladadas el Templo de San Francisco, en la nueva ciudad de Guatemala.

Lamentablemente, el proceso independentista, hace 203 años, hizo que se suspendieran los trabajos para finalizar el templo, además que fue saqueado por los liberales, lo que inició un proceso en el que con el pasar de los años, la devoción, veneración y la procesión se extinguieran por completo.

Al igual que Guatemala, Honduras celebra la Semana Santa con igual devoción, en cada uno de los rincones de su bello país.

Además de la cabeza, un brazo semi destruido es lo único que queda de esta imagen, que fue víctima de los piratas holandeses.

Las alas de Don Mateo

“Nunca

hay que dejar de creer”

En el pequeño pueblo de Santa Clara, todos conocían a Don Mateo, un anciano zapatero de manos torpes pero corazón inmenso.

Don Mateo vivía solo en una casita de adobe, con una radio antigua, una vela siempre encendida, y un retrato de su difunta esposa.

Cada Semana Santa, Don Mateo realizaba una tradición que para muchos era… extraña.

Subía a la loma más alta del pueblo con dos alas de cartón que él mismo construía, pintadas de blanco con pinceladas torpes, pero llenas de fe. Decía que así se sentía más cerca del cielo, más cerca de Dios… y más cerca de su esposa.

Los niños del pueblo, curiosos, lo seguían a escondidas y se reían bajito. Algunos adultos murmuraban que se le habían ido las ideas con los años. “Viejo loco”, decían. Nadie entendía por qué seguía con esa costumbre, año tras año, sin faltar uno solo.

Un Jueves Santo, una tormenta sorprendió al pueblo. Don Mateo no bajó de la loma.

Alarmados, algunos vecinos subieron a buscarlo. Lo encontraron empapado, sentado en su roca favorita, con las alas dobladas por la lluvia, pero con una sonrisa serena en el rostro.

¿Por qué sigues haciendo esto, Don Mateo?, le preguntó Carmen, una joven maestra que había regresado de la ciudad.

Él miró al cielo gris y respondió con voz pausada:

Porque yo creo que Dios no solo escucha las oraciones que se hacen en las iglesias. A veces, también escucha las que uno lanza al viento con esperanza…

Estas alas no me hacen volar, hija, pero me recuerdan que mi fe no necesita explicación, ni permiso.

Cuando las hice por primera vez, fue porque soñé que mi esposa volaba hacia la luz, y me dejaba una palabra: “confía”. Desde entonces, cada Semana Santa, subo aquí con estas alas… no para que me vean, sino para no olvidar que lo invisible también se celebra.

No necesito que crean lo mismo que yo, solo que me dejen creer a mi manera.

Esa noche, Carmen escribió en redes sociales la historia de Don Mateo. No con burla, sino con respeto. Al día siguiente, varios vecinos subieron a la loma. No a reírse. A acompañarlo.

Llevaron chocolate caliente, paraguas, y hasta ayudaron a reforzar sus alas con cartón nuevo. Don Mateo lloró en silencio. Nadie lo llamó loco ese día.

Desde entonces, la tradición cambió. No porque se dejara de creer diferente, sino porque por fin se entendió algo más profundo: cada fe tiene su forma, y ninguna es pequeña cuando viene del corazón.

La abuelita de Caperucita se quedó rodeada de todos los lobos... ¡encontrémosla rápido para salvarla!

Maxillariella tenuifolia

(Lindl.) M.A. Blanco & Carnevali 2007

Etimología:

Maxillariella: aunque el significado no se encontró en la publicación original, el sufijo “ela” en latín, es para volver la palabra a un diminutivo, “pequeña Maxillaria”.

Tenuifolia: de las palabras, tenue: delgado, delgado y Folia: hoja, la de hojas tenues o delicadas.

Sus nombres comunes, tiene que ver, con su aroma. “La orquídea coco” o “la orquídea tarta de coco”. Tiene un olor, que nos recuerda el clima de donde proviene.

ORQUIGONIA:

Km 206 Ruta de las Verapaces, Cobán A.V.

●Facebook: Orquigonia ●Instagram: @orquigonia

●WhatsApp: 00502 4740-2224 ●Tiktok: @orquigoniagt

Imagen obtenida del Fb: Gergely Dudás - Dudolf

El llamado de la ballena jorobada

La ballena jorobads una de los ballenas más grandes, los adultos tienen una longitud de 12 a 16 m y un peso aproximado de 36.000 kg.

El llamado de la ballena jorobada produce un sonido más alto que el del Concorde y puede ser escuchado a 926 Km. de distancia.

¿Quién

EL AERÓGRAFO

El aerógrafo fue inventado en 1879 por Abner Peeler. Es un dispositivo que usa aire comprimido para pulverizar pintura en una fina niebla, permitiendo aplicaciones precisas y uniformes. Se utiliza en arte, maquillaje, diseño gráfico y más, logrando acabados suaves y sin trazos visibles, imposibles con brochas tradicionales. FUENTE: Wikipedia. Compartido con fines educativos.

Catarata de Pajaj, ubicada en el municipio de San Pedro Soloma, al norte de Huehuetenango. / Wikipedia

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